Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada.

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Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata

 

Eduardo Galeano

 

Carmen llega casi todos los días a trabajar al río Guapinol. Durante las 10 horas que le lleva lavar varios sacos de ropa, sus hijas juegan en el agua y en la tierra a su alrededor. Su esposo se fue en octubre, en la primera caravana que salió desde San Pedro Sula, rumbo a Estados Unidos. «Se enteró por las noticias, un sábado –me dice– “fíjese que salió la caravana, alísteme al niño –de 8 años– que yo me voy” y al siguiente día salió», cuenta Carmen, mientras lava el uniforme del equipo de fútbol femenino de la comunidad.

El río Guapinol tiene dos meses de mantener clara su agua, luego que se instalara un campamento contra las operaciones de la empresa minera Inversiones Los Pinares que había enviado sedimento al agua con la apertura de una carretera.

Ahí lava Carmen, la ropa de algunas familias de la comunidad para poder ganar 200 lempiras diarios (aproximadamente 8 dólares), cuando el río estuvo sucio eso no la detuvo. «La ropa blanca en ese tiempo me quedaba amarilla y los clientes se enojaban, no les gustaba como quedaba, pero eso ya no era culpa de uno. En las llaves también llegaba así, yo solo tenía acceso a esta agua», dice, mientras termina uno de los sacos llenos de ropa sucia, su tarea del día.

La explotación minera en Tocoa actualmente acapararía gran parte del territorio, hay seis concesiones aprobadas en el municipio y existen otras 34 en solicitud. La situación a nivel nacional es más grave, son al menos 300 concesiones aprobadas en la última década y hay más de 600 esperando aprobación.

Carmen lava el uniforme del equipo de fútbol femenino de la comunidad de Guapinol mientras la menor de sus hijas juega a un lado de ella, dentro del río. Foto: Martín Cálix.
 

La empresa Los Pinares que tiene la concesión minera que afecta al Río Guapinol, es del empresario Lenir Pérez, yerno del fallecido Miguel Facussé, quien fue presidente ejecutivo de la empresa Dinant y terrateniente productor de palma africana involucrado en el conflicto agrario en el Aguán.

Para otorgarle las concesiones a Pérez, el Congreso Nacional redujo 200 hectáreas de la zona núcleo del parque Nacional Carlos Escaleras que abastece a 34 microcuencas del sistema de agua de seis municipios de Colón.

Leer más en Una mina, una carretera y la lucha por el agua 

Carlos, el esposo de Carmen, tiene una fotografía de ella y sus hijas en whatsapp, la comunicación es difícil pero cuenta a través de notas de voz que decidió irse al ver lo que le pasaría a su comunidad.

«Quiero llegar y pedir asilo por lo que está pasando en mi comunidad, mandar a traer a mi familia y ver si consigo apoyo internacional para Guapinol». Carlos, que salió con apenas 2 mil lempiras ($81.97), caminó desde San Pedro Sula huyendo de la pobreza, el acaparamiento de su territorio y las estrategias represivas que el Estado implementa para proteger los 300 millones de dólares que genera la inversión privada en el país.

Desde que Carlos –esposo de Carmen– y su hijo mayor se fueron en la primera caravana migrante de hondureños, Carmen y sus dos hijas lo único que tienen para sobrevivir es el trabajo de lavado de ropa en el río Guapinol. Foto: Martín Cálix.
 

Guapinol forma parte del Bajo Aguán, es decir, todas las zonas que rodean el Río Aguán en el departamento de Colón en más de 150 mil hectáreas. En él se siembran extensos cultivos de maíz, frijoles, arroz, banano, café y palma africana. Durante décadas el Aguán vive en conflictos agrarios por la posesión de las tierras, recientemente se ha sumado también una lucha contra los proyectos extractivos como la minería.

En el Aguán todo parece arreglarse con armas, el conflicto de Guapinol llegó a su pico más alto después de un desalojo violento donde hubo muertos, dos de ellos miembros del ejército.

De eso huyó Carlos en la primera caravana que salió del país, los datos en aquel momento mencionaban que eran al menos 8 mil personas, sin embargo las cifras del Sistema Nacional de Control Biométrico Migratorio de Honduras contabilizan que solo entre el 15 de octubre y el 18 de noviembre retornaron más de 7 mil personas.

«No le podría decir cuánto solo que caminamos exagerado hasta el punto de que los pies ya no nos resistían por el sol, por la comida –suspira– esa experiencia a nadie le gustaría pasarla». Carlos se encuentra en Tapachula, ha detenido su camino hacia Estados Unidos de manera momentánea junto a otras 3 mil personas en la espera de que México les conceda asilo para conseguir un trabajo y continuar su camino hacia Estados Unidos, ése es su destino final.

Carlos cuenta que las autoridades mexicanas les ofrecieron esperar 45 días por una credencial que los acreditaría durante un año para estar en México, pero que ellos no sabían que eran días hábiles y que no era seguro que les dieran los papeles, mientras tanto les toca ir a firmar cada ocho días.

«Si ellos nos hubiesen explicado eso desde el principio, quizá hubiésemos seguido para arriba porque la verdad todos tenemos la ilusión de ese papel para poder seguir. Muchos se sienten desesperados porque nos tratan de manera inhumana, como que no nos quisieran ver y es algo que ni siquiera nosotros pedimos sino que prácticamente nos obligaron porque o nos quedábamos aquí o nos deportaban», Carlos explica que ya lo hablaron y si todos no reciben sus papeles, no van a esperar más y seguirán su camino como lo han hecho hasta ahora.

Los días de Carlos y de su hijo han sido duros, el único apoyo que tienen es del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que los apoya con dinero para tener donde dormir y un poco de comida, pero que a nadie le ajusta y no pueden conseguir trabajo, «lo primero que preguntan es si tenemos papeles, como somos migrantes o no nos dan o nos tratan de explotar». Carlos es mecánico y quiere trabajar de eso en Estados Unidos, pero dice que su prioridad es poner a su hijo a estudiar, que tiene miedo de volver a Honduras porque dice que regresará «con un récord», y entonces todo le será más difícil.

En Guapinol cuentan que al menos 5 personas han sido desplazadas producto del conflicto con la mina, algunos bajo amenazas de muerte, otros por temor al futuro que les cuentan, «se van a Estados Unidos a buscar ese sueño Americano que Donald Trump les destruye a cada rato, pero, ¿qué pasaría si todos nos vamos? Esta pelea no se gana huyendo», dice Victoria, una de las líderes de Guapinol. Con el murmullo del río de fondo dice: «Yo quiero que mis hijos y mis nietos vivan aquí, yo quiero envejecer aquí al lado del río».

Las personas que habitan en Guapinol mantienen ánimos al ver que los meses de lucha dieron respuestas y el río se tornó claro de nuevo, aunque menos caudaloso. «El murmullo de este río es el que habla, el que nos pide a gritos que lo están destruyendo, son monstruos los que están arriba de esa montaña destruyendo nuestras fuentes de agua».

Sin embargo la situación parece agudizarse con el paso del tiempo, el Ministerio Público libró 18 procesos judiciales contra distintos miembros de la comunidad que asistían al campamento, y hace menos de un mes se detuvo a Jeremías Martínez, un habitante de la comunidad La Concepción que tiene 65 años y está acusado por la empresa Inversiones Los Pinares de ser responsable de varios delitos.

Actualmente la zona vive en medio de intimidaciones, hay un retén militar en la entrada a la comunidad y a diario pasan varios patrullajes, las personas que antes convivían durante la noche, ahora se quedan en sus casas cuando el sol se oculta.

Esta información concuerda con las 286 denuncias que ha recibido el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (CONADEH) en Tocoa, Colón, en su mayoría por amenazas. «Lo más reciente un poco por parte de las autoridades, sectores de la población que se han sentido últimamente intimidados por la cuestión de patrullajes de Policía Militar y Nacional», menciona Janeth Lara, directora interina del CONADEH.

Para responder a este conflicto, la Corporación Municipal al mando del alcalde de Libertad y Refundación (LIBRE), Adán Fúnez, propuso realizar un plebiscito manejado por el Tribunal Supremo Electoral o desde el Congreso Nacional. Ante esto, la población en contra de la minera ha realizado reuniones en la que señalan desconfiar de ambas instituciones y que lo que exigen es un cabildo abierto participativo para declarar todo el municipio libre de minería.

 
Guadalupe Casasola, de 54 años, observa la plantación de palma aceitera de la comunidad de Luxón y que ahora está en disputa con la cooperativa Unión San Francisco. El monocultivo de palma aceitera cubre la mayor parte del territorio en el Valle del Aguán. Foto: Martín Cálix.
 

Entre la montaña minada y un valle inundado de palma

El Aguán tiene la segunda tierra más fértil del país y es el segundo valle más grande, la mayoría de la población se dedica principalmente a la agricultura y en menor escala a la ganadería. Sin embargo, a pesar de la productividad de la zona, la pobreza es de 50% según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), los campesinos y campesinas consumen de sus cultivos y venden otra parte para tratar de cubrir necesidades básicas.

El Aguán además de ser un territorio fértil para cultivos, también ha sido parte de la ruta de narcotráfico del Atlántico.  Los Cachiros, uno de los carteles de tráfico de drogas, recientemente golpeados por la entrega voluntaria de sus líderes a las autoridades estadounidenses, tenía mucho control territorial en la zona y poseía vínculos con el poder político.

Los Cachiros durante sus declaraciones en el juicio de Fabio Lobo, hijo del ex Presidente Porfirio Lobo Sosa, señalaron a varios políticos de recibir sobornos y participar en reuniones de negociación, entre ellos el ex diputado por Colón, Óscar Nájera, al hermano del ex Presidente Porfirio Lobo, Ramón Lobo, e incluso a Tony Hernández, hermano del actual Presidente hondureño, Juan Orlando Hernández. Según las declaraciones, los políticos recibían apoyo económico a cambio de seguridad y de agilizar trámites en la creación de empresas donde lavaban dinero, en estos intercambios Los Cachiros también obtuvieron al menos 6 concesiones mineras en los departamentos de Tocoa y Olancho.

Otros de los políticos mencionado por los Cachiros es el actual alcalde de Tocoa, Adán Fúnez, a quien señalan que recibió sobornos a cambio de su apoyo. Recientemente Fúnez negó estas declaraciones expresando desconocer a Los Cachiros, sin embargo durante un cabildo en el sector San Pedro en 2016, Fúnez, reconoció públicamente que la concesión Minera que actualmente tiene Inversiones Los Pinares, originalmente era de Los Cachiros, de quienes además aseguró eran sus amigos.

Esta situación ya la conocía la mayoría de las 16 comunidades del Sector San Pedro, ubicado a 13 kilómetros de Tocoa cuando comenzaron su lucha contra la minera antes que Guapinol. Desde 2012 gran parte del sector rechazaba las dos concesiones mineras otorgadas a Los Cachiros y que luego fueron trasladas a la empresa Inversiones Los Pinares, pues el área para la explotación enmarca dos comunidades del sector que están dentro en la zona núcleo del Parque Nacional Carlos Escaleras y todo el caudal del río San Pedro nace en ese parque.

A las comunidades las dividen kilómetros, la gente se moviliza caminando por horas o en motocicletas, caballos y automóviles diseñados para montaña. Todas comparten espacio con el río San Pedro, por eso cuando llueve hay lugares que quedan incomunicados por días. A pesar de esto, la noticia de la minera se esparció rápido. «Aquí inició la lucha hace seis años pero nos invisibilizan, en los documentos del gobierno este sector ni siquiera aparece. Creo que es una estrategia de los mineros, hacerle creer a la gente que este es un sector despoblado», cuenta don Antonio quien vive casi en la cima de la montaña.

Según los habitantes de San Pedro, la minera Los Pinares intentó ingresar por sus comunidades ofreciéndoles una carretera nueva, pero la mayoría de la población se opuso, más tarde se enteraron que habían ingresado por otro sector de la montaña, una comunidad llamada La Ceibita.

De esta situación las comunidades de Las Mangas y Malafalda fueron directamente afectadas, su único proyecto de agua proviene del río San Pedro o de microcuencas que nacen ahí. «A veces pasamos hasta 15 días que no tenemos agua en la llave entonces nosotros acudimos directamente al río. En ese tiempo a nosotros hasta se nos nacía la ropa porque no la podíamos lavar porque si la metíamos al río salíamos lodosos hasta los ojos. La gente tenía miedo hasta de cruzarlo», dice doña Marcela, habitante de Las Mangas.

La mayoría de las comunidades se dedican a la agricultura, en el sector San Pedro se cultiva maíz, frijoles, arroz y café. «Nosotros somos labradores y por eso estamos dispuestos a defender nuestro territorio, si dejamos que exploten nuestro sector no sabemos para donde vamos a agarrar».

Hasta el momento el sector Río San Pedro ha comenzado a sufrir las primeras consecuencias de la explotación minera. El volumen del agua en su río es menor y casi no hay peces, la población ha comenzado a ver la militarización en su zona «muchas veces con la excusa de perseguir delincuentes y droga pero en el fondo es la persecución de líderes y la población que se opone a estos proyectos mineros», finaliza uno de los habitantes.

Al sector de la Abisinia, a 24 kilómetros de Tocoa, lo amenaza otra concesión minera cercana a la zona donde habita la comunidad, la concesión le fue otorgada a la empresa Industrial Mining Group S.A de C.V bajo el nombre de Minera La Bendición, aunque no hay registros públicos de sus dueños, las personas de la comunidad dicen que pertenecía al cártel de los «Valle Valle», quiénes actualmente se encuentran extraditados y con procesos judiciales por narcotráfico en Estados Unidos.

La Abisinia tiene cerca de 3 mil habitantes, con más de 16 comunidades en el camino. Para llegar al centro hay que recorrer cerca de una hora y media en carro, algunas partes de la carretera están divididas por corrientes del Río Tocoa y cuando llueve pueden quedarse incomunicadas varias zonas durante días, en algunos puntos la carretera puede fraccionarse y derrumbarse.

La concesión está otorgada a 1 km del centro de la aldea por 600 hectáreas de territorio, las casas más cercanas que pertenecen a un sector de La Abisinia llamado Barrio Nuevo tienen menos de medio kilómetro de distancia. La mina no solo amenaza sus viviendas, también las quebradas Pinares y La Zumbadora, así como todo el Río Tocoa que es la principal fuente de agua del municipio de Tocoa.

La primera vez que escucharon sobre la mina fue cuando la antigua coordinación del patronato firmó los permisos para la exploración minera, la nueva junta dice no estar de acuerdo con eso, que les han ofrecido firmar un convenio para que entre y que si la mina no cumple con lo establecido, pueden sacarla «nosotros somos uno solo con el sector San Pedro y con Guapinol, no queremos minas y punto» señala don Gerardo, habitante de La Abisinia.

Aunque el centro de La Abisinia queda montaña arriba, su desarrollo es muy diferente a otras comunidades cercanas, las casas son de bloque y tienen señalizaciones en las calles, según cuentan se debe a las remesas: todos los hogares tienen al menos un familiar en Estados Unidos y aunque el abandono estatal siempre ha sido alto, se intensificó al iniciar la lucha contra las mineras.

«Nos sentimos solos, carecemos de muchas cosas como de un médico permanente porque solo hay enfermeras, al que debería estar aquí lo tienen en Tocoa. Aquí nos hemos levantado de muchas personas que viven en Estados Unidos, el alcalde en algún momento dijo que nos olvidáramos de cualquier ayuda, un alcalde no se debe a ningún partido sino a un pueblo», señala don Gerardo.

La comunidad asegura que son ellos quienes le dan mantenimiento a la carretera, que a veces los ingresan en el Fondo Vial que destinan los gobiernos para infraestructura pero que creen que debido a su lucha contra la minera los han sacado de él para ejercer presión y que acepten el proyecto.

A pesar del abandono desde la Corporación Municipal, el sector de La Abisinia aporta mensualmente 50 mil lempiras solamente en impuestos 30 en la venta de ganado y los demás en otro tipo de negocios.

La Abisinia está convencida que puede ganar la lucha, quienes llevan el mando contra la minera son el Grupo de Jóvenes Yo Amo La Abisinia, quienes dicen que han estado en reuniones con la cooperación municipal y el Instituto Hondureño de Geología y Minas (IHNGEOMIN), «pero es como hablar con los mineros, solo quieren negociar para ellos», cuenta Antonio.

Fernando Erazo, jefe de investigación de IHNGEOMIN, señalaba durante el último Congreso Internacional de Minería y Geología que solo son mediadores durante los conflictos, «la relación que debe haber entre empresa y comunidad es básica para cualquier proyecto en el país, es importante decir que en el contexto de cualquier empresa que quiera trabajar en el país debe de hacerlo de la mano de las comunidades. Existen mesas de diálogo en las que el gobierno está como facilitador de ese diálogo y los proyectos siempre deben dejarle beneficios a las comunidades».

Sin embargo, su postura luce clara en las redes sociales y cuando dan declaraciones durante los conflictos siempre en defensa de la explotación minera, incluso al iniciar una campaña de socialización para la aceptación de los proyectos mineros en la que señalan que los marcapasos, el agua potable o la música no existirían sin la minería.

En Luxón, los campesinos realizan un recorrido por donde antes estuvieron sus sembradíos que fueron destruidos por la Policía Nacional y sus fuerzas especiales, el Ejército y miembros de la cooperativa Unión San Francisco el 28 de noviembre de 2018. Foto: Martín Cálix.

 

El día en que se lo llevaron todo

El Bajo Aguán no solo vive una amenaza a las fuentes de agua, desde hace décadas vive un conflicto agrario, según la líder comunitaria Adilia Castro, «el origen del Aguán es prácticamente de desplazados, es la búsqueda permanente de las familias más pobres no solo del Aguán sino de todo Honduras que llegaron al Aguán por la oportunidad de tener un pedazo de tierra donde producir sus alimentos y vivir con esas necesidades más o menos satisfechas».

Adilia dice que entre 2000 y 2010 se comenzaron a dar movimientos de recuperación de tierras luego de que  hijos de campesinos se enteraran de varias ventas irregulares que dejó la Ley de Modernización Agrícola en los años 90, estos movimientos buscaban cumplir la Reforma Agraria aprobada antes de esa ley cuyo propósito era el de distribuir las tierras. El conflicto agrario del Aguán dejó más de 120 asesinatos entre 2008 y 2010, según estadísticas de la Policía Nacional.

Desde que comenzó el conflicto agrario, el valle ha pasado a ser un sector en donde funcionó el narcotráfico con un gran nivel de impunidad, esto implica violencia física, asesinatos en pleitos territoriales o de protección para el tráfico de droga. A esto se le suma la represión del Estado con operaciones militares de vigilancia, amenaza, persecución e intervención de los movimientos para despojarlos, en medio de un desarme general que se da de manera desigual: los militares y policías siguen armados y los terratenientes también porque tienen empresas o guardias de seguridad.

José García de 48 años, miembro de la comunidad de Luxón en el Valle del Aguán, contempla la destrucción de lo que antes fuera la esperanza de tener comida en sus hogares. Foto: Martín Cálix.
 
 

Una de las comunidades que comenzó con este proceso en 2010 es la de Luxón en Sabá, Colón quienes vivían constantemente con el miedo de que llegara el día del desalojo luego de que aglomerados en la empresa campesina Unidos Lucharemos recuperaron 74 hectáreas de tierras que la cooperativa Unión San Francisco Limitada vendió irregularmente, desde entonces trabajaron la tierra y cultivaron bajo la amenaza de perderlo todo.

La primera señal la recibieron en febrero de 2018, cuando apareció una orden de desalojo que no se dio porque incluía la destrucción de las viviendas. Inmediatamente la Plataforma Agraria Regional del Aguán interpuso un recurso de apelación en el Consejo Nacional Agrario contra esa orden en octubre.

Las mujeres y los hombres de Luxón nunca tuvieron una resolución a esa apelación, el 28 de noviembre la cooperativa que había vendido las tierras, acompañados de 300 elementos de la Policía Nacional, los Tigres y el Ejército, realizó el desalojo: destruyeron los cultivos de plátano, yuca y maíz que venían trabajando por más de 7 años, la cosecha que estaba lista se la llevaron. «La orden decía que venían por 384 hectáreas de tierra cuando el asentamiento campesino solo tiene 74 hectáreas. Esta vez la orden decía que desalojaran todo, excepto las viviendas», cuenta una de las campesinas.

El desalojo de Luxón pasó desapercibido para el país entero, pero no para Esperanza, que tiene 7 hijos y un nieto que a diario le piden comida: «no tenemos nada, lo único que teníamos eran los plátanos, las milpas, y la palma que también de ahí comíamos. Esta navidad quizás ni tamales vamos a hacer», se queja Esperanza, apenas puede hablar al ver el cultivo destruido, su expresión cambia cuando cuenta que planean volver a recuperar las tierras. «Si nos matan nos va a matar pero de aquí no nos vamos» sentencia, con la mirada de alguien que está dispuesta a no morir de hambre.

Campesinos de la comunidad de Luxón extraen yuca que luego será repartida a su regreso en la comunidad, sacan lo que pueden de lo que quedó tras el paso de los militares, la Policía Nacional y la cooperativa Unión San Francisco, estos últimos disputan 74 héctareas de tierra cultibable con la comunidad de Unidos Lucharemos (Luxón). Foto: Martín Cálix.
 

La empresa Unidos Lucharemos la conforman 28 familias campesinas con alrededor de 140 personas. De acuerdo a la Plataforma Agraria, la comunidad invirtió en siete años aproximadamente 14 millones de lempiras en sus cultivos sin ningún apoyo estatal.

Aunque muchos de estos hombres y mujeres que labran la tierra estén dispuestos a todo lo que conlleva la recuperación de las héctarias perdidas, el desalojo también ha provocado que  otras familias huyan de la zona. Producto del desalojo al menos dos familias, una de aproximadamente 15 personas, migraron hacia Estados Unidos por su cuenta.

La gente de la comunidad no sabe si esas familias llegaron a su destino, solo saben que un día se fueron. La única persona con quien han mantenido contacto es con Jessy, quien a principio de año sufría pensando en el día que destruyeran su comunidad por un desalojo. Jessy se fue antes de ver destruidos sus cultivos, dejó a uno de sus hijos que espera «mandarlo a traer» pronto.

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Entre los restos de los cultivos destruidos, niños y niñas a diario se acercan a revisar si quedó algo para comer ese día, los cultivos de plátanos y de palma son los más cercanos a las casas de la comunidad e incluso ahí es peligroso ingresar. Luxón está prácticamente cercada, aunque no hay ni vallas, ni muros visibles, la comunidad vive bajo sitio.

Jaime Cabrera, coordinador de la Plataforma Agraria del Aguan, señala que no estuvo en el desalojo porque querían capturarlo para extenderle una orden de captura con jurisdicción nacional y encarcelarlo en San Pedro Sula.

Digna Perdomo, habitante de la zona e integrante del Observatorio Permanente de los Derechos Humanos del Aguan (OPDHA), cuenta que durante el desalojo la comunidad decidió intervenir para que no botaran sus cultivos, que aunque de ese conflicto nadie resultó herido la Policía Nacional y los militares les dispararon. «No creo que las autoridades tengan la autoridad para venir a disparar contra el pueblo», dice Digna, y como si confirmaran sus palabras, a lo lejos comienzan a escucharse disparos. No se sabe de quién provienen pues ahí tanto militares y policías como las personas de la cooperativa Unión San Francisco tienen armas.

La comunidad señala que los campesinos de la Unión San Francisco andan armados, a pesar de que en 2012 el Congreso Nacional reformó el artículo 37 de la Ley de Control de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Similares para prohibir en el departamento de Colón «la portación en lugares públicos, transporte y vehículos» de cualquier arma de fuego aunque tenga permiso y registro.

«Siempre que ven a los compañeros alrededor de las parcelas están disparando»,  añade Digna. Aún con este escenario, los hombres de Luxón –jóvenes y adultos– se atreven a ir más lejos en busca de comida, los disparos continúan y ellos no se detienen, caminan hasta finalizar la zona de cultivo, colindante con el Río Aguán.

Doña Georgina no vive ahí, es de la comunidad de Panamá, y ese día les está dando acompañamiento a las personas de Luxón, dice que no se quiere ir, que como otros está dispuesta a dar su vida para recuperar las tierras. «Lo que nos interesa es tener la tierra libre para nosotros, para trabajarla. No podemos dejar nuestro país, emigrar teniendo las riquezas que tenemos en estas tierras, ya basta de tanto conflicto con los campesinos porque nosotros aquí es donde tenemos la vida, no en otro lado de aquí somos nativos y aquí tenemos que luchar para sobrevivir».

Los habitantes de Luxón sienten una amenaza constante, dicen que los militares tienen su propia casa en la zona de la Unión San Francisco y que viven intimidando a la comunidad, apenas una semana antes detuvieron a un joven al que acusaban de portación ilegal de armas, pero antes de llegar a la posta policial en Tocoa lo dejaron libre porque no tenían pruebas. La comunidad acusó a los militares por abuso de autoridad y de ese proceso no han tenido una respuesta.

Cuando el grupo de hombres regresa, la mayoría camina por la parcela de plátanos. Un joven de algunos 20 años trae un puñado de yucas, la comunidad lo recibe con alegría, él sonríe y dice  que ése es «otro día más de vida», pero el resto del camino lo hace mirando al suelo.

Mientras, otro grupo se regresa a la comunidad en medio de los cultivos de palma, por donde entran los militares y la gente de la Unión San Francisco, don José García camina entre la palma, «yo tengo un pedacito de milpa que no tocaron y he ido sacando de a poco en sacos, no es tanto pero para tener un par de días tenemos, es duro, es una tristeza lo que han hecho. Estos días hemos estado pasando, siempre en la lucha».

Don José apenas termina de hablar cuando comienzan a escucharse disparos nuevamente, esta vez a pocos metros de las casas.

Un cortero trabaja en la plantación de palma aceitera en la comunidad de Zamora en el Valle del Aguán. Foto: Martín Cálix.
 

La Palma Africana, una amenaza cercana

Esa palma que cultiva tanto el campesinado del Aguán y que en tantos sitios ha terminado en conflicto, es la misma que sostiene a Don Julián Gómez, integrante de la junta directiva de la Cooperativa Agropecuaria Brisas de San Pedro que tiene 33 socios, cada temporada contratan grupos de hombres que se dedican a cortar las más de 500 manzanas de palma: primero retiran la hoja y debajo se encuentra el fruto. Con una maquina especial, pasan a recoger los frutos.

Para Don Julián no ha sido fácil llegar a donde están, sus tierras no están en disputa porque nadie las vendió durante la Ley de Modernización Agrícola, en aquel momento había más de 75 cooperativas de las cuales hoy apenas existen 13.

Actualmente la tonelada de palma la venden a 1,600 lempiras (66 dólares) un precio que va disminuyendo con el pasar de los años, sin embargo los hombres que se dedican al corte de palma ganan apenas 300 lempiras diarios por más de 8 horas de trabajo, el doble de lo que puede ganar un jornalero que cultiva maíz o frijoles, este ingreso solo lo ven en temporada de corte: la fruta de la palma tarda en crecer aproximadamente tres meses.

La Palma Africana ha aparecido cada vez en más lugares del país, en 2004 se contabilizaban 69 mil hectáreas, pero en 2017 este número está casi duplicado a 150 mil hectáreas y la mayoría de producto se concentra en tres empresas: actualmente Grupo Jaremar de René Becerra, Corporación Dinant, fundada por Miguel Facussé y ahora a cargo de su hijo, Miguel Mauricio Facussé, y Aceydesa del ex diputado Óscar Nájera.

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Según cifras de la Asociación Industrial de Productores de Aceite de Honduras (AIPAH), el país exportó en 2017 aproximadamente 469 mil toneladas, lo que generó 364 millones de dólares y su principal mercado destino fue Europa, que adquirió el 85% del total.

Sin embargo, a principio del año la Unión Europea había anunciado un veto para la compra de aceite de palma africana desde 2021, argumentando la deforestación de las selvas por la producción aceitera, sin embargo este veto se removió hace pocos meses hasta 2030. Europa es el principal comprador de aceite de palma en el mundo y el único destino de exportación desde Honduras.

Un joven carga fruta de palma africana hacia el tractor que la transportará a la fábrica procesadora de Coapalma. Foto: Martín Cálix.
 

De acuerdo a una investigación realizada por El Faro en Honduras hay al menos 7,000 hectáreas de palma sembradas en parques nacionales.

En una carta firmada por 80 organizaciones ecologistas de 31 países, señalaban que el cultivo de palma «es una de las principales causas de la deforestación y por ende del cambio climático, destruyen los medios de subsistencia y la soberanía alimentaria de millones de pequeños agricultores, pueblos indígenas y otras comunidades. Requieren de productos agroquímicos que envenenan a los trabajadores y a las comunidades, y contaminan los suelos, las aguas y la biodiversidad, agotan el agua dulce y los suelos».

Mientras la palma crece cerca, las hijas de Carmen juegan con la arena a la orilla del Río Guapinol, una de ellas tiene manchas en la piel producto de la temporada en que el río estuvo lleno de sedimento. Ambas son menores de 6 años y mientras juegan a hacer castillos, se ven aún más pequeñas al lado de la magnitud de peligros que tienen a su alrededor: La sangre derramada por la tierra que tienen en sus manos, el monocultivo de palma aceitera y las minas que amenazan sus fuentes de agua.

Carmen dice que se quiere ir pronto con ellas. Carlos, en su ruta, todavía no llega a ningún lado. Solo las extraña.

Un jóven campesino del Valle del Aguán durante su detención en la frontera de Agua Caliente cuando en el mes de octubre de 2018, junto con otros jóvenes del Aguán, intentaron cruzar hacia Guatemala con la intención de alcanzar y unirse a la primera caravana migrante de hondureños en territorio mexicano. Foto: Martín Cálix.
 

*Algunos nombres de los habitantes de las comunidades del Valle del Aguán han sido cambiados por seguridad.

Los recuerdos de un niño mexicano, de clase media, traducidos en el lenguaje cinematográfico con un melancólico blanco y negro, conforman la narrativa del director  Alfonso Cuarón para regresarnos a un México fragmentado de principios de los años 70s. En ese concierto de imágenes, de escenas, es donde transcurre la vida de Cleo, una trabajadora doméstica que convive con los privilegios arrancados por la misma sociedad y dados a la familia con la que trabaja y que finalmente termina sosteniendo emocionalmente.

El director mexicano, responsable de las galardonadas Gravity y de Harry Potter: el prisionero de Azkaban –tercera entrega de la saga multimillonaria de JK Rowling–, recuerda su infancia y a su trabajadora doméstica en una obra cinematográfica cuyo ambiente está inmerso en hechos de la historia inmediata de un país colapsado y que se ha dedicado a romper esquemas desde su lanzamiento. Roma es protagonizada por una mujer indígena que no tenía experiencia en la actuación pero que después de su estreno ha sido portada de la revista Vogue, también es la primer película producida y distribuida por Netflix que gana un Golden Globe a mejor película extranjera.

Roma cuenta desde los silencios y la contemplación, la historia de una mujer indígena mixteca que trabaja como empleada doméstica para una familia de una zona adinerada de Ciudad de México.

La madurez cinematográfica que Cuarón ha acumulado en su trayectoria le ha permitido hacer una obra personal y sincera, con el mínimo de pretensiones al abarcar varios temas del contexto social y político  que surgen en la cercanía de la protagonista pero que finalmente parecen reducirse al cuestionamiento de los privilegios que esta familia tiene en relación al de las personas que contratan para solucionar sus problemas cotidianos. Sus empleados son indígenas, jóvenes, mujeres y pobres que construyen el mundo de hombres y mujeres blancos que poseen fincas y varios automóviles.

Cuarón nos recuerda que siempre han sido los pobres quienes apagan los incendios de los ricos, quienes levantan la caca de sus mascotas y quienes salvan sus valores más preciados . También son los pobres quienes matan a los pobres por encargo de los poderosos.

Esta película filmada con una metodología inusual  y estructurada desde la memoria , refleja el drama familiar desde el amor tierno de una mujer solitaria vista por sus patrones como un ser humano de segunda categoría que al mismo tiempo tiene que sostener y en muchas ocasiones asumir los errores de los otros miembros de la trama.

La forma hermosa en que se cuentan estas realidades le valió ganar el pasado 6 de enero un Golden Globe a mejor película extranjera, así como su creador se llevó el galardón a mejor director. La película retrata la fortaleza de un grupo de mujeres que asumen el control de sus vidas después de la dependencia que les había generado una sociedad dominada por los hombres que las habían hecho dependientes en lo material y emocional.

Roma no tiene un final feliz, porque la sociedad en la que vive Cleo no lo tiene. Ella y las millones de mujeres a las que representa seguirán sin tener un adecuado acceso a salud, transcurriendo a través de relaciones amorosas donde finalmente serán abandonadas por el machismo de sus parejas, seguirán salvando el día pero finalmente tendrán que regresar a sus labores cotidianas dentro de las relaciones de poder bajo las que están sometidas.

Roma es lenta y contemplativa, para disgusto de muchos «cinéfilos» modernos no tiene una escena post créditos que nos muestre el futuro de su protagonista. Los diez años que tardó su director en construirla dieron fruto en la naturalidad en la que finalmente resultó, con planos largos de objetos inmóviles que pueden interpretarse desde el compromiso emocional que haya involucrado el espectador al ver la cinta.

Es sin duda una de las mejores películas del año, y definitivamente es un punto importante en la historia del cine latinoamericano, mucho más que las cintas (maravillosas) que en el pasado reciente han triunfado de la mano de Guillermo del Toro y Gonzales Iñárritu, al tratar un tema desde el realismo que atraviesa el continente. Una realidad que en esencia no ha cambiado desde la época en la que transcurre la película.

Sin embargo, ser una de las mejores cintas del año no le ha garantizado la aceptación total ya que al tener sus derechos de distribución en Netflix fue rechazada para formar parte de la muestra oficial en el Festival de Cannes; además, ha sido proyectada en muy pocas salas de cine en Latinoamérica ya que la gran parte de cadenas han dicho que no cumple con los estándares que sus clientes esperan. A pesar de esto, en los festivales que ha participado se ha llevado varios galardones y críticas positivas que la posicionan como una de las mejores películas de la década.

En un año donde la industria cinematográfica ha sido marcada por las grandes producciones de superhéroes con ganancias de miles de millones de dólares a nivel mundial, el entretenimiento en casa, despreciado hasta el momento en la industria, abre una puerta para lo que puede ser el futuro de los grandes directores y sus trabajos más personales.

Roma no sólo es importante por su valor artístico, también es relevante por lo que puede generar en el futuro del cine moderno al tener salas de cine con una asistencia casi nula pero con miles de personas viendo a través de su computadora  esta producción.

Roma por Alfonso Cuarón ya es historia del cine latinoamericano por su narrativa que compromete al espectador y por la forma en que cuenta la historia de los privilegios quitados a la gran mayoría de un continente que ahora en tiempos de dictaduras democráticas, corrupción y transformaciones de izquierda, necesita conservar la memoria.

La ofensiva del Gobierno en contra de la CICIG tiene un nuevo capítulo. Sandra Jovel viajó a la ONU para decirle al secretario António Guterres que Jimmy Morales puso fin al acuerdo —y que en 24 horas la Comisión y sus funcionarios deben abandonar el país—. Además, Jimmy en una de sus conferencias más atípicas, se hizo acompañar de familiares de algunos de los acusados por el MP y la CICIG en los últimos diez años.

Fotos: Carlos Sebastián

 

El fracasado intento de prohibir que un investigador de la CICIG ingresara a Guatemala el pasado fin de semana aceleró la batalla del Gobierno de Jimmy Morales, quien quemó este lunes sus últimos cartuchos para expulsar a la Comisión del país y retar a la Corte de Constitucionalidad.

La retención del colombiano Yilen Osorio puso en evidencia la reticencia del Gobierno a cumplir con las sentencias de la Corte de Constitucionalidad. También que el Ministerio Público ha tomado partido en esta disputa y se ha colocado del lado de respetar las sentencias de la Corte, del lado del Estado de Derecho.

Mientras el Aeropuerto Internacional La Aurora ocupaba la mirada nacional —e internacional— por el desenlace del investigador de CICIG, la canciller viajaba a Nueva York para reunirse con el secretario general, António Guterres. La enviada de Jimmy llevaba el mensaje de la finalización del acuerdo de la Comisión y la expulsión de los funcionarios extranjeros que participan en las investigaciones contra los sistemas corruptos del país.

Esta crisis comenzó en agosto de 2017, cuando la CICIG y el MP acusaron a Jimmy Morales de haber recibido financiamiento electoral ilícito durante su campaña presidencial de 2015. Desde entonces, el presidente ha intentado, con éxitos y fracasos, boicotear a la Comisión; ahora apuesta por acabarla a pesar de las prohibiciones que le ha impuesto la Corte de Constitucionalidad.

La función de Morales (y los detalles que olvidó)

El capítulo anti CICIG tuvo dos momentos hoy. El primero lo protagonizó la canciller. El segundo lo escribió el propio presidente Jimmy Morales en una de las conferencias más inusuales de su gestión en la que se hizo acompañar de secretarios, ministros, el vicepresidente y miembros de las familias que se dicen víctimas de las investigaciones hechas por CICIG en los últimos años, aunque algunas fueron condenadas ya por los tribunales nacionales.

Jimmy hizo alarde de su antepasado en los escenarios y se metió en un rol de narrador. Durante su conferencia reiteró que para él, la CICIG se ha extralimitado en sus funciones y presentó casos específicos.

—El silencio, pasividad y negativa del Secretario General de las Naciones Unidas (António Guterres) a nuestras peticiones representó una incertidumbre nacional e internacional sobre el actuar de la CICIG—, dijo el presidente al inicio de su discurso, antes de pasar la palabra a los que se consideran víctimas de la Comisión.

—Es meritorio recordar e ilustrar de mejor manera algunos de los casos más emblemáticos de las violaciones de la CICIG en el territorio nacional—, continuó Jimmy Morales.

Los primeros en recibir la palabra fueron Igor e Irina Bitkov, quienes abonaron al descontento del Gobierno en contra de la CICIG. Los Bitkov se hicieron acompañar de sus hijos Anastasia y Vladimir; a este último, menor de diez años, lo mantuvieron a la vista de los medios durante la conferencia.

Un poco de contextoAbogado de los Bitkov: “Se está aprovechando de nuestro caso (contra la CICIG)”

Los Bitkov fueron condenados por comprar pasaportes falsos a una red que operaba en la Dirección de Migración. La CICIG y el MP los acusaron junto a decenas de funcionarios y clientes de la red. Tras un juicio de dos años, los principales sospechosos recibieron condenas entre 8 y 22 años de cárcel; Igor Bitkov fue condenado a 19 y su esposa Irina y su hija Anastasia, a 14. Meses después la Corte de Constitucionalidad anuló la sentencia y ordenó que se repitiera el juicio; otra jueza condenó también a Igor Bitkov. La familia Bitkov convenció al estadounidense Bill Bowder de que se trataba de una persecución política en su contra por órdenes del presidente ruso Vladímir Putin. Esto a pesar de que Rusia no financia un solo centavo de la CICIG.

Los siguientes en pasar al micrófono fueron Alfredo Andrés Zimeri y su padre, Enrique Zimeri. En medio de una riña tumultuosa en un partido de futbol en Futeca entre el equipo de Zimeri y un equipo de guardaespaldas de la CICIG, Zimeri fue golpeado y lesionado por los guardaespaldas. La CICIG excusó que fue una riña en un partido de futbol y el caso nunca llegó a juicio.

Tomó el micrófono también Francisco Valdés Paiz, quien fue acusado y capturado por el asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg, en 2009. La CICIG encontró evidencias de facturas, llamadas telefónicas, cheques y videos que demostraron que Rosenberg contrató a su propio sicario para vengar la muerte de su novia y acusar al Gobierno. A quienes contactó para contratar y pagar a su sicario fue a sus primos políticos, los hermanos Valdés Paiz. Uno de los sicarios condenados, que tenía una enfermedad terminal, cambió su versión años después y dijo que la CICIG lo había chantajeado “porque quería secuestrar a su sobrina”. El juez Mynor Motto -el mismo que dejó sin juicio a Orlando Blanco de la UNE o recomendó que no se juzgara al diputado Felipe Alejos de Todos- fue el que cerró en 2017 el caso contra los hermanos Valdés Paiz.

 

Jimmy Morales le da la palabra a sus invitados. En este caso a Emilio Zimeri, padre de Andrés Zimeri. Foto: Carlos Sebastián

Jimmy Morales le da la palabra a sus invitados. En este caso a Emilio Zimeri, padre de Andrés Zimeri. Foto: Carlos Sebastián

El presidente Morales se refirió también al caso de otro gran empresario, Max Quirín. Dijo que la CICIG lo había tenido ilegalmente en prisión preventiva. Esto a pesar de que fue un juzgado el que ordenó que guardara prisión mientras duraba el juicio en su contra por el caso de corrupción de Q116 millones (US$15 millones) a la empresa Pisa, una adjudicación por la que murieron más de 50 pacientes. Y a pesar de que Max Quirín, en efecto, fue condenado por su responsabilidad en este caso.

Finalmente, hablaron dos hijos del exministro Carlos Vielmann, en prisión preventiva desde agosto, acusado de haber torturado a cuatro reos fugados y recapturados. La CICIG y el MP lo habían acusado de las torturas y de cuatro asesinatos dentro del Plan Gavilán, pero la jueza Claudette Domínguez resolvió que ya había sido juzgado en España por el Plan y lo mantuvo en prisión por la acusación de torturas. La jueza fue la misma que intentó dejar en libertad por otro caso a Erick Melgar Padilla, jefe de la Guardia de Honor y hermano de uno de los principales asesores de Jimmy Morales.

El presidente reiteró el mensaje de los opositores a la CICIG desde 2016, que hay una justicia selectiva. Uno de los empresarios, Fernando Sáenz, que dirige el lobby contra la Comisión en Washington, resumió esta visión en una entrevista: “Todos cometimos delitos, pero la CICIG no fue pareja y politizó todo”.

Más contextoEl plan anti-CICIG pone a dos ministros (fieles a Jimmy) en una zona de riesgo

La enviada a la ONU y la respuesta de Guterres

El guion para acertar los golpes contra la CICIG de este lunes comenzó en Nueva York a eso de las 15 horas. La canciller Sandra Jovel después de reunirse con António Guterres y su equipo en la sede de las Naciones Unidas, ofreció una conferencia de Prensa frente a una decena de periodistas que cubren ese alto organismo internacional.

La funcionaria que ha jugado un rol protagónico en la tentativa oficial de acabar con la CICIG comenzó su discurso señalando a la ONU de no “escuchar” sus peticiones y cuestionar que aún se reconozca como jefe de CICIG a Iván Velásquez.

Los argumentos que presentó para dar por finalizado el acuerdo que le da vida a la CICIG fueron:

1. Que Iván Velásquez presionó a diputados para impulsar reformas legales desde el Congreso.

2. Que la CICIG presionó a fiscales y jueces para obtener resoluciones favorables a sus intereses.

3. Que la Comisión utilizó a los medios de comunicación para polarizar a la sociedad guatemalteca.

4. Que bajo la excusa de luchar contra la corrupción, la CICIG violentó la Constitución y derechos humanos de los implicados en los casos penales.

5. Que la CICIG utilizó testigos falsos para sus casos; además de criminales para declarar en contra de exfuncionarios de Gobernación.

6. Que Iván Velásquez dijo que era normal que el joven Andrés Zimeri fuera golpeado por trabajadores de la CICIG al finalizar un partido de fútbol.

7. La canciller dijo que en 24 horas la CICIG debe dejar de funcionar en Guatemala.

8. Que debe transmitir sus capacidades a las instituciones.

9. El comisionado y los funcionarios de la CICIG ya no pueden trabajar ni operar en el país.

10. Que los casos penales en los que la CICIG participa seguirán su curso normal.

La respuesta de Guterres no demoró en llegar. Incluso se supo mientras Morales ofrecía su conferencia de Prensa. El secretario general de la ONU rechazó la medida y aclaró que el organismo mantendrá sus funciones hasta septiembre de 2019.

—El secretario general rechaza enérgicamente el contenido de dicha carta. Las Naciones Unidas ha estado intercambiando de manera constructiva con el gobierno de Guatemala, a varios niveles, durante los últimos dieciséis meses—, dijo el portavoz de Guterres, Stephane Dujarric.

 

—El mandato de la Comisión finalizará el 3 de septiembre del 2019. Hasta esa fecha, esperamos que el gobierno de Guatemala cumpla integralmente con sus obligaciones legales en virtud del acuerdo—, añade y pide que Morales respete los compromisos internacionales para garantizar la protección de los investigadores de la CICIG.

La congresista de origen guatemalteco del partido Demócrata, Norma Torres, emitió un comunicado donde consideró que terminar con el acuerdo de CICIG de manera unilateral era un retroceso para el país.

—Desafortunadamente, el sector de justicia de Guatemala aún carece de recursos, personal y de independencia política para operar de manera efectiva (…). Morales ha no ha retrasado al país años, sino décadas—, dijo Torres.

El excanciller guatemalteco Fernando Carrera también se pronunció por lo ocurrido hoy y considera que es difícil que se concluya un acuerdo de manera unilateral.

La figura de denuncia no es sinónimo de terminación, es solo abrir una negociación. El acuerdo de CICIG sigue vigente hasta que se terminé el plazo o se resuelva la negociación que surge de la denuncia. Nada cambia jurídicamente hasta que se pongan de acuerdo las dos partes. Además, considera que la CICIG sí podría continuar de manera legal hasta septiembre.

—La figura de denuncia no es sinónimo de terminación, es solo abrir una negociación. El acuerdo de CICIG sigue vigente hasta que se terminé el plazo o se resuelva la negociación que surge de la denuncia. Nada cambia jurídicamente hasta que se pongan de acuerdo las dos partes. El Gobierno está metido en un embrollo, porque creyó que era fácil la salida. Y no es fácil, porque aunque hace 16 meses alegaron, no habían denunciado. Se confundieron creyendo que tienen la capacidad jurídica de terminar el acuerdo. Y no la tienen, porque el Derecho Internacional no permite que un Estado terminé un acuerdo, solo lo puede denunciar.

Además: (Video) Respuestas a lectores tras la conferencia (espectáculo) de Jimmy

(Gladys Olmstead, Jody García y Martín Rodríguez aportaron a esta nota)

Portada: Tomada de Plaza Pública

En cadena nacional de televisión, rodeado por la cúpula de las Fuerzas Armadas del país en uniforme de combate y con el pabellón nacional de fondo, el Presidente Jimmy Morales anunció el 30 de agosto de 2018 que el mandato de la CICIG, que vence en septiembre de 2019, no sería renovado por su gobierno. Esa acción fue seguida del despliegue de vehículos militares frente a la sede de la CICIG. Meses después, en enero de 2019, el Presidente Morales desplegó más de cien elementos de policía al aeropuerto internacional La Aurora, cerrado para evitar el ingreso de un investigador de la Comisión al país. Todo esto en abierto desacato a la Corte de Constitucionalidad que había ordenado el ingreso de los investigadores luego de que su visa no fuera renovada por órdenes de la Ministra de Relaciones Exteriores. Estos hechos se suman a una larga lista de acciones provenientes de fundaciones, empresarios y políticos latinoamericanos y de los Estados Unidos adversarios a la continuidad de la CICIG. La lucha contra la CICIG inició desde el momento en que ésta entró en funcionamiento en el 2007.

Para muchos guatemaltecos, la imagen del Presidente Morales rodeado de militares en cadena nacional hizo recordar las angustiosas cadenas radiales matutinas de los años 70 y 80 del siglo pasado, con música de marimba o con el himno nacional, en donde se anunciaba un nuevo golpe de Estado y un nuevo General del Ejército al mando del gobierno. Ahora es un civil electo a través de procedimientos democráticos el que nos recordó el poder de los símbolos, de la memoria viva, de que el poder se tiene para ser usado.

Más que una desesperada lucha por evitar el escrutinio penal y administrativo puesto de manifiesto por la CICIG y el Ministerio Público sobre su participación en asuntos corruptos, las acciones que el Presidente Morales encabeza demuestran algo aún más preocupante: la vitalidad del autoritarismo como mecanismos de defensa de un sistema político.

Exceptuando Costa Rica, los países centroamericanos vivieron dobles transiciones: de la guerra (o el conflicto armado, como se le quiera llamar) a la paz y del autoritarismo a la democracia. De los conflictos armados a la paz se transitó vía negociaciones y acuerdos políticos que buscaron sentar las bases de ambiciosas reformas sociales, económicas e institucionales que, en principio, harían posible superar los déficits que dieron lugar a los enfrentamientos armados. Paralelamente, se hicieron reformas institucionales para cada país superara los legados del autoritarismo, expresado en la mayoría de los casos en gobiernos cuya burocracia estaba dominada por militares o bien, cuyos gobernantes eran el resultado de brutales golpes de Estado. El autoritarismo estaba asociado a lo militar, a la imposición y control vertical del Estado a través de la figura de generales gobernantes.

Sin embargo, ningún régimen burocrático militar era posible sin una amplia gama de funcionarios civiles que hacían posible que la maquinaria del Estado funcionara cotidianamente. Civiles que no solo se identificaban ideológicamente con la contrainsurgencia, la causa fundamental que justificaba el régimen autoritario, sino también se beneficiaban de uno de los principales atributos de un régimen autoritario: la impunidad.

Se suele decir que la corrupción “defrauda” al Estado, que lo coopta, que lo secuestra. Sin embargo, esto supone que el Estado (sus instituciones, normas, procedimientos, símbolos) se encuentra en una situación libre de corrupción y que ésta llega a través de personas que antes no eran parte de la burocracia del Estado. Otra cosa diferente es que el concepto de corrupción se empezó a utilizar desde los años 90 del siglo pasado como una forma de evidenciar las causas de la falta de eficiencia del Estado. La corrupción no es en sí misma un delito. Es una conducta moral y éticamente reprochable y que, en la mayoría de los casos, es posible luego de la comisión de diferentes delitos. Es hasta hace muy poco que este tipo de prácticas empezaron a ser reprochables nacional e internacionalmente y fueron consideradas como una de las causas de la perpetuación del subdesarrollo en que estos países están sumergidos.

Un modesto viaje retrospectivo nos da cuenta de que esa situación no ha existido en los países centroamericanos durante los últimos 150 años. El uso de los recursos públicos y del poder del Estado para el beneficio privado ha sido parte esencial de la formación de los Estados centroamericanos. La política patrimonial configuró el tipo de Estado existente y definió sus límites.

El autoritarismo que hizo posible la impunidad con la que los dictadores de la primera mitad del siglo XX, Jorge Ubico en Guatemala, Maximiliano Hernández Martínez en El Salvador, Tiburcio Carías en Honduras y los Somoza en Nicaragua, modelaron sociedades estancadas en el tiempo pero generadoras de grandes riquezas para una reducida élite compuesta por pocas familias locales y que entregaron grandes extensiones de territorio y recursos a empresas internacionales en la lógica del enclave económico es, al final de cuentas, el mismo que en la segunda mitad del siglo llevó la contrainsurgencia a extremos de violencia y terror para miles de personas.

Nos hemos fijado en la idea de que el autoritarismo (dictatorial o burocrático militar) tenía fines políticos estrictamente, la defensa de régimen ante la amenaza ideológica. Sin embargo, la impunidad que hizo posible sociedades represivas también hizo posible sociedades corruptas. El sistema político es, al final de cuentas, el mismo.

Con las reformas institucionales que dieron paso a la democracia, o precisamente, a algunos procedimientos democráticos empezamos a medir y esperar que la democracia aumentara y con ello se superaran los legados del autoritarismo en lo político. Las elecciones fueron libres, con procedimientos cada vez más sofisticados, la libertad de expresión ya no fue abiertamente reprimida, los poderes del Estado alcanzaron, al menos formalmente, mayores niveles de independencia y ningún presidente estaba dispuesto a atropellar la alternancia en el poder.

Luego del denominado autogolpe de Serrano Elías en Guatemala en 1993, la transición a la democracia iniciada en 1986 parecía no tener ningún obstáculo. La cooperación internacional asumió la tarea de financiar múltiples ajustes al funcionamiento de las instituciones a través de una ingeniería burocrática expresada en nuevas leyes, políticas públicas, sistemas de medición cada vez más sofisticados y se estimuló una sociedad civil cada vez más especializada en lo técnico. Los Estados eran cada vez más abiertos al escrutinio internacional en materia de transparencia y derechos humanos.

La diversidad de problemas sociales que seguían llamando la atención internacional como la pobreza y la violencia social en todas sus expresiones deberían quedar superados si la eficiencia del Estado aumentaba a través de procedimientos más acelerados, tecnificados y modernos. Si la inversión nacional e internacional no encontraba obstáculos provenientes de la ineficiencia.

La forma en que Jimmy Morales ha liderado una cruzada contra la CICIG nos recuerda que la impunidad es posible cuando en las venas de la sociedad aún corre el autoritarismo que los abuelos enseñaron durante el siglo XX.

Dos acontecimientos, relativamente simultáneos, son evidencias de cómo en poco más de una década, la cáscara procedimental de la democracia centroamericana se quiebra para mostrar el núcleo autoritario de estos países.

En el año 2007 entró en funcionamiento la CICIG que, como ya se dijo, dejó expuesta la impunidad que nutre la corrupción. La respuesta encabezada por Jimmy Morales recurre a acciones autoritarias (desacato a los fallos de la Corte de Constitucionalidad, uso de los militares como demostración de poder, uso arbitrario de la Policía Nacional para amedrentar funcionarios nacionales e internacionales, uso arbitrario de instituciones de extranjería y cancillería). No es un presidente fuera de control, es un sistema político en función de autopreservación. Un sistema que beneficia tanto a quienes están dentro de lo público como en lo privado.

¿Tiene eso algo de diferente de lo que se ha puesto de manifiesto, por ejemplo, en Honduras a través de diversos casos de corrupción? No. Los nombres cambian, pero el funcionamiento del sistema es el mismo. No es casualidad que sea en Honduras en donde se creó, con profundas diferencias y limitaciones, una comisión internacional contra la corrupción.

El segundo acontecimiento ocurrió en el año 2009, cuando una violenta ruptura institucional, golpe de Estado, recordó que en Honduras no hubo conflicto armado interno porque se evitó a través de un Estado contrainsurgente. Honduras, equivocadamente no considerado como post-conflicto, experimentó altísimos niveles de represión y violaciones a derechos humanos que quedaron en el silencio de una memoria inexistente. Fuerzas armadas sin reformas y partidos políticos cimentados en un anquilosado estilo finquero de hacer política, quedaron expuestos en su más desnuda precariedad democrática luego de acomodarse al nuevo escenario autoritario promovido por el golpe de Estado.

No existe un término para definir una fiesta en la que en lugar de ponerse un disfraz el gozo sea, al contrario, quitárselo. Sin embargo, el clímax de esa fiesta fue el atropello institucional producido por la reelección del actual presidente Juan Orlando Hernández quien, sin ningún pudor, gobierna sobre la base de una demostrada inconstitucionalidad.

Ambos acontecimientos, aparentemente inconexos, se funden en la impunidad como elemento común. La CICIG evidenció la corrupción como un sistema, como la certeza de que un entramado institucional formal hace posible que cualquier red, debidamente organizada en un partido político, tenga acceso a los beneficios de la impunidad. El golpe de Estado del 2009 en Honduras evidenció que, manejando hábilmente las fortalezas que devienen de las debilidades del Estado, se puede transgredir la institucionalidad sin mayores consecuencias.

Ambas lecciones han sido aprendidas de diversas formas por los gobernantes centroamericanos. En El Salvador, las violaciones a los derechos humanos, justificadas por la necesidad de acabar con el mal de las pandillas se suman a una corrupción sistémica en el FMLN que en poco o nada se diferencia de su antagonista electoral ARENA. En Nicaragua, Daniel Ortega ha dado una lección de cómo el autoritarismo no solo blinda la corrupción sino también el sistema centralizado de gobierno familiar, de acuerdo con la vieja escuela somocista que tanto combatió.

Al final de cuentas, la democracia centroamericana cumplió su promesa durante mas o menos dos décadas: procedimientos y normas aceptables, democracias en mejora. La sentencia de la democracia como the only game in town seguirá siendo una promesa para Centroamérica. Una ilusión perdida si no volvemos la mirada, sin ningún empacho conceptual, a entender la vitalidad del persistente autoritarismo que empodera a los gobernantes a transgredir la débil democracia y heredar su talento a través de su principal fruto: la impunidad.

Las opiniones expresadas en este espacio son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de Contracorriente.

Los rostros de los deportados narran este país. Los zurcos en su piel manchada por el sol nos muestran que la decisión de migrar es dolorosa, que regresar al lugar que los expulsó es como caer en una grieta que se los traga, y es así cómo los pobres, los frustrados, los dolidos –sin que nadie escuche sus gritos– también vuelven, apenas sin ser notados. Pero los deportados en una comunidad minera nos muestran aún más, son el reflejo del espejismo y no del desarrollo que produce el oro en un país como Honduras. 

Texto: Jennifer Avila

Fotografía: Martín Cálix

Es 2 de noviembre, día de muertos, y en el cementerio de Azacualpa, una aldea entre montañas de pino y una mina a cielo abierto, un grupo de personas vigilan la entrada junto con un guardia de seguridad, mientras algunas familias se disponen a coronar a los pocos muertos que aún quedan enterrados. Este cementerio, el único pedazo de tierra que queda para la memoria de la gente, está a punto de ser expropiado porque debajo de él hay oro. Han quedado las ruinas de algunos mausoleos, sólo los huecos en el lugar donde hubo restos humanos, y unas cruces enterradas en la tierra indicando que allí aún moran los que ahora sólo son recuerdos. Hay tensión, que un extraño se asome enciende todas las alarmas. Han sido meses complicados en esa aldea olvidada, polvorienta, agrietada.

El ruido de las excavadoras y de rastras que llevan y traen toneladas de broza opaca los murmullos en el cementerio, allí, manteniendo el orden están los presidentes de los patronatos de San Miguel y Azacualpa, aldeas del municipio de la Unión, Copán al occidente de Honduras.

Saúl Escóbar, presidente del patronato de San Miguel se muestra a la defensiva, asegura que los periodistas tergiversan la información, que no escuchan a la gente que no es de la oposición a la minera y que los tres patronatos, el de San Andrés minas, el de Azacualpa y el de San Miguel están representados en el campamento afuera del cementerio, un campamento acompañado por personal de la empresa minera, el lugar desde donde se vigila que nadie interrumpa los trabajos de explotación en la estación de combustible, a la par del cerro del cementerio.

Mientras la gente que coronaba a sus muertos se aglomeraba alrededor de los líderes del patronato y nosotros, don Armando Rodríguez, presidente del patronato de Azacualpa dejaba claro que ése es un pueblo minero, que todos allí son hijos de la mina. «En el tiempo de la concesión estábamos cipotes, nosotros hemos visto cómo se han ido explotando los tajos. Siempre y cuando la minera vaya cumpliendo acuerdos, mucha gente tiene trabajo, la gente con trabajo tiene salud, educación, todo, sin trabajo no hay oportunidades y lo que hace la gente es irse, migrar», dice mientras un grupo de señoras lo secundan con la cabeza, afirmando.

La explotación minera en estas aldeas de la Unión, Copán se ha desarrollado sin mucho conflicto, la oposición siempre ha sido reducida, pero desde 2016 la situación se le ha complicado a la empresa ya que los mismos patronatos, los que cuidan que la explotación siga, pidieron ayuda legal para que el predio del cementerio se respetara y ahora la justicia hondureña ha dictado a lugar un amparo que impide que la empresa explote el cerro del cementerio, a pesar que las negociaciones siempre se habían hecho de manera bilateral, como todo en esa zona minera, los acuerdos son entre los representantes de la comunidad y los de la empresa. El estado no había pintado hasta ahora.

La empresa Minerales de Occidente S.A. subsidiaria de la trasnacional Aura Minerals tiene una concesión para explotación metálica de 400 hectáreas en La Unión, Copán, a la concesión le quedan al menos 40 años según el exgerente de la empresa, el norteamericano Monty Reed, revocado de su cargo el pasado 7 de diciembre y sustituido por el brasileño Luiz Carlos Guimaraes Lima . Pero los minerales en esas montañas a 210 kilómetros al suroeste de San Pedro Sula han pasado por varias manos, sobre todo empresas estadounidenses y canadienses desde la década de los 30, antes de la ley de minería.

Llegó primero la Gold Mines of America, luego la Rosario Mining Company, ambas con sede en New York para luego pasar a manos de New Idria una empresa de California cuyo rubro era la minería de Mercurio. New Idria ya no es una empresa activa y duró poco en la exploración del metal en Honduras, una exploración que siguió en esas mismas montañas la Noranda Inc. de Canadá que luego pasó derechos a Fischer Watt Inc de Estados Unidos, que dejó la concesión a la compañía inglesa Greenstone Resources. Esta compañía trabajó con una subsidiaria en Honduras y obtuvo la primera concesión ya bajo la primera Ley de Minería en 1998 comenzando trabajos un año después. El Huracán Mitch que azotó Honduras en 1998 fue la excusa para flexibilizar la legislación y priorizar la explotación minera como actividad económica que sacaría a Honduras de la miseria, el huracán devastó los valles fértiles, quedaban las montañas ricas en mineral para explotar.

Han pasado más de 70 años y las empresas siguen cambiando, yendo y viniendo. Después que Greenstone exportó el primer cargamento de oro en marzo de 1999, se declaró en banca rota y el banco más grande de Honduras tomó posesión de la explotación. Así nace en el año 2000 Minerales de Occidente SA de CV (MINOSA) creada por Guillermo Bueso ejecutivo de Banco Atlántida. La Compañía de Bienes Atlántida SA de CV es una de las mayores accionistas de Minosa. En 2006 la Yamana Gold Inc actualmente activa en la isla de Barbados y Canadá invirtió en MINOSA pero en 2009 los derechos de Yamana Gold fueron adquiridos por la canadiense Aura Minerals. Ahora Minosa, subsidiaria de Aura Minerals amenaza con cerrar operaciones por la presión de un pequeño conflicto que se desató por el oro debajo del cementerio. El más reciente cierre temporal comenzó el pasado 10 de diciembre y han dicho que podría extenderse por cuatro años. Más de mil empleados fueron despedidos.

***

Don Armando es un cafetalero de la zona, un señor campechano, con botas de cuero, cincho grueso y bigote pronunciado. Él con otros líderes comunitarios buscaron el apoyo del abogado Víctor Fernández, del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia para que les ayudara a vigilar el proceso de acuerdos con la empresa minera en el que estaba el traslado del cementerio. Así varias oenegés entraron en el cuadro y Fernández presentó un amparo firmado por más de 40 personas que estaban en desacuerdo con exhumar cadáveres para explotar el cerro del cementerio. Ahora don Armando  está del lado que rechaza la presencia de las oenegés y del mismo abogado luego que el recurso de amparo logró detener la explotación del cementerio.

Este líder comunitario apoyó para que la corporación municipal junto con Catastro delimitara la zona y la empresa suspendiera el paro de labores que sostuvieron por seis meses.

«Este tajo está delimitado porque se consensuó con la comunidad y ellos estuvieron de acuerdo y de esa manera están trabajando, pero como en este país la inversión privada no está siendo protegida por el Estado que es el que da la concesión, entonces los mismo trabajadores y la gente beneficiada de la mina, tenemos una buena negociación en las comunidades, la proyección social y montón de cosas que benefician a las comunidades pobres. ¿Por qué cree que se va la gente? Porque el gobierno le sube a todititito y a la gente no le ajusta lo que gana, entonces decide irse. Nosotros tenemos una buena fuente de trabajo entonces tenemos que cuidarla, siempre y cuando se respete los convenios y la dignidad de las personas de las comunidades», don Armando habla y lo dice con temor, y nos muestra un video en un celular, imágenes del conflicto minero que dejó dos muertos en Tocoa, Colón, una comunidad que se opone a la explotación minera y se enfrentó a las fuerzas de seguridad que actuaron para desalojarlos.

«El gobierno aquí nada… aquí hace tiempo la gente convive con la mina, aquí la educación está a costa de la mina y la municipalidad que se sostiene con los impuestos de la mina, la transferencia que le dan al alcalde es una papada, las comunidades están interesadas en que se siga trabajando, siempre y cuando se trabaje respetando a la gente porque vemos los beneficios. Si a medios del año se para esta mina se van todititos los maestros para afuera, los centros de salud hay que cerrarlos, porque el gobierno nos tiene en casi nada, el Ministerio de Salud y educación descuidado totalmente», continuó mientras Saúl, el otro líder de patronato lo secundaba y aseguraba que la mina tiene mineral para muchos años más, como si fuera infinito.

Armando Rodríguez, presidente del Patronato de Azacualpa, durante un recorrido por la comunidad. Foto: Martín Cálix

Víctor Hugo Alvarado, el alcalde de La Unión, Copán es un outsider, destronó al alcalde nacionalista que había gobernado por tres periodos y se ha ganado la popularidad diciendo que es diferente a los políticos tradicionales, sin embargo, cuando de negociar con la minera se trata, nada ha cambiado. Es casi imposible. Cuando la nueva ley de minería entró en vigencia y se eliminó el canon municipal del 2 por ciento, el alcalde recibió una oferta de la empresa minera, un compromiso firmado por Monty Reed, en el que la empresa minera mantendría el pago del 2% a la municipalidad a través de cheque o transferencia bancaria además de los proyectos de infraestructura previamente acordados.

Al llegar al municipio de la Unión, Copán lo primero que se lee son los rótulos que evidencian que la minera trabaja en conjunto con la municipalidad en la construcción del puente, de la calle de cemento, de otras mejoras en la pequeña infraestructura de un pueblo al que se accede difícilmente porque la carretera nacional está destruida.

«Nosotros recibimos a la empresa con un problema en una parte de la concesión minera que es el cementerio, en este momento están paradas las exhumaciones debido a que un grupo de 7 personas interpuso un amparo en los juzgados de lo contencioso administrativo donde se admitió el recurso y se concedió la suspensión del acto reclamado. La mina no sólo opera en el cementerio, es mucho más grande, la concesión es muy grande, no tengo idea de cuantas manzanas son, pero es grandísima, prácticamente allí sólo queda libre la comunidad de Azacualpa, a un lado, está como a 500 metros de la aldea para abajo. La empresa está laborando en otras áreas respetando el proceso», el alcalde asegura  esto y da la impresión que él llegó allí a intentar navegar un barco con piloto automático.

Cuando pedimos las actas y los acuerdos firmados anteriormente, especialmente en 2012 entre la corporación y la minera, nos mandó con la secretaria municipal a ver los cuartos de archivo, cerrados con cadenas y candados, las llaves se las llevó el alcalde destronado. El sistema y la base de datos fueron reseteados y aunque ya pusieron denuncia ante el Tribunal Superior de Cuentas, nadie llega hasta ese pueblo, son invisibles. Se le podría poner el adjetivo de pintoresco al cuadro.

«La mina nos adeuda 4 meses de tributos porque no ha podido operar y cabe mencionar que pagan mas de 3 millones mensuales a la municipalidad cuando opera normalmente con lo cual viene a ser un apoyo a la municipalidad para que nosotros podamos llevar a cabo proyectos de infraestructura como en educación y salud, sólo en estos ámbitos la municipalidad paga 1 millón 300 mil mensuales y las transferencias municipales en este momento llegan solo a 1 millón 50 mil, no podríamos ni sobrevivir con lo que el gobierno transfiere.  Nuestra decisión ha sido ser mediadores para que la empresa pueda laborar y llegar a un diálogo con estas personas para el desarrollo del municipio», explica nervioso y asegura que la gente ha sido influenciada por ongs que no conocen la situación de las comunidades.

Pagan ellos a través de ongs que vienen a mal asesorarlos, impulsarlos y que estén en contra de la empresa minera, yo les digo a la gente que por qué no están aquí (las ongs) para buscar un diálogo como solución para que todas las partes sean beneficiadas.

Esa huelga que no tiene principios ni fundamentos legales. Creo que lo que aquí quieren es dañar nuestra gobernabilidad. Yo lo único que he escuchado es a un tal Víctor Fernández que dice que ha sido amenazado no sé de qué forma porque yo nunca he visto que lo han amenazado, aquí lo único que hicimos fue a petición de los patronatos, en un cabildo abierto que la población pidió que las ongs que no vienen a impulsar el desarrollo del municipio fueran declaradas non gratas, y eso fue avalado por la corporación municipal, no hubo ni un sólo regidor que votara en contra de esa petición.

Y ser non grato, ¿qué significa?

Siempre y cuando vengan a entorpecer el desarrollo al municipio la gente no lo va a permitir, los va a sacar o no sé qué van a hacer, la población  pidió que no vinieran a quitarles el empleo aquí organizaciones que no contribuyen al desarrollo. Si esto no se arregla comenzarán a salir nuevas caminatas hacia EEUU y hacia no sé dónde más por eso se exige seguridad jurídica para la empresa.

Saúl, de la aldea de San Miguel coincide con el alcalde, si la situación no se arregla «nos vamos a tomar la justicia por la propia mano», nos dijo cuando preguntamos si le veía solución cercana al conflicto.

Azacualpa está a unos veinte minutos del municipio de La Unión, carretera de tierra, polvorienta, pero con un paisaje extraordinario, bosques de pino que terminan en un hueco rojizo y un cerro destajado.

Allí en el cementerio las mujeres que coronan a sus muertos dicen que viven en un paraíso, no hay violencia, tienen grandes sueldos, tienen salud y educación, la tierra a veces tiembla pero es normal, cosas de dios dicen.

Maquinaria trabajando en la extracción de oro en la mina de Azacualpa. Foto: Martín Cálix

Vamos al cementerio, ahora hay dos cementerios, nosotros le pedimos a la minera un nuevo cementerio y lo construyó, dice una, y nos insiste que vayamos que nadie ha querido ir a ver los nuevos cementerios mucho más bonitos que el anterior.

Silvia Ramos es una de las mujeres que con más indignación se dirige a nosotros. «Cerrada la empresa nos vamos migrados todos. Quince mil patrullas dicen que tienen en Guatemala, de donde nosotros se fueron como 50 y les ofrecieron 10 mil pesos para que se regresaran, ya están unos trabajando en la mina, por eso necesitamos que el gobierno nos proteja esta mina porque nos da trabajo y por parte del gobierno no tenemos nada» .

La amenaza más sonada es la de migrar en manada, la caravana les ha enseñado que se puede, y no sólo la gente de la ciudad que huye de las maras y pandillas o del crimen organizado es la que se arriesga, de esas montañas también salen ríos de gente y podría ser peor si la minera cierra.

Empleados y pobladores de Azacualpa ha tomado el campamento en las inmediaciones al cementerio viejo y la zona de extracción de la minera. Foto: Martín Cálix

***

En Azacualpa parece que no pasa nada. Por las calles vacías un niño frasea a Bad Bunny a mi las putas me llueven. Se escucha como con eco. «Aquí no hay violencia», dice doña Alba Luz Hernández, con sus ojos verdes bien abiertos y riendo. Pero ella, allí en el cementerio anda coronando a 7 hijos, y la última entre sus muertos fue una hija. «A ella sí me la mataron usted».

«Yo todos los días vengo aquí porque tengo 7 hijos enterrados aquí, vengo a sembrar florecitas y limpiar, tengo los angelitos por allá y por aquí a una muchacha que me mataron. Un muchacho que allí anda, un hombre de ella la mató, ay anda libre, ay que le ponga castigo aquel de arriba, de todas maneras… los otros se me murieron chiquitos, uno de neumonía otro recién nacidos, aquí se morían los niños recién nacidos por falta de medicinas. Yo ya les dije que a mis hijos los quiero sacar de aquí porque este cementerio tiene un peligro este cementerio nuevo es bien bonito, hay ya bastante gente enterrada allá. A mi hija la mataron un 15 de septiembre, ya la voy a sacar de aquí, a todos los quiero mover para  el otro cementerio. Porque me queda más cerca», dice doña Alba arrebatada mientras señala unos mausoleos, los pocos que han quedado llenos, alrededor sólo hay huecos.

Niños jugando «futbolito» en el parque central de Azacualpa. Foto: Martín Cálix

A doña Alba se le morían los niños de enfermedades tratables en la ciudad, el padre de la mayoría nunca se hizo responsable de los hijos y a ella le tocaba mantenerlos a todos, lavando ropa, aseando las oficinas de la minera. «Allí anda ahora ése peleando contra la mina que le dio de comer a sus hijos cuando él nunca lo hizo», dice doña Alba, quien no ha podido exhumar los 7 cadáveres, eso en dinero se traduce en casi un millón de lempiras en indemnizaciones que está perdiendo, y se siente desesperada, una de sus hijas con apenas 24 años se fue en la caravana de migrantes de octubre de 2018 y ha regresado deportada, de nuevo a la desolación.

Allí las mujeres comparten historias de mucha violencia y aunque La Unión no circula en las estadísticas de violencia por no ser un municipio con alta tasa de homicidios entre los cinco departamentos con alta incidencia de homicidios está Copán, sus municipios más violentos son Florida y Santa Rita. Las comunidades esconden dinámicas de violencia que están sumergidas en cada familia de cada rincón de Honduras, eso no se mide con número de muertos. Los muertos de doña Alba son muchos y son producto de la violencia.

Alba Luz de 59 años está a favor de la minera, aquí con sus hijas Jeaneth de 33 años, Oneida de 28 años, y Cindy de 22 años. Foto: Martín Cálix

Mientras Alba mostraba las tumbas, doña Juana Guevara de 76 años coronaba a un hijo y sus padres.

Yo soy de Azacualpa, pero llegamos aquí porque mi papá nos trajo por el trabajo porque sólo jornaleaba a 150 lempiras (5 dólares) la tarea, mi papá fue el primero que se vino y después trajo la familia. Mi hermana la que venía tierna tiene 62 años, ya había mina aquí. Todo el tiempo la empresa nos ha visto bien, aquí si estoy enferma el carro va a traerme, me lleva a la clínica, si es mucha la enfermedad me mandan al hospital. Aquí  uno se enferma por casualidad, de una gripe, no por los humos de la mina ni por el agua, aquí no hay nada de eso, aquí no hay tradiciones de decir porque usted no esta a favor de la empresa no la van a atender. Yo tengo dos muchachas que están casadas, los maridos trabajan en la empresa, los nietos también, mi hijo es albañil e hizo plan básico y lo hizo por la empresa porque me lo puso a estudiar, yo desde que me casé no volví a trabajar, hace 43 años, mi esposo trabaja en la empresa, él está operado ahorita, la empresa hasta a Cemesa de San Pedro Sula me lo llevó porque él estaba desviado de la columna, porque él trabajaba moviendo máquinas.

Aquí todo eso no se da (los homicidios), ahora sí, ya ida la empresa aquí si quedamos comidos de tierra porque es la única fuente que tenemos aquí, no hay que dejar, hay que apretarle el pescuezo para que no se vaya.

Otra mujer interrumpe.

Si mis hermanos quieren los vamos a mover de aquí a los míos. En este cementerio hay fallas.

Y doña Juana reacciona.

Aquí hay fallas, hay fallas, por ejemplo en mi casa allá en Azacualpa está toda resbalada, pero son deslizamientos naturales y con lo que dios hace no se puede hacer nada.

Y doña Alba interrumpe para decir con ilusión que el cementerio nuevo es bien bonito, «una gran planada».

Aquí nada fue a la fuerza, es bien organizado nosotros vemos cuando sacan a los muertos. Hace poco vino el obispo aquí a dar una misa y por allá afuera había unos huesos de una bestia y dijeron que eran huesos de una mujer y los enterraron, eso es pecado, aquí todos vemos cuando sacan los cadáveres.

Niños esperando su turno para jugar al tiro al blanco. Foto: Martín Cálix

Las fallas

Ramiro Lara, trabaja en la Asociación de Organizaciones No Gubernamentales (ASONOG) y ahora es considerado non grato en las comunidades montaña arriba de la Unión. Él conoce el proceso que ha tenido la concesión minera en mano de varias empresas nacionales y trasnacionales. Es un hombre mayor con un rostro melancólico, más bien preocupado.

Se inicia cuando en 1983 el Estado le otorga una concesión minera por 100 hectáreas a la empresa que en aquel entonces se llamaba Minerales de Copán, era nacional pero con fondos del extranjero. En 1992 el Estado amplía la concesión con 300 hectáreas más para hacer un total de 400, ya en ese entonces se instala una trasnacional minera, Greenstone de capital canadiense, que empezó a operar a través de Minerales de Occidente. Entonces aquí se inicia lo que en Honduras se conoce como la minería a cielo abierto porque siempre había existido la minería subterránea como en El Mochito o San Juancito pero la minería a cielo abierto fue aquí en La Unión Copán, San Andrés cuando se inició en 1999.

Cuenta el cuento como si después del relato uno se pudiera ir a dormir.

Ramiro Lara, miembro de ASONOG, ong que ha apoyado la lucha contra la explotación minera en el occidente hondureño. Foto: Martín Cálix

En 2000 comienza el conflicto en San Andrés minas, era una comunidad tradicional con la maldición que debajo de ella había grandes cantidades de oro, las leyes actuaron en favor de la empresa minera y obligaron a la comunidad a moverse del sitio hacia donde está hoy, hubo gente que ofreció resistencia pero nadie pudo impedir, era un proceso nuevo y si la institucionalidad del Estado la avalaba era difícil detener aquello. La empresa siguió trabajando allí hasta 2015 y sigue hasta la fecha pero el conflicto se agudiza porque en 2012 se firma un convenio entre el patronato de Azacualpa y la empresa minera donde negocian que se va a trasladar el cementerio a cambio de ciertos beneficios sociales. Empieza el 2016 y la empresa no había cumplido nada de ese convenio, propone la empresa hacer un adendum a ese convenio y lo hacen y lo firman el 11 de agosto de 2016, y allí otra vez el patronato deja la puerta abierta para que la empresa pueda negociar con cada familia la exhumación de los cuerpos aunque siempre hubo gente que se oponía.

La comunidad de Azacualpa está ambientada la mayor parte del tiempo con los bombazos de las voladuras que hace la minera para aflojar la tierra y sacar la broza. Muchas casas tienen rajaduras y la empresa para resarcir el daño prometió una casa a cada familia de Azacualpa en miras de que en algún momento la próxima veta a explotar será debajo de la actual comunidad. En ese convenio que luego fue modificado con un adendum se habla del pago por daños en las casas pero también se estipula el traslado del cementerio. Esos acuerdos los firmaron miembros del actual comité ambientalista de la zona, los que ahora se oponen a la exhumación de los cadáveres. Los líderes comunitarios han cambiado de parecer al menos un par de veces, de un lado y de otro.

La Nueva Azacualpa es el complejo de casas que Minerales de Occidente construyó para la reubicación de toda la comunidad, algunos ya viven aquí, otros se niegan a ser reubicados porque sus lugares de trabajo quedarían muy lejos. Foto: Martín Cálix

Lara asegura que esto ha traído división en las familias de Azacualpa y que la violencia se va manifestando.

El caso de Fausto Trigueros por ejemplo, estaban exhumando a su padre sin autorización y llegó con un machete el 14 de febrero de 2018, ya tenían el cadáver de su padres afuera y ese hombre llegó endiablado y les dijo: si ustedes no vuelven a meter a mi papá allí les vuelo la cabeza, se imaginan ustedes un campesino encabronado, no les quedó de otra que meter el cadáver a la tumba de nuevo.

En la oficina de San Pedro Sula, el abogado Víctor Fernández del MADJ contiene denuncias, expedientes, resoluciones de decenas de casos por conflictos socio ambientales, él más grande quizá es el de Berta Cáceres, él fue parte de la acusación privada en el juicio contra los asesinos de Cáceres, quien se oponía a una represa hidroeléctrica. El MADJ tiene presencia territorial en la zona noroccidental sobre todo y ha acumulado hostilidades por parte de la empresa privada y el gobierno. Sin embargo, sorprende que Fernández realmente se muestra preocupado por el conflicto en Azacualpa, que parece ser menos grave desde lejos. Nunca había sucedido que una corporación municipal los declarara non gratos, tampoco la campaña de desprestigio que se impuso en redes sociales por una acción legal que la empresa minera perfectamente puede apelar desde el derecho.

«A mí personalmente me han invitado desde 2015 para ver el asunto de Azacualpa. El asunto puntual para el que me convocaron fue el tema de la explotación del cementerio, es el tema final pero el que más sensibilidad tiene, ese tema es el que volvió a Azacualpa a la opinión pública, la mina vino trabajando normalmente durante los últimos años a pesar de la resistencia de la gente y los daños que hay yo fui para verificar eso, me costó un poco entrar al asunto justamente por las ambivalencias de la gente y de las estructuras organizativas que participan allí, a mí me presentaron el caso, ya el patronato y el comité ambiental, y muchas otras organizaciones nacionales habían participado de este proceso de diálogo que terminó en la firma del adendum a un contrato que se firmó desde 2012 en el que se hablaba de los términos de las operaciones de la empresa y los beneficios de las comunidades, y en este adendum se mete sutilmente el tema de la construcción de otras casas que la relacionan con la posibilidad de desplazar el cementerio y pagos individuales a la gente. Es un convenio confuso, yo le encuentro sentido jurídico en que además de ser un convenio poco claro no tiene participación comunitaria real, quienes participan es un grupo de 4 o 5 dirigentes comunitarios a los que yo interrogué, su primera reacción fue que ellos habían sido sorprendidos con la firma del adendum, es decir, que ellos no comprendían la dimensión de lo que firmaban y que además fueron sometidos a mecanismos de coerción para firmar».

Los pobladores que están en contra de la explotación minera muestran los daños provocados en sus viviendas debido a los distintos temblores, ellos dicen que provocados por el debilitamiento de la montaña por la explotación minera, quienes están a favor de la minera dicen que los temblores son naturales. Foto: Martín Cálix

Allí firman los presidentes de patronato y del comité ambiental, juntos los que ahora están enfrentados.

«Les pregunté: ¿qué antecedentes hay sobre el cementerio en términos de decisiones comunitarias? Me dijeron que en un cabildo abierto de 2015, de manera informada con opiniones técnicas la gente resolvió que el cementerio no se iba a mover. ¿Y ustedes tienen el acta? Sí la tenemos, bueno entonces ésa es una decisión comunitaria, ustedes no son la comunidad entonces quiere decir que ustedes debieron consultar a la comunidad para firmar. Yo le encontré sentido jurídico a eso, ese convenio es nulo porque viola las reglas básicas de la relación contractual. No importa si ya hay pagos, las cosas se deshacen en las cosas que se hacen, eso dice el derecho, si la cosa se determinó en un cabildo abierto lo único que puede modificar eso es un cabildo abierto», explica.

Según Fernández el Estado es el mayor responsable de lo que ocurre en esta explotación, y aunque la discusión reciente gira entorno al traslado del cementerio, hay aristas que siguen pendientes, por ejemplo, el abogado habla de 14 fuentes de agua que han sido afectadas y habla de personas afectadas en su salud, como el esposo de doña Juana y otros testimonios que están escondidos en la impunidad.

«Para el Estado lo más fácil es la tercerización de todo, si allí hay una empresa que tiene un centro de salud y arregla la carretera, el Estado desaparece. Lo mas fácil es que arreglen con la empresa, que sofoquen las posibilidades de resistencia que hay allí, el mayor riesgo de la gente opuesta a estas cosas es que todo el aparato está confabulado por eso tenemos buenos lugares por muertes violentas, impunidad…

Hay gente que le parece que no puede vivir sin esa mina, fácilmente pueden imponerse a hacer cosas, yo leí comentarios feos desde la disposición de agredir hasta la disposición de contratar gente para ejecutar esto, ya hay nivel de agresividad muy alto», agrega.

Lara, de Asonog asegura que el desarrollo que la explotación minera lleva a las comunidades aledañas no es sostenible.

«El costo ambiental que le estamos dejando a las presentes y futuras generaciones es incalculable. Esa mina en Azacualpa, La Union, Copán estará contaminando el río Lara con el drenaje ácido de minas que nadie lo va a poder detener, luego irá a caer al río Higuito de donde tomamos el 30% del agua en Santa Rosa, irá al Jicatuyo, al Ulúa y desembocará en el océano atlántico. Las futuras generaciones nos culparán a los que hoy no pudimos evitarlo, es una herencia que les estamos apenas dejando a los hijos y nietos.

A nosotros no nos preocupa que digan que se va a ir el desarrollo, que la gente se va a tener que ir, si usted va a San Pedro y Corquín tienen mucho más desarrollo que la Unión, sin empresa minera son comunidades más prósperas, estas comunidades vivían del café, maíz y frijol, no es cierto que van a quedar sin trabajo, los han entontecido. Si hablamos de desarrollo, si se va la empresa la gente no debería tener miedo porque debería sostenerse», explica.

Vista de la mina desde la comunidad de Azacualpa, la minería a cielo abierto es de las prácticas extractivas más nocivas para el medio ambiente debido a su impacto inmediato en los ecosistemas. Foto: Martín Cálix

El tema de la contaminación sólo se abordó en tres ocasiones cuando ocurrieron descargas de cianuro en el río Lara, la empresa minera llama a esto accidentes y la fiscalía no ha castigado el crimen ambiental. La última descarga fue el pasado 27 de junio de 2018, asegura Lara. Sin embargo ni la fiscalía ni la unidad de monitoreo de Ingeomin ni las organizaciones que acompañan a las comunidades han realizado un estudio científico que calcule el daño ambiental. La minería a cielo abierto es conocida como una práctica con múltiples riesgos para el ambiente, sobretodo por la remoción de suelo, la contaminación del aire y la filtración de cianuro y mercurio que llega a las fuentes de agua.

«Toda la institucionalidad del Estado: la policía, el CONADEH, la Secretaría de Salud, Instituto de Conservación Forestal, Copeco, todos responden a los intereses de la empresa minera, Copeco dictaminó que el cementerio está en un sitio de riesgo por lo tanto hay que quitarlo pero no dicen que la empresa minera lo ha provocado con ese hueco que tiene a un costado del cementerio. La secretaría de salud dice que el cementerio es insalubre, pero ese cementerio es uno de los más bonitos que hay por su ubicación y la vista. El ICF dando permisos amañados, el 8 de septiembre dieron un permiso para cortar 1200 arboles pero los comunitarios dicen que fueron mas de 3007 arboles que la empresa misma los había sembrado, el articulo 48 de la ley de minería dice que no pueden ser explotadas áreas que ya habían sido explotadas y eso está haciéndolo la empresa ahora, eso nos dice la libertad con la que operan estas empresas en Honduras», culmina Lara.

Rolando Milla, del CONADEH tiene casi 20 años de trabajar como titular del comisionado de Derechos Humanos en Santa Rosa de Copán, cuando llegamos a su oficina sacó de inmediato el expediente que dice Azacualpa en la tapa, un bloque de documentos.

«Nuestro papel es intervenir denuncias mutuas, los pobladores se han quejado, hubo jóvenes que estuvieron antes protestando que la minera les dio trabajo y ahora le cuidan el cerro a la minera, es un poco complicado. Nosotros como institución no somos competentes para esto porque el mandato del CONADEH es ver violaciones a DDHH entre el Estado y la población y no entre particulares pero en este caso nosotros remitimos a la fiscalía. El problema ha sido la falta de una visión social en la zona y la desconfianza a las instituciones que tienen que ver con el tema ambiental que hoy por hoy la gente desconfía sobre las medidas de mitigación, se logró en un momento que la DECA tuviera acompañamiento de la población a las inspecciones que se hacen de manera regular en la zona, pero ahora que hay gente que se opone hay desconfianza sobre los análisis que se hacen en la mina.

Lo que nosotros garantizamos es que los defensores de DDHH tengan las condiciones para ejercer su labor independientemente estemos de acuerdo o no, se mandó una carta a Azacualpa pidiéndole al alcalde que enmendara su actitud y que reflexionara de poner en precario la seguridad de los defensores de derechos humanos y que hubiera libre locomoción para realizar su trabajo, pero no tuvimos contestación», explica Milla e intenta lavarse las manos, es un funcionario preocupado por el conflicto a pesar que no es visto con confianza, sobre todo por el sector crítico a la minera.

«Es evidente que la explotación minera a cielo abierto genera un impacto ambiental fuerte, el desarraigo de comunidades que hay que hacer movilizaciones de territorio de personas hacia otro sector, eso genera impacto en la parte emocional en las personas, también el tema de las voladuras, el tema del polvo y de ciertos gases que se remueven con los movimientos de tierra que ha sido denunciado por parte de varias organizaciones que se ha afectado la salud de los pobladores, el cianuro con el que se esparce, la contaminación de los ríos que se ha dado en algún momento que han denunciado los pobladores, el problema para nosotros es el acompañamiento de las instituciones del Estado, no le puedo decir si realmente se está contaminando o no», y de repente toma un papel y lápiz y comienza a dibujar:

«Ésta era San Andrés, todo esto no había, estaba en la parte plana, el cerro de San Andrés desapareció, era bien bonito, bien pintoresco, yo conozco desde el 94 aquí, hace 23 años estoy aquí en CONADEH, este cerro desapareció, es mi visión lógica de esto, aquí estaba San Andrés y lo movieron, explotaron, este otro cerro aquí es el cerro el cementerio ellos quieren el cementerio porque es una de las vetas mas ricas de oro, si este cerro desaparece solo queda este cucuruchito aquí que es Azacualpa, no hay duda que al explotar este cerro se pone muy vulnerable Azacualpa, así que tendrán que salir, tiene que haber otra negociación porque la gente no quiso las casas de abajo. ¿Qué se visualiza? que si no hay cambios por parte de la forma cómo invertir, desarrollar lo que habrá al final de esto es más pobreza, porque la mina va a haber dejado trabajo temporal pero sin inversión y evidentemente el impacto del daño ambiental es fuerte porque las pilas van a quedar varios años después de retirada la minera», culminó.

Personas saliendo tras la finalización de la misa dominical en la comunidad de Azacualpa. La iglesia católica ha apoyado a la oposición en esta comunidad. Foto: Martín Cálix

En 2016 la empresa minera solicitó una inspección a COPECO para evaluar una falla geológica en el cerro del cementerio, el informe fue realizado por un ingeniero que en sus primeras páginas asegura no tener las suficientes capacidades técnicas para confirmar teorías a pesar de que al final concluye que el cementerio tiene un riesgo inminente por una falla geológica natural.

Omar Lagos, subcomisionado de COPECO en Santa Rosa de Copán asegura que en su unidad ellos saben poco ya que ese trabajo lo hizo gente de Tegucigalpa pero que sí están enterados de la falla.

«Sí existe una falla geológica interna que pone en riesgo el patrimonio de la gente, aunque sea la gente que ya falleció es patrimonio de los familiares, existe riesgo que ceda aunque explote o no la mina, en el occidente existe una falla geológica en el Jagual, eso es interno, 500mts de carretera y 40 manzanas de tierra, eso en el occidente es normal», explica nervioso Lagos, quien intenta desmarcarse del conflicto siempre que puede. Asegura que como COPECO han recibido intimidación de la oposición por haber hecho el estudio a petición de la minera.

«Según estuve viendo COPECO recomendó trasladar el cementerio. El tema de la explotación eso ya quien tiene que evaluarlo es INGEOMIN pero con el tema de la explotación y la vulnerabilidad de Azacualpa, la comunidad está en una zona de riesgo, hay unas casas que están ubicadas en mal sector, en zona de riesgo, allí hay que hacerse estudios pertinentes para saber si la explotación está empeorando la vulnerabilidad, a nosotros no nos solicitaron eso sino que fue por otra cosa, el tema de explotación si eso genera riesgo, si la mina contamina el río Higuito, si es así se deben hacer los estudios en tiempo y forma», y reafirma el discurso de COPECO de que la vulnerabilidad es provocada por la manera en la que las poblaciones se asientan en lo territorios de Honduras.

«Si la vulnerabilidad ha aumentado probablemente sea porque a veces la población construye en zonas de derrumbe, de alto riesgo, posiblemente haya aumentado aunque pudo haber reducido porque algunas personas fueron trasladadas a la Nueva Azacualpa. Si usted lo relaciona con la mina y con la explotación y eso allí se tiene que hacer un estudio, en 2016 sólo se hizo del cementerio, ya un estudio relacionando a la mina con la vulnerabiliadd en su momento se debe hacer porque la mina debe ser responsable y tener protocolos de acción, el tema de riesgo no sólo es de COPECO también de INGEOMIN, para evaluar si esto afecta la vida de los pobladores», agregó.

Manuel Rodríguez es uno de los pocos vecinos de Azacualpa que se opone a las operaciones de la empresa minera, no sólo al traslado del cementerio, para Rodríguez la empresa debería cerrar. Manuel tiene miedo y nos habla desde el interior de un vehículo, encerrados para que nadie lo escuche.

«Ellos nos amenazaban por los medios de comunicación hace poco decían que querían la cabeza mía y la de otro compañero que se llama don Lito López y así venimos aguantando amenazas y humillaciones de la mina, dicen que hemos estado allí por dinero pero eso es falso nosotros sólo queremos que se respete el bosque, porque de repente vamos a tener un problema con la comunidad pero va a ser por la destrucción que ha hecho la minera, está a la vista», cuenta Manuel y cuando habla de «ellos» se refiere a sus vecinos, los que están ahora en un campamento vigilando que las operaciones de la mina no sean interrumpidas. La última vez que Manuel intentó frenar una máquina de la empresa, un grupo de trabajadores se le fue encima.

Manuel Rodríguez, poblador de Azacualpa que se opone a la explotación minera. Foto: Martín Cálix

«A mi la mina nunca me ha dado un presupuesto, me dedico a sembrar café y he sembrado maíz, frijoles, soy agricultor, la gente dice que se va la minera y se mueren de hambre, es que no quieren trabajar. Aquí no hay nada de beneficios, ésa es la mentira que no la compartimos, allí está el centro de salud que es por parte del gobierno y el gobierno es irresponsable porque no paga el personal, la mina apoya para estarnos manipulando aunque eso no sea nada, no es justo», agrega.

Mientras habla, Rubio Méndez, secretario del Comité Ambiental muestra las grietas en el suelo de la casa de su compañero Miguel, presidente del comité. Ambos firmaron el adendum que acordaba con la empresa poner precio a los muertos como parte del paquete de mejoras a la comunidad que la empresa había prometido por los daños causados con las voladuras.

«Yo planteé que para evitar los problemas a futuro la solución era que reubicaran la comunidad totalmente, en vista de eso, el gerente de ese tiempo se llamaba Carlos Calderón, él estaba de acuerdo pero vino el nuevo gerente pero no estuvo de acuerdo, ellos proponían hacer una urbanización con 396 viviendas que salieron en el censo. Fue esa etapa que hicieron 120 casas, en 2013, en 2015 tenían que estar construidas todas. En vista que en 2013 pararon la construcción de las viviendas, la empresa pidió una prorroga el 16 de septiembre, se le dio, en la comunidad siempre ha habido buena voluntad de colaborar con la mina, en diciembre no cumplieron, desde allí a 2014 hubo una manifestación, en youtube la pueden encontrar», explica Rubio, en esa protesta hubo desalojo y un grupo de personas terminaron judicializadas por daños a la empresa, entre ellos Miguel. Al final el trato quedó vacío, la gente decidió que no quería ya las casas sino el dinero.

«El patronato tiene mucha responsabilidad en esta división porque aparecía en ese adendum un terreno, empleo, no dieron nada. En la comunidad somos unas 15 familias que se oponen y en otras comunidades pequeñas, estamos en la protesta preocupados por tanta situación, dónde va a ubicarse a toda esta niñez de Azacualpa. Según la explotación que se realiza, el terreno es vulnerable, en un movimiento sísmico esta comunidad puede deslizarse, si se resbala esta comunidad se corre el riesgo de que se pierdan muchas vidas», culmina Rubio, mientras Miguel Ángel muestra los documentos del adendum donde sale su firma.

Miguel Ángel López es presidente del Comité Ambiental de Azacualpa pero fue de los primeros trabajadores mineros de la actual empresa, comenzó en 1997 cuando no había sindicato y la explotación venía iniciando, fue operario de máquinas y supervisor. Ahora lucha para que la empresa minera no avance devorándolo todo hasta llegar a su comunidad.

«Usted ve el peligro en el que vivimos aquí, las casas están dañadas, las pasamos parchando, el terreno es vulnerable, una parte donde ya en una ocasión el mismo COPECO dijo que la comunidad estaba en una zona vulnerable y a diario recibimos el impacto de las voladuras, se siente por debajo de la tierra», dice Miguel, habla de las fallas, las geológicas y las institucionales.

Miguel Angel López del Comité ambientalista de Azacualpa. Foto: Martín Cálix

Don Armando, el actual presidente del patronato coincide con sus opositores, de hecho, los que se colocan en dos bandos opuestos tienen más coincidencias en lo que dicen de lo que aceptan. «Esta comunidad tarde o temprano la van a tener que reubicar, ya el daño está hecho».

En el foro anual que realiza la Universidad Politécnica de Ingeniería (UPI) realizado el pasado julio de 2018, Aura Minerals y Minosa realizaron una serie de actos de protesta para exigir al Estado de Honduras protección a su inversión, el stand donde mostrarían su labor empresarial y social estaba vacío con un rótulo exigiendo seguridad jurídica. Allí el exgerente de Minosa, Monty Reed destituido justo tres días antes de que la minera cerrara de nuevo sus operaciones, aseguró a Contracorriente que «estamos tratando de tratar a todos con respeto pero hay algunos que están usurpando los otros derechos y cometiendo delitos flagrantes y dañando equipo, amenazando gente, tirando rocas sobre equipo», Reed habla de pérdidas millonarias, pero enfatiza que la mayor pérdida la tiene el Estado, «la ganancia para reinvertir en el país ya se acabó, no vamos a tener. Otra parte de estos cientos de millones que se retornan al país está perdido. Por el país se está perdiendo más que todo, no por nosotros», dice en su atropellado español.

Reed habló a los estudiantes de la UPI sobre la minería moderna y la responsabilidad social de la industria extractiva. «La minería tiene una historia muy fea de desprotección del medio ambiente pero en los últimos 40 años esto ha cambiado. Hay estándares mundiales que nosotros respetamos. En general esperamos dejar mejor el ambiente que cuando llegamos, también en el ámbito social. Queremos dejar socialmente y ambientalmente algo mejor, en términos de escuelas, salud  y todo.

1986 estudiantes becados beneficiados. ASONOG y otras ONG ¿Cuántas estudiantes están beneficiando ellos? ¿Cuántas becas? ¿Cuántos pacientes han tratado en nuestra clínica?

En el medio ambiente, cada año sembramos 50 mil árboles. ¿Cuántos han sembrado ASONOG y el Movimiento Amplio?».

Si el cementerio es reubicado, dice Reed, al menos quedarían unos diez años de explotación en esa zona, la exportación de la empresa ronda los 100 millones de dólares anuales pero de eso la ganancia es muy poca, trata de convencer, Reed, que el negocio de la minería no es tan bueno como se piensa.

Lejos de Tegucigalpa, del hotel lujoso desde donde Reed nos habló, Miguel nos pide que veamos a su alrededor, hay mucha gente en la comunidad que vive en la pobreza y con tantas décadas de explotación, sacando el oro en el que se asentaron sus antepasados que llegaron en busca de oportunidades a esas montañas. Las nuevas generaciones ven cada vez menos un futuro prometedor en su pueblo.

Oneida y su hija Britany de 4 años. Ella es una de al menos 150 personas que se fueron en la primera caravana migrante de hondureños, pero fue retornada. Foto: Martín Cálix

 

 

Los deportados

Los deportados –sus historias de vida– van narrando este país, pero los deportados de este pueblo minero descubren el velo del espejismo en el que viven y del cual al final también se huye.

Oneida de 28 años, hija de doña Alba Luz, supo de la caravana por la televisión y se unió a 150 jóvenes de Azacualpa que en la frontera de Aguas Calientes se sumaron al grupo de más de 7 mil migrantes que viajaron en manada, en lo que luego se llamó éxodo y a cuenta gotas va filtrándose por la frontera de Estados Unidos.

Ahora está de regreso, firmó la deportación voluntaria a cambio de un apoyo de 10 mil lempiras que le prometieron representantes del gobierno en la frontera, ha pasado casi un mes y del dinero no ha sabido nada, la mandaron con un ticket que le daría un viaje gratis de retorno a su aldea, nadie la llamó después de eso.

«El primer día que nos llegamos al puente la policía nos tiró bomba lagrimosas y por la noche nos estuvieron leñateando, agarrando con leños porque no nos abrían el portón, hubo niños golpeados y niños que murieron.

–de aquí hubo muchachos que sí tenían empleo y se fueron (interrumpe su madre)

Al llegar, la pensada que llevábamos era trabajar y sacar adelante nuestras familias porque así como yo, tengo 3 niños pero estoy viviendo de arrimada con mi mamá. Tengo uno de 12, uno de 8 y la niña de 4 años. Sí me gustaría intentarlo de nuevo como aquí no hay empleo».

Oneida ha tenido trabajos temporales en la minera, como barrendera, pero sus hijos comen todos los días, ya de regreso sólo puede pensar en cómo retomar el camino de nuevo.

–El papá de los niños no está aquí, y para qué si no le ayuda a los niños.

es torcida como la mamá interrumpe doña Alba. Sólo madre tenían mis hijos aquí, así está ella, ella es la mamá y papá de los niños. Ríe nerviosa.

 

 

La voz se regó en el pequeño pueblo  y los deportados iban saliendo, hablando, con sus rostros tristes, quemados.

Francis de 23 años nunca había salido de su comunidad pero el hambre lo empujó a unirse a la caravana. «Tengo una niña y la mujer embarazada. estuve con la COMARC, cuando llegamos no nos dijeron nada sólo nos dijeron que íbamos a un albergue, al día siguiente me tomo la foto para llenar el formulario y esperamos tres días pero no nos respondieron nunca, entonces yo no aguanté y me regresé, me tuvieron dos días en el corralón de México y hablé con el consulado de Honduras entonces me deportaron. En el aeropuerto nos dieron una bolsa solidaria que le dicen, y me dieron el boleto para que pudiera venir aquí. Ahora a lo mismo como estaba antes, pidiéndole al gobierno que nos ayude porque si uno ayudándole cómo se va a ir de su país, uno con un trabajito que tenga que gane más o menos para mantener a su familia, con eso», cuenta Francis, quien como la mayoría de los deportados no terminó la primaria.

«A veces nos tocaba pedir jalón, a veces caminando, a veces corriendo, el camino es pesado», cuenta Melvin de 29 años, un campesino que no podía sostener a su familia con el pago diario de 150 lempiras. «Como no hay empleo nos toca emigrar, me dedicaba a trabajar en la tierra, aquí ya no se puede, entonces por eso uno emigra, yo cuando me di cuenta que iba una caravana me uní a ellos, les dije a mi familia que me iba para darles una mejor vida, aquí cien pesos gana uno, no ajusta para la comida. Muchos emigramos por eso», afirma Melvin quien con apenas 12 años comenzó a sostener la familia porque a su padre lo mataron por robarle 1000 lempiras (alrededor de 50 dólares).

«Yo ayudaba a mi mamá y a mis 7 hermanitos, con sal y tortillita se pasa pero a veces uno se siente hostigado, si no hay nada de repente me voy a volver a ir. Cuando yo le digo así a mi mamá se pone a llorar, uno en las noticias ve como matan la gente en ese camino», las mujeres alrededor interrumpen:

                        –por eso defendemos la mina, al menos da trabajitos.

«De nada sirve estar pobre», suelta Joselino, otro de los deportados, allí en su casa de adobe donde tiene conectado apenas un foco y le llegan a cobrar grandes cantidades por consumo de energía. Él y su vecina se fueron en la caravana y las lágrimas se les quedan atrapadas en los párpados cuando recuerdan lo duro del camino y la frustración de regresar al espejismo que los expulsó, el que los deportados cuentan mejor en la Honduras más olvidada.

Joselino regresó desde México en un bus a las 5 de la mañana, con ropas que a simple vista no eran de él, el pantalón le quedaba corto y el saco le quedaba grande, debajo, nada, aquel saco varias tallas más grande que la suya era todo lo que lo protegía del frío a su llegada a la Frontera de Agua Caliente, para ser recibido por los agentes de migración, por los empleados de COPECO que rápido, sin darle tiempo para asimilar lo que estaba sucediéndole a él y a otros tantos adultos y niños, lo metieron a otro bus en dirección a la terminal de San Pedro Sula, ésa fue la primera vez que lo vimos. Lo vimos sin verlo, y luego en su casa, su casita pequeña de adobe, en Azacualpa, desde su casa como desde toda las casas de Azacualpa, se suele ver a la maquinaria de la minera sacando el oro del que jóvenes como Joselino jamás se beneficiarán.

 

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Este reportaje se realizó con apoyo de Fundación Heinrich Böll Stiftung

No se nace, sino que se deviene mujer.

 No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino.

 Simone Beauvoir

Texto: Catherine Calderón

Fotografía: Martín Cálix

Sofía es una mujer transgénero, tiene 26 años y vive en San Pedro Sula, una ciudad en un país donde realizar una transición de identidad de género tiene riesgos diversos y muy altos, de muerte. El Observatorio de la Red Lésbica Cattrachas establece que es así porque en el país no existen leyes ni políticas que protejan o garanticen los derechos humanos de las mujeres transgénero.

“Para nosotras la transición se vuelve una pesadilla, cuando no se tienen los servicios adecuados” comenta Sofía Carbajal acompañada de otros compañeros y amigos defensores de derechos humanos en el país, durante una reunión en la que coinciden para hablar sobre sus trabajos.

A Sofía le ha tocado escuchar las historias de amigas que deciden no comer con tal de ajustar el dinero para ir a Villanueva, un municipio a 26.8 km de San Pedro Sula para que otra compañera inyecte aceite mineral en los pechos o glúteos.

“Acceder al aceite es fácil, solo cuesta de 35 a 50 lempiras ($1.42) el bote, el cual se inyecta con jeringas de 20 cc y en otros procesos han incluso utilizado el mismo tipo de jeringas que usan para inyectar a vacas y caballos. Quienes hacen dicha práctica deben dormir por días sentadas y con unos alambres en forma de equis X en sus pechos para que le formen ambas tetas, algunas no aguantan, se quedan dormidas boca abajo y ahí es donde el aceite se corre más rápido o les deja unas tetas deformes” relata mientras muestra su pecho como referencia.

La compañera que les inyectaba a la mayoría el aceite, ya no vive en el país, emigró y es parte de la cifra de la Pastoral de Movilidad Humana, de las 300 personas que cada día migran de forma irregular, huyendo del riesgo que supone sobrevivir en Honduras.  La forma cómo aprendió a hacerlo esta compañera, fue empíricamente, aunque hubo un tiempo en el que una enfermera de esa misma ciudad les cobraba por cada inyección Lps.500.00 ($20.38) casi el quíntuple de lo que les costaba luego con una compañera. Actualmente está enfermera tampoco les sigue brindando dicho servicio clandestino.

Al tener estos espejos Sofía ha decidido solo seguir con su hormonización con pastillas, aunque apenas acaba de iniciar nuevamente el proceso, luego de una intoxicación que tuvo en su adolescencia, cuando iniciaba con la transición.

Y es que los cánones de belleza en las mujeres, impuestos por la sociedad, sobre todo afectan a las mujeres transgénero ya que se ven volcadas a seguirlas. Saben que lograrlos tiene un costo alto monetariamente pero también les podría costar la vida misma. La transición de las mujeres transgénero es un proceso de construcción de sentidos de pertenencia que van desarrollando en lo largo de sus vidas.

“Yo me emocioné al ver los primeros cambios en mi cuerpo, ya cuando tenía entre 19 a 20 años, inicié a ponerme inyecciones de Topasel. Al inicio me ponía una cada semana pero luego quería más, porque ya me miraba con mis pechos y como estaba pequeña, mi cuerpo se miraba muy curvilíneo, hasta que de repente estas inyecciones me empezaron a dar alergia y termine en emergencias, donde me inyectaron penicilina G benzatina” recuerda Sofía entre risas y muchos nervios.

Sala de espera de la emergencia en el Centro de Salud público de la ciudad de San Pedro Sula. Foto: Martín Cálix

Utilizar inadecuadamente la administración de Topasel (u otros medicamentos hormonales) puede causar trombosis, alergias irreversibles e incluso fallo hepático.  “Usualmente cuando una receta este tipo de medicamentos que en general son para control natal, se prescribe una sola dosis al mes, pero en el caso de las mujeres transgénero, eso es diferente por diversas razones, muchas de ellas se automedican hasta 20 dosis al mes por miedo a preguntar a sus médicos de cabecera, lo cual es bastante comprensible, ya que el sistema de salud no tiene conocimiento de estos casos ni tampoco está capacitado para brindar un servicio diferenciado y de calidad” expresa Karen Luján, doctora general en Servicio de Atención Integral (SAI) del Hospital Mario Catarino Rivas.

En Honduras, como en muchos países de la región, la atención diferenciada en los servicios de salud es inexistente, esto debido a la falta de marcos legales que permitan acceder a derechos básicos y sin estigma a poblaciones vulneradas. Los pocos esfuerzos que se realizan desde esa visión, están en el marco de la respuesta y prevención de Infecciones de Transmisión Sexual, por ejemplo en San Pedro Sula el lugar donde usualmente se atiende a la población LGTBI es en las clínicas de Vigilancia Centinela de las Infecciones de Transmisión Sexual (VICITS) una iniciativa surgida en Bolivia en 1992, como una actividad de vigilancia epidemiológica de VIH y otras ITS en los servicios para la atención de mujeres trabajadoras sexuales (MTS). Posteriormente, llega a Centroamérica y se implementa en Honduras en el año 2006.

Generalmente estas clínicas, están dentro de los centros de atención médica, no obstante, no son fáciles de encontrar o identificar, usualmente están ubicadas en los extremos de los centros de salud y casi invisibles, como para que nadie se entere quiénes llegan ahí y lograr mantener la confidencialidad de las personas. El personal de salud que atiende a las poblaciones claves -como se le conocen en las estrategias de país y de la región desde los organismos internacionales- está capacitado para atender de forma integral, una integralidad que está basada únicamente en el tema de la salud sexual más no en la salud mental o acompañamiento para los procesos de transición de las personas transgénero.

La entrada al Centro de Atención Integral del Centro de Salud en la ciudad de San Pedro Sula queda obstaculizado a la vista por los autos que se estacionan enfrente. Foto: Martín Cálix

“Sí, se les brindara acceso al derecho a la salud realmente integral, las mujeres transgénero podrían hacer su transición de manera más segura y no se expondrían a tantos riesgos. En los últimos meses he recibido muchos casos de mujeres que han adquirido infecciones por mala praxis en lugares donde les ofrecen servicios de castración de sus testículos o glande” según Luján, estos lugares también se dedican a realizar piercings y demás servicios relacionados, por lo que para las mujeres transgénero es una opción viable para acelerar el proceso.

Luján recuerda los momentos de impotencia que ha sentido al conocer casos como el de una chica que, por intoxicación y abuso del uso de medicamentos hormonales, desarrolló una serie de enfermedades, algunas de ellas crónicas como la diabetes y problemas de la tiroides. “Ella ya tiene un fallo hepático que además le ha causado cirrosis medicamentosa (daño hepático inducido por medicamentos) nuestra recomendación lastimosamente fue eliminar el uso de estas hormonas y otras sustancias y ahora ella, se encuentra en su transición de reversa, es decir ahora se identifica como hombre gay, al no verse cómo lo que ella es. Tiene depresión,” dice Luján al agregar que estos medicamentos o procesos que realizan al ser utilizados de manera errónea también les altera su salud mental y emocional, causándoles efectos adversos como ansiedad, mal humor y depresión.

Cuando una mujer transgénero llega a un centro de salud, ni la guardia de seguridad ni el médico le llaman por su nombre social, sino que el legal, son ingresados al área de hombres, aunque física y emocionalmente ellas se identifiquen como mujeres. “Ese es problema de ellos, porque acá se les va a llamar como hombres y serán atendidos así, no se puede hacer mucho” dice una guardia de seguridad privada en emergencias del hospital, mientras revisa su celular, al preguntarle dónde ingresarían a una mujer transgénero con un ataque de asma.

La barrera de salud es uno de los grandes retos que tienen al no contar con una identidad de género. Es por ello que su transición la realizan mediante un método de prueba y error, “prefieren el dolor físico que el emocional”, acota Luján al referirse a los diversos casos de emergencia que le ha tocado atender.

A veces ni siquiera el horror de ver cómo el aceite vegetal o biopolímero (sacado al derretir discos) les quema por dentro sus órganos, ha hecho que las mujeres trans reduzcan las prácticas.

Julia, como le llamaremos por seguridad, es una activista al igual que Sofía, que lucha para que la población transgénero tenga mejores condiciones de vida, no obstante, incluso en ella, las exigencias de una sociedad y del imaginario de belleza en su cabeza, hicieron que pusiera en peligro su vida en dos ocasiones.

“La primera vez que decidí colocarme silicón, porque estaba segura que no quería aceite, fue cuando tenía 19 años y una vez que logré tener mis primeras chiches (pechos), finalmente me sentí completa, me miraba como yo me sentía y asumía. Sin embargo, aunque me sentía contenta con lo que tenía, creía que teniendo más iba a ser mejor, así que empecé ahorrar aproximadamente 50 mil lempiras ($2,124.00) que los hacía a través de trabajo sexual alguna parte y otra por mi trabajo como defensora” relata Julia quien cada tanto hace una pausa, para recordar detalles y otras veces para atender cosas de la oficina que recién ha abierto en una zona conflictiva de San Pedro Sula, pero que es para lo que le alcanza ahora.

«Yo tenía el dinero, aunque no lo suficiente como para ir en las mejores condiciones, tenía miedo de irme de una u otra forma porque tanta historia que una escucha, hace que siempre se vaya con miedo», cuenta.

El riesgo se volvía secundario pues lo único que a Julia le importaba era poder llegar a México, aunque fuera de manera indocumentada, para poder inyectarse los litros de silicona que necesitaba, según ella, para verse como la mujer que se sentía por dentro. “Ya me había puesto medio litro y estaba bien, todo había salido bien, el trayecto de ida y venida, pero como yo quería más, es en mi segundo viaje en donde todo se vuelve caótico y terrible, este camino violento era nuevo para mí. La segunda vez que fui a México por mis otros 4 litros de silicón líquido, mi cuerpo no estaba listo para dicha cantidad y de paso me dieron calenturas que me pusieron muy mal de salud,” relata Julia mientras se acomoda cada tanto, en su silla, ya que no puede estar tanto tiempo sentada en una sola posición a causa de los efectos secundarios de esta práctica.

Julia además de haberse puesto mal de salud, fue capturada por migración y puesta en la cárcel de migrantes en México, en donde permaneció 3 días sin bañarse, sin comer, sin dormir y casi gritando todos los días para que la liberaran. “Yo estaba desesperada, me quería morir y sentía que lo que me había puesto me estaba poniendo peor, tenía una gran infección a causa de no haber tenido reposo y estar en ese lugar frío y asqueroso”. Todo se volvía más complicado de lo que ella pudo imaginarse, hasta que de pronto alguien en la celda le dijo:

-Hey catracha, ahí anda el cónsul de Honduras, aprovecha para que te liberen.

“Yo no sé cómo, pero yo exigí que me sacaran que necesitaba ir al baño o algo así, para que me dejaran salir de la celda y cuando lo hice, empecé a gritar como loca y del dolor que tenía no podía correr, así que me tropecé y caí, un golpe que se escuchó en todo el pasillo e hizo que el cónsul me mirara y preguntara quién era yo».

– Soy hondureña, me estoy muriendo acá, necesito regresar a mi país- les dijo Julia mientras experimentaba una fiebre que la tenía deshidratada.

Y es así cómo Julia logra regresar a su país, con una meta clara: trabajar  exhaustivamente en el tema de los derechos de las mujeres transgénero, para que puedan acceder a servicios de salud integrales y de acuerdo a sus necesidades, pero también con la meta que regresaría a México de forma legal sin gastar ni un peso de su bolsa e ir a hacer lo que más le gusta- incidir políticamente. Una meta que logró y lo expresa con orgullo y alegría, casi olvidando que sus piernas y pantorrillas ahora están sufriendo los efectos secundarios de lo que se inyectó.

“Ahora no puedo ni golpearme ni nada, porque paso con miedo, estoy deprimida y siento que no encuentro salida más que mi trabajo”. Julia, luego de ese suceso, ha estado en tratamiento con algunos especialistas y cada tanto logra ahorrar para poder realizarse mamografía, exámenes con un endocrinólogo y proctólogo. Estas especialidades no están disponibles en los centros de salud públicos a los que tienen acceso las mujeres transgénero.

Julia cuenta que ahora su meta a largo plazo es poder viajar a Colombia para poder extraerse el silicón y que le raspen los residuos.

El caso de Julia es atípico en Honduras, ya que su condición de trabajo le ha permitido poder tener acceso a servicios de salud especializados, no obstante, tampoco ella está tan lejos de la realidad de sus compañeras que, aun siendo profesionales en distintas áreas, han tenido que ejercer más de una vez el trabajo sexual.

En Honduras las mujeres trans no cuentan con una política pública que las ampare para garantizar sus derechos humanos, es por ello que en 2013 varias profesionales del derecho y activistas de la población en específico, inician la elaboración de una Ley de Identidad de Género, tomando en cuenta lo que sus compañeras en la región iban trabajando, tanto en Argentina, Uruguay e incluso México.

No obstante, desde el 2015 que se entregó el anteproyecto con el apoyo de la Secretaría de Estado en los Despachos de Gobernación, Justicia, y Descentralización (SGJD), el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) y la diputada independiente Doris Gutiérrez, esta quedó engavetada, reduciéndola en debates políticos en una ley que busca permitir el matrimonio igualitario. Si bien es cierto dentro de la ley se menciona el tema, esta busca superar las barreras para el acceso a servicios competentes para hacer frente a las necesidades generales y específicas.

Esta situación sigue siendo parte del cimiento de las diversas barreras que las mujeres trans deben enfrentar, tal cual lo cuenta Alejandra Vega una mujer transgénero de 34 años que trabaja como contadora en una organización de sociedad civil. “La Vega” como le dicen, cuenta que cuando empezaba con su transición de hombre a mujer su vida se complicó y dio un giro completo.

“Cuando a mis 19 años dije en mi casa que era gay, como muchas en este proceso, mi familia se alteró, mi mamá lloró, pero luego me confesó que ya lo sabía de alguna manera. Pero cuando empecé a verme más femenina y me fui asumiendo mujer, empezaron los problemas”. Vega cuenta este episodio de su vida y asegura que odia las etiquetas, para ella tener una vagina o un pene no debería determinar cómo se asume o construye una persona.

Alejandra es una chica trans que trabaja en una calle del centro de la ciudad de San Pedro Sula. Foto: Martín Cálix

Está convencida que todo va amarrado de una u otra forma, ya que realmente los problemas en su casa no iniciaron porque fuese una mujer transgénero, sino porque perdió su trabajo como contadora y al no tener cómo aportar a su familia de forma constante, Vega tuvo que iniciar a ejercer el trabajo sexual y con ello también llegaron las drogas.

“Fui drogadicto 10 años, llevo apenas 1 año de estar limpio y las drogas me costaron mi vínculo familiar, una consecuencia del no tener trabajo o expresarme como la sociedad quiere”, Alejandra hace hincapié que odia los roles de género y que por eso durante el día se viste con sus jeans, camiseta, gorra, aretes y casi nunca anda en tacones, contrario a cómo se viste en la noche. “Al final de cuentas soy la misma y una gorra o unos tacones no me deberían de definir” recalca.

Según un estudio realizado por Distintas Latitudes y publicado en su Ebook Imparables, en América Latina y El Caribe solamente 3 países tienen regulaciones en cuanto a identidad de género. Honduras, según este estudio es de los países con legislación inexistente más allá de la despenalización, rectificando que las barreras para la población LGTBI siguen siendo un reto para los gobiernos.

Alejandra, al igual que Sofía y a diferencia de Julia, decidió no utilizar más que hormonas para su transición y considera que el hecho de no contar con un sistema de salud integral y especializado en atención para mujeres trans hace que ella como otras compañeras, decidan quedarse solo con lo que es más seguro, que en este caso son las hormonas a través de pastillas anticonceptivas o inyecciones para planificar que usan las mujeres cisgénero.

“Las estrategias de salud se enfocan en VIH y no tanto en tema de prevención como antes, básicamente a lo que tenemos acceso en temas de servicios de salud, solo es focalizado a mujeres transgénero enfermas, no para prevenir”, asegura Vega.

“La hormonización es importante pero también son los dientes”- se ríe mientras lo dice y sigue retocando su maquillaje en la calle en donde decidió atendernos esa noche-  Alejandra, Sofía y Julia nunca han conocido a alguien que haya hecho su transición de forma segura y con profesionales de la salud en el país, aunque algunas lo han intentado, casi todas inician de forma empírica a través de pastillas anticonceptivas.

Una Ley de identidad de género – Una oportunidad de vida

“La expectativa de vida de una mujer trans en la región es de 35 años. Sin salud integral no hay igualdad de derechos ni democracia real” resalta Marcela Romero, coordinadora de la Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans (RED LAC TRANS) en el inicio de la “Guía de recomendaciones de sobre atención integral de la salud de las mujeres trans en Latinoamérica y El caribe”.

En Honduras no existen leyes focalizadas que garanticen los Derechos Humanos de la población LGTBI, actualmente los únicos recursos legales que tienen es el artículo 321 del Código Penal y la Ley de Protección para las y los Defensores de Derechos Humanos, Periodistas, Comunicadores Sociales y Operadores de Justicia, que solamente ampara a aquellas personas que han sido certificados como defensores de DDHH.

Además de ello a pesar de haber elaborado anteproyectos de ley por la no discriminación y la ley de identidad de género por parte de la sociedad civil, el Estado no ha continuado el proceso de revisión correspondiente para la discusión en el pleno del Congreso.

La segunda ley es clave para garantizar y mejorar la tasa de mortalidad de las mujeres trans en el país, ya que con esta ley el Estado está obligado a cumplir con la despatologización y el reconocimiento de las personas por su nombre social. En el ámbito de la salud, la ley implica garantizar la atención integral para las personas trans, centrado en un modelo de derechos y necesidades de cada persona.

Al no tener una ley y políticas como las antes mencionadas se genera una condición de vulnerabilidad para el acceso a la salud física y mental de las mujeres y hombres transgénero en el país colocándolas en peligro de vida.

Jorgina Fuentes tiene 33 años, con una personalidad única y con mucha astucia. Antes de brindar la entrevista, revisa las credenciales de los reporteros y los trabajos que realizan y advierte que no quiere que le vayan a cambiar palabras al momento de escribir su experiencia.

Una chica trans posa para una sesión de fotos en el interior del pequeño apartamento que alquila en un barrio de la ciudad de San Pedro Sula. Foto: Martín Cálix

Ella inició su transición como muchas, pensando que era hombre gay hasta que se dio cuenta que era una mujer y comprendió los retos a los que iba a enfrentar. A veces este proceso es acelerado en algunas y en otras mucho más lento, mucho depende de las familias y los entornos en los que se encuentren.

Jorgina cuenta que cuando ella inició su transición ya tenía 15 años y salía con una amiga mayor a la calle, ya en ese entonces empezaba a ejercer el trabajo sexual para poder obtener dinero. “Empecé a salir  y dije – hey, ¿qué onda?-  porque ya me empezaba a gustar aquello”. En ese momento de su vida en el que era un panadero comenzó a “botar las plumas” al desafiar su entorno y pintarse el cabello de color amarillo.

Ella al igual que Alejandra Vega pudieron trabajar en sus profesiones y continuar su transición sin exponerse de alguna manera a la violencia en la calle, no obstante, el machismo no les permite desarrollar una vida tranquila. Ellas dos son amigas, vivieron en contextos bastante diferentes pero fue uno solo el que hizo que se encontraran en el camino de la exclusión y cero garantías: La calle.

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Las iniciativas de ley además de garantizar los derechos buscan reivindicar el hecho que el término transgénero sea alejado de las connotaciones psico- médicas de la transexualidad y el travestismo, permitiendo que se resignifiquen bajo el paraguas del término trans a las maneras en las que ellas se perciben y construyen su identidad de género más allá de las intervenciones quirúrgicas o modificaciones hormonales y estéticas.

Se vuelve una re-significación que incluso en el marco legal está establecida como precedente en la lucha por los derechos de las mujeres trans, al lograr que la Organizaición Mundial de la Salud (OMS) removiera de sus protocolos la patologización de las identidades trans, que hasta en ese momento eran clasificadas como trastornos mentales.

“Para poder avanzar sin duda debemos botar estereotipos, incluso dentro de la población LGTBI que por supuesto también tiene un sistema patriarcal, en el que los hombres gais han liderado procesos y las mujeres trans hemos sido rezagadas y tratadas como drogadictas, ladronas e irresponsables – y no es que no existan compañeras así, yo misma fui drogadicta – pero sé que también existimos mujeres con ganas de demostrar lo contrario y romper paradigmas” dice La Vega que lleva horas esperando un cliente en la avenida del sur este de la ciudad.

Mientras Vega relataba los diversos retos que ella ha podido identificar, recordaba a las mujeres que decidieron utilizar aceites u otras sustancias para tener los cuerpos perfectos y lamenta mucho cómo este sistema no puede siquiera garantizar lo básico que necesita una persona.

“En este punto de mi vida solo tengo claro que quiero dejarles algo a mis compañeras y que, aunque sea algo de lo mucho que he leído se les quede, pero sobre todo quisiera que dejáramos de estar pidiendo: Me lo podés dar por favor, porque lo necesito -mientras hace su voz más baja y sumisa. – No. Tenemos que decir – Aquí está una puta ley, mira, sino respetas te voy hacer esto, cabrón” Vega, considera que a pesar de tener avances luego de 17 años en activismo, llegar a condiciones ideales para su transición es apenas una utopía, sobre todo, si en el país no se empieza a tomar en serio el tema de la educación sexual.

Las mujeres transgénero son fáciles de encontrar en estrategias, justificaciones de proyectos y en cifras frías, pero poco o nada se habla de ellas desde la óptica cultural e inclusión dentro del sistema cotidiano. De las cuatro entrevistadas, 3 de ellas ejercieron el trabajo sexual siendo menores de edad, todas lograron terminar su educación primaria, dos de ellas su educación media y solo una logró graduarse de la universidad. Todas siguen construyendo su identidad en medio de la tortura estatal.

Glosario:

Transición: Se refiere al período de tiempo en que las mujeres y hombres trans cambian el rol de género asociado con el sexo asignado al nacer a una identidad de género diferente. También es conocida como la construcción la cual puede o no incluir feminización del cuerpo (modificando características genitales) a través de hormonas y otros procedimientos médicos.

Transgénero: Se refiere a las personas que no han alterado o que no desean cambiar las condiciones o características sexuales con las que nacieron, pero cuyas identidades de género difieren del sexo que se les asignó al nacer.

Cisgénero: Es un término que se utiliza para describir a personas cuya identidad de género y género asignado al nacer son concordantes, y que cuyo comportamiento también es concordante con el que socialmente se asigna a dicho género.

En la comunidad de Azacualpa, municipio de La Unión en el departamento de Copán, los muertos siempre fueron enterrados en la misma montaña, debajo de ellos, la montaña guardó siempre algo más que sus cuerpos, ese algo es oro. Y ese oro estuvo ahí esperando ser excavado por las empresas mineras que siempre vieron en las montañas de Azacualpa la oportunidad perfecta para hacerse con el mineral. Las concesiones mineras en la endeble comunidad de Azacualpa –narran sus pobladores– se remontan hacia principios de los años 50’s.

Para los habitantes de Azacualpa la minera representa todo, una oportunidad de acceder a todo: salud, educación, un poco de infraestructura, algunos empleos, no muchos porque la empresa sólo puede darle empleo a unos cuantos. Ésta es una comunidad caída en el abandono estatal, donde la minera es el Estado.

Para poder excavar el oro debajo del cementerio municipal, la empresa Minerales de Occidente S.A. (Minosa) subsidiaria de la empresa canadiense Aura Minerals construyó un cementerio nuevo y ha convencido a la comunidad de reubicar a sus muertos a cambio de pagar por cada muerto entre 100 mil y 110 mil lempiras (8 mil 176 dólares). Aún así, la compleja situación no queda únicamente ahí, la minera también construyó casas, un complejo que llaman «La Nueva Azacualpa», con la intención de reubicar también a la comunidad entera, un proceso que no se concluyó porque la construcción no cumplió las expectativas de los pobladores de Azacualpa.

Que en el cementerio hay fallas, temblores, que son cosas que sólo dios sabe, que el nuevo cementerio les queda más cerca para coronar a sus muertos y cuidarlos mejor, dicen las mujeres que aún tienen a sus familiares enterrados en el viejo cementerio, éstas son algunas de las razones en las que ellas encuentran la justificación necesaria para pensarse el traslado de sus muertos hacia el cementerio que la minera construyó.

Mientras se completa el traslado de la totalidad de los muertos hacia el nuevo cementerio, la comunidad de Azacualpa, vivos y muertos, está dividida, entre los que están en contra de la explotación minera –apenas unos pocos– y los que están a favor –la mayoría–, entre los que ya habitan el nuevo cementerio y los que aún permanecen en el antiguo campo santo, estorbando, impidiendo desde su quietud de muerto, que la minera se haga con el oro que descansa bajo sus tumbas.

En el cerro, de camino hacia el cementerio viejo –como suelen decirle ahora– hay rótulos que guían o detienen a las máquinas que trabajan cerca. Foto: Martín Cálix
Una mujer coronando a su familiar el 2 de noviembre durante la celebración del día de muertos en el cementerio viejo de Azacualpa, La Unión. Foto: Martín Cálix
Cada 2 de noviembre se celebra el día de muertos, una tradición indígena que se ha mezclado con el cristianismo. Foto: Martín Cálix
Una pareja de ancianos corona la tumba sin cruz de un familiar en el cementerio viejo de Azacualpa durante la celebración del día de muertos, muchas tumbas en este cementerio están identificadas por ramas, piedras o arbustos, han perdido –o nunca tuvieron– sus cruces. Foto: Martín Cálix.
Coronas y arreglos florales plásticos sobre una tumba en el cementerio viejo de Azacualpa. Foto: Martín Cálix
Juana Alba Guevara de 76 años, frente a las tumbas de su familiares. Ella está a favor de la minera pero aún no hace el traslado de sus familiares al nuevo cementerio. Foto: Martín Cálix
Tumbas exhumadas del cementerio viejo en la comunidad de Azacualpa, municipio de La Unión en el departamento de Copán. Algunos pobladores cuentan que Minerales de Occidente paga entre 100 mil y 110 mil lempiras por cada cuerpo exhumado y trasladado hacia el nuevo cementerio. Foto: Martín Cálix
Alba Luz Hernández, de 59 años, delante de la tumba de Waldina, su hija, cuenta que fue asesinada por su pareja en 2010. Foto: Martín Cálix
Una vieja cruz de madera, piedras y un arreglo floral y una corona de papel de china en una tumba sin placa en el cementerio viejo de Azacualpa, muchas tumbas carecen de una lapida que identifique al muerto. Foto: Martín Cálix

Las máquinas –como esta retroexcavadora– realizan trabajos en las inmediaciones del cementerio viejo de Azacualpa. Foto: Martín Cálix
Una mujer observa un presente dejado en una tumba del nuevo cementerio de Azacualpa. Foto: Martín Cálix
El color gris del concreto es la norma en el cementerio nuevo de Azacualpa, sin lápidas, los familiares han tenido que escribir el nombre de sus familiares cuando el cemento aún estaba fresco.

Me cuestioné si me correspondía o no hablar sobre el tema a mí, que soy varón, pero cuando recordé que fui abusado y violado por un familiar cuando tenía 8 años entendí que sí, tengo la autoridad para poder escribir sobre lo que está sucediendo en mi país, Argentina.

El martes 11 de diciembre, el Colectivo Actrices Argentinas, que reúne y representa a más de 400 trabajadoras de la industria del teatro, cine y televisión, denunciaron públicamente a Juan Darthés, actor, por haber violado a la actriz Thelma Fardín durante una gira teatral en Nicaragua cuando ella tenía 16 años. Thelma llegó a las reuniones del colectivo con miedo y cuando relató lo sucedido hace 9 años, sus compañeras actuaron de inmediato con total hermetismo, sororidad y cumpliendo con lo procedimentalmente judicial que fue ni más ni menos que proveerla de recursos para que junto a su abogada pudiera viajar a Managua y radicar la denuncia ante la justicia nicaragüense. Luego de cumplir con este necesario proceso, juntas y desde el escenario de un teatro y en conferencia de prensa, denunciaron al violador.

Thelma grabó un estremecedor video narrando entre lágrimas con detalles cómo fue violada y particularmente la frase que él le dijo en aquel momento: “Mirá cómo me ponés”, en relación a su miembro erecto. Un varón, un hombre, un macho responsabilizando a una adolescente de 16 años por su perversión que roza la pederastia.

Desde el martes se dio inicio a la campaña #MiráCómoNosPonemos convirtiéndose en una revolución social que actualmente está animando a cientos de personas a contar que fueron abusadas o violadas. Escuchar a Thelma contar cómo su violador le introducía los dedos en su vagina me invadió el alma de tristeza y me remontó a todas y cada una de las sensaciones físicas y emociones dolorosas que experimenté cuando ese familiar directo hacía conmigo lo que no era adecuado para mi edad. Y empecé a hablar con amigos y amigas y compañerxs de trabajo sobre lo que estaba pasando con Thelma y de a poco fuimos descubriendo cuántos y cuántas habíamos sido abusadas o violadas durante nuestra infancia o adolescencia.

De repente nos encontramos sensibilizadas porque en algún momento de nuestras vidas, fuimos Thelma. Sensibilizados porque escuchándola y mirándola, podíamos sentir la misma bronca, angustia, miedo, asco y dolor que ella porque lo vivimos en carne propia.

De pronto estamos siendo parte de una bisagra histórica nuevamente encarnada por las mujeres que, en nombre del feminismo, nos incluye a todas las víctimas de violación y abuso sexual sin distinción de sexo. Tan fuerte está siendo todo que ayer, la prestigiosa actriz Marta González de 74 años, tuvo el valor necesario para contar que, a sus 7 años, ella también había sido abusada en un estudio de grabación. Fue necesario que pasaran más de 60 años y que una muchacha llamada Thelma se animara a contarlo para que una mujer que podría ser su madre o abuela narrara y expusiera que había sufrido lo mismo. Y no nos engañemos, porque ahora resulta parecer que hay más violaciones que antes y no, siempre las hubo con la diferencia de que el sistema patriarcal y machista en el que nacimos, nos criaron, crecimos y que ahora estamos destruyendo, naturalizó estas acciones ladinas y sagaces. Las mujeres y los varones menores de edad como objetos del placer depravado y descarnado de los varones mayores de edad que se aprovecharon de nuestras vulnerabilidades para satisfacer sus deseos perniciosos.

Sin esperarlo, ahora todxs nos encontramos inmersxs en una causa en común y en un padecimiento colectivo que, con la solidaridad, sororidad y el feminismo como herramientas, buscamos sanar, superar y reponernos para dar batalla contra este sistema de avasallamiento de las autonomías traducidas en acosos, abusos, violaciones y pedofilia.

Juan Darthés, el violador denunciado, apeló al discurso clásico del dispositivo misógino y machista, empleando su cuenta de Twitter para acusar a Thelma de mentirosa. Solo falta que diga que ella está loca. Los recursos del macho son de manual, o la mujer miente o está loca. La mujer nunca tiene la razón y es poco creíble. Me rectifico, hasta ahora, de a poco estamos derribando la estructura de privilegios del varón. Ahora todas y todos les creemos a todas y todos lxs que denuncian haber sido acosados, abusados o violados. La impunidad no tiene límites y tiene tanta fuerza y violencia que, en este preciso momento, mientras escribo estas líneas, él, victimizándose acaba de afirmar: «Ella golpeó la puerta de mi habitación, yo la saqué de mi habitación. ‘¡Estás loca! ¿Qué te pasa? Soy un tipo grande”.

Les dije, son de manual y tenemos que estar atentos y atentas porque con un ordenamiento machista y cómplice de estos sujetos, todo puede invertirse y determinar que Thelma fue la culpable.

Nosotrxs sabemos dónde está la verdad. Nosotrxs sabemos a quiénes tenemos que creerle y no son las víctimas las que tienen que tener miedo, vergüenza o pudor, a partir de ahora que ellos tengan miedo porque la justicia va a llegar, la social, la penal y la civil. Hoy todos y todas somos Thelma.

Cuidado, mirá cómo nos ponemos.

Mi diagnóstico me llevó a pensar que me encontraba en un vacío legal y vulnerable. Me olvidé que los derechos humanos son universales. A partir de ese momento empecé a conocerlos y a apropiarme de ellos.

Derecho a la confidencialidad de mi serología positiva, derecho a la privacidad, derecho a decidir a quién contarle que tengo VIH, por qué, cuándo y para qué. Entender también que ser visible (persona que cuenta pública y abiertamente que tiene VIH) no me obliga a renunciar a ese derecho, el de la confidencialidad; derecho a acceder a mi tratamiento antirretroviral, ese que me ayuda a sobrevivir, derecho a querer tomarlo o no, derecho a cambiar de tratamiento cuando el actual me genera efectos secundarios, derechos y más derechos que muchas veces la culpa, la eclesiástica culpa, nos hace olvidar.

Pero también tenemos derecho al placer. Al placer que nos da el sexo, el disfrute que nos da follar con otras personas independientemente de su identidad sexual y de género; independientemente de nuestras genitalidades porque sí, señoras y señores, el placer del sexo es un derecho humano.

El primer derecho que intentan quitarnos cuando nos enteramos que tenemos VIH. Recuerdo que desde que conocí que tengo el virus estuve exactamente 9 meses sin tener relaciones sexuales. Todo un parto. Me desconocía. Soy joven y por naturaleza siempre tuve una vida sexual activa, pero desde que el virus llegó a mi vida me convertí en una especie de eunuco que no tenía deseos sexuales y el libido había sido anulado por completo. No existía método afrodisíaco capaz de resucitarme.

La culpa estaba ahí, merodeando y recordándome que, por coger, por permitirme disfrutar del cuerpo del otro, por fundirnos en orgasmos, esos que la iglesia considera pecado, me infecté de VIH. No quería saber nada del coito. Me negaba a toda clase de propuestas que percibía, podían terminar en una cama y ahora que lo pienso a la distancia pienso de cuántos orgasmos me perdí.

Pero los procesos son personales y nadie los vive de la misma manera, aunque es un patrón conductual regular para quienes vivimos con VIH, cerrarnos al sexo y negárnoslo a nosotrxs mismxs porque la sociedad se tomó el tiempo de instalar la idea de que quienes vivimos con el virus, lo contrajimos por promiscuxs, por putos, jotos, putas, por una vida de “libertinaje” y la iglesia, esa iglesia pedófila, hizo lo suyo imponiendo como pecado al VIH, una especie de resultado sodomita que nos merecemos.

Pero nada dura para siempre, incluso algunas ideas como esta, la de no tener relaciones sexuales. Pasaron 9 meses entre mi diagnóstico y la primera gran follada que tuvimos mi vínculo sexual y yo y recuerdo que fue el sexo más rico en tantos meses. Eso sí que me lo merecía después de tantas angustias y tristezas y entonces a partir de allí empecé a entender todo de otra manera. ¿Iba a dejar que un virus de mierda coarte mi libertad? ¿Iba a permitir que la mirada externa se metiera en mi cama y entre mis sábanas a indicarme qué hacer o qué no hacer después de mi VIH? Definitivamente no.

El placer es un derecho que quienes tenemos el virus, nos pertenece. El disfrute de los cuerpos, del propio, del otro, otra u otre, del solo dos o más en una misma cama. Nadie determina qué es moralmente el sexo correcto ni mucho menos cómo alcanzar el placer a través de él. Coger por placer y no solo para procrear es un derecho. La iglesia quiere hijos y más hijos, yo no. Yo solo quiero placer.

El VIH no fue, no es y nunca volvió ser un condicionante. Hay un gran aliado que nos ayuda a poder tener una vida sexual rica y tiene diferentes nombres: condón, preservativo, profiláctico, forro, camisinha, goma. Existen de todos colores, tamaños, texturas y sabores y con él, no existe riesgo de infectarse VIH, ni ninguna otra infección de transmisión sexual y lo mejor: previene embarazos no deseados.

En un contexto como el de Latinoamérica, embarazarse con VIH, no es el problema. El problema en realidad es traer al mundo a alguien que no se deseó en una región donde el derecho al aborto legal, seguro y gratuito se encuentra cercenado por los grupos y partidos conservadores, católicos y evangélicos fundamentalistas. Y en medio de todo esto hay una gran noticia que ya fue confirmada en junio de este año por la Organización Mundial de la Salud, ONUSIDA y que fue anunciada durante la última Conferencia Internacional del Sida en Ámsterdam: las personas con VIH, que estamos bajo tratamiento y con la carga viral indetectable (con menos de 20 copias del virus por gota de sangre) NO TRANSMITIMOS EL VIH DURANTE EL SEXO SIN CONDÓN. Así como lo leen.

Ya no estamos condenadxs al uso eterno del condón. Si tenés VIH y estás en pareja estable con una persona sin VIH y tu carga viral está indetectable, podés follar sin forro que no le vas a transmitir el virus; es un hecho clínico y científico ya probado y demostrado.

Tenemos derecho al placer del sexo, muchachos, muchachas y muchaches con VIH y este es también un derecho humano universal del que no quieren que nos enteremos. Derecho a chupar y a ser chupados, a gozarnos sin miedo, a festejarnos sin culpas, a que el virus no se atraviese por nuestras mentes justo en ese momento en el que estamos por acabar, el instante preciso en donde vamos a explotar en flujos batidos producto de un encuentro acordado, consentido y en la búsqueda del placer. Que nada ni nadie te cargue con una mochila ni que proyecte en vos sus frustraciones. Es que no hay nada más triste que una persona que no puede deleitarse en el placer que nos da el sexo.

Un placer único que creían habérnoslo quitado. Y acá estamos, en el Día Internacional de los Derechos Humanos hablando y enterándonos que el placer del sexo, es un derecho humano y universal.

¿Por qué no follar para festejar? Tengámoslo como opción para hoy.

La Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad (MACCIH), cerró 2018 con la presentación del caso <<Planeta Verde o Arca Abierta>>, y en conjunto con la UFECIC piden la captura de 21 personas, entre ellos diputados, exdiputados y sus familiares por malversación de caudales públicos contra el Estado de Honduras.

Este caso se suma a otros presentados hace unos meses, entre ellos: Red de diputados, Pacto de Impunidad, Pandora, Caja chica de la Dama, Caja Chica del hermano y el caso DIMESA compras sobrevaloradas del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS). En todos los casos hubo requerimientos fiscales, pero la gran deuda pendiente es la emisión de requerimientos contra los cabecillas de cada caso.

En diciembre de 2017, la MACCIH presentó el caso <<Red de diputados>>, este proceso en el que se involucró a diputados y exdiputados en actos de corrupción y desvío de fondos a través de la creación de Organizaciones no Gubernamentales.

El caso fue resuelto a favor de los primeros imputados, y según las denuncias del equipo de la MACCIH, en ese entonces liderado por Juan Jiménez Mayor, involucraba incluso al presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva. A pesar de eso, no hubo, ni hay hasta el momento requerimiento fiscal contra Oliva.

Otro de los casos presentados fue el denominado por la MACCIH- UFECIC como <<Pandora>>, en él se imputó a varios diputados y funcionarios por el desfalco a la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), el proceso tomó otro rumbo, cuando uno de los involucrados directos, Fernando Suárez testificó ante el juez que lleva la causa diciendo que Hilda Hernández, bajo órdenes de Juan Orlando Hernández, orquestó el desfalco, ejecutando un plan perfecto para saquear la institución y repartirlo en financiamiento de campañas políticas. Tampoco en este proceso hay requerimientos fiscales en este caso contra Hernández.

De la mano de este caso, llega el relacionado al desfalco del IHSS, y una de las más recientes presentaciones, en el caso <<Compra sobrevaloradas en el IHSS>>. En este expediente se evidencia la compra y aprobación de un contrato a la empresa Dimesa, un contrato que fue aprobado por la Comisión de Salud del Congreso Nacional, dirigida por Mauricio Oliva y firmada vía decreto por Juan Orlando Hernández, como presidente del Congreso Nacional. Hasta la fecha los requerimientos solo fueron girados contra la exjunta directiva del IHSS, pero no contra quienes aprobaron el contrato directamente, es decir, Juan Orlando Hernández y Mauricio Oliva.

Y para culminar el año 2018, la MACCIH- UFECIC, presentó el caso <<Planeta Verde>>, en el que según la investigación realizada y expuesta ante los medios de comunicación, un grupo de diputados, bajo la dirección del Congreso Nacional, creó una Organización Gubernamental, llamada Planeta Verde, a esta Organización se le financió con dinero del Congreso Nacional, Casa Presidencial y Secretaría de Finanzas, durante el periodo entre 2015 y 2018.

Quienes fungían al frente del Congreso como presidente era Mauricio Oliva, quien no solo aprobó el decreto de creación de la Organización, sino que autorizó la entrega de una suma de tres millones de lempiras, asimismo Juan Orlando Hernández, quien al frente del Ejecutivo autorizó la suma de 2 millones de lempiras a tal entidad.

Durante la exposición del caso en conferencia de prensa, el vocero de la MACCIH  Luis Guimarães, fue consultado sobre por qué no se han presentado requerimientos contra Juan Orlando Hernández y Mauricio Oliva, si todos los hilos conductores se dirigen a su implicación en los casos, el vocero respondió que ellos no pueden acusar a estos personajes sin pruebas, recalcó en varias ocasiones que en las investigaciones que han impulsado no tienen pruebas que determinen esa participación.

Esta afirmación llena de dudas y genera la falta de confianza de la población que ha tenido nula reacción ante los casos Maccih-Ufecic. La pregunta que se vuelve constante es: ¿Cuáles son los obstáculos que impiden la presentación de estos requerimientos?

En casos como el de la compra sobrevalorada del IHSS, en febrero de 2015, el fiscal Roberto Ramírez Aldana, aseguró que el Ministerio Público tenía pruebas e investigaciones avanzadas, en el que se demostraba que la Junta Directiva del Congreso Nacional estaba implicada en el otorgamiento de contratos sobrevaloradas, en esta ocasión a la empresa Dimesa  cuyo propietario es el empresario Schucri Kafie, la Junta era presidida por Juan Orlando Hernández como presidente del Congreso en el año 2013, y el doctor Mauricio Oliva era presidente de la Comisión de Salud, que gestionó para la aprobación del contrato.

Ramírez Aldana, producto de esa investigación fue víctima de amenazas a muerte, situación que lo obligó a huir del país, pero antes de retirarse manifestó que la investigación quedó avanzada, con pruebas claras y en manos del Ministerio Público. En ese sentido, en este expediente deben existir pruebas que vinculan a Hernández y a Oliva, pero por los hechos del presente parece que están engavetadas en algún lugar del Ministerio Público.

Ni la MACCIH ni la UFECIC han podido o querido desempolvar estas pruebas, para de esa forma estructurar un requerimiento fiscal coherente a los documentos. Por otra parte en el caso Pandora, el abogado defensor del imputado Fernando Suárez, Omar Menjívar, quien era el director de la Organización Todos Somos Honduras, denunció ante el juez que lleva la causa que el plan para desfalcar a la SAG, era orquestado y dirigido por Juan Orlando Hernández e Hilda Hernández, tal parece que ese testimonio según lo asegurado por el vocero de la MACCIH, tampoco es una prueba que abone a la elaboración de un requerimiento.

Y ya son varios sectores los que plantean a la MACCIH- UFECIC la necesidad de dar otro paso en la lucha contra la corrupción, un paso que vaya dirigido a los autores intelectuales de estos actos. La Plataforma Social Ciudadana, la mañana de este martes 11 de diciembre, presentó ante varias regionales del Ministerio Público, una ampliación del requerimiento fiscal contra Juan Orlando Hernández en el caso Pandora, tras las declaraciones hechas por el imputado Fernando Suárez.

Las pruebas para proceder están, a pesar que la MACCIH salga a decir lo contrario. Las pruebas a criterio de abogados son claras y suficientes para ampliar los requerimientos, pero hay varios impedimentos para hacerlos una realidad.

El obstáculo clave es que la MACCIH y UFECIC, son víctimas de la dirigencia y venia de factores externos y geopolíticos, detrás de ellos está el gobierno de Estados Unidos, quien maneja la Organización de Estados Americanos y con su voto de confianza y presión política gestionó la continuidad de Oscar Fernando Chinchilla, fiscal general, quien no mueve un dedo sin el permiso previo de Estados Unidos.

Estados Unidos es el actor clave en este accionar de la MACCIH y UFECIC, los intereses de Estados Unidos van más allá de la lucha contra la corrupción e impunidad en el país, pues abrir un requerimiento fiscal contra Hernández u Oliva, significaría, por las condiciones del país, el inicio del fin del régimen de Hernández y eso los preocupa con total claridad, porque no tienen un sustituto que dé continuidad y seguridad a sus intereses en la región.

El principal obstáculo de la MACCIH- UFECIC, se llama Estados Unidos y el segundo es el sistema institucional hondureño con todas sus representaciones, desde el Ministerio Público y Corte Suprema de Justicia que también manejadas por Juan Orlando Hernández y Mauricio Oliva y Estados Unidos.

En este momento la MACCIH debe jugar un papel digno y denunciar estos obstáculos, caso contrario seguirán requiriendo a personajes políticos de baja categoría en medio de una selva llena de corrupción orquestada por Juan Orlando Hernández y sus más cercanos.

En medio del nerviosismo de familiares y de los abogados defensores, la jueza que conoce el caso de una nueva línea del desfalco al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) dictó detención judicial para 10 de los 11 imputados que acudieron a la audiencia de presentación de imputado.

La jueza tomó la determinación de darle arresto domiciliario únicamente a Leonardo Villeda Bermúdez luego que su defensa presentara una constancia médica reciente.

De acuerdo a Carlos Silva, vocero de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) la determinación de la detención judicial incluye a dos personas mayores de 70 años, pero se dictó la determinación «para garantizar la presencia de los imputados en la siguiente etapa procesal, que sea factible la obtención de los medios de prueba y para evitar una posible obstrucción de la investigación en la influencia en los testigos que el Ministerio Público ha notificado en esta declaración de imputado que va a testificar en las siguientes etapas».

La investigación denominada “Licitación Fraudulenta del Seguro Social” la presentó este lunes la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH) en la cual señalan irregularidades en un proceso de licitación realizado para favorecer a la Empresa Distribuidora Metropolitana de Equipo Médico (DIMESA) con la adquisición de equipo médico sobrevalorado en un 114% del valor real del mercado, el IHSS pagó aproximadamente 50 millones de lempiras más, además de obligar a pagar mensualmente el mantenimiento de estos equipos aunque muchos aún se encuentran en bodegas.

La empresa DIMESA ya había enfrentado un juicio en el que fue denunciado por irregularidades también por sobrevaloración de equipo médico en 118 millones de dólares. En este caso se mencionaron a Schucry Kafie, socio de DIMESA, y a Juan Alberto Madrid Casaca, representantes de DIMESA.

Los familiares se reunieron en las afueras del Tribunales en Materia de Corrupción en la ciudad de Tegucigalpa, tras la finalización del juicio. Foto: Martín Cálix

Kafie y Madrid Casaca fueron señalados por el delito de estafa en perjuicio de la administración pública, al vender insumos médicos al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS). Sin embargo, el proceso de adjudicación del contrato se hizo por medio de una licitación pública internacional, analizada en el Congreso Nacional y sancionada por el Poder Ejecutivo.

Esa situación también es señalada en los comunicados emitidos por DIMESA que manifiestan que como el contrato fue aprobado por el Consejo de Ministros, la Comisión de Salud y por el pleno del Congreso Nacional, la empresa argumenta que hubo transparencia en el proceso de licitación internacional que se llevó a cabo. Asimismo, asegura que DIMESA cumplió a cabalidad el contrato con el IHSS, entregando y manteniendo el 100 por ciento de los equipos biomédicos hasta la fecha de la cancelación del contrato.

En este nuevo caso hasta el momento no aparecen socios o representantes de DIMESA, a los imputados se les acusa de los delitos de fraude, abuso de autoridad y violación a los deberes de los funcionarios y son los empresarios Oscar Galeano, Benjamín Bográn y Leonardo Villeda, igual como los dirigentes obreros Luis Mayorga, José Humberto Lara, Hilario Espinoza y Armando Villatoro y también los ex miembros de la Junta Directiva del IHSS: José Espinal Rodríguez, Arnaldo Carranza Rosales y Fabricio Suazo.

Samuel Benjamín Bogran sale con el rostro desencajado tras la finalización del juicio. Foto: Martín Cálix

El único imputado que no se ha presentado a las autoridades es Hilario Espinoza, que se mantiene prófugo de la justicia. Mientras que Javier Rodolfo Pastor Vásquez y Carlos Montes Rodríguez ya tenían prisión tras ser encontrados culpables en el 2017 por los delitos de cohecho y lavado de activos en un caso de coimas también relacionado al desfalco del IHSS.

En el juicio por el que se le declaró culpable, Pastor señaló “esto es lo que le pasa a uno por involucrarse en política, por eso nadie se quiere meter en política, porque se le acusa a uno de instancias donde los verdaderos culpables… Yo le digo a Juan Orlando Hernández que mire el juicio, que mire el juicio y que mire las evidencias”.

Por su parte, Raúl Suazo, abogado defensor de Javier Pastor, ya había participado como defensor de Elvin Santos en el Caso Pandora. «Preocupa desde el momento en que los jueces son seleccionados e instruidos por la MACCIH, tenemos gente de la MACCIH en la audiencia yo creo que esto es intimidante y voy a decirlo, es delicado y solo es una antesala a lo que nos espera» finalizó con enojo.

De igual manera, el abogado de Fabricio Vásquez, Fernando Gonzales, denunció presiones de la MACCIH durante la audiencia “sinceramente es una guerra o pelea como burro amarrado con tigre suelto. Hemos salido anonadados de la audiencia en la que deliberaron por más de dos horas y media, para que todos incluso personas de 70 años se vayan con detención judicial. La MACCIH llegó a esta audiencia, no puede ser posible porque estaban en primera clase, en asiento premier y eso de alguna manera presiona a los jueces” finalizó.

Héctor Iván Mejía, ex Comisionado de la Policía Nacional, ahora convertido en abogado, defiende a Óscar Galeano, acusado de fraude en perjuicio de la administración pública, abuso de autoridad y violación a los deberes del funcionario. Foto: Martín Cálix

Uno de los imputados con detención judicial a pesar de superar los 70 años es Oscar Galeano, un empresario sampedrano que es expresidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortes (CCIC) y está acusado del desfalco de unos L1,500 millones del IHSS. Galeano organizó un equipo técnico de abogados entre los que se encuentra Héctor Iván Mejía, quién hasta marzo de este año era el Comisionado General de la Policía Nacional, cargo al que renunció para ejercer la abogacía.

Mejía es también defensor de su esposa Sara Medina, diputada por el Partido Nacional que fue acusada por la MACCIH en el caso Pacto de Impunidad que consiste en la aprobación de una nueva reforma a la Ley del Presupuesto con el fin de que el Tribunal Superior de Cuentas realice auditorías durante tres años en recursos invertidos en proyectos sociales en los periodos gubernamentales 2006-2010 y 2014-2018. Mientras se realizan estas auditorías «no se procederá a ninguna acción judicial para reclamar ningún tipo de responsabilidad administrativa, civil o penal».

Lea más sobre el Pacto de Impunidad y otros casos detrás: Una vida mejor para la corrupción y no para los pobres

El abogado manifestó que «son dos casos muy similares. A veces hacer entender a la gente los procesos administrativos y las circunstancias involucra quizás a personas que de buena fe participan y se ven involucrados por una firma. En el otro es similar porque usted cuando participa de una reunión hay situaciones que se aprueban, pero después se espera a la siguiente sesión para que usted pueda participar de la lectura del acta anterior y ratificar y firmar. Son situaciones que se tienen que experimentar y dar una apreciación más objetiva al juez para que tome su determinación final» señaló el ex funcionario.

Hasta el momento se conoce que la audiencia inicial del séptimo caso presentado por la MACCIH se programa para el próximo 6 de diciembre a la 1 de la tarde en los Tribunales en Materia de Corrupción, mientras tanto 10 de los 12 imputados tendrán detención judicial en la Penitenciaría Nacional de Marco Aurelio Soto de Támara.

Luiz Antonio Marrey, vocero de la MACCIH, en conferencia de prensa en la sede de la misión. Foto: Martín Cálix

«Si te contara que tengo VIH, ¿cuál sería tu reacción frente a mí?

Si decidiera contártelo, ¿cambiaría la reputación formada que tenés acerca de mi persona?

Si te dijera que el test del VIH me dio positivo, ¿seguirías cortejándome para que tengamos sexo?

 Si te compartiera que, en mi sangre, en mi cuerpo, ahora vive un virus, ¿seguirías siendo mi amigo o amiga en Facebook y por fuera de la vida virtual?»

*

 

En noviembre de 2015, exactamente 1 año después de enterarme que tengo VIH, escribí esto en mis redes sociales. Así decidí visibilizar mi VIH y usarlo como herramienta de ayuda social y de incidencia política. Así decidí salir el clóset del VIH.

No lo esperaba, no lo imaginaba, el virus no estaba en mi agenda personal incluso teniendo historia familiar con la epidemia: un tío directo fallecido por enfermedades relacionadas al SIDA y como realidad opuesta, mi prima Gladys, que lleva 20 años de vida positiva. Sin embargo el diagnóstico me encontró desprovisto de información en 2014 y cargado de miedos y estigmas en pleno siglo XXI.

Como en toda familia tradicional argentina, como en todo vínculo filial latino conservador, hay cosas de las que mejor no hablar. De eso quiero hablar hoy, 1° de Diciembre, Día Internacional de la Respuesta al VIH y SIDA: de la invisibilización. Hablemos de lo que pasa, de esa problemática global y política que es el ocultamiento de la causa y el intento de ocultarlo y de ocultarnos.

Quienes vivimos con el VIH, en estas conmemoraciones tenemos la sensación de que los gobiernos y los medios hegemónicos y concentrados de comunicación nos sacan del clóset, nos zarandean, nos quitan el polvo acumulado de un año atrás y nos piden ponerle voz, cuerpo y rostro por una jornada a esta temática que por 24 horas se convierte en un tópico mundial del que todos aprovechan para lograr suscriptores, seguidores y lectores y es entonces que nos preguntamos, ¿por qué se acuerdan de nosotros y nosotras una vez al año y los 364 días restantes actúan como si la epidemia no existiera?, ¿por qué somos carne del cañón del marketing o pretenden usarnos como tal y el resto del año tenemos que mendigar atención frente a otras crisis sociales?, ¿por qué nos piden fotos, notas, entrevistas; nos ofrecen ser partícipes y protagonistas incluso de cortometrajes y miniseries solo para ser compartido como material audiovisual por ese día?

Porque además de ser publicitario, queda políticamente correcto y socialmente bien visto que se hable masivamente del tema sin saber que, en ocasiones, y desde la más brutal desinformación, caen en el amarillismo como recurso de atracción. Señoras, señores: somos personas quienes tenemos VIH. Son personas quienes contraen el virus diariamente en América Latina y el Caribe. Son personas las que mueren todos los días por enfermedades relacionadas con el SIDA por desabasteciento de medicación, o como sucede en África: por falta de inversión profunda en respuesta a la epidemia. En África, el SIDA continúa siendo una de las principales causas de muerte.

Hoy es el Día Internacional de la Respuesta al VIH y SIDA en el mundo y en Argentina, en este preciso instante y desde el 29 de noviembre, se está llevando adelante la cumbre del G-20 que reúne a los principales líderes políticos de las primeras potencias y países emergentes, pero en su agenda nosotras, nosotros y nosotres con VIH, que vivimos y sobrevivimos, no estamos. Si esto no es invisibilización, intento preguntarme y definir a mí mismo qué es. Hoy vas a leer, ver y escuchar en diferentes espacios hablar del Virus de Inmunodeficiencia Humana, ese virus que se llevó la vida de personajes tan reconocidos como Freddie Mercury, Isaac Asimov e Hija de Perra, una transformista chilena. También se llevó a mi tío y a Marina, una compañera a la que no pude conocer, que nació con el virus y cuya muerte hasta el día de hoy lamentamos. Estas líneas van para vos, Marina.

Desde la aparición del VIH son más de 35 millones las personas muertas a causa del SIDA. Actualmente más de 30 millones aún vivimos, o sobrevivimos. Este no va a ser nuestro único encuentro textual para que hablemos sobre el veihache, este día solo es la excusa perfecta para encontrarnos y conocernos, pero de ahora en más nos vamos a leer con mayor frecuencia a través de esta web. Ésta es solo mi presentación. Me habría gustado que tuviera otra energía, pero como en la vida, de forma auténtica y genuina, elegí plasmar en letras lo que ahora mismo siento. Les puedo asegurar que existen muchísimas experiencias y vivencias bellas a partir de un diagnóstico positivo, pero eso se los voy a contar en nuestro próximo encuentro.

Acuérdense de nosotras, nosotros y nosotres con VIH todos los días, por favor.

Por lxs que ya no están y por lxs que van a venir. Hasta que la cura aparezca.

Texto: Fernando Silva

Fotografía: Martín Cálix

El juicio por el asesinato de la líder indígena Berta Cáceres obtuvo su primera sentencia. De los ocho acusados en este proceso, siete fueron declarados culpables por el asesinato de quien, hasta el 2 de marzo del 2016, fue coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).

Las víctimas y su representación legal, excluidos del proceso en la fase de juicio oral y público, han declarado no sentirse conformes con este resultado pues quienes hoy fueron señalados como autores del asesinato solo representan la escala intermedia de una estructura que comandaban los ejecutivos de la empresa Desarrollos Energéticos S.A (DESA), una empresa que tenía la concesión del rio Gualcarque para la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Agua Zarca al que Cáceres se opuso.

El fallo emitido ayer por el Tribunal de Sentencia dictaminó que este crimen fue originado por “las demoras, pérdidas financieras y graves daños causados por las protestas encabezadas por Cáceres en contra de la empresa DESA”.

Condena ausente de autores intelectuales

Después de cinco semanas de juicio oral y público por el caso del asesinato de Berta Cáceres, decenas de integrantes del COPINH y familiares de la líder indígena esperaban en las afueras de la Corte Suprema de Justicia, entre petardos y consignas, el fallo de una corte que su representación legal increpó por abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios y negación de justicia, lo que finalmente les costó la expulsión del juicio.

Según el fallo emitido, los culpables por el asesinato de la líder del pueblo Lenca y del movimiento indígena y social hondureño son: Mariano Díaz Chávez (oficial del Ejército), Douglas Geovanny Bustillo (exmilitar), Sergio Ramón Rodríguez (gerente de comunicaciones de DESA), Elvin Heriberto Rápalo, Henry Javier Hernández, Edilson Duarte Meza y Óscar Arnaldo Torres.

El día del asesinato de Cáceres le acompañaba el ambientalista mexicano Gustavo Castro, a quien también le dispararon, dejándole herido al suponer su muerte. De esta tentativa de asesinato fueron declarados culpables Elvin Heriberto Rápalo, Henry Javier Hernández, Edilson Duarte Meza y Óscar Arnaldo Torres.

En este fallo también se dictaminó la inocencia de Emerson Duarte Meza, hermano de Edilson Duarte, quien fue capturado el 2 de mayo del 2016 por tener en su poder el arma homicida. Este joven estuvo dos años de cárcel por supuestamente haber participado en el crimen, pero hoy el Tribunal declaró que no habían encontrado ninguna prueba en su contra.

Berta Zúniga Cáceres, Coordinadora de COPINH e hija de Berta Cáceres, escucha junto a miembros de la organización indígena, la transmisión del juicio en el que resultarían culpables por el asesinato de Cáceres los imputados Sergio Rodríguez, Mariano Díaz, Douglas Bustillo, Henry Hernández, Elvin Rápalo, y Edilson Duarte. Foto: Martín Cálix.

Durante la lectura del fallo condenatorio el Tribunal de Sentencia apuntó que estas personas actuaron “con el pleno conocimiento y consentimiento de los ejecutivos de DESA”. Sin embargo, las declaraciones de dos ejecutivos de la empresa con apellido Atala fueron propuestas como medios de prueba por la acusación privada de la familia Cáceres, pero el Tribunal rechazó esta petición.

En un comunicado emitido por la familia Cáceres se denuncia que “la familia Atala Zablah, accionistas dueños de la empresa DESA, están detrás de toda la trama de persecución, hostigamiento, ataques y amenazas que llevaron al asesinato de Berta Cáceres”.

En este comunicado también se pide que sean llevados ante la justicia todos los responsables por el asesinato de Berta Cáceres y no únicamente a los asesinos a sueldo.

Al salir de la sala primera del Tribunal de Sentencia mientras las cámaras se dirigían a los familiares de Cáceres, una de las familiares de los declarados culpables contestaba el teléfono: “Cuando salgan los verdaderos vaciados telefónicos ya van a ver todos esos policías”.

Cerca también se encontraba Wendy Amador, esposa de Mariano Díaz Chávez, quien dice que desde la captura de su esposo apenas ha logrado sobrevivir junto a sus tres hijos.

“De antemano sabíamos que iban a dar este fallo –dice de forma muy serena mientras otros familiares lloran– hay que recordar que están escondiendo a los grandes, pero todavía hay personas detenidas y mi esposo es inocente, ni conocemos a esa señora”.

El último capturado por el asesinato de Cáceres fue Roberto David Castillo, acusado por el Ministerio Público a título de autor intelectual y quien en el momento del crimen fungía como Presidente Ejecutivo de DESA. Según un comunicado de esta institución del Estado “las diligencias investigativas continúan para determinar la implicación de otros autores intelectuales”.

Miembros de COPINH sostienen una manta con la leyenda «Faltan los Atalas», a quienes se les considera culpables intelectuales de la persecución y asesinato de Berta Cáceres. Foto: Martín Cálix

Búsqueda de justicia

“Para nosotros no es satisfactorio esto, nosotros no queremos venganza pero sí pedimos justicia en un país con tanta impunidad”, decía Olivia Zúniga Cáceres, hija mayor de Berta, al conocer el fallo dictaminado por los jueces.

Olivia Zuniga, diputada del Congreso Nacional por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE)  afirma que la empresa que orquestó el asesinato de su madre no debe seguir operando en Honduras.

“Esta es una empresa criminal, asesina y terrorista. Aquí simplemente están los perros cobardes que fueron enviados para infiltrar el COPINH, perseguir a mi mami, acosarla, hostigarla y criminalizarla”, apuntó.

Los familiares de Berta Cáceres se quedaron sin representación legal en la fase de juicio oral y público por ausentarse de una de las audiencias y por supuestamente dilatar el proceso. Dicha ausencia tenía su razón en la espera de resolución de una serie de recursos de recusación que se habían presentado en contra del Tribunal.

Ante esta situación la representación legal de las víctimas realizó un foro semanas antes del fallo para exponer las pruebas que vinculan este asesinato con una estructura de poder que podría llegar hasta ministros y funcionarios públicos. Estas pruebas y afirmaciones fueron basadas en el informe de 2017 del Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE).

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Informe que ahora está siendo increpado por Robert Amsterdam, un abogado de DESA que contrató a un equipo para desacreditar la investigación realizada por el COPINH. Amsterdam es socio Fundador de Amsterdam & Partners, un grupo de abogados que se especializa en disputas internacionales.

Amsterdam apunta que para la elaboración de este informe le pidieron al señor Greenspan, el mejor abogado penalista de Canadá, que revisara el informe GAIPE y condujera su propia investigación independiente de los procesos criminales.

Greenspan concluye que el GAIPE “parece estar escrito para justificar los cargos contra los ejecutivos de DESA, no para determinar desapasionada y objetivamente la verdad. Todo intento de retratarlo como un informe de determinación de hechos independiente es, desafortunadamente, erróneo y trágicamente engañoso”.

Tres niñas sostienen carteles de la campaña «DESA culpable». Foto: Martín Cálix

Juan Carlos Sánchez, abogado de Sergio Rodríguez, dice que parece que están juzgando a su representado por un único crimen que cometió, y fue estar en un chat de Whatsapp con los otros implicados.

Según las investigaciones del GAIPE se indica que el crimen en contra de Berta Cáceres empezó a planificarse desde finales de 2015. Toda esta planificación llevó a que entre el 5 y 6 de febrero de 2016 se montara un operativo para asesinar a la líder indígena. Según los mensajes de texto en poder de las víctimas, este operativo habría sido abortado debido al flujo de personas que ese día permanecían cercanas a la líder indígena. Finalmente el 2 de marzo se consumó el asesinato. Todo fue una coordinación a través de un grupo de Whatsapp.

Al terminar la audiencia, en las afueras de la Corte Suprema, la familia Cáceres y miembros del COPINH con una pancarta apuntan a la familia Átala como principales autores intelectuales de un crimen que aunque nadie lo mencione, excepto un supuesto ex integrante de las fuerzas especiales del ejército de Honduras en la caravana hacia Estados Unidos, podría involucrar incluso al presidente Juan Orlando Hernández.

Actualmente quedan pendientes al menos tres juicios más en la causa del asesinato de Berta Cáceres donde las víctimas esperan alcanzar la justicia que en este no lograron obtener.

Pascualita, líder espiritual del COPINH y de la comunidad lenca, en las inmediaciones a la Corte Suprema de Justicia en la ciudad de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix

Juan Antonio Hernández, hermano de Juan Orlando Hernández, el Presidente de Honduras y quien también fue diputado por el Partido Nacional, fue detenido el pasado viernes por la justicia norteamericana acusado por el delito de narcotráfico.

La Corte Federal acusa a Hernández de producir, traficar y distribuir droga, también lo califica como un narcotraficante de gran escala y que además utilizó su poder político para proteger y apoyar a la organización criminal «Los Cachiros». Hernández es investigado desde 2004 por el gobierno de Estados Unidos, todo ante la vista, paciencia y silencio de las autoridades hondureñas.

En Honduras los cuestionamientos sobre el silencio y omisión de las autoridades en el caso se ponen en la mesa del debate, los funcionarios que ostentaron cargos en la Secretaría de Seguridad, Unidad de Inteligencia, Poder Ejecutivo, Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia, han guardado silencio en este momento en el que deberían dar explicaciones sobre la omisión en el caso.

Este no es el primer personaje de la vida política hondureña que sale salpicado por las declaraciones de Los Cachiros, quienes se entregaron a la justicia estadounidense en enero de 2015. Fabio Lobo, hijo del expresidente nacionalista Porfirio Lobo Sosa, enfrenta juicio en Estados Unidos y varios diputados como Óscar Nájera, nacionalista señalado por congresistas para que se le aplique la Ley Magnistsky o el diputado Fredy Nájera del Partido Liberal acusado por narcotráfico en Estados Unidos.

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Pacto Hernández-Cachiros

La Corte Federal estadounidense reveló un documento en el que explica que en 2014, Tony se reunió con Devis Leonel Rivera Maradiaga, líder de Los Cachiros, y recibió de ellos 50 mil dólares a cambio de que Hernández le garantizara protección política e inmunidad para realizar sus actividades ilícitas. Según el documento, fue un socio útil para la organización Rivera Maradiaga.

En ese momento fungía como Secretario de Estado en el despacho de Seguridad, Arturo Córrales Álvarez, quien fue destituido por Juan Orlando Hernández en 2015 y reemplazado por quien en ese entonces era director Nacional de Inteligencia e Investigación del Estado, Julián Pacheco Tinoco, y que en múltiples ocasiones ha sido mencionado en la Corte norteamericana por parte de los Cachiros, de ser otro socio útil para la organización criminal. A pesar de esto, sigue en el cargo.

Por otra parte, el Poder Ejecutivo al momento de ese pacto entre Tony y Cachiros, era ya dirigido por Juan Orlando Hernández, quien tomó posesión el 27 de enero de 2014, que además en ese año instaló el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad que también preside.

En ese momento las Fuerzas Armadas también tuvieron transiciones, en 2014 fungió como comandante del Estado Mayor Conjunto el general Fredy Santiago Díaz, en diciembre de 2015, Juan Orlando Hernández juramentó al nuevo jefe del Estado Mayor, el general Francisco Isaías Álvarez.

En 2014 el director de la Policía Nacional era Ramón Sabillón, reconocido policía que realizó varias acciones de captura contra narcotraficantes en el occidente del país, denunció que hay grupos organizados que estaban ligados al Estado y que garantizaban la operación ilícita, estas denuncias le costaron el cargo y en 2015 fue destituido por el que era Ministro de Seguridad, Arturo Corrales. El cargo de Sabillón fue tomado por Félix Villanueva.

Durante esa fecha, ya fungía como fiscal general del Ministerio Público Óscar Fernando Chinchilla, quien tampoco tomó acciones desde la Fiscalía de Lucha contra el Narcotráfico contra el caso «Hernández- Cachiros».

«Hay tres cuestiones que no me cuadran en relación con las acusaciones de narcotráfico contra Tony Hernández por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos: primero: ¿Es posible que Juan Orlando Hernández, quien preside el todopoderoso Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, no se diera cuenta que su hermano, Tony Hernández, es uno de los más grandes narcotraficantes de Centroamérica?», comenzó su cuestionamiento el doctor en derechos humanos, Joaquín Mejía.

Mejía siguió planteando sus dudas en relación a esta acusación y al papel de encubrimiento que el propio Estado tuvo para proteger a Tony y a Los Cachiros. «Segundo: ¿Es quedar en ridículo o en evidencia que el General Julián Pacheco Tinoco, primero como director de la Dirección Nacional de Investigación e Inteligencia no se diera cuenta de las actividades ilícitas de Los Cachiros y luego como Ministro de Seguridad no se enterara de las actividades delictivas de Tony Hernández?

Y tercero: Si los militares son los responsables de proteger las fronteras marítimas, terrestres y aéreas, y han recibido millones de dólares del presupuesto nacional y de la cooperación estadounidense, ¿son incapaces o cómplices del tráfico sostenido de la droga que entra permanentemente por esas fronteras que históricamente han estado bajo su custodia?», culminó Mejía, quien usó sus redes sociales para hacer estos cuestionamientos.

¿Qué procedimiento debe implementarse?

Luego de la captura de Tony Hernández, Juan Orlando Hernández, su hermano, salió al paso en conferencia de prensa a manifestar que era un duro golpe para su familia el arresto de su hermano menor, pero afirmó que él le había advertido que aclarara esa situación con el gobierno de Estados Unidos. Juan Orlando también dijo que nadie está por encima de la Ley, que si alguien la ha violentado debe pagar por sus actos.

En Honduras está vigente la Ley de Privación de Dominios, normativa en la que se fundamentó el aseguramiento de bienes a la familia Rosenthal, que también enfrenta cargos por lavado de activos en Estados Unidos. En la actualidad el Ministerio Público, que dirige Óscar Chinchilla, quien es fiscal desde antes de la firma del pacto Hernández- Cachiros, no ha procedido al aseguramiento ni mucho menos a interpelar a los funcionarios por su silencio y omisión a esta narcoactividad.

A criterio del abogado Oliver Erazo quien dio declaraciones en medios de comunicación nacional, el ente estatal que debería interpelar a estos funcionarios es el Ministerio Público, esta entidad debe iniciar una investigación seria para que se conozca las causas del silencio y determinar si hubo o no complicidad de los funcionarios.

También el General en condición de retiro de las Fuerzas Armadas, Luis Maldonado Galeas, aseguró que hay una orden que los funcionarios deben cumplir para dar cuentas sobre estos casos, y que para promover la transparencia del caso se deben abrir los procesos cuanto antes.

Erazo cree que en Honduras hay una involución en materia de aplicación de justicia, y la principal razón de esto es la dependencia y el secuestro político de las instituciones del Estado, por tal razón esperar que se actúe sin esperar permisos políticos es poco probable.

Para expertos en materia penal, a esta altura en una institucionalidad independiente y seria, las autoridades deberían iniciar un operativo de citar a los funcionarios y exfuncionarios para que brinden explicaciones y también deducir responsabilidades fundamentados en la información que el gobierno de Estados Unidos pueda brindar al respecto.

La realidad política muestra que hay muy pocas probabilidades de que este procedimiento se aplique, pues los funcionarios que callaron o fueron cómplices de este pacto de narcoactividad son protegidos por quienes dominan las estructuras del Estado, lideradas por el Presidente hondureño, Juan Orlando Hernández.

En la madrugada del 27 de octubre de 2018, la Policía Federal y la Gendarmería inundaron la salida de Chiapas. Para el gobierno mexicano la misión era asegurar que la última caravana de migrantes –unas 7000 personas– no llegara a Oaxaca. Como listos para la guerra, bloquearon por completo la carretera con vehículos blindados. Un activista que apoyaba logísticamente la caravana y yo llegamos antes, y en medio de la nada, nos encontramos con el cerco de policías antimotines y miembros de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. De repente una voz baja, urgente me dijo: notifica a la prensa, que vengan ya.

Pude mandar dos tuits y dos mensajes de whatsapp antes que la policía tumbara la señal por completo. Y allí estábamos, en la oscuridad, parados entre la policía mexicana y los cansados pero determinados centroamericanos, caminando hacia el norte.

Los representantes de derechos humanos se convirtieron en un parachoques colocando sus cuerpos entre los migrantes y la policía. Los migrantes llegaban y al llegar se sentaban detrás de la línea, lentamente, la carretera se llenaba de migrantes hasta donde me alcanzaba la vista.

Dos mujeres y dos hombres formaron un comité para hablar con la policía federal y negociar el paso y los demás del grupo esperaban, sentados en la carretera. Mientras amanecía entre las colinas, podía ver un mar de gente, sentada, resistiendo, pacíficamente, paciente e inquieta al mismo tiempo, sin pensar en el retorno.

El comité informó la decisión de la caravana en asamblea: no iban a aceptar la propuesta del presidente mexicano Enrique Peña Nieto, de quedarse en los estados sureños de Chiapas y Oaxaca. Su intención era seguir hacia el norte, cada quien con el poder de decidir su propio destino.

La policía se paralizó, ya sea por lo abrumador que puede ser ver a miles de migrantes enfrentándolos o por la sorpresa de tener una pared de defensores de derechos humanos documentando los hechos. Quizá simplemente se dieron por satisfechos después de haber obligado a los migrantes a esperar bajo el sol fuerte y caliente, hasta que les permitieron avanzar. El mar de gente comenzó a avanzar y a sonar, iba camino a Oaxaca.

Esta escena se ha repetido e intensificado en los últimos días, ahora, cuando la caravana acaricia la frontera norte, rozando suelo estadounidense, llegando a este punto, incluso  a enfrentar a la violencia del hermano más grande, el potente y militarizado Estados Unidos.

Foto: Amelia Frank

La caravana de migrantes es un ejemplo de cómo la migración indocumentada en masa es una forma de desobediencia civil en contra de un orden global. En enero de 2011, mientras hacía trabajo de campo en una de las tantas casas refugio para migrantes, me involucraron en la primera caravana de migrantes en México, cuando defensores de derechos humanos, activistas, periodistas, y académicos acompañaron a la caravana de migrantes por cientos de kilómetros, desde Arriaga, Chiapas, a Ixtepec, y también a Oaxaca. Recuerdo bien la emoción de marchar en la oscuridad, pasando por el retén de migración antes de cruzar la frontera estatal, cantando en colectividad una canción cristiana de protesta, cambiada mínimamente para que se tratara de migración – y la migra se moverá, se moverá, se moverá…

Lo que empezó como algo pequeño hace más de 8 años se ha expandido desde entonces para convertirse en algo más grande, un escudo para salvaguardar la vida en movimiento. La caravana empezó como una idea de acompañamiento: cuando aliados, literalmente caminan al lado de los migrantes, los salvaguardan de secuestradores y asaltantes, los libran de la cacería. Esta meta se mezcla con una forma de protesta, exigiendo que el gobierno de México proteja los derechos humanos de todos aquellos quienes transitan por su territorio. Es esta idea la que ha crecido para convertirse en un proceso de empoderamiento, exigiendo dignidad y respeto a pesar de no tener la autorización indicada, y abiertamente pero también conscientes de retar un régimen de migración regional, dominado por los Estados Unidos que mira el movimiento indocumentado a través de un lente de seguridad y estigma.

Sin ceremonia, sin adulación, sin engaños

Dos días después, tras haber descansado un poco en Tapanatepec, Oaxaca, la caravana retomó camino. La intención fue caminar hasta Niltepec, un pueblo 55 kilómetros adelante. Sin embargo, a mitad del camino, el alcalde de Zanatepec, un pequeño pueblo a mitad del camino, nos sorprendió con desayuno y dos buses. Los buses, me dice, harán todas las vueltas que sean necesarias para mover a toda la gente de ahí a Niltepec. Mientras platicamos, un migrante de la tercera edad se acerca y nos muestra sus pies descalzos. El alcalde se quita sus zapatos, manda a alguien para traer un par de sandalias sencillas, y pasa sus zapatos al señor. Inmediatamente vuelve a platicar de la logística, con sus calcetines azul-verde sobresaliendo por las sandalias. Es un momento sin ceremonia, sin adulación.

Foto: Amelia Frank

Mientras llega cada grupo de migrantes, voy explicándoles qué está pasando, indicando dónde hay agua y comida mientras esperan. Desde la fila,  un joven de 17 años proveniente de Santa Bárbara, ofrece ayudarme. Marvin está cubierto en tatuajes y ha sido deportado desde Estados Unidos anteriormente. Es el tipo de adolescente que tendría dificultades para conseguir un trabajo en Honduras, su apariencia quizá alarmaría a la gente en la calle, en el transporte público, haría que tomen sus pertenencias con mayor cuidado. En muchas empresas obligan a los postulantes a un empleo a desnudarse para comprobar que sus cuerpos no están «manchados». Por las políticas de mano dura en Honduras y otros países de la región, el solo hecho de tener un tatuaje visible es suficiente para que la policía ataque, incluso aunque el tatuaje más prominente de Marvin es un gran 504 – el código para Honduras – su orgullo por ser catracho. Es él quien sale de la fila y es el primero que se ofrece para ayudarme a dar las indicaciones. Cede su propio lugar en la fila, su propio jalón para el próximo pueblo, para quedarse parado, bajo un sol fuerte, para ayudar a sus compañeros de la caravana. Espera hasta el final y es uno de los últimos en llegar a Niltepec.

Varios de los migrantes son veteranos como Marvin. Han pasado por estos caminos anteriormente y saben que viajar solos es peligroso. Han decidido – basados en la experiencia – que hay seguridad en números grandes, esto también suma la atención mediática. Antonio, un primo lejano de Marvin, ya había salido de Honduras en su segundo intento hacia el norte, pero esperó varado en Tapachula, cuando escuchó que venía la caravana. Sin poder avanzar solo se unió.

Otros únicamente estaban esperando cualquier oportunidad para irse de Honduras. Sin el dinero para pagar un coyote, no podían tomar el riesgo del viaje a solas. Cuando supieron de la caravana, decidieron que ya era tiempo. Omar, de La Ceiba, recibió una llamada de su esposa cuando ella vio la noticia. Juntaron sus tres hijas y se fueron lo antes posible para reunirse con la caravana en San Pedro Sula. Han estado pensando en irse hace un tiempo,  a punto de la quiebra económica, bajo la presión de pagar el impuesto de guerra y las amenazas constantes de la mara de violar a sus hijas. No tenían el dinero suficiente para contratar un coyote para toda la familia, y la caravana se presentó como la oportunidad de poder escapar.

Jairo, otro miembro de la caravana, estudiaba economía, que ante la incapacidad de conseguir un trabajo decidió hacer camino hacia el norte. Él estaba activo en las manifestaciones en diciembre después de la dudosa reelección del Presidente Juan Orlando Hernández. Estuvo involucrado en el movimiento estudiantil en la universidad. Cuando Jairo postuló para un trabajo le dicen que él aparece en una lista de «revoltosos», que no lo pueden contratar. Le dicen comunista, ñángara, y ni siquiera revisan su hoja de vida. Jairo me dice que no es ningún comunista. «yo creo en el sistema capitalista, solo no creo en la gente que lo aplica en mi país», explica. Ha recibido amenazas por sus actividades políticas y por no querer involucrarse en la mara que controla su barrio. Nunca pensó en irse de Honduras; ni siquiera cuando su exnovia se fue pidiéndole que la acompañara. Estaba determinado a quedarse en su país y luchar para mejorarlo. Sin embargo, cuando vinieron las últimas amenazas, decidió de un día a otro que era hora de huir. De casualidad coincidió con la caravana.

Hay muchas teorías rodeando el origen de este movimiento: quién organizó la caravana, quién la financia. Muchos se han quejado del momento – demasiado cerca a las elecciones en los Estados Unidos; a las puertas de un nuevo gobierno en México – insinuando que la gente fue manipulada o engañada para que participara en el movimiento en este momento. Hasta izquierdistas quienes simpatizan me han preguntado – ¿no pudieron haber esperado tres semanas más, por su propio bien?

A estas personas nadie los tenía que convencer para abandonar su país con ideas falsas sobre un viaje fácil o que iban a ser recibidos con brazos abiertos. Todas las personas en la caravana con quien hablé saben muy bien que va a ser difícil, que va a ser peligroso, y que al final nada les garantiza poder entrar en los Estados Unidos. Aún así, todos pensaron que valía la pena el riesgo. «Yo no puedo volver a Honduras. Si me mandan de regreso, soy un cadáver», me dijo Jairo, y este argumento parece un eco en la gran caravana.

Foto: Amelia Frank

Las caravanas no son nuevas

Un día fui a hacer unas compras con Mario, quien había participado en la caravana de principios de 2018, la primera en recibir atención mediática después de ganar la ira de la administración Trump. Mario se había sumado desde San Pedro Sula después que mataran a dos de sus amigos por no cooperar con la mara en su red de narcomenudeo. Mario trabajaba en serigrafía, adoraba su oficio. Él y sus dos amigos, decidieron que juntos iban a resistirse a la presión de la mara. Quizá fue suerte, pero la noche que asesinaron a sus amigos, él no estuva con ellos. Mario, sin embargo, ya tenía la marca de la muerte, la condena, sus vecinos y él mismo lo sabían, por eso huyó. Esto sucedió en la semana santa de 2018 tras el llamado y la organización de Pueblos Sin Fronteras.

Mario llegó a México y se quedó con la organización en el norte mexicano,  rápidamente se convirtió en activista promigrante. Participó en una huelga de hambre para exigir visas humanitarias para solicitantes de refugio, asistió a entrenamientos y talleres sobre derechos humanos, procesos legales y desobediencia civil. Mientras conducíamos por el istmo de Tehuantepec, me platicó del movimiento de derechos civiles en Estados Unidos. Me cuenta esas escenas de la gente sentada en los restaurantes donde no los permitían comer, siendo pacíficos, convencidos que cambiarían las leyes, y lo hicieron. Mario no tenía que formar parte de esta caravana en este momento, pero su experiencia con la anterior prendió una llama dentro de él. Ahora ayuda, organiza, para enseñar. Está dispuesto a cruzar México a pie, de nuevo, en solidaridad.

La gente como Mario ofrece una respuesta a la pregunta, «¿quién organiza la caravana?», no la organiza él, pero a estas alturas, a través de los años, desde aquella caminata inicial en 2011, miles de centroamericanos han participado en algún tipo de caravana. Se corrió la voz. Las experiencias gemelas de seguridad en la visibilidad y abiertamente retando las leyes migratorias y violaciones de derechos humanos en masa en México han dado fruto. Algunos argumentan que no se debe de llamar caravana, en el sentido tradicional, sino un exodo. Caravana es el término que tiene resonancia, significado, que circula e implica esta mezcla de la seguridad en grupo y un desafío justo. Si es un éxodo, es uno que se ha estado formando desde hace tiempo en Centroamérica. Esta caravana y sus réplicas son una expresión del éxodo.

A la caravana aún le faltaban días para llegar a la Ciudad de México, pero ya iba preparándose. En Tapanatepec, la noche después del enfrentamiento en la carretera, mientras la asamblea abierta que hacen todas las noches quienes forman parte de la caravana, los grupos religiosos y de la sociedad civil que iban a recibir el grupo en la ciudad de México les presentaron dos opciones: o todos podrían ser recibidos en distintas parroquias, que ofrecerían camas, alojamiento digno, para grupos pequeños en todas partes de la ciudad, o bien establecer un campamento en alguna parte de la ciudad, para que los 7000 pudieran quedarse todos juntos. Las organizaciones religiosas y de la sociedad civil pensaban que iba a ser una decisión obvia: todos cansados, en familias, algunos enfermos, con los pies lacerados y tos, iban a estar entusiasmados de tener una estancia cómoda. La sorpresa para todos fue que el grupo decidió permanecer juntos. Con los puños en el aire, la caravana empezó a gritar: juntos, juntos, juntos…

En Honduras, cada 22 horas es asesinada una mujer. Las mujeres son noticia por  la violencia. Se habla de ellas como víctimas y hasta como culpables de sus destinos trágicos, pero poco se habla de ellas como sobrevivientes, como sostén de la economía familiar, como líderes comunitarias, como mediadoras en los conflictos, como artistas, como sujetas de derecho. En Contracorriente escribimos historias donde las mujeres son esas sujetos que buscan la vida en medio del dolor, que cuestionan el poder y que a pesar de estar inmersas en dinámicas de violencia patriarcal luchan por su dignidad y la de su comunidad. Este es un resumen del año en 15 fotografías donde las mujeres son protagonistas.

En la comunidad campesina de Guadalupe Carney en el Valle del Aguán, las hijas y los hijos de El Tumbador, hablan desde el miedo, desde el temor que sienten por sus vidas. Son jóvenes que no superan los 25 años, son jóvenes que no se van a pesar del futuro incierto que se vislumbra en sus vidas y las amenazas constantes. Esta generación de dirigentes campesinos, mujeres y hombres, asume la liberación de las tierras como una lucha heredada, como tributo a las vidas que se han ofrendado durante décadas de enfrentamiento entre campesinos, terratenientes, narcotráfico, y bandas de sicarios.

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Una manifestante lanza una tabla de madera al fuego durante las manifestaciones contra el fraude electoral el 27 de enero del 2018 en la ciudad de Tegucigalpa, mientras Juan Orlando Hernández se imponía como primer Presidente reelecto, aunque la Constitución de la República no se le permitiera.

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Plantón de la Colectiva Matria el 8 de marzo en el Redondel Bolívar en el bulevar Los Próceres, Tegucigalpa.

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Donatila Banegas, madre de Javier Banegas (18) preso en El Progreso, Yoro tras la crisis postelectoral. En la fotografía con sus hijas, hermanas de Javier.

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Una jugadora lanza el balón durante un partido de fútbol entre los equipos femeninos Israel y Centro Lempira que se enfrentan por la semifinal de la liga femenina de fútbol en La Moskitia. En la liga femenina de fútbol femenino de Puerto Lempira juegan 6 equipos, juegan partidos de 20 minutos por tiempo en una cancha que además es atravesada por una calle y está ubicada a la par del cementerio de la comunidad de Usumpú.

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Al momento de esta foto, «Lucía», de 16 años, tenía cuatro meses de embarazo. Un embarazo producto de una violación mientras intentaba regresar a Honduras –un país que no conocía– desde Guatemala, huyendo de la violencia de su hogar. Buscaba mejores oportunidades para su futuro, buscaba estudiar, ahora vive en una casa hogar, un refugio para niños y adolescentes, donde siente que ya no encaja debido a su embarazo.

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Anaida es la persona responsable de cuidar a las guaras y las loras nuca amarilla que son rescatadas del tráfico ilegal de especies en La Moskitia. La comunida de Mavita significa el último refugio para animales como la guara roja cuyo precio en el mercado negro ronda entre los 2mil y 3mil dólares. Actualmente hay 600 especímenes de guara roja en estado silvestre en los pinares de Gracias a Dios y reintroducidas 36 en el Parque Macao Mountain en Copán y en la isla de Zacate Grande, según el biólogo Héctor Portillo quien por 20 años ha estudiado esta especie.

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La poeta hondureña Mayra Oyuela, durante una de sus lecturas en el Festival Internacional de Poesía de los Confines en Gracias, Lempira.

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Una chica integrante de la Peña Santa Fe de la barra Ultra Fiel sostiene una bandera de su equipo previo al clásico de la liga nacional de fútbol, Olimpia vs Motagua. Las barras deportivas son llamadas «barras bravas» y han sido emisoras y receptoras de una violencia que ya ha cobrado cientos de vidas, según los datos de los propios barristas. La dirigencia de la Ultra Fiel cuenta alrededor de 500 miembros activos de la barra que ha sido asesinados entre 1998 y 2016, muchos de estos en enfrentamientos con barras contrarias. En la Barra Ultra Fiel se calculan al menos 1,800 mujeres, un 15% del total de miembros. Una minoría que no la tiene fácil, por el estigma que recae desde afuera y la desconfianza que desde adentro impide que ejerzan el poder igual que los hombres.

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Berta Zúniga Cáceres, Coordinadora del COPINH e hija de Berta Cáceres durante una conferencia de prensa en la ciudad de Tegucigalpa en agosto de 2018. El primer juicio por el asesinato de la líder indígena Berta Cáceres ha quedado sin representación legal de las víctimas desde el 20 de octubre pasado. En este juicio, que la acusación privada califica de reduccionista al solo tomar en cuenta los hechos del 2 de marzo donde Cáceres fue asesinada, están compareciendo ocho de los nueve acusados, pero parece dejar en el olvido a los autores intelectuales de un crimen que podría involucrar a algunas de las personalidades más importantes del poder político y económico del país.

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Yeni Ferrera pidió ayuda para salvar su vida en varias ocasiones: en la Fiscalía de la Mujer de El Progreso, Yoro cuando denunció a su esposo por violencia doméstica, en las postas policiales de la misma ciudad y en la de San Pedro Sula con los golpes marcados en todo su cuerpo y el terror que sólo puede poseer un rostro que sufrió años de abusos e intimidaciones. Finalmente lo hizo, rogó por su vida frente a su femicida, Óscar Humberto Mejía. Nadie la escuchó. El padre de sus dos hijas la asesinó frente a una de ellas.

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Ericka, de 59 años –aunque quizá tenga más edad– vive en Mirador de Oriente, un barrio en la periferia de Tegucigalpa, donde no hay red de distribución de agua potable ni alcantarillado. Algunos botes reciclados que posee los logró llenar el día anterior cuando carros cisternas privados llegaron a la comunidad para vender agua potable y ella se acercó para rogarles que le dieran el agua que les sobraba de la venta. Les ruega que mejor se la den en lugar de botarla, porque ella no tiene para pagar los 30 lempiras que cuesta el barril lleno de agua. Ésta es una comunidad pobre y los que tienen alguna fuente de ingreso pagan hasta 1400 lempiras mensuales para tener agua potable suficiente para tres semanas.

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Una anciana con fiebre intenta descansar en una colchoneta en el albergue de la colonia Betania. En el mes de octubre la lluvia hizo que distintas zonas vulnerables de la ciudad capital colapsaran ante la crecida del río Choluteca.

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«Yo no sabía ni que existían las PAE –Pastilla Anticonceptiva de Emergencia–, siete años atrás me violaron cuando le dije a mi mamá y mi papá que no me gustaban los hombres. Mi papá me abusó, me dijo que me iba a hacer mujer de verdad», Ana, susurra su historia y mira al suelo, con nervios se toca las manos. Tenía 13 años y producto de esa violación resultó embarazada, su padre era miembro de una mara y amenazó con matarla a ella y a su madre si decía algo.

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Una joven se arrodilla frente al altar a Berta Cáceres en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en la ciudad de Tegucigalpa.

Leer parte de la cobertura del juicio Berta Cáceres aquí

Portada: Whitney Godoy

Texto: Regina Fonseca

 

El 25 de noviembre de 1960 las dominicanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal fueron asesinadas por oponerse al dictador Rafael Leónidas Trujillo. Desde 1981, el  movimiento feminista latinoamericano conmemora en honor a las hermanas Mirabal cada 25 de noviembre el día contra la violencia de género. En 1999, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reivindica y declara el 25 de noviembre, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Sin embargo, en Honduras todo parece indicar que en lugar de tener avances, vemos cómo cada día las mujeres son víctimas de violencia institucional, al no poder acceder a un sistema integral y público de salud. También, el país sigue siendo uno de los pocos en el mundo que criminaliza completamente el aborto y el único en América Latina que prohíbe la pastilla del día después incluso para las sobrevivientes de una violación sexual.

En los próximos meses la Secretaría de Salud de Honduras publicará por primera vez en el país un Protocolo de atención médica, psicológica y social para sobrevivientes de violencia sexual, desde esta Secretaría se planifica evitar que las mujeres puedan acceder a anticoncepción de emergencia. Este tipo de protocolo ya existe en otros países de Centroamérica y en ellos se incluye la llamada píldora del día después como un método para evitar que las mujeres sean re victimizadas con un embarazo producto de la agresión sexual.

La Secretaría de Salud de Honduras a través de la Dirección General de Normalización (DGN) conformó una mesa técnica que recomendó y resaltó la urgencia de incluir la Píldora o Pastilla Anticonceptiva de Emergencia (PAE) o el método Yuzpe (conocido como 4×4) para la prevención del embarazo en las sobrevivientes de violencia sexual como resultado de la experiencia en el abordaje de miles de pacientes mujeres atendidas en los últimos años en los servicios de salud públicos y privados. El mismo panel indicó que no incluir la PAE resultará con un impacto negativo en la garantía de los derechos de las mujeres y niñas hondureñas.

Durante el 2018, diversas organizaciones y la mesa técnica han solicitado avances sobre el estado del protocolo, sin embargo, el documento no ha sido socializado y publicado después de más de un año de haber sido oficialmente entregado a la DGN. El gobierno hondureño y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) se han propuesto un plan a 2021 que busca reducir significativamente los embarazos adolescentes, sin embargo, los y las funcionarias se han dejado permear por los argumentos fundamentalistas que van en contra de evidencia científica y bloquean las acciones del Estado para mejorar la garantía de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Honduras tampoco implementa un plan en educación sexual integral y quienes enfrentan la violencia cotidiana encuentran alejadas las campañas realizadas por el Gobierno con lo que significa ser una adolescente embarazada resultado de una agresión sexual en los barrios y colonias. Diversas experiencias internacionales demuestran que las acciones estatales basadas en la abstinencia, el retraso de la actividad sexual, o los métodos naturales no resultan eficientes para la reducción de la violencia sexual ni los embarazos en adolescentes.

Niñas y adolescentes abusadas sexualmente que son revictimizadas a través de un Estado que les impide prevenir un embarazo de su agresor, y también terminar un embarazo no deseado o no planificado. De hecho, Honduras es uno de los seis países que en América Latina y el Caribe criminaliza completamente el aborto.

Un panorama que refleja en 2017 según el Observatorio de violencia sexual del Centro de Derechos de Mujeres (CDM), 2,880 denuncias de violencia sexual contra mujeres y niñas ante el Ministerio Publico Hondureño, frente a los 3,067 casos de violencia sexual reportados por Medicina Forense, de los cuales 2,664 ocurrieron en contra de personas menores de 18 años; también, los hospitales públicos reportaron partos en 21,150 niñas en el mismo rango de edad, un promedio de 58 partos cada día.

Los diferentes comités que defienden los derechos humanos de las Naciones Unidas han recordado que es deber de los Estados eliminar las trabas para que las mujeres accedan a sus derechos sexuales y reproductivos. También, han reconocido que los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos.

Finalmente, vale la pena destacar el movimiento en redes sociales que promovió la tendencia #YoNoQuieroSerViolada que tomó por sorpresa al país con una visible campaña que denuncia la violencia sexual mostrando el testimonio de aquellas niñas, adolescentes y mujeres sobrevivientes que además de la grave vulneración que sufren, son criminalizadas por querer acceder a servicios de salud sexual y reproductiva. La campaña mostró las reacciones agresivas por parte muchas personas en redes sociales a favor de la violencia.

Este es un llamado para que el Estado hondureño recuerde, en el Día internacional de la eliminación de las formas de violencia contra las mujeres, que es necesario tomar medidas contundentes para la protección, prevención, atención, sanción y reparación de todas las formas en las que se violenta a las mujeres desde las acciones estatales.

 

 

 

Portada: Martín Cálix

Una guerra mediática entre el Partido Libertad y Refundación (Libre), Luis Zelaya (y demás liberales) y el ex candidato a la presidencia, Salvador Nasralla se ha desatado en medios de comunicación y redes sociales. El mes pasado, con el arranque de las caravanas de migrantes hondureños, nos vinimos a dar de golpe con muchas realidades, una de ellas: que a la «oposición» nunca le hemos importado. Mientras estas caravanas partían, e incluso algunos hondureños de la caravana morían en el trayecto, el ex candidato presidencial Salvador Nasralla nos recordaba cómo le habían robado las elecciones el pasado noviembre, cosa que al parecer es lo único que le importaba; porque sí, sabemos que hubo fraude, pero al pueblo lo  que más nos duele de ese fraude son las muertes,  las manifestaciones reprimidas, las personas que actualmente están sufriendo las heridas físicas y emocionales que les dejó la crisis post electoral.

El fraude es una clave importantísima para entender que este régimen de Juan Orlando Hernández es ilegítimo, el hecho que no ganó de forma transparente; pero más allá de lo que es únicamente «política» para unos, para otros significó perder familiares asesinados por las fuerzas represivas del Estado, o ser criminalizados por manifestarse en contra del fraude.

¿Y qué pasa con esta Oposición? Salvador Nasralla actualmente recoge firmas para la creación de su nuevo partido, «Salvador de Honduras», su esposa, Iroshka, hace campaña por su cuenta, como todos los políticos ayudando e instando a  la gente más humilde para que voten por ellos en los próximos comicios. Mientras tanto, Manuel Zelaya Rosales, a quien algunos siguen llamando Presidente, llegó a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en Tegucigalpa, capturado por las cámaras de algunos diputados de Libre se aprovechó para hacer campaña en redes sociales, con la famosa frase de «Urge Mel», eslogan de campaña usado por Manuel Zelaya antes de ser Presidente.

A pesar que la reelección no ha sido regulada en ninguna Ley y la Constitución la sigue prohibiendo tajantemente por un artículo pétreo, a menos que sea reformada a través de una consulta popular, Mel también la mira como oportunidad para poder volver a la presidencia.

La consulta popular que están insinuando ahora está naciendo desde un Congreso nacionalista, que quiere regular la reelección para poder legitimar este gobierno, y la Oposición que nos representa no se mostrará en desacuerdo por esto,  por el hecho que a Mel nunca le ha molestado la reelección, porque así funciona la política, algo engorrosa y poco ética, mientras el pueblo se desangra. Así, hay una caravana de políticos «en oposición» en camino a las urnas, y una caravana del pueblo, en camino a Estados Unidos. La primera, en busca siempre de sus intereses, y la segunda va arriesgándose, en busca de un futuro y una vida mejor que en su país nunca pudieron conseguir.

La caravana migrante hizo que los medios nacionales e internacionales nos volvieran a ver, a Honduras, ese corazoncito, chiquito, que es Centroamérica, «el patio trasero de Estados Unidos». Este país que lo han hecho trizas y ahora, el ojo del huracán por las miles de personas que huyen de sus ciudades violentas, de las maras, mujeres que van huyendo porque las han violado y sus agresores continúan libres, porque el país tampoco ofrece la justicia que tanto añoramos. Los y las migrantes  demuestran que nuestro país vive actualmente una «crisis humanitaria», aunque el gobierno ha dicho que son buses llenos los que regresan de la caravana, el camino sigue siendo hacia el norte.

Esta caravana muestra el deseo que todos hemos tenido alguna vez, cuando hemos estado expuestos a los riesgos del país. Recuerdo el 11 de marzo de hace 3 años, cuando a mi madre y a mí nos asaltaron en una colonia de San Pedro Sula que ni siquiera sabíamos era peligrosa, me pusieron una pistola en la sien, y mi reacción inmediata fue querer irme del país. Nuestros hermanos y hermanas migran porque la situación los obliga, porque vivimos en un país donde en los primeros seis meses del año, hay un total de 1800 muertes violentas, esto según el Observatorio de la Violencia de la UNAH, un país donde más de tres millones de personas viven en pobreza extrema, y donde más del 90% de femicidios, queda en la impunidad; y así sucesivamente, podría seguir, no despotricando contra mi país, sino contra las autoridades y gobiernos que nos han mantenido en un sistema que, si las cifras bajan un poco, es considerado «un buen gobierno», aunque este mismo haya sido señalado por actos de corrupción.

El caso del desfalco millonario al Instituto Hondureño de Seguridad Social, en el que se desviaron 7,000,000 de lempiras para financiar la campaña que llevó a la presidencia a Juan Orlando Hernández muestran que el Estado es solo un botín, y el caso Pandora, donde fue saqueada la Secretaría de Agricultura y Ganadería por miembros de los Partidos Nacional y Liberal, al final fue, como todo lo que nos da un poco de esperanza, un show más.

A todo esto, la oposición, nuestra oposición, por la que votamos miles el pasado 26 de noviembre, por la que voté yo, ha estado en un tirar y jalar por parte de sus líderes, los cuales ya empezaron sus campañas políticas. Nasralla dice algo, le responde Mel, o algún diputado, y nunca aclaran nada, juegan con las personas que todavía les tienen confianza, se tiran tierra, luego hacen lo mismo con el Partido Liberal, y a todo esto, el Partido Nacional, el fuerte, el grande, el poderoso, cumple su misión de «divide y vencerás». Mientras eso pasa, nos hacen más y más daño, con los recibos altísimos por parte de la empresa EEH, nos hacen daño con todos los migrantes que huyen de este país porque nunca se les ha brindado una vida digna, un empleo digno, una educación pública e integral, un sistema de salud que brinde condiciones salubres y que las personas no se mueran esperando ser atendidas.

Así se han ido desvaneciendo todos nuestros sueños de que el país podrá mirar la luz algún día no muy lejano de ser una Honduras sin corrupción, inseguridad y todos esos males que han sido esparcidos por gobiernos déspotas que, solo han empobrecido más al pobre y enriquecido más al rico.

Solo nos queda esperar que el movimiento popular, que nosotras y nosotros busquemos formas en las calles de cambiar de una vez por todas este sistema, porque a través de las urnas, no tenemos esperanza.

 

Nota: Las opiniones expresadas en este espacio son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de Contracorriente.

El primer juicio por el asesinato de la líder indígena Berta Cáceres ha quedado sin representación legal de las víctimas desde el 20 de octubre pasado. Ahora los abogados de la causa intentan hacer eco desde la periferia de un proceso que ha sido marcado por una serie de irregularidades que van desde la pérdida del expediente hasta la exclusión del pueblo Lenca en las audiencias.

En este juicio, que la acusación privada califica de reduccionista al solo tomar en cuenta los hechos del 2 de marzo donde Cáceres fue asesinada, están compareciendo ocho de los nueve acusados, pero parece dejar en el olvido a los autores intelectuales de un crimen que podría involucrar a algunas de las personalidades más importantes del poder político y económico del país.

Víctimas de todo un proceso

Una investigación realizada por el Grupo Asesor de Personas Expertas (GAIPE) indica que el crimen de Berta Cáceres empezó a planearse desde finales de 2015. Toda esta planificación llevó a que entre el 5 y 6 de febrero de 2016 se montara un operativo para asesinar a la líder indígena. Según los mensajes de texto en poder de las víctimas, este operativo habría sido abortado debido al flujo de personas que ese día permanecían cercanas a la líder indígena.

Finalmente el 2 de marzo de ese año, un grupo de sicarios bajo el mando del coronel Mariano Díaz Chávez, entraron a la habitación de Cáceres y le dispararon. En una habitación contigua se alojaba Gustavo Castro, de nacionalidad mexicana, quien ese día había impartido un taller a los integrantes del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) el cual lideraba Cáceres. También le dispararon pero solo resultó herido.

El abogado Rodil Vásquez presenta los vaciados telefónicos de los acusados por el asesinato de Berta Cáceres. Foto: Martín Cálix

Los días posteriores al asesinato estarían marcados por las sospechas de las autoridades hacia el círculo cercano al COPINH, incluso apuntaron que el motivo del crimen podría ser pasional. Según Víctor Fernández, abogado de la familia Cáceres, este fue el primer elemento que activó la impunidad en el caso.

Hasta el momento el Ministerio Público ha capturado a nueve involucrados en la noche del 2 de marzo: Mariano Díaz Chávez (oficial del Ejército), Douglas Geovanny Bustillo (exmilitar), Elvin Heriberto Rápalo, Henry Javier Hernández, los hermanos Edilson y Emerson Duarte Meza, Óscar Arnaldo Tareas, Sergio Ramón Rodríguez (gerente de comunicaciones de DESA) y David Castillo (presidente ejecutivo de DESA).

Dos años y medio después, la representación legal de las víctimas organizó un foro denominado «La verdad sobre la causa Berta Cáceres». Ahora estos eventos son lo que les queda para intentar revelar las investigaciones que, según ellos, el Ministerio Público ha omitido en el juicio, esto debido a que desde hace casi un mes fueron excluidos del proceso por ausentarse en una de las audiencias y por supuestamente dilatar el proceso.

Lea también: «El juicio del caso de Berta Cáceres es político, no se resuelve encerrando solo a los sicarios»

Berta Zúniga Cáceres, Coordinadora de COPINH e hija de Berta Cáceres. Foto: Martín Cálix

Según Rodil Vásquez, abogado de las víctimas, esta expulsión es totalmente injustificada. Vásquez explica que ellos habían notificado la razón de su ausencia: La espera de resolución de una serie de recursos de recusación que se habían presentado en contra del Tribunal. A los jueces Esther Flores, Delia Villatoro, Jocelyn Donaire y José Orellana, se les denunció por cometer abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios y negación de justicia.

Cuando tomaron la decisión de excluir a esa representación, Yuri Mora, portavoz del Ministerio Público, expresó que estaban «contentos con la decisión». Ahora según la ley es esta dependencia del Estado quien queda encargada de asumir la acusación.

En un comunicado emitido después de esa resolución, los abogados de la familia Cáceres y de Gustavo Castro exigían que el juicio fuese reiniciado mientras apuntaban que el Ministerio Público no representaba sus intereses como víctimas.

La sala primera del Tribunal de Sentencia donde se realiza el juicio ha permanecido en la formalidad desde entonces. Los gritos, petardos y pancartas que en el inicio del juicio eran llevados por las organizaciones indígenas ya no son permitidas en los alrededores del Poder Judicial, cada vez que los miembros del COPINH asisten al lugar donde se realiza el juicio, son recibidos con puertas cerradas o gases lacrimógenos.

Un joven garífuna de espaldas al altar hecho por Berta Cáceres en la entrada del auditorio Juan Lindo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix

Un juicio que no conduce a la justicia

Berta Cáceres se opuso a la construcción del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca en el río Gualcarque, concesionado por el Congreso Nacional a la empresa Desarrollos Energéticos S.A (DESA), la cual prometía que iba a producir suficiente energía para abastecer a unos 25,000 hogares, además de generar más de 1,500 empleos directos e indirectos durante su construcción.

Este proyecto iba a realizarse afectando a la comunidad de Río Blanco, una comunidad Lenca que considera sagrado el río. Berta Cáceres se opuso a este proyecto, logró que empresas extranjeras involucradas retiraran su inversión, se le otorgó el premio Goldman por la defensa del medio ambiente y finalmente, todo esto, le costó la vida.

El 2 de marzo de 2018, a dos años de su asesinato, las autoridades capturaron a Sergio David Castillo, presidente ejecutivo de DESA, siendo el único acusado por la autoría intelectual del asesinato. Actualmente espera en la cárcel el inicio de la presentación de los medios de prueba ante el Tribunal.

Para la abogada Kenia Oliva «el asesinato de Berta fue político así que la justicia no se va a lograr condenando a cuatro sicarios». Según la abogada que representa a Gustavo Castro, se llegará a una verdadera justicia hasta que capturen a todos los que ordenaron la muerte de la líder indígena. La imputación de David Castillo no es suficiente para las víctimas.

El informe realizado por el GAIPE indica que en el crimen participaron directivos, gerentes y empleados de DESA. Hasta el momento toda esta participación estaría quedando impune.

Recordamos: Violencia sigue en comunidades después de asesinato de Berta Cáceres

Harald Waxanecker, perito internacional, durante su presentación en el auditorio Juan Lindo de la UNAH. Foto: Martín Cálix

Según Víctor Fernández ésta es una estructura de directivos, autoridades, medios de comunicación y criminales que viene operando desde 2010 y que se está omitiendo en el juicio a pesar de tener pruebas relacionadas con las llamadas telefónicas que estos realizaban entre ellos y que condujeron a la coordinación para el asesinato de Cáceres.

La acusación privada de las víctimas, en su momento, propuso como medio de prueba la testificación de dos directivos de la empresa DESA: Jacobo y Daniel Átala. La petición fue rechazada y uno de los argumento de la defensa fue que los directivos no podían participar si ya enfrentaban otro proceso. Los abogados de la familia Cáceres no conocen hasta el momento cuales son esos otros procesos.

En julio de 2017 la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH) anunció líneas de investigación en el caso del proyecto concedido a DESA y cuestionó el rápido crecimiento del capital de esta empresa.

Juan Jiménez Mayor, vocero de la misión en ese momento, apuntó que esta empresa en 5 años «pasó de 25 mil lempiras a 381 millones de lempiras. Más de 15 mil veces su capital social».

La MACCIH también cuestionó que se haya procesado a Darío Roberto Cardona, exministro de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA), por la ampliación de la licencia ambiental de DESA pero no hubo ningún proceso en contra de Rigoberto Cuellar, en ese entonces el ministro encargado de otorgar dicha licencia.

El abogado Víctor Fernández expone, en auditorio lleno, cómo se hubiera presentado la acusación privada de haberles permitido participar en el juicio. Foto: Martín Cálix

El proyecto Agua Zarca amplió su capacidad en 2012 sin pasar por el Congreso Nacional y sin el procedimiento debido de consulta previa, libre e informada que se estipula en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El 13 de octubre de 2018, en el foro realizado en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Víctor Fernández denunció que a pesar de todo el conflicto y del asesinato de Berta Cáceres, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) está dispuesto a sostener el proyecto impulsado por DESA.

Mientras tanto, en el juicio que se espera podría terminar en las próximas semanas, los acusados sufrieron una reformulación de la prisión preventiva que no les permite salir en libertad como lo solicitaron sus abogados defensores.

En México, donde ahora se encuentra Gustavo Castro, el principal testigo del caso, un supuesto ex integrante de las fuerzas especiales del ejército de Honduras que viaja en la caravana rumbo a Estados Unidos, ha señalado en el diario La Jornada de ese país, que habría sido Juan Orlando Hernández quien ordenó matar a Berta Cáceres y que la persona  que disparó no está entre los que actualmente están siendo judicializados.

Texto: Vienna Herrera

Fotografía: Martín Cálix

«Yo no sabía ni que existían las PAE –Pastilla Anticonceptiva de Emergencia–, siete años atrás me violaron cuando le dije a mi mamá y mi papá que no me gustaban los hombres. Mi papá me abusó, me dijo que me iba a hacer mujer de verdad», Ana, susurra su historia y mira al suelo, con nervios se toca las manos. Tenía 13 años y producto de esa violación resultó embarazada, su padre era miembro de una mara y amenazó con matarla a ella y a su madre si decía algo.

«Me pegaba para no parir y tenía miedo porque mi mamá me decía que si yo salía embarazada me iba a correr de la casa», Ana cuenta que aunque empezó a aceptar su destino, a los tres meses tuvo un aborto espontáneo porque no sabía cómo cuidarse. Suspira mientras recuerda que eran gemelos, que cuando acudió a su madre por ayuda ella la corrió de su casa, no le creía: «terminó diciendo que yo me había acostado con él».

Si bien no hay un dato exacto sobre la cantidad de violaciones sexuales en el país, según el registro estadístico de Medicina Forense, las denuncias en los últimos diez años aumentaron a un poco más del doble: durante 2008 se contabilizaban 1241 mujeres violadas mientras que para 2017 se contabilizaron 2761.

Todas estas cifras alarmantes de violencia sexual hacia las mujeres en Honduras se dan en un contexto donde no existe un protocolo de atención a víctimas por violencia sexual y las Pastillas Anticonceptivas de Emergencia (PAE) tienen una prohibición en su uso, venta y distribución desde 2009, hace casi 10 años.

Una mujer de la unidad de limpieza municipal trabaja barriendo la Avenida Cervantes del centro de Tegucigalpa. En los trabajos de limpieza de la ciudad de Tegucigalpa, muchas son mujeres pobres que bajan de los barrios periféricos de la capital para barrer y recoger la basura de sus calles. Foto: Martín Cálix.

 

Las mujeres son las más vulnerables para sufrir de violencia sexual, sólo en 2017 el 88% de los casos evaluados por Medicina Forense fueron mujeres, de las cuales el 58% eran menores de edad.

Sin embargo las denuncias son apenas un pequeño porcentaje de la violencia real, según un informe del Centro de Estudios de la Mujer (CDM) apenas el 10% de las sobrevivientes de una violación sexual la denuncian, quienes no denuncian es debido a que «la misma sociedad a través de sus instituciones, refuerzan y reproducen la idea de que la víctima es responsable de lo que le sucede, generando estigma y culpa en ellas», reza el informe.

Ana no denunció en ninguna de las ocasiones.

Un grupo de mujeres en la sala de espera de la Clínica Madre Adolescente, una instancia del Hospital Escuela Universitario en la ciudad de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

 

«Estaba pequeña no sabía nada, no tenía el apoyo de mi mamá ni siquiera. La segunda vez –que la violó– fue porque me bañé de inmediato, sentía asco, y como lo hizo cuando estaba dormida no tenía ninguna prueba». Ahora Ana dice que tiene un grupo de amigas que han pasado por la misma situación y que las anima a denunciar, como si se tratara de un secreto, confiesa que lo hace sabiendo que probablemente no se hará justicia: «yo sé que aquí en Honduras les vale», continúa.

La Corte Suprema de Justicia durante 2017 emitió apenas 104 sentencias absolutorias y 135 condenatorias por violaciones sexuales, entre ellas varios casos no son de ese año sino que llevan años de retraso debido a la mora judicial que actualmente tiene 85 mil casos que esperan resoluciones, según las cifras oficiales.

La oposición a las PAE en Honduras

La primera intención de prohibir la PAE se dio en abril de 2009, poco antes del Golpe de Estado, con la aprobación de un decreto promovido por la diputada liberal Martha Lorena Casco, señalaba que las pastillas realizaban «un aborto farmacológico» y las tomaban «niñas de 12-16 años después de una noche de parranda».  Este decreto fue respaldado por un dictamen emitido por el presidente del Colegio Médico de ese entonces: Mario Noé Villafranca.

El Presidente en aquel momento, Manuel Zelaya Rosales, vetó ese decreto argumentando que aprobarlo violentaba convenios internacionales. Sin embargo, durante el gobierno de facto de Micheletti Baín, Mario Noé Villafranca fue nombrado ministro de salud y en su posición firmó un acuerdo ministerial emitido el 21 de octubre de 2009 en el que se prohibió la venta, el uso, consumo y distribución de los anticonceptivos de emergencia.

Actualmente Villafranca es diputado por el partido Unificación Democrática (UD). En un programa de Televisión al principio de año dijo abiertamente que apoyaría al Partido Nacional para obtener la presidencia del Congreso Nacional, así consiguió el puesto de vicepresidente de la junta directiva y actualmente también preside la comisión de salud.

El diputado electo Mario Noé Villafranca confirmó en #FrenteAfrente que apoyará al partido oficialista a obtener la presidencia del Congreso a cambio de la construcción de un hospital oncológico público. pic.twitter.com/L0ZdT9Dz69

— Frente a Frente (@FrenteaFrenteHN) 10 de enero de 2018

 

Villafranca además de ser diputado, es médico oncólogo, recibe a sus pacientes en una clínica que tiene un cuadro de Jesucristo al fondo y la biblia en su escritorio. En medio de estos símbolos, recuerda el decreto que firmó en 2009 «Sí, yo la prohibí. Lo hice porque estaban abusando de ella, había niñas que la usaban 3, 5, 7 veces por semana imagínese, es una bomba, además de que se considera un micro abortivo, también guarda relación con cáncer de hígado, cáncer de endometrio, de mama, es un tema muy delicado».

Mario Noé Villafranca, ex Ministro de Salud en el periodo de Roberto Micheletti tras el golpe de Estado de 2009, y actualmente es diputado al Congreso Nacional por el partido Unificación Democrática (UD). Villafranca preside la Comisión de Salud del Congreso Nacional. Foto: Martín Cálix.

Villafranca dice que no puede opinar sobre si aún piensa que es abortiva porque durante el primer trimestre de 2019 el tema entrará en debate en el Congreso Nacional, promovido por recomendaciones que les ha realizado la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

«Están con la idea de que se pueda regular, que se venda pero con extrema cautela. La palabra más correcta sería de que fuera como los medicamentos psiquiátricos, en los cuales deben de ser rigurosamente evaluados para poder dárselo al paciente, un recetario especial. Como comisión estamos abiertos a escuchar», finaliza.

Desde su prohibición, el único debate a nivel institucional que se ha dado sobre el tema fue en 2013 cuando el diputado nacionalista, Ramón Bulnes, introdujo un proyecto de ley para legalizarla, pero nuevamente fue engavetado. A partir de ese momento, el tema ha estado en la agenda de las organizaciones de mujeres que consideran que la prohibición violenta el derecho a la salud física y psicológica de las mujeres y niñas del país.

Ericka García, integrante del Grupo Estratégico por la despenalización de las PAE, que aglutina varias organizaciones feministas y de mujeres en el activismo por los derechos sexuales y reproductivos, denuncia que hay mucha desinformación y manipulación al respecto, sobre todo la proveniente de los grupos que se denominan provida que argumentan que las PAE son abortivas. «No tienen ningún fundamento científico o médico sino puramente fundamentalista religioso, con los pactos que el gobierno actual ha firmado con las cúpulas religiosas sabemos que los derechos de las mujeres no están garantizados y más bien son como un punto de negociación», sentencia.

Ericka García del Centro de Derechos de la Mujer en sus oficinas en Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que la PAE «no pueden provocar un aborto» pues son a base de levonorgestrel, un compuesto que impide o retarda la ovulación de forma que los espermatozoides no pueden fertilizar el óvulo. La OMS además exige que se implementen en todos los países dentro de sus programas de planificación familiar y servicios para las poblaciones con mayor riesgo en una relación sexual sin protección, como las víctimas de agresión sexual.

La fecundación puede ocurrir hasta cinco días después del acto sexual, dependiendo del momento de ovulación en el que se encuentre la mujer, por lo tanto las PAE deben tomarse en las primeras 72 horas después de una relación sexual sin protección o una violación sexual, si el óvulo ya fue fecundado la PAE no tendrá efecto.

La Oficina de Investigación en Salud Reproductiva de la Universidad de Princeton en Estados Unidos, evidenció en un estudio que las PAE no provocan abortos pues no inhiben la implantación. Evaluaron a mujeres que tomaron una PAE después de la ovulación y demostraron que éstas tenían las mismas posibilidades de quedar embarazadas que si no las tomaban, «si el levonorgestrel fuera eficaz en la prevención de la implantación, sería sin duda más eficaz cuando se toma después de la ovulación».

A pesar de esto, la asociación Provida Honduras, fundada por Martha Lorena Casco, considera que las PAE son abortivas, al igual que cualquier otro método anticonceptivo como los condones, pastillas e inyecciones, cualquiera que impida la fecundación. Señalan que no aprueba ningún método que no sea el «natural», según cuenta su secretaria por teléfono en una de las conversaciones que se tienen en más de tres semanas intentando contactar al menos a una de las integrantes de la organización para una entrevista que nunca se dio.

Sin embargo, en otros momentos han dado declaraciones al respecto, Mercedes Acevedo, integrante de Provida Honduras, dijo en Radio América durante el debate sobre el aborto que estuvo en el Congreso Nacional en 2017, que las PAE son abortivas y están en contra de ellas: «nuestra posición es que un aborto es un aborto sea en momentos de violación, de incesto, son un problema social de la descomposición familiar. No le echemos la culpa a los niños indefensos que están en el vientre de sus madres».

Han pasado 7 años desde que Ana fue violada por su padre, dice que si hubiera sabido de las PAE y las hubiese podido utilizar a los 13 años, lo habría hecho y habría evitado mucho sufrimiento. Lamentablemente, ése no fue el único episodio de violencia sexual que le ha tocado sufrir.

Un partido de fútbol realizado entre mujeres para promover los derechos de las mujeres y la denuncia por la despenalización de la Pastilla Anticonceptiva de Emergencia, PAE. Foto: Martín Cálix


El método Yuzpe y sus efectos secundarios

Hace menos de tres meses Ana fue violada de nuevo cuando se quedó en la casa de un amigo después de una fiesta, él la abusó mientras dormía. Ana no conocía de ningún método para prevenir un embarazo, pero una amiga de confianza le indicó cómo utilizar los anticonceptivos orales habituales.

El método Yuzpe es un método anticonceptivo de emergencia que consiste en administrar pastillas de anticonceptivo oral habitual que contengan levonorgestrel aplicándolo en dosis más altas, dependiendo de la marca pueden ser entre dos y cuatro pastillas, tomando al igual que las PAE la primera dosis dentro de las 72 horas después de la agresión sexual y otra dosis 12 horas después de la primera.

De acuerdo a Ericka del GE-PAE este método es 20% menos efectivo que las PAE, que tienen una efectividad del 95%. Además, contiene mayores efectos secundarios para las mujeres debido a las altas dosis que se necesitan para poder alcanzar la cantidad de levonorgestrel que contienen las PAE, «que están hechas para que en una sola dosis o a veces en dos, sufran menos consecuencias. Al final sólo son medicamentos», señala.

Ana no sólo tuvo que sufrir el trauma psicológico, físico y social de una segunda violación sexual sino también los efectos secundarios en su cuerpo por no poder acceder a una PAE y tener que utilizar el método Yuzpe. «Pensaba que me iba a morir porque me dieron unos efectos que no me agradaron: vómitos, temblor, dolor de cabeza, cosas así que me duraron como unas 6 horas». Ana mira al escritorio que tiene enfrente con dolor, como si los efectos pasaran por su cuerpo nuevamente.

El método Yuzpe es una de las alternativas ante la prohibición de las PAE, la otra es la clandestinidad. Las PAE son también conocidas como «Plan B» debido a que esa es la marca que actualmente ingresa al país de manera clandestina. Las pastillas Plan B son vendidas en grupos de Facebook, mercaditos y farmacias, su precio varía entre 80 y hasta 300 lempiras.

Esta venta clandestina además se da en un contexto en el que los medicamentos no pasan por un registro sanitario, lo que aumenta los riesgos en la salud de las mujeres que las utilizan.

En el mes de agosto se hizo el foro «Violencia sexual y embarazo: los desafíos pendientes del Estado hondureño», un conversatorio con especialistas y autoridades, impulsado desde el Grupo Estratégico por la despenalización de la Pastilla Anticonceptiva de Emergencia, GEPAE. Foto: Martín Cálix


Atención a víctimas en Tegucigalpa

Ser víctima de violencia sexual es difícil, pero en Honduras la situación se complica más. A las autoridades poco les ha importado el tema, en los centros de salud, en el Hospital Escuela Universitario (HEU) y en la misma Secretaría de Salud remiten toda la responsabilidad a Médicos Sin Fronteras (MSF), una misión humanitaria internacional que existe en Honduras desde 1974 y que hace 10 años se dedica a atender a víctimas de violencia y agresiones sexuales.

MSF tiene Centros de Atención Prioritaria en dos departamentos del país: Cortés (en Choloma) y Francisco Morazán, en este último se encuentran en tres puntos diferentes: el centro de salud Alonso Suazo, en el Centro Integrado a la par de las fiscalías en los Dolores y en el Hospital Escuela Universitario donde se dedican a dar una atención integral en medicina, salud mental y valoración de trabajo social.

Según los registros de MSF el año pasado atendieron más de 500 casos de violencia sexual contra mujeres, 66% de estos fueron violaciones con penetración. La mayoría de las víctimas eran menores de edad (54%). Los datos que se tienen para 2018 indican que hasta septiembre ya se superaban los 500 casos.

Ericka dice que casi siempre se asume que la violación es culpa de la mujer por andar borracha, por ir a discotecas, por vestirse de cierta forma, a pesar de que la mayoría de casos denunciados son eventos ocurridos dentro de los mismos hogares. Las cifras de MSF lo respaldan, la mayoría de las agresiones registradas fueron por parte de familiares, parejas o conocidos en lugares habituales como el hogar, el trabajo, o alguna institución.

Ana también lo sabe, sus violaciones fueron en casa por personas que conocía y en quienes confiaba, pero además cuenta que intentaron violarla 3 veces más. En una ocasión fue en casa de una amiga, una de las que la atendieron cuando ella quedó en la calle, «era el papá de mi amiga, intentó aprovecharse porque vivía en su casa y no me dejé».

Para Rafael Contreras, coordinador de Médicos Sin Fronteras en Honduras, los médicos que atienden casos de violencia sexual se ven muy limitados en la atención integral al no poder evitar un embarazo no deseado. Sólo pueden darles medicamentos antiretrovirales y profilácticos para evitar enfermedades de transmisión sexual, inyecciones contra el Tétano o la Hepatitis B, enfermedades que se pueden transmitir por la violencia que conlleva el evento.

Rafael Contreras, Coordinador de Médicos Sin Fronteras en Honduras, en las oficinas de MSF en Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix


Durante el seguimiento de los casos, Médicos Sin Fronteras atendió a 36 mujeres embarazadas de las cuales el 81% señalaron que su embarazo fue producto de la violación.

Mireya Hernández, psicóloga de Emergencia de Adultos de la Unidad de Intervención en Crisis del HEU, dice que las pacientes víctimas de violación «siempre vienen sin querer hablar, con depresión, ideas suicidas, ansiedad, trastornos mentales que vienen porque es un abuso y la preocupación de si hay un embarazo».

Contreras señala que a las mujeres les suele afectar mucho un embarazo no deseado, «algunas lo manifiestan no sólo en el momento del parto sino hacia después visibilizan a este no como el niño amado que uno podría pensar sino es alguien o algo que permanentemente les recuerda ese evento de violencia que sufrieron», añade que otros riesgos que se corren es que se practiquen un aborto inseguro, mala nutrición durante el embarazo, riesgos de enfermedades de transmisión sexual, depresiones e intentos suicidas.

Ana Raquel Gómez, doctora de la Clínica de la Madre Adolescente del HEU señala que al mes reciben al menos dos pacientes cuyo embarazo es producto de un abuso sexual, generalmente por algún familiar o persona conocida que viva cerca: «no sabemos qué hombre es y si tiene enfermedades de transmisión sexual, algunas han venido con condilomas y tenemos que tratarlos para que el bebé no nazca con algún problema».

Nahomy Alas, estudiante de psicología que realizó su práctica profesional en el HEU cuenta que uno de los casos que más le afectó fue tratar a una mujer abusada por su tío y que tenía dos meses de embarazo. Llegó al HEU luego de un intento de suicidio: se había tomado detergente, «me dijo que no se quería morir sino que quería provocarse un aborto y a los dos días se murió. Es impactante ver una paciente a la que estés atendiendo, que haga catarsis con vos y que vos lo único que te toca hacer es verla sabiendo que al final se va a morir».

El Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres del Centro de Estudios de la Mujer (CDM) señala que en 2017 más de 800 niñas menores de 14 años salieron embarazadas producto de violaciones sexuales.

Por el momento, la atención que reciben las víctimas de violencia sexual es diferente en todo el país, Maribel Navarro, integrante de Normalización de la Secretaría de Salud dice que se están atendiendo dependiendo de los reglamentos internos que tengan los centros de salud u hospitales.

Sin embargo, en el HEU uno de los problemas que ha identificado Médicos Sin Fronteras es que a veces sin una denuncia los médicos no atienden a las víctimas «la denuncia no puede convertirse en una barrera porque es un derecho de una persona y no un deber» señala Contreras.

Encuentro de la Agenda Política de Mujeres y Feministas en un hotel de Tegucigalpa, el 14 de agosto de 2018. Foto: Martín Cálix


Un protocolo incompleto

Honduras es el único país de Latinoamérica que no tiene un protocolo de atención a víctimas de violencia sexual, desde hace más de dos años comenzó a elaborarse uno con el apoyo de diversas organizaciones como Go Joven, MSF, OPS, Naciones Unidas, organizaciones de mujeres, la Secretaría de Salud, entre otros

El borrador del protocolo se entregó en octubre de 2017 y desde entonces, la mesa técnica que lo trabajó no volvió a saber de él hasta que en enero se anuncia que se comenzará a usar, pero que no se ha aprobado la parte de la prevención de embarazo que incluye el uso de las PAE.

Rafael Contreras de MSF dice que «lo que sabemos de forma extra oficial es que tienen un problema con la PAE por la prohibición, pero cuando se habla de integralidad se debe hablar de prevención del embarazo, en ningún momento del protocolo se habla del aborto sino de prevención con un medicamento que es preventivo, aparentemente puede haber un problema político, religioso por el que no lo han validado».

Mientras tanto, Maribel Navarro, dice que «por motivo de que hay un decreto ministerial ha quitado ese componente de prevención de embarazo en el documento y ahorita se está haciendo gestiones para derogarlo. El ministro está indagando un poco más, en tomar la decisión».

Mujeres asistentes al foro «Violencia sexual y embarazo: los desafíos pendientes del Estado hondureño» realizado en agosto de 2018, como parte de la campaña permanente del GEPAE por la despenalización de la Pastilla Anticonceptiva de Emergencia. Foto: Martín Cálix

Cuando las paredes amanecieron gritando

Cuando se dieron cuenta que se quería aprobar el protocolo sin el apartado de prevención de embarazo, el Grupo Estratégico por la despenalización de las PAE (GE-PAE) envió una nota pidiéndole una explicación al Secretario de Salud,  Octavio Sánchez Midence, al no tener respuesta se reúnen con jóvenes y hacen sesiones creativas para crear una idea que vincule las PAE con la violencia sexual.

En ese momento surge un caso que generó mucha indignación en varios sectores de la sociedad. Silvia Vanessa Izaguirre de 28 años era estudiante de último año de medicina y al regreso de sus vacaciones en el interior del país, su transporte fue interrumpido por asaltantes quienes intentaron violarla. Silvia se opuso y fue asesinada, el caso generó movilizaciones, plantones, posturas y declaraciones contra la violencia de género desde su expresión más alta: el femicidio.

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En ese contexto nace la campaña «Yo no quiero ser violada» y se comienzan a empapelar las calles: dos ojos de mujer y la frase en grande, abajo una lista de los posibles agresores: pareja, docente, padre, tío, entre otros. Se pegaron en varias ciudades del país, el día en que se comienza la campaña, se da a conocer un caso de violación sexual dentro de unos baños en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma en Valle de Sula (UNAH-VS).

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Debido a este último hecho la campaña se hizo masiva, las fotografías de los rótulos eran portadas en los medios y el movimiento empieza a agarrar fuerza. Sin embargo, el GE-PAE también registró varios incidentes violentos: en las calles quitaban los carteles, les rompían el «no» para que dijera «Yo quiero ser violada» y escribían cosas sobre ellos «cierren las piernas», «para qué se visten así» y ataques a través de redes sociales

«Como que les ofendía, entonces eso denota la cultura de violencia machista que tenemos en el país, como si un hombre que va pasando por la calle y ve un cartel así y le estorba, le molesta, es porque ahí hay algo», cuenta Ericka.

Otro de los eventos violentos que se registró durante la campaña fue con el uso de la camiseta que tenía la misma imagen de la pancarta. Cuando la utilizaban, las mujeres reportaron mayor acoso callejero, carros, motocicletas u hombres que las seguían, incluso que las llegaron a tocar en alguna parte del cuerpo: desde los acosadores ver el reclamo constante y desde los cuerpos de las mujeres generó una reacción más violenta que la habitual, como medida de seguridad las chicas tuvieron que restringir el uso de la camiseta a sólo portarla andando en grupos.

Ericka añade que en el país se vive en «una cultura de violencia extrema donde además el acoso es exageradamente violento, las mujeres tenemos miedo y nuestro miedo es que nos maten por las altas cifras de femicidios, pero también de que nos violen, que nos asalten, vivimos en un estrés constante».

Esta dura realidad de violencia sexual contra las mujeres aumenta con los años, prevenir un embarazo no deseado producto de una violación se encuentra ahora en las manos del Ministro de Salud. Desde la Secretaría de Salud se sabe que lo están pensando, pero nadie conoce cuál será su respuesta, a pesar de toda la evidencia científica que se le está entregando. La espera podría durar años, años en los que la realidad de mujeres como Ana se seguirá repitiendo, sin la atención adecuada.

Ana ha pensado en suicidarse, dice que ya no sabe qué hacer. A pesar de todo, se dedica a ayudar a otras mujeres a superar sus episodios de violencia mientras intenta borrar los propios. Hace cuatro años uno de los hombres que la intentó violar le cortó una pierna y tuvieron que hacerle 12 puntos, de ahí le quedó una cicatriz. Ana se la tatuó para ocultar sus cicatrices, suspira y reflexiona sobre su vida.

–Sí, ha sido duro.

Nota: Se han cambiado los nombres de las sobrevivientes por su seguridad.

Ilustración portada: Maria Castelló Solbes

En la caravana de migrantes nació una niña, se llama Guadalupe, como la virgen mexicana. Lupita nació en el éxodo centroamericano, ése que con rumbo a Estados Unidos, con sus pasos fuertes pone una vez más a temblar a los gobiernos de la región cuestionados en su capacidad de darles soluciones reales a los problemas profundos que atravesamos los centroamericanos, a los nacionalismos y la identidad como países y también pone en evidencia el cinismo eterno de los gobiernos estadounidenses.

¿De dónde es Guadalupe? ¿Cómo se le explica a esta niña que su nacionalidad está disuelta en una región que se desangra, de la que tiene que huir para sobrevivir?

Centroamérica es un conjunto de pequeñas fincas, así se diseñó desde que se concibieron estos países por separado, orgullosas las élites políticas y económicas de su propia incapacidad de administrar un solo país. Y así nos hemos visto como islas a pesar de que es el mismo modelo el que hace que la mayoría de la gente viva en condiciones indignas, y siempre se mueva, porque el hambre y el instinto de sobrevivencia nos mantiene siempre en movimiento.

Los que huyen, que ya conforman cuatro grupos en la caravana de migrantes, repartidos en el territorio hostil de México, parten de la desolación centroamericana hacia las balas del ejército de los Estados Unidos que amenazan en su frontera. Se habla de invasión, de irrespeto a la soberanía, de atentado a la integridad del gran hermano. Son mareros, terroristas, delincuentes los que se atreven a retar las fronteras, asegura el presidente Trump, y eso suena en la televisión pero también suena el llanto de Lupita y el de miles de niños en la caravana.

Entonces, ¿qué nacionalidad tienen ahora los apátridas, los que vencidos por el horror abandonan sus pequeñas esperanzas y se lanzan hacia un camino largo, sinuoso, tan lleno de muerte como sus lugares de origen con el único deseo de salir más o menos bien librados?

Se levantan las banderas nacionales de Centroamérica y se colocan sobre las vallas migratorias, en los frentes de los contingentes de pobres que parecen andar, caminar, que parecen ir despacio hacia la nada con la necesidad de que esa nada sea algo, y que ese algo no sea la muerte.

A qué símbolos deberá aferrarse Guadalupe, que sin saber nos plantea hasta dónde su pertenencia a la caravana la coloca en un lugar que no está, que sólo se mueve. Si es hondureña, hasta dónde mexicana o si acaso un día le permitirán ser estadounidense, se resuelve entendiendo que su territorio y su bandera es la caravana. La caravana en sí es su nacionalidad, su pasaporte de viaje, y su territorio, ella, quizá no conocerá otra cosa durante un tiempo.

Y cuando suenan los himnos nacionales, cuando los migrantes cantan, en realidad hacen una canción nueva para un país nuevo: uno que deben construir desde las memorias en ruinas del que dejaron atrás y la mirada puesta en el futuro colectivo. Ese futuro colectivo a veces es difuso, se pierde con los fragmentos de la caravana ahora dispersada por territorio mexicano.

Que la migración siempre ha existido, que desde Centroamérica siempre han salido huyendo los pobres que deciden ir en busca de algo mejor, que muchos, que muchas, desaparecen y nadie vuelve a saber de ellos, de ellas, que los gobiernos jamás han tenido soluciones reales, que cerrar fronteras tampoco ayuda en nada, que Trump representa los intereses de la población estadounidense racista, todas esas cosas son obviedades. Entonces cuándo nos plantearemos las preguntas serias. Cuándo esto se declarará como crisis humanitaria. Porque cuando las soluciones viables para solucionar la eterna crisis centraomericana se realicen quizá sea tarde, porque si algo plantean las caravanas de migrantes es que quizá ya sea demasiado tarde.

Hacia finales de octubre y principios del mes de noviembre de 1998 Centroamérica se vio devastada por el huracán Mitch. Casi 20 mil muertos dejó. En Honduras se suele hablar de un antes y un después del Mitch, por su magnitud, por el efecto inmediato, y por el tamaño del fenómeno. Las consecuencias en lo que vino después: una lenta recuperación, aunque en el país se suele decir que jamás nos hemos recuperado del todo luego del efecto que el huracán Mitch provocó en la geografía, la arquitectura, la economía y la memoria del país. Este texto que publicamos, de alguna manera, intenta ser una postal de la memoria, si acaso se puede construir una postal de la memoria, ese museo que los hondureños cargamos en nuestros recuerdos.

Texto: Martín Cálix

Portada: Fabricio Estrada

 

Qué será de este lugar

–digamos–

de aquí a doscientos cincuenta años.

Cómo será cuando la lluvia en ruinas

se plague de nubes fósiles

cuando las raíces sean

solamente

un recuerdo vago de mis huesos.

Fabricio Estrada | en Sextos de lluvia, 1998

 

Hace veinte años mi padre tenía un brazo fracturado por un accidente en moto. Hace veinte años una alergia me había confinado al interior de casa. Hace veinte años Francia levantaba la copa del mundo. Hace veinte años la vida en análogo, que era como la conocíamos, comenzaba a despedirse. Dicen –quienes saben lo que dicen– que los hondureños conjuramos las tragedias más o menos en intervalos de 20 años.

Mi padre siempre me hablaba del huracán del 74, crecí escuchando la versión de quienes sobrevivieron al Fifí, imaginando –o al menos intentando imaginar– las calles convertidas en ríos. Contar y volver a contar la devastación acuática, aquel contar con miedo desde la distancia de lo que parece haber sucedido sugiere un conjuro. Dicen –quienes saben lo que dicen– que sólo existe aquello que puede ser nombrado.

Mi padre no lo sabía, pero entonces conjuraba al viento, conjuraba a la lluvia, conjuraba la palabra «huracán». Y un día, entonces, vino el huracán Mitch.

 

***

 

Yo no sabía que un huracán levantaba cosas y se llevaba a los niños. No sabía que el agua podía reclamar aquello que le hemos quitado. Entonces, supe que su voz estaba fragmentada en pequeños trozos de silencio.

Hace veinte años, mi generación conoció el estruendo del cielo al caerse en pedazos y celebramos con extraña alegría el ser los que podíamos abrir la puerta del nuevo siglo porque el río de la muerte no nos llevó a nosotros. Hace veinte años, la devastación acuática en la memoria nuestra.

La palabra «miedo» cobrando sentido cuando el agua lo cubre todo: portadas de periódicos, noticiarios, calles.

Cómo es el miedo –intento recordar– de la hidrofobia pasajera, el miedo de estar atrapado en una isla transitoria, el miedo de ese vacío, el miedo a ese silencio que vino después, a esa memoria quebrándose con el paso del tiempo, el miedo a no saber.

***

Ahora parece que pocos lo recuerdan bien, ahora sólo va quedando algo, una sensación de lo que sucedió, de que ocurrió más o menos así, que fuimos engullidos por el dragón y vomitados casi de inmediato. Esto somos. Y aquello –que late en la memoria– quizá.

Barrios enteros fueron borrados de la geografía que poco a poco tomó otro rostro: el rostro ausente de los que murieron. La electricidad interrumpida. Las reuniones familiares para contar a los miembros, para que los mayores se aseguraran de que estábamos todos, que nadie faltaba. Mi tío, el menor, mi primo, de la misma edad mía, las niñas. Nos contaban a la luz de una veladora que ya no servía sólo para rendir tributo al santo, sino para vernos apenas los rostros, los ojos llenos de susto. Nos habitaba una angustia, el extraño sentir del que sobrevive.

***

 

Visto desde la distancia, un huracán no es un huracán, un huracán es la idea de un huracán.

Nos engañamos, nos decimos que no volverá cuando, en realidad, queremos decir que siempre puede volver ese animal que no entendemos, que no nos entiende. Puede volver y reírse de nosotros, de nuestro miedo.

El agua no siempre tiene la bondad de la vida. Habita en ella aquello que no sabemos, que sólo intuimos. Porque intuir es algo que nos heredaron los que sobrevivieron a 1974. La historia –dicen quienes saben de historia– la escriben los que vencieron, pero nuestra historia ha sido construida desde el alfabeto de las cosas perdidas: los derrotados nombran el silencio con su voz acuática.

Sigo escuchando a mi padre decir «por aquí pasó el Fifí», y siento miedo. Se lo he dicho. Y entonces él calla. Calla un rato, e insiste: «cuando el Fifí yo tenía…» y entonces cierro los ojos, me esfuerzo en ver con los otros ojos: sus ojos que son los de mi alma. Veo aquello que intenta con tanto esmero decir para que yo entienda. Cuenta, como quien narra desde la memoria que permanece intacta, cuando todos sabemos que no hay mayor farsa que la memoria. Porque la memoria está construida de falsas impresiones, de ideas en vano, de aquello que creemos pero que no es. Un recuerdo vago, dicen, pero nadie sabe qué es un recuerdo vago.

***

 

La palabra vestigio, la palabra memoria, las palabras que hemos olvidado para describir nuestros ojos viendo la lluvia en un papel que estaba destinado a no quedar en blanco pero que el agua sumó a sus piedras molidas por el cauce del vendaval. La palabra vendaval, las palabras que iban a decirse aquellos que se ahogaron con la palabra lluvia en la boca del estómago. La palabra árbol, la palabra casa, la palabra sencilla que recuerda el fuego sobre el rostro en una noche fría de hace poco más de diez, quince mil años antes de aquel que dicen que vino y que luego se fue para volver por los que olvidó pero jamás entonces hemos vuelto a saber. La palabra que dicen evoca futuro, la palabra que entonces conjura la devastación, ésa es nuestra, y esa palabra es «Mitch».

 

***

Huracán es la serpiente de fuego y de agua que baja del cielo.

Su canto es más o menos así: silba el lenguaje de las aves de la creación y las aves acuden al llamado acuático de la devastación.

Los hijos del corazón del cielo lamentan ser imperfectos. De nada sirve tanta plegaria, tanto rezo de los abuelos.

 

***

Todo dragón es más peligroso cuando duerme. Todo animal encierra en su corazón la razón de un presagio que intuye ciertos finales. Hubo un tiempo en el que todos cantábamos a la nada, pero luego vino la devastación acuática y  los hombres que sobrevivieron fueron obligados a permanecer en trance –en pena– de allá volvieron sólo cuando el dragón con las encías ensangrentadas les extirpó la ternura de sus corazones.

Todo fuego fue apagado, la memoria rota en un pañuelo húmedo: 1998.

Estoy al otro lado de la frontera que alrededor de 7 mil hondureños intentan cruzar. Escribo sobre ese éxodo de refugiados que camina y rompe vallas, que acumula a miles en un puente fronterizo en Guatemala o en el río Suchiate y cuando cruza y llega a México, se enfrenta a la represión policial.  Es posible hablar de la Caravana de Migrantes también desde Estados Unidos, con quienes lograron cruzar la frontera casi en solitario, sin cámaras y sin amenazas estridentes. Desde aquí veo otros muros, a los que se enfrentan los refugiados que lograron llegar cuando la migración no era ese río. Desde aquí, con las historias de los que se adelantaron, puedo escuchar el porqué del río de gente que ahora cruza México.

Se hicieron llamar la “Caravana de Migrantes”. Este flujo de gente que en un principio, por décadas, se filtraba gota a gota, ahora se convirtió en un chorro de agua prorrumpiendo de una fisura en el muro de una represa.  Esta desbandada ha servido para poner en evidencia las fisuras  de un Estado que fracasó en proteger a su gente.

Texto: Jennifer Avila

Fotografía: Alejandra Rincón

Waleska es vigilada. Un aparato en el tobillo derecho la identifica como una persona que ha violado la ley. Estará atada al grillete hasta que su solicitud de asilo pase a una nueva etapa, si es que pasa. Waleska huyó de Honduras hacia Estados Unidos en la primera caravana de migrantes hondureños organizada en mayo de 2018 con su hijo de dos años de edad. Esa vez fueron 2,500 los hondureños en busca de refugio. Estuvo detenida en una prisión, rogó porque no la separaran de su hijo y ahora sobrevive en un estado santuario, donde organizaciones promigrantes la ayudan en una espera que podría llegar a durar 600 días.

“Esto es como estar presa también, no se puede hacer nada así. Si esto se descarga hasta le habla a uno” —dice Waleska y  ríe de su propia desgracia, mientras cocina unos pastelitos con Susana otra solicitante de asilo, una guatemalteca de 18 años que llegó hace apenas unas semanas con su hija de cuatro años. Waleska y Susana se apoyan. Ambas llevan en el tobillo derecho el rastreador que el Intensive Supervision Appearance Program (ISAP) una empresa privada que tiene contratos con ICE (Immigration and Customs Enforcement, por sus siglas en inglés, Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos) llama “dispositivo electrónico de monitoreo”. Asisten a visitas programadas y el ISAP realiza visitas a las casas que ellas han dado como direcciones permanentes aun cuando no cuentan con condiciones para establecerse en un solo sitio dentro del estado santuario.

Mientras Waleska y Susana lleven el dispositivo, no pueden obtener permiso de trabajo, eso se convierte en una medida de presión para un eventual regreso a sus países de origen, sin trabajo tampoco pueden sobrevivir en Estados Unidos.

Waleska huyó de una comunidad asediada, como muchas en el norte de Honduras: ese corredor de la droga que viene hacia Estados Unidos. Además, ella se enfrentaba  a la amenazas de la privatización del río que atraviesa su comunidad para la construcción de un proyecto hidroeléctrico. Waleska resistió en la organización comunitaria. Estuvo presa por su protesta y tuvo miedo cuando las amenazas comenzaron a cobrar fuerza y fue asesinado un activista de su organización durante la crisis postelectoral de enero este año. El asesinato aún no ha sido esclarecido.

En Honduras hay aprobadas alrededor de 100 concesiones para producción de energía hidroeléctrica, ante la resistencia de las poblaciones locales. Después del asesinato de la activista ambiental Berta Cáceres en marzo de 2016, Honduras ha sido catalogada por la organización no gubernamental británica Global Witness como un país peligroso para defender los derechos humanos y el medioambiente. Las concesiones del territorio han generado conflictos y migración forzada.

Tras las elecciones de noviembre de 2017, en las que resultó reelecto Juan Orlando Hernández, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) contabilizó 22 asesinatos perpetrados por fuerzas de seguridad del Estado que tiraron a matar en el marco de protestas. La ilegitimidad de un Presidente que se reeligió a pesar de la prohibición constitucional en unas elecciones manchadas por fraude, ha generado mayor violencia y represión contra los opositores, y esto también ha generado migración forzada.

Waleska no huía sólo por un motivo. Ella huía de la violencia generada por el narcotráfico que en su comunidad ha exterminado familias enteras. De las amenazas por ser parte de la resistencia por los recursos naturales. Ella huía también de la violencia que sufre como mujer, en una comunidad pobre sin oportunidades, de la violencia en casa, donde sufrió agresiones de su exesposo, huía de la pobreza al tener que mantener sola a sus siete hijos.

Eran muchos frentes los de Waleska, por eso venir en la caravana de mayo y estar medio presa, medio libre, es mejor que haberse quedado.

“Venirse en caravana fue mucho más seguro. La gente era amable. Yo decidí irme antes que surgiera la caravana, llegué hasta Tapachula y desde allí la esperé cuando vi las noticias. Por México íbamos pidiendo y así ajustábamos para seguir caminando. Lo duro es llegar aquí y que lo metan en la hielera (centro de detención de migrantes) y ver cómo separan a las madres de sus hijos, uno tiene que agarrar a los suyos para que no se los quiten”, cuenta.

Susana, por su parte, con 18 años ya tiene una hija de cuatro. Huyó de su pueblo en Guatemala por una amenaza de su cuñado, involucrado en el narcotráfico. Ella pide que no se publique el nombre del pueblo, tiene miedo.

“La policía recibe dinero de ellos, yo intenté dos veces denunciar y no hicieron nada. Mi hija está trastornada. Si a ella le preguntan por qué está aquí en Estados Unidos, ella dice que es porque en su casa había balazos”, recuerda Susana, mientras rompe en llanto.

Susana tuvo a su hija a los 14 años, sufrió de una infección grave por negligencia médica cuando le practicaron una cesárea. No denunció. El silencio ha sido regla de vida.

Waleska y Susana me cuentan sus historias en la casa de un ciudadano de Oregon que en el patio ha colocado una valla que dice: Vota NO a la Medida 105. Sin la hospitalidad de personas como él, Waleska, Susana y otros solicitantes de asilo, no podrían sobrevivir solos y limitados por la ICE.

En noviembre, Estados Unidos tendrá elecciones de medio término y allí en Oregon, que desde hace 30 años está bajo la ley de Estados Santuarios, se introducirá una boleta para preguntar a los votantes si quieren que esta ley siga siendo efectiva en su Estado o no. Quitar el estatus de Estado santuario implicaría que las fuerzas de seguridad locales apoyarían a ICE en su caza de migrantes. Varios grupos de sociedad civil se han organizado para concientizar a los votantes para que esta medida no sea aprobada.

Por ahora, para Waleska y Susana, Oregon es un buen lugar para vivir, a pesar de que poco a poco ICE se hace presente a través de contratos con los centros de detención del Estado y el ISAP.

Robert Brown del Interfaith Movement for Immigrant Justice (IMIrJ) asegura que el gobierno de Trump les ha obligado como sociedad civil a repensar la noción de santuario.

“Nuestra noción de santuario no es física, sino más bien omnipresente. Hay muchas maneras de dar la bienvenida a migrantes. Desde el apoyo como albergue hasta acciones políticas”, dice Brown al salir de una reunión con el staff de sus representantes en el Congreso y el Senado: los demócratas Jeff Merkley, Suzzane Bonamici, y el senador Roy Wyden. Brown llegó para hablar sobre la caravana de migrantes y para pedir que sus representantes firmen una carta en la que se exige al gobierno de Donald Trump presionar al gobierno de Honduras para que se investiguen las amenazas a periodistas, defensores de DDHH y acompañantes internacionales. Para Brown está claro que las condiciones que generan el éxodo de migrantes están dadas desde los gobiernos de los países centroamericanos con apoyo de Estados Unidos.

“Articulamos la lucha contra el contrato de NORCOR con ICE a través del Gorge Ice Resistance y la oposición a la medida 105 que es confusa y que al final muestra a un país que no quiere a los migrantes. Está enviando un mensaje equivocado, esto hará nuestras comunidades menos seguras porque las fuerzas de seguridad se concentrarán en criminalizar a los migrantes y no en los problemas de la comunidad”, agrega Brown quien ha participado en acciones de protesta que en su ciudad han llegado a la desobediencia civil: este año alrededor de 20 personas fueron encarceladas por bloquear la entrada a la oficina del ISAP en Portland. Mientras que el movimiento por la justicia IMIrJ ayudó con pasajes para que los migrantes se movilizaran a los estados donde tenían familiares, comida y apoyo legal.

Sólo en 2017, el ICE destinó casi US$3.000 millones para costear el sistema de detención de extranjeros, que se ocupa de los casos que están pendientes de resolver por los tribunales o cuya deportación ya ha sido acordada, según un reporte de la BBC.

Estos contratos benefician a empresas privadas que tienen contratos con el sistema penitenciario estadounidense. Cada migrante detenido eleva los costos, agranda los contratos.

El próximo 6 de noviembre hay votaciones en Estados Unidos.  En las “midterm” se elige a un tercio de los senadores y a todos los integrantes (435) de la Cámara de Representantes, que se renuevan cada dos años. Estas elecciones permiten que la ciudadanía también exprese su posición con respecto a políticas públicas y establece el balance de poderes de los partidos en las instituciones del Estado.  Ahora, se elegirá a 35 de los 100 senadores, a los 435 miembros de la Cámara de Representantes, y a 36 de los 50 gobernadores del país. Hasta mediados de octubre, las encuestas no favorecían al partido republicano de Trump, pero la coyuntura migratoria podría ayudarle con los números.

La llegada de miles de centroamericanos a la frontera es vista como una amenaza a la soberanía— como el vicepresidente Michael Pence  tuitéo y las campañas antimigrantes que lanza el partido de Trump, se convierten en la tormenta perfecta para cerrarse ante una crisis de refugiados. En el caso de Oregon con la puesta en consulta de la Medida 105 que eliminaría el estado santuario.

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Huyendo de la mara

Jorge Rodríguez, es el pastor de la iglesia luterana de una ciudad de Oregon. Rodríguez, hondureño, organizó una charla con personas de su comunidad, la mayoría estadounidenses, para hablar sobre Honduras. A la reunión llegó X, un joven de 24 años que apenas tiene dos semanas de haber salido de la correccional de Sheridan apoyado por un colectivo de abogados voluntarios aglutinados en Innovation Law Lab, un proyecto de apoyo a migrantes en Oregon.

X pide asilo en Estados Unidos porque huyó de la amenaza de la Mara Salvatrucha en Honduras.

“Recibí amenazas de la mara, (me exigían) vigilar a abogados que entraban y salían del Ministerio Público ya que yo trabajaba en la calle allí cerca. Desde pequeño me solicitaban favores porque yo vivía en un territorio de ellos, yo siempre me negué”, cuenta X en presencia de una voluntaria del Law Lab.

Después de ser aprobada la nueva regulación federal como directriz del secretario estadounidense del departamento de Justicia, la violencia de maras y pandillas no es una causa justificable para solicitar asilo en Estados Unidos.  Sin embargo, el control del crimen en los barrios y colonias en Honduras, se ha convertido en uno de los motivos más apremiantes para huir, como es el caso de X.

A pesar de que Honduras salió en 2017 del top en el ranking de países más violentos del mundo, y que el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH) respalda los datos de reducción de violencia que da el presidente Juan Orlando Hernández, asegurando que el índice de homicidios este año bajó en un 12 por ciento, hubo un repunte localizado en determinadas comunidades. Honduras cerró el 2017 con una tasa de 43.6 homicidios por cada cien mil habitantes según el Observatorio.

La política de seguridad pública de Juan Orlando Hernández ha sido la de la represión y la militarización. En 2012, Hernández creó la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) que en julio de 2018 pasó a ser la Fuerza Nacional Antimaras y Pandillas (FNAMP), una fuerza especial contra los delitos de asociación ilícita y extorsión. A pesar de que cada semana, la FNAMP expone a personas capturadas y operativos antimaras, las comunidades siguen en conflicto y han identificado a esta fuerza como un agente más de la violencia que ya vivían.

Joaquín Mejía, doctor en Derechos Humanos en Honduras asegura que son dos los factores que indican que Hernández ha creado “el populismo de la seguridad”: la militarización de la seguridad y las instituciones estatales y la “hiperjuridificación”, es decir, la aprobación rápida de leyes y reformas penales que se consideran nuevas acciones como delitos, esto hace que el gobierno se presente con mano dura ante la opinión pública.

“La tasa de seguridad, 170 millones de lempiras mensuales que se recaudan específicamente para este rubro, se usa para fortalecer la Policía y las Fuerzas Armadas. De acuerdo a sus cifras, el 41.21% va para militares, el 41% a policías, y luego apenas 5.66% a programas de prevención, 5% al Ministerio Público y 2.85% al Poder Judicial. Esto es grave en un país donde de acuerdo con el índice de Estados fallidos Honduras es considerada un Estado que se encuentra en alerta, porque no se da los derechos básicos a la población porque todos los fondos se desvían para beneficiar las Fuerzas Armadas. El sistema penal se usa para criminalizar y esto obliga a la gente a irse”, asegura Mejía.

Así, jóvenes como X prefieren huir antes que denunciar.

X ya tenía visa mexicana, pero incluso así no le fue fácil atravesar México. Vivió un año allí, donde trabajó en albergues apoyando a cientos de hondureños a llenar sus solicitudes de refugio. Pero la violencia y la falta de un empleo que le permitiera vivir dignamente lo empujaron seguir hacia el Norte.

Solo en 2017 se registraron 130.500 nuevas peticiones de asilo o refugio de centroamericanos que huyen hacia México y Estados Unidos, un 38% más que en 2016 y más de 11 veces las solicitudes presentadas en el 2011, según un reporte del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR). En 2011 el Estado de Honduras reconoció como un problema el desplazamiento forzado y eso hizo que la oficina de ACNUR se instalara para atenderlo de la mano del Estado.

“Yo me la pasaba muy bien en Honduras, me gustaba el arte y hacía piñatas para microempresas. Hasta a Berta Cáceres conocí cuando me llamaban a pintar murales. Hacía tatuajes y varias veces me negué también a tatuar números o letras. Pero allá no se puede vivir. Aquí estuve preso y no es fácil, pero es peor estar en Honduras, no se compara”, dice X enfático. Ahora espera que avance su solicitud de asilo y pueda obtener un permiso de trabajo. Mientras tanto está siendo rastreado y su libertad condicionada.  En Honduras y ahora en Estados Unidos, X siempre ha tenido la libertad condicionada.

¿Cómo se convierte en avalancha la caravana de migrantes?

El 12 de octubre circuló en redes sociales un afiche llamando a una caravana para salir, todos los que quisieran, juntos del país. Una convocatoria que llamaba a encontrarse en la terminal de buses de San Pedro Sula a las 8:00 de la mañana. El mensaje político era claro: “Si este Presidente se queda, nosotros nos vamos”. Pero hubo un mal cálculo, algo que no se previó: la desesperación de miles de hondureños, que más allá-mucho más allá- de su ideología política, tienen hambre, miedo y buscan sobrevivir huyendo.

Irse en grupo era una oportunidad, daba un mensaje contundente pero también protegía. Los migrantes invisibles decidieron hacerse visibles, eso afecta el negocio del coyotaje y es más fuerte frente a los muros.

Pero Bartolo Fuentes, exdiputado del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), a quien se le ha atribuido la organización de la caravana, asegura que él solamente ha apoyado a la gente, que su lucha es por los migrantes y que jamás sacaría provecho ni económico ni político de una situación como ésta. El gobierno de Honduras ha lanzado un discurso en el que culpa a la oposición de engañar a los migrantes para usarlos con fines políticos; y la embajada de EEUU en Honduras, a través de la encargada de negocios Heidi Fulton, ha respaldado ese discurso gubernamental.

Fuentes se siente amenazado. Estuvo detenido en Guatemala cuando acompañaba la caravana, regresado de ese país vecino.  Sin embargo, otros miembros de la oposición política aglutinados en el Partido Libre no niegan que esa convocatoria saliera de ellos, y que algunos periodistas estaban avisados.

Imagen que circuló primero en la fanpage de NotiVoces y se esparció por redes sociales desde el 3 de octubre.

“Si algo me van a hacer pues yo lo enfrento, de todos modos ya viví bastante”, dijo Fuentes, por su parte, esta semana en un foro en El Salvador frente a miembros de la cooperación internacional.

Varios personajes han sido apuntados como responsables de la caravana. Desde Bartolo Fuentes, hasta George Soros, el multimillonario y altruista estadounidense fundador de las Open Society Foundations, acusado de ser financiador de la caravana con fines políticos izquierdistas. Y también el gobierno de Venezuela.

Por su parte, el presidente Trump ha arremetido contra los migrantes de la caravana asegurando que hay personas de medio oriente infiltradas, relacionadas al terrorismo de ISIS. Trump amenazó con quitar la ayuda a Honduras si el gobierno no regresaba a la gente a su país.

“Tomen sus cámaras, métanse en medio y busquen. Van a encontrar MS-13, van a encontrar a gente de Medio Oriente, van a encontrar de todo. Y ¿saben qué? No vamos a dejar que entren al país. Queremos seguridad”, expresó ante la prensa estadounidense.

Respondiendo a las presiones, Juan Orlando Hernández ha dicho en conferencia de prensa que ha creado un nuevo programa de reactivación agrícola a fin de que los migrantes retornados encuentren trabajo. Un programa de unos 27 millones de dólares. Esto en conferencia de prensa mientras cerraba la frontera de Agua Caliente hacia Guatemala.

“Los miembros de la Caravana Migrante que decidan volver contarán con bonos, viviendas sociales, proyectos agrícolas, trabajo en obras comunitarias, créditos para microempresas y becas de estudio”, informó.

El 23 de octubre en Honduras salió una caravana interna desde el norte del país hacia Casa Presidencial para levantar la voz por quienes ya viajaban por Chiapas, para que no se siga criminalizando el éxodo y para fortalecer el mensaje político: el presidente es quien debe salir.

Pero el río de gente en camino hacia la frontera de Estados Unidos no entiende de esto. A pesar del cierre de la frontera de Agua Caliente con Guatemala por una semana, ya varios grupos de migrantes han salido para unirse a la caravana que va por México.

Frontera de Agua Caliente entre Honduras y Guatemala, del lado guatemalteco las vallas metálicas con serpentinas y al fondo el contingente policial y militar del Estado de Guatemala el día 23 de octubre de 2018, cuando la frontera estaba cerrada al paso comercial y personal. Foto: Martín Cálix.

***

El hermano de Marina viene en la caravana. “Ayúdeme a preguntar por él, no sé nada desde hace algunos días y tengo miedo”, me pide. Marina es una joven de 17 años que vive en un albergue para menores migrantes no acompañados en Estados Unidos. La adolescente huyó sola hace unos meses y ahora su hermano de 15 años aprovechó la caravana y huyó también de la violencia en su casa y de la desidia de las autoridades en un pueblo controlado por narcotraficantes.

Marina siente una nostalgia enorme, se le llenan los ojos de lágrimas cuando describe su pueblo: un lugar bello pero gobernado por narcos. La violencia es lo que más conoce Marina, no solo porque está en la calle, sino porque está en su casa y las instituciones que deben protegerla están contaminadas.

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“Cuando yo tenía 10 años me comencé a poner bonita, usted sabe… Así, mi padrastro, comenzó a tocarme mis partes íntimas, y yo me negaba. Mi mamá siempre lavó ropa ajena y yo vendía donas en la calle desde los ocho años. Mi padrastro era muy violento, recuerdo a mi mamá  embarazada de mi hermanita y él amenazándola con una botella de cerveza quebrada, le decía que le iba a sacar el bebé de la panza. Mi mami solo lloraba, la policía lo agarraba pero lo soltaba a las 24 horas, siempre lograba salir”, relata.

Marina apenas llegó a sexto grado y ahora en su nuevo hogar, un albergue donde recibe clases de baile, natación y escritura, ha comenzado a escribir su historia en una revista estudiantil.

“El me intentó matar. La policía nunca hacía nada. Eso era un infierno”, dice Marina y con la voz temblorosa me dice que extraña su pueblo, las aguas termales donde se divertía con sus amigas. Marina extraña ese país que yo describí -en la charla a la que asistió Marina- como un Estado fracturado, del que la gente no se quiere ir pero no tiene opción.

“Mi hermano se viene por lo mismo, porque él tenía que desaparecerse, estuvo como dos años desaparecido porque mi padrastro lo dejaba durmiendo afuera”, dice Marina quien fue a la charla en una iglesia en Portland portando un carnet de Prensa que la identifica como parte de la revista estudiantil.

Esa noche Marina levantó la mano y pidió la palabra después de mi presentación y  alcanzó a decir: Soy de Honduras, y vengo de un pueblo donde hay violencia, donde el narco es el que gobierna”, luego la interrumpió un llanto desconsolado.

Ahora, la violencia doméstica y de género tampoco es razón para solicitar asilo en Estados Unidos, sin embargo, casos como el de Marina, una menor con un miedo comprobable, muestran que sigue la lucha por ser reconocidas como sobrevivientes que no pueden retornar a la misma situación de la que huyeron porque pueden ser asesinadas.

De acuerdo al Centro de Estudios de la Mujer (CEM-H) en lo que va del año se contabilizan más de 165 femicidios, mientras que en el Comisionado Nacional de Derechos Humanos en Honduras (CONADEH) este año ha recibido más de 2,200 denuncias de violencia doméstica de mujeres que en su mayoría acuden a esta instancia porque no han recibido respuesta de las autoridades que debieran hacerse responsables.

Marina apenas ha hablado dos minutos por teléfono con su hermano, en una llamada que él hizo para decirle que está bien, que ha sobrevivido a los ataques en la caravana, que pronto se reencontrarán. Los días pasan lento, el riesgo aumenta en el camino mientras más lo acerca.

***

En la cocina donde Waleska y Susana intentan cocinar comida hondureña, la plática transcurre entre recuerdos duros de cuando temieron que las separaran de sus hijos en los centros de detención y risas sobre la comida estadounidense y lo que no encuentran en el supermercado. Hablan de lo difícil de vivir en un país ajeno,  atrapadas con un grillete en el pie hasta que consideren en ese país que es verdad, que a su país de origen no pueden volver porque las matan.

“Este proceso es pesado, mi hermana hasta toma pastillas para los nervios. Si me deportan no sé qué pasaría conmigo. En el país no hay esperanza, antes no había tanto, tanto poder de los narcos. Nosotras con mis hermanas íbamos a hacer pescado asado en la playa disfrutando, ya no se puede eso, preferimos estar encerrados en nuestras casas”, dice Susana, tratando de no resignarse, estresada y tratando de ocultar el grillete electrónico que le pesa en los pasos.

Waleska la mira y le dice: “si usted regresa es el fin, igual que yo”.

El hijo de Waleska juega con la hija de Susana con las hojas caídas de los árboles de otoño en el frío Oregon. Sus madres los ven por la ventana mientras hablan de la caravana, de los miles más que buscan el destino que ellas ya lograron, pasar la frontera de Estados Unidos. Y piensan en los que se quedaron en casa, Waleska piensa en sus otros niños que quedaron en su comunidad en riesgo.

***

La caravana sigue su camino y ya hay un muerto producto de la represión policial. Dennis Mejía de 26 años murió tras ser impactado por una bala de goma en el cráneo en una represión en frontera de Tecún Umán, cuando una nueva ola de migrantes intentaba cruzar el río Suchiate y pasar a México. La caravana va partida en varios grupos y ahora espera en Oaxaca, a 2500 kilómetros  para llegar a la frontera con Estados Unidos. Unos 2700 migrantes, en su mayoría mujeres y niños entraron a México como solicitantes de refugio en ese país y unos cientos más se han regresado a Honduras con apoyo del gobierno hondureño, el gobierno habla de 3 mil retornados. Ahora caminando vienen más de 6 mil y se suman ahora unos 200 de El Salvador.

“Mi hija de cinco añitos estaba ilusionada, mi papá había dicho que se vendría en esta nueva caravana y ella ya creía que iba a ver a su mamita de nuevo. Mi papá tuvo un accidente antes que la caravana saliera y se quebró un pie, ya no se vinieron. Creo que es mejor, estaría como loca yo viendo lo que les están haciendo en las fronteras, tirándoles gas, golpeándolos. Creo que no podría soportarlo viéndolo de lejos”, cuenta Waleska mientras termina de comer un pastelito que ella cocinó.

—¿Verdad que se parecen a los de Honduras? —Pregunta, como necesitando sentir el sabor del país que ama pero que la expulsó.

 

                                                                                                  

Nota: Esta crónica se escribió gracias a la gira organizada por Witness for Peace por el noroeste de Estados Unidos. Más detalles aquí: http://witnessforpeace.org/northwest-speaking-tour/

 

Texto y fotografía: Absalon Pavón

«En la costa se vive bien», así repite doña Fide, algo que en 1969 escuchó. Así decían después de la guerra entre Honduras y El Salvador, en Magdales, Intibucá, su lugar de origen, sus vecinos, cuentan que en la costa se vivía bien.

En comparación a la difícil situación económica que pasaba su comunidad después de la guerra cuando el salario diario de un hombre campesino era de 50 centavos al día, situación que la llevó a decidirse a migrar hacia la costa norte de Honduras, específicamente a Tocoa, Colón con la esperanza de vivir bien y plantar buena milpa.

Sin embargo, esas riquezas naturales de la costa norte hondureña no sólo han llamado la atención y el interés de personas como Doña Fide, sino también de empresas dedicadas a la minería como «Los Pinares», antes conocida como Emco Mining Company, empresa de explotación minera que hoy amenaza con la contaminación y destrucción del río Guapinol y el río San Pedro, principales fuentes de agua de trece comunidades en la zona.

Desde abril, los vecinos de la comunidad de Guapinol han estado recibiendo agua lodosa en sus casas, producto de los trabajos iniciados por la minera, a lo que sus encargados han llamado «un pequeño error».

Por más de 60 días los pobladores de la comunidad de Guapinol se han instalado en un campamento improvisado con el fin de detener la actividad de la minera y exigir la cancelación de la licencia de operaciones que el gobierno ha otorgado a este proyecto sin importar que éste se desarrolle en la zona núcleo del parque nacional Carlos Escaleras Mejía.

Según la junta de agua de la comunidad, el río Guapinol tardará entre 2 y 3 años para poder limpiar la suciedad provocada por la actividad minera.

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Según Esly Banegas de la Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguan (Copa), el Valle del Aguán es una zona caracterizada por los permanentes conflictos, por la lucha en defensa del medio ambiente y por la constante militarización de la región que a partir del golpe de Estado de 2009 se ha vuelto permanente en la zona, incrementando las violaciones a los derechos humanos.

Sin embargo, también es una zona muy organizada donde COPA mantiene una relación constante con organizaciones como La Comisión de Acción Social Menonita (CASM), que a través de ACT Alianza pueden brindar ayuda humanitaria a los defensores del medio ambiente y derechos humanos.

Para Esly Banegas ésta es una lucha de dignidad, que busca mostrarle al mundo que en Honduras hay concesiones mineras en la zona protegida del parque nacional Carlos Escaleras Mejía, nombre dado por una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y que hoy se se encuentra bajo amenaza por el avance de los proyectos extractivistas.

Reinaldo Domínguez, presidente de la junta de agua, está consciente de que el desarrollo que les prometen las mineras es un desarrollo ficticio, un desarrollo que no existe, ya que ellos le solicitan a la compañía minera que les muestre las pruebas de las comunidades de Honduras que se han desarrollado gracias a la minería a cielo abierto, cuando al contrario lo que hace la minería es amenazar las fuentes de agua. Por esta razón, la comunidad no lucha por tierras, ni por oro; la comunidad lucha por el derecho al agua, por la vida del bosque y de los animales.

José Oquelí Mejía, miembro del sindicato de trabajadores del Instituto Nacional Agrario, cuenta que en este momento se encuentran amenazadas las zonas productivas del país, que existe toda una estrategia de parte del poder económico hondureño y extranjero para desplazar a las comunidades de las zonas altamente productivas con el fin de llevar a cabo operaciones de compra y venta del territorio en puntos específicos: la Moskitia, el departamento de Colón, toda la zona costera del litoral atlántico y la zona sur.

Todo este movimiento estratégico está planteado para desplazar o desaparecer a las comunidades de las zonas altamente productivas. Es llevado a cabo bajo la estrategia de zonas de desarrollo industrial, turismo o minería.

Hasta la fecha se ha ordenado la captura de 21 personas pertenecientes a diferentes organizaciones que lideran la lucha en la comunidad de Guapinol.

La comunidad de Guapinol resiste ante la explotación minera. Resiste gracias a personas como Doña Fide, que cada día va al campamento para hacer tortillas y frijoles para que sus vecinos y compañeros no pasen hambre en el campamento. Campamento ocupado por personas de la tercera edad, por mujeres y niños que hoy parecen representar una amenaza para los intereses económicos.

Texto publicado originalmente en Medium

Portada: Martín Cálix

Durante la semana pasada, la cobertura noticiosa en Centroamérica se centró en un grupo de familias que se dirigían hacia el norte desde Honduras con destino a Estados Unidos. Lo que comenzó como una caravana de un par de cientos de hondureños, principalmente de San Pedro Sula, se convirtió rápidamente en una movilización de miles de personas, incluidas familias completas con niños. A pesar de las obvias preocupaciones humanitarias que debe generar un gran movimiento de personas, incluidas tantas madres y con niños pequeños, esta Caravana ha ganado atención internacional principalmente por la reacción obsesiva de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. Trump se ha centrado de manera virulenta y oportunista en esta Caravana como una nueva forma de alimentar el sentimiento antiinmigrante en Estados Unidos, con la esperanza de impulsar la campaña del Partido Republicano en la última recta del proceso electoral que culminará el 6 de noviembre de este año.

En los últimos días, la cobertura noticiosa ha sido más responsable, proporcionando un informe paso a paso de la trayectoria de la Caravana a través de Centroamérica y el territorio mexicano, incluidas las imágenes desgarradoras de niños y familias agotadas por las demandas físicas de esta larga caminata. Sin embargo, dicha cobertura sigue siendo mayormente superficial. Nos dice qué está pasando, pero no por qué. Necesitamos analizar más detenidamente la historia de Honduras, así como los recientes acontecimientos económicos, políticos y sociales que desencadenaron esta Caravana.

Honduras es un país controlado por una élite económica extremadamente rica, cuyo poder se ha entrelazado con poderosas empresas transnacionales durante la mayor parte de los últimos cien años. El término “República bananera” todavía hace eco como un símbolo de poder en un país gobernado por una larga historia de dictadores militares, y más recientemente por gobiernos civiles altamente impopulares. En el caso del gobierno actual, no fueron los votantes hondureños quienes lo eligieron. Su llegada al poder fue hecha posible por el poder de los Estados Unidos.

Según lo registrado recientemente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Honduras sigue siendo uno de los principales países de América Latina con mayores niveles de pobreza y pobreza extrema. Sin embargo, el término “pobre” enmascara lo que de hecho es una concentración de riqueza en manos de un círculo muy pequeño de familias e individuos, con miseria y pobreza para la mayoría del pueblo hondureño.

Además de tener sistemas social y económico de exclusión muy arraigados, Honduras ingresó hace casi una década en una fase política altamente inestable que sigue vigente hasta hoy. Esta fase inició con el Golpe de Estado llevado a cabo por las fuerzas armadas hondureñas en junio de 2009 contra el gobierno de Manuel Zelaya, elegido legítimamente. En esa crisis, el gobierno estadounidense, presidido Barack Obama, se puso del lado de las fuerzas antidemocráticas en Honduras, respaldando la interrupción del orden constitucional. Esta decisión dañó aún más las esperanzas de los hondureños de una democracia más estable que podría haber sido capaz de superar los males económicos y sociales de larga data que afectan a la nación. Desde entonces, las condiciones han ido de mal en peor.

La siguiente crisis se produjo en 2017, cuando el presidente en funciones, Juan Orlando Hernández, declaró su intención de postularse para la reelección, a pesar de que la Constitución hondureña prohíbe específicamente la reelección. Hernández montó una campaña de reelección apoyada tácitamente por el gobierno de los Estados Unidos. Las elecciones presidenciales se celebraron en noviembre de 2017. Según la gran mayoría de los observadores internacionales, las elecciones se caracterizaron por irregularidades generalizadas.

Vecino de Barrio Morazán discute con militares que golpearon a un joven y una mujer embarazada en Barrio Morazán. Foto: Martín Cálix

Los primeros resultados mostraron una clara tendencia hacia una victoria de la oposición; sin embargo, al final, el Tribunal Supremo Electoral, un organismo controlado por el poder ejecutivo, declaró ganador a Juan Orlando Hernández. Al igual que en 2009, el gobierno de los Estados Unidos se puso del lado de un gobierno altamente impopular y rápidamente felicitó a Hernández por su “victoria”, demostrando así su apoyo a las fuerzas antidemocráticas e incluso anticonstitucionales en Honduras.

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Como era de esperar, esto no fue aceptado por quienes sueñan con un futuro democrático en Honduras. Los votantes hondureños tomaron las calles y montaron una protesta sostenida ante ese gobierno ilegítimo. La respuesta del gobierno ha sido una mayor represión política, incluido el asesinato de manifestantes, un mayor número de presos políticos y el constante hostigamiento de quienes se atreven a criticar al gobierno actual.

Como si todo lo anterior no fuera suficiente, se añade también la crisis de seguridad ciudadana. Honduras está profundamente afectada por la presencia e influencia de los cárteles de la droga, así como por las pandillas. La combinación de las acciones violentas de estos actores ilegales, así como el creciente papel políticamente represivo y autoritario de las fuerzas militares y policiales hondureñas crean una tormenta perfecta para generar una desesperación profunda y generalizada entre el pueblo hondureño. La reciente Caravana no marcó el inicio de la huida de los hondureños. Estas personas han huido en cantidades cada vez mayores durante al menos la última década.

La Caravana Migrante, que comenzó su trayectoria hace poco más de una semana, captó rápidamente la imaginación de decenas de miles de hondureños que están desesperados por huir de las condiciones de deterioro, incluida la falta de empleo, las condiciones de vida infrahumanas, la creciente represión gubernamental y el aumento de la actividad criminal de cárteles y pandillas. La idea de huir juntos, mantenerse seguros y evitar las redes de contrabando de personas que cobran cantidades exorbitantes de dinero, así como las redes de trata de personas que esclavizan a mujeres y niños, crearon un poderoso imán para que más personas se unieran a la Caravana. Más que una acción cuidadosamente planificada, la Caravana debe entenderse como una acción espontánea realizada por muchas personas que enfrentan circunstancias desesperadas.

A medida que la Caravana se dirige hacia el norte, ha expuesto la enorme brecha que separa al mundo de políticos, burócratas y diplomáticos del mundo de personas que buscan una salida de condiciones cada vez más extremas. En los últimos dos años, muchos países han estado trabajando en el sistema de las Naciones Unidas para desarrollar Pactos Globales para la “migración segura, ordenada y regular” y los “marcos funcionales de protección humanitaria” para migrantes y refugiados. Esta caravana, y la respuesta negativa que ha provocado en los políticos, debe servir como un recordatorio de lo lejos que estamos de ese gran objetivo.

Claramente, existe una necesidad urgente de desarrollar nuevos y creativos conjuntos de reglas para manejar la realidad de la movilidad humana en el mundo de hoy. Los paradigmas actuales que abren las puertas a la libre circulación de capitales y bienes, mientras las cierran a quienes buscan seguridad y oportunidades, son una receta para el tipo de sufrimiento humano que ahora presenciamos en la frontera sur de México. Esta es una tarea que requiere mejores respuestas y, finalmente, enfrenta el desafío de transformar a países como Honduras en lugares donde la mayoría de las personas puedan vivir una forma de vida digna, segura y sostenible.

Policía militar en parque de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

Pero a corto plazo, hay algunos pasos que podrían comenzar a mover la aguja en la dirección correcta. Hay una necesidad urgente de una conversación nacional en Honduras para reparar el daño a las instituciones democráticas y avanzar hacia un nuevo pacto social nacional. Dicha conversación debe involucrar al sector privado, a los actores independientes de la sociedad civil (más allá de aquellos que principalmente aplauden a los líderes del gobierno), al liderazgo político del país, al gobierno de los Estados Unidos y a otros actores nacionales e internacionales interesados. El gobierno nacional actual podría ayudar a este proceso de múltiples maneras, pero desdichadamente, carece del nivel de credibilidad como para ser el conductor o convocante de ese proceso.

Con respecto a las personas que se han unido a la Caravana en búsqueda de asilo, en lugar de pasar la pelota a México, como parece estar haciendo Estados Unidos, deberíamos insistir en que los hondureños y todos los centroamericanos deben ser tratados de manera justa, de acuerdo con las obligaciones internacionales de todos los países. Sus derechos como personas que buscan protección humanitaria deben ser respetados. Se les deben proporcionar soluciones prácticas y responsables, basadas en el entendimiento de que los inmigrantes y los refugiados tienen un historial comprobado como contribuyentes al mejoramiento de las naciones que adoptan como suyas, así como contribuyentes clave para el bienestar de sus familiares en su país de origen.

Estados Unidos tiene un papel crítico a corto y largo plazo, pero sólo si deja de usar a Honduras y a la Caravana como fútbol político con sus ojos enfocados en las elecciones intermedias del 6 de noviembre.

El presidente Trump ya ha convertido la Caravana en un circo político, usándolo como combustible adicional en el último tramo de la actual temporada electoral para alimentar su discurso contra los inmigrantes mexicanos y latinoamericanos, y para reforzar su súplica por un muro fronterizo. Por su parte, muchos demócratas parecen ver a la Caravana como un inconveniente político para sus esperanzas electorales. Esta respuesta esconde una decepcionante falta de visión y estrategia por parte de los líderes del Partido Demócrata.

Este momento debería ofrecer a los demócratas la oportunidad de reformular la comprensión de la migración como un desafío que requiere una respuesta política nacional e internacional cuidadosamente coordinada. Esta nueva visión y estrategia debe comenzar con la articulación de una narrativa que reconozca y celebre a todos los inmigrantes como un activo neto para los Estados Unidos de América.

Honduras se hunde lentamente. Más de 3 mil hondureños salieron hace una semana en busca de una «mejor vida». Huyen en caravana, se desplazan por el miedo a la delincuencia y sus más de 8 pandillas y maras que controlan sus territorios en el barrio o colonia donde viven, huyen de un sistema educativo y de salud obsoleto. Huyen de la violencia estatal y la corrupción.

No quieren ser parte de las estadísticas del Observatorio Nacional de la Violencia en Honduras en donde ya se llevan registradas 3,422 muertes violentas y/o ejecuciones arbitrarias de niñas, niños y jóvenes menores de 23 años en el país.

Honduras se hunde, pero las familias hondureñas encontraron camino en el valor de 160 personas que inicialmente se dieron cita en la Gran Terminal de San Pedro Sula, agarraron maletas al ver que en menos de 5 horas eran 300 personas listas para partir en la madrugada del día siguiente, hasta que finalmente esas 160 se convirtieron en más de 3 mil en camino hacia Estado Unidos de América.

Autoría original de Life in Lines

Foto: Claudia Mendoza

El éxodo de hondureños y hondureñas es alarmante, desde el viernes pasado más de dos mil personas salieron desde San Pedro Sula en una caravana con rumbo a Estados Unidos. Los participantes de esta acción aseguran que el desempleo, la inseguridad, la violencia y la pobreza, son los principales factores que los impulsan a buscar un mejor futuro.

Los datos no mienten, y por duros que sean, las autoridades del gobierno que dirige Juan Orlando Hernández y la propia encargada de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Honduras Heide Fulton, los omiten para darle otro contexto a la caravana.

El oficialismo y el gobierno norteamericano se han unido para acusar a los migrantes de ilusos y de ser víctimas de engaños políticos orquestados por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE). Ante las acusaciones que han hecho en los últimos días, los datos son crudos y desmienten por completo la campaña que han iniciado para tratar de controlar la migración de personas hacia Estados Unidos.

Hacer click en el + para comprobar la frase.

Luis Colindres, Secretario del Partido Nacional: “Están utilizando a los compatriotas con fines meramente políticos en detrimento de la imagen del país. El Partido Libertad y Refundación en los últimos días decidió utilizar el medio más violento para hacerle daño a la imagen de nuestro país, sin importar los resultados negativos que esto puede traer como consecuencia a todos nuestros compatriotas”.

El Partido Nacional y el gobierno que dirige Juan Orlando Hernández, iniciaron una campaña para responsabilizar a la oposición de organizar la caravana de migrantes, y lo han hecho para no asumir la responsabilidad que como gobernantes tienen en la realidad económica y política del país.

Según datos del Foro Social para la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH), más de un millón de hondureños y hondureñas en la actualidad no tienen empleo. Asimismo esta institución afirma que el 48% de la población económicamente activa no tiene trabajo.

Por otra parte en el 2018 se registran 300 mil nuevos pobres, que en total son 190 familias, siendo la pobreza, desempleo e inseguridad los principales factores que estimulan la migración.

Juan Orlando Hernández: “Como gobierno estamos convencidos que el interés superior del niño y la niña es prioridad, existen hondureños que se han sumado y que son parte de este movimiento irregular que han sido engañados bajo falsas promesas. Yo se los digo, deben desistir, no pongan en peligro su vida y la de sus hijos”.

Casa Alianza Honduras lleva un registro de las muertes violentas y/o ejecuciones arbitrarias desde el año 1998.  Durante los últimos 20 años, particularmente entre febrero de 1998 y junio de 2018 se han registrado en el país 12,536 casos de ejecuciones arbitrarias y muertes violentas de niños, niñas y jóvenes menores de 23 años.

En el transcurso de los cincuenta y tres meses (segundo período) de gobierno de Juan Orlando Hernández, se han registrado 3,422 muertes violentas y/o ejecuciones arbitrarias de niñas, niños y jóvenes menores de 23 años en el país,  contexto que deja en claro que la niñez y juventud no ha sido una de las prioridades de su administración, y también convirtiendo esta realidad en un factor determinante para la migración.

Hernández dejó manifiesto en conferencia de prensa su preocupación por los menores que viajan junto a sus padres en la caravana de migrantes, además los invitó a retornar al país, asegurándoles que el gobierno los acompañaría en su dura realidad.

Heide Fulton: “Están siendo engañados con falsas promesas de parte de líderes con fines políticos y criminales”

La funcionaria norteamericana omitió información que su propio gobierno tiene en materia de índices de migración, en el que según la Oficina de Migración y Aduanas de Estados Unidos reportó en el primer trimestre del 2018, un incremento de 223% de migrantes hondureños pretendiendo ingresar a este país.

La encargada de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Honduras, se unió a la campaña del gobierno de Hernández para desprestigiar la caravana de migrantes, omitiendo por completo la realidad social, económica y política que vive el pueblo hondureño en la actualidad.

Fulton no dio nombres, pero por deducción hizo referencia al periodista y exdiputado de Libre Bartolo Fuentes, único representante político en la caravana. Fuentes aseguran que actualmente se encuentra detenido por el gobierno de Guatemala, y según organizaciones defensoras de derechos humanos, al ser deportado al país hay pretensiones estatales de acusarlo formalmente por trata de personas.

Texto: Fernando Silva

Fotografía: Martín Cálix

–Cada vez que llueve tenemos que estar como quien vela un muerto. No es nuevo, siempre se ha dado, pero el fin de semana sólo me acordaba del huracán Mitch. –Ángela sentencia como presagiando que el desastre se puede repetir 20 años después, justo en el mismo mes.

La última semana, Ángela, se ha tenido que acostumbrar a la idea de ser dueña de nada. Después de dos días de lluvia en Tegucigalpa, su casa fue invadida por el río que tiene como vecino y sus pertenencias se las llevó la corriente.

Ésta  no es la primera vez que Ángela pierde todo. Hace casi veinte años cuando vivía en la colonia Los Pinos, su casa se hundió a causa de la saturación de los suelos que provocó los aproximadamente 600 milímetros de lluvia que cayeron en 1998 con el paso del huracán Mitch por la capital de Honduras.

Desde ese año se aprobaron 700 planes de planificación y riesgo, según un estudio del Observatorio Universitario de Ordenamiento Territorial. Sin embargo, la mayoría de estos planes se han quedado sin ejecutar en una ciudad donde entre 300 y 400 barrios viven en situación de alto riesgo.

Lluvia que recuerda la tragedia

Ángela vive junto a su hija e hijo en la colonia Betania de Tegucigalpa, su casa hecha de madera se ubicaba en la orilla del río Choluteca, pero desde hace una semana solo hay ruinas de una casa que construyó consciente del riesgo de vivir ahí y sin otras opciones pues no tenía para pagar el alquiler de una habitación en un lugar seguro. El sábado 6 de octubre por la tarde, después de pedirle a su hija que hiciera el almuerzo, escuchó el grito de una vecina que le avisó que el río estaba comenzando  a entrar a su casa para llevarse lo poco que tenía.

«Cuando menos lo acordé ya tenía el agua por la rodilla y ya andaban nadando la cama, la ropa de mis hijos y la comida que había comprado para todo el mes –dice Ángela con lágrimas en sus ojos– no me quiero acordar de ese desastre, aunque no es primera vez que se me inunda la casa. Ya me había dejado dos veces en la calle, pero nunca había buscado un albergue», finaliza.

Según datos de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) las lluvias entre el jueves y sábado de la primera semana de octubre, dejaron un aproximado de 17 mil personas afectadas y casi mil viviendas dañadas, por lo que esta institución del Estado le dio refugio a casi 7 mil personas en aproximadamente 50 albergues a nivel nacional.

El 6 de octubre, el río Choluteca había rebasado su cauce a su paso por Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix

Aunque para Ángela el terror de perder sus pertenencias entre el lodo le recuerde a la catástrofe de finales de octubre de 1998, el Huracán Mitch dejó 5 mil muertos y este sistema de baja presión dejó 9.

Cada año, la población ubicada en las zonas de alto riesgo de la capital no duerme durante el periodo de lluvias. No duermen mientras el agua que tanto necesitan en los primeros seis meses del año a causa de la sequía, cae sobre los techos de cartón en la ciudad con más riesgo de derrumbes y deslizamientos en Honduras, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

Pedro Landa, experto en temas ambientales, dice que las acciones que han hecho tanto el gobierno central como los gobiernos locales no han reducido la vulnerabilidad que desnudó el Huracán Mitch.

Landa explica que «estamos por cumplir el veinte aniversario del Mitch, y la tragedia de estas semanas se dio no por la intensidad de las lluvias sino por la falta de prevención o medidas correctivas que tendría que hacer el Estado».

En Tegucigalpa más de 130 barrios y colonias se vieron afectados por las lluvias según datos oficiales de COPECO, además señalan que 350 mil los capitalinos viven en riesgo de deslizamiento, inundación o derrumbes.

Claudia Mondragón, coordinadora del Observatorio Universitario de Ordenamiento Territorial, dice que «se invierte en obras de respuesta pero se debería invertir en obras de prevención, ya que no se están evitando las catástrofes», además afirma que hay que invertir para evitar asentamientos como el de la colonia Betania que está a la orilla del río y que se inunda cada año.

Personal de COPECO y agentes de la Policía Nacional, durante las labores de rescate el 6 de octubre. Foto: Martín Cálix

Reubicación necesaria

Ángela está albergada en la escuela Juan Guifarro López de la colonia Betania. Esta pequeña escuela aloja temporalmente a 60 familias: 287 personas que viven en la rivera del río Choluteca que ha inundado sus casas o se las ha llevado completamente.

En las seis aulas de esta escuela, los ancianos duermen en colchonetas quizá enfermos por la tristeza que representa no saber a dónde ir. Las mujeres hacen la comida y administran la distribución de los alimentos y medicinas que traen como donación o que les proporcionan las instituciones estatales.

Los adultos esperan que el gobierno decida qué hacer con los refugiados al bajar las alertas. Una gran cantidad de niños, de niñas que juegan en el patio de recreo, comen dulces e ignoran que las condiciones de pobreza y desempleo en el país han condenado a sus familias a vivir en la orilla de un río que en cualquier momento puede llevarse sus casas, puede llevárselos a ellos.

Un estudio reciente del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) indica que el 77% de los niños, niñas y adolescentes en Honduras viven en situación de pobreza.

Parece que estos niños no quisieran irse del albergue, parece que allí reciben la suficiente alimentación, hasta el punto en que han empezado a enfermarse del estómago por comer más de lo normal, los adultos lo dicen entre risa, como bromeando y burlándose de su verdad.

Entre todas las familias de este albergue, sólo Ángela perdió completamente sus pertenencias, pero todos los demás saben que tarde o temprano podrían ser los siguientes, por eso piden que se les reubique en una zona menos vulnerable, más digna.

Líderes comunitarios en el albergue de la colonia Betania junto con personal de COPECO reciben y ordenan las donaciones. Foto: Martín Cálix

Rigoberto Rivera, gerente del Comité de Emergencia Municipal (CODEM) en Tegucigalpa, afirma que «con la alerta verde ya es tiempo de irse, ya les dieron sus cosas pero hay gente que no se va si  no le dan una casa nueva. Nos está pasando y es que la falta de educación nos ha matado, si fuéramos más educados, conscientes y disciplinados esto no ocurriría».

Este miembro de la comuna capitalina dice que «el problema es que es prohibido vivir a la orilla de los ríos, la gente no hace caso, va a hacer sus casitas al borde del río y cuando crece lo pierden todo», además dice que el 90% de las calamidades que le pasaron a la gente fueron provocadas por ellas mismas.

«Vinieron los de la alcaldía y dijeron que los que tienen su casita, que vayan a limpiarla porque van a ser ubicados de nuevo allí –dice Ángela, que también es parte de una comitiva de líderes en su comunidad–, yo le dije que cómo nos íbamos a meter allí, por ejemplo mi casa está débil. Para irme a meter allí tengo que reforzarla».

Según Mondragón «se deben hacer viviendas sociales en zonas adecuadas que garanticen reubicar población que se encuentra en riberas de ríos o cerca de fuentes de agua. A largo plazo el costo es mínimo en comparación a las obras de mitigación».

José Francisco Nolasco de 42 años y que hace 3 años luego de que un camión le pasara encima quedó con una discapacidad permanente, es una de las personas que viven el albergue de la colonia Betania. Foto: Martín Cálix.

El beneficio de la tragedia

El domingo 7 de octubre, mientras la capital permanecía en alerta roja, el Presidente Juan Orlando Hernández, comunicaba en una conferencia de prensa que iniciaría una petición internacional para que Honduras obtenga recursos del Fondo Verde del Clima de la Organización de Naciones Unidas (ONU), a fin de enfrentar los desastres naturales provocados por el cambio climático.

Ismael Zepeda, economista del Foro Social para la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH), desconfía de esta búsqueda de recursos que se viene haciendo desde el paso del huracán Mitch en el país, recibiéndose una gran cantidad de fondos de la cooperación internacional para realizar obras de mitigación y respuesta a los desastres pero que al final no se ven reflejados en la realidad.

«Eso de beneficiarse de los desastres naturales es como un ciclo perverso de tener cierta cantidad de ingresos cada vez que hay un desastre –dice Zepeda– por ejemplo, a COPECO siempre se le aprueban presupuestos de emergencia para comprar víveres y antes de la lluvia hacer obras de prevención, esta política pública perversa de beneficiarse de los desastres es bien evidente», finaliza.

La Secretaría de Finanzas destinó doce millones de lempiras para la cobertura de la emergencia presentada entre el 4 y 11 de octubre, pero Honduras viene recibiendo una gran cantidad de recursos, supuestamente para reducir la vulnerabilidad desde 1998 . Hasta el momento parecen ser insuficientes.

En el interior de algunas casas, las pertenencias que no fueron evacuadas a tiempo, lucen llenas de lodo y húmedas. Foto: Martín Cálix

Pedro Landa afirma que «ha sido evidente con las acciones de investigación que se han dado en los últimos años que muchos de los recursos del Estado destinados para diferentes actividades, en este caso en el tema de prevención y mitigación, se han utilizado para fondos de actividades políticas y han sido robados por funcionarios públicos».

Según un informe de 2008, presentado por la Asociación de Organizaciones No Gubernamentales (ASONOG), desde el Mitch y con la Estrategia de Reducción de la Pobreza (ERP) se gastaron más de 130 mil millones de lempiras (5.4 millones de dólares) para lograr la condonación parcial de la deuda externa, mejorar la imagen de las autoridades a partir del anuncio de proyectos, cubrir parte del déficit del gasto corriente del gobierno y atender la emergencia provocada por los desastres naturales. Esta cantidad es casi el equivalente al cálculo estimado por el Centro de Estudios para América Latina (CEPAL) de los daños ocasionados por el Huracán Mitch.

«Todo este mal manejo y robo de enormes cantidades de dinero de la cooperación internacional ha impedido que se realicen las obras con la calidad o cantidad necesaria para reducir la vulnerabilidad –dice Pedro Landa, quien también trabaja en el Equipo de Reflexión Comunicación e Investigación de la Compañía de Jesús (ERIC SJ)– porque si bien es cierto, la Cooperación Japonesa ha hecho muchas obras, ha sido porque la misma cooperación ha estado al frente de estos proyectos, cuando son realizados por dependencias estatales uno ve la pésima calidad e ineficiencia de las obras».

Las personas en los albergues parecen entrar en cierta cotidianidad: los niños juegas, los adultos conversan. Foto: Martín Cálix

Según el informe Mitch+10 elaborado por la cooperación japonesa, hasta el 2008 este país asiático había invertido casi 27 millones de dólares en proyectos que aportaran al desarrollo del país después del desastre.

Casi como una metáfora de la situación, Ángela cuenta que después del Mitch la Cruz Roja le dio un bono de ayuda por 50 mil lempiras, pero un hombre con el que había sido pareja la vigiló para ver dóndelo guardaba y se lo rompió. «Si no, ya tendría mi casita», lamenta.

Según Zepeda estas crisis también ayudan al gobierno porque cuando alguien tiene que abandonar su casa, los gobernantes les asisten con colchonetas, una bolsa de comida y el perfil se les incrementa. Pero las propuestas terminan siendo mínimas para prevenir o contrarrestar los desastres naturales.

Además, sobre el reclamo de algunos hondureños por la falta de un aviso previo a la entrada del sistema de baja presión que afectó al país, este economista afirmó que «la perversidad de no anunciar el temporal en semana Morazánica es para seguir ilusionando al pueblo con que hay cierto nivel de ingreso y cierto incremento económico. El culpable real de lo que pasó es quien administra el estado, o sea el gobierno».

La foto mohosa de Juan Orlando Hernández en las oficinas del Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (CENAOS), indica la entrada al lugar de donde sale la información del estado del tiempo en el país y la más recriminada por la población, ya que supuestamente no anunció las lluvias del final de una semana de feriado.

Carlos Canales, meteorólogo de esta oficina dice que «la información salió en tiempo y forma, el miércoles, luego otro comité emite sus alertas y se puede verificar desde cuándo tienen las alertas, entonces se puede juzgar si ellos hicieron lo correcto o no».

Además dice que los modelos de pronóstico no pueden ser tan amplios.  «Yo puedo enseñarle 10 días de pronóstico, el que no sabe puede decir que vienen lluvias pero al final no, entonces lo que se está haciendo es desinformando a la población, causando alarmas que no existen», finaliza.

Alimentos que están por ser preparados por las mujeres en el albergue. Foto: Martín Cálix

El departamento de Francisco Morazán actualmente se encuentra en alerta amarilla y desde el 10 de octubre se comunicó por parte de COPECO, el monitoreo de un sistema de baja presión al norte del Golfo de Darién que se ubica  entre Colombia y Panamá. De acuerdo a la información dada en una conferencia de prensa, este sistema tendría un 50% de probabilidad de desarrollarse en el mismo lugar donde hace 20 años se formó el Huracán Mitch.

Cuando se dieron cuenta de esta información en el albergue donde se encuentra Ángela, se apresuraron a orar para pedir que no cayera más lluvia. Una situación que los tiene en la incertidumbre pero con una esperanza que se mantiene en las promesas del Presidente, quien prometió ayudarles si tenían paciencia.


El 9 de octubre Juan Orlando Hernández visitó el albergue de la colonia Betania, sirvió la cena y prometió a los pobladores la reubicación de sus hogares, pero dejó claro que esto sería «dentro de las posibilidades del gobierno».

Ángela no ha recibido más información desde que habló con el Presidente, pero está muy confiada pues ha escuchado que el titular del Ejecutivo está asistiendo a la iglesia. «No creo que alguien que conoce de la palabra de Dios mienta. Nosotros que vamos a la iglesia no tenemos que mentir, porque la mentira es del diablo»

Una anciana con fiebre intenta descansar en una colchoneta en el albergue de la colonia Betania. Foto: Martín Cálix

Texto: Fernando Silva

Fotografía: Martín Cálix

 

Berta Cáceres fue asesinada el 2 de marzo de 2016 en su propia casa de habitación, esto como resultado de la defensa que junto al Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) mantenía en contra de la concesión en el Río Gualcarque –sagrado desde la cosmovisión del pueblo lenca a la que pertenecía Berta–, 5kms de río que la empresa Desarrollos Energéticos S.A pretendía usar para el desarrollo del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca.

Hasta el momento hay nueve acusados en el asesinato de la líder indígena: Mariano Díaz, oficial del Ejército; Douglas Geovanny Bustillo, exmilitar, y Sergio Ramón Rodríguez, gerente de la empresa Desarrollo Energético (DESA), Elvin Heriberto Rápalo, Henry Javier Hernández, los hermanos Edilson y Emerson Duarte, y Óscar Arnaldo Torres.

Todos los sospechosos, a excepción de Mariano Díaz, iniciarían el juicio oral y público el pasado 17 de septiembre; sin embargo, la representación legal de la familia Cáceres presentó un recurso de recusación en contra de los miembros del tribunal que llevan el caso, en el que se señala que han cometido abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios y negación de justicia. Este recurso fue declarado sin lugar por la Corte de Apelaciones, convocándose el reinicio del juicio para el pasado lunes 15 de octubre. Sin embargo ese día el juicio se suspendió de nuevo ante la denuncia de una convocatoria ilegal ya que el tribunal seguiría imposibilitado para llevar el proceso.

Todas estas irregularidades podrían llevar a que la representación legal de la familia Cáceres decida retirarse del juicio. Kenia Oliva, abogada del ambientalista mexicano Gustavo Castro –quien presenció y fue herido la noche del asesinato de la líder social– también apoyaría dicha decisión. En Contracorriente (CC) hablamos con la abogada Kenia Oliva (KO) sobre las irregularidades del proceso judicial, la ausencia de autores intelectuales y el posible retiro de la acusación privada.

CC: ¿Cuál es la situación actual del juicio por el asesinato de Berta Cáceres?

K.O: Está en el debate que es casi la última etapa del juicio oral y público, han sucedido varias irregularidades durante el proceso y la primera fue que nunca tuvimos realmente acceso al expediente, a la línea investigativa como parte del acusante trabajando en conjunto con el Ministerio Público y mantuvieron en secretividad por mucho tiempo la causa.

Gustavo fue presentado como testigo protegido y si es el principal testigo asumimos que el Ministerio Público lo trataría como víctima, pero no fue así, sino que lo tuvieron retenido por varias horas y retrasaron su proceso migratorio por días, desde ahí vimos las irregularidades.

Leer de nuestro archivo: «La salida que propone DESA es peligrosa»

CC: ¿Qué otras irregularidades detectaron?

K.O: El Ministerio Público se preocupó por los autores materiales y hay que reconocer que hizo un gran trabajo en las pruebas sobre ellos, pero cuando empezamos a exigir saber de los autores intelectuales ¿quién les pagó?, ¿cuál era la motivación? Ahí comenzaron a frenarnos la información.

CC: ¿Hay indicios sobre los autores intelectuales?

K.O: La pieza más alta a la que llegó el Ministerio Público es David Castillo que era el gerente de operaciones de DESA pero no es el dueño, no es el socio, y para nosotros es importante descubrir quién le ordena que busque sicarios.

Con los vaciados telefónicos y las escuchas hay indicios de otras participaciones y también el Ministerio Público ha recabado pruebas sin peritaje de DESA que tampoco fueron presentadas ni en el juicio ni a la acusación privada, aunque sí hay actas de que se realizó decomiso de teléfonos, de computadores y el Ministerio Público no lo presentó como medios de pruebas.

CC: ¿Qué sucede cuando llegan a esa etapa y no ven las pruebas?

K.O: Le solicitamos al tribunal que nombrara peritos que dieran legalidad a todas las actas de nombramiento y que también nos entregaran la prueba que sí estaba peritada. El tribunal lo requería para tres días y el Ministerio Público se tardaba 15 en entregarlo, luego entregaban supuesta información digitalizada pero al abrir los CD’s no había información. El tribunal nunca le llamó la atención al Ministerio Público por esto, por mucho que le solicitamos que lo hiciera incluso la defensa de Sergio acusaba de no tener toda la información.

Las dos acusaciones privadas de la familia de Berta recusan al tribunal, consideramos que no está listo o tiene algún interés en que no se conozca la información.  De acuerdo a la legislación correspondiente, el tribunal ya no puede conocer de la causa.

CC: Pero luego cuando se regresa a la audiencia se presenta un recurso de apelación ¿cómo va ese proceso?

K.O: Un recurso que generalmente se tarda tres días para que hagan el auto de recibido, el mismo día que lo presentaron (el 15 de octubre) llamaron a otro de los abogados diciendo que ya fue resuelto y declarado sin lugar. Se presentó a las 8 de la mañana y a las tres de la tarde llaman al abogado para que se presente por la resolución.

El tribunal de sentencia, el lunes, dijo que nos convocarían nuevamente el miércoles, si se supone son independientes de la Corte de Apelaciones, ¿cómo es eso posible saber qué día va a resolver el otro tribunal y cuál va a ser la resolución?

CC: Ya se habían visto irregularidades en el proceso, se perdió el expediente original…

K.O: Sí, de hecho una de las magistradas de la Corte de Apelaciones que resolvió sin lugar la petición de la defensa privada, es la misma que perdió el expediente original del caso. Por eso también se presentó una denuncia contra esa corte porque esa magistrada no debió haber resuelto la recusación tampoco ya que tiene una denuncia por haber perdido ese expediente porque no tenía que sacar ese expediente en su carro, ya había una denuncia previa, pero se volvió a realizar.

CC: ¿Por qué el Tribunal tiene tanta prisa por seguir con el juicio?

K.O: El tribunal no quiere vencer la prisión preventiva, ya sabemos que van a condenar por lo menos a cinco de los nueve que están denunciados porque hay demasiadas pruebas de que fueron los sicarios y con eso el poder judicial va a decir que está haciendo justicia en el caso de Berta. Por mucho, se logrará la prisión para David Castillo, pero no se trata de eso.

CC: Se intentó pedir como medio de prueba solicitar declaraciones de la familia Atala, ¿qué pudo haber demostrado esta testificación?

K.O: Creo que la acusación privada sabía que esto no iba a pasar, pero se decidió hacerlo con el fin de denunciar que estas personas están involucradas. Esto no es antojadizo, la información de escuchas y vaciados vinculan a estas personas en algún momento de la planificación del asesinato de Berta y eso está ahí, lo tiene el Ministerio Público y lo tiene el Poder Judicial. El Ministerio Público no nos ha querido informar si hay una línea de investigación con esas personas porque hay suficiente información como para abrir una.

Nuestro temor es que como nunca decomisaron el arma, el tribunal pueda decir que no sabe quién de los cuatro que ingresaron a la casa fue el que disparó. Hay una teoría del delito que indica que todo aquel que entró asume la responsabilidad del asesinato y esa teoría la utiliza mucho el tribunal de sentencia de jurisdicción nacional, por ahí queremos que pase. No sabemos aún, el tribunal nos sorprende cada día.

CC: ¿Entonces no saben nada de esa investigación?

K.O: No, de hecho el abogado Jair López, que es defensa de Sergio Rodríguez pero que en realidad es parte de los abogados de DESA; cuando se opusieron a esta prueba dijeron que no podrían ser testigos porque ellos tenían información de que estaban siendo investigados y la ley no permite que siendo investigado por un delito pueda declarar contra sí mismo, esa fue la argumentación que el Ministerio Público sí le ha dado esa información. A nosotros no, y por lo menos se lo debieron haber dicho a la familia de Berta y al COPINH que son los afectados.

CC: ¿A Gustavo le tocará venir a testificar?

K.O: No, a menos que existan las condiciones que dice la norma procesal penal, que es solamente si hay un convenio jurídico de cooperación que le exigíamos al Ministerio Público para que él viniera a declarar bajo ese convenio sabiendo que podría reconocer a uno de los autores materiales y nunca hicieron el trámite aún sabiendo que es testigo protegido, y debe hacerse todo el trámite, nunca se nos informó si lo hicieron o no, el Ministerio Público dice que sí.  A Gustavo no le importa mucho que se resuelva su caso sino más el de Berta, quiere cerrar el ciclo de acompañamiento al COPINH participando en el proceso.

CC: ¿No les preocupa que se venza la prisión preventiva?

K.O: Sí, nos preocupa porque saldrían libres y quizás nunca los volvamos a ver. Pero nos preocupa más que haya justicia, y el asesinato de Berta fue político así que la justicia no se va a lograr condenando a cuatro sicarios.

CC: ¿Por qué culpar a DESA?

K.O: Porque hay mucha prueba que DESA menciona, que Berta y Tomás son el problema para generar el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, no es información inventada, hay un chat que creó David Castillo, el gerente de DESA, donde uno de los socios dice que el problema son ellos y que eliminándolos se acaba el problema. Los socios de DESA miraban a Berta como una enemiga de ese proyecto, su oposición y la del COPINH hacían que la empresa perdiera mucho dinero y los empresarios ven todo en función del dinero y no de que esas tierras y ríos que  le pertenecen a un pueblo.

CC: El día que se inicia el juicio oral y público llegan muchas personas de la comunidad y llegan a defender a Sergio Rodríguez, diciendo que COPINH les ha afectado, ¿cómo interpretan eso ustedes?

K.O: Es normal en las luchas sociales, divide a las comunidades porque después el proyecto se va y ya no necesitan la fuerza de trabajo, al final las comunidades se quedan con las consecuencias de los proyectos extractivistas que la gente ve hasta después.

Nosotros sí creemos que aunque el Estado no ordenó el asesinato, sí es responsable porque Berta denunció primero la ilegalidad del proyecto, todas registradas en la fiscalía de las etnias así que el Estado no puede argumentar desconocimiento del caso, después mete preso al que dio la licencia ambiental.

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CC: Para la gente no ha quedado claro quiénes son los jueces detrás del caso, ¿quiénes son?

K.O: Es una sala de jurisdicción nacional, un poco contradictoria porque el juzgado fue creado para combatir el crimen organizado pero el Ministerio Público no ha querido acusar por el delito de asociación ilícita, desde ahí hay toda una contradicción porque, ¿cómo es que el caso de Berta Cáceres no es un juicio por asociación ilícita está ahí? Si no están estos delitos debería ser en la Fiscalía de Delitos Contra la Vida con un juez natural el que conozca del caso.

CC: En el juicio hemos visto a Sergio vestido diferente a los demás, ¿por qué es el trato diferente con él?

K.O: Porque está en un batallón, porque él no es pobre, tenía un nivel jerárquico y tuvo para pagar una defensa que tiene algunos conectes con el poder judicial y solicitó que fuera enviado a un batallón por lo que siempre argumentan los abogados, el tema de la seguridad para la integridad física y los que estamos ahí sabemos que no es fácil conseguir eso. No he participado en el caso de David pero entiendo que él también se presenta sin camisa blanca y está en un batallón. Esa diferencia que ven ahí entre los de blanco y Sergio con sus camisas de color, ésa es también la marca de la línea de pobreza y la clase social-económica que hay en el juicio.

CC: ¿Qué sigue en este juicio?

K.O: Estamos esperando la decisión de la familia de Berta, si ellos deciden que no quieren continuar más en el juicio nosotros también nos retiramos. Quien lleva el monopolio de la acusación privada siempre va a ser el Ministerio Público entonces sólo ellos conocerían del resto del juicio, esperaríamos que ellos hagan su trabajo y acusen. Ellos llevan toda la línea así que nosotros no podemos investigar ni acusar de otros delitos que no sean los que el Ministerio Público formalice, aunque el código diga que si la acusación privada no está de acuerdo en algo puede presentar su punto de vista y el tribunal decide, pero en la realidad no pasa eso.

CC: ¿La justicia hondureña está preparada para un caso como éste?

K.O: No, no lo está y nosotros pensábamos: estamos cerca de Guatemala donde casos como el del genocidio fueron públicos, que por lo menos en la región los tribunales se lo iban a pensar y no, la justicia hondureña está preparada para seguir condenando al pobre y cubriendo al rico.

CC: ¿Cuándo termina el caso por el asesinato de Berta?

K.O: Hasta que se llegue a quienes ordenaron su muerte, ahí termina y ahí creo que es donde la familia va a sentir que hubo justicia y verdad.

 

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Fotografía: Gorge ICE Resistance

Estoy a miles de kilómetros de distancia en una gira preparada por la organización Witness for peace* en el noroeste pacífico de Estados Unidos. Para llegar aquí me pasé 18 horas entre aeropuertos y 4 vuelos, tuve ese tiempo para reflexionar sobre el largo puente que mucha gente ha construido con el tiempo, un puente de solidaridad que rompe las dinámicas con la que los gobiernos se relacionan, la dinámica del poderoso aplastando al débil, del grande interviniendo al pequeño y del pequeño siendo servil con el imperio.

Sé que escribo desde el privilegio, viajo a Estados Unidos con una visa cuando cada 15 minutos un hondureño migra de manera indocumentada a este país. Lo hago porque puedo hablar de lo que pasa en mi país desde la posición que tengo como periodista. Ser canal de las voces de quienes no tienen este privilegio también me interpela pero sobre todo me da una gran responsabilidad.

Estoy aquí, bien en el norte, a poca distancia de donde también están los presidentes del triángulo norte reunidos para hablar sobre el fallido Plan de la Alianza para la Prosperidad, ese plan que le ha reventado en la cara a Estados Unidos o mejor dicho en su frontera, inundada de migrantes que huyen de los países centroamericanos, aún muy alejados de la prosperidad.

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Y es aquí, en este lugar rodeado de montañas de pino, lagos, ríos inmensos y valles extensos, donde también el frío no solo congela mi nariz, también los sueños de miles de migrantes. Sueños donde ellos tienen una vida digna. Sueños. Venir aquí es hablar de sueños, de ese país que soñamos y que no es, de esa vida que tampoco es.

Comencé el recorrido en una ciudad que se llama Coure d´Alene –el corazón del búho en idioma nativo– en el Estado de Idaho. El Instituto de Derechos Humanos y luego la Universidad de Whitworth organizaron junto con algunos proyectos culturales comunitarios y de activismo político los eventos donde hablé sobre el periodismo independiente en Honduras. Y allí platicamos también sobre la memoria que nos falta, la identidad que buscamos, la ciudadanía que intentamos formar a través del periodismo en Contracorriente. Aquí  a miles de kilómetros de distancia hubo decenas de personas escuchando, preguntando y pensando en qué acciones tomar al respecto, en cómo podemos fortalecer la solidaridad entre pueblos, entre gente que también se siente aplastada por sistemas de corrupción, racistas, patriarcales y en beneficio de las élites que arrasan con todo a su paso.

En estas ciudades la gente que asistió fue en su mayoría estadounidense, incluso en la clase de Latinos en Estados Unidos, no hubo latinos asistiendo. El porcentaje de latinos migrantes en estas primeras ciudades es mínimo, así como la comunidad afro.

Sin embargo, ayer llegamos al Estado de Oregon, un Estado que ha tenido una ley santuario durante 30 años que podría ser derogada en las elecciones de medio término del próximo 6 de noviembre. Esta iniciativa se llama Medida 105 y fue presentada por tres legisladores republicanos que buscan que la Ley establecida en 1987 sea eliminada. En teoría, la ley establece que los gobiernos locales no pueden usar recursos para manejar asuntos migratorios si el único delito de la persona es estar sin documentos en los Estados Unidos. Así ese hielo que inmoviliza entraría a llevarse a los migrantes, el hielo que paradójicamente se dice ICE en inglés.

En Oregon, a pesar de ser un estado santuario, una cárcel del condado llamada NORCOR, tiene contratos con ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos) así que inmigrantes detenidos por esta entidad del Departamento de Estado llegan a la pequeña cárcel de NORCOR a pesar de que el Estado de Oregon tiene una ley que no permite el apoyo a procesos antiinmigrantes. La llegada de alrededor de 30 personas detenidas, trasladadas desde centros de detención en Washington, activó las alarmas de grupos activistas de la comunidad que se organizaron en 2017 para tomar acciones al respecto. Así surge la protesta permanente de Gorge ICE Resistance.

Gorge ICE Resistance es un grupo de activismo ciudadano en pro de la comunidad migrante que se reúne en una capilla en la ciudad de The Dalles, donde se encuentra NORCOR. Durante 520 días consecutivos alrededor de 15 o 20 personas protestaron en las afueras de la prisión, pidiendo que se rescinda el contrato con NORCOR, que además termina costándole a los ciudadanos de Oregon parte de sus impuestos.

Según datos de la propia organización, cada persona detenida en NORCOR le cuesta a la prisión entre $97 y $115  pero ICE paga por migrante detenido solamente $90. Además, estas personas consideran que NORCOR es uno de los centros de detención más precarios, usado como castigo para migrantes que son considerados problemáticos en otros centros del país.

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Estas personas están demandando al Estado por la violación a su ley de Estado santuario con este contrato que NORCOR mantiene desde 2014 con ICE, y al mismo tiempo buscan levantar consciencia para que en las elecciones de noviembre de 2018 la Medida 105, que derogaría el Estado santuario, no sea votada a favor.

Pero ese trabajo no es fácil. A pesar de que en Oregon hay una comunidad latina mucho más grande que en Idaho o Washington, prima aquí el negocio que representan los inmigrantes para la industria carcelaria y el discurso de odio que ha tomado fuerza tras el mandato de Trump. En Oregon, se comenzó a regar la voz sobre la Medida 105 a raíz de que un hombre, sospechoso de estar en los Estados Unidos sin documentos, mató a dos personas en un accidente de tránsito al pasarse una luz roja en una calle de la capital del Estado. Este caso ha sido usado como bandera para determinar que los inmigrantes son peligrosos.

En una resolución del Consejo de Ciudades Inclusivas de Hood River en el Estado de Oregon esta narrativa se rompe: «Nuestra policía está ocupada manteniendo a nuestros habitantes a salvo. No vamos a dar la espalda a los hombres y mujeres de otros países que ayudan a esta ciudad a ser más grande y quienes representan un tercio de nuestra población».

En NORCOR la edad media de los migrantes detenidos es de 35 años, la mayoría ha vivido en Estados Unidos durante 18 años, prácticamente toda su vida está aquí y no tienen país a dónde volver. Actualmente hay detenidas tres personas hondureñas en este lugar, donde las visitas familiares están prohibidas y los inmigrantes son catalogados como personas sin ciudadanía, por lo tanto no tienen derecho a ser notificados si habrá un traslado, no tienen derecho a la defensa pública y tampoco se les realiza un juicio.

En Gorge ICE Resistance han escuchado sobre Honduras, ese país que quedó muy lejos para estos inmigrantes, un lugar donde no pueden regresar porque la violencia se normalizó, porque la corrupción es manera de gobernar y porque importa el país como botín, pero no su gente. Y escuchan a estas personas que luchan por no ser deportadas, otras que buscan asilo porque su vida ha sido amenazada. Ayer me escucharon a mí contándoles sobre la gente que también se queda sobreviviendo en Honduras y la gente que creemos que todas esas historias hay que contarlas, que quizá sirva de algo hacer las preguntas correctas, que quizá el periodismo independiente ayude a crear memoria, a escribir la historia de una ciudadanía que tomó las riendas en la construcción de un nuevo país.

* Witness for Peace (WFP) es una organización de base nacional políticamente independiente, comprometida a la no-violencia y guiada por convicción y conciencia. La misión de WFP es apoyar la paz, la justicia y las economías sustentables en el continente Americano mediante cambios en las políticas estadounidenses y prácticas corporativas que contribuyen a la pobreza y opresión en América Latina y el Caribe. Actualmente impulsan la Ley Berta Cáceres, una ley que acabaría con el apoyo militar de EEUU a Honduras hasta que se investiguen violaciones a Derechos Humanos perpetradas por fuerzas del Estado de Honduras contra la población.

Para saber más sobre la gira por el Noroeste de Estados Unidos CLICK AQUÍ

En las orillas del río Choluteca, en un playón a manera de ganarle territorio al río, allí está el parqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS). En este playón vive Alex, un hombre de 43 años que hace 15 días enterró a su padre, con quien vivía en una casa improvisada de madera. Alex vive de recoger botellas de plástico y de cuidar y lavar carros en el parque del IHSS. A Alex la Policía Nacional le ha dicho que debe evacuar su casa, que debe salirse porque no se sabe qué tanto pueda soportar el playón donde está ubicada, pero se niega a salir, porque es lo único que tiene en la vida, porque no tiene familia –esposa, hijos–, porque está solo.

–Vivo aquí desde hace muchos años. –Me dice, como alguien que puede darse el lujo de pensar en los años.

–¿Cuántos es mucho? –Insisto.

–Hace diez años, desde que ganó Callejas…

Rafael Callejas, otro presidente nacionalista, ganó las elecciones presidenciales en 1989. Este playón donde vive Alex quizá existía, quizá no. El Huracán Mitch-que azotó por estas fechas hace 20 años- borró barrios, movió personas, provocó una especie de país en suspenso. Lo que ahora está pasando por Honduras está lejos de tener la magnitud del Mitch, pero la fragilidad de una ciudad que parece hundirse con la mínima lluvia, deja al descubierto que nada es seguro en el futuro inmediato de los capitalinos.

La Comisión Permanente  de Contingencia (COPECO) ha declarado alerta roja para los departamentos de Francisco Morazán, Valle y Choluteca. El resto del país está bajo alerta verde. El Presidente Hernández ha dicho que las personas que se encontraban de vacaciones debido al feriado morazánico, deben tomar precauciones, que la carretera de retorno desde el norte del país no es segura después de las 5:30 de la tarde, que viajen a menor velocidad, que tomen nota de los números de contingencia. Nada es seguro en el futuro inmediato de los capitalinos que vacacionaban, sólo que están varados en la carretera.

Las lluvia sigue. Seguirá lloviendo al menos por 48 horas más, y las escuelas de los barrios más pobres y vulnerables de Tegucigalpa comienzan a ser utilizados como albergues. Yarida Reyes, encargada de Protección Civil del Comité de Emergencia Municipal, ha llegado hasta la Colonia Las Brisas, en la Escuela Toribio Bustillo, ella y su equipo han traído algo de víveres, algunas colchonetas, y nada más.

Según algunas cifras dadas por COPECO a medios de comunicación, las cifra rondaba las 150 personas. Un poco más, un poco menos, nadie sabe con certeza. Ni siquiera Yarida lo sabe. Ella estima que esta noche la cifra va a superar las 200 personas.

El futuro inmediato es incierto para los ciudadanos más pobres en los barrios más vulnerables de la ciudad de Tegucigalpa. La lluvia sigue cayendo, el río Choluteca sigue creciendo. Y nada se sabe sobre lo que pueda suceder en las próximas horas.

Todo lo demás, lo que se sale de la cancha, lo que una hace para ganarse la vida, lo que una se supone que debe ser, todo eso no es la vida. La vida es lo que una es en el estadio, el aguante y el aliento, la emoción, el amor y el luto. La venganza. Somos nosotras mismas en la barra.

Texto: Jennifer Avila

Fotografía: Martín Cálix

Hope se pinta los labios de rojo para ir a ver a su amado León. Es el clásico Olimpia vs Motagua en Tegucigalpa y Hope apoya a organizar su peña* en  una caminata desde el parque central al Estadio Nacional Tiburcio Carías Andino. No pierde tiempo en dar entrevistas pero platica mientras da instrucciones. Su voz ronca es solo parte de una personalidad dura, tiene más de 30 años ya y es de las mayores en la barra Ultra Fiel, seguidora del Club Deportivo Olimpia, un equipo fundado el siglo pasado, el que más copas tiene en la liga nacional.

La algarabía del día del partido y el amor profundo que sale con los gritos, los cantos, los saltos y las risas no son lo único que se conoce de las barras, de hecho es lo que menos se conoce. Las barras deportivas son llamadas «barras bravas» y han sido emisoras y receptoras de una violencia que ya ha cobrado cientos de vidas, según los datos de los propios barristas. La dirigencia de la Ultra Fiel cuenta alrededor de 500 miembros activos de la barra que ha sido asesinados entre 1998 y 2016, muchos de estos en enfrentamientos con barras contrarias. No hay un desagregado, aunque son más hombres que mujeres, los muertos y los vivos. En la Barra Ultra Fiel se calculan al menos 1,800 mujeres, un 15% del total de miembros. Una minoría que no la tiene fácil, por el estigma que recae desde afuera y la desconfianza que desde adentro impide que ejerzan el poder igual que los hombres.

En la entrada al estadio, ese día de un partido que no se disputaba puntos con el enemigo eterno, un par de chicas de un comando° de los Revolucionarios, la barra del equipo Motagua, adversario más grande del Olimpia, pedía una colaboración para celebrar el aniversario del equipo. Algunas chicas querían entrar con sus hijos al área reservada para la barra. El policía a cargo, esa tarde, tajante dijo que los niños no debían subir a las graderías con delincuentes, fumadores de marihuana.

En abril de 2017, el gobierno comenzó a imponer medidas de seguridad para prevenir la violencia entre barras en los estadios, «para que los estadios vuelvan a ser espacios de recreación familiar», decía un comunicado que en ese entonces hacía efectiva una serie de medidas como el censo y levantamiento de perfiles de los integrantes de las barras que en Honduras son 4 (Ultra Fiel – Olimpia, Revolucionarios – Motagua, Mega Barra – Real España y Furia Verde – Marathón). Otra medida fue resguardar con policías antimotines las graderías de los estadios, en las zonas de las barras y la revisión minuciosa de quienes ingresan por ese portón. También el ingreso de bengalas fue prohibido.

Estas medidas encuentran un marco legal en la Ley Especial para la Seguridad y la Prevención de la Violencia e Intolerancia en los Estadios de Fútbol e Instalaciones Deportivas, aprobada en 2015.

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–Nosotras no somos delincuentes, no nos traten así, es como si dijéramos que todos los policías son unos delincuentes. –Suelta una de las chicas que recauda los fondos para la fiesta de cumpleaños. El policía enfatiza que fumar marihuana es un delito y eso sucede en las graderías. Las madres no entraron con sus niños ese día.

El consumo de alcohol y drogas en el sector de la barra dentro del estadio es prohibido, pero el olor a marihuana en las gradas es imposible de ignorar. El clima de celebración se mezcla con el humo pero también con la hostilidad de quienes no quieren ser observados porque siempre han sido señalados.

A  Hope la respetan, sin embargo pasa, entre la excitada multitud y un tipo que de repente le roza un pecho. Hope camina con Abby, una chica de 26 años que regaña a los hombres que se acercan, alcoholizados, para acosarlas, aunque sea entre bromas.

«Yo soy violenta, eso no me lo pueden quitar. Para sobrevivir hay que usar un camuflaje, por el tipo de país en el que vivimos», dice Abby justo antes de ingresar al estadio y contar escenas de su infancia, de cuando se enamoró del fútbol, de cuando su padre corría a darle un beso cada vez que anotaba un gol cuando la llevaba a verlo jugar fútbol. Se le ablandan los rasgos a esta chica que tuvo mucha ternura en su familia pero que en la calle conoció la violencia como arma de sobrevivencia.

Cuando tenía apenas dos años Abby pisó por primera vez una cancha de fútbol. Su padre habría preferido tener un niño, cuenta ella, y por eso la llevaba a la canchita donde jugaba con sus amigos. Ése era el momento en el que ella se sentía parte de algo y sobre todo parte de la vida de su padre, allí creció. Su familia no la rechaza por ser miembro de una barra pero ella acepta que su familia no sabe exactamente la dinámica de la misma.

Hope y Abby son amigas, pero saben también que los caminos de confrontación y hostilidad en la barra así como unen, también rompen lazos. Ya no es solo de ir y que tu padre bese tu mejilla al golear, ir al estadio a alentar al equipo también requiere de responsabilidades, sobre todo para las mujeres, sobre quienes pesa la carga que está allí para ellas en todos los espacios, la carga del cuidado.

Carli, enamorada del azul profundo del Motagua, cuenta que a las mujeres les toca un papel importante en la barra cuando se trata de organizar eventos, actividades, juntadas. Ella se enamoró desde niña de la barra, aunque el ingreso no fuera fácil para las mujeres. Para que una chica sea parte pasa por una minuciosa investigación, hay una desconfianza que se arrastra por su género. Las mujeres pueden ser «sapas», novias de los contrarios, chismosas, son sospechosas hasta de poder filtrar información. Pasando ya las pruebas de la barra, ya adentro todos son una familia, muy parecidas las dinámicas también en lo que concierne al rol de las mujeres.

Cuando Carli era una niña, su padre le inculcó el amor al fútbol, pero él era aficionado del Olimpia. Su rebeldía fue a un nivel que su padre no aceptó nunca, que su hija fuera barrista de su equipo enemigo, lo llevó incluso a decirle una vez que se arrepentía de haberse tatuado su nombre en el brazo, una especie de negación de su propia hija. Y ser hija de un aficionado del equipo contrario, le generó a Carli muchas desconfianzas desde adentro de la barra.

Pero Carli está enamorada de su equipo y de su familia, la barra. En su celular carga fotografías de sus compañeras, algunas que ya no están, otras que han tenido pérdidas de sus hijos, todas las historias que están atravesadas por las violencias y estigmas que cargan las mujeres, se juntan en los cantos que con fuerza alientan a un equipo de jugadores que apenas voltea a las graderías durante el juego. Que si anota un gol no suelen celebrarlo con ellos, con ellas.

Según datos de la Barra Revolucionarios, alrededor de 500 miembros han sido asesinados entre 1999 y 2017, son datos difíciles de comprobar e imposible de segmentar por género. Igual que los datos manejados por la Ultra Fiel. Son menos mujeres en la barra, al menos, los Revolucionarios contabilizan unas 1500 miembros.

«Antes eran muy pocas barristas, pero ahora se han enamorado del sentimiento del hincha. Yo de pequeña me ponía cerca del bombo, así me enamoré», dice Carli y recuerda cómo a los 14 años supo lo que era pasar de la alegría al altercado cuando después de uno de sus primeros partidos terminó la noche detenida en una estación policial.

Carli creció en zona con una influencia grande de la barra Ultra Fiel, por allí habitar un buen número de miembros de esta barra, eso la ponía en riesgo. «Muchas veces me buscaron en la casa o me esperaban en la calle al salir de los clásicos. Me ha tocado agarrarme a golpes pero no me han ganado, me he salvado. Me he salvado de las famosas pegadas, he visto a amigos morir, a los 16 años vi a uno morir por un ataque con chimba*, esas cosas lo cambian a uno», cuenta a pesar de sentirse clara en su motivación principal por ser parte de la barra: el amor por el equipo.

«Si me buscan, me encuentran, pero no soy partidaria de comenzar los pleitos porque no voy a buscar violencia a la barra», asegura, pero aclara que cada caso es distinto. «Todo comenzó con el odio cuando comienzan a matarnos a nuestra gente. Antes estas barras estaban pegadas, se respetaban, pero cuando ya le quitan la vida a alguien cercano ya llega al odio. La rivalidad debería ser en la cancha, pero, ¿cómo hace uno para quitarse el odio que está siempre allí?», el odio y la rivalidad trascienden los 90 minutos, dice Carli, quien comienza a enlistar y fácilmente cuenta al menos 5 amigos que ella consideraba sus hermanos, asesinados.

Las «pegadas» entre barras ocurren en las afueras del estadio, en los barrios o en atentados a los buses que los transportan para acompañar a sus equipos. Pero no son estas pegadas la única causa de violencia mortal contra los barristas, quienes siendo jóvenes viviendo en zonas vulnerables se enfrentan a la persecución policial y al gobierno infranqueable de las maras y pandillas.

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Según el más reciente informe del Observatorio de la violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, los homicidios se han reducido en un 12%, en este país que desde 2009, tras el golpe de Estado se convirtió en uno de los países más violentos del mundo con tasas desde 60 a 90 homicidios por cada cien mil habitantes. En 2017, la cifra de homicidios fue de 3.866, mientras que en 2016 llegó a 5.150. De estos casos, se estima que el 90% queda en la impunidad.

Hope recuerda el día en que su compromiso con la Ultra Fiel pasó a un nivel superior, ese peldaño que se escala con el empujón de la impunidad. El líder que la llevó a la barra fue asesinado después de un partido en Tegucigalpa. Ella se sentía su protegida.

La peña de Hope tenía alrededor de 500 miembros, pero este número se ha reducido.

«Hemos tenido muchas bajas, aquí corremos peligro de toda manera, con la contra, con el crimen organizado, y la sociedad que nos ve como algo malo. Aquí la mayoría tratamos de llevarnos por el camino correcto, no nos gusta perder a un integrante. Vivir el fútbol no se trata de muerte, se trata de estar con el equipo. Noventa minutos y un poquito más, dar la vida en las gradas pero no en la calle en cualquier circunstancia», cuenta mientras recuerda su primer altercado cuando viajó a Nicaragua para acompañar a su barra. Hope en ese momento tuvo que tomar una decisión difícil: dejar a su hija al cuidado de alguien más. Ella acabó esa vez en una bartolina en Nicaragua.

«Cuando uno pasa por esas cosas uno siente que estuvo con su equipo hasta el último momento. Aquí el dolor de uno es de todos, nadie se aparta», dice, el espacio de la barra es de comprensión, sus historias son atravesadas por las mismas violencias y esa falta de reconocimiento.

No hay muchas mujeres que toquen instrumentos en la batucada de la barra, pero en la Ultra Fiel hay una chica que se abre camino para tocar el bombo. Intenta acercarse y quienes la rodean la vacilan, ella ríe incómoda, no quiere ridiculizar la imagen de una mujer tocando el bombo, ese que lleva el ritmo de las canciones de hincha. La dejan, esa tribu urbana tiene reglas claras, si los líderes permiten, ella toca el bombo, y es un privilegio que muy pocas veces es otorgado a las mujeres.

Carli, en la barra de los Revolucionarios, por su parte, sueña con aprender a tocar el bombo, y admira a las chicas que aventadas se suben a la malla, se plantan para hacer cosas que solo hacen los hombres por creérseles más hábiles. Carli se cuestiona si en la barra se reproducen los mismos roles de los que intentan huir en la sociedad, en todos los demás espacios. ¿Qué es ser mujer en la barra? Se lo preguntan, discuten y buscan sentirse iguales en el grupo ¿qué las haría distintas?

Es el segundo tiempo y en las gradas de la barra Ultra Fiel, Hope, deja la garganta alentando con fuerza. Su equipo no les ha dado el ansiado gol, apenas se ha acercado al arco contrario. Las canciones son alegres pero cuando llevan rabia comienzan a pedirle «huevos» a los leones o prometer la muerte para «los cutes», apodo dado a los miembros de la barra contraria por ser un águila parte del escudo del Motagua. Todos los dioses requieren sacrificios, Hope ofrenda su garganta. El estadio vibra por las ganas que la afición tiene de celebrar un gol. Y así, a pocos minutos de terminar el encuentro deportivo, Olimpia marca un gol que se funde en uno, en varios besos apasionados.

Abby se ponía cuatro veces a la semana el uniforme del equipo Olimpia. Allí en la barra se enamoró varias veces y actualmente allí encontró a quien ahora es su pareja. «Muchas mujeres entran porque se han enamorado, no necesariamente del equipo, sino de otro barrista y eso es peligroso, porque luego se desconfía que así se vaya a enamorar de un contrario, cosas que han sucedido ya y que han traído consecuencias», asegura.

Y se refiere al asesinato de Silvia Ordóñez, una joven de 20 años asesinada por miembros de su misma barra en la noche después de un partido. La desconfianza llega a estos extremos y la vía de resolver las dudas no es más que violenta. El asesinato de Silvia sigue siendo un misterio para sus compañeras, a pesar que ya hay tres de sus compañeros presos por el caso.

Abby ha sido castigada por la barra con no ir a los partidos por peleas internas. «Nos hemos insultado, nos hemos agarrado a tiros, me he peleado con mi mamá que es mi mamá, es normal que me pelee con ellos», asegura y cuenta que incluso uno de sus mejores amigos en un arranque de cólera le puso el arma en la cabeza, lo cuenta como cuando un hijo hizo una travesura. Con la ternura que conlleva su papel como pilar de cuidado de la barra, un pilar sostenido por mujeres.

«Nos preguntan a las mujeres que por qué no estamos en la casa, por qué no cuidamos a nuestras familias en vez de estar aquí», dice Hope, y protege ese único espacio en el que ella no esconde su pasión. Cuando Hope trabaja, incluso más de 8 horas establecidas para sostener a su hija y a su madre, ella se diluye en el tumulto de obreros uniformados, hace bien su trabajo, pero no es ser ella misma, nadie la reconoce. No es líder por hacer esto. En su peña, es líder, a pesar que le toque hacer lo que se espera de las mujeres: cuidar del grupo.

«Las mujeres coordinan logística, hacen eventos, confeccionan instrumentos y mantas. Hemos vendido cervezas, cigarros menudeados, fiestas, el liderazgo se basa en la organización», explica Abby.

En Honduras cada año se registran más de 20 mil casos de violencia doméstica, cada 17 horas una mujer es asesinada y cada día una mujer desaparece. En los asesinatos de mujeres el 95% está impune y cada vez más se escucha en medios de comunicación que el cambio en los roles de género, el hecho que las mujeres salgan más al espacio público, que se dediquen incluso en las estructuras criminales a acciones más violentas y menos de cuidado podría estar aumentando la violencia hacia ellas.

«Esta chica es botadita, es fácil, putilla, si nos ven con una cerveza y cosas así, nos dicen eso y creen que fácilmente se pueden acostar con nosotras», dice Carli. Para ganarse el respeto, las mujeres deben ser más que leales.

Dice Juan Villoro en su libro «Balón Dividido» que: «los estadios existen para jugar a la magia. El mundo, para vivirla». Si lo trasladamos a lo que se vive en un estadio de uno de los países más violentos del mundo, podría decirse que el estadio es un lugar de catarsis de toda la violencia que afuera se vive. Se juega a una rivalidad que traspasa la dinámica social que predomina, el que gana no solo es mejor, es el que sobrevive.

Abby entró a la barra después de conocer la calle, un lugar con muchas fronteras, allí mismo donde se crece buscando una identidad. Desde muy pequeña le tocó ser colaboradora de alguna pandilla, así como a muchas chicas viviendo en comunidades controladas, y aprendió que con violencia se marca la identidad, sobre todo si sos doblemente excluida.

A veces Abby sueña y trata de organizar un espacio en el que las chicas de las barras se sientan identificadas, una liga de fútbol femenino es una opción, solo faltan los uniformes, algo importante para amar algo que hacen ellas mismas. «Muchas chicas se meten a la barra pero no se quieren, por allí debemos empezar, muchas no tienen a nadie y entran buscando ese refugio, pero se destruyen», explica Abby.

«La violencia en este país es demasiada. En el país que vivimos nosotros necesitamos de qué sentirnos orgullosos, la gente se equivoca pensando que solo somos delincuentes, aquí hay profesionales, de todo hay en la barra. Aquí necesitamos talleres, educación, en nuestro país la violencia es demasiado fuerte, nosotros somos copia de otros países, sí, pero esto se trata de identidad», dice Hope, mientras camina hacia el estadio, ese lugar donde ella, con sus labios rojos, saca lo que es, una mujer con pasión.

-Los nombres usados pertenecen a Hope Solo, Abby Wambach y Carli Lloyd, tres de las futbolistas más famosas del mundo.

-Peña: subgrupo en el que se organizan por sectores los miembros de la barra Ultra Fiel del Olimpia.

-Comando: subgrupo en el que se organizan por sectores los miembros de la barra Revolucionarios del Motagua.

-Chimba: arma artesanal construida con tubos y proyectiles, su uso se popularizó entre las pandillas callejeras.

Honduras acudió a la 73 Asamblea de las Naciones Unidas, convocada en Estados Unidos, para abordar temas de seguridad, pobreza y cooperación internacional, en la que el Presidente Juan Orlando Hernández, brindó su discurso, exponiendo al país como una nación de paz y desarrollo.

Hernández expuso ante el pleno de Naciones Unidas sobre la situación de seguridad que vive el país, afirmando que la reducción en homicidios ha sido tan fuerte que Honduras se ha convertido en un modelo a seguir para las demás naciones centroamericanas.

Hacer click en el + para comprobar la frase.

«En poco tiempo hemos venido recuperando la paz y la tranquilidad del país, aunque aún nos hace falta mucho. Hoy hemos logrado una reducción de más del 50% de los homicidios. Quiere decir que sí podemos».

FALSO: Según el informe del Observatorio de la violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, presentado en el primer trimestre de 2018, indica que los homicidios se han reducido en un 12%, pero apuntando que las cifras todavía son alarmantes, debido a la ola de violencia que genera miedo e inseguridad en la población hondureña.

En ese sentido, la tasa de homicidios en Honduras durante 2017 fue de 43,6 por cada 100.000 habitantes, lo que representa una disminución de 15,5 puntos con respecto a 2016. En 2017, la cifra de homicidios fue de 3.866, mientras que en 2016 llegó a 5.150.

«Pedir que esta asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) reconozca que las maras y pandillas violentan los derechos fundamentales de las personas, sino se reconoce esto, no estaríamos entendiendo una parte fundamental del problema que no solo es de Honduras sino de muchos países de la región centroamericana».

Asimismo aprovechó la oportunidad para desvincular al Estado de su responsabilidad de violentar los derechos humanos de la población, y culpó directamente al crimen organizado de ser los principales violadores de derechos humanos.

FALSO: El análisis realizado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) en Honduras, revela que la respuesta del Estado a las protestas postelectorales de 2017, dio lugar a graves violaciones a los derechos humanos.

Sobre la base de su observación, la OACNUDH considera que elementos de las fuerzas de seguridad, especialmente la Policía Militar del Orden Público y el Ejército, utilizaron una fuerza excesiva para controlar y dispersar las protestas, incluso fuerza letal, lo que provocó muerte y heridas de manifestantes y transeúntes.

Al momento de la finalización de este informe, el 27 de enero, la OACNUDH registró que al menos 23 personas resultaron muertas en el contexto de las protestas postelectorales, entre ellas 22 civiles y un agente de policía. Sobre la base de su observación, la OACNUDH considera que al menos 16 de las víctimas murieron violentamente a causa de disparos efectuados por las fuerzas de seguridad, entre ellas dos mujeres y dos niños, y que al menos 60 personas habían resultado heridas, la mitad de ellas como consecuencia del uso de armas de fuego.

«Ahora nos vienen a preguntar sobre ¿qué fue lo que hicieron los hondureños para mejorar en seguridad? A pesar que falta mucho, pero lo que hemos avanzado hoy ningún país lo había hecho en tan poco tiempo, y nos dicen ayúdennos, para prevenir igual que ustedes y en esa parte ya estamos dando nuestro conocimiento a otras naciones».

FALSO: Estados Unidos emitió hace una semana una alerta para sus ciudadanos, para que tengan cuidado al viajar a Honduras, debido a los altos niveles de inseguridad y violencia. Honduras ante los ojos del mundo, es una de las naciones más peligrosas para turistas.

Texto: Fernando Silva

Fotografías: Martín Cálix

En la oscuridad, entre madera vieja y láminas oxidadas vive Erika, una señora de 59 años que mientras cuenta su historia, agrega agua al arroz que está cocinando en un fogón viejo. Ese arroz es lo único que tiene para comer, además del suero que le dieron en el centro de salud al que fue por la mañana. En el pequeño cuarto oscuro donde duerme, hay una mesa central, y en las orillas del lugar, algunos botes llenos con agua.

Ella vive en Mirador de Oriente, un barrio en la periferia de Tegucigalpa, donde no hay red de distribución de agua potable ni alcantarillado. Esos botes reciclados los logró llenar el día anterior cuando carros cisternas privados llegaron a la comunidad para vender agua potable y ella se acercó para rogarles que le dieran el agua que les sobraba de la venta. Les ruega que mejor se la den en lugar de botarla, porque ella no tiene para pagar los 30 lempiras que cuesta el barril lleno de agua. Ésta es una comunidad pobre y los que tienen alguna fuente de ingreso pagan hasta 1400 lempiras mensuales para tener agua potable suficiente para tres semanas.

En Tegucigalpa –la ciudad que parece olvidar a estas personas– se está llevando un proceso de traspaso del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA) a la Alcaldía Municipal, algo que se denomina municipalización del agua y que en otras zonas del país, ha representado la posterior privatización del servicio. Para los pobladores del Mirador, el agua ya es privada con el simple hecho de que a ellos les cueste más que en algunas zonas residenciales de la ciudad.

En octubre de 2002 se puso en discusión en el Congreso Nacional la Ley Marco de Agua Potable y Saneamiento, la cual con oposición de varios sectores de la sociedad civil fue finalmente aprobada el año siguiente. Esta ley autoriza el traspaso del servicio de agua y alcantarillado de la administración central a los gobiernos municipales, esto como cumplimiento a los compromisos adquiridos por el gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En aquel momento eran 32 sistemas de distribución de agua los que debían entregarse, ahora solo quedan cuatro sistemas pendientes de entregar a las municipalidades: La Ceiba, Amapala, El Progreso y Tegucigalpa.

Erika Cruz, dice que tiene 59 años –aunque todos sabemos que quizá tenga más, no le decimos nada, por ese respeto que se les debe tener a los ancianos– y apenas escucha, con esfuerzo nos cuenta su historia, cómo es vivir Mirador de Oriente. Foto: Martín Cálix.

Este proceso, que ha tenido su mayor dificultad en el pago del pasivo laboral a los empleados del SANAA, ha sido agilizado por la Alcaldía del Distrito Central en Tegucigalpa, quienes asumirán en su presupuesto el pago de los 70 millones dólares que se tendrán que dar a los empleados despedidos, y que en su mayoría llevan muchos años laborando en esa institución.

En la capital, el SANAA tiene su plantel principal en la colonia Divanna, un sector gobernado por pandillas. Estas oficinas son ruinas de una institución que sus mismos empleados la describen «en quiebra». En ese plantel se encuentra la oficina del ingeniero Tomás Romero, jefe del departamento de operaciones.

«Este sistema es obsoleto, un alcantarillado arcaico y prácticamente destruido. Lo que se requieren no son solo estudios, sino también la gestión de recursos. A través del SANAA ya no se hizo», afirma desde su gran escritorio Romero, quien en un principio prefiere no dar su opinión acerca del proceso de municipalización, pero asegura que no es privatización, dice que solo es el cumplimiento de la ley emitida en 2003. Aprobada por el Congreso Nacional que era presidido por Porfirio Lobo Sosa, expresidente de la República; mientras que su secretario era Juan Orlando Hernández, presidente desde 2014 y reelegido de forma ilegal.

Esta municipalización, supuestamente también busca dar respuesta a la situación en la capital, que es crítica pues desde 1993 que no se construye un embalse nuevo para abastecer la necesidad de agua. En aquel entonces la cantidad de habitantes en Tegucigalpa rondaba las 700 mil personas, pero la migración interna desde la precariedad rural a la violencia de las ciudades hizo que actualmente se llegue a 1.2 millones de habitantes, según el último registro del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2015.

Ana Griselda Triminio, 52 años, lava ropa utilizando varios trastes para enjuagar y poder reciclar el agua para uso del baño. Foto: Martín Cálix.

Algunos de los pobladores de la colonia Mirador de Oriente son migrantes del campo que se asentaron como invasiones en diversos barrios de la capital y fueron reubicados en un predio cercano a la carretera que se dirige hacia Danlí. Mirador de Oriente fue finalmente fundada hace 12 años, aquí no hay tuberías que abastezcan de agua a los habitantes de este barrio, pero la Junta de Agua que funciona como organización administradora del servicio en la comunidad, está realizando las gestiones para que esta necesidad sea suplida y no tengan que comprar a los carros cisternas.

Erika, de paso lento, arrugas abundantes y muchas canas no tiene dinero y no tiene esperanzas en esos proyectos para la instalación de la red de distribución en su comunidad, de todas maneras no podría pagar el servicio. Vive sola en su casa y no puede trabajar a causa de una enfermedad –no recuerda el nombre– que le dejó arrastrándose en el suelo sin caminar por varias semanas. Ahora apenas puede salir con sus pequeños recipientes y rogarle a los encargados del carro para que se los llenen.

Hace trece años murió su esposo de quien dice no tener ningún recuerdo; en ese entonces, vivía en una zona alta de la colonia El Reparto donde tampoco tenía agua potable. «En El Reparto la jalábamos de un pozo –dice con tranquilidad mientras camina en la oscuridad de su habitación– desde que tengo memoria hemos estado jalando agua».

La falta del servicio no es un hecho aislado en este barrio de la periferia capitalina pues según Romero son 70 barrios y colonias con 200 mil habitantes, las que necesitan de carros cisternas para abastecerse.

La situación de estos barrios y colonias se suma a la problemática existente en el resto de la ciudad donde el calendario de distribución del SANAA indica que cada dos o tres días se abastece a los pobladores de cada barrio o colonia, en algunos casos solamente llega una vez a la semana y de forma intermitente sin un horario fijo. Esta situación es solucionable para las personas con un ingreso económico medio que pueden instalar un tanque o cisterna, por el precio aproximado de diez mil lempiras (400 dólares). Para las casi dos millones de personas en el país que viven con un dólar diario, esta instalación es imposible.

«Tegucigalpa requiere de 4.65 metros cúbicos por segundo, en verano llegamos a 2.4 metros cúbicos y en invierno llegamos a 3.2, máximo.  Hay un déficit claro», asegura Romero, quien espera que la municipalización no signifique en un futuro la politización de la institución y mucho menos su privatización.

La escasez de agua en la ciudad es una realidad que tiene origen tanto en la falta de embalses para captación y distribución de agua como en la  red de tuberías antigua y colapsada que atraviesa la ciudad.

Romero explica que Tegucigalpa es abastecido principalmente por dos embalses: Los Laureles, que produce 720 litros por segundo en su capacidad máxima; y Concepción, que genera 1600 litros por segundo. Entre los dos se cubre el 75 por ciento del agua que es producida para abastecer a la capital. Sin embargo, Los Laureles al ser más pequeña está perdiendo una cantidad aproximada de 30 millones de metros cúbicos.

Esta situación ha llevado a las autoridades del SANAA a implementar un proyecto de trasvase de agua en el que un aproximado de 5 millones de metros cúbicos sobrantes de Los Laureles, será traspasado a través de un sistema de tuberías de casi once kilómetros de largo hacia el embalse de la Concepción. Sin embargo, esto solo servirá para que las colonias residenciales del sureste de la capital obtengan algunas horas más de servicio. Según Romero “hay un gran déficit de almacenamiento y producción, además de la falta de voluntad política para construir otros embalses.”

Camión cisterna abasteciéndose de agua en el SANAA para luego distribuirla en los barrios y colonias que no tienen servicio de agua potable de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

Según Ricardo Velásquez, director de la Unidad de Gestión de Agua y Saneamiento Municipal (UGASAN), no se puede incorporar un proyecto de agua sin mejorar la red.  Velásquez, quien también forma parte la comisión que lleva la transición del servicio a la municipalidad, dice que “hay pérdidas del 50 por ciento, del agua que se produce en las plantas de tratamiento, solamente llega a las casas la mitad a causa de las tuberías viejas de la red”.

“Recientemente se firmó un contrato por 300 millones de lempiras para el mantenimiento y remplazo de tuberías en los sistemas de agua de la capital. Se está trabajando con esta empresa constructora para revisar las perdidas, determinar el clandestinaje y mejorar las condiciones de distribución de agua, de tal manera que sea una distribución más equitativa y podamos mejorar las condiciones horarias en el suministro de agua sobre todo en aquellos sectores que carecen de él o llega de forma intermitente.”

Para la abogada Clarisa Vega del Instituto de Derecho Ambiental de Honduras (IDAHMO), «el SANAA tuvo un rol muy importante en todos los procesos que se dan para que llegue el agua a las viviendas, para la protección de las cuencas hidrográficas y la distribución; fue un error grandísimo quitarle el protagonismo –dice esta abogada que ante la necesidad de asistencia legal en el sector ambiental fundó esta institución– mientras el Instituto de Conservación Forestal (ICF) daba permiso para talar el bosque, el SANAA estaba preocupado por mantener las cuencas y poder dar agua. Eso llegó a ser un colapso porque no había esa cooperación y coordinación efectiva”, finaliza.

Según Vega, el ICF no ha hecho un trabajo efectivo con las plagas, en especial con la plaga del gorgojo la cual en 2015 afectó 126 mil hectáreas de bosque a nivel nacional, alcanzando la reserva biológica Yerba Buena y al Parque Nacional La Tigra, lugares que abastecen la planta de tratamiento del Picacho desde donde se suministra de agua potable a parte de la población del Distrito Central.

El 20 de septiembre IDAMHO presentó, ante la Fiscalía Especial para la Transparencia y Combate a la Corrupción Pública, una denuncia en contra de las autoridades gubernamentales por  el supuesto  delito de incumplimiento de los deberes de los funcionarios, abuso de autoridad y daños por  acción y omisión ocasionado al bosque de pino por el manejo de la plaga del gorgojo.

Vega no cree en las autoridades del gobierno central pero tampoco confía en que las municipalidades puedan dar respuesta a la escasez; dice que “la Alcaldía no tiene la estructura, la arquitectura, la capacidad técnica para hacer lo que hacía el SANAA. No puede ni siquiera manejar la basura en una forma adecuada porque también la tiene privatizada, va a tener que privatizarlo y es lo que ha sucedido con los demás municipios como San Pedro Sula, se han elevado los costos, y no sé si van a proteger las cuencas.”

Nasry Asfura, alcalde de la capital, cree todo lo contrario, recientemente solicitó al Ejecutivo que miembros de su corporación municipal tomaran las riendas del SANAA, éste es el caso del gerente de infraestructura de la capital quien a principios de 2017 fue nombrado gerente de dicha institución. Asfura encomendó a su mano derecha en la alcaldía, la misión de municipalizar el agua sobre cualquier otro objetivo. Constantemente el alcalde reafirma que este proceso no es sinónimo de privatización, pues  dice que «lo que se busca es hacer más eficiente la prestación del servicio sin tener que subir los costos».

Sin embargo, los precedentes dados en otros municipios del país marcan un camino hacia la concesión de estos servicios debido a la falta de capacidad para operarlos por parte de los gobiernos locales.

Municipalización camino hacia la privatización

Mirador de Oriente sufre una grave situación con la escasez del agua y el alto costo con los que los carros cisternas, tanto estatales como privados, llegan a abastecerles. Las calles son de tierra, por lo tanto el acceso es difícil pero todavía tienen el apoyo de una de las unidades del SANAA: Barrios en desarrollo.

Según Jorge Martínez, asistente de la Gerencia Metropolitana, esta unidad se encarga de cubrir 272 barrios y colonias de la capital, con apoyo a las juntas de agua que  administran el servicio en cada comunidad. Éstas se conforman por una junta directiva que durante dos años se encarga del cobro del servicio y el pago respectivo a las autoridades, así como suplir algunas necesidades de mantenimiento.

Del total de barrios y colonias que se cubren en esta unidad, 22 son apoyados con la venta de agua a través de carros cisternas, esto es el 31% de cobertura a las zonas con esta necesidad. «Solo se puede distribuir según la capacidad de pago de los pobladores del lugar –dice Martínez– no tenemos capacidad para atender en mayor frecuencia», finaliza.

El ingeniero Jorge Martínez, asistente de Gerencia del SANAA revisa la distribución de los barrios y colonias a los que la empresa nacional distribuye agua en camiones cisterna. Foto: Martín Cálix.

Esta unidad trabaja a través de promotores que tienen asignados cierta cantidad de barrios para apoyarles, entre estos promotores está la licenciada Andrea Cáceres, quien se encarga de la cobertura a la colonia Mirador de Oriente.

«No hay suficientes vehículos para abastecer completamente a las colonias, lo que pasa es que es una institución un poco colapsada. –dice Andrea quien lleva trabajando 26 años en el SANAA– la represa es del año 1993, en esa época había 600 mil habitantes en Tegucigalpa, la ciudad ha crecido entonces ya no da. Las tuberías están rotas y se bota el agua. Ahorita como está la municipalización yo creo que ya no le van a inyectar más dinero».

Según Andrea el servicio de agua es barato para los que tienen red domiciliaria, dice que «en eso el Estado ha sido benevolente, pero es porque si no hay agua las condiciones de salud desmejoran. Si esto lo tiene la alcaldía tendría que invertir y habría que ver si va a poder mantener estos precios y si esto se da en concesión se va a subir».

Actualmente, un hogar del segmento de alto consumo de la capital paga 12.80 lempiras por metro cúbico mientras que en San Pedro Sula a través de la concesionaria privada se pagan 26.72 lempiras.

Andrea, afirma que «el concesionario privado no lo mira como darle algo a la intención de beneficiar a la gente sino para sacar una ganancia ellos. Mire la experiencia en San Pedro Sula con Aguas de San Pedro, no ha sido buena y se ha privatizado. Las municipalidades están autorizadas por la ley para recibirla un tiempo y si miran que no la pueden administrar, darlo en concesión».

En octubre de 2000 se firmó el contrato entre la Municipalidad de San Pedro Sula y el Consorcio ACEA y Otros, de origen italiano, quienes desde entonces administran los servicios de agua potable y alcantarillado sanitario en esa ciudad.

Bordo en Río Blanco en la ciudad de San Pedro Sula, los bordos no tienen agua potable debido a que las condiciones físicas del terreno no permite instalar el servicio de agua en una zona de alta vulnerabilidad. Foto: Martín Cálix.

«Aguas de San Pedro es una empresa italiana que ve dónde es rentable económicamente, no socialmente», dice Cesar Cárcamo, quien es gerente de la Comisión de Acción Social Menonita en el Valle de Sula. Esta organización trabaja temas como cambio climático y violencia en el norte del país, una de las zonas de intervención para este trabajo son los bordos.

Estos asentamientos en la periferia de la capital industrial nacen de forma similar a los barrios y colonias marginales en Tegucigalpa. «Son familias que venían del campo a la ciudad y empezaron a buscar dónde ubicarse, poblando esa zona. A tal grado que hoy tenemos más de 18 mil familias habitando esos bordos», dice Cárcamo, a quien también le preocupa que estas poblaciones que no tienen ningún servicio de tuberías o alcantarillado, saquen agua de los ríos contaminados, con heces fecales y químicos.

Para el gerente de esta organización la administración de un servicio básico por la empresa privada, trae muchas más dificultades que oportunidades de mejora. Por eso afirma que Aguas de San Pedro jamás se va a preocupar por tener agua en los bordos, según dice, «antes se van a preguntar cómo recuperar la inversión».

A partir de estos antecedentes, se espera que si el servicio se privatiza, la situación que vive Erika en Tegucigalpa se agudice. Lo mismo esperan sus vecinas, una de ellas es Teresa, quien hace doce años ayudó a que Erika se instalara en la zona y gestionó junto a los otros fundadores, una red de tuberías internas para abastecer desde dos tanques elevados hacia diferentes puntos de la comunidad.

César Cárcamo de la Comisión de Acción Social Menonita. Foto: Martín Cálix.

«Ya días cuando nosotros escuchábamos que el agua iba a pasar a manos de la municipalidad nosotros decíamos: ay, ya van a privatizar el agua», dice Teresa, quien es integrante de la junta de agua de Mirador de Oriente, y está en constante contacto con la unidad de Barrios en desarrollo del SANAA. Cada vez que funciona alguno de los dos carros cisternas que tiene disponible esta unidad, se apresuran a comprar por 840 lempiras los cuarenta barriles de agua que luego distribuyen por familia. Debido a las limitaciones de recursos para poder comprar más, solo se puede asignar un barril por familia, las cuales lo compran a 20 lempiras (casi un dólar).

Estos precios podrían acabarse después de la municipalización según las autoridades municipales debido a que se tendrá que hacer un reajuste a la tarifa.

Para la abogada Clarisa Vega «la municipalización es un retroceso, significa la privatización que es la vía por la que Honduras va caminando en todo, pero lo peor que nos puede suceder es que el agua, que es una necesidad y no una mercancía, se la pasen a una empresa cuyo objetivo no es dar un servicio público».

Instalaciones de Aguas de San Pedro en la ciudad de San Pedro Sula, empresa de origen italiano que obtuvo la concesión de la distribución del servicio de agua luego del proceso de municipalización. Foto: Martín Calix.

Pre-privatización del servicio

Salpicando agua y dejando un rastro líquido salen a diario entre 200 y 300 carros cisternas del plantel del SANAA, en la colonia Divanna de la capital, allí está ubicada la unidad de Aquablock. Ellos se encargan de vender agua a empresas particulares o dueños de cisternas, quienes la revenden en los barrios más lejanos de la capital. Éste es, por completo, un servicio privado.

El jefe de esta unidad, Miguel Ochoa, afirma que «esto es como dicen: La libre oferta y demanda», no hay ninguna restricción para los dueños de los carros en cuanto a los precios, la única limitación la ponen las comunidades que en algunos casos no soportan ningún alza a los precios. Según Ochoa, le quisieron subir al precio hasta 40 lempiras el barril pero en los barrios los amenazaron.

«Nosotros solo les vendemos a ellos, ellos escogen sus clientes. A veces tienen contratos con empresas y otros lo hacen por barrileado, en los barrios retirados ellos van a vender por barril», afirma.

Miguel Humberto Ochoa, jefe de la unidad de Aqua Block del SANAA. Foto: Martín Cálix.

Aquablock se abastece directamente de la planta de tratamiento de Los Laureles y desde hace 16 años está funcionando para suplir un negocio que distribuye de 10 a 15 millones de galones diarios en la capital. Los dueños de estos carros cisternas son personas que han visto una oportunidad en este negocio, muchas veces son los mismos conductores que van a distribuir el agua a las colonias.

“No hay monopolios, en un principio hubieron muchos tanqueros que se posesionaron y con personal de acá le limitaban entrar a otros, pero ya no –dice con orgullo Ochoa– la mayoría tiene un solo carro pero hay quienes tienen hasta ocho”.

Según Ochoa, este es un negocio rentable porque los carros cisternas no tienen que invertir nada en el tratamiento del agua; además, en ese lugar se recibe el servicio con mayor confiablidad de pureza. El problema es cuando estos carros cisternas llenan en pozos que no están autorizados para distribución de agua potable.

“A veces los clientes los llaman de noche, que necesitan agua y llenan en el pozo. La gente cree que es de aquí –dice Ochoa mientras al menos cinco carros cisternas llenan sus tanques en el estacionamiento de esa oficina– vamos a ejercer un operativo con salud pública porque se han incrementado las enfermedades hídricas producto del agua que muchas veces sale de los pozos.”

Ochoa dice que la crisis de agua hace que el beneficio sea total para estos carros cisternas, y agrega que a pesar de la municipalización, la distribución de agua por parte de este servicio privado no va a disminuir, porque mucha gente viene a Tegucigalpa desde el interior del país.

Aquablock le vende por cinco centavos el galón de agua a los carros cisternas, los cuales pueden almacenar un promedio de 2,500 galones por lo cual terminan pagando 125 lempiras el viaje. Al llegar el carro cisterna a barrios como Mirador de Oriente, venden a 30 lempiras el barril por lo que terminan ganado 1,363 lempiras. En ocasiones hacen hasta 6 vueltas durante el día.

Un camión cisterna se llena de agua en las instalaciones del Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillado, SANAA, en Comayaguela. Foto: Martín Cálix.

Las personas que viven en esta comunidad compran con el dinero que les alcanza y con los recipientes que pueden llenar. Teresa por ejemplo, llena una cisterna completa cada tres semanas que le cuesta 1,345 lempiras. Sin embargo, hay familias que solo les alcanza para llenar cinco baldes que les cuestan cuatro lempiras cada uno. Muchos ancianos como Erika se conforman con lo que les regalan del sobrante o en ocasiones se acercan al carro cisterna para agarrar lo que cae por goteo.

«Cuando consigo centavitos, compro mis 4 baldes. Pero ahorita como ha estado lloviendo me he estado ayudando de la pila», dice mientras observa su pila casi seca y llena de sucio. Ahora no puede siquiera llenar completamente ese contendor de agua porque el canal que tenía en el techo para que el agua lluvia cayera directamente hacia su pila, se quebró. Según datos de UNICEF Honduras, el 10% de la población no tiene acceso al agua potable.

Clarisa Vega apunta que «los más pobres no tienen acceso, en los barrios y aldeas compran el agua carísima y parece hasta contradictorio, esa desigualdad tan grande es parte de una agenda que hay que desarrollar, no se puede continuar en un país donde dicen que abunda el agua y le falta a los más pobres».

Los pobladores de esta zona tampoco confían que la municipalización resuelva estos problemáticas.

«Para mí que estaba bien así como estaba antes, a veces la alcaldía no puede ni resolver los problemas de ellos mismos, ahora echándose otra carga del agua ¿se imagina? –Dice Teresa frente a los tanques que administra la junta de agua de Mirador de Oriente– el gobierno no se ha interesado en darnos agua. Es una prioridad que el ser humano necesita, pero si se municipaliza, de repente si se va a poner más cara».

A unos pocos metros de esos tanques de agua está la casa de Erika, donde el arroz ya casi esta por cocinarse. Esta anciana agradece por la comida y agua que sus vecinos le regalan, sabe no puede comprarla. Erika no comprende que es el proceso de municipalización del agua, y no parece interesarle pues lo que ella espera a diario es que la lluvia llene su pila y los pequeños baldes que deja en la puerta.

Erika tiene que estar pendiente de la ventana para ver si comienza a caer el agua que usará para lavar sus platos y ropa. Sobre esa ventana que llena de luz su cuarto hay una gran pancarta que la regalaron en el día de la madre, es el rostro de Sobeyda Andino, diputada por el Partido Liberal.

“Ojala me muera pronto, le pido a Dios que me lleve rápido”, dice finalmente Erika.

El agua que pide al cielo y a los carros cisterna hace entender que no quiere que su muerte sea por falta de agua.

Vilma Cálix y Teresa Laínez, dirigentes de la junta de agua de la colonia Mirador de Oriente, en la salida a Danlí. Foto: Martín Cálix.

Berta Isabel Cáceres fue asesinada hace 930 días; después de todo ese tiempo, entre petardos y rituales indígenas, inició el juicio contra ocho de los implicados en su asesinato. Media hora después, el juicio fue suspendido hasta nuevo aviso ante un recurso de recusación que los familiares y los miembros del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) interpusieron contra el tribunal de sentencia. Un tribunal de sentencia que las víctimas consideran ha fallado en garantizar sus derechos.

En esta primera audiencia oral y pública comparecerían ocho de los imputados por el crimen de la lideresa indígena, entre ellos Sergio Ramón Rodríguez quien al llegar a la sala donde se daría la audiencia se diferenció de entre los otros implicados al vestir con camisa de cuello y pantalones formales –los demás usaban un buzo de ejercicio y una camiseta blanca– también era el único que tenía un grupo de al menos cien personas pidiendo su liberación en las afueras del lugar donde se realizaba el juicio.

La noche anterior a la audiencia que nunca fue

Una noche antes de estos acontecimientos, representantes de pueblos indígenas de diversos puntos del país se apostaron frente a los portones de la Corte Suprema de Justicia para realizar una vigilia y solicitar el enjuiciamiento de los actores intelectuales en el asesinato.

“Vamos a seguir ratificando que el asesinato de Berta Cáceres fue un asesinato de Estado –decía Miriam Miranda quien fue su compañera en la lucha por muchos años– los verdaderos culpables son los grupos de poder económico que están instalándose vorazmente sobre muchos territorios en Honduras” agregaba.

Miriam Miranda es coordinadora de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH), y asegura estar consciente del peligro que representa defender el agua, la tierra y la vida en Honduras, pero una noche antes del inicio del juicio por el asesinato de su amiga, recuerda lo que en varias ocasiones platicaba con la líder Lenca: “alguien tiene que alzar la voz a pesar del peligro”. Miriam alzaba la voz y tocaba las maracas en una noche donde la mayoría de los asistentes eran garífunas.

Leer: Violencia sigue en comunidades después de asesinato de Berta Cáceres

En 2016 el impacto del asesinato de Berta Cáceres fue mundial, por eso se espera que mientras dure el juicio, una representación de al menos 17 organizaciones de diferentes países del mundo se mantendrá observando el proceso, además de los representantes de los pueblos indígenas de Honduras. Lolita Chávez lideresa del pueblo Quiché en Guatemala mencionó: “Estamos exigiendo justicia cósmica, los asesinatos no se están dando solo por los perpetuadores materiales, aquí hay actores intelectuales, políticos y económicos”.

En todo el campamento que se apostó esa noche frente a la CSJ había un apellido que hacía eco entre la gente y Themis –la diosa de la justicia– que observaba en la oscuridad. La parte acusadora que defiende a las víctimas del asesinato propuso el testimonio de Daniel y Jacobo Átala como medios de prueba. Antes de comenzar el juicio, los jueces que llevan el caso declararon inadmisible dicho medio de prueba.

Laura Zúniga Cáceres al finalizar la audiencia del 4 de septiembre de 2018 en la Corte Suprema de Justicia, donde se acordaría dar inicio el juicio para el día 17 de septiembre.. Foto: Martín Cálix.
 

Los nombres ausentes

La reprogramación de una audiencia no es nueva en este caso, en la etapa anterior a la audiencia oral y pública se reprogramó la proposición de pruebas debido a que los abogados de la fiscalía del Ministerio Público no habían proporcionado toda la información tanto a la parte acusadora como a la defensa de los imputados.

Entre los medios de prueba que la parte acusadora presentó, estuvo el llamado a declarar de varios ejecutivos de la empresa Desarrollos Energéticos S.A (DESA): Daniel Átala y Jacobo Átala Zablah –presidente BAC Credomatic, uno de los grupos financieros más importantes del país– quienes según  la familia de Berta Cáceres representaban “una esperanza de llevar a los autores intelectuales del asesinato”.

DESA es la empresa dueña de la concesión sobre el Río Gualcarque, para el desarrollo del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca. Esta empresa es a la que se enfrentó Berta Cáceres y por la que sufrió criminalización y persecución.

En la audiencia de proposición de pruebas, los jueces, que entre risas hablaban en secreto cada vez que un medio de prueba era rechazado a la defensa privada de la familia de Berta Cáceres, finalmente rechazaron que estos directivos se presentaran a declarar.

“Con esto, se reduce todo solo al momento del 2 de marzo cuando disparan contra mi mami –mencionaba el 4 de septiembre Laura Zúniga Cáceres, hija menor de Berta Cáceres– se borra la autoría intelectual de este asesinato y nos preocupa que no se enjuicie a quienes pagaron porque la mataran.”

Según las investigaciones del Ministerio Público los involucrados en la noche del 2 de marzo, encargados de asesinar a Berta Cáceres y acusados de asesinato en su grado de ejecución de tentativa contra el ambientalista mexicano Gustavo Castro son: Mariano Díaz Chávez (oficial del Ejército), Douglas Geovanny Bustillo (exmilitar), Elvin Heriberto Rápalo, Henry Javier Hernández, los hermanos Edilson y Emerson Duarte Meza, Óscar Arnaldo Tareas y Sergio Ramón Rodríguez.

Rodríguez, gerente de DESA es defendido por los abogados Celeste Cerrato y Jair López, abogados cercanos al exfiscal adjunto Rigoberto Cuellar quien también fue ministro de la Secretaría de Recursos Naturales (SERNA). Durante la audiencia de proposición de pruebas afirmaron que otros miembros directivos de la empresa no debían llamarse a declarar pues “el juicio no es contra DESA, aquí quien está sentado es Sergio Rodríguez, así que deben juzgarse solo las personas que están sometidas al proceso”. Sergio Rodríguez parece el eslabón más cercano a la intelectualidad del asesinato.

Organismos internacionales como las Naciones Unidas han acompañado las audiencias previas al juicio. Foto: Martín Cálix. 

El cariño hacia un presunto asesino

El día que la audiencia de proposición de pruebas terminó, Sergio Rodríguez salió con una bolsa de comida rápida de la sala primera de juicios orales, solo durante el juicio se le ha visto con el semblante serio, casi siempre les sonríe a los conocidos que encuentra en la sala, incluso a varios periodistas.

Mientras se daba inicio a la primera audiencia –que luego procedería a suspenderse– un grupo de pobladores de tres aldeas aledañas al sector de Río Blanco se manifestaron con pancartas frente a la CSJ en apoyo a Sergio Rodríguez. Una de esas pancartas decía “Sergio Rodríguez te llevamos en el corazón”.

Según Aquilino Madrid Muñoz, uno de los asistentes a este plantón en favor del imputado, “así como se está haciendo un juicio para los que están inocentemente presos queremos un juicio en contra de los asesinos de varias personas de nuestra comunidad, queremos un juicio para los miembros del COPINH”.

“No andamos pagados, nos movemos por la injusticia –decía este hombre después de un pelea que tuvieron con poblaciones indígenas que permanecían en apoyo a la causa de Berta Cáceres– el único proyecto que nos estaba llevando desarrollo era el que él –Sergio- coordinaba”, finalizó.

Minutos después de este enfrentamiento se suspendería el juicio a causa del recurso de recusación que presentó el equipo legal de la familia Cáceres, donde se señala que los miembros del tribunal de sentencia han cometido abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios y negación de justicia. Según Melvin Duarte, portavoz de la CSJ, no se puede señalar una fecha de continuidad hasta que la Corte de Apelaciones resuelva los amparos y la recusación.

Miembros de COPINH acompañan a Berta Zúniga Cáceres en el desarrollo de las audiencias previas al inicio del juicio pactado para el 17 de septiembre. Foto: Martín Cálix. 

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Este lunes arrancó la tercera semana de trabajo grupal entre las diversas fuerzas políticas, en el diálogo que desde hace más de cuatro meses ha sido impulsado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que bajo el funcionamiento de cuatro mesas, discuten sobre posibles acuerdos. Entre las mesas instaladas están: hechos electorales, derechos humanos, reformas electorales e influencia de maras y pandillas en el proceso electoral.

Durante las primeras dos semanas de discusión, se han presentado dos propuestas: una orientada a la implementación de una nueva tarjeta de identidad para futuros procesos electorales y la iniciativa de aprobar una amnistía política para las personas judicializadas por hechos relacionados a la crisis post electoral. Hasta el momento no hay acuerdos definitivos.

Todavía falta la presentación de temas torales relacionados a la crisis política, entre ellos el fraude electoral. Los partidos políticos participantes tienen puestas sus esperanzas en que este diálogo será la plataforma que traiga solución y reconciliación nacional. El presidente del Central Ejecutivo del Partido Liberal, Luis Zelaya, dijo que éste es el momento en que Honduras debe dialogar y alcanzar grandes acuerdos.

Para Zelaya este diálogo es importante en la medida que cada acuerdo pueda servir para devolverle la estabilidad al país, y también  fortalecer a la institucionalidad.

Mientras que los representantes de Salvador Nasralla, también consideran este conversatorio como una plataforma que demostrará a quienes verdaderamente quieren buscar una solución a la crisis de país.

“Confiamos en que este esfuerzo sirva para alcanzar grandes acuerdos, entre ellos fuertes reformas electorales para evitar el fraude electoral y justicia para las víctimas de violaciones a derechos humanos”, dijo Tony García, quien lidera la delegación de Nasralla en la mesa de derechos humanos.

Acuerdos se convertirán en sugerencias

Antes de su instalación, la polémica reinó por las características de un diálogo que no sería vinculante, Nasralla retiró en varias ocasiones a su delegación por ese motivo.

Al final, luego de un periodo de más de tres meses de reuniones preparatorias, Nasralla claudicó y aceptó un diálogo que no será vinculante, un diálogo en el que sus principales acuerdos se convertirán en sugerencias.

La metodología indica que en las mesas se discutirán propuestas. Luego, se logren consensos o no, la propuesta pasará a ser discutida por los jefes de delegación; en esta instancia la propuesta puede ser aceptada o rechazada y al final, serán los máximos exponentes de las fuerzas políticas los que darán el toque final.

Es decir, luego de todo el periodo de trabajo, los acuerdos o propuestas serán presentados ante Salvador Nasralla, Luis Zelaya y Juan Orlando Hernández, para que estos den el visto bueno, el que deberá ser por consenso para pasar al siguiente peldaño.

El peldaño final de los acuerdos será el Congreso Nacional, es decir, los acuerdos de las mesas se convertirán en sugerencias para que al final el Congreso Nacional decida si se aprueban o no.

Tony García ha manifestado a los medios de comunicación, que es importante presionar a cada una de las partes involucradas, y que serán las posturas finales de cada actor, lo que demuestre si en realidad están comprometidos con el país.

Los cuestionamientos al diálogo por parte de otro sector de la oposición no se ha hecho esperar, específicamente del Partido Libertad y Refundación, quienes han calificado este ejercicio como un show mediático que busca legitimar a Juan Orlando Hernández, razón principal por la que ellos no participan en el mismo.

Dirigentes de Libre han denunciado y acusado a los representantes de Nasralla y al mismo Nasralla de ser ilusos al creer que con un diálogo que no es vinculante podrán alcanzar grandes acuerdos para el país.

En ese sentido, Rassel Tomé, abogado y exdiputado del Partido Libre, cree que el diálogo tiene varias debilidades, y una de ellas es que no es vinculante, por lo que cada acuerdo además de ser sugerencia será presentado a un Congreso que ampliamente es dominado por el Partido Nacional.

Para Tomé, este fenómeno impedirá que cualquier acuerdo profundo, si es que se da, pueda ser aprobado por quienes verdaderamente tienen poder de decisión en el Congreso.

Luis Colindres, secretario del Partido Nacional, ha dicho que ellos confían en la institucionalidad, que su partido está dispuesto a dialogar, a lograr consensos y a apoyar –de ser necesario– en el Congreso Nacional.

De la misma forma el diputado nacionalista Gabriel Rubí, cree que en el Congreso los acuerdos se van a dar, siempre y cuando la propuesta o sugerencia sea beneficiosa para el país.

Por su parte Tomé afirma que es muy probable que en el Congreso Nacional se acepten algunas sugerencias, pero serán sugerencias cosméticas y no profundas.

La amnistía y sus anticuerpos

La propuesta más fuerte en lo que va del diálogo es sobre la amnistía, que consiste en que se absuelva de toda acusación y proceso legal a las personas judicializadas por razones políticas, luego de las elecciones de 2017.

Según el Comité por la liberación de presos políticos de Honduras, aún hay 14 personas privadas de libertad en varios centros penales del país por actos relacionados a las protestas de diciembre y enero, tras la crisis postelectoral.

La propuesta fue elaborada tanto por los representantes de Nasralla, como del Partido Liberal, ambas coinciden en que la amnistía debe ser diferenciada, es decir que no abarque a los violadores de derechos humanos.

En la mesa donde se discute esta propuesta ya hay anticuerpos. En este momento se discute con cada uno de los representantes los principios legales de la iniciativa y la aplicabilidad de la misma.

La mesa de derechos humanos está compuesta por representantes del Partido Nacional, Liberal, de Nasralla y del gobierno, con la participación directa de la ministra de Derechos Humanos, Karla Cueva.

Cueva fue consultada sobre la amnistía, ella contestó que no puede referirse al tema, porque en las mesas hay un código de ética que le impide hablar de lo que se discute allí.

La funcionaria no quiso expresar la postura que como secretaría tienen al respecto, por otra parte fuentes ligadas a los partidos políticos que participan en estas mesas, confiaron a Contracorriente, que la postura que ha tomado Cueva en esta mesa en relación a la propuesta no ha sido en rechazo ni a favor de la misma, es decir, se ha mantenido al margen, pero en más de una ocasión ha manifestado que éste es un tema político, por lo tanto debería discutirse en una instancia superior a tal mesa.

Por otra parte, Luis Colindres, al ser consultado sobre el tema, dijo que hay que tener claro que esta propuesta es una bandera de la oposición para hacerle creer al mundo que en Honduras existen presos políticos, cuando en realidad no los hay. Colindres dice que hay que buscar las avenidas legales para analizar si se puede aplicar esta medida o no.

Por ahora se cumplen tres semanas de diálogo, el periodo de debate está programado hasta finales de octubre, luego de esto vendrá el verdadero periodo de negociaciones, en el que un Congreso muy cuestionado por sus irregularidades tomará decisiones finales sobre temas relacionados a la actual crisis política.

Luciana llevaba tantos años escuchando que «venían las minas» que apenas se percató cuando Inversiones Los Pinares comenzó a funcionar en 2014 a pocos kilómetros de su comunidad. En aquel momento Luciana no entendía y nadie le había explicado los efectos negativos de la minería, ni cómo afectarían a su comunidad hasta que el primer día de abril de este año, despertó y vio que el agua del río Guapinol con la que siempre se bañaba, lavaba y cocinaba había cambiado de color. No dejaba de llegar café, llena de lodo.

Desde ese momento las mujeres de la comunidad de Guapinol comenzaron una lucha contra la minera, acompañadas de sus hijos y nietos organizaron una toma pacífica durante once días frente a la municipalidad de Tocoa, Colón. Los días pasaban y eran más los habitantes que se unían, pero al no encontrar respuesta del alcalde del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), Adán Fúnez, iniciaron un campamento y se organizaron bajo el nombre de Comité Municipal de Defensa de los Bienes Comunes y Públicos.

Ahora la comunidad de Guapinol lleva casi 50 días en un campamento a la altura de La Ceibita, a seis kilómetros del centro de Tocoa. Para llegar es necesario cruzar calles de tierra que son imposibles de pasar en automóvil los días de lluvia, las personas que viven en Guapinol a diario caminan o intentan conseguir transporte para llegar hasta ahí porque su comunidad queda al otro lado de la montaña donde se encuentra el campamento, al menos a unos 20 minutos en carro. Al entrar a la zona se ve un rótulo que dice «fuera minas» y al fondo levantadas con palos y techo de bolsas plásticas hay unas casitas con hamacas para descansar.

 Hombres y mujeres se turnan para vigilar las entradas al campamento mientras los otros descansan o cocinan. Foto: Fernando Silva.
 

Son cerca de las 6 de la tarde, la hora en la que sirven la cena, y en todo el lugar hay niños corriendo, jóvenes jugando, ancianos hablando mientras esperan la comida. Marta, la encargada de la cocina, dice que a diario llegan entre 150 y 300 personas de al menos 13 comunidades y que los fines de semana parece que se tratara de una feria, hasta llegan a olvidar por unos minutos la grave situación que los mantiene ahí y que amenaza con expandirse a otras comunidades.

Las personas en el campamento dicen que tienen miedo, que han recibido amenazas y que a veces la seguridad de la empresa se acerca a ver quiénes están. «Aún hay tiempo. No queremos que una de las personas que nos está apoyando se nos vaya», dice Luciana y las declaraciones las da una semana antes de un enfrentamiento entre la comunidad y la seguridad de Los Pinares que dejó a un joven de 20 años herido de bala.

Roni Ambrosio, asesor técnico de inversiones Los Pinares, dice que las personas en el campamento son grupos terroristas. «Pasaron de estar violentos a actos de terrorismo, entraron a nuestra propiedad, dispararon, quemaron, amenazaron y quemaron un carro propiedad de la empresa», denunció en varios medios de comunicación, sin embargo, el único herido del conflicto lo puso la comunidad.

La minera que amenaza una zona protegida

«Muchas familias de ahí vivían y ahora no, no se mira nadie en el río porque no sirve esa agua, ni los animales se acercan», cuenta Luciana y añade que el río Guapinol se contaminó debido a los sedimentos de tierra que cayeron luego de que se abriera una carretera que conectara a la minera –ubicada en lo alto de la montaña– con la calle principal. Luciana dice que varias quebradas del río San Pedro también se han secado y que ahora tienen que comprar botellones de agua, cada uno a 22 lempiras (casi un dólar) y sólo en la cocina se van hasta tres diarios.

Mientras tanto los representantes de Los Pinares parecen no decidirse entre si el agua está o no contaminada. Un día dicen en un medio de comunicación que está limpia, al otro que se le han hecho análisis y que «todos los ríos de la costa norte siempre que llueve mantienen su agua turbia, aproximadamente de 8 a 12 horas, dependiendo de la fuerza de las lluvias», pero las comunidades aseguran que el agua se mantiene así las 24 horas.

 Muchos de los pobladores no creían en los efectos adversos que dejaría la minera en la comunidad, ahora el río Guapinol se encuentra completamente café por los residuos de la minera. Foto: Fernando Silva.

El gerente de medio ambiente de Los Pinares, Fernando Padilla Díaz, asegura que las personas del área de influencia directa e indirecta de su proyecto están a favor del proyecto, que el campamento lo han hecho personas ajenas a la comunidad y que las únicas que deben hablar son las que se encuentran en la parte alta de la montaña. Sin embargo, parte de la concesión se encuentra ubicada dentro de la zona núcleo del Parque Nacional Carlos Escaleras, antes conocido como Montaña Botaderos.

La ubicación geográfica del parque lo coloca como la principal arteria acuática que alimenta el Valle del Aguán en la zona Atlántica. De acuerdo al Plan de Manejo realizado por el Instituto Forestal (ICF) las fuentes de agua que corren por la montaña abastecen a 34 microcuencas que suministran el sistema de agua de al menos seis municipios: Tocoa, Saba Gualaco, Olanchito, Bonito Oriental y San Esteban donde al menos 42 mil habitantes reciben abastecimiento.

El Parque Carlos Escaleras es además una de las regiones con tierra más fértil en el país, «si van a sacar hierro en la zona van a destruir la montaña y todas las fuentes de agua van a desaparecer. Se está destruyendo la zona que es la que captura el agua, la retiene y la distribuye a través de todo el sistema hídrico de la zona, el daño es irreversible» sentencia Pedro Landa, analista ambiental.

Landa añade que la explotación minera en Tocoa actualmente amenaza con explotar un 50% del territorio pues aunque son seis las concesiones aprobadas en el municipio existen 34 en solicitud y la situación a nivel nacional es más grave, son al menos 300 concesiones aprobadas en la última década y hay más de 600 esperando aprobación.

Según el informe Territorios en Riesgo de Oxfam, de aprobarse todas las concesiones que están solicitadas al menos el 75 % de los ríos del país se verían afectados. Pero no sólo el agua se estaría contaminando, las poblaciones río abajo de las operaciones mineras se exponen además a la contaminación de los cultivos, al menos un 27 % de la tierra utilizada para agricultura en Honduras se encuentra en áreas expuestas a los peligros transmitidos a través del agua vinculada con la minería.

«Somos agricultores, apartamos nuestro tiempo porque sabemos que esto es importante ¿de qué nos sirve irnos a trabajar si en un tiempo las tierras no van a servir para cosechar nuestros cultivos? Por eso luchamos por la tierra y por el agua, para que estén limpios y nos den vida», señala Leonardo, uno de los habitantes de Guapinol que aún anda con sus botas de hule luego de regresar del trabajo.

Un conflicto que nunca acaba

La empresa Los Pinares, antes conocida como EMCO Mining Honduras, pertenece al empresario Lenir Pérez. Pérez es yerno del fallecido, Miguel Facussé, quien fue presidente ejecutivo de la empresa Dinant y terrateniente productor de palma africana involucrado en el conflicto agrario del Aguán que dejó más de 120 asesinatos entre 2008 y 2010, según estadísticas de la Policía Nacional.

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El río Guapinol tiene antecedentes de enfrentamientos entre las comunidades y la familia de Facussé. Carlos Escaleras, un líder ambientalista en los años 90 luchó contra la instalación de una planta de extracción de aceite de palma que quería colocar Miguel Facussé cerca del río Guapinol. A Escaleras lo asesinaron por su lucha en defensa del territorio y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó como responsable al Estado de Honduras por el asesinato ocurrido hace 20 años pidiendo que se le colocara su nombre al parque que antes era conocido como Montaña Botaderos.

Dentro de la petición de admisión del caso que se le presentó a la CIDH, la defensa mencionaba como uno de los autores intelectuales a Miguel Facussé Barjum, suegro de Lenir Pérez, quien ahora es el encargado de la concesión minera que se encuentra ubicada sobre algunas hectáreas del Parque Nacional Carlos Escaleras.

El parque había sido declarado área protegida en 2012  pero al año siguiente, el Congreso Nacional le modificó la zona núcleo reduciendo 217.34 hectáreas, 100 forman parte del territorio concesionado por la minera que planea montar una planta de producción de acero para comercio, el resto pertenece a otro proyecto.

Debido a su ubicación, en 2014 la Dirección de Evaluación y Control Ambiental (DECA) emitió un informe y dictamen #731-2014 concluyendo que el proyecto no era factible y recomendaron declarar sin lugar la licencia ambiental. Durante el reportaje se buscó una entrevista con Lenir Peréz, sin embargo no respondió.

La minera en Tocoa no es la primera intención de Lenir Pérez de entrar en esta industria. En 2012 bajo el nombre de Minerales Victoria, el empresario pretendió explotar una mina a cielo abierto en la comunidad Nueva Esperanza en Tela, Atlántida. La comunidad desde 2013 se negó a dejar avanzar al proyecto y este no ha continuado.

Conociendo las situaciones con la industria extractiva, el pasado 30 de agosto las comunidades del sector durante un cabildo abierto rechazaron la entrada a los proyectos hidroeléctricos, térmicas y las compañías mineras en su territorio, la misma declaración que buscan realizar en Tocoa.

Sin embargo, la pretensión de instalar el proyecto en Tela, fue lugar de enfrentamientos entre los pobladores y la seguridad de la empresa, de acuerdo a un informe de Global Witness el conflicto llegó a sobornos, intimidaciones, amenazas a muerte. Además, en 2013 el jefe de seguridad de la empresa, Wilfredo Fúnez, secuestró a dos habitantes y dos observadores internacionales que se encontraban de visita en la comunidad. Fúnez fue condenado a 3 años de prisión por allanamiento de morada y privación a la libertad.

En el caso de Guapinol, los representantes de Los Pinares dieron a conocer que el director de la seguridad de la empresa era de origen estadounidense ya que según señalaron, las comunidades lo tuvieron retenido durante un par de horas durante el conflicto que dejó a un herido.

 Rotulo de advertencia frente al campamento mientras se llega a los 40 días de resistencia en la zona. Foto: Fernando Silva.

 

Criminalización de las luchas contra la minera

«El crecimiento de todas estas ONG’s ambientalistas es porque viven de la protesta, protestan en contra de todo mundo» decía en julio de este año Luis Eveline, secretario general de la Universidad Politécnica de Ingeniería (UPI) durante el cuarto Congreso Internacional de Minería que la UPI organiza en Tegucigalpa. El evento servía para establecer estrategias sobre conflictos con las comunidades así como para organizar vínculos con aliados estratégicos como las instituciones de gobierno que acompañaban el evento: Instituto Hondureño de Geología y Minas (INHGEOMIN) y la Secretaría de Energía, Recursos Naturales, Ambiente y Minas (Mi Ambiente).

«Si es necesario hacer acciones coercitivas para eliminar estas reacciones pues hay que hacerlas porque lo que no podemos permitir es que se nos vaya la empresa privada del país», añadía el catedrático universitario al referirse a las luchas comunitarias por la defensa del territorio y los bienes comunes, a su vez señalaba que aunque las mineras se llevaran casi todo el dinero al extranjero no importaba con tal alguien lo estuviera aprovechando.

Este congreso se realizaba mientras esa misma semana las operaciones de la empresa Minerales de Occidente S.A (MINOSA) se paralizaban debido al reclamo y manifestación de los habitantes de Azacualpa, una comunidad ubicada en el municipio de la Unión en Copán donde la compañía extractiva había comenzado a levantar cuerpos para explotar el cerro donde se encuentra el cementerio de la comunidad. Aunque eran invitados especiales, los representantes de MINOSA no se presentaron al evento y en su lugar colocaron un rótulo exigiendo «seguridad jurídica» al Estado para poder operar.

Durante una de las exposiciones, un representante de Inversiones Los Pinares se levantó y preguntó qué hacer cuando las iglesias encabezaban la oposición a las mineras denunciando que eso pasaba en su proyecto. Claudia Balmaceda, directora de Social Consul, una organización que se encarga de la gestión de conflictos ambientales en Nicaragua le contestaba que no deberían participar en estos procesos pues «no forman parte de las comunidades, son personas frustradas que no han sido beneficiados por la empresa y quieren obtener beneficio a través de una protesta buscando financiamiento a nivel internacional», finalizaba en medio de los gestos afirmativos que hacían los participantes.

Meses después de ese encuentro, cuando el conflicto en Guapinol empieza a crecer, representantes de Los Pinares viajaron a Tegucigalpa a denunciar que dos organizaciones no gubernamentales, entre ellas una «con malos fundamentos técnicos crearon un grupo que obstaculiza las actividades del proyecto» a la vez que denunciaron como autores de la oposición a la Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguán (COPA), que fue integrada en vida por Carlos Escaleras y a la Fundación San Alonzo Rodríguez (FSAR).

Ante estas declaraciones, Juana Esquivel, directora de la FSAR, señala que lo que buscan es «desvirtuar la lucha de 13 comunidades del sector San Pedro que se oponen al proyecto que van a ser afectadas directamente, centrar la atención sobre las organizaciones es querer deslegitimar la lucha comunitaria», y añade que aunque se comentaba que había procesos judiciales hasta el momento sólo hay denuncias que buscan colocarle temor a las personas para que abandonen la lucha.

Igualmente  la iglesia San Isidro Labrador de Tocoa emitió un comunicado lamentando y rechazando las acusaciones contra las dos organizaciones. «Desde nuestra fe la Iglesia defiende la justicia y la vida; y en el espíritu del Evangelio no estamos de acuerdo con el quebrantamiento de derechos fundamentales como el agua y el ambiente habitable en nombre del desarrollo».

Los pobladores han solicitado al gobierno que se cancelen los proyectos mineros concesionados ya que afectan directamente a las fuentes de agua en estas comunidades. Foto: Fernando Silva.

Sin consultas y en secreto se darán las mineras

El conflicto con la minera que afecta al municipio de Tocoa ha sido ignorado por las autoridades municipales. En 2016, habitantes de todo el municipio realizaron una declaración pública en medios de comunicación donde denunciaban al ex alcalde nacionalista, Héctor Rolando Hernández, por socializar los proyectos de las concesiones mineras con comunidades que no pertenecían a las zonas más afectadas.

El actual alcalde de LIBRE, Adán Fúnez, no ha dado declaraciones ni se ha comunicado con las comunidades que se oponen al proyecto, lo único que saben es que en julio convocó a un cabildo abierto y no permitió el ingreso de las comunidades que se oponen.

El partido del que forma parte Fúnez tampoco ha declarado oficialmente al respecto, sin embargo Carlos Reina, secretario de LIBRE, realizó un vídeo en el que hizo el llamado a que Fúnez «convoque al pueblo a un cabildo abierto y que con la Ley Municipal convoquen a un plebiscito para que sea la comunidad, los pobladores, vecinos de Tocoa los que decidan si están de acuerdo o no con la minería».

Ante el conflicto tanto INHGEOMIN como MiAmbiente organizaron una mesa de diálogo a pesar de que en el campamento se desconoce que esto se haya dado. Carlos Izaguirre, director de gestión de Mi Ambiente, señala que «No aceptaron las mesas de diálogo así que creo que la intransigencia es de ellos, la prioridad del Estado en este momento era cuidar la armonía de la comunidad porque hay comunidades al interior –refiriéndose a las que están arriba en la montaña– que consideran que se ha violentado su derecho».

Por su parte Erika Molina, directora de INHGEOMIN, señala que «cuenta con todos los permisos correspondientes a la Ley de Minería y es una concesión minera desde el 2014».

Para Luciana, la lucha apenas comienza. «Si nos libramos de una, seguiremos en otra. La lucha de nosotros es por el cabildo abierto, pensamos que después de esta toma sigue la continuación de seguir luchando por un cabildo abierto para declarar a todo el departamento libre de minería, todas estas empresas tiene que irse».

Sin embargo, el panorama con estos proyectos a nivel nacional se vuelven más complejo, hace menos de un mes, mediante el acuerdo ministerial 1402-2018, se declaró bajo secretividad las licencias ambientales.

El acuerdo publicado el 17 de agosto decreta como información reservada «lo relativo a los Estudios de carácter técnico contenida en las solicitudes de Licencias Ambientales, al igual que otros trámites ambientales presentadas ante esta Secretaría de Estado en los Despachos de Recursos Naturales y Ambiente (MI AMBIENTE), así como la ubicación de los mismos, garantizando la protección de la información técnica entregada por los particulares».

Rótulo del Movimiento Unificado Campesino Del Aguan (MUCA) que acompaña la lucha de los pobladores de estas comunidades. Foto: Fernando Silva.

El desarrollo que ofrece la minería

De acuerdo con datos el Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas del Instituto Nacional de Estadísticas, Tocoa es un municipio con más de la mitad de la población viviendo en pobreza y la principal actividad del municipio es en agricultura, silvicultura y pesca.

«Ya no es lo mismo que teníamos antes, había camarones grandes y pescados grandes. Ahora ni los animales se le quieren acercar. Comíamos y bebíamos de este río, ha venido esta empresa a quitar la bendición que Dios nos había dado», denuncia doña Virginia, una habitante de 70 años, toda su vida la hizo en Guapinol. Para doña Virginia el río era su vida «la montaña, el bosque. Si lo botan nosotros estamos muertos ¿para dónde vamos a agarrar?», añade con indignación.

Las mineras no son un tema nuevo en Honduras, existen diferentes informes e investigaciones que se han realizado sobre el impacto que producen en las comunidades quienes, cuando los yacimientos se agotaron, quedaron desoladas y con secuelas de epidemias en los pobladores. Un caso es el Valle de Siria en Francisco Morazán en donde las comunidades de Cedros, El Porvenir, y San Ignacio fueron afectadas por la minería de cielo abierto.

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De acuerdo con la información que manejan los representantes de Los Pinares, el proyecto tiene un capital de 3 mil millones de lempiras y hasta el momento ha ejecutado 700 millones desde que inició operaciones en 2014, sólo con la apertura de la carretera y de unas oficinas en Tocoa. Aunque existen 400 empleados, su meta es emplear a dos mil personas para 2019.

Los representantes aseguran que aportan desarrollo en las comunidades, sin embargo los proyectos mineros están obligados a pagar apenas el 2% de utilidades a las municipalidades y los empleos son muy reducidos, según un estudio del Foro Social de la Deuda Externa en Honduras (FOSDEH) estos empleos como resultado de la operación minera en el país sólo representa un tercio del 1% (0,34%) de la población ocupada del país. «Como puede deducirse, los beneficios de la actividad minera son mínimos comparados con los demás sectores productivos», agrega el estudio.

Los representantes de Los Pinares dicen que los empresarios extranjeros que se encontraban invirtiendo en su empresa tomaron la decisión de retirarse del país luego del conflicto que dejó a un herido, las comunidades señalan haber visto bajar la maquinaria, pero aún así decidieron continuar en la asamblea popular permanente y montar equipos de vigilancia para evitar que no vuelvan a subir.

Aún existen seis proyectos mineros que dañarían las principales fuentes de agua de Tocoa y afectarían a más comunidades, por el momento si se retira la minera en Guapinol deberán pasar al menos tres años par que su río se repare él solo y que las comunidades puedan volver a usarlo como centro de su vida.

Mientras tanto, Rigoberto Bonilla, el joven que recibió un disparo durante el enfrentamiento con la seguridad de la empresa Los Pinares vivirá con la bala en su cuerpo toda su vida por los riesgos que producía intentar sacarla. Una bala que tiene hierro, el mismo material que planean extraer con la minera y sólo una más de las balas que parecen nunca acabar en el Valle del Aguán.

*Los nombres de los habitantes de la comunidad han sido cambiados por temas de seguridad

Causar terror en la población, enfrentar a un gobierno, obligarlo… eso es terrorismo penado por la ley hondureña. En este país y con 21 años, Eduardo Berríos toma ese concepto y lo convierte en su nombre artístico: El es el terrorista.

En el mes de la patria el himno hondureño suena en todas las calles, emisoras y canales de televisión. Suenan esas notas musicales y esa frase presagio de Augusto C. Coello: ¡Serán muchos Honduras tus muertos, pero todos caerán con honor!

Cerca del bicentenario de la proclama de independencia solo queda demostrado que el diseño de país responde a una élite que ha consolidado el poder para atropellar los principios de la democracia, para desechar lo que no sirve, para cooptar el Estado. Y el presagio se cumplió, pero a medias porque en Honduras sí son muchos los muertos pero la mayoría caen sin honor, y ésta es la paradoja hondureña.

Honduras está inmersa en una crisis política, social, cultural, moral, de valores y de principios. Una crisis generada por la desigualdad que beneficia a las élites que históricamente han dominado las dinámicas de vida y muerte de estos pequeños países, caricaturas nacionalistas que se alegran al ritmo de bandas de guerra que ensalzan el militarismo, que representan la puesta en escena de la estructura que sostiene el diseño de las élites, primeros los criollos que sostuvieron las nuevas repúblicas y se han transformado en élites nacionalistas.

El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, indica que de 2010 a 2018, en el país se registraron unos 26 mil 403 asesinatos de jóvenes, de los que el 98% no sobrepasan los 30 años.

En Honduras esta es una realidad insostenible, y sin embargo desde las estructuras de poder que poseen los medios de comunicación, que elaboran los criterios colectivos para cuestionar esas muertes, y justificarlas a toda costa, a todo precio, se insiste en blindar la idea del “todo está cambiando” y que los hondureños se sienten más seguros caminando por las calles de un territorio que produce muertes en serie.

Hay una realidad que viven las juventudes hondureñas, que atravesadas por la desigualdad, se posicionan en una sociedad violenta y victimaria de lo diverso, de lo inconforme.

Estudiantes de educación media y universitaria, jóvenes excluidos y en busca de espacios donde puedan identificarse y expresarse, se hacen llamar hijos del golpe porque la historia que ahora están viviendo, aunque sea parte de un diseño de hace casi 200 años, los ha marcado y los ha lanzado a la calle, una calle hostil, donde los agrede un uniformado, un encapuchado o el vecino.

Según el Observatorio, en lo que va del 2018 unos 400 jóvenes han sido asesinados, la mayoría de ellos eran estudiantes, y habrían participado en protestas contra el gobierno, por diversas razones. Esta situación no es más que un dato para las autoridades, porque más del 90% de estos crímenes permanecen en la impunidad.

El Estado no ha podido garantizarles la vida a estos jóvenes, tampoco se les pudo garantizar mientras vivían en barrios controlados por el crimen, en hogares empobrecidos y violentos, en comunidades sin servicios básicos. Ahora que fueron asesinados, tampoco ha podido garantizar justicia por sus asesinatos. Incluso el Estado ha sido denunciado de ser el principal sospechoso de estas muertes.

La represión, la crisis y las múltiples violaciones a derechos humanos, ha hecho resurgir las denuncias de existencia de escuadrones de la muerte. En el último mes se registraron tres asesinatos de estudiantes, dos en Tegucigalpa y uno en San Pedro Sula, con signos claros de ser ejecuciones extrajudiciales.

En el asesinato de dos jóvenes del Instituto Técnico Honduras de Tegucigalpa, circularon denuncias en las redes sociales, en las que se mostró fotografías previas al asesinato, de una captura de las víctimas a manos de sujetos vestidos con uniformes de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), las autoridades salieron al paso a desmentir sin tener a mano los resultados de una investigación científica sobre el mismo.

Y casos como éste, muestran el cinismo de las instituciones del Estado que funcionan para quienes tienen poder y son disfuncionales para las víctimas. El hondureño es un Estado cuestionado y acusado por su forma de actuar, y bajo esa realidad los jóvenes siguen inmersos en una dinámica de supervivencia en la que llevan las de perder.

Si hubiera un manual para ser joven, uno de sus numerales diría que cambiar las reglas del juego, ir contra la corriente, ser irreverente son cualidades. Pero en sociedades como la hondureña, cambiar las reglas del juego puede ser mortal. ¿Quién se atreve a rediseñar un país? Los jóvenes, los que se llaman hijos del golpe, los que salen a la calle y en su autenticidad dicen lo que piensan sin pasarlo por un estudio académico o una tesis de universidad, los que sí van a las aulas y los que solo conocen el “morir o matar”, podrían superar con mayor fuerza a las antiguas generaciones que demandaron un cambio estructural del sistema. Ésas son las expresiones juveniles que a 197 años de supuesta independencia, piden una verdadera emancipación política, aunque muchos sean abatidos.

Texto e ilustración: Kelvin Enamorado

 

De niño tuve un sueño en el que me vi marchando con la camisa blanca, de mangas largas, atravesada con una cinta color blanco y azul justo en el pecho. Hacía el saludo a la bandera y una serie de pasos de carácter militar, muy típicos en estos cuadros. Marchaba en el cuadro de honor, en el que te ponen si sos muy aplicado en clases, y es que a pesar de no ser tan aplicado en las tareas como otros niños, me habían seleccionado para formar parte del cuadro de honor en la escuela de mi pueblo gracias al buen índice académico. Eso provocó mi sueño.

Lo recordé esta semana cuando vi la ciudad atiborrada de banderas, cuando apenas inicia el mes. Banderas en locales comerciales, centros educativos, en carros, y hasta en bicicletas; las madres preocupadas por comprar los implementos que los niños necesitan para marchar, cada padre y madre de familia quiere que su hijo vista el mejor atuendo, los miembros de las bandas quieren lucir sus mejores pasos y toques, las palillonas y pomponeras quieren alardear de la belleza física que otorga su adolescencia.

En las comunidades del interior del país los vestuarios son menos pomposos por la falta de dinero, en aquel entonces yo apenas necesitaba cien lempiras, pero no tenía muchas posibilidades de conseguirlos, mi última oportunidad era mi primo que estaba ahorrando para ayudarme a cumplir mi sueño de ser patriota.

En ese tiempo no estaba escrito el libro MELANINA ni me gustaba la lectura y mucho menos tenía la posibilidad de hablar con Betún Valerio el autor del libro, de ser así me hubiera enterado hace mucho que el famoso Héroe lenca Lempira no luchaba por defender a Honduras, ni si quiera existía un país llamado Honduras. Tanto Lempira como el cacique Cicumba y muchos más lucharon por su libertad y la de su gente, la gente que habitaba en ABYA YALA. Quizá hubiera sabido que quienes nos pusieron el nombre de continente Americano fueron los europeos sin preguntar si ya tenía un nombre. Pude darme cuenta que nos dividieron en países sin importarles estratificar culturas enteras en muchas fracciones como los olmecas, aztecas o los mayas, que habitaban desde lo que hoy es México pasando por Guatemala hasta el occidente de Honduras, todo esto hicieron fundamentados en su “superioridad racial” implantando su idioma, su religión, sus prácticas sociales transformando casi totalmente las culturas.

Basta con echar un vistazo a los billetes de casi todas las denominaciones en nuestra moneda, fueron ellos, la minoría criolla quienes impusieron su superioridad racial sobre la mayoría de población indígena de nuestro país,  y fundaron una república independiente (hoy día sus descendientes ostentan el poder) a esos próceres nos enseña el sistema educativo que debemos reverencia y respeto. Se habla de honrar la memoria de Francisco Morazán, el libertador centroamericano, nacido en Honduras quien luchó por una patria justa pero cuando los estudiantes exigen una patria justa son reprimidos por las fuerzas de seguridad que dicen honrar la memoria de Morazán.

Este año es mi hermanito de 8 años quien está emocionado por ser parte del cuadro de honor, cuenta las horas con una carita de emoción incontrolable esperando el día en que pueda salir a las calles y ser patriota, igual que yo hace años, es una lástima que el sistema siga replicando el mismo falso sentimiento de hondureñidad y civismo.

Publicitan septiembre, como el mes de una patria que no es ABYA YALA, como el mes del civismo. Mientras la Real Academia Española (RAE) define civismo como el comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública, irónicamente el aparato estatal es el principal promotor de las fiestas y es quien más viola las normativas en Honduras.

Al final, mi sueño de niño no se concretó porque mis padres apenas tenían para medio comer y mi primo no logró ahorrar lo suficiente para mi camisa y la cinta de honor. Perdí mi única oportunidad de expresar mi civismo interno, las lágrimas salieron de mis ojos mientras me colocaba en el pelotón como todos los años vistiendo la misma guayabera amarillenta de todo el año.

Caminé hacia una casa de madera muy maltratada. Había una cuarto algo pequeño, estaba muy oscuro. Allí estaba Miguelito, que con su mirada desesperanzadora, esperaba a sus padres que no regresarán; el camino los mató. Miguelito pasaba día y noche en ese cuarto, y su mirada era la misma. Su vida cambió, el camino no fue como lo esperaban sus padres.

Miguelito no puede decidir su propio futuro, la decisión de huir de la pobreza y la desesperación dejó en abandono a este niño que se suma a la larga cifra de niños abandonados ya sea porque sus padres migraron o porque fueron asesinados.

Según datos del INE en Honduras habían en 2016 3.4 millones de niños y niñas en Honduras. De ese total el 8% están en situación de orfandad, aproximadamente 266 mil menores no tienen madre ni padre y no se sabe si están vivos o muertos los progenitores. El Conadeh indica que 13,000 menores quedaron solos en los últimos diez años a causa de la violencia que les arrebató a su padre o madre.

Por otro lado, datos registrados por el Observatorio de la Violencia de Casa Alianza, en su Informe Mensual de febrero 2018, en los últimos 20 años  registran 12 mil 371 casos de ejecuciones arbitrarias y muertes violentas de menores de edad.

De acuerdo a estas cifras, 52 niñas y niños son asesinados mensualmente en Honduras. De estas 12 mil 371 ejecuciones de menores, 7 mil 148 se registran en los últimos ocho años.

La niñez marca quienes somos ahora.

¿Qué será de Miguelito entonces?

Dibujo: Brian Palma
Técnica: Carboncillo
2018 Honduras El Progreso, Yoro.

Texto y fotografías: Fernando Silva

En la península de Zacate Grande, Nancy espera en una caseta ubicada en el desvío que lleva hacia la comunidad de Puerto Grande. Hace dos años que fue deportada de los Estados Unidos y ahora, junto a su esposo, conducen un par de mototaxis que representan uno de los pocos medios de transporte en esta comunidad olvidada del sur del país. A veces la espera por un cliente es eterna, en esta región las oportunidades de trabajo se reducen a la pesca y agricultura, por eso es mejor caminar varios kilómetros que gastar los 30 lempiras que cuesta el pasaje.

“Yo viví diez años allá y las condiciones de vida son totalmente diferentes, aquí solo hay un centro de salud y ni doctor hay”, menciona mientras maneja con osadía a través de los pedregosos caminos que conducen hacia Puerto Grande. Durante los treinta minutos que dura el viaje, Nancy señala muchas casas en construcción y hasta una cancha de fútbol con grama artificial, dice que todo lo pagan las remesas de los familiares que por las condiciones de vida en esta comunidad fueron obligados a migrar.

Nancy vive en un territorio que podría convertirse en un experimento, uno por el que apuesta el gobierno para hacer desarrollar las zonas deprimidas del país: una Zona Especial de Desarrollo (ZEDE).

La historia de precariedad de Zacate Grande ha sido siempre la misma, ubicada en el municipio de Amapala en el sur del país, era una isla hasta 1970 cuando se hizo un relleno para conectarla con tierra firme. La idea era convertir esa zona en el puerto más importante de la región. Los planes nunca se concretaron, pero la riqueza natural, sus playas de arena volcánica y su ubicación estratégica en el Golfo de Fonseca no han permitido que los empresarios nacionales y extranjeros quiten su mirada de ella.

Nancy quiere irse otra vez. En Estados Unidos ganaba hasta 2400 lempiras diarios ($100) pero desde que regresó, con esfuerzo obtiene 600 lempiras ($25), entre ella y su esposo.

Estas comunidades que desde hace décadas se han enfrentado al abandono que les ha obligado a migrar, ahora son amenazados con el despojo que representaría la construcción de una Zona de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE). Nancy quiere irse, pero la historia no es igual para todos. Hay un grupo de mujeres y hombres que se resisten a abandonar sus tierras a pesar de la precariedad y la persecución.

Nancy recientemente fue deportada de Estados Unidos junto a su esposo, ahora se dedica a movilizar gente en moto taxi dentro de la comunidad de Puerto Grande.

Los muros que han fallado

A Nancy la deportaron de un país que pretende amurallarse para evitar que los abandonados de Centroamérica crucen a buscar mejores oportunidades de vida. En Puerto Sierra, una comunidad al otro lado de donde ahora vive, adonde regresó Nancy, los pobladores destruyeron un muro que los terratenientes edificaron para reclamar como propio un predio que habían acondicionado como estacionamiento y que se encuentra cercano al manglar y el mar.

El manglar es sumamente importante para las familias de esta zona, entre sus raíces se arrastran para meter las manos en el lodo y sacar curiles. Una clase de almeja que contiene uno de los alimentos fundamentales para la dieta de estas comunidades.

“Yo tengo entendido que el manglar no le pertenece a nadie. Porque el manglar y el mar no son de nadie, solo de Dios”, dice doña María Veneranda Cruz de 64 años, habitante de esta comunidad. Ella es pescadora de curiles y se dio cuenta hace unos días que tiene orden de captura por daños a la propiedad privada en perjuicio de Jorge Cassis, uno de los terratenientes más importantes de la península de Zacate Grande.

“Nos pusimos a limpiar aquel predio de allá enfrente, era un gran montarral de espinas. Nos decidimos como mujeres porque no hay trabajo, lo limpiamos para semana santa. Con sudor y esfuerzo botamos piedras y palos, para que resulte que cuando ya vio el predio bonito ha querido sacarnos y ha querido meternos presas –relata doña Veneranda, mientras al menos diez niños se acercan para escuchar– no le estamos robando, allí está la tierra. Solo era para obtener un beneficio para estas criaturas, ganarnos dos pesitos por lo menos.”

La pobreza y falta de oportunidades en las trece comunidades que componen la península de Zacate Grande es visible hasta en el material con el que están construidas sus casas. Según un diagnóstico de la región sur elaborado por el Instituto de Derecho Ambiental de Honduras (IDAMHO), seis de cada diez casas están hechas de adobe, bajareque o material de desecho. En cuanto al acceso al agua, siete de cada diez casas  no tienen acceso directo al agua potable, y de las que tienen conexión o tubería interna solo 70% están conectadas con el servicio público del agua.

En esa misma comunidad vive Santos Hernández, a quien ya se le dictaminó una condena de cinco años por usurpación, daños a la propiedad y amenazas en perjuicio de Jorge Cassis. Junto a su esposa e hijo menor, vive en una casa construida con cañas entretejidas y unidas con una mezcla de tierra húmeda y paja que se le conoce como bajareque. Hace un tiempo trabajó para Miguel Facussé pero fue despedido sin el pago de sus prestaciones, según cuenta Hernández.

 

Miguel Facussé era el mayor terrateniente y empresario del país, desde los años 90 tomó posesión de la península de Zacate Grande para ampliar su poderío sobre la tierra hondureña. Fue presidente de Corporación Dinant, una empresa encargada de la producción y distribución de productos. Uno de los episodios más recordados en la comunidad sobre este terrateniente es cuando en 2003, según cuentan los pobladores, decidió regalar por motivo de la boda con su hija, una playa de la zona a su nuevo yerno y heredero en el poder económico, Freddy Nasser, quien es líder de uno de los emporios energéticos más importantes de la región.

Cada seis meses, miembros de la comunidad hacen limpiezas de camino, bajo el sol del sur, para que Nasser les regale una pequeña bolsa con víveres que no les duran ni una semana. Con  esto según dice doña Veneranda “se tiene comprados a muchos que lo defienden”.

Convencido de que las condiciones de vida en su comunidad deben cambiar, Santos observa a su familia y dice: “Si yo muero pues que los demás sigan en la lucha, porque aquí hay que lograr algo. Mire la casa en la que vivo y los ricos en grandes mansiones y con el amor de la playa”.

Mientras tanto, Santos asegura que el problema actual de acusaciones por usurpación tiene su origen en las ciudades modelo ya que antes no había existido un conflicto tan fuerte con los terratenientes de la zona, en su caso con Jorge Cassis.

Jorge Cassis es descendiente de árabes y según el testimonio de los pobladores de la zona solo llega a la comunidad cuando se siente afectado por las acciones de los pobladores que habitan Puerto Sierra. A Cassis no se le encuentra fácilmente, intentamos buscar quien llevaba su caso y no hay acusadores privados, solo los fiscales del Ministerio Público de Nacaome a cargo de los procesos.

Las islas de las Almejas y del Amor son unas de las pocas islas que se encuentran sin privatizar en la Península de Zacate Grande.

 

Nacimiento de las ZEDEs

Las alarmas en el sector empresarial se encendieron en 2008 cuando un decreto aprobado por el Congreso Nacional establecía la creación de una comisión especial para elaborar el inventario oficial de expedientes con mora agraria y pendientes de una resolución final por parte del Instituto Nacional Agrario (INA). Se pretendía dar solución a conflictos agrarios dados desde 2006. Antes de que los conflictos en el sur se solucionaran, el gobierno de Manuel Zelaya Rosales recibió un golpe de Estado.

Después del golpe de Estado en 2009, mientras el país sufría el aislamiento internacional y en las calles se respiraba miedo y gas lacrimógeno, Paul Romer, un economista de la Universidad de Chicago, exponía en una charla el concepto de Charters City en la que proponía que un país desarrollado se hiciera cargo de una zona despoblada de un país subdesarrollado, imponiendo sus propias leyes y políticas económicas para atraer la inversión y por consecuencia el bienestar social.

Octavio Sánchez, jefe de gabinete del gobierno del ex presidente nacionalista Porfirio Lobo, se convirtió en su principal promotor en el país y buscó personalmente a Romer para que expusiera su idea ante Lobo. En 2011 se aprobó la ley de las Regiones Especiales de Desarrollo (RED) en el Congreso Nacional presidido por Juan Orlando Hernández y supuso la modificación de dos artículos de la constitución.

Julio Raudales, secretario de Planificación y Cooperación Externa en ese gobierno, planteó: “Por qué no ofrecerles a los hondureños la oportunidad de quedarse en su país en vez de emigrar a Estados Unidos, creando un territorio con reglas y normas de Estados Unidos”.

En 2012, después de varios recursos presentados por diversas organizaciones de sociedad civil, las RED fueron declaradas inconstitucionales en un fallo de la Corte Suprema de Justicia en el que la única persona que votó en contra de declarar inconstitucional esta iniciativa fue Óscar Chinchilla, ahora Fiscal General de la República en su segundo mandato y estando en ese puesto emitió un segundo dictamen a favor de la segunda versión de esta ley que se conocería como Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE).

En la entrada a Playa Blanca y comunidad de Puerto Sierra pueden verse dos letreros, uno colocado por la Secretaría de Turismo y otro hecho por la comunidad que hoy busca no ser despojada de su territorio.
 

Las ZEDEs nacen supuestamente para mejorar las condiciones de vida de la población hondureña, pero la Delegación Investigativa del Gremio Nacional de Abogados con oficina en Estados Unidos, concluyó en un informe de 2014 que “son enclaves favorables a los inversionistas, gobernados por sus propias leyes, tribunales y sistemas de impuestos. Fueron propuestas para fomentar el crecimiento económico y los empleos, pero en realidad proveen la base legal para la adquisición corporativa de territorios dentro de Honduras”.

Fernando García, analista. Foto: Martín Cálix.

Fernando García, ex comisionado presidencial de la Estrategia para la Reducción de la Pobreza y estudioso de este fenómeno, dice que “lo grave y la diferencia sustantiva de esta nueva ley, entre nuestra versión de las ciudades modelos y las que se desarrollan en otros países es que aquí se pierde totalmente la soberanía nacional, territorial y popular respecto a los territorios donde se van a implantar”.

Según lo indica el decreto, muchos derechos fundamentales de los ciudadanos hondureños que vivan dentro de las fronteras de las ZEDEs no serían protegidos bajo la nueva ley. Esos derechos incluyen los derechos al Habeas Corpus y Amparo, la inviolabilidad del derecho a la vida, la garantía contra el trabajo forzoso, la libertad de expresión, las libertades de reunión y asociación, el derecho a no ser detenido salvo de manera legal, entre otros.

Dos niños juegan fútbol en la comunidad de Playa Blanca, a pocos metros del muro que les colocó el terrateniente Jorge Cassis.
 

Dentro de la Ley Orgánica de las ZEDEs se estipula que para que el Congreso Nacional declare una zona de desarrollo, solo necesitará una autorización por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE) y el voto mayoritario de los diputados. Al crearse esta ley se incluye al Golfo de Fonseca y el mar Caribe como zonas con densidad poblacional baja, convirtiéndoles en los principales candidatos para formar parte de estas Zonas de Empleo, ya que no necesitarán la aprobación de ningún otro instituto.

Aunque todavía no hay claridad absoluta del lugar donde se pondrá en marcha el proyecto, hay diversos indicios y pruebas que generan la sospecha de que será el sur del país donde se lidere este experimento. Eso indicó en twitter Juan Orlando Hernández en su momento.

Contento de tener en mis manos el Estudio de Factibilidad que nos permitirá el desarrollo en la Zona Sur del país (1)

— Juan Orlando H. (@JuanOrlandoH) 23 de septiembre de 2014

 

Será en esta zona donde construiremos la primera «Zede» Zona Especial de Desarrollo Económico. (2)

— Juan Orlando H. (@JuanOrlandoH) 23 de septiembre de 2014

Además, en 2016 el delegado presidencial y asesor del presidente Juan Orlando Hernández en temas de defensa y seguridad, René Osorio, afirmó que el tratado que se firmó entre Honduras y Corea del Sur quedó listo y estaban a la espera de empresarios coreanos que vienen a afinar los últimos detalles en Amapala.

Un estudio de factibilidad, valorado en cuatro millones de dólares, fue realizado por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA), en miras a tres municipios del departamento de Valle: Alianza, Nacaome y Amapala. Reynaldo Sánchez, titular de la Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social, aseguró en 2014 que serían 100 mil empleos los que  se producirán a través de la instalación de las ZEDEs en el país.

Sin embargo, los pobladores de las comunidades se sienten cada vez más amenazados por los grandes terratenientes que al parecer descubrieron una mina de oro, buscan mayor establecimiento en esas tierras y pueden provocar desalojos más violentos.

“Es una zona estratégica, hay un potencial turístico, hay islas que todavía están deshabitadas en las que se puede acampar –asegura Gerardo, coordinador de la radio Voz de Zacate Grande ubicada en la comunidad de Puerto Grande– por eso esta gente quiere acaparar esta tierra y construir las ciudades modelo”, finaliza.

Un niño camina sobre el solar que durante años la comunidad de Puerto Sierra se dedicó a arreglar como parqueo para turistas, ahora pelean este terreno con Jorge Cassis.
 

Una región en el abandono

En esta región 7 de cada 10 personas son pobres, según un informe del Foro Social de Desarrollo y Deuda Externa de Honduras (FOSDEH). Además es una zona que no escapa de la violencia generalizada al haber cerrado el año 2017 con un promedio de 23 asesinados por cada cien mil habitantes, una media que está debajo del promedio nacional pero que no deja de ser alarmante. Estas situaciones, sumadas a la falta de infraestructura económica y social ha provocado la migración de los pobladores de la zona.

Al ser deportada, Nancy tuvo que dejar a una de sus hijas en Estados Unidos. Si su hija viviera en Zacate Grande, estaría destinada a quedarse en noveno grado porque en las trece comunidades de la zona solo existen dos centros básicos. Los jóvenes son forzados a migrar hacia otros municipios del departamento para poder seguir estudiando. Pero con los escasos recursos económicos de la zona esa movilización resulta imposible y muchos terminan dedicando su vida a la pesca.

Doña Veneranda muestra sus manos ásperas después de tantos años de trabajo, tampoco tuvo oportunidad de estudio y se dedicó desde los diez años a la pesca. Ella sabe que los medios de subsistencia son escasos, y  la venta del curil o pescado que recolectan es una de las opciones  más factibles en tiempos de crisis, o sea casi siempre.

Padece de alta presión y diabetes pero para conseguir medicamentos tiene que pagar un carro que la lleve hasta el hospital de San Lorenzo, Valle, que queda aproximadamente a dos horas de camino. Eso cuando logra conseguir dinero para el medicamento, por ahora no tiene un lempira, solo ha comido un pepino en todo el día y son las cuatro de la tarde.

A pesar de la dificultad, la opción de migrar a Estados Unidos no es algo que esta anciana se haya planteado. Desde que llegó a Puerto Sierra hace 54 años con su mamá y sus nueve hermanos, ha estado segura de que si tiene que morir defendiendo su hogar, lo hará. Jorge Cassis, acusó de daños a la propiedad privada a ella, dos mujeres más y un compañero de la comunidad por lo que ahora enfrentan orden de captura. En 2015 dos personas más ya habían sido procesadas por esta misma situación.

María Venerarda, una de las habitantes de la comunidad de Playa Grande que enfrenta procesos judiciales por la lucha de territorio.

 

Veneranda Cruz, sufre de diabetes y apenas puede caminar, está acusada de haber destruido un muro que en 2013 Jorge Cassis levantó en un predio que los miembros de la comunidad habían acondicionado para cobrar parqueo y vender comida en las temporadas de verano, de esa manera ganarían algo de dinero para su sustento diario. Doña Veneranda tuvo que haber levantado una almágana de al menos 20 libras para ayudar en la destrucción de ese muro de piedra y cemento, la acusación es contra una anciana que apenas puede levantarse de la hamaca en la que está sentada.

“Nosotros no sabemos quién derrumbó ese muro, agarraron a quien tenían por delante –dice con voz entrecortada y nostálgica–  cuando vinimos acá no había problemas de tierra estaban sueltas todititas las tierras, todas. Cada quien agarraba su pedacito y convivía.”

Sin embargo, aunque el conflicto se recrudeció desde el año 2000, las tierras del sur de Honduras desde siempre han sido motivo de interés para empresarios, políticos e incluso militares extranjeros.

Una de las nietas de doña Venerarda la observa contar los años de sufrimientos que ha vivido por la lucha de tierras en Playa Blanca.

 

Del cine a las Ciudades Modelo

En 1953 Glenn Ford llegó a la isla de Amapala para filmar la película “Una cita en Honduras”. Además de ser la primera mención de nuestro país en Hollywood, esta película narra la aventura de un norteamericano que viaja a la isla centroamericana para darle dinero a la contrarrevolución y liberar al país de un dictador totalitario.

Fuera de la ficción, la región sur del país tuvo en los años 80 gran importancia estratégica militar para los Estados Unidos al coordinar desde ese lugar la Doctrina de Seguridad Nacional en Centroamérica. Una investigación del sociólogo argentino Esteban De Gori señala que el gobierno hondureño aceptó y promovió la política estadounidense de lucha en las fronteras de El Salvador y Nicaragua. El Golfo de Fonseca habría sido un lugar estratégicamente ideal para la operación contrarrevolucionaria encargada a jefes militares argentinos que entrenaban a los contras en este país centroamericano.

La Doctrina de Seguridad Nacional y su llegada a Centroamérica tiene su origen en la presidencia norteamericana de Ronald Reagan. En ese sentido el apellido Reagan vuelve a aparecer y verse interesado en esta región de América con la integración del Michael Reagan, hijo del expresidente estadounidense, en el Comité para la Adopción de Mejores Prácticas (CAMP) de las ZEDEs.

El CAMP es responsable de nombrar y destituir al Secretario Técnico, director ejecutivo de la ZEDE, quien ejerce poder ejecutivo y legislativo en las zonas de desarrollo. También está a cargo también de la planificación y el desarrollo de las ZEDEs, de la aprobación de todos los reglamentos internos y de cubrir los puestos vacantes de la misma comisión. Según la Delegación Internacional de Abogados “los amplios poderes desenfrenados del CAMP también son una causa de preocupación.”

Entre los primeros 21 integrantes de esta comisión se encontraba también Mark Klugmann, reconocido asesor político en Estados Unidos y Latinoamérica.

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Lucha ante el exterminio

Para Fernando García, la exclusión de la población originaria de esos territorios es un proceso que ya se ha iniciado y piensa que la situación de abandono en la que está sumergida la región sur del país es la evidencia de una política de genocidio por goteo, es decir el exterminio de la población originaria poco a poco, casi por asfixia. Para este economista las muertes pueden parecer circunstanciales: Enfermedades gastrointentales o broncorespiratorias, pero la causa original será la desnutrición en grado crónico por la falta de acceso a la tierra que les impide la producción de los alimentos.

El genocidio sistemático al que se enfrentan los pobladores de Zacate Grande podría acelerarse ante las amenazas de que los terratenientes impidan el paso hacia el manglar colocando un muro que colinde con la carretera que quieren ampliar sobre las raíces donde se esconden los medios de vida de esta población.

“Tenemos que morir aquí, si nos tienen que sacar muertos pues muertos nos van a sacar. Aquí tenemos a nuestros niños, a nuestros nietos, para dónde vamos a agarrar –menciona rodeada por estos niños–. Somos hondureños, no somos de otro país, Dios hizo el cielo y la tierra así que nos pertenece un pedazo de tierra, me parece a mí”, para doña Veneranda todo está muy claro. Ésta es una lucha que iniciaron y que van a terminar.

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El viernes 31 de agosto fue la segunda intentona de Jimmy Morales. No fue solo su segundo golpe en la mesa en su pretensión por deshacerse de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y así blindarse él y a sus acólitos de investigaciones criminales presentes y futuras. Fue también un nuevo gesto que busca dejar claro que él es el comandante en jefe; el hombre fuerte. La primera vez, hace un año, cuando quiso deshacerse del magistrado colombiano Iván Velásquez, jefe de Cicig, el asunto no le salió bien al presidente: acorralado entonces por las investigaciones en su contra y por alianzas más bien frágiles, Jimmy dio marcha atrás; pero era un repliegue táctico, de un año casi exacto, durante el cual el mandatario ganó más aliados, construyó cabildeos eficientes entre los grupos conservadores que le dieron vida política en Guatemala, maniobró para sembrar dudas en Washington sobre Velásquez y la Cicig y aprovechó el aparente debilitamiento de la euforia civil que generó la corrupción de su antecesor, Otto Pérez Molina, en 2015. Esta es la segunda intentona de Jimmy Morales de ganar esta batalla por Guatemala y sus instituciones.

Foto/cortesía Plaza Pública

Texto: Héctor Silva Ávalos


La reunión con el funcionario guatemalteco de la fiscalía está a punto de terminar. La plática, off the récord, ha pasado ya por algunos de los puntos más relevantes de la investigación por financiamiento electoral ilícito contra el presidente Jimmy Morales y su partido, el Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación), que llevó el mes pasado al Ministerio Público a hacer al Congreso guatemalteco una tercera petición de antejuicio al mandatario.

De pronto, el funcionario vuelve la mirada a su teléfono móvil:

“¡Quéee!”, exclama extrañado.

Y se responde:

“Hay tanques alrededor de la Cicig… Este (el presidente) capaz saca al comisionado…”

La reunión, queda entendido, ha terminado. El funcionario, abrumado ya por mensajes y llamadas que no cesan, se despide rápido. Son poco menos de las 11:30 de la mañana del viernes 31 de agosto. Una hora y media después, el investigador envía un mensaje de texto: “Sacó a la comisión…”

Ha terminado entonces una conferencia de prensa en la que el presidente Morales ha anunciado, flanqueado por su ministro y viceministro de Gobernación, su ministra de Exteriores, el de Defensa y unas dos docenas de jefes militares que, uniformados de fatiga, lo saludan mano en la frente, que su gobierno ha decidido no renovar el mandato de la Cicig, que vence el 3 de septiembre de 2019.

***

La primera foto de los tanques a los que se refería el funcionario llega por mensajería electrónica de un empleado de la Cicig. No son tanques en realidad, son jeeps J-8 artillados de fabricación estadounidense que Washington ha donado al ejército guatemalteco recientemente para “combatir el narcotráfico”.

Cuando esa primera foto llega a las redes de mensajería de periodistas locales, justo a las 11:24 de la mañana, ya hay movimiento de oficiales de protocolo en el palacio presidencial de Guatemala: al menos una hora antes la secretaría de comunicación de la presidencia había convocado una conferencia de prensa sin mencionar el tema a tratar. La comparecencia ocurrirá pasado el mediodía y el asunto quedará claro. Jimmy Morales anuncia a la nación y al mundo que la Cicig no va más, o al menos que no irá más el próximo año. El presidente dice que ha decidido no renovar el mandato de la comisión, lo cual es su potestad y explica que ha mandado una carta al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, informándole.

La decisión, asegura Morales, viene después de gestiones diplomáticas que lo llevaron a él y a su canciller, Sandra Jovel, a denunciar lo que el jefe del Gobierno llamó “persecución penal selectiva, con sesgo ideológico evidente, sembrando terror judicial en Guatemala”. A Iván Velásquez Morales lo acusó, en su alocución del viernes, de lo mismo por lo que el MP y la Cicig han pedido levantar la inmunidad que le protege: actos de corrupción e impunidad.

Morales también dijo que es el momento de que la comisión internacional empiece el traspaso definitivo de funciones y capacidades a las instituciones nacionales a las que ha apoyado.

El presidente habló acuerpado por varios de los máximos jefes del Ejército de Guatemala, lo que no parece casual en el caso de este mandatario que llegó a la silla más importante el Ejecutivo aupado en buena medida por viejos oficiales perseguidos por la justicia por su presunta participación en crímenes de guerra, como es el caso de Edgar Ovalle, un coronel al que la justicia persigue desde 2016 por crímenes de lesa humanidad.

En una crónica que publicó sobre los hechos del 31 de agosto pasado, el periódico Plaza Pública hizo eco de versiones “repetidas en varios espacios políticos” ese día según las cuales el presidente se disponía a anunciar medidas más drásticas, como la suspensión de algunas garantías constitucionales para evitar desórdenes tras su anuncio.

Edgar Gutiérrez, ex canciller de Guatemala, publicó el lunes 3 de septiembre en El Periódico una versión similar: “El presidente (y sus colaboradores) darían el anuncio de la expulsión de Iván Velásquez y la suspensión de garantías civiles y políticas para ‘prevenir desórdenes callejeros’”, escribió. Factum consultó en Ciudad de Guatemala con dos fuentes diplomáticas sobre la verosimilitud de esta versión. Ambas dijeron que habían escuchado informaciones similares la mañana del 31 de agosto.

Los jeeps artillados, los coroneles, los uniformes. Lo cierto es que esa puesta en escena tan centroamericana de los años 80 y 90, la del presidente rodeado de uniformados que le saludan con el gesto grave, es la última movida de Jimmy Morales en una partida de ajedrez político que, en realidad, empezó hace poco más de un año, en agosto de 2017, cuando el presidente intentó por primera vez deshacerse de Iván Velásquez.

El inicio de las hostilidades

Esa partida entre Jimmy Morales y la Cicig de Iván Velásquez empezó hace un año, el 26 de agosto de 2017. Pero esa metáfora, la del ajedrez, sirve apenas para describir la batalla por las instituciones de Guatemala, reclamadas de nuevo por las élites económicas y grupos políticos que, de acuerdo con investigaciones del MP y la comisión internacional, tienen vínculos añejos con los grupos de crimen organizado más importantes del país.

En juego está, dice uno de los principales actores de la trama, que el Estado guatemalteco no se libere nunca de las viejas prácticas corruptas que lo arrodillan.

“Desde el 2014, el diseño de las líneas investigativas de la Cicig parte de una hipótesis: la captura del Estado. Lo que las investigaciones han demostrado es que, efectivamente, eso es una realidad. Y entonces cuando se producen fenómenos de captura del Estado, que no son los problemas de cooptación específica o sectorial, sino que es realmente una captura, uno podría decir prácticamente total del Estado”, dijo durante una conversación en su despacho el colombiano Iván Velásquez, jefe de Cicig.

En 2015, miles de guatemaltecos se volcaron a las calles para pedir la renuncia de Otto Pérez Molina, entonces presidente, acusado de corrupción. El apoyo popular a las luchas anticorrupción, al menos en las calles y plazas, parece haber disminuido. Foto FACTUM/Archivo.

La animadversión de grupos empresariales a Cicig y el MP no fue tal mientras las investigaciones no tocaron a varios de los conglomerados económicos privados más importantes del país o al expresidente Álvaro Arzú Irigoyen, a quien las investigaciones vinculan con Byron Lima, un militar asesinado en la prisión donde purgaba pena por su relación con el asesinato en 1998 del obispo Juan Gerardi, autor de un reporte sobre atrocidades cometidas durante la guerra civil del país, la mayoría atribuibles a fuerza militares y de inteligencia estatal.

Velásquez lo describe así: “Entendieron que no iba a haber privilegios… que se iban a presentar las investigaciones como fuera, y si un banquero o un gran empresario o un político resultaban involucrados… se presentaba (la acusación) sin importar de quién se tratara”.

Eso, dice el jefe de Cicig, “asusta”. El comisionado acude a algunas de las frases de la narrativa que el poder económico afectado por las investigaciones empezó a usar, como “se va a destruir el país”, “se va a desestimular la inversión”, “todo tiene un límite”, antes de lanzar dos preguntas retóricas de su propia cosecha: “¿Cuál es el cuidado que hay que tener con la verdad? ¿Es por lo que se está luchando por la verdad independientemente de a quién afecte?”

En el Ministerio Público, media docena de fiscales consultados desde principios de 2018 coinciden en que una vez destapado en 2015 el caso de La Línea, el esquema de corrupción y defraudación aduanera cuyos principales beneficiarios eran el expresidente Pérez Molina y la exvicepresidenta Roxana Baldetti, se abrieron diversas líneas de investigación que terminaron llevando a despachos de grandes conglomerados empresariales.

“Empezaron a salir casos que implicaban a empresarios fuertes… a empresas que captaban dinero de comisiones delictivas”, dice un agente del MP que habló bajo condición de anonimato.

En 2015, cientos de miles de personas se reunieron durante varios días de junio en la plaza central de la ciudad y en otras localidades a exigir las renuncias de Pérez y Baldetti. Según notas de prensa de esa época, en la plaza se juntaban empresarios, estudiantes, indígenas, sindicalistas a ondear la bandera guatemalteca y a clamar por el fin de los corruptos. Eso ha cambiado.

“Se generó, si no fractura, por lo menos un menor compromiso de otros sectores, ya en esa lucha contra la corrupción, y finalmente todo se fue diluyendo y estamos en la situación en que estamos”, reflexiona el comisionado Velásquez.

María Eugenia Solís, una abogada y defensora de derechos humanos guatemalteca que ha seguido de cerca los procesos políticos de cambios en el sector justicia de su país, cree que “la lucha contra la corrupción era popular cuando era contra los igualados (como se llama en el uso coloquial del lenguaje en Guatemala a funcionarios que se enriquecen mientras están en sus cargos, pero no comparten orígenes con las clases altas del país), hoy que es contra Arzú no es tan popular”.

Álvaro Arzú Irigoyen, el expresidente y alcalde sempiterno de la capital, fue hasta antes de su muerte en abril de este año el rostro más visible de la cruzada contra Cicig además del de Morales. Famosa es en Guatemala la estampa del exalcalde, blanco, alto, desafiante, irrumpiendo en la conferencia de prensa en que Velásquez detallaba las sospechas de alianzas entre Arzú y Byron Lima. “Mentira… Es mentira”, repetía Arzú, el rostro rojo por la ira.

A partir de entonces, el alcalde tejió una madeja política para colocar a su hijo, Álvaro Arzú Escobar, como presidente del Congreso, y para reinstalarlo luego de que la Corte Constitucional adversara la primera elección de junta directiva de la legislatura. El alcalde cimentó su alianza con el presidente Morales y se posicionó, desafiante, como la cabeza de un movimiento que, de acuerdo con su discurso y el de sus acólitos, busca rescatar Guatemala.

Esa junta directiva de los Arzú fue capaz de sobrepasar una resolución de la Corte de lo Constitucional que declaró ilegal su elección, gracias a las alianzas entre los diputados del FCN -el partido de Morales-, del Partido Patriota -del expresidente Pérez Molina- y otras nuevas formaciones políticas con vínculos compartidos. Ese Congreso desechó la primera petición del MP, hecha el año pasado, de levantar la inmunidad del presidente para que respondiera por cargos de financiamiento electoral ilícito.

Un diplomático acreditado en Guatemala resume así los movimientos políticos que lideraron Arzú y el presidente Morales: “Es el contraataque por el control absoluto del poder”.

El poder amenazado

A inicios de diciembre de 2016, la fiscalía guatemalteca pidió la inmovilización de 12 inmuebles relacionados con Alejandro Sinibaldi, excandidato presidencial y ministro de comunicaciones durante el gobierno del presidente Otto Pérez Molina. Investigaciones del Ministerio Público y la Cicig ponían a Sinibaldi en el centro de una de las tramas de corrupción que había terminado con el gobierno de Pérez en 2015. Las pistas que los fiscales encontraron en esos allanamientos los llevaron, entre otras, a una bodega en la zona 5 de la capital. Lo que los agentes del Ministerio Público vieron al llegar ahí les confirmó que el poder al que investigaban era más grande de lo que suponían y haría todo lo posible por protegerse.

En la bodega de la zona 5, relacionada con Constructora Benelli, una de las empresas asociadas a Sinibaldi, había, dice una fuente guatemalteca relacionada con las investigaciones, rastros de papeles quemados: la red de corrupción, en la que estaban incluidos Pérez Molina, su vicepresidenta Roxana Baldetti y media docena de sus ministros, intentaba ocultar sus huellas, que, pronto se sabría, incluían a algunos de los conglomerados empresariales más poderosos de Guatemala.

Con sumo sigilo y bajo el más absoluto hermetismo, el MP y Cicig continuaron la investigación. No más de 10 personas sabían todos los detalles de las pesquisas, según un investigador consultado en Guatemala, quien habló bajo condición de anonimato para no interferir con casos judiciales que continúan abiertos.

Tres días después del allanamiento en que los fiscales encontraron papeles quemados, miembros de la red criminal cotizaron bodegas en la zona 12 de la ciudad. Pero a esas alturas ya los investigadores habían intervenido casas de colaboradores de Sinibaldi y otros depósitos industriales donde encontraron archivadores electrónicos y papelería en los que se detallaba los sobornos que grandes empresarios del país hacían a la red del ministro para garantizar contratos y agilizar la llamada deuda de arrastre, que es como se llama a los desembolsos que hace el Estado contra entrega de obra pública contratada.

“Un allanamiento nos llevaba a otro… lo trabajamos siempre de forma muy hermética. A veces solo 6 investigadores y los jefes sabían. A la Policía solo le avisábamos el mismo día dónde eran los allanamientos, pero ellos no sabían a qué iban”, cuenta el investigador.

La investigación a la red de Sinibaldi, conocida en el MP como “Corrupción y construcción”, es uno de varios expedientes que se abrieron a partir del caso conocido como La Línea, un esquema de corrupción aduanera que dirigían directamente Pérez Molina y Baldetti, según las autoridades. A partir de La Línea también se abrieron expedientes que involucraban directamente a algunos de los apellidos más añejos, adinerados y poderosos de las viejas elites guatemaltecas.

En “Corrupción y construcción”, por ejemplo, terminaron involucrados Asfaltos de Guatemala, Pavimentos de Guatemala, CONASA S.A. y otras constructoras relacionadas con capitales tradicionales del país. Entre los acusados por este caso están José Luis Rodrigo Agüero Urruela, ex presidente de la Cámara Guatemalteca de la Construcción y de la Junta Monetaria del país; Álvaro Mayorga Girón, también ex presidente de la Cámara y socio de CONASA, una de las ocho empresas más grandes de Guatemala; y Pedro Luis Rocco, también miembro de la Cámara a finales de la década pasada.

En corto, el esquema de corrupción entre funcionarios y constructoras funcionaba así: los oficiales cobraban sobornos para agilizar contratos o devoluciones fiscales; lo hacían creando empresas de cartón en la que los empresarios pagaban por servicios no prestados. Por ejemplo, según el expediente, entre 2012 y 2014, la empresa Asfaltos de Guatemala pagó 12,830,540.13 quetzales (1.75 millones de dólares) a Constructora Benelli, relacionada a Sinibaldi y una de las allanadas por el MP.

De La Línea, han dicho tanto Cicig como el MP, se desprendieron, además de casos como “Corrupción y Construcción”, otro conocido como “Cooptación del Estado”, que incluye esquemas de financiamiento electoral ilícito por parte de grandes empresas y de sobornos a cambio de contratos públicos.

El pasado 25 de enero, Cicig y MP convocaron a su segunda conferencia de prensa esa semana para revelar detalles cobre un caso de tráfico de influencias que incluía a varios funcionarios y exfuncionarios a los que ambas entidades han identificado como operadores de la corrupción, entre ellos Felipe Alejos, un diputado que es miembro de la junta directiva que preside el hijo de Álvaro Arzú Irigoyen. Entre los señalados también está Ingmar Iten, un empresario que importa y exporta desperdicios metálicos y que de acuerdo con El Periódico ha tenido relaciones políticas con el coronel Edgar Ovalle, quien hoy es prófugo de la justicia por otro caso y fue uno de los principales operadores políticos del presidente Morales.

Alejos, Iten y otros, dicen Cicig y MP, formaban parte de una estructura que funcionaba con esquemas parecidos al de “Corrupción y construcción” para gestionar la agilización del pago de devoluciones impositivas a grandes empresas previo cobro comisiones ilícitas por ello. Alejos era uno de los principales intermediarios entre los empresarios y funcionarios de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT). En total, en este último caso, bautizado como “Traficantes de influencias”, estarían implicados tres ex jefes de la SAT.

Y es quizá este caso uno de los que mejor describe las marañas políticas y empresariales que se esconden detrás de los esquemas de corrupción descubiertos por Cicig y el MP. Alejos, contra quien ya la fiscalía guatemalteca pidió antejuicio, estuvo en la órbita de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), del expresidente Álvaro Colom, y ha sido uno de los peones claves en la operación por el control del Congreso de la que formaron parte el expresidente Arzú y su hijo. Mario Leal, otro de los implicados, fue candidato a vicepresidente de la UNE. Iten tiene vínculos con los operadores políticos cercanos al presidente Morales. Y así.

Pero de todos los expedientes el que tiene el potencial de sepultar a Morales es el que está abierto en la tercera planta del edificio que alberga al Ministerio Público en el centro de la Ciudad de Guatemala, la zona 1, donde está la unidad de delitos electorales. Ahí hay detalles e indicios sobre posible financiamiento ilícito del FCN achacable directamente al presidente.

En la cuarta planta está la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Impunidad (FECI), que trabaja de la mano con los investigadores de Cicig y ha sido una de las mayores protagonistas en la persecución penal de las estructuras criminales de cuello blanco. Una de las claves del éxito de la FECI ha sido, como en el caso “Construcción y corrupción”, el hermetismo, el manejo compartimentado de la información, que al decir de un jefe fiscal consultado ha evitado las filtraciones a los investigados, algo que antes era común.

Eso, sin embargo, parece estar en peligro desde que el 26 de enero pasado el presidente Morales destituyó a Francisco Rivas, el joven ministro de Gobernación que había estado trabajando de cerca con Cicig y el MP, y que entre otras cosas apoyaba el uso compartimentado de la información. También fue destituido el viceministro Ricardo Guzmán, quien 24 horas antes había comparecido junto al comisionado Velásquez y la fiscal general Aldana en la conferencia de prensa sobre el caso “Traficantes de influencias”.

El presidente Morales nombró a Enrique Degenhart como ministro y a Kamilo José Rivera Gálvez como viceministro. Rivera Gálvez fue muy cercano a Víctor Rivera, alias Zacarías, un oscuro agente venezolano que fue asesor de las policías de El Salvador y Guatemala y fue señalado en ambos países por crímenes que van de las ejecuciones extrajudiciales a la obstrucción de justicia. El actual viceministro también testificó en España en el juicio contra el ex ministro de Gobernación Carlos Vielmann, juzgado y absuelto de ordenar ejecuciones en una cárcel guatemalteca. De acuerdo con una fuente del Ministerio Público, una de las primeras órdenes que dio Kamilo Rivera a sus subalternos al llegar al despacho fue que todas las peticiones del MP tenían que pasar por su despacho.

Todo esto forma parte del fragor de la lucha, palmo a palmo, movida a movida, en este tablero de ajedrez. El objetivo final es, si cabe, el control de esos expedientes y de quienes deciden qué hacer con ellos.

Los primeros calores del incendio

El juego de ajedrez empezó, lento, el 26 de agosto de 2017, cuando el presidente Jimmy Morales declaró non-grato a Iván Velásquez, el jefe de Cicig. Fue el inicio de la batalla, sorda a veces, muy públicas las más.

La primera movida en el tablero vino del presidente Morales con su intento por expulsar a Velásquez del país luego de que Cicig hizo públicas investigaciones a familiares del mandatario y al presidente mismo por las sospechas de financiamiento ilícito de su campaña política. Siguió una reacción en cadena que de acuerdo con algunos involucrados ha estado a punto de reventar el país y devolverlo a los días más oscuros del autoritarismo.

El 26 de agosto de 2017 Morales firmó el documento en que declaró “non-grato al señor Iván Velásquez Gómez… y le ordenó que abandone inmediatamente la República de Guatemala”. Un día después, el 27, el presidente ordenó a su ministra de Relaciones Exteriores que hiciera cumplir la orden “dentro del marco legal y diplomático”.

Presidente Jimmy Morales. Foto FACTUM/Archivo.

La canciller a la que Morales dio esa orden se llama Sandra Jovel, nombrada ese mediodía tras la renuncia de su antecesor, Carlos Raúl Morales, y otra media docena de funcionarios que no estuvieron de acuerdo con la declaratoria contra Velásquez. Jovel ha sido señalada en un caso de adopción irregular de menores.

El siguiente en mover pieza fue el Procurador de Derechos Humanos, Augusto Jordán Rodas, quien interpuso un amparo ante la Corte de Constitucionalidad (CC) para que suspendiera la declaratoria firmada por el presidente.

El frenesí llegó entonces a la CC, según dos funcionarios que conocieron las interioridades de lo que sucedió el domingo 27 cuando ese tribunal mandó a llamar a los magistrados para resolver la petición de Rodas. La corte resolvió en contra del presidente por tres votos contra dos. Una de las fuentes -quienes hablaron en condición de anonimato por razones de seguridad- recuerda que entre algunos en el órgano judicial rondó el temor de que Morales declarara estado de excepción. En un análisis publicado un día después, el lunes 28 de agosto, los periodistas Geovanny Contreras y Alex Fernando Rojas escribieron: “La sombra de un estado de sitio está en el ambiente”.

Abortada la posibilidad de expulsar a Velásquez vía la declaratoria de persona non-grata, parece haber ganado fuerza la estrategia de retomar de a poco el control de las instituciones dedicadas a la seguridad pública y de la persecución penal. Caben ahí los cambios en Gobernación o en el SAT, de donde Morales sacó a Juan Francisco Solórzano Foppa, un funcionario que también había trabajado de la mano con Cicig y el MP y que había empezado a revertir la historia de corrupción que habitaba en la superintendencia.

El objetivo final en esa estrategia es el control del MP, la disminución de las capacidades investigativas de la Cicig o su salida definitiva de Guatemala.

El contraataque de Jimmy Morales

Julio Rivera Clavería es un viejo abogado guatemalteco que ha trabajado como funcionario público en áreas de seguridad e inteligencia, y que en enero pasado coqueteó con la idea de postularse como candidato a suceder a Thelma Aldana como jefe del MP. En mayo, una comisión postuladora formada por decanos de derecho de universidades guatemaltecas, el presidente de la Corte Suprema y funcionarios del colegio de abogados elaboraron una lista de seis candidatos entre los que el presidente Morales escogió a la abogada Consuelo Porras como nueva fiscal general.

En enero, Rivera Clavería no se decidía entre postularse al MP o la posibilidad de armar un partido político para competir por la presidencia de la república el próximo año.

Para algunos como Rivera Clavería lo que pasa en Guatemala no es un simple juego político, sino que podría ser incluso la antesala de la guerra. Este abogado, que ya había optado dos veces por ser fiscal general y quien se declara abiertamente opuesto a muchas de las acciones de Cicig y del MP durante la gestión de Thelma Aldana, dice incluso que el país puede devenir en una nueva guerra civil.

“Me tardé porque me encontré en la calle con unos amigos que me insinuaban eso, que aquí podía haber otra guerra”, se disculpa por los minutos de retraso con que llega a una cita pactada en un hotel de la capital guatemalteca un día de la última semana de enero.

Rivera Clavería es uno de los que entiende que los procesos de investigación emprendidos por Velásquez y Aldana desestabilizan al país y forman parte de un plan que Estados Unidos impulsa desde la época de Hillary Clinton al frente del Departamento de Estado. El principal operador del plan, opina el abogado, fue Todd Robinson, el ex embajador de Washington en Guatemala, quien fue un apoyo vocal -vital coinciden muchos aquí- del trabajo de Cicig y el MP.

Los ejecutores de ese plan en Guatemala, según el discurso del abogado, son oenegés, gobiernos europeos con representación diplomática en el país y otros grupos de sociedad civil a los que el abogado llama “izquierda light”. Según esta tesis, la actual batalla por Guatemala sería entre unos guatemaltecos a los que llama patriotas y otros apoyados por fuerzas internacionales de izquierda y por Estados Unidos.

El discurso de Rivera Clavería podría parecer una excentricidad, pero no lo es. Por lo bajo y por lo alto, políticos, organizaciones civiles y funcionarios relacionados casi siempre con la derecha guatemalteca y las élites económicas, las viejas y las emergentes, se hacen eco de ese discurso. Desde principios de año hasta el pasado 31 de agosto, cuando anunció que no renovaría el mandato de Cic

ig en 2019, el presidente Morales parece haber capitalizado esa narrativa según la cual la comisión internacional es parte de una agenda del comunismo internacional -a él siguen acudiendo muchos de los voceros anti-Cicig- para desestabilizar al gobierno y al país. Las palabras que suelen usar los defensores de esta versión son las mismas que el presidente utilizó en su reciente alocución: “persecución penal selectiva, con sesgo ideológico evidente, sembrando terror judicial en Guatemala”.

Una ciudadana se manifiesta a favor de Iván Velásquez frente a la sede de Cicig el 31 de agosto de 2018. Foto FACTUM/Héctor Silva Ávalos.

Son las mismas palabras que la tarde del 31 de agosto, frente a la sede de Cicig en la zona 14 de la capital guatemalteca, gritaba Noel Barillas, un guatemalteco regordete, de pelo entrecano, que vociferaba en contra de Velásquez, de la comisión, del procurador de Derechos Humanos que defendió al comisionado y de todos los que querían imponer la agenda de “extranjeros corruptos y asesinos” en Guatemala.

Y son las mismas tesis que grupos de presión guatemaltecos y estadounidenses, afines a Morales y contrarios a Velásquez, han llevado a Washington en lo que va de 2018 para intentar erosionar el apoyo que la comisión internacional había recibido en Estados Unidos hasta ahora. Solo que en los pasillos del poder en la capital estadounidense la narrativa es mucho más sofisticada que la utilizada por Barillas en una calle guatemalteca.

Uno de los episodios más relevantes del cabildeo anti-Cicig ocurrió el 27 de abril pasado cuando la llamada comisión Helsinki, que es como se conoce al cuerpo bicameral que ve asuntos de seguridad y cooperación con Europa del Congreso en Washington, convocó a una audiencia especial para conocer el caso de una familia rusa de apellido Bitkov, tres de cuyos miembros están presos en Guatemala bajo cargos de utilizar documentos falsos.

Los Bitkov son una familia de millonarios rusa que hicieron su fortuna gracias a la explotación maderera y a inversiones en el sector financiero de su país en la década de 2000. El presidente ruso Vladimir Putin, de acuerdo con la versión de la familia, los persiguió y presionó hasta hacerlos quebrar. Los Bitkov huyeron a Guatemala en 2010, pero pese a que luego dijeron ser perseguidos políticos, nunca pidieron asilo político. Ese año, la Cicig y el MP abrieron una investigación a la que llamaron Caso Migración contra varios funcionarios migratorios guatemaltecos a los que acusaron de vender pasaportes falsos a clientes como los Bitkov.

A partir de este caso, y aupados públicamente por la columnista del Wall Street Journal María Anastasia O’Grady, los detractores de Cicig en Estados Unidos hicieron suyo el discurso según el cual la comisión y Velásquez eran agentes extranjeros que habían llegado a Guatemala a desestabilizar el país. Una narrativa que, sin duda, favorecía al presidente Morales en su guerra contra el ente que había contribuido a investigarlo por varios posibles delitos de financiamiento electoral ilícito y lo tiene a un paso de perder la inmunidad.

El inefable caso Bitkov incluso sirvió de excusa al senador republicano Marco Rubio para poner en suspenso el financiamiento a Cicig por 6 millones de dólares en el Congreso estadounidense. Al final, todo quedó en humo y Rubio desistió de condicionar la ayuda financiera. El apoyo a la Cicig, sin embargo, se había agrietado.

Tras el anuncio del 31 de agosto, la ambigüedad estadounidense quedó manifiesta en las reacciones contradictorias de sus funcionarios. Mientras en Ciudad Guatemala la embajada mantenía el apoyo firme a Velásquez y, de acuerdo con dos fuentes diplomáticas consultadas, servía de parapeto para evitar desmanes mayores, desde la administración de Donald Trump llegaba apenas un tuit del secretario de Estado Mike Pompeo: “Nuestra relación con Guatemala es importante. Valoramos los esfuerzos… antinarcóticos y en seguridad”. La casa presidencial de Morales lo entendió como un apoyo e hizo un agradecimiento público.

En teoría, la última movida de Jimmy Morales en el tablero de ajedrez no tiene efectos inmediatos. La vida legal de la Cicig está garantizada hasta septiembre del próximo año, después de las elecciones generales de junio que marcarán el fin del mandato del presidente. En el Congreso hay ya formada una comisión especial que determinará si hay méritos suficientes para levantar la inmunidad a Morales para que responda por los crímenes que le atribuyen MP y Cicig. Pero.

Pero muchas cosas pueden pasar entre hoy y septiembre de 2019. La más inmediata, que el presidente ordene que no se renueve la visa de trabajo de Velásquez, que se vence el 18 de este septiembre de 2018. De acuerdo con una fuente diplomática consultada en Guatemala, al pedir que Cicig inicie el traslado de capacidades a las instituciones locales, Morales está allanando el camino para justificar la no-renovación del visado.

Luego, y según las mismas fuentes diplomáticas, la siguiente movida en el tablero podrá ser intento del Ejecutivo por presionar a la Corte de Constitucionalidad para que resuelva recursos legales a favor del presidente, y no de Cicig y Velásquez como lo hizo en agosto de 2017. “Uno de los riesgos más grandes es que traten de destituir magistrados de la CC para evitar que esta ponga en su lugar al pacto de corruptos”, dijo una exfuncionaria guatemalteca que habló bajo condición de anonimato por razones de seguridad.

Un grupo de cinco excancilleres guatemaltecos -entre los que está Edgar Gutiérrez- advierte otro efecto, que puede ser imperceptible en lo inmediato pero que, de concretarse, podría tener un efecto devastador en la lucha anticorrupción: que las mismas mafias económicas y políticas que han sido investigadas y procesadas con la ayuda de Cicig vuelvan a campear a sus anchas una vez la comisión haya dejado Guatemala.

“Pareciera que se quieren asegurar que cuando dejen el puesto en 2020 ya no existirá una Cicig que los investigue. Esto además puede corroborarse con el desmantelamiento en los últimos meses de las estructuras profesionales de investigación de la policía, que tomó más de 20 años formar”, dice una carta firmada por los exministros y publicada el 3 de septiembre en la prensa local.

Iván Velásquez, comisionado de CICIG. Foto FACTUM/Archivo.

En poco menos de 10 años de existir, la Cicig y el MP, fortalecido durante una década gracias en buena medida a los recursos y al blindaje político que trajo la comisión a Guatemala, ha investigado o procesado a tres expresidentes y al mandatario actual, a decenas de empresarios acusados de participar en el saqueo del recurso público, a grupos de narcotráfico y a policías y militares señalados por atrocidades que van de las violaciones sexuales al genocidio. E, igual de importante, ambas instituciones han desvelado una realidad que muy pocos se atreven ya a negar: la suciedad que carcome al Estado tiene raíces profundas que han crecido al amparo de grupos de poder cuyos miembros jamás se imaginaron en la cárcel. Hasta hace poco.

Jimmy Morales parece empeñado en pasar a la historia como el presidente que acabó con esa comisión y sus efectos. Jimmy quiere ganar esta batalla a toda costa.

Yeni Ferrera pidió ayuda para salvar su vida en varias ocasiones: en la Fiscalía de la Mujer de El Progreso, Yoro cuando denunció a su esposo por violencia doméstica, en las postas policiales de la misma ciudad y en la de San Pedro Sula con los golpes marcados en todo su cuerpo y el terror que sólo puede poseer un rostro que sufrió años de abusos e intimidaciones. Finalmente lo hizo, rogó por su vida frente a su femicida, Óscar Humberto Mejía. Nadie la escuchó. El padre de sus dos hijas la asesinó frente a una de ellas.

El 20 de marzo de 2016, Yeni de 34 años, llevaba tiempo de haber huido de la casa de Óscar y ahora vivía con sus hijas frente al hogar de su hermana Karla. Óscar sabía dónde era, él mismo les había comprado el terrero después de que en una de las denuncias por violencia se le obligara a conseguirles a Yeni y a sus hijas un lugar en dónde vivir. «Él se metía cuando yo no estaba y cometía un sin número de abusos: la sofocaba, la intentaba ahorcar», cuenta Karla, detrás del escritorio donde trabaja, menciona esa frase con una voz llena de indignación y aprieta sus manos como recordando que Óscar no sólo le quitó a su hermana, sino que llevaba años robándole la paz a toda su familia.

Los niveles de femicidios en Honduras son alarmantes, de acuerdo al Centro de Estudios de la Mujer (CEM-H) en lo que va del año se contabilizan más de 165, mientras que en el Comisionado Nacional de Derechos Humanos en Honduras (CONADEH) este año ha recibido más de 2200 denuncias de mujeres que en su mayoría acuden a esta instancia porque no han recibido respuesta de las demás autoridades.

Pocos días antes del asesinato de Yeni, Óscar ya la había intentado ahorcar, Karla logró intervenir y aunque salió golpeada logró contactar a una patrulla policial, «¿vos crees que voy a estar ahí preso? cuando salga de ahí ya vas a ver», le gritó Óscar desde la patrulla, con la impunidad de saber que tenía los contactos. Óscar es primo del ex comisionado de la policía, Hector Iván Mejía, por lo que, como sucedió en varias ocasiones, salió libre en poco tiempo. La policía ignoró todas las señales de alerta y con esto Óscar tuvo el tiempo suficiente para conseguir un arma y asesinar a Yeni.

«Muchas veces no es que hay ineficiencia, se llama al 911 pero como pasa bastante saturado ése es el problema. Cuando a nosotros, la policía preventiva, nos viene la denuncia a veces ha pasado hasta media hora», aduce Francisco Alemán, subcomisionado de la policía de El Progreso, Yoro, cuando se le pregunta sobre el caso de Yeni. Para Alemán, la solución a ese problema es entregar sus números personales directamente a la comunidad, a pesar de que en la posta solamente son 385 oficiales para atender a una población de más de 570 mil habitantes.

En la estación policial de El Progreso diariamente se atienden al menos tres casos de violencia doméstica, para las denuncias solamente hay dos agentes de la Dirección Nacional de Investigación (DPI) así que la falta de personal y el desinterés de las autoridades provoca a que en muchas ocasiones las mujeres que denuncian sean obligadas a llevarle el citatorio a su agresor: «A veces hacemos eso, cuando el problema no es tan grande», justifica Edwin Guada, uno de los agentes de la DPI que recibe denuncias.

«La primera vez que lo denunciamos, nos mandaron a dejarle el citatorio, ese hombre nos pegó una insultada y nos dijo que para «quebrarnos» era en un dos que tres», cuenta Karla, luego recuerda que la situación empeoraba con el pasar del tiempo, que no había día en que no la dejara tranquila. «La policía cuesta que llegue, nosotros por eso la íbamos a traer porque siempre dicen que no tienen patrullas, pero es que no les gusta ir. Nos decían cosas como que para qué lo denunciábamos y no lo dejaba, que las mujeres son brutas por no hacerlo y que entonces es que les gusta que las frieguen», agrega Karla, cuenta también que en la fiscalía la historia fue similar, que le dijeron que Yeni se lo había buscado porque se juntó con Óscar por el dinero.

Para Jessica Sánchez, del Grupo de Sociedad Civil y la Coalición Todas, en esos casos existe un matrimonio perverso entre el Estado que permite estas cosas y la cultura que lo valida «creemos que se tienen que hacer acciones porque sino se seguirán elevando las cifras, sobre todo porque ligamos este modelo con el extractivista neoliberal: la tierra es un cuerpo femenino, eso se traduce también en la apropiación de los cuerpos femeninos, la apropiación de la vida de las mujeres y cómo ésta a veces se sale de control, entonces es un llamado al orden para que las otras no hagan nada, que ni siquiera salgan de la casa», señala Sánchez.

Jessica Sánchez, de Sociedad Civil y de la Coalición TODAS. Foto: Martín Cálix.

Confusiones detrás de la tipificación del femicidio

Las cifras oficiales señalan que existe un 90% de impunidad en los casos de femicidios, sin embargo los datos podrían ser mayores. «Desde mi percepción y lo que hemos investigado anda en un 95% porque el año pasado apenas 5 casos fueron tipificadas como femicidios y condenados. Creemos que aunque hay una institucionalidad no está respondiendo a la situación de los femicidios», señala la directora del Centro de Estudios de la Mujer (CEM-H), Suyapa Martínez.

De acuerdo a la Unidad de Estadísticas de la Corte Suprema de Justicia, en 2017 a los tribunales de sentencia ingresaron 11 casos como femicidios de los cuales sólo 5 recibieron sentencias condenatorias, 1 absolutoria y los demás seguían en proceso. Los casos provenían de las ciudades de San Pedro Sula, El Progreso, Tegucigalpa, Santa Bárbara y Danlí, las primeras tres ubicadas entre las ciudades más violentas de Honduras de acuerdo al Observatorio de la Violencia (OV-UNAH).

A pesar de las complicaciones, el caso de Yeni logró una condenatoria como femicidio en junio de este año, aún no se le ha dado la sentencia de cuantos años deberá ir preso Óscar, su defensa pide 36 años, mientras que el Ministerio Público argumenta que deben ser 46. La sentencia es un triunfo del acompañamiento del Foro de Mujeres por la Vida, un grupo que reúne a 17 organizaciones y que nace para dar seguimiento en casos de femicidios.

El Foro de Mujeres por la Vida actualmente ha logrado sentencia condenatoria en dos casos además del de Yeni. Uno es en Santa Bárbara y otro es el caso de Sofía Trinidad Alvarado, hermana de María José Alvarado, una modelo participante en Honduras Miss Mundo en 2014, ambas jóvenes fueron asesinadas por el novio de Sofía, Plutarco Ruiz.

La sentencia condenó a Plutarco por femicidio sólo en el caso de Sofía, en el de María José fue resuelto como homicidio, «la legislación nacional plantea que debe haber una relación sentimental antes, la fiscal que acompañaba el caso salió muy sensibilizada y se sintió frustrada por no haber logrado la condena por el femicidio de María José y no era tanto por la cuestión de los años que le den, es porque se nombren las cosas como son» dice Claudia Pinto, la abogada del foro que acompañó esos casos.

De acuerdo a Pinto, el acompañamiento en estos casos también va ligado con un proceso de información y sensibilización de sus familiares pues estos no suelen identificar sus casos como un femicidio. «Los fiscales no saben usar el tipo penal de femicidio, incluso algunos dicen que es culpa de que las organizaciones feministas no han socializado el tipo penal, como si fuera nuestra obligación», cuestiona la abogada.

En marzo de 2018, la estudiante de medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Silvia Izaguirre, luego de resistirse a una violación fue asesinada en el interior de un bus cuando retornaba de sus vacaciones en Trujillo, su muerte dio paso a la campaña «Yo no quiero ser violada». Foto: Martín Cálix.

Este panorama no parece alejado de la realidad, la dependencia encargada de investigar estos casos, Unidad de Investigación de Muertes Violentas de Mujeres y Femicidios adscrita a la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), ha judicializado menos del 10% de los casos desde que comenzó a funcionar en 2016, de acuerdo a declaraciones de la directora de Medicina Forense, Selma Julissa Villanueva.

Para las organizaciones de mujeres el problema es que no son estructuras formales y fuertes. «Necesitamos que se coordinen porque unos tratan la prueba científica, otros investigan y es necesaria la coordinación para que el Ministerio Público y la Fiscalía puedan recaudar pruebas suficientes y condenar a los femicidas, eso para los que agarran porque hay muchos crimen contra mujer que no se hacen autopsias y cuando es así se basan en pruebas testificales y no científicas y la testifical es difícil porque no hay protección a testigos», señala Martínez.

Ante este panorama se instaló una Comisión Interinstitucional de Seguimiento a las Investigaciones de Muertes Violentas de Mujeres y Femicidios que estará conformada por la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), la Fiscalía de Delitos Contra la Vida (FDCV), secretarías de Seguridad junto con la de Derechos Humanos y de Justicia, Gobernación y Descentralización así como el Instituto Nacional de la Mujer, Conadeh, CEM-H, el Movimiento de Mujeres por la Paz “Visitación Padilla” y la asociación Calidad de Vida.

Sin embargo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) durante su visita in loco al país a principio del mes, destacó que los niveles de violencia contra las mujeres van más allá de la institucionalidad, no son actos aislados sino que existe “un patrón de discriminación estructural contra las mujeres, el machismo y los estereotipos de género arraigados en la sociedad hondureña, incrementan la situación de riesgo de las mujeres y les impide el completo ejercicio de su derecho a vivir una vida libre de violencia”, sentenció en su informe.

La migración como salida

«Nosotros intentamos sacar a Yeni del país, pero él tenía sus documentos, su pasaporte, teníamos que mandarla ilegal», dice Karla, niega con la cabeza y cuenta que por ignorancia no buscaron otras instancias. «Óscar la chantajeaba, le decía “¿te vas a ir sola?, andate, si vos me sacas esas niñas te voy a fregar, te voy a acusar de secuestro». Karla cuenta que el amor de Yeni por sus hijas fue la única razón por la que se quedó en el país.

Aunque en aquel momento las solicitudes de asilo por violencia doméstica en Estados Unidos eran válidas, hace dos meses el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, sentenció que la violencia doméstica no era razón suficiente para otorgar asilo y ordenó a los jueces denegar las solicitudes por esas causas.

De acuerdo a las declaraciones de Sessions «el estatuto de asilo no proporciona una solución a la mala fortuna, el que un país tenga problemas para vigilar eficazmente ciertos delitos, como la violencia doméstica. Las leyes estipulan que se otorga asilo a las personas que han sido perseguidas o que tienen un temor bien fundado de persecución, debido a su pertenencia a un grupo social particular, pero la mayoría de las víctimas de delitos personales no lo son, no importa cuán viles sean los delitos contra ellos». Esta decisión fue adoptada como parte de la nueva política del gobierno de Donald Trump para frenar la llegada de inmigrantes.

Migdonia Ayestas, coordinadora del Observatorio de la Violencia (OV-UNAH) señaló que de 2010 a la fecha al menos 39 son mujeres que migraron y fueron asesinadas cuando retornaron al país.

La violencia doméstica oculta en las esferas altas del poder

La violencia doméstica es uno de los problemas más graves del país, el año en que Yeni fue asesinada Alia Kafati figuraba en los eventos más importantes de la sociedad capitalina, pero detrás de las sonrisas en las fotografías en la sección de sociales, Alia vivía una historia llena de distintos abusos.

Alia Kafati nació con uno de los apellidos más poderosos del país, una familia de descendencia árabe, «muy chapada a la antigua, imagínese que mi abuelo se casó con mi abuela a las dos semanas de haberla conocido por fotos, no hablaban ni el mismo idioma», cuenta Alia para explicar su contexto. Fue criada con la idea de que su papel en la vida era ser madre, esposa y ama de casa. Alia era muy joven cuando se casó en un evento que fue cubierto por todas las revistas sociales del país, en las fotografías se le ve posar muy sonriente, Alia cuenta que su sueño se cayó apenas un día después de su luna de miel, «yo ya estaba en el baño llorando diciendo: Dios mío ¿con quién me casé?», cuenta.

La violencia comenzó con empujones, maltrato psicológico, le agarraba los brazos y se los dejaba marcados, le controlaba el dinero mientras él salía de fiestas y con otras mujeres. Los años pasaban y ella no creía que era víctima de violencia doméstica. Alia logró denunciarlo en una segunda ocasión que la golpeó gravemente porque una de sus empleadas llamó a su madre, ese día detuvieron a su agresor.

Alia dice que su exposo le quitó todo y ahora le da una pensión que no se iguala al estilo de vida que llevaban cuando estaban casados, un requisito que contempla la legislación en la materia. «Presentó una constancia de trabajo diciendo que ganaba menos, él trabaja con su papá en su propia empresa y es el gerente», dice indignada.

Alia Kafati, fundó «Hay Salida», una organización dedicada a atender a mujeres víctima de violencia doméstica. Foto: Martín Cálix

Alia manifiesta que salir de ese círculo de violencia fue doblemente difícil debido a su posición social, «mi mamá me apoya, mi abuela me apoya, mis hermanos y hasta ahí, mis abuelos, mis tíos, mis primos nadie me habla ni me apoya porque vengo de un núcleo muy cerrado», narra Alia. Recibió muchas críticas por decidir hacer público su caso, que en esa sociedad se vive mucho “del qué diran” y que su ex esposo se ha defendido diciendo que ella le fue infiel y lo provocó, incluso la llegó a denunciar por violencia doméstica psicológica «porque lo acosaba con la manutención».

De acuerdo a las cifras de la Corte Suprema de Justicia, anualmente recibe al menos 20 mil denuncias por violencia doméstica, de las cuales el 50% caducan porque la mujer depende económicamente del hombre y no puede continuar el proceso o porque caen de nuevo en el círculo de violencia, “eso último sólo podría mejorar en la medida en que exista un modelo de atención integral de manera de que antes de llegar al juzgado la mujer realmente haya sido escuchada y está consciente de que si no sigue con el proceso ese círculo de la violencia le va a continuar”, señala Ana Concepción Romero, coordinadora de los Juzgados de la Violencia Doméstica.

Alia lleva año y medio enfrentando su caso por violencia doméstica, dice que ha tenido la suerte de poder pagar un abogado. Actualmente se deduca a ayudar a otras víctimas de violencia a tratar de salir de ese círculo en el que vivió una vez. Alia reconoce que su historia podría haber tenido un desenlace  diferente. «Logré salirme cuando empezaba lo heavy, lo realmente pesado», dice, y sabe que se encuentra en una posición privilegiada, una que Yeni no pudo tener.

Karla, muestra desde su teléfono un dibujo hecho por una de sus sobrinas luego de la muerte de su hermana Yeni. Foto: Martín Cálix.

Durante el juicio de Yeni se perdió el expediente original, cambiaron de fiscal seis veces, intentaron alargar el proceso para evadir la prisión preventiva, movilizaron a Denis Castro Bobadilla y a una psicóloga del Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza para convencer al juez de que «Óscar actuó en base a una situación nerviosa con una emoción violenta y un trastorno mental transitorio, no estaba en su sano juicio». Mientras Óscar espera la resolución definitiva, los familiares de Yeni aseguran que lo han visto salir de la cárcel custodiado por policías.

Las hijas de Yeni viven lejos ahora, pero de vez en cuando visitan a su tía y le dejan dibujos que han ido llenando el vidrio sobre la madera de su escritorio en la oficina donde trabaja. Aún guardan el terror de muchos años de violencia y de presenciar el femicidio de su madre. Karla dice que por eso no les gusta que les apaguen la luz. Están pequeñas, pero ya saben que el Estado de Honduras no garantiza una vida segura para las mujeres, lo aprendieron de la peor manera y por eso ahora se describen a sí mismas en sus dibujos como lindas, pero empoderadas.

Texto: Jennifer Avila

Fotografía de portada: Martín Cálix/Archivo CC

Mientras camina por el centro militarizado de San Pedro Sula, Mariela Hernández, siente el odio que le provocan los uniformados. En diciembre un Policía Militar le disparó a su hermano, Cristian Hernández Yánez, en una protesta. Mariela, con un embarazo de más de ocho meses va camino al parque central donde un grupo de familiares y activistas exigirán justicia para los muertos de la crisis post electoral, unos muertos por los que nadie está pagando con cárcel.

«Yo cuando miro a un militar en la calle siento odio, si mis ojos fueran balas los mataría a todos», dice Mariela, quien vio morir a su hermano menor frente a la maquila donde él quería trabajar, en una protesta en la entrada a la Colonia Felipe Zelaya, sector Rivera Hernández en San Pedro Sula. En esta misma ciudad su hermano mayor fue asesinado años atrás por pandilleros que le pedían extorsión y él no quiso pagar. Ese asesinato también está en la impunidad.

La familia de Cristian tenía mucho porqué protestar aquel 13 de diciembre, después de las elecciones que dejaron como ganador al inconstitucional candidato: Juan Orlando Hernández. Pero ese día fue circunstancial; Cristian, Mariela y su esposo intentaban salir de la colonia para recoger a la madre que se había ido a trabajar, pero el bloqueo de calles le había impedido continuar la faena. Allí, en el bloqueo Cristian vio a sus amigos, bajó del carro con Mariela, sacó su celular y filmó un par de videos, se ve en el último cuando algo lo hace caer. Un disparo por parte de un militar.

«Han pasado, 7 u 8 meses y no hemos tenido respuesta, no han detenido a nadie, ni me han dado la hoja de la morgue tampoco, y por eso he estado peleando, no me han dado la autopsia. Sólo me dicen que están trabajando, que hay que tener paciencia, que son bastantes los casos», lamenta Mariela en aquella conmemoración que pasa desapercibida en la ciudad.

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Pero a Mariela la desesperanza no le quita las ganas de seguir buscando la verdad en el caso de su hermano. Dice que aunque tiene todas las razones para irse del país y comenzar otra vida lejos, a ella la detiene la impunidad.

Luego de las elecciones de noviembre de 2017, con la candidatura inconstitucional del Presidente y las denuncias de fraude electoral, al menos 22 personas fueron asesinadas en el contexto de las protestas post electorales. La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) identificó un patrón en las muertes postelectorales, los 22 casos que conocieron fueron personas acribilladas cuando intentaban huir de sus agresores y heridas en partes vitales del cuerpo. Las fuerzas de seguridad del Estado dispararon a matar desde el día que comenzó el estado de excepción el 1 de diciembre hasta febrero de 2018 que duraron las protestas y bloqueos callejeros.

Organizaciones de derechos humanos aseguran que fueron 38 las víctimas mortales, mientras que el Ministerio Público a través de una mesa de validación de casos impulsada por la Secretaría de Derechos Humanos apunta a que son 22 los casos que ya pasaron a investigación en diferentes fiscalías. Sin embargo, el Ministerio Público sigue sin dictar un tan solo requerimiento fiscal por los asesinatos y sigue sin dar respuesta a familiares de víctimas, ongs e instancias internacionales sobre los avances en las investigaciones.

Karla Cuevas, ministra de Derechos Humanos en Honduras. Foto: Martín Cálix.

Karla Cuevas, la ministra de Derechos Humanos nombrada el día de la toma de posesión de Juan Orlando Hernández, asegura que como Secretaría, ellos también están esperando los resultados del Ministerio Público y que están de manos atadas ya que su mandato es crear políticas públicas no resolver los problemas que se dieron antes de su entrada en función.

«No va a escuchar de ningún funcionario del Estado que los derechos humanos están bien porque no lo están, hay mucha deuda estructural por la que trabajar y creo que tenemos el reto de unir los objetivos comunes de la sociedad civil, los objetivos del Estado y hacerlos confluir en la política de DDHH aprobada desde 2003. El Estado está cumpliendo con la política pública, ahora tenemos que tender puentes entre el gobierno y la sociedad civil, el contexto de polarización es muy grave en el país y si la sociedad y el gobierno tienen objetivos paralelos no vamos a lograr acuerdos», asegura Cuevas, quien además en el primer mandato de Hernández fungió como viceministra de Derechos Humanos hasta que esta secretaría se suprimió.

«La Secretaría no nace para investigar violaciones a Derechos Humanos, para eso ya está el Conadeh, hay que pedirle al Conadeh cuáles son los avances de sus investigaciones, ellos deben determinar la responsabilidad de un funcionario o un agente estatal y subir el caso al Ministerio Público. Hay casos en los que se han encontrado que hubo una muerte el mismo día de la manifestación pero se supo que no estaba participando en la manifestación que casualmente fue en el mismo momento; el llamado aquí es al Ministerio Público que ya responda a la sociedad, la Secretaría está esperando saber qué pasó, las víctimas tienen derecho a la reparación, la justicia y la verdad», afirma con seguridad la ministra.

Pero lejos de la oficina de la Secretaría de Derechos Humanos, Mariela, sólo ha conseguido intimidaciones y mucho silencio. A los pocos días del asesinato, un hombre en motocicleta anduvo preguntando por ella y su esposo mostrando una imagen en su celular, los vecinos los protegieron y no dieron datos de dónde ellos vivían. Mariela cree que los militares temen que ella y su esposo reconozcan al tirador, porque ese día, después del disparo ellos lo enfrentaron.

«Los de la ATIC me dijeron que ya tenían la bala que mató a mi hermano y yo le dije que entonces por qué no buscan quien andaba el fusil asignado ese día, me dijeron que iban a hacer un careo ya que mi esposo se enfrentó al militar y él se dejó ver la cara, le vimos la cara al militar.

Velorio de Cristian Hernández Yanez, el 20 de diciembre de 2017. Foto: Jennifer Avila

En la comunidad cuando los  militares pasan les gritan, yo en lo personal no puedo ver un militar, siento odio», asegura Mariela y recuerda ese día, su hermano murió en el camino al hospital, y estando allí tampoco querían atenderlos. «Tenían órdenes de no atender a ningún herido en protestas», relata.

Recientemente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos realizó una visita in loco para observar la situación de Derechos Humanos en el país. Cuevas dice que esta visita se solicitó por parte del Estado desde antes de las elecciones, pero la CIDH se encargó de realizar visitas a varias regiones del país para verificar cómo habían quedado las comunidades tras la crisis post electoral.  Sus primeras recomendaciones fueron: Avanzar de manera diligente e imparcial en las investigaciones que puedan identificar y sancionar a los responsables por los hechos de violencia, asesinatos, y malos tratos en el contexto de las protestas surgidas después de las elecciones y asegurar el debido proceso, acceso a la amplia defensa para todas las personas detenidas en el contexto postelectoral de conformidad con los estándares interamericanos de derechos humanos.

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¿A qué Estado se le pide protección?

Otro caso emblemático fue el de Kimberly Dayana Fonseca, una joven de 19 años, asesinada el primer día del toque de queda en el sector Villanueva de Tegucigalpa. Familiares y vecinos han recibido intimidaciones para no seguir presionando por justicia. El terror de la impunidad invade todos los rincones del país.

Ese rincón donde vivía Kimberly es ahora más hostil. Un barrio  con callejuelas que parecen roídas, esquinas controladas por jovencitos, placazos de la «UF» y un par que dicen «La Negra», así le decían a Kimberly. Allí los vecinos no ven bien que anden preguntando por la familia de Kimberly porque a inicios de año llegaban hombres desconocidos,  a veces en motocicleta, preguntando por la familia, preguntando por los casquillos recogidos la noche en que la ráfaga alcanzó a Kimberly. Hay miedo. El barrio entero vive bajo miedo.

Un familiar, que pidió anonimato por esta misma situación, cuenta que los vecinos y familiares corrieron a rodear el cadáver de Kimberly esa noche del 1 de diciembre. Pasaron unos pocos minutos cuando la patrulla de Policía Militar regresó y volvió a disparar, como para dispersar a las personas que estaban allí recogiendo evidencia.

«Luego de unos días andaban policías vestidos de civil consiguiendo los casquillos de diversas formas, algunos decían que eran para investigación de la DPI, otros llegaron a comprar, así trataron de deshacerse de las pruebas. Nunca otorgaron una autopsia, ponían excusas, que se necesitaban unas firmas, después de varios intentos en general se desistió de obtener ese documento, es como pedirle pruebas al mismo asesino. Todos caímos en cuenta que aquí no hay institucionalidad, no hay verdaderos aparatos de justicia, la ley sólo se usa como excusa para castigar a quienes conviene, jamás es para encontrar justicia», cuenta.

Y agrega que «una de las fiscales mencionó que en ese carro iba un funcionario importante y por eso dispararon para dispersar a la gente, con la presencia de ese funcionario se justificó disparar a bala viva a la gente que estaba protestando, se justificó indirectamente el asesinato de Kimberly, ¿será tan importante?»

El Ministerio Público nos negó información de los casos, incluso no nos informó siquiera en qué fiscalías se están llevando y cómo están repartidos. Los familiares sienten ese mismo vacío de información.

La furia movió a los familiares de Kimberly a exigir justicia, responder a la DPI (Dirección Policial de Investigación), ir a la fiscalía, dar entrevistas a medios internacionales, pero luego callaron. En esos días vieron que además de que no había voluntad para resolver, estaban siendo amenazados. El padre de Kimberly estaba recibiendo llamadas telefónicas en las que le decían que dejara el caso así, que le iban a conseguir un dinero para que los hijos vivieran bien, que mejor se dedicara a sus hijos.

¿A quién le puedo pedir protección si es el mismo Estado quien la mató?, dice el padre resignado.

1 de diciembre de 2017, Villanueva, Tegucigalpa, horas antes del asesinato de Kimberly Dayana. Foto: Martín Cálix

«Por las cláusulas de las balas me anduvieron del talón porque sabían que teníamos los casquillos. Así esos casquillos llegaron al Ministerio Público y ni siquiera nos dieron comprobante de que llevábamos esa prueba. La gente tiene miedo. Yo sólo quiero saber quién fue, aunque no se haga nada, pero sólo quiero saber», termina.

A más de seis meses de estos hechos en Honduras se sigue preguntando cuál es la cifra correcta, las organizaciones de DDHH intentan dar la pelea porque se reconozca la cifra de los muertos en 38, mientras el Estado enlista únicamente a 22. Lo que es indiscutible es la impunidad con la que se han cubierto estos asesinatos y el terror que han generado en sus comunidades, las protestas no volvieron a ser como antes de la toma de posesión del presidente. La agresividad de las fuerzas militares se ha mostrado en los conatos de bloqueos y protestas recientes sobre todo en el caso de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y el paro de transportistas.

El director del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (Ciprodeh), Wilfredo Méndez, opina que la justicia en Honduras se ha inclinado de manera que ha convertido a la víctima en victimario y se refiere a la versión del gobierno de que las personas en protestas estaban involucradas en maras y pandillas y a los procesos judiciales contra manifestantes que incluso fueron encarcelados en cárceles de máxima seguridad. Al menos 1350 personas fueron detenidas arbitrariamente desde el 1 de diciembre hasta el 27 de enero según el reporte de OACNUDH, todos manifestantes, ningún funcionario de la policía, ejército o fuerzas especiales.

Actualmente el gobierno y algunas fuerzas opositoras han aceptado un diálogo coordinado por la Organización de Naciones Unidas, y se está a la espera de que este diálogo se traduzca en un decreto legislativo vinculante  con las decisiones del país.

Sector Villanueva, 1 de diciembre de 2017, antes del asesinato de Kimberly. Foto: Martín Cálix

«Frente a procesos anteriores hemos visto que los victimarios rápidamente salen, las víctimas pasan por procesos larguísimos, hay personas que siguen pagando las consecuencias de 2009. En concreto el estado de Honduras no tiene la voluntad de avanzar, la mesa de DDHH determinó que para entrar a un dialogo había dos cosas que abordar: el fraude electoral y las violaciones de DDHH como punto toral. Pero Naciones Unidas cuando pone este punto en el diálogo, se encuentra con que el Estado no permite poner el dedo en la herida, no admitieron que se implantara una comisión independiente de investigación a violaciones de DDHH, que fue lo que se propuso», explica Méndez.

En muchos casos, las familias se sienten no sólo abandonados por el sistema de justicia sino por las organizaciones de Derechos Humanos. Méndez asegura que esto sucede porque las Ong´s están haciendo lo que el Estado debería hacer pero sin muchos recursos.

«No es posible que las Ong´s atendamos todas las denuncias que hay de violaciones de DDHH, sólo atendemos los asuntos de alta gravedad, y vemos violaciones a DDHH producidos por la industria extractiva, personas huyendo de la violencia de maras, pandillas, narcos, la carga es muy grande sin embargo creo que hemos hecho un llamado al movimiento popular y los países de oposición para que nos auxilie con abogados independientes que puedan ayudar. Se sabe que hay personas vestidas de civiles para levantar información y pueden ser policías o militares y llegan a amenazar, la gente debe confiar que nosotros no brindamos información de los denunciantes, eso es confidencial y sólo cuando la víctima lo autoriza lo damos a instancias como la CIDH cuando vienen en sus visitas», concluyó.

Wilfredo Méndez, director de CIPRODEH. Foto: Martín Cálix.

Muchas de las personas asesinadas no eran activistas conocidos, Kimberly y Cristian nunca se encontraron en algún mitin político, pero sí tenían algo en común: vivían en sectores vulnerables, controlados por el crimen, viviendo en condiciones mínimas de dignidad, sin acceso a derechos básicos. Para Méndez el patrón de asesinar en esos días de convulsión social fue ése: matar a personas no reconocidas, que generarían menos impacto a nivel de organización pero un alto impacto a nivel de las personas que por primera vez salían a protestar.

Después que mataron a Kimberly, en el barrio, muchos padres de familia ya no dejaban a sus hijos salir a la calle, y ese efecto sucedió también en lugares donde además de asesinados hubo personas detenidas y presas por varios meses.

Hemos entrevistado a varios jefes de las Fuerzas Armadas, en Colón, Gracias a Dios y en San Pedro Sula a un par de voceros, todos aseguran que son una nueva Fuerza Armada, respetuosa de los Derechos Humanos y convenios internacionales. No se responsabilizan de abusos en la crisis y en protestas sociales y culpan a los manifestantes de la violencia. Se reúnen para orar cada mes en los cuarteles y hacen actividades de recreación con niños y niñas en los parques de la alegría. La imagen de las Fuerzas Armadas que da el gobierno es muy distinta a la que tienen en los barrios donde cayeron Kimberly y Cristian y más de 20 víctimas.

Hasta el momento, según una noticia publicada en Criterio.hn, el Ministerio Público (MP) informó haber presentado 11 requerimientos fiscales contra elementos de la Policía Nacional y Policía Militar del Orden Público (PMOP) por suponerlos responsables de violaciones a los derechos humanos durante la crisis post electoral. Los requerimientos han sido presentados por la Fiscalía Especial de Derechos Humanos contra oficiales de policías y militares por «supuestos excesos en sus funciones públicas». Dentro de los delitos imputados a los militares y policía no se establece el de homicidio, sino otros delitos menores.

«La justicia en Honduras sólo muerde a los pies descalzos», dice un familiar de Kimberly, adaptando la frase de monseñor Romero  a la realidad hondureña: «La justicia es igual a las serpientes. Sólo muerden a los que están descalzos». 20 años después de la época oscura de las guerras civiles en la región, se vive en medio de nuevas guerras, Honduras vive la suya.

Antonio Saca confesó cómo se enriqueció con la pauta publicitaria gubernamental vendida a sus radios. El expresidente, beneficiado por la Fiscalía, habló públicamente de sus delitos a cambio de una pena mínima. Saca narró los detalles de cómo usó la partida secreta para desviar millones a empresas ficticias, que le sirvieron para comprar propiedades y aumentarse el sueldo sustancialmente. El expresidente es la cabeza de una red que robó $301 millones al erario público salvadoreño, fondos que fueron usados para pagar tarjetas de crédito, sobresueldos a funcionarios, mentas a periodistas y transferencias al entonces partido de Saca: Arena.

Texto: Bryan Avelar

Foto FACTUM/Salvador Meléndez

Cuando el expresidente Antonio Saca empezó a declararse artífice de uno de los robos más grandes conocidos en la historia de El Salvador, sabía que algo bueno le esperaba. Sentado en el banquillo de los acusados, frente a un tribunal a punto de juzgarlo, el otrora exitoso locutor y empresario radial empuñó el micrófono y empezó a leer. Igual que en los viejos tiempos. Con voz fuerte y clara contó detalles sobre cómo él y un grupo de personas de su confianza desviaron más de $300 millones de dólares de dinero público durante sus cinco años de gobierno.

Pocas veces reconocer un robo trae beneficios. Pero Saca, detenido en 2016, había hecho un trato con la Fiscalía: si confesaba, su condena sería mínima.

La mañana del jueves 9 de agosto del 2018, en una sala de audiencias de los tribunales de San Salvador, frente a tres jueces y una veintena de abogados y otra de periodistas, el exmandatario contó por primera vez la trama detrás del millonario desfalco que ocurrió entre los años 2004 al 2009. En una hora y media, el político que ha sido amigo y aliado de los tres partidos políticos más fuertes de El Salvador, Arena, FMLN y GANA, dio detalles, giros y explicaciones de cómo se llevó millones de dólares del Estado hasta su bolsillo. Lo hizo a través de una engañosa estrategia publicitaria y otros métodos menos disimulados como entregar miles de dólares en efectivo a particulares. También contó el despilfarro de fondos públicos a través de sobresueldos, pagos de viajes a particulares y mentas a periodistas. Y de transferencias al partido que también presidió mientras era la cabeza del Ejecutivo: Arena.

Saca narró cómo personas de la administración anterior, la del también arenero Francisco Flores, le enseñaron a él y a su equipo a “manejar” la cuenta de Gastos Reservados de la Presidencia, también conocida como “Partida Secreta”, hasta la forma en que trianguló los fondos y los maquilló para que llegaran a su bolsillo en forma de salario. El expresidente también confesó que entregó miles de dólares a particulares, al partido político Arena, el mismo que lo llevó a la Presidencia, y a varios de sus exfuncionarios. Además describió el uso de empresas de papel que utilizó como testaferros para comprar propiedades sin levantar sospechas. En el camino, Saca contó quiénes fueron sus colaboradores y quiénes lo aconsejaron sobre la forma en que debía robarse el dinero.

Como si se trataba de uno de sus largos discursos públicos mientras fue gobernante -o alguno de sus programas radiales Reflexiones con Tony Saca, que emitía en sus radios-, el expresidente narró en voz alta la historia. Su público, al igual que cuando locutaba sus programas radiales con alto rating, lo escucha con atención.

–Esa fue una manera de que el dinero proveniente de la Presidencia de la República, a través de agencias de publicidad, llegara a mis cuentas personales, pero no de forma directa sino pasando por varias cuentas de personas jurídicas, y de esa manera justificar el ingreso y encubrir la actividad ilícita –, dijo el expresidente ya avanzado su discurso.

Escuche las confesiones del expresidente Saca:

El expresidente Saca es acusado de ser el principal instigador de una red de corrupción que desvió dinero público hacia cuentas privadas desde el primer hasta el último día de su administración, durante los años 2004 al 2009. Por eso fue capturado el 30 de octubre del 2016 junto a seis de sus colaboradores más, entre los que se encuentran tres de sus exsecretarios y tres empleados del área financiera de Casa Presidencial.

En un primer momento, Saca aseguró ante los medios de comunicación que su detención tenía una intención política y dijo que no había robado nada. Pero 22 meses después de haber dicho aquellas palabras aceptó confesar lo contrario a cambio de disminuir la pena por los delitos de peculado y lavado y dinero y activos que le pudieron haber significado hasta 25 o 30 años de cárcel como pena máxima.

En un acuerdo repentino, tras casi dos años de instrucción, la Fiscalía anunció el martes 7 de agosto un giro inesperado en el caso: solicitó al Tribunal Segundo de Sentencia de San Salvador un procedimiento abreviado, es decir, disminuir la pena a los señalados a cambio de que confesaran sus delitos.

En una conferencia de prensa, días después de aquel anuncio, el fiscal general Douglas Meléndez dijo que esta decisión se dio ante la posibilidad de que Saca y sus colaboradores quedaran libres tras cumplir dos años en prisión sin que hubiera una sentencia en firme, el plazo máximo que permite la ley para la detención preventiva.

Aunque la Fiscalía le había preparado ya una declaración extrajudicial para su comparecencia del jueves, Saca la cambió a última hora y añadió algunas cosas que no estaban en el primer borrador, algo que le disgustó a los fiscales del caso.

La banda presidencial que traía un permiso para robar

El expresidente Saca dijo que todo comenzó antes de llegar al poder. Semanas después de haber sido electo como presidente tras las elecciones de marzo de 2004, Saca y un equipo cercano de los que más tarde serían sus funcionarios formaron una comisión. Esta comisión serviría para reunirse varias veces con otro grupo pequeño de funcionarios salientes que acuerpaban al todavía presidente Francisco Flores, quien había llegado al poder también con la bandera del partido Arena. Las comisiones de transición tenían como finalidad heredar el conocimiento para manejar la cosa pública.

Saca recordó que se reunió varias veces con Flores. Algunas reuniones fueron en equipo, otras privadas. En esas reuniones, Flores le instruyó sobre cómo manejar las relaciones internacionales, le informó sobre el estado de la seguridad nacional y el manejo del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE). Pero también le heredó, según Saca, otro conocimiento importante: el uso de la partida contable llamada Gastos Reservados, también conocida como “Partida Secreta”.

Según Saca, Flores le enseñó un documento, un reglamento, un documento extraño que le daría poderes para saltarse la ley y hacer uso de millones de dólares de dinero público a su antojo y sin control de nadie. Ese documento no era una ley, era un acuerdo ejecutivo para el uso secreto del dinero. Tan secreto que el documento mismo también lo era. No necesitaba ser publicado en el Diario Oficial y bastaba con la firma de un solo funcionario para darle dichos poderes al presidente: la del mismo Saca.

Al centro, la casa del expresidente Saca, valorada por la Fiscalía en $8 millones. Durante el juicio, la fiscalía dio un recorrido para que la prensa contemplara los lujos en los que vivía Saca y su familia tras dejar la presidencia en 2009. Foto FACTUM/Salvador MeléndezEl documento, según Saca, no tenía al principio un espíritu delincuencial. Más bien “era necesario” ya que la Presidencia necesitaba contar con fondos de uso discrecional “para cumplir con compromisos de carácter político que eran propios de la presidencia; donaciones que se hacían a instituciones sin fines de lucro y también sobre la existencia de un acuerdo de carácter secreto, reservado, que él había utilizado para organizar y administrar la cuenta de Gastos Reservados de la Presidencia de la República”, según dijo en su declaración.

Saca dijo que Flores le entregó “personalmente una copia de ese acuerdo para que pudiera, este servidor, elaborar el propio. El presidente en funciones me explicó que ese acuerdo tenía fundamento en las atribuciones que le otorga la Ley de Defensa Nacional y la Ley del Organismo de Inteligencia del Estado, que habían sido emanadas y aprobadas por la Asamblea Legislativa de la República, durante el gobierno del periodo 1999 al año 2004”.

El equipo presidencial de Saca modificó el reglamento y lo nombró “Reglamento Interno de Funcionamiento para el Manejo, Control y Fiscalización de los Fondos Públicos, Gastos Reservados y Secretos de la Presidencia de la República Destinados a las Actividades de Inteligencia, Clasificación, Manejo y Protección de la Información y Deber de Guardar Secreto de los Colaboradores Designado Para el Manejo de los Gastos Reservados y Secretos”.

Este documento, con las modificaciones respectivas, fue aprobado el primer día de la administración Saca. Se sacaron dos copias que guardó el nuevo secretario privado, Élmer Roberto Charlaix, quien más tarde sería pieza clave en el desvío de fondos hacia cuentas pública y quien, según la Fiscalía, también se apropió de parte del dinero público. El documento nunca fue publicado en el Diario Oficial, tal como lo manda la ley para que un decreto ejecutivo entre en vigor.

–En este reglamento, delegué al señor Élmer Roberto Charlaix en el manejo de fondos de gastos reservados, lo que significó o significaba que él elaboraría la solicitud de fondos al Ministerio de Hacienda y una vez obtenidos el delegado procedería a la erogación de dichos fondos en nombre del declarante, su servidor, en su calidad de presidente de la República. Quedando autorizado Élmer Roberto Charlaix para poder abrir cuentas bancarias a su nombre para que se depositaran fondos de la Presidencia de la República en dichas cuentas, contó Saca.

Este reglamento permitía que de la cuenta principal de la Presidencia llamada “Cuenta Institucional Subsidiaria del Tesoro Público Presidencia de la República” se erogaran fondos hacia cuentas de Charlaix y posteriormente de dos empleados de Casa Presidencial de nombres Francisco Rodríguez Arteaga y Pablo Gómez, el primero gerente financiero y el otro auxiliar contable.

Rodríguez Arteaga fue, además, quien le enseñó, según Saca, a Charlaix a cómo manejar el dinero público sin control alguno.

La estrategia de Saca, según él mismo lo describió en su confesión, consistía en extraer millones de dólares mensualmente, que en un principio eran depositados en dos cuentas que manejaba Charlaix, quien emitía cheques a nombre del presidente para luego cambiarlos en efectivo. Sin embargo, casi un año después de usar esa estrategia, Saca y sus colaboradores notaron que estaban dejando demasiados rastros que los vinculaban directamente. Entonces abrieron 16 cuentas bancarias a nombre de Francisco Rodríguez y Pablo Gómez. Quien autorizaba la emisión de estos cheques era Jorge Alberto Herrera Castellanos, el entonces tesorero de la Presidencia.

Una vez que tenían el dinero en efectivo, el presidente podía hacer el uso que quisiera con él. Y nadie, ni siquiera la Corte de Cuentas de la República, la encargada de auditar el buen uso del dinero público, lo detectó nunca.

–Ya en la Presidencia, me di cuenta por medio de Élmer Roberto Charlaix que el examen prácticamente no se hacía. La persona encargada llegaba a ver que hubiera soportes, pero no hacia un examen retroactivo, contó Saca.

Un hombre de medios y una campaña publicitaria para enriquecerse

Saca es un hombre de medios desde hace 35 años y dueño de un emporio de radios que cubren todo el país. Antes de llegar a la presidencia, Saca ya era dueño de cuatro empresas radiales: Promotora de Comunicaciones, Grupo Samix, Stereo 94.1 FM, Radiodifusión de El Salvador y Radio Difusión Usuluteca. Estas empresas, para entonces, ya le generaban ganancias de hasta $202 mil anuales. Sin embargo, su paso por la presidencia le sentó como un golpe de suerte a sus empresas que pasaron de tener dichas ganancias en 2003 hasta alcanzar los $3 millones 246 mil en 2007, cuando aún se encontraba en el poder. En su confesión frente al tribunal, Saca cuenta cómo lo logró.

No era un secreto que para el expresidente la opinión pública era una parte muy importante en su gestión. Sabía además que para que él, personalmente, y su gestión tuvieran una buena imagen necesitaba invertir en publicidad, pagar pautas en medios de comunicación impresos, televisivos y… en radios.

Luego de llegar al poder y empezar a cambiar los millones de dólares de la Presidencia en efectivo, parte del dinero se ocupó para el uso del OIE y de pagos de sobresueldos a funcionarios públicos.

–Debido a eso –cuenta el expresidente frente al tribunal –, me tomé la atribución de ampliar la campaña publicitaria gubernamental mediante un plan que este servidor sugirió.

El incremento en la campaña publicitaria, sin embargo, no se haría por la vía normal mediante licitaciones, sino a su estilo.

–Lo que hice fue reunirme con cada uno de los representantes de las agencias de publicidad ANLE S.A de C.V.; Lemus y Asociados S.A. de C.V; América Publicidad S.A de C.V y Funes y Asociados S.A de C.V, a parte y en forma privada para que pedirles que aumentaran la pauta de la frecuencia publicitaria de la presidencia de la República, que consistían en mensajes del presidente y cuñas publicitarias que tenían por finalidad mejorar y mantener una buena imagen personal del presidente durante todo el periodo presidencial. Ofreciéndoles contratarlos sin ningún tipo de licitación o concurso público y a hacerlo de manera expedita, lo que les expliqué a las personas con las que me reuní que esa era una potestad del presidente, pero que la forma en que se los pidió que tenían que hacerlo era por medio de las emisoras de mayor rating del país, dentro de las cuales, yo sabía que habían empresas radiales de mi familia, empresas que forman parte de la sociedad del Grupo Samix, siendo esta una condición para contratarlos, cuenta Saca.

El ex secretario de Comunicaciones, Julio Rank y el ex presidente, Elías Antonio Saca, permanecen en el interior de la Sala 2-B del Centro Judicial Isidro Menéndez en San Salvador, este 7 de agosto de 2018, donde la FGR aceptó que los implicados sean beneficiados por un acuerdo fiscal, para declarar sus delitos y reducir la pena de cárcel.
FOTO FACTUM/ Salvador MELENDEZ

El beneficio era simple para la agencias publicitarias. Si aceptaban el trato, cobrarían, a precios inflados, un 20% de lo pautado, mientras que el restante iría para las empresas del expresidente.

–Sin embargo, no tengo presente la cantidad que se les entregaba a las empresas de publicidad, recuerdo que inicialmente se pactó con ellas que se les entregarían $100,000 dólares mensuales por agencia, para pagar el costo de la publicidad quedándose las agencias con un 20% en concepto de comisión, por lo que según el acuerdo el resto, un aproximado de 80% era trasladado a cuentas de Promotora de Comunicaciones (empresa de Saca) como pago del servicio que se prestaba pautando mensajes para favorecer la imagen del presidente. Y además era un precio sumamente alto en comparación al precio normal de la pauta publicitaria y sin que hubiera un contrato de licitación a favor de las empresas de publicidad.

La estrategia de robar dinero público a través de pautas publicitarias se dividía en dos: una con disimulo y la otra descarada. En la primera, el servicio finalmente sí se daba, es decir, las radios de Saca y los otros medios contratados por las agencias de publicidad sí pasaban las cuñas radiales, aunque a precios exorbitantes.

Para la segunda parte usó una estrategia que le fue asesorada por un amigo.

–Recuerdo que para ese momento, me propuse sustraer otras cantidades mayores de dinero, pero no sabía cómo evitar que fuera rastreado hacia este servidor o su origen. Por lo que le consulté a una persona que se desempeñaba como contador y auditor de confianza, el señor Irving Pavel Tóchez Maravilla -del Despacho Tóchez Hernández Limitada-, quien me dijo que había observado lo fácil que era evadir controles para la contratación de la publicidad de Casa Presidencial, por la forma en la que se procedía a los exámenes especiales que realizaba la Corte de Cuentas de la República y me sugirió que aprovechando esa debilidad en los controles, se formaron sociedades con otras personas de confianza y que mediante estas sociedades se fingiera las contrataciones de publicidad y que esta sociedad a su vez fingiera la contratación de servicios a favor de otras sociedades, lo cual realicé, confesó Saca.

Tóchez no era para entonces un desconocido. Fue presidente de la Empresa Transmisora de El Salvador (ETESAL) durante la administración Saca y además presidente de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) durante la administración del expresidente Mauricio Funes. Tóchez, además, fue fundador de la sociedad Tóchez Fernández Limitada, quien se encargó de auditar las empresas de Saca durante su administración 2004-2009.

Además, dos de las cinco empresas de papel a las que transfirió dinero del Estado fueron fundadas ante los oficios notariales de Rosalío Tóchez, expresidente del Corte de Cuentas y tío de Irving Tóchez. En las cinco, uno de los dos titulares siempre fue Laabin Nimrod Tóchez Maravilla, hermano de Irving y otro sobrino de Rosalío Tóchez.

Saca contó que Irving Tóchez ya tenía ubicada la existencia de las sociedades que no tenían actividad, sociedades de papel de las que él tenía el control RM, GDE y OSAD, todas sociedades anónimas de capital variable.

–Por lo que me reuní con una persona de confianza a quien consideraba un amigo, el señor Jorge Hernández Meléndez, a quién le expliqué lo que me proponía a hacer y le pedí que utilizara sus sociedades que se denominaba Marketing and Service de Centroamérica S.A. de C.V. La que el señor Jorge Hernández conformó con su esposa – cuenta Saca –. Le expliqué tal cómo me lo había sugerido Irving Tóchez Maravilla que una forma para poder beneficiarse de los fondos públicos y apropiarse de ellos era mediante la intervención de sociedades y aparentar que prestaban servicios a la Presidencia y que de esa manera se podía sacar el dinero de la Presidencia para luego pasarlo a cuentas de este servidor o en su defecto pasárselas a las empresas o sociedades, en este caso como es la propuesta por el señor Jorge Hernández.

Saca le explicó a Jorge Hernández, para entonces un poderoso hombre de la televisión salvadoreña, que la operación consistiría en entregarle cantidades de dinero sustraído de la presidencia que posteriormente tenía que parar en las empresas del Grupo Samix o directamente en las cuentas personales del presidente. De este trato, Hernández se quedaría con el 20% de cada transferencia a cambio de lavar el dinero.

–Ante tal propuesta, recuerdo que el señor Hernández manifestó que aceptaba y fue así que originalmente acordamos que le entregarían de forma mensual cantidades no menores a $100,000 y que ellos la regresarían cobrando un respectivo porcentaje. Fue así que, durante el periodo comprendido entre julio del 2006 y mayo del 2009, la sociedad Marketing and Service Centroamérica recibió fondos provenientes de las cuentas institucionales subsidiarias del Tesoro Público de la Presidencia de la República. Dinero que fue sustraído ilegalmente y depositado en cuentas que habían sido abiertas a nombre de Rodríguez Arteaga, Herrera Castellanos y Pablo Gómez. Y posteriormente estos fondos eran cancelados a favor de las sociedades que Tóchez había revivido, contó Saca.

Para que el dinero extraído de la Presidencia finalmente llegara a su bolsillo, Saca se aumentó el salario en sus empresas y pasó de ganar $4 mil a $60 mil mensuales.

Aunque Saca había renunciado a las acciones de sus radios antes de ser presidente, tal como lo exige la ley ante la imposibilidad -al menos en papel- de ser funconario y concesionario del Estado, siempre siguió manejando las cuentas bancarias de sus empresas y recibiendo un salario mensual durante toda su gestión.

Además, Saca ordenó que se compraran propiedades a nombre de las empresas de papel. Según La Fiscalía, por todo, Saca logró desviar $19 millones hasta su bolsillo en los cinco años de su gestión.

Sobresueldos, mentas a periodistas y dinero para Arena

Saca confesó además que buena parte del dinero se usó para pagar miles de dólares en efectivo a funcionarios de su gobierno como una “compensación” adicional al salario que ya establecido en la ley. Este beneficio se lo llevaron, según Saca, los ministros de su gabinete y algunos miembros del gabinete ampliado, como directores de autónomas, entre otros.

Las cantidades eran entregadas a las personas designadas por este Saca oscilaban entre los $5,000 y $10,000. De estos funcionarios, algunos también han confesado lo mismo ante la fiscalía y con un agravante: aceptaron que por los miles de dólares en efectivo nunca pagaron impuestos y así evadieron al fisco. Exfuncionarios como Rodrigo Ávila, excandidato presidencial de Arena, el exministro de Hacienda Guillermo López Suárez o la encargada del programa Red Solidaria Cecilia Gallardo.

Saca también usó dinero de la partida secreta para pagarle a periodistas. De ellos, en su confesión recordó a uno en especial.

–(De ese dinero) también se les pagaron los boletos de avión a los miembros del gabinete de gobierno, empleados y asesores, y en ocasiones a invitados que personalmente designaba para acompañarme en estos viajes al exterior. Como por ejemplo, invité en diferentes ocasiones, invite al señor Jorge César Hernández, quien era un amigo personal y comunicador, para que cubriera de forma especial la asistencia del presidente a las asignaciones que se le hacían a este servidor en los países amigos y organismos internacionales.

Pero Hernández no solo recibió beneficios como viajes al extranjero acompañando al presidente. La administración Saca también le pagaba $10 mil mensuales para que Hernández, quien llegó a ser un hombre influyente en la Telecorporación Salvadoreña, la cadena de televisión de mayor alcance en El Salvador, diera una cobertura “amplia y positiva” a los eventos del gobierno, según confesó Saca.


Saca, que gobernó El Salvador entre 2004 y 2009, también fue presidente de Arena.

Los millones de la Presidencia también alcanzaron para Arena, el partido político de Saca, el que también presidió durante su gestión.

Saca dijo que durante los primeros días de su administración “se procedió a emitir una serie de cheques a favor de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) por la cantidad de $400,000”. Estos cheques, sin embargo, no serían los únicos, ya que, según la investigación fiscal, Saca desvió un total de $7 millones 650 mil al partido durante toda su gestión.

Después de una hora y media de declaración, uno de los fiscales que ha llevado a Saca hasta el juicio se levanta para hacerle un interrogatorio. Después de una serie de preguntas a las que el expresidente logra contestar con apenas algunas sílabas, el abogado le hace una última:

–Expresidente, ¿Acepta usted haber cometido de manera dolosa el delito de lavado de dinero y activos que le está atribuye la Fiscalía General de la República?

Con voz firme, Saca responde lo que el fiscal quiere escuchar:

–Sí, acepto.

La reciente crisis del transporte parece haber terminado. La exigencia de los transportistas de reducir el costo general del combustible en 23 lempiras (un dólar), se diluyó para transformarse en un acuerdo en el que los dirigentes firmaron el aumento del pasaje en el transporte público. Don Daniel, taxista de punto colectivo desde hace 22 años, todavía no se atreve a cobrarles a sus pasajeros los 14 lempiras que ahora vale este servicio, donde la mayoría de las ocasiones, conduce a jóvenes universitarios. No sabe si estos son del interior del país y si les está desajustando el presupuesto mensual para sus estudios.

“Nosotros no, no queríamos aumento; queríamos que se bajara la gasolina pero como ellos dijeron que no”, menciona este hombre de piel curtida por el sol, mientras conduce su viejo y descuidado Toyota Corolla año 98, y agrega que “la gente está enojada” ante los cuatro días de paro de transporte en los que se les hizo caminar y luego los dirigentes arreglaron con el gobierno.

Un taxista promedio en el punto de Daniel, después de trabajar de cinco de la mañana hasta las siete de la noche, al haber terminado de pagar la tarifa, el combustible y “la renta” que exigen las maras y pandillas,  lleva por mucho 200 lempiras a su casa. Finalmente gana aproximadamente cinco mil lempiras mensuales que le ajustan para llevar a su casa la mitad de la canasta básica de alimentos que ahora mismo cuesta 8326 lempiras, según el Informe del Mercado de Trabajo y Salario Mínimo 2016-2017.

Un paro de origen dudoso

Los días 19, 20 y 23 del pasado mes de julio los taxistas se pararon a nivel nacional. En Tegucigalpa, el hueco de Honduras donde las protestas sociales se acaban ante el aburrimiento colectivo,  los usuarios del transporte caminaron kilómetros convencidos de que apoyaban una lucha justa: La noble causa de la reducción del combustible que, según decían los taxistas, era un beneficio para todos.

Para los dirigentes la exigencia de este beneficio popular pasó a ser una laguna mental. “Se cometen errores, hubo un error al pedir la rebaja, pero rectificar es de sabios” responde Pedro Gómez, representante de la Asociación Interdepartamental de Taxis Colectivos (AITERP), cuando se le pregunta el porqué del retroceso a la exigencia de reducción al precio del combustible.

Gómez se sienta a media luz en un salón más grande de lo aparentemente necesario, donde hay una pizarra, dos sillas, dos escritorios y un archivero; afirma que los empresarios del transporte son el rubro que da más empleos a nivel nacional y que ante su condición de inversionistas, el gobierno tiene la obligación de defender sus negocios, finalmente asegura que con el incremento del pasaje “todos salimos beneficiados”.

Para un conductor de taxi en la ruta del centro de Tegucigalpa hacia la colonia Cerro Grande, el único beneficiado de estas protestas fue el dueño del taxi, debido a que los conductores pasaron de pagar 350 lempiras de tarifa a 550, aún con el aumento del pasaje tiene que trasladar al menos a diez pasajeros más para poder pagar y seguir trabajando.

Roberto Zacapa, comisionado del Instituto Hondureño de Transporte Terrestre, aseguró en una conferencia de prensa, que el paro nunca giró alrededor de la reducción al precio de los combustibles, desde 2016 los transportistas enviaron una petición para el aumento de las tarifas que finalmente se aprobó para solventar esta crisis. Después de esa conferencia de prensa el pueblo recordó aquellas noches de crisis postelectoral en diciembre de 2017 cuando se celebró la huelga de los policías. Días después, ante la oferta del gobierno, todo volvió a una represiva normalidad.

Daniel recuerda esas noches de una víspera de navidad extraña en las que sufrieron como rubro ante el toque de queda, pero también lamenta estos días en los que fueron la herramienta de los dirigentes para alcanzar un beneficio que hasta el momento no es trasladado a los conductores de las unidades de taxi. “Siempre ha pasado que nosotros servimos de escalera para que ellos suban”, lamenta.

Mientras otro compañero taxista lo saluda y le cede el paso en una de tantas intersecciones sin señalización de la capital, hace una pausa y con frustración dice: “Imagínese, nosotros cerrando calles, aguantando sol, aguantando hambre, ¿y los dirigentes? ¿Cómo negociaron?”. Para Daniel, es totalmente injusto que un dueño de taxi quiera aumentarle la tarifa a un conductor, sobre todo si es dirigente ya que ellos tienen al menos diez unidades a su servicio. “Pedro Gómez, por ejemplo, tiene como diez taxis trabajando” asegura.

Para corroborar esa información era necesario hablar con el ente regulador de las concesiones de transporte en Honduras, el IHTT, pero al visitar en tres ocasiones sus oficinas solo nos encontramos con un muro lleno de boletines de prensa y un joven que dice ser “parte de la oficina de comunicaciones” mientras asegura, completamente convencido, que nadie puede atender a la prensa en ese momento porque “es una política de estado no dar declaraciones”.

Ante esa supuesta política Pedro Gómez asegura que los inversionistas que se dedican al transporte tienen por mucho ocho o diez unidades de taxis y que, “son contados los que tienen 50 taxis trabajando”. Además, ante la preocupación de los conductores por el posible aumento a la tarifa diaria, Gómez asegura que “eso es normal, usted tiene un negocio para ganar”.

Paro frente a parque central de Tegucigalpa 19 de julio 2018. Foto: Martín Cálix

Liberalizar el transporte

El transporte en Honduras atraviesa diversas complicaciones y conflictos, una de ellas es la inseguridad que ha hecho de taxis y buses, los escenarios perfectos para asaltos, secuestros y asesinatos. La inseguridad en el transporte público ha provocado el surgimiento desde la clandestinidad los servicios de taxi V.I.P, quienes ofrecen a la población una opción de seguridad casi por el mismo precio de uno que se toma en la calle.

José David Castro, fundador de una empresa que pone a disposición una plataforma de pago para al menos veinte empresas de taxis ejecutivos, asegura que para poder prestar este tipo de servicio sólo es necesario tener carro propio y decirle a algunos amigos que quieran trabajar. Estos carros particulares se han presentado como el Uber hondureño ante la ausencia de la transnacional del transporte en el país.

Uno de esos taxis V.I.P lo conduce Javier, docente de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en la carrera de Desarrollo Local, quien tiene una licencia para poder avanzar en su maestría. En sus días libres trabaja como motorista en una empresa de taxis V.I.P con su Chevrolet año 2015.

Mientras espera en un semáforo detrás de un taxi colectivo y un bus “de ruta” asegura que para él es mucho más fácil porque es dueño del automóvil que conduce, pero preocupado dice que “la situación es complicada para los compañeros que tienen que hacer tarifa, aunque uno anda más seguro aquí, igual se mata como los que andan en la calle”.

Los carros que prestan el servicio V.I.P pasan desapercibidos en la ciudad. Llevan los vidrios polarizados, usan placas particulares y no están contemplados en la Ley del Transporte Terrestre, la única forma de identificarles es ver el audífono que siempre llevan para comunicarse con los otros compañeros de la empresa; son ilegales y las personas que están en ese rubro están conscientes de esta situación. Javier cuenta que en diciembre a uno de los conductores de este servicio lo identificaron taxistas de un punto colectivo y le quebraron uno de sus vidrios. El odio declarado entre estos dos frentes parece ir en aumento.

Con la voz alzada y una expresión de enojo en el rostro, Pedro Gómez, casi grita que no están de acuerdo con el servicio V.I.P porque “esos no pagan impuesto, no pagan nada, son ilegales y no nos interesa ni hablar con esa gente”, después se pone incómodo y termina la entrevista con el recordatorio del pago de impuestos del que estos taxis ilegales se libran.

A pesar de la ilegalidad, José asegura que el gobierno no puede parar a todas estas empresas porque le están dando un buen servicio a la población. Un servicio que hasta ahora recae exclusivamente sobre el gobierno pero podría cambiar ante una propuesta ciudadana de liberalizar el transporte.

En medio de la crisis del transporte y el cuento mágico en que se convirtió el Caso Pandora, los medios nacionales anunciaron tímidamente la presentación de una iniciativa ciudadana en el Congreso Nacional para liberalizar el transporte.

“Hay personas que tienen 105 números y sólo los alquilan, no tienen ni un tan sólo carro. A la hora de liberalizar el transporte lo que se quiere es poder dar otras opciones de empresas privadas que puedan prestar este servicio” asegura con ilusión José, al pensar en los beneficios que trae la competencia si el libre mercado en el transporte se hace realidad en nuestro país. Su empresa incluso podría concesionar con Uber para prestar el servicio de pago con tarjeta a esa transnacional.

A causa del paro nacional de transporte, los rumores de la entrada de Uber al país se han incrementado y la supuesta iniciativa ciudadana se ha manejado como un secreto no confirmado. Lo que sí es seguro es que los dirigentes de transporte en Honduras se opondrían totalmente a esta propuesta.

Gómez dijo que “muchos países han liberalizado el transporte y ha sido un caos. No creo que pase.”

La semana pasada en España los taxistas se pararon y exigieron una nueva regularización a los Vehículos de Alquiler con Conductor (VTH)  donde se enmarca al servicio Uber. Según los transportistas españoles, este servicio ha generado impactos negativos al sector del taxi público y la sociedad en general, estos efectos van desde la imposibilidad de competir en igualdad de condiciones hasta la reducción de la movilidad urbana ante los atascamientos y la emisión excesiva de emisiones de CO2.

En Centroamérica, Uber ya se localiza en Panamá, Costa Rica, Guatemala y El Salvador. Nicaragua decidió cerrar sus puertas para evitar conflicto con los taxistas del servicio público. Según el analista Hérmilo Soto, si “esto llega a pasar se daría lo mismo que en rubros altamente rentables como las comunicaciones y la electricidad donde se ha liberalizado el rubro y al final las transnacionales logran el dominio sin que haya beneficio para la población.”

Para Soto, los servicios básicos no deberían verse con la lógica de la mercancía. Sin embargo, los taxistas, quienes trabajan para los dirigentes del transporte, siguen siendo trabajadores de segunda categoría, ganando la mitad del salario mínimo y destinados a morir junto a las carcachas que manejan.

Fue un día agitado y productivo, las endorfinas se percibían como se percibe el miedo en los tumultos de los puntos de taxi o buses. Tenía mucha hambre, así que pedí una baleada sencilla, me la comí y disfruté, pero no tuve mayor sensación en mi paladar hasta que decidí ser atrevida y meter el dedo en la copa de salsa con mayonesa y chimichurri de mi pareja.

Metí rápido mi dedo a la copa y luego a mi boca y solté casi de inmediato un gemido, de esos que una suelta con toda naturalidad al experimentar el placer. En fracción de segundos, pasaron escenas candentes frente a mis ojos. Era uno de esos recuerdos orgásmicos que la cotidianidad te regala.

Como cuando vas caminando y sentís el roce de tu pantalón y recordás que allá abajo hay una vagina con vida propia que siente, que disfruta y a veces duele en los días de la tan controversial menstruación, o como cuando el carro vibra y te relajas.

Hoy 8 de agosto es el día internacional del orgasmo y quizás pueda parecer una locura que exista un día para tal acto de placer, no obstante, hace 16 años que fue aprobado por unanimidad en el Ayuntamiento de Esperantina en Brasil, fue un acto de transgresión del entonces alcalde que invitaba a hablar de la sexualidad sin tapujos. Quizás algunos se sientan ofendidos con ello, por no ser el día del orgasmo femenino y masculino o porque no lleva la palabra “eyaculación”.

Y no sé si es por el día en el que me encuentro de mi ciclo menstrual o simplemente es el día, la sensación y los recuerdos, me hicieron de pronto sentir nostalgia por aquellos orgasmos retraídos, olvidados o nunca experimentados. Recordé a Doña Martha del bordo cerca de la Empresa de Alimentos Dixie, una señora de 54 años a quién entrevistábamos para un caso de estudio sobre el peligro o la forma en cómo mitigaban los riesgos por desastres naturales en la comunidad que está muy cerca de una quebrada que cuando llueve crece y puede ser devastadora.

Tan devastadora como el escuchar a aquella señora, relatar cómo desde los 12 años empezó a huir de hombres y cómo uno de ellos le había perseguido de pueblo en pueblo en el occidente, hasta que finalmente la secuestró y llevó a su hacienda con el consentimiento de la madre del joven.

“Eso era normal en aquel tiempo, yo fui su mujer por años y tuve hijos de él, aunque él tenía su mujer formal abajo”, dice Martha, refiriéndose a la casa oficial que tenía el hombre en el pueblo.

Como pudo migró a San Pedro Sula y logró entrar a una maquila, en ese entonces ya estaba con otra persona con quien había procreado 4 hijos más. Pero éste la maltrataba y violentaba, así que lo dejó y se fue a una colonia que era controlada por la Mara Salvatrucha, un día llegó su ex pareja borracho y amenazándola, que lo dejará entrar a la casa que ella pagaba, los muchachos de la mara como dice ella, ese día lo enfrentaron, lo golpearon y le dijeron que no volviera a molestarla.

Doña Martha tuvo miedo que lo mataran y se sentía culpable, porque, aunque no le ayudaba mucho ella necesitaba quién le apoyará a criar a sus hijos, así que se juntó con su vecino con quién tiene más de 25 años de estar juntos.

¿Y de éste sí está enamorada? Le preguntó mi amiga.

No, yo no sé qué es el amor. Nunca lo he conocido y a él lo respeto y aprecio, pero no más.

Ante esa respuesta seca y con nuestra experiencia en el tema de VIH y la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, mi amiga y yo proseguimos la conversación preguntando, sobre cómo se cuidaba de infecciones de transmisión sexual y si alguna vez había disfrutado hacer el amor.

Nunca he disfrutado el sexo, apenas recuerdo haber disfrutado los besos. Respondió.

Doña Martha nunca tuvo oportunidad de apreciar su cuerpo, de conocerlo y explorarlo. ¿Cómo diablos hacerlo? Me preguntaba en mi cabeza, cuando desde que entró a su adolescencia, fue acosada, secuestrada y violada. Obligada a ser sólo un pedazo de carne.

Ella nunca ha conocido lo que es tener un orgasmo, nunca le enseñaron a sentirse orgullosa de su cuerpo y recordé la historia de esa señora de los Monólogos de la Vagina en la que está en el automóvil de su pretendiente y de pronto después de un beso se mojó, se mojó tanto que no entendía qué pasaba. No sabía que estaba excitada y se sintió muy apenada, su pretendiente la avergonzó reprochándole lo que había pasado, le dijo que era sucio y nunca más ella pudo disfrutar de su vagina.

Cuando el alcalde José Arimateia Dantas Lacerda, justificaba que el tener un día especial para celebrar el orgasmo femenino, sería una forma de hablar sin tapujos sobre la sexualidad femenina y que también era un acto político, lo dijo porque el tema era un asunto de salud pública.

Quizás no estaba tan equivocado, según la Revista Cosmopolitan que publicó una encuesta al respecto. Luego de obtener cuestionarios resueltos por 2 mil 300 mujeres de entre 18 y 40 años en la que el 42% dijeron lo hicieron porque no querían lastimar los sentimientos de su pareja y porque sabían que no alcanzarían el orgasmo y querían terminar con el encuentro lo más pronto posible mientras que el 39% logran la mayoría de sus orgasmos masturbándose o con un juguete.

Quizás la idea de José Arimateia no está tan alejada, puesto que a medida que hablemos sin tapujos sobre la sexualidad femenina también iremos reconociendo nosotras las mujeres, que no hay nada de malo con nuestra vagina y que en realidad lo que tenemos entre las piernas no es una araña o un pescado como vulgarmente nos hacen creer.

Gracias a esa iniciativa estamos hoy acá hablando sobre cómo en la cotidianidad encontramos orgasmos: al probar una comida que nos gusta, cómo disfrutamos algunos roces de los pantalones o vibraciones del carro o cómo hay mujeres en este siglo XXI que nunca han sabido siquiera que es eso que llaman orgasmo femenino, como le ha sucedido a Martha.

Hoy es un día perfecto para reflexionar que en pleno siglo XXI todavía haya generaciones que piensen que para tener un orgasmo es necesario un pene y penetración. Ojalá cada año podamos ir sintiendo y disfrutando eróticamente de aquello que hay en nuestra cotidianidad. Que aprendamos a tocarnos y explorarnos, pero que también disfrutemos de los más mínimos placeres como el comer y darnos gustos de vez en cuando.

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Si la poesía es ese vaso que lo comunica todo, el poeta es un medio, un parlante en estéreo. Los festivales de poesía entonces son las membranas que cubren todo lo que tienen que cubrir mientras duran, y no duran tanto. Son como los frutos de temporada antes de la era Monsanto. En sí, la variante más exótica de la propaganda del lenguaje, ésa, que se da el lujo de reunir a muchas personas alrededor de un único objetivo: la voz de la palabra, la poesía.

Gracias, que es un pueblo pequeño en el occidente hondureño, ubicado en el departamento de Lempira, custodiado por retenes militares y en pleno apogeo del turismo de vida natural, es también la sede del Festival Internacional de Poesía de Los Confines, convocado como una especie de audiencia contemporánea, en donde la poesía recrea el bosque del lenguaje. Si olvidamos por un instante que es Gracias la tierra que vio nacer a Juan Orlando Hernández, podemos entonces detenernos en otros detalles: los niños, por ejemplo, las calles empedradas y las infinitas posibilidades de este lugar.

El Festival Internacional de Poesía de Los Confines, un festival que aunque convocado desde la palabra ha sido, desde su primera edición, un festival interdisciplinario con exposiciones de arte, conciertos y conferencias, este año ha crecido, llegando a tener tres sedes: Gracias, Santa Rosa, y Copán Ruinas. Aunque en términos generales, la poesía en Honduras siempre ha parecido tener que recorrer un territorio árido, debido a que cada iniciativa parecía diluirse entre el voluntariado –que dura lo que tiene que durar– y la inexistencia de una gestión efectiva y constante, Los Confines parece presentarse como el festival en Honduras a tomar en cuenta. «Este festival se ha hecho con cero de presupuesto», explica Néstor Ulloa, poeta y miembro del  equipo que hace posible el festival de Los Confines. En ese sentido, muy poco se sabe de aquello que la poesía necesita para ser considerada una industria cultural en términos de festivales y producción editorial.

En Los Confines se presentó la antología «Asamblea» de Juan Carlos Mestre, quizá el poeta extranjero vivo que más ha influenciado a una generación de poetas hondureños. Con esto se cierra un ciclo y se abre otro, desde aquella primera llegada a Honduras, hace 14 años, y «El futuro que no fuimos» de Leonel Alvarado, un poemario que roza la belleza profunda del lenguaje, los dos, editados por la Editorial Universitaria, casa editorial que a propósito del Premio Nacional de Poesía de Los Confines también editó «33 revoluciones para Rodríguez» de Fabricio Estrada, un viaje hacia el legado de Sixto Rodríguez, demostrando que las posibilidades del lenguaje son en infinitas. Alvarado y Estrada, son poetas vitales para comprender no sólo el cambio estético de la poética hondureña –si acaso podemos hablar de «una poética hondureña»– sino que en ellos esto sólo es posible desde el esfuerzo cotidiano de construir un oficio que con los años algunos parecen poner en duda. Editorial Malpaso presentó su colección con la presentación del libro «Minotaura» de la italiana Silvia Favaretto, un sello joven que perfila un catálogo de cuadernillos interesantes. Uno de los profundos aportes en este festival lo hizo Editorial Guaymuras, con la presentación de «Crónica de una cercanía» de Janet Gold, investigadora estadounidense que lleva años sosteniendo un diálogo cercano con la literatura hondureña.

Si la poesía sólo se entiende desde la reinvindicación de la ternura, «El árbol de los libros» demuestra que también es un altar ubicado en lo profundo de un bosque inaccesible para quienes desean destruir la belleza. «El árbol de los libros», es un libro colectivo hecho por los niños de las aldeas de Gracias, los puntos más alejados y rurales de Lempira, niños de la Honduras de allá que sueñan con la complicidad de quien conoce la voz de los ancestros, diseñado por el artista Cristian Gavarrete.

En el marco del festival se entrega el Premio Nacional de Poesía de Los Confines, el cual en su segunda edición obtuvo el poeta Rommel Martínez de Tegucigalpa.

 

 

–Aquí nadie lo quiere. –Dice Osman, un chico que conduce una mototaxi en Gracias, Lempira.

Osman habla de Juan Orlando Hernández, dice también que mucha gente tiene miedo de decir que no es nacionalista porque no quieren tener problemas, que los nacionalistas se enojan. Gracias, un pueblo con calles empedradas y con el título de ciudad, es el lugar donde el Presidente de la Honduras de allá, Juan Orlando Hernández, nació. Su control –que ejerce sobre el pueblo– es en sí, hasta cierto punto simbólico, no sólo real: es un lugar fuertemente militarizado donde la gente camina sin la preocupación de ser asaltada, de paisaje los edificios que datan de la época de cuando este lugar era parte de la colonia española, pero también los borrachos en las calles, tirados, sucios, mal olientes, son de una cantidad considerable, y a pesar de todo eso parece ser un lugar que le apuesta por el turismo natural y cultural.

«La poesía es siempre la conciencia de algo, de lo que no podemos tener conciencia de ninguna otra manera», explicaba el poeta español, Juan Carlos Mestre, mientras presentaba junto a sus compañeros de jurado al ganador del segundo Premio Nacional de Poesía de Los Confines.

Si la poesía es la conciencia de algo de lo que no se puede tener conciencia fuera de la poesía, resulta profundamente lógico que un festival de poesía se haga en el lugar que vio nacer al responsable de un país militarizado, que ha presupuestado más balas que útiles escolares, que ha inventariado más fusiles que libros.

Esto no se trata de hacer otra guerra, porque qué guerra podrían pelear los poetas contra los militares. En todas aquellas que podamos imaginar, el resultado sería el mismo: poetas masacrados. Esto no se trata de no denunciar, sino de construir con la palabra aquella esperanza que los hondureños parecemos tener rota, la esperanza de lo posible, de aquello que podemos soñar por el placer de soñar cosas hermosas que radican en puntos cardinales completamente alejados de toda herrumbre.

No hay futuro sino aquel que pronunciamos con la esperanza de que exista.

Iniciemos con desmitificar el término mujer trans. Una mujer trans que se siente, se expresa y vive como mujer aunque biológicamente sea del sexo opuesto a su identidad de género. Debemos estar conscientes que cuando mencionamos a una persona trans y es mujer siempre decidimos ser muy específicos  diciendo “mujer trans” cuando en realidad es mujer y listo, sin necesidad de tener que mencionar su identidad, es decir cuando presentamos a otras mujeres no decimos “ella es mi amiga cisgénero o heterosexual”.

Sabemos que el tema es complejo, sin embargo, a medida que vayamos identificando y tratando de abordar diferente algunas situaciones, el respeto a las personas de la población LGBTI o de nosotras las mujeres pasará de ser un protocolo de ser políticamente correcta a ser parte de la cotidianidad.

Es por ello que he realizado una lista de situaciones bastante cotidianas en las que violentamos a las mujeres sin darnos cuenta y que seguro te hará reflexionar, cuestionar o con mucha suerte profundizar en el tema transgénero.

  1. ¿Qué es una trans? ¿significa que le gustan las mujeres?

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Generalmente piensan que ser trans es sinónimo de lesbiana. ¡Sí! Aunque no lo crean o parezca loco, las personas siguen confundiendo los términos de qué es ser trans y lo relacionan con ser lesbiana. Y aunque parece un acto de inocencia o falta de información, en realidad es una forma de decirnos que, aunque nos miremos como mujeres, tenemos pene y que por lo tanto lo más lógico es que estemos con una mujer.

  1. ¿Estás operada?

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Generalmente la pregunta la enfocan desde una perspectiva de morbosidad y nunca me lo preguntarían por una cuestión meramente de salud. A veces son hombres heterosexuales que solo tienen curiosidad de experimentar con una mujer operada. En Honduras no existe, como en muchas partes de la región, acceso a la hormonización y mucho menos a una operación de cambio de sexo.

 

  1. ¿Cómo haces para que crezcan tus pechos?

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Hay un proceso de hormonización del cual profundizaremos en otro artículo pero es importante mencionar que el Estado de Honduras tiene una deuda al no brindar atención especializada e integral a las mujeres  y hombres trans y nos pone en riesgo  no acceder a este tipo de servicios. No es solo importante para poder responder sus preguntas.

 

  1. Pero si sos trans o disque mujer ¿por qué no andas maquillada?

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Esto me lo han preguntado hombres gay. Cómo que si eso ya tuviese que venir en el manual o lo que sea que piensan que nacemos…quieren invalidar nuestro ser por no cumplir los rasgos de feminidad bajo el rol que la sociedad ha puesto a las mujeres.

Mujeres me han preguntado: ¿dónde aprendiste a maquillarte? Como que esa acción ya viniera incorporada en nosotras y que por eso debemos dedicarnos a la belleza o enseñarles cómo hacerlo, cuando existen millones de tutoriales de cómo maquillarse.

 

  1. ¿Dónde pasas tu tiempo?

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Como dando a entender que me dedico al trabajo sexual solo por ser parte de la diversidad sexual. En Honduras aún existen barreras laborales para la población LGTBIQ pero eso no quiere decir que todas las personas decidamos ejercer trabajo sexual. De hecho hay mujeres que tienen una profesión y la logran ejercer siempre y cuando, sea un espacio libre de discriminación y usualmente ese espacio termina siendo una organización que trabaja en DDHH.  La barrera principal que afecta a quienes somos transgénero es el hecho, de no ser reconocidas como tal, se nos quiere obligar a ser lo que no somos, ni sentimos.

 

  1. ¿A qué baño vas al de hombres o mujeres? ¿Orinas sentada o de pie?

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Es esencial el respeto y la intimidad de las personas.  Es como que andemos preguntando por ahí cuántas toallas sanitarias usan o cuánto duran en un coito. Además, es lógico que, si soy mujer, entro a un baño para mujeres.

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  1. ¿Cómo haces para parecer tan mujer?

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Soy mujer y punto, no es que quiero parecer.

 

  1. ¿Por qué no hablas más suave, si quieres ser mujer?

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No por ser mujer, debo hablar suave, es como cuando le decimos a la mujer que por qué no se depila, o que por ser hombre debes ser rudo y si queremos ser mujer entonces para la sociedad debemos cumplir con todo el rol completo que obviamente es patriarcal.

 

  1. Sos muy bonita, no pareces hombre, por eso me caes bien.

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Me lo han dicho usualmente los gays y sin duda alguna son prácticas transfóbicas ¿Irónico, no?

 

  1. ¿Se te para?

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Una pregunta referente a las relaciones sexuales, que usualmente las hacen las parejas porque no quieren competencia o sentirse menos hombres.

 

  1. Son lo mejor de los dos mundos, tienen tetas y pene.

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Puede ser que sí seamos lo mejor de los mundos, de Venus y Marte si nos ponemos filosóficos, pero en realidad el hecho que tengamos pene, no significa que por ende queramos estar con mujer. Generalmente piensan que por tener un órgano reproductor masculino debemos tener deseo de estar con una mujer.

 

Además, tener un pene no te hace un gran hombre y tampoco tener unas tetas grandes, te hacen una mejor mujer.

 

 

  1. ¿Sos pasiva o activa?

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La pregunta más incómoda. La práctica sexual no define tu identidad de género. Los gays que son pasivos no son mujeres por ejemplo, si en realidad no les quedo claro.

 

  1. ¿Cómo reaccionó tu familia?

No incomoda pero la hacen con la intención de escuchar una historia triste en la que esperan que estemos solas. Si bien es cierto la discriminación y aceptación son procesos que existen dentro de nuestras familias, eso no quiere decir que sea la regla para todas.

Las mujeres trans también nos enfrentamos al tema de cómo la sociedad quiere que nos desarrollemos en el rol de la mujer que el sistema patriarcal y machista ha impuesto. Dan por hecho que como somos trans, somos las mejores en la cama y que queremos estar con todos, no tenemos derecho a escoger porque siempre estamos necesitadas, somos muy buenas con el sexo oral. Mitos que no nos definen.

 

En los pasillos de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) minutos antes de la resolución de la audiencia inicial del Caso Pandora, varias personas ya conocían la conclusión: 28 acusados iban libres y sólo uno tendría prisión preventiva. Los familiares de los acusados estaban sonrientes, algunos incluso hablaban de que el día anterior ya se había resuelto todo por medio de cuentas bancarias, otros aseguraban que sus familiares ni siquiera se encontraban en el edificio.

Aunque la resolución de la audiencia estaba programada para las siete de la noche, varias familias abandonaron las instalaciones incluso antes de que cerca de las dos de la mañana dentro del Salón II de los Tribunales de Sentencia se comenzara a leer la conclusión de la jueza Lidia Álvarez sobre el proceso iniciado por el desvío de 282 millones de lempiras desde la Secretaría de Agricultura y Ganadería para el financiamiento de campañas políticas según la investigaciín y acusación por parte de la Unidad Fiscal Especial contra la Impunidad de la Corrupción (UFECIC) de la Maccih.

A pesar de que durante el desarrollo de la audiencia inicial, la jueza Álvarez admitió todas las pruebas presentadas por el Ministerio Público, la única persona que guardará prisión en el proceso es Jacobo Regalado, exministro de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) institución donde se dio el drenaje de los fondos. Regalado enfrenta juicio por los delitos de abuso de autoridad, fraude y malversación de caudales públicos con penas que van desde los 3 hasta los 12 años de reclusión.

Mientras que los diputados acusados de utilizar el dinero para sus campañas políticas se defenderán en libertad, uno de ellos es el diputado liberal Elvin Santos, quien recibía apoyo de sus simpatizantes que convocaron a una protesta en las inmediaciones de la CSJ. En ese instante también hicieron presencia miembros del movimiento Indignados, quienes gritaban consignas contra la corrupción. La situación rápidamente se encendió cuando estos últimos comenzaron a gritarles corruptos a los simpatizantes de Santos y ellos les respondían que querían fuera la Misión de Apoyo Contra la Impunidad y Corrupción (MACCIH)

Además de Santos, la información oficial señala que otros 20 imputados ahora sólo enfrentan delito de lavado de activos en modalidad de encubrimiento y se defenderán en libertad, entre ellos los diputados nacionalistas José Celín Discua y Rodolfo Irías Navas, ambos con más de dos décadas en el Congreso Nacional. Los demás son: Miguel Martínez, Elden Vásquez, Arnaldo Urbina, Carlos Pineda Fasquelle, Wilson Rolando Pineda, Ramón Antonio Lara, Lenín Rodas, Feliz Pacheco, Eduardo Enrique Lanza, José Sierra Morales, Lenín Chávez, Armando José Rivera, Hernán Seaman Elvir, Gustavo Castro, Franklin Toruño, Jean Francois Peyrecave, Francisco Sánchez y José Luis Flamenco Mejía.

Otros delitos que enfrentan los demás imputados son los de abuso de autoridad, fraude y violación a los deberes de los funcionarios a Norma Kaffy Montes mientras que a Velkis Rosibel Hernández y a Laura Haide Arita Palma, se les acusa por falsificación de documentos públicos y fraude.

Todos los mencionados sólo deberán firmar un libro todos los miércoles en los juzgados de La Granja en Tegucigalpa, no pueden salir del país y tampoco deberán mantener comunicación con los demás acusados en este caso.

Durante el proceso solamente 26 de los 38 acusados fueron procesados, nueve siguen prófugos de la justicia y tres personas quedan fuera de todo proceso: Mario Rolando Suazo Morazán y su hijo Mario Edgardo Suazo Matute, acusados inicialmente de lavado de activos se les dictaminó sobreseimiento definitivo, igual medida se le dio al ex ministro de Finanzas William Chong Wong quien falleció cuatro días después de que el caso se diera a conocer.

Años más tarde, durante el tercer año de mandato de su cuñado Juan Orlando Hernández, Francois firmó un contrato de arrendamiento por 207 mil lempiras mensuales por concepto de alquiler durante un año de una bodega de 1,800 metros cuadrados para almacenar medicamentos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).

Iván Martínez, abogado defensor del diputado Elvin Santos Ordoñez y de su padre Elvin Santos Lozano, antes de conocer la resolución aseguró que «desgraciadamente muchas veces estas situaciones no son jurídicas, son políticas» a la vez que denunciaba que la Organización de Estados Americanos (OEA) desde la Maccih estaba ejerciendo presión e injerencia en la administración de justicia.

Hernández y su cercanía con las redes de corrupción

Entre los acusados que se seguirán defendiendo en libertad se encuentran personas cercanas al círculo de Juan Orlando Hernández, el viudo de su hermana Hilda Hernández, Jean Francois de Peyrecave así como ocho diputados y funcionarios públicos del actual gobierno, entre ellos Arnold Castro, esposo de la diputada nacionalista y actual Vicepresidenta del Congreso Nacional, Gladys Aurora López, estos dos personajes han sido señalados por la Comisionada de Policía en Condición de Retiro, María Luisa Borjas, como involucrados en el asesinato de Berta Cáceres.

El mismo día que se convocó para la lectura de la resolución de la audiencia inicial del Caso Pandora, dos pisos abajo estaba programado el juicio de reposición de medios de pruebas del caso de Berta Cáceres, pero después de varias horas de espera este no se realizó debido a que la abogada Ritza Antúnez, defensora privada de Mariano Díaz Chávez, militar activo cuando se le capturó por el asesinato Cáceres, también defiende a uno de los imputados en el Caso Pandora y se encontraba muy cansada por la jornada del día anterior. Antúnez fungió como abogada defensora de José David Cardona, acusado con seis años de prisión por el desfalco al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).

El cuñado de Hernández, Francois de Peyrecave, también ha sido cercano a los gobiernos nacionalistas. Como empresario ha tenido contratos con el Estado en varias ocasiones desde la gerencia de la Compañía Almacenadora S,A (COALSA), en 2010 fungió como arrendatario para el archivo del Poder Judicial de Honduras durante un año por 122 mil lempiras mensuales.

Años más tarde, durante el tercer año de mandato de su cuñado Juan Orlando Hernández, Francois firmó un contrato de arrendamiento por 207 mil lempiras mensuales por concepto de alquiler durante un año de una bodega de 1,800 metros cuadrados para almacenar medicamentos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).

De acuerdo al Registro Público de Panamá, Francois además tiene vínculos con dos empresas Panameñas, una bajo el nombre Wedgewood Holdings que dirige junto a Carlos Fiallos Soto, quien también forma parte de otra empresa denominada Holdings. S,A que dirige con el actual presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa (CCIT), Guy de Pierrefeu, y con Carlos Midence Laínez, empresarios que lideran el grupo inmobiliario Midence Soto, quienes están detrás de la iniciativa Vuelve al Centro.

Durante el proceso de la audiencia inicial del Caso Pandora se filtraron imágenes de los medios probatorios que proponía la UFECIC en donde a Francois Peyrecave se le veía involucrado con casi un millón y medio de lempiras como socio de la empresa ASEDI S. DE R.L la cual, según la escritura oficial del Registro Mercantil, tiene como socia a la primera dama, Ana García de Hernández. De acuerdo a la imagen ASEDIS habría recibido depósitos de los cheques número 54470819 (con valor de 685 mil lempiras) y 54470821 (con valor 825 mil). La empresa Asesores Especializados en Desarrollo Integral (ASEDI) señala dentro de su escritura pública que «se dedica a dar asesoría en el marco del sector agroalimentario y medio rural», el Caso Pandora surge por la desviación de fondos bajo la excusa de que serían utilizados en proyectos para pequeños agricultores.

Los nexos del presidente Hernández en estos casos no son nuevos, a la primera dama ya se la había mencionado en el caso Red de Diputados, una investigación que también denuncia el drenaje de fondos a través de fundaciones. De acuerdo al exprocurador de la Maccih, Julio Arbizú, cuando se dio a conocer el caso de la Red de Diputados y comenzaron a conectar la investigación con Hernández y su esposa, surgió una crisis interna en la MACCIH lo que ocasionó su renuncia de Arbizu, la del vocero, Juan Jiménez Mayor y la del juez Daniel Urrutia.

Lee más sobre este caso: Una vida mejor para la corrupción y no para los pobres

Además de esto, la jueza que lleva el caso, Lidia Álvarez, conoce de cerca al Partido Nacional, durante el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, Álvarez fungió como Secretaria Ejecutiva del Instituto de la Propiedad. En 2016 fue electa para formar parte de la Corte Suprema de Justicia por su afiliación con el PN, una elección en donde los diputados eligieron a los magistrados individualmente luego de que la nómina presentada no consiguiera la mayoría calificada (86 votos).

El cuñado de Hernández, Francois de Peyrecave, también ha sido cercano a los gobiernos nacionalistas. Como empresario ha tenido contratos con el Estado en varias ocasiones desde la gerencia de la Compañía Almacenadora S,A (COALSA), en 2010 fungió como arrendatario para el archivo del Poder Judicial de Honduras durante un año por 122 mil lempiras mensuales.

Sagastume fue presidenta de la Sala de lo Constitucional cuando se declaró inadmisible un recurso de nulidad presentado contra la inscripción de Juan Orlando Hernández, como precandidato del Partido Nacional debido a que su candidatura violaba la Constitución de la República.

Una radiografía del caso

El lunes 23 comenzó el proceso con la audiencia de presentación de imputados en donde la jueza declaró detención judicial para 19 de los 20 implicados que se apersonaron. Posteriormente, ocho personas más se presentaron ante la Corte Suprema de Justicia, pero solo a seis se les dictó detención judicial, mientras dos se defendían en libertad.

La audiencia inicial se programó para el 25, pero no fue hasta la segunda etapa que se aprobaron las peticiones que realizó la Unidad Fiscal Especial Contra la Impunidad de la Corrupción (UFECIC), del Ministerio Público, de agregarle el delito de asociación ilícita a cinco acusados y modificarle a cinco imputados de lavado de activos, en la modalidad encubrimiento por solo lavado de activos.

De igual manera, el mismo día la jueza admitió todas las pruebas presentadas por el Ministerio Público en contra de los acusados, a la vez que rechazó las excepciones y nulidades que exigía la defensa de los imputados.

Carlos Silva, portavoz de la CSJ, explicó que se rechazó la petición de realizar un juicio político a los diputados acusados, también se negó la situación planteada por las defensas de que los imputados ya habían sido juzgados en otro proceso y en otro juzgado. Además se desestimó la acusación de que el requerimiento fiscal no había sido bien presentado y la nulidad que alegaban algunas defensas sobre la prueba del informe de la auditoría del Tribunal Superior de Cuentas que no señala a todos los acusados.

El portavoz judicial precisó que «los medios de prueba documentales propuestos por la Fiscalía fueron admitidos en su totalidad, salvo una declaración que fue propuesta y que no se realizó ante la jueza competente»

Más tarde, se inició con la evacuación de la prueba de cargo que presentó la UFECIC, así como el abordaje de los testigos interrogados por cada uno de más de 20 abogados, en ese proceso se suspendió la audiencia debido a que la defensa señaló que algunos medios probatorios del Ministerio Público no contenían firma del perito, es decir, que no fueron expuestos ante los tribunales. De acuerdo a las defensas, el no presentar todos los análisis financieros firmados le dio una ventaja.

Sin embargo, la vocería del Poder Judicial señaló que en la resolución de la jueza, se hizo mención a que la Ley de Lavado de Activos del 2002 no considera como procedente los delitos en perjuicio de la administración pública.

A la investigación se le denominó Caja de Pandora, haciendo referencia a historia de la mitología griega que cuenta como una mujer liberó todos los males de la humanidad, al igual que la historia que originó su nombre, la caja de corrupción sigue abierta con la mayoría de sus imputados en libertad o prófugos.

Fotografía en portada: Martín Cálix/Archivo CC

Texto: Fernando Silva

La Tregua se extendió más de lo previsto y las calles siguen en movimiento esperando que los transportistas decidan regresarlas a la parsimonia que se desató el jueves, viernes y lunes cuando este rubro decidió ir a un paro de labores exigiendo una reducción de 23 lempiras (menos de 1 dólar) al precio del combustible. Reducción que según el gobierno significa afectar el presupuesto de sectores como salud y educación, pero que los dirigentes del transporte solo aceptan si beneficia a toda la población.

En Tegucigalpa durante la tregua, en un punto de taxis ubicado en el salvaje Centro Histórico de la ciudad, Martín espera que uno de sus compañeros se canse de trabajar para que le presten el carro y así poder recolectar al menos 100 lempiras (4 dólares) para llevarle a sus seis hijos que le esperan en la casa que alquila en un barrio cercano al crematorio municipal.

Martín es padre soltero y el taxi que usualmente trabaja está en el taller. Este hombre de contextura gruesa y piel tostada por el sol paga al dueño de ese carro 400 lempiras de “tarifa”,  misma que durante los días de paro no dejó de pagar. “A uno le dicen, no se preocupe ahí me la va pagando poco a poco pero siempre hay que pagarla”, dice este taxista que ya se ha dado cuenta que en Honduras, para los más pobres nunca hay tregua.

El precio del combustible, uno de muchos problemas

Según Rony Figueroa, vicepresidente de la Asociación de Taxistas de Honduras (ATAXISHI) y dueño de taxis en la capital, otro pago que no han dejado de hacer durante los días de paro es el del “impuesto de guerra”, que las maras y pandillas le cobran a cada punto colectivo. Según este dirigente “están pidiendo prestado dinero al 10% de interés para poderle pagar a las pandillas”.

En 2017 al menos 132 personas dedicadas al rubro del transporte fueron asesinadas en el país, según el informe anual del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (O.V UNAH). A pesar de que no se conoce en su totalidad la ocupación de estas personas, los datos indican que son los transportistas quienes más sufren la violencia de este país en el que mueren entre 10 y 12 personas diarias,  según cifras oficiales. En el último mes, mientras se desarrollaba esta crisis, han sido asesinados dos transportistas, uno en Choloma y otro en Tegucigalpa, ambos eran conductores de buses “rapiditos”.

Mientras conduce el taxi que uno de sus compañeros le prestó, Martín cuenta.

-Además de las 6 pandillas que nos piden renta, de repente aparecen unos nuevos que nos vienen a dejar teléfonos y llaman pidiendo bombazos de 80 o 50 mil lempiras para que se los tengamos en un día, y a ellos no les interesa de donde lo saquemos pero que ese dinero hay que hacerlo, hay que hacerlo. Si no, ya vienen y matan a un compañero. Ya nos ha tocado vivir eso.

Hace dos años en el punto que trabaja Martín no lograron recolectar a tiempo el dinero que les pedía una banda de extorsionadores. Estaban en negociaciones cuando en el otro lado de la ciudad le dispararon en su propia unidad a uno de los conductores.

Uno de los argumentos del gobierno para la no reducción del precio de los combustibles es que el Estado dejaría de percibir 13,800 millones de lempiras. Según declaraciones de Ebal Díaz, Secretario de la Presidencia, “esto equivale a que se deje de pagarle a policías y militares y que cerremos la Secretaría de Seguridad y Defensa”.

El Banco Mundial señala que Honduras gasta alrededor del 1.6% del Producto Interno Bruto (PIB) en seguridad, comparando este dato con la media mundial, se destina la misma cantidad que países como Alemania, Noruega o Dinamarca. Este gasto desmedido corresponde a la política del gobierno de Juan Orlando Hernández que pretende vender “el regreso de la paz y tranquilidad a las calles”.

Mientras pasa a la par de una patrulla llena de policías, Martín asegura que “uno como motorista no tiene ni derechos, ni seguridad, no tienen nada”. La última vez que lo asaltaron, conducía a tres hombres que lo pararon en la calle para que los transportará hacia una estación de bomberos en Tegucigalpa, resultó que estos hombres terminaron secuestrándolo.

-Iba con estos ladrones y un policía me paró porque llevaba una luz mala, yo pensé que me había salvado pero cuando alcancé a decirle que estos delincuentes me llevaban, no me creyó y me dijo que nosotros todo lo exagerábamos, se suelta mientras me lleva en el taxi.

Martín agradece que ese día solo le hayan quitado los 200 lempiras que llevaba para la comida de sus hijos.

Los que no serán beneficiados

Según datos del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), más de 300 mil personas se sumaron a la lista de pobres en 2017 y se espera que en 2018 la cantidad siga en aumento. A pesar de esta situación en mayo de este año los diputados del Congreso Nacional se aumentaron 35 mil lempiras a su salario mensual. Martín desde el volante de un taxi en la capital asegura que los funcionarios se recetan estos incrementos “al son de los dedos, así de fácil, sin paros ni huelgas”.

Uno de los diputados que devolvió ese aumento, al menos en el mes en que se decretó, es Jorge Cálix del partido de oposición Libertad y Refundación, quien con respecto a la problemática de los transportistas y la reducción al combustible señala que “sí se puede gobernar sin aumentar impuestos, sí se puede gobernar con combustibles bajos y si Juan Orlando no sabe cómo hacerlo, pues que le pregunte a los que sí saben”.

Actualmente el impuesto que se paga por el combustible va desde los 20 hasta los 33 lempiras, y según el FOSDEH podría eliminarse compensándolo con la reducción de exoneraciones a la empresa privada que llegan a los 36 mil millones de lempiras (1.5 millones de dólares).

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En una gasolinera mientras compra menos de dos galones de gasolina por 200 lempiras, Martín asegura que trabaja con esas condiciones y sin horario de descanso por necesidad y recalca que “si los diputados no les costó nada darse un aumento, ¿por qué no se le puede bajar al precio del combustible? Si eso beneficia a todo el pueblo”. Este padre de familia gasta casi 9 mil lempiras mensuales en gasolina al mes y paga mil lempiras del cuarto en el que vive con sus seis hijos.

Estos gastos le dejan con un total de 2,600 lempiras (108 dólares) mensuales, para suplir la alimentación, salud, educación y vestimenta de su familia.

El miércoles de esta semana el gobierno rechazó una propuesta del gremio del transporte con el argumento de que esta no beneficia al usuario, ya que la reducción del precio a los combustibles solo beneficiaría a la cúpula del transporte y no se está presentando ninguna reducción al precio del pasaje.

En junio de este año la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica (CREE) justificó el aumento del 1.01% en la tarifa de energía eléctrica por el elevado precio de los combustibles utilizados, la variación del lempira frente al dólar y los resultados del despacho hidrotérmico.

Según el economista Hugo Noé Pino, la exigencia de los transportistas de reducir 23 lempiras en el impuesto del combustible “no es algo realista” pues supondría un gran impacto en la economía nacional; sin embargo, esta reducción se podría hacer diferenciada entre todos los derivados del petróleo.

Rony Figueroa de ATAXISH menciona que “hemos decidido ser flexibles y reducir la exigencia a bajar 20 lempiras al precio de los combustibles, hemos dejado un compás de espera pero si no nos solucionan nada para el viernes a las 5 de la tarde, el lunes nos vamos a paro otra vez.”

Según Martín, si se ejecuta el paro le van a pedir a los dueños de taxis y dirigentes del transporte que no les pidan la tarifa de esos días porque si no ellos también van a emprender acciones. “Los dueños nunca salen perdiendo, aquí nadie se interesa realmente por nosotros” asegura.

Una tregua que puede pasar a revuelta

“El lunes tendríamos que emprender acciones más fuertes, vamos a bloquear todas las calles del país y le estamos pidiendo al pueblo que se una a esta lucha que es de todos” menciona Figueroa. Este jueves, los taxis colectivos de la capital amanecieron con rótulos color neón que llevaban el mensaje “Exigimos la reducción de 23 lempiras a la gasolina, ¡pueblo únete!” y parece que otros sectores están aprovechando ese espacio para hacer sus propias demandas.

En el Progreso, Yoro, ciudad que solo necesita una pequeña llama para encender la hoguera, los taxistas se revelaron ante sus propios dirigentes, desafiaron La Tregua y emprendieron La Rebelión. Finalmente fueron dispersados por los policías.

Los maestros recientemente han amenazado con irse a paro si no se les aumenta el salario y los estudiantes universitarios se han manifestado entre la represión cotidiana en supuesto apoyo a los transportistas.

Ebal Díaz expresó que con estas muestras de apoyo de parte de los estudiantes universitarios se comprueba “la relación oscura de algunos dirigentes del transporte con las maras y extremistas dedicados a la violencia política”.

Mientras tanto, al también catedrático universitario Hugo Noé Pino, le preocupa que en Honduras solo se les cumplen las exigencias a las personas que protestan y esto provocaría una serie de demandas que pongan en precario el presupuesto nacional.

Para Martín, el exigir la reducción al combustible ha sido su única esperanza de ser escuchado pues aunque su punto de taxis no está tan lejano al Congreso Nacional, afirma que “esos diputados ni se acercan, cuando andan en campaña lo vienen a saludar pero de ahí no se vuelven a aparecer”.

Texto: Jennifer Avila

Fotografía: Martín Cálix

Emilio Rodríguez es el primero de la familia que migra a Estados Unidos, hace dos meses se fue con su hijo de 9 años. Ahora es un número más en la lista de 2,300 hijos separados de sus padres en el marco de la política de «tolerancia cero» que el Presidente Donald Trump lanzó para desestimular la migración. Su pequeño está en un refugio para menores en Nueva York y él en una prisión de Miami. Emilio huyó con su hijo por algo muy alejado de la violencia de maras y pandillas que predomina en las ciudades cercanas a la comunidad costera donde él creció. A Emilio lo echaron las consecuencias del cambio climático, ese mismo que Trump ha catalogado como una «invención» de China.

«La pesca ya no da y él se metió a trabajar de albañil y cuidaba una casa, con 3 hijos y la mayor que ya iba al colegio no le ajustaba el dinero para mantener a la familia», cuenta la hermana mayor de Emilio, una de las tres hermanas que ahora buscan sobrevivir tratando de sacarle algo al mar que cada vez está más cerca de su comunidad, amenazante. A menos de 10 kilómetros de la comunidad por la costa, hay dos comunidades que están desapareciendo, el mar ha destruido alrededor de 30 casas y las familias se han desplazado.

Emilio salió de la comunidad de Las Flores en Masca, Omoa en el departamento de Cortés, uno de los municipios con mayor afectación por la erosión costera que ha causado la elevación de los niveles del mar, sobre todo, como consecuencia del calentamiento global. A Las Flores llegó un grupo de familias campesinas en 1983 para habitar estas tierras entre montaña y mar, migrantes de las zonas más deprimidas del occidente del país, la familia de Emilio. Allí en Masca también hay una comunidad garífuna que está sufriendo estas consecuencias por el amarillamiento letal de los cocoteros, según explica el investigador Fabricio Herrera en el estudio «Cambio y Justicia Climática en Honduras».

José Rodríguez Rodríguez, tío de Emilio, recuerda cómo era la comunidad y lamenta que haya cambiado tanto aunque no ha cambiado la indiferencia con la que los políticos de todos los partidos los tratan.

«Los que hacen la ley no saben cómo es la vida en las comunidades», cuenta este pescador que asegura que ya el mar no les da como antes y que sobrevivir cada día se ha vuelto más difícil.

«Aquí ha cambiado mucho, allí donde se ven esas casas, ahora hay más población, así que hay más pérdidas. A veces hay mucha gente que no se organiza, que vive por vivir, que no cuida para el futuro», sentencia.

Y cuenta que la gente ya no puede vivir de la pesca ni de la agricultura. «Los que pueden trabajar albañilería han buscado eso y se van a otros lugares», agrega

Ya hay casas adentro del mar, antes había 3 kilómetros que separaban el mar del caserío, pero a partir del Huracán Mitch todo empeoró, así lo recuerda Rodríguez. Y en 2009, el terremoto terminó de acelerar el proceso, las comunidades quedaron casi debajo del nivel del mar y no solo afectó el sitio donde habitaban sino también terrenos de cultivo.

Su hermano José Isabel dice que la única manera de sobrevivir es huyendo,  saliendo de esa comunidad que es un oasis de paz porque allí no hay crimen, no hay maras o pandillas, no hay homicidios. Según el Observatorio de la Violencia de la UNAH, para 2016 Omoa tenía una tasa de 57.7 homicidios por cada 100 mil habitantes, algo que no refleja total paz, pero muy alejado a la tasa de ciudades cercanas como San Pedro Sula y Choloma.

Ahora de Omoa tienen que huir a la temible ciudad a buscar otros trabajos aunque la violencia probablemente los vuelva a desplazar. «La manera de vivir aquí tendría que ser aprender otros oficios para salir a trabajar a otros lugares, pero así como yo y mi hermano que la edad nos avanzó, aquí tenemos que morir aunque sea de hambre», se resigna. El camino que tomó Emilio con su hijo hacia Estados Unidos será la única alternativa para los jóvenes.

Niños caminan a una comunidad cercana en la Barra de Cuyamel. Foto: Martín Cálix.
 

Comunidades hundidas

Doña Martina está recostada en una hamaca, intenta descansar pero el susurro del mar ya no es relajante. Le teme. Cada vez es menos susurro y más advertencia. Su familia entera ya se fue y sus casas están abajo del mar. Sólo queda ella y su casa ya tiene dos escalones hundidos. «Aquí ya sólo estamos esperando que el mar entre», dice resignada, mientras un cachorro duerme plácidamente a sus pies y su nieta escucha atenta.

Su hermano y sus sobrinos huyeron a Estados Unidos porque era la única forma de sacar a sus padres de ese lugar y ubicarlos en una casa decente en el pueblo cercano. Perdieron todas sus cosas, perdieron sus hogares y la única opción era irse a Estados Unidos, trabajar y enviar dólares para comprar una propiedad en un sector no tan vulnerable.

«No le doy más de un año a esta comunidad para que desaparezca», dice convencido, el biólogo Gustavo Cabrera de Cuerpos de Conservación de Omoa (CCO), mientras muestra las ruinas de la comunidad Barra de Cuyamel.

La Barra del Motagua y la Barra de Cuyamel son los dos últimos poblados de Honduras de la zona costera pegada con Guatemala donde en los últimos diez años se han perdido alrededor de 800 metros de línea costera.

Cabrera comenzó a medir la playa desde 2006 cuando fue con un grupo de estudiantes de La Ceiba a sembrar un bosque de manglar. El año siguiente que regresó a ver si el manglar había crecido, no lo pudo encontrar, ya estaba en el mar, allí comenzó su interés y alarmó a las comunidades y a la alcaldía. En 10 años esa comunidad desaparecería «pasaron 12, estuve cerca con la predicción», dice Cabrera.

«El cambio climático es irreversible, eso va a suceder en toda la costa  pero de la manera como está sucediendo aquí es acelerado. No es fácil predecir sobre las demás comunidades porque no lo hemos medido. Si aquí ocurre un frente frío u otro fenómeno, en 3 horas se pierde todo y la gente morirá porque están entre la barra del río y el mar, esto es una trampa mortal», dice este biólogo que ahora ayuda a organizar una maratón para hacer efectiva una reubicación que está valorada en 10 millones de lempiras. Las autoridades evaden el tema, dice Cabrera, porque es parte de su culpa, él viene hablando de esto hace 12 años y no lo han escuchado.

El estudio «Cambio y Justicia Climática en Honduras» del investigador Fabricio Herrera establece que el  sobrecalentamiento  está  alcanzando  umbrales  por  demás  riesgosos,  en  tanto  la  actividad  humana  de  modo  persistente  está  emitiendo  hacia  la  atmósfera  grandes cantidades de Gases de Efecto Invernadero (GEI)   que   alteran   su   concentración   y,   como   consecuencia, se genera una reacción en cadena que perturba la temperatura y corriente de los océanos, los patrones de lluvias, frentes fríos y temporadas secas.  Estos  fenómenos  provocan  a  su  vez  la  destrucción  de los cultivos, trastocan la vida de las personas, animales y  plantas,  aumentando  la  pobreza,  la  miseria,  las  enfermedades y el hambre.

«No le doy más de un año a esta comunidad para que desaparezca», dice convencido, el biólogo Gustavo Cabrera de Cuerpos de Conservación de Omoa (CCO), mientras muestra las ruinas de la comunidad Barra de Cuyamel.

En el estudio «Migración y Cambio Climático» de Etienne Piguet, Antoine Pécoud y Paul de Guchteneire de 2011,  definen que:  las «zonas costeras bajas» como las situadas a una altura de 10 metros o menos representan solo un 2,2 por ciento de la tierra firme en el planeta, en ellas habita actualmente un 10,5 por ciento de la población mundial –es decir unos 602 millones de personas, de las cuales 438 millones viven en Asia y 246 en los países más pobres del mundo. La hipótesis de que las futuras emisiones de CO2 basada en el continuo crecimiento económico con una moderación del uso de combustibles fósiles (posibilidad A1B del IPCC) que prevé un incremento de 0,3 a 0,8 metros del nivel del mar para el año 2300, es preocupante. Y algunos cálculos más recientes muestran que este proceso podría avanzar bastante más deprisa de lo que se pensaba antes. Sobre esta base, parece razonable considerar que las personas que viven a una altura de menos de un metro sobre el nivel del mar son directamente vulnerables– y en un plazo de unos pocos decenios, según Anthoff (2006), 146 millones de personas se verían afectadas en tal caso.

A pesar del compromiso que el gobierno de Honduras adquirió firmando el Acuerdo de París surgido de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco para el Cambio Climático (COP21),  de reducir en un 15 % las emisiones de gases de efecto invernadero en los sectores de energía, procesos industriales, agricultura y residuos para el año 2030; en Omoa, después que en 2010 se hiciera un ordenamiento territorial, se redujo el territorio de la reserva natural Cuyamel que contaba con parte en la costa y de frente en las montañas y el valle de Cuyamel. La parte del valle se declaró para explotación agroindustrial y han comenzado a sembrar monocultivos como la palma africana y el King Grass (para biomasa) en más de 2000 hectáreas.

Y estas acciones contradicen el compromiso, pero el discurso de la encargada de la Unidad Municipal Ambiental de la municipalidad de Omoa, Nancy Cálix, busca otros culpables: los campesinos que han migrado a esta zona y utilizan implementos y mecanismos de pesca y agricultura nocivos para la tierra, el agua y las especies, del daño al medioambiente que luego termina en consecuencias como el calentamiento global.

En 2012 el territorio donde están asentadas las comunidades en riesgo fue declarado inhabitable, pero una cosa es lo que diga un decreto y otra es la necesidad de la gente de tener tierra para sus casas y cultivos. La alcaldía no implementó en ese momento un plan de reubicación y ahora que esto es una crisis humanitaria, da algunas soluciones, como la compra de un terreno en el pueblo cercano, pero no es suficiente para darle condiciones de vida a 86 familias que han quedado de las 150 que antes eran.

«Estamos sumamente afectados, a parte de la basura de Guatemala es un contaminante enorme, un peso horrible, el cambio climático ha afectado. Ahorita sólo tenemos una comunidad que la vamos a evacuar, las barras porque es zona de riesgo, ya tenemos el terreno, la municipalidad está dando el terreno, la primera dama está prometiendo 100 viviendas, son como 150 personas, como 80 familias, pero cada día nace uno», dice el alcalde nacionalista Ricardo Alvarado quien lleva 9 años en el poder, y lo dice riendo.

Ricardo Alvarado, alcalde de Omoa, Cortés. Foto: Martín Cálix.
 

«La gente que migró de aquí ya migró hace años porque sí hay mucha en EEUU, es posible como hace 5 años cuando escucharon que levantaron la barrera, entonces mire, todos se fueron. Mucha gente vive de la remesa aquí, entra bastante. Aquí quisiéramos arreglar el mundo pero no es tan fácil, estamos trabajando duro, la UMA tiene un programa bonito en tema ambiental, la reforestación, y aquí somos enemigos de la palma africana», asegura el alcalde omoense, a quien le advirtieron del desastre en el inicio de su largo mandato, pero sigue sin resolver, sin dar respuestas más allá de la demagogia política.

Por su parte, Cálix, de la UMA, cuenta que hay varias tesis sobre lo que más ha afectado para que la erosión costera sea tan acelerada en esta zona.

«Muchos de los problemas de erosión costera en el municipio son producto del cambio climático, esto ha venido a inundar algunas áreas que asociadas con otros eventos sucedidos han provocado una migración. El terremoto de 2009 desplazó el área verticalmente unos 10 centímetros, quedó en depresión el área, eso asociado al calentamiento global cuyos niveles de agua ha aumentado en la zona, eso ha provocado inundaciones severas. Otro problema asociado a las barras es el cambio de dirección en el río Motagua, el río se desplazó hacia Guatemala dejando un área desértica, un área de playa en la barra de Motagua, eso ha creado mayor problema de erosión. Hay otras áreas en el municipio que sufren de erosión costera esto asociado a estructuras mal ejecutadas que se han ido construyendo a lo largo de la costa del municipio en Puerto Cortés.

Gas del caribe construyó rompeolas que afectaron las playas de comunidades contiguas. Su licencia ambiental fue renovada. Foto: Martín Cálix.

Inversionistas de la parte turística empezaron a construir estructuras para salvar su inversión, eso provocó daños a la comunidad, se generaron espigones para generar bienestar a la propiedad que tenían en ese momento, entonces esto fue contribuyendo a una serie de problemáticas en el tema de erosión en el área marino costera del municipio, es allí donde tenemos pérdida de playas», explica Cálix, y recuerda que actualmente la empresa Gas del Caribe está financiando parte de un proyecto valorado en 90 millones de lempiras para la recuperación de la laguna de Centeno, azolvada por las mismas malas prácticas de la empresa. A Gas del Caribe recién le renovaron su licencia ambiental con la condición de tratar de resarcir el daño que ha hecho con la construcción de rompeolas que han afectado la línea costera.

Por otro lado, Cálix recuerda que su municipio ha estado en el ojo de la noticia mundial por la problemática de contaminación por residuos sólidos generados en Guatemala y arrastrados por el río Motagua hasta Omoa.

«Entonces estamos en un proceso de limpieza y vigilancia en el sentido de que generamos información de que nos siguen afectando y que no nos han podido mitigar y queremos resultados. Con Mi Ambiente estamos vigilantes y haciendo limpieza como municipio, tenemos turismo, muchas visitas al municipio y necesitamos dar una imagen al que nos visita, nos toca invertir mucha plata que no la tenemos pero tenemos que hacerlo para precisamente mitigar esa situación», explica Cálix.

«El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos para hacer no competitiva a la manufactura de EE UU». «No era un buen pacto para los intereses de los ciudadanos norteamericanos». Tweet de Donald Trump.

Hacer un recorrido por las playas en las barras de Motagua y Cuyamel puede ser peligroso, de la arena se asoman jeringas, vidrios, plásticos punzantes y hasta jarras plásticas con pinturas guatemaltecas. La gente de las comunidades ha creado comités de limpieza, porque también la basura les afecta, los dragados se obstruyen por los residuos y quedan en mayor vulnerabilidad de inundaciones. Eso también hace enojar al mar, y no se puede luchar cuando está así. Porque el mar adquiere la carga simbólica de la devastación para las comunidades costeras de Omoa.

Casa enterrada en la arena, Barra de Cuyamel. Foto: Martín Cálix.
 

Cerca de doña Martha está la escuela de la Barra de Cuyamel, una escuela que ya no funciona porque la mayoría de niños ya no viven en esa comunidad devorada por el mar. El mar se escucha bravo cerca de allí, y la escuela se convirtió en el hogar de tres familias cuya casa está enterrada en la arena, así quedó después del frente frío número 5 ocurrido en febrero.

Antes de que el mar termine de llevárselos esperan que la municipalidad habilite un albergue que la organización Centro de Acción Social Menonita (CASM) está construyendo en una comunidad llamada Los Achiotes y allí en esa misma área y de una vez por todas los reubiquen.

Doña Nolvia Pérez vive desde febrero en la Escuela Patria de la barra, allí con sus padres que son unos ancianos y su nieto, un bebé recién nacido, siete personas en total. Lograron sacar algunas cosas de su casa tragada por la arena y construyeron una cocinita de donde sale humo, su nuera cocina el almuerzo.

«Se vino un gran norte, la casa se inundó todita y entonces el patronato dijo que nos viniéramos aquí. Estamos esperando que algún día nos reubiquen. Hemos vivido aquí toda la vida, no tenemos donde ir», dice afligida. Las comunidades buscan cómo resolver y es por eso que en las pocas casas que quedan viven 2 o 3 familias, porque quienes van quedando sin casas se van donde sus vecinos, a la escuela o a la iglesia antes de encontrar la forma de salir de la ciudad o el país.

Según Cálix de la UMA, no se ha levantado un dato de cuántas personas han sido desplazadas hacia otros departamentos o países debido a la problemática. «Sería un reto hacer una encuesta a nivel de comunidad de porqué se ha ido x o y persona para saber qué efecto está sufriendo el país como consecuencia del cambio climático».

En camino a las barras, se ven grandes propiedades cercadas y con vacas pastando. Esas son propiedades incautadas por la OABI a carteles del narcotráfico que tenían tierras e inversiones en Cuyamel. Estas propiedades no se han tomado en cuenta para la reubicación de las 86 familias.

El Arca de Chico

En la comunidad Barra de Motagua hay un barracón grande de madera. Los últimos hospedados de emergencia fueron los miembros de 11 familias que perdieron todo en el último frente frío que azotó el país. A este barracón le llaman «el arca de Chico» porque así le dicen a Francisco Díaz, el líder comunitario que se dedica a tiempo completo a atender a las familias en sus desplazamientos y problemas de inundación.

«No crea, es bien cansado hacer este trabajo, pero sí le digo que esta comunidad es un ejemplo de cómo se sobrevive a las tempestades». Don Chico tuvo que migrar a Estados Unidos en 2015 porque la situación económica que se vivía en su comunidad era muy precaria y él tenía una misión: hacer dinero para construir una casa grande donde quepan los refugiados y comprar una lancha para poder sacar la gente en casos de emergencia.

«Si aquí llega un huracán, en cuestión de 3 horas nos morimos todos», sentencia don Chico, no es suficiente el arca ni la lancha que pudo comprar con su trabajo en el norte y le preocupa la paciencia de las autoridades. Un vecino le dice que no se queje del alcalde, que las autoridades hacen lo que pueden, que si no trabajan juntos será muy difícil salir adelante.

Don Chico padece de problemas respiratorios, esos son muy comunes en su comunidad donde el calor es más agobiante por la humedad que generan las múltiples lagunas que se forman alrededor de las casas, la gente anda completamente húmeda todo el tiempo. Los niños chapalean y se introducen a lo que parece un campo de fútbol pero ahora es un pantano y se divierten. Las madres les reclaman quizá por divertirse en la desgracia, porque no tienen más opción que tirarse por los charcos.

Don Chico ha llevado a varios periodistas a conocer la trampa en la que viven y busca apoyo para seguir comprando lanchas y capacitando a la gente para cuando llegue lo peor. «Aquí organizaciones como CASM nos han venido a apoyar para poder enfrentar las emergencias pero también para pescar de una mejor manera, para subsistir», asegura y cuenta que el río Motagua les trae cada vez más basura y hasta cadáveres, al menos ha enterrado unos 25 cadáveres que llegan junto con la basura de Guatemala. Peces no hay, ni pueden tampoco cultivar, sólo muerte les trae el agua.

José Elvin Rodríguez ha sido pescador y agricultor toda su vida, ahora construye las barcas que con ayuda de CASM la comunidad tiene para moverse y para ir a pescar. «Si hubiera un fenómeno como el huracán Mitch esta costa no va a esperar un año para desaparecer, aquí hemos visto tantos desastres, si logramos salvar las vidas será mucho. Se lo he dicho a las autoridades que manden al ejército a sacar a la gente de las comunidades en caso de una emergencia, aquí sólo hay 2 lanchas ¿cómo vamos a evacuar más de 300 personas así? Cuando el mar se enoja no hay salida», explica este dirigente, también amigo de Chico con quien pasa organizando la forma de salvar a su comunidad.

La reubicación de la comunidad es algo muy delicado, sino se hace adecuadamente respetando la forma de vida de la gente tendrán daños psicológicos, dice José, él sólo sabe de la vida del mar, y si los reubican esperan que sea siempre en la misma costa.

«La gente está desesperada, no sabe ya qué hacer, la gente llora, las señoras piden que los saquen de allí. Diez millones de lempiras no es nada comparado con la vida de 350 personas, la gobernadora de Cortés le dijo al alcalde, usted tiene que solucionar ese problema, porque si una persona se muere allí usted va a tener que responder», dice el biólogo Cabrera quien acompaña a estas comunidades.

Las familias que tuvo Chico en su casa lograron construir unos barracones de madera elevados y unas polleras elevadas con estacas para las gallinas. Allí viven 4 familias, las mujeres cuidan de los niños y bebés mientras los esposos buscan peces en el mar. Hay zancudos del tamaño de moscas y moscas del tamaño de escarabajos que muerden duro. Así pasan todo el día las mujeres, viendo hacia el mar, viendo qué tan cerca está y recordando cuando de su comunidad el mar se miraba lejos y era un remanso de paz.

Estados Unidos ya no acepta desplazadas por violencia doméstica y mucho menos aceptaría desplazados por cambio climático aunque sea igual de dramático el conflicto en estas comunidades. Lo de Trump con el calentamiento global no es sólo cuestión del tweet que dice que es un invento de China, llega a acciones más serias como el retiro de EEUU del Acuerdo de París.

«El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos para hacer no competitiva a la manufactura de EE UU». «No era un buen pacto para los intereses de los ciudadanos norteamericanos».

***

A una hora de Cuyamel está la frontera de Corinto, camino a Guatemala. Allí hay un Centro de Atención al Migrante Retornado donde diferentes instituciones como El Comité de Cruz Roja Internacional (CCIC) y el Instituto de Migración atienden a los deportados de México que llegan en un bus de Chiapas. Cada día son dos o tres buses llenos de hondureños y hondureñas que fueron retornados a la pesadilla de donde huyeron. Y cada día son cientos de hondureños que transitan por allí en bus o a pie en su camino hacia el norte.

Un grupo de seis personas, dos mujeres y cuatro hombres, sale del CAMR planeando cómo regresar de nuevo al camino hacia Estados Unidos. Salen del CAMR después de prometer que intentarán quedarse pero saben que su país no es apto para vivir. En ese grupo está Nadia, una mujer de 36 años que vivió 8 años en Estados Unidos con el TPS (Temporal Protection Status) pero cuando la administración de Trump lo suspendió ella fue deportada. Fue regresada a Honduras donde su marido había sido asesinado por una pandilla, retornada a un lugar donde ya no tenía casa porque la pandilla se la había usurpado.

«Yo no puedo regresar a Tegucigalpa, del lugar de donde soy, ya llevo 7 intentos de pasar de nuevo a Estados Unidos este año y ahora voy de regreso», cuenta, y asegura que cada vez que regresa denuncia y explica que no puede regresar, ni al barrio donde ella creció y donde están su madre y su hija. En el camino se juntó con un campesino joven de Santa Bárbara que dice que no puede vivir más en el campo porque no le ajusta para vivir con los $5 que gana por el jornal y se juntó con un cubano hondureño que parece hacer negocio de acompañar migrantes. Todos siguen al hondureño con acento cubano porque sabe moverse, y todos de nuevo en caravana, regresan a la frontera.

Allí cerca, Nadia no sabe que la gente también huye pero no de las pandillas, sólo del mar. Huyen del mar que –dicen ellos– está enojado.

Recomendamos de nuestra serie en construcción #HondurasDesplazada:

Desterrados al valle de las sombras

Desplazadas y retornadas a la desesperanza

Y del archivo:

El miedo a Trump es temporal, la migración sigue…

Texto: Vienna Herrera

Fotografías: Martín Cálix

En medio de tuberías rotas, un escenario incierto y la confusión de los abogados defensores, la audiencia de imputados del caso denominado «Caja de Pandora» por la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad (Maccih) celebrada en la Corte Suprema de Justicia, resolvió declarar detención judicial para 19 de los 38 exfuncionarios y funcionarios implicados en el desfalco millonario de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG).

El caso Pandora detalla cómo 282 millones de lempiras (aproximadamente 12 millones de dólares) habrían sido drenados desde la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) para el financiamiento de las campañas políticas del Partido Liberal y el Partido Nacional en 2013. El caso fue presentado hace más de un mes por la Unidad Especial Fiscal contra la Impunidad y la Corrupción (UFECIC) en un trabajo en conjunto con la Maccih.

De acuerdo a las investigaciones, la SAG suscribió contrato con las fundaciones Todos Somos Honduras y Dibattista para financiar proyectos destinados a pequeños productores. Sin embargo, los recursos se desviaron para el pago de campañas políticas, entre ellas la tarjeta de descuento “La Cachureca” promocionada por el presidente Juan Orlando Hernández en las elecciones generales de noviembre de 2013.

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Las partes involucradas habían intentado huir de la reclusión desde antes de la audiencia. Semanas atrás, la defensa de algunos implicados interpuso varios recursos de inconstitucionalidad contra el artículo 184 del Código Procesal Penal que obliga a dictar detención judicial en casos de lavado de activos, delito que enfrenta la mayoría de los imputados, los recursos se interponían con el fin de obtener medidas sustitutivas para defenderse en libertad.

Instantes en el que Dagoberto Aspra, abogado de una de las defensas, daba declaraciones a la prensa nacional. Foto: Martín Cálix.
 

Dagoberto Aspra, abogado de la defensa, declaró que en la audiencia se discutió mucho la constitucionalidad del artículo 148 y que incluso algunos imputados ofrecieron fianzas. «Nosotros expusimos todos los argumentos sólidos necesarios, el Ministerio Público igual y aunque el artículo 184 diga que debe darse prisión preventiva hemos dado argumentos sólidos para poder demostrar que la juez puede otorgar medidas sustitutivas» manifestó Aspra, con un tono preocupado antes de que se leyera la sentencia. Posteriormente declaró que seguirán abogando por las medidas sustitutivas en la audiencia inicial.

Tres días antes ya se habían girado órdenes de captura para todos los acusados, sólo 20 de los 38 imputados se presentaron a la declaración y ahora permanecen recluidos, entre ellos tres diputados de esta legislatura: Rodolfo Irías Navas y José Celín Discua del Partido Nacional y Elvin Santos del Liberal.

El proceso de la audiencia

La audiencia de declaración de imputado se desarrolló con mucho hermetismo, a los imputados se les introdujo por otra entrada a la sala II del Tribunal de Sentencia a la que los medios de comunicación no tuvimos acceso. Aunque se programó para las 9 de la mañana, el proceso inició hasta las 10:30, y tuvo que ser suspendido 20 minutos debido a que hubo una ruptura de una tubería de aguas negras y la sala tuvo que limpiarse, ninguno de los imputados dejó las instalaciones y horas más tarde almorzaron en esa misma sala.

Marlon Duarte, defensor de Arnaldo Urbina, exalcalde de Yoro por el Partido Nacional y actualmente recluido en El Progreso, Yoro, durante ese receso aprovechó para denunciar a la investigación como una forma de hacer ver mal al país ante la comunidad internacional. “Es tan mala la investigación que a Arnaldo Urbina Soto se le volvieron a imputar los mismos hechos de lo que vino hace dos años, o sea, sí le estamos diciendo a la sociedad que se está investigando, pero no hagamos eso. Yo no digo que no acusen, pero investiguen” declaró exaltado.

Los 20 imputados que se presentaron a la audiencia enfrentan juicios por el delito de lavado de activos en perjuicio de la economía del Estado a: José Celín Discua (diputado PN), Rodolfo Irías Navas (diputado PN), Elden Vásquez, Elvin Santos Ordóñez (Diputado PL), Lenín Chávez, Carlos Alberto Pineda Fasquelle, Ramón Antonio Lara, Hernán Simman Elvir, Armando José Rivera Marroquín, Arnold Gustavo Castro, Wilson Rolando Pineda Díaz, Franklin Toruño, y Laura Aidé Arita Palma. Por el mismo delito más el de encubrimiento a Lenín Rodas, Félix Pacheco, José Adolfo Sierra, Eduardo Enrique Lanza y Arnaldo Urbina Soto, este último ex alcalde del PN recluido, seguirá cumpliendo su detención en el Centro Penal de El Progreso, Yoro.

 

Mientras tanto, Norma Kaffy Montes enfrenta la acusación de violación de los deberes de los funcionarios y fraude en perjuicio de la administración pública y Velkis Rosibel Hernández por falsificación de documentos públicos.

Entre los señalados se encontraba el exsecretario de Finanzas, William Chong Wong, pero este murió cuatro días después de presentarse el requerimiento fiscal producto de una enfermedad natural. Sin embargo, su familia decidió seguir con el caso, su defensa la tiene Doris Imelda Madrid, ex presidenta del Instituto de Acceso a la Información Pública “para limpiar su honor porque los muertos también deben poder defenderse”.

Los implicados y sus acusaciones

La resolución de detención judicial la dictaminó la jueza Lidia Álvarez Sagastume, 18 de los 20 imputados se trasladaron de inmediato a sus centros de detención. Las excepciones son el diputado nacionalista José Celín Discua Elvir debido a que se le realizará una evaluación médica en la Dirección de Medicina Forense solicitada por sus apoderados legales aduciendo enfermedad y a Velkis Hernández, a quién se le dictaminó prisión domiciliaria porque se encuentra en periodo de lactancia.

Hernández es una de las únicas tres personas a las que se le detuvo luego de que se libraran órdenes de captura para los 38 imputados, por lo tanto, ya se encontraban detenidas al momento de la audiencia y se conoce que pasó la noche con su bebé en los juzgados de la Granja, su hija de menos de un mes fue retirada del Tribunal de Sentencia minutos después de que uno de sus familiares la llevara para amantarla.

A Velkis Hernández se le acusa de falsificar documentos cuando fungió como empleada en La Unidad de Registro y Seguridad de Asociaciones Civiles (URSAC) al inscribir constancias de las fundaciones por las cuales supuestamente se drenaron los fondos. “Tiene un bebé de 20 días de nacido, necesita comer, pero esperemos que todo salga bien, ella es inocente y lo vamos a demostrar con los abogados. Un jefe de ella fue la que le dijo que firmara las constancias” señaló a los medios de comunicación su hermano, Iván Santos.

Iván Santos, hermano de Velkis Hernández, carga en brazos a su sobrina mientras su madre declara en la audiencia de presentación de imputados por el Caso Pandora, finalmente a Velkis por su condición de lactancia fue asignada bajo arresto domiciliario. Foto: Martín Cálix.

El traslado de los imputados

Mientras se esperaba el traslado de los imputados a sus centros de detención, algunos familiares, empleados y conocidos de los imputados permanecían afuera del edificio de la Corte Suprema de Justicia. Entre llanto y frustración una mujer que acompañaba a uno de los diputados nacionalistas decía: “Estoy harta, les han dado todo, les han dado la vida entera y les hacen esto” poco después llamó a las personas que estaban apoyando en el edificio a tomarse una selfie a la vez que amenazaba que el próximo mes “cortaría cabezas de aquellos que no nos apoyan”. En ese mismo escenario, algunos abogados aprovechaban para entrar al edificio con maletas de viaje y bolsas con el logo de Zara Home.

Mientras tanto, la mayoría de los medios de comunicación esperaban la salida de los imputados. Al momento en que sucedió, se desató una persecución de varios minutos detrás de varios automóviles con los imputados dentro. Los diputados y funcionarios fueron trasladados en dos microbuses al Primer Batallón del ejército, 5 km al suroeste de la capital, mientras que los demás imputados se dirigieron a la Penitenciaría Nacional (PN) en Támara, 10 km al norte de Tegucigalpa.

En medio de la persecución, el jefe de bancada del Partido Liberal de Honduras y ex vicepresidente, Elvin Santos, tuvo tiempo para preparar un comunicado en el que manifestó por redes sociales: “Confío fielmente en la justicia hondureña y en el debido proceso legal que se realizará en este juicio y con toda certeza de que mi inocencia se comprobará”.

Al conocer la sentencia, la directora del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, declaró en su cuenta oficial de Twitter que «La detención judicial contra las redes de Pandora, nos indica que la justicia no se fue a paro» en relación a la crisis del transporte que ha paralizado al país los últimos días.

La audiencia inicial del caso se realizará el próximo 25 de julio a partir de las 8:30 de la mañana en este mismo lugar. Mientras tanto, las órdenes de captura se mantienen vigentes para las 17 personas que no se presentaron a la audiencia.

Fotografía: Martín Cálix

Entrevista: Jennifer Avila

 

Dirigentes transportistas se levantaron de la mesa de diálogo con el gobierno al finalizar este día sin algún acuerdo. Su demanda de rebaja de Lps.23.00 al galón de combustible se vio burlada por la propuesta del gobierno de apenas rebajar Lps.2.00. El paro nacional de transporte se suspendió temporalmente y aun no se conocen las medidas de presión que este sector va a ejercer en las próximas horas, el paro nacional de transporte podría reanudarse indefinidamente el lunes próximo.

El problema del aumento a los carburantes no solo tiene causas exteriores, la crisis del petróleo a nivel mundial, sino también factores internos, tanto los transportistas como otros sectores han demandado mayor transparencia para conocer la fórmula con la que se calculan los incrementos, ya que desde el golpe de Estado esta fue modificada y no se publica ni socializa con los sectores productivos, según cuenta la empresaria farmacéutica, exministra de Industria y Comercio y excandidata a designada presidencial por el partido Libertad y Refundación (LIBRE), Juliette Handal.

Handal fue miembro de la Comisión de Notables para el estudio de los Combustibles en Honduras, nombrada por el Congreso Nacional de Honduras (2005), y fundadora de la Coalición Patriótica de Solidaridad. Según Handal con el cambio de fórmula tras este estudio se ahorraron 7 mil millones de lempiras hasta el momento en que sucedió el golpe de Estado. Un golpe, que según el escritor Julio Escoto en su artículo «El golpe del oro negro», también fue fraguado desde la industria petrolera que tenía intereses en el territorio hondureño por su potencial de explotación y por los negocios que estaba haciendo con el cono sur de América cuando se avecinaba la crisis en Venezuela.

Ahora, dedicada a su empresa, Handal siente como un desahogo hablar con los medios de comunicación para dar su punto de vista sobre la demanda del sector de transportistas y aunque para ella este no es un tema nuevo y en algún momento criticó a los transportistas de no mantener sus posturas al respecto, ella cree que el gobierno puede responder a la demanda si ésta se mantiene como un llamado a beneficiar a toda la población en general, no solo a un sector.

La Coalición Patriótica de Solidaridad que ella fundó y dirigió hasta hace poco, mediante un comunicado se pronunció en apoyo de la propuesta de los transportistas apuntando que los altos impuestos cargados a los combustibles en Honduras, son de los más altos de Latinoamérica y sugieren desdolarizar el impuesto a los carburantes «a pesar de mostrar la deficiencia del manejo de estos impuestos. Demostrando el derroche de los fondos del estado mediante las alzas enormes de los sueldos de los diputados, el desvío de fondos para las campañas políticas, el despilfarro en la enorme publicidad que a diario mal gasta el gobierno”.

La rebaja de 20 lempiras al galón del combustible, quitaría presión a la escalada inflacionaria actual sobre los productos y servicios, reza el comunicado.

Contracorriente entrevistó a Juliette Handal en Tegucigalpa, en el momento de incertidumbre que ahora se vive al no saber si el paro continúa o si será solo un capítulo que añadir al historial de crisis política y económica que enfrenta el actual gobierno.

CC: ¿Qué lectura le da al paro de transportistas exigiendo una rebaja a los combustibles?

JH: Lo que está pasando no solo es el tema del combustible, es resultado de lo que está pasando en el país. Hay pobreza, desempleo, esto lo dicen estudios de organizaciones como la ICEFI y el FOSDEH, la CPAL nos pone entre los países más pobres de Latinoamérica. La situación en los hospitales del Estado, el costo de vida, todo eso con el alza al combustible es la gota que derrama el vaso de tantas imposiciones y sacrificios al pueblo hondureño.  Ha habido una indiferencia enorme del gobierno a los problemas del país. El pueblo va de impacto en impacto, de golpe en golpe, y hay que bajar la cabeza.

Hay cosas que se vieron en el estudio de los notables en su momento, me ha impresionado que el impuesto lo cobran ahora en forma porcentual, eso había desaparecido cuando luchábamos con la Coalición. Para no impactar más la economía del país se había puesto fijo, que nos diga el gobierno a qué hora lo puso porcentual, ese es un crimen cuando vemos que todos los días sube el precio del dólar en el país, nuestra moneda se devalúa, nuestro sectores productivos sufren estas subidas porque al final venden en lempiras, esto produce un impacto y luego se traslada a los precios de los productos.

CC: Este es uno de los impuestos mas altos de LA, se ha hablado estos días que es para mantener las carreteras… ¿Se perderá con la rebaja?

JH: Siempre se ha dicho que este es un impuesto vial, fíjese que no solo es el impuesto el que castiga al pueblo con estos precios, son los precios injustos e inflados. El índice de precios de importación que se pone en la fórmula para calcular el precio en la bomba de estación es otro aspecto, y no se está tocando ahorita. El precio de importación, lo demostró el estudio de los notables y la licitación que se hizo, está inflado, no refleja la oferta y la demanda en el mercado internacional entonces aquí vienen y ponen el precio en la fórmula porque son las mismas compañías las que lo ponen.

CC: ¿Especulan?

JH: Bueno, no hay certeza porque tampoco se publica la fórmula por parte de la Comisión Administradora de Petróleo ni le explican al pueblo porqué sube y baja el combustible, y porqué ese precio que ponen en la fórmula como precio de importación que lo dictan las mismas compañías, porqué sube o baja, lo que sí aprendimos es que ese precio después del golpe lo volvieron a poner sin reflejar los precios a nivel internacional de oferta y demanda.

CC: ¿Esa fórmula es pública?

JH: No se publica desde el golpe de Estado, se demostró y se ahorró miles de millones de lempiras cuando después de la licitación se aplicó, allí se demostró que teníamos precios inflados, vino el golpe y pusieron de nuevo la misma fórmula, a los dos meses. Como no hay transparencia que no se molesten cuando decimos y dudamos, que la comisión administradora de petróleo debería decir al pueblo porqué sube y baja el combustible, los únicos que hablan de esto son los medios.

No entiendo porqué no hacemos bien las cosas en Honduras, porque siempre hay intereses que abusan más de lo que deben sabiendo que somos tan frágiles y no podemos ser indiferentes a lo que sucede a las personas en el país.

CC: ¿Quién se beneficia?

JH: Las compañías y los gobiernos están bien cómodos recibiendo el impuesto, 14 mil millones es la cifra que dicen en los medios, a ellos no les importa si es justo o no, cómo impacta en la economía del país, en los costos de producción, de comercialización, en la competitividad. Hace mucho tiempo, solo los medios hablan del combustible ni los sectores mas importantes del país, ni a los transportistas se les oía nada porque muchos de ellos subsidiados entonces al pueblo que se le dañe, aun con todo eso este reclamo de alguna manera clama justicia.

CC: ¿Esos intereses son de las personas que dieron el golpe de Estado?

JH: No le puedo decir, siempre que hablo de estos temas quiero hacerlo de una forma constructiva, no entiendo porqué tanto avorazamiento e insensiblidad. Esto nos daña a todos, hasta a los que vivimos mejor. Si se logra la rebaja la gente tendrá mas dinero en sus bolsas, podrá comprar las cosas que necesita y que ahora no puede pagar. Las empresas vana vender más, ganar más, generan empleo, todos ganamos y al ganar pagan más impuestos, todos esos los pagan al gobierno y recuperan el dinero que van a perder ahorita para las carreteras y para todo.

CC: ¿Es posible bajar esos Lps. 23.00 al galón de combustible?

JH: Creo que si hay voluntad sí, sobre todo en esos impuiestos dolarizados. Dice el doctor Efraín Díaz Arrivillaga que deberían revisar el presupuesto que se tienen de defensa y seguridad que se ha incrementado, no estamos en guerra, en una situación bélica con otros paises, la guerra hay que hacerla en Honduras pero hay que hacerla a la pobreza, al desempleo, a la incapacidad de dar servicios de salud y educación gratuitos y de calidad y a tantos problemas. La inseguridad a pesar de tantos impuestos dirigidos a eso, no baja y más bien la violencia se ha recrudecido en los últimos días, porqué ese dinero no se utiliza en que se reactive la economía, que los sectores productivos ya no estemos tan ahogados por no solo la devaluación de la moneda sino por los costos de producción y comercialización producidos por los costos de energía que han subido también.

CC: ¿Cómo impacta la crisis en Venezuela  y en los países productores de petróleo?

JH: Yo le voy a decir, impacta el mercado internacional, el problema es que en Honduras hay doble impacto porque están inflados los precios de los combustibles, esa fórmula no nos da precios justos, no tenemos una política energética clara, se habla de una ley de comercialización pero esa solo se habla con los mismos actores de la cadena, ahorita está en el Congreso y se está discutiendo en la comisión de hidrocarburos. Estuvo varios años en el ejecutivo y hasta ahorita lo mandaron, aun así eso no garantiza la protección al consumidor y al pueblo hondureño eso se tiene que revisar. En esto pueden sorprender a los diputados porque este es un tema eminentemente técnico y ni siquiera invitan a socializar eso y a discutirlo a todos los sectores.

CC: ¿Y ese es un monopolio el que dicta todo?

JH: Es un oligopolio, pero todas estas cosas cuando hay voluntad se pueden corregir, todos perdemos con esta situación. Me da lástima los taxistas que no van a llevar nada a sus casas sin hacer carreras. Pero vale la pena, creo que ellos quieren hacerse sentir, ojala que egobierno lo que tiene que hacer en vez de cerrarse es analizar, tienen que buscar dinero para resolver esta situación, deben analizar los precios en el mercado internacional y asegurarse que las importadoras estén dando el precio adecuado.

CC: Esto puede pasar a una crisis política?

JH: El pueblo está molesto, el pueblo ha aguantado demasiado, este pueblo es demasiado noble, algún día se cansa. No se qué va a pasar, que todo lo que suceda sirva para bien, hay que hacer reflexionar a los gobernantes y políticos que no pueden estar en las alturas sin ver lo que pasa al pueblo hondureño. Un Estado no puede desarrollarse a costa del sacrificio de los sectores productivos y que se les ahogue, un estado debe propiciar la facilidad para que los sectores productivos produzcan más, no saben que al beneficiar a unos pocos se abre la brecha entre la pobreza y la riqueza y eso al final nos daña a todos. No podemos aceptar que ellos digan que mandan y quienes se oponen son unos izquierdistas, terroristas, comunista, esto no puede ser asi que entiendan y vayan y se bajen de esa nube y hablen con el pueblo y vean lo que viven los campesinos, las mujeres, los garífunas, la gente que les han quitado sus patrimonios sin socializar como deben, no es que no haya desarrollo sino que hay que respetar a la gente y no simplemente ir a sacarla. Que esto sirva y que los dirigentes sepan tener el liderazgo, la capacidad y la inteligencia para hacer las cosas bien.

 

Texto: Jennifer Avila

Fotos: Martín Cálix

Alrededor de 27 mil unidades entre taxis y buses urbanos e interurbanos realizaron un paro en varias ciudades del país para exigir al gobierno de Juan Orlando Hernández modificar la fórmula que se aplica para establecer precios de las tarifas, modificar la ley de transporte para evitar instrusos en el rubro y rebajar 23 Lempiras al galón de combustible. Esta protesta responde a la acumulación de conflictos que viene viviendo el sector transporte en los últimos años, uno de los sectores más golpeados por los altos precios de los carburantes pero también por el crimen organizado, al estar sometidos a la extorsión.

Al finalizar el día de paro, en la mesa de diálogo no hubo acuerdos, por lo que mañana se ha convocado a paralizar, de nuevo, indefinidamente el país hasta que se cumplan las demandas, sobre todo la rebaja de los combustibles.

En Tegucigalpa y Danlí hubo sitios donde la policía intervino con gases lacrimógenos tras protestas que se tornaron más conflictivas, en Tegucigalpa un grupo de personas incendió un vehículo de Hondutel. Rony Figueroa, de la Asociación de Taxistas de Honduras, cree que pudo haber sido una estrategia del gobierno infiltrar personas a la protesta para culpabilizar a los transportistas del caos, esto como medida de presión mientras un diálogo dirigido por Carlos Madero, ministro de Trabajo, se llevaba a cabo a puertas cerradas.

Desde 2009 el sector transporte entró en la lista de oficios de riesgo en Honduras y se registraron cada año un promedio de 150 a 200 taxistas asesinados en hechos relacionados con la extorsión. Los problemas de los transportistas en Honduras están en la línea gris entre la economía de supervivencia y la violencia impune.

Tras la crisis post electoral, el paro de los transportistas se presenta como el punto más alto de protesta que el gobierno de Hernández ha enfrentado en los últimos meses. La receta sigue siendo la misma: no ceder ante las demandas populares.

Texto y fotografía: Amelia Frank-Vitale

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Desde septiembre de 2017 vivo en Honduras y conduzco mi investigación doctoral sobre la vida que llevan las personas recientemente deportadas. Después de muchos años estudiando la migración de tránsito en México, vine a Honduras para obtener experiencia de primera mano respecto a cuál es la razón que mueve a muchísimos hondureños a dejar su país. En este proceso, me ha sido posible ver cómo aquellos que han sido deportados a Honduras negocian sus condiciones de vida luego de este evento.

Maribel

Ella no sabía que existía un estatus llamado «asilo». Tan sólo sabía que debía huir. Maribel dejó Honduras tres semanas después de ver accidentalmente cómo un grupo de personas se deshacía de un cadáver. Reclutadora de personal para Avon, Maribel realizaba sus rondas en las colonias en los alrededores de Choloma –una ciudad en el norte del país– cuando vio a un grupo de hombres jóvenes cargando bolsas pesadas y grandes. Al principio, no se dio cuenta de lo que estaba presenciando, pero rápidamente pudo percatarse de lo que sucedía. Bajó su mirada y huyó de la manera más rápida y discreta que pudo.

Maribel llama la atención. Es alta para los estándares hondureños y tiene una apariencia bastante distintiva, lleva el cabello decolorado y usa un maquillaje de ojos muy dramático. Es, sin duda, alguien a quien uno muy fácilmente recordaría. Ella no podía estar segura si los hombres se dieron cuenta de lo que vio, pero esto le preocupó.

Una semana después, vio al mismo grupo de jóvenes deambular alrededor de la entrada de la comunidad donde ella y su familia vivían. No había razón para que ellos estuvieran allí. Maribel vivía en una residencial, una comunidad cerrada ubicada junto a una de las fábricas más grandes en las afueras de Choloma. Sin duda, no es una residencial cerrada de clase alta; las casas casi miniatura se localizan apretadas una al lado de la otra. Aún así, sigue siendo un lugar relativamente seguro y no está controlado por pandillas ni por los grupos de crimen organizado que operan en muchas de las áreas colindantes. Ver a estos hombres la aterró.

Después de hablar con su esposo, quien trabaja en la fábrica cercana, Maribel sacó un préstamo por 3 mil dólares, mandó a su hijo de cuatro años para que se quedara con su madre, y partió a los Estados Unidos tan rápido como algún coyote pudo llevarla.

Su esposo se quedó. Su trabajo en la fábrica había sido tan difícil de conseguir como para que él también se fuera y entre los dos pensaron que él no estaba directamente en peligro. Maribel sospechaba, por buenos motivos, que los chicos con el cuerpo eran miembros de una mara, una de las pandillas callejeras criminales que se han vuelto muy comunes en América Central. En los barrios pobres alrededor de Choloma, las diferentes maras se enfrentan en violentas disputas de territorio, ganándose la vida por sofisticadas redes de extorsión, tráfico de drogas, narcomenudeo y, en algunos casos, el sicariato. El Presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, ha alardeado de una supuesta gran reducción del crimen desde que tomó el mando en 2014, sin embargo, la realidad en Choloma no ha experimentado, hasta ahora, este casi milagroso cambio de rumbo.

Con una población que ronda los 350 mil habitantes, Choloma se convirtió recientemente en la tercera ciudad más grande de Honduras. Casi la mitad de sus habitantes se considera flotante, habiéndose instalado en la ciudad desde cualquier otra parte del país. Esta ciudad en crecimiento se conforma de 83 colonias, muchas de las cuales empezaron como asentamientos informales que fueron, eventualmente, reincorporados a la municipalidad.

En 2012, cuando Honduras apareció en la prensa internacional como el país con la tasa más alta de homicidios en el mundo, Choloma tenía un promedio de 78.3 asesinatos por cada 100,000 habitantes. Esto es alarmantemente alto, pero aún así está bastante por debajo del promedio nacional en aquel tiempo era de 93 por cada 100,000 personas. Para 2016, sin embargo, mientras el gobierno  alardeaba de haber disminuido esa proporción a un estimado de 42 por cada 100,000, la tasa de asesinatos en Choloma se incrementó hasta 96.2. Según las estadísticas manejadas por la Policía Nacional, en Choloma se reportaron 220 homicidios en 2017, además de 46 personas heridas por armas de fuego. Choloma se ha vuelto, de esta manera, la municipalidad con la tasa de homicidios más alta en el Valle de Sula, sobrepasando a San Pedro Sula, que fue la ciudad más violenta del mundo en 2012.

Mucha de la violencia de los años recientes puede atribuirse a la extorsión despiadada y a disputas sobre el control del territorio entre las maras, cárteles de droga y grupos de asesinos a sueldo. Ubicada entre San Pedro Sula (la capital económica de Honduras) y Puerto Cortés (el puerto más grande de Centro América), en Choloma se encuentran muchas de las maquilas del país –como aquella donde el esposo de Maribel trabaja. La ubicación de la ciudad es estratégica tanto para la exportación industrial como para los grupos de crimen transnacional que operan en la región. Después de importar cocaína y otras drogas a los departamentos orientales de Honduras, los grupos mueven su cargamento a través del país, haciendo uso de la carretera principal para llegar al norte de Guatemala y México– la misma carretera que atraviesa el municipio de Choloma.

Las maras y los cárteles de droga se intersectan y superponen en Choloma, pero tienen distintos objetivos, estructuras organizacionales, y relaciones con las autoridades y la comunidad. A veces trabajan juntos, pero a menudo entran en conflicto. En la colonia López Arellano de Choloma, muchos residentes recuerdan el periodo dominado por los cárteles de droga como el de más calma y seguridad. Cuando el cártel llegó a la colonia hace unos cuatro o cinco años, asesinaron a la mayoría de los mareros y dejaron en claro que no tolerarían la existencia de otros grupos. Su interés estaba en conservar un perfil bajo y en habilitar la venta y circulación de drogas. Los homicidios disminuyeron dramáticamente. Esta época de «paz» duró unos pocos años, hasta que los líderes del cártel fueron atrapados y encarcelados. Desde allí, nuevos grupos han comenzado batallar por el control del territorio y el mercado de drogas, de manera que los homicidios están aumentado nuevamente.

Frente a esa realidad, Maribel optó por el único camino que tenía hacia la seguridad: cruzar México con la esperanza de llegar a los Estados Unidos. Tuvo suerte. No sufrió en México. Su coyote resultó ser una persona amable, responsable y bien conectada que se aseguraba de que sus clientes llegaran a la frontera estadounidense sin ningún incidente. Después vendría lo más complicado: en medio de su trayecto por el desierto de Texas, fue detenida por agentes de la patrulla fronteriza, «la migra». Maribel se sintió destrozada al ser detenida porque temía a la deportación.

A Maribel le preguntaron si tenía miedo de regresar a Honduras. «¡Sí, sí!», respondió ella de manera tajante. Ella no sabía en ese momento, pero aquella respuesta la envió a un sistema paralelo. Su deportación se suspendió mientras esperaba para que un oficial de asilo determinara si su temor era o no creíble. Si lo era, ella entraría en un largo proceso para solicitar asilo en los Estados Unidos.

Después de dos meses de estar detenida en cuatro centros diferentes de ICE (Immigration and Customs Enforcement), el pedido de Maribel fue desestimado y la deportaron de vuelta a Honduras. Aún ella no entiende del todo porqué su solicitud fue rechazada, pero nunca tuvo un consejero legal que le pudiera explicar el proceso y la mayoría de los documentos que le fueron entregados estaban en inglés, idioma que es incapaz de leer. Es muy posible que su explicación de la amenaza que sufría no encajara en una de las categorías determinadas para ofrecer asilo.

En Estados Unidos, las peticiones de asilo se adjudican tomando en cuenta la siguiente fórmula: la persona que busca asilo debe demostrar no sólo que teme por su vida, sino que su vida está en peligro debido a su raza, su religión, su nacionalidad, sus opiniones políticas, o su pertenencia a un grupo social determinado.

La categoría final es amplia y ambigua, pero ha llegado a significar dos cosas en procedimientos de asilo: la pertenencia a un grupo determinado se basa en características inmutables y en que es, a su vez, visible. Sin embargo, el tipo de violencia de la que Maribel huye –como muchas otras más en América Central– no encaja en estas categorías. Muchas peticiones de asilo son denegadas no porque el juez dude de la veracidad del miedo del solicitante, sino porque la rúbrica para ofrecer asilo no refleja la realidad actual de inseguridad generalizada y de violencia pandilleril.

Existe algún precedente para sugerir que esto podría estar cambiando, dado que los centroamericanos, especialmente las mujeres y los menores que escapan de la violencia doméstica y de la de pandillas, han convencido a algunos jueces de su «miedo bien fundamentado de persecución». La mayoría de los hondureños buscando asilo en los Estados Unidos, sin embargo, han tenido sus solicitudes rechazadas. En 2016, el año en que Maribel le dijo a los agentes de inmigración que tenía miedo de retornar a Honduras, 1505 hondureños obtuvieron asilo. Mientras tanto, 21 mil 891 hondureños –entre ellos Maribel– fueron «removidos», o forzosamente deportados por agentes de inmigración de los Estados Unidos, mientras que otros 646 «se retornaron», es decir, se fueron por su cuenta para evitar ser removidos.

Foto: Diario La Prensa

Franklin

Un día, mientras estaba en mi apartamento en San Pedro Sula, recibí un mensaje de texto muy temprano:

–Tendré que salir del país mi vida corre riesgo aquí.

–¿Cuándo se va? –Respondí.

–Mañana. –Me contestó. –Si dios aún me tiene con vida.

Franklin había sido deportado desde los Estados Unidos el año pasado. Se había ido de su país cuando tenía 15 años. Ahora, a los 22, estaba de vuelta y determinado a hacer una vida en Honduras. Antes de ser deportado, mientras estuvo preso en los Estados Unidos, había aprendido lo básico de barbería y sentía que tenía habilidad para ello. Encontró un lugar en su colonia de Choloma y montó una pequeña barbería. Su padre, quien es albañil, lo ayudó a construir la estructura. Los precios de Franklin eran bajos, sus habilidades buenas y la ubicación del local era perfecta. Rápidamente, tuvo una clientela leal. Conoció a una joven que trabajaba en un salón de belleza. Se comprometieron y ella lo ayudó a manejar las cuentas del negocio. Soñaban con abrir un negocio juntos algún día, en el centro de San Pedro Sula o en algún centro comercial. Todo parecía estar encajando.

Franklin lleva algunos tatuajes de su tiempo en los Estados Unidos. Se pavonea, además, como alguien que había crecido en una ciudad estadounidense. Tan pronto llegó a Choloma, fue advertido de que su presencia podría traer problemas. En febrero, recibió un mensaje de la Mara Salvatrucha (MS-13) diciéndole que debía tener cuidado, ya que eran ellos los que controlaban las cosas en el barrio. Él les dejó claro que no pertenecía a ninguna pandilla, que no estaba tratando de formar ninguna pandilla, y que tampoco estaba interesado en pertenecer a alguna de ellas. Las amenazas bajaron. Su negocio parecía ir bien. Trabajaba siempre, 12 horas al día, seis o siete días a la semana, sin dejar pasar la oportunidad de ofrecerle a algún cliente un corte de pelo por sólo 40 lempiras.

En marzo, sin embargo, Franklin recibió una amenaza de muerte de uno de los carteles de droga en Choloma. No había forma de escapar de los problemas esta vez. Hizo preparativos para dejarlo todo tan rápido como fuera posible. Juntó unos pocos lempiras, se despidió de sus padres, hermanos y novia, y dejó el país al día siguiente, tomando una serie de buses a la frontera de México con Guatemala. Apenas logró salir de Honduras.

Franklin me contó después, ya estando en México, que la noche antes de que partiera, los miembros del cártel que lo amenazaron asesinaron a alguien más pensando que era él.

Franklin subió por México hacia los Estados Unidos. No tenía el dinero para un coyote, así que se trepó a la bestia, volviéndose así uno de los cientos de miles de centroamericanos que usan este circuito infame de trenes de carga para atravesar México cada año. Su novia le enviaba dinero algunas veces para comida o para pasar la noche en algún hotelito barato. Luego de más de un mes, consiguió entrar en los Estados Unidos. Ya en Texas, me contactó. Le pregunté si solicitaría asilo. Él me respondió que no, ya que había sido deportado, no quería arriesgarse a volver a ir a prisión por reingresar. Franklin sólo busca pasar desapercibido, encontrar un trabajo como barbero, y esperar hasta que las cosas en su país cambien.

Ni Franklin ni Maribel consideraron alguna vez acudir a la policía. Esto es muy común en Honduras, pues la policía es ampliamente conocida por ser uno de los cuerpos policiacos más corruptos del hemisferio. La Policía Nacional ha sido, desde hace mucho, asociada con el crimen, la corrupción y la violencia, y muchos policías de alto rango han sido acusados de trabajar directamente con las maras.

En 2016, el Presidente Hernández conformó una «comisión de limpieza» en la policía para enfrentarse a una corrupción endémica. Si bien estalló al principio, la depuración eventualmente sí pasó. Aproximadamente 4,000 oficiales de policía –incluyendo generales y otros oficiales de alto mando– fueron suspendidos o despedidos de la fuerza policial. Es cierto que hoy muchos hondureños piensan que la policía es más confiable, sin embargo, algunos piensan que, con la depuración, fueron los policías honestos los que salieron.

Tal vez tengan razón. Recientemente, la agencia de noticias Asociated Press reportó que el nuevo comisionado de la policía nacional, José David Aguilar Morán, ayudó a garantizar el pase seguro de casi una tonelada de cocaína desde la ciudad puerto de La Ceiba hasta la casa de un traficante recientemente convicto. Haciendo eco del sentir popular, la anterior jefa de la división de asuntos internos de la policía le dijo a AP que las reformas y depuraciones en la policía eran un fracaso, que «eran más una fuente de protección oficial para las personas que habían estado vinculadas al tráfico de drogas».

Incluso si pudiese confiarse en la policía para actuar como agentes de ley y orden, un mero 1 por ciento de los homicidios de las ciudades más grandes de Honduras concluyeron en condena. Existe muy poco incentivo para que las víctimas de amenazas y los testigos de actos violentos acudan a la policía. Hay, sin embargo, amplias razones para desconfiar de ellos.

Foto: Historia de Honduras.

Omar

El hecho de que el gobierno hondureño publicara sus avances en cuestiones de seguridad significa un nuevo reto para algunas personas que buscan asilo. El mes pasado, Omar, un hombre de 22 años con un cabello perfectamente peinado y un pequeño espacio vacío entre sus dos dientes de enfrente, intentó pedir asilo en los Estados Unidos. Omar es de otra colonia en Choloma. Huía de un área con mucha violencia pandillera, donde la mara local lo estaba presionando para que se una. El oficial de asilo le dijo, no obstante, que el gobierno de Honduras «tiene el problema bajo control».

Alrededor de una semana después de que Omar llegó deportado a Honduras, su hermano menor y su madre, María, fueron testigos del asesinato del hijo de una vecina. El joven iba a visitar a su madre, y la pandilla que controla la zona no lo reconoció. María colocó sus manos sobre sus labios para evitar gritar, mientras su hijo de 19 años le decía que guardara silencio. Mirando todo desde su casa, se atormentaba pensando que su vecina, una mujer que había conocido por años, no sabía aún que su hijo estaba muerto.

Posteriormente, el cuerpo fue «encontrado» cuando los asesinos retornaron a la escena y lo señalaron. Sólo en ese momento, con los vecinos reunidos y la familia identificando el cadáver, alguien le preguntó a María «fue tan cerca de tu casa, ¿no escuchaste los disparos?». «No», respondió ella, «estaba viendo televisión. Y cocinando. Y hablando con mi madre en el teléfono. No escuché nada». Su hijo asintió con la cabeza.

Este asesinato nunca apareció en las noticias, dijo ella. La policía ni siquiera llegó para registrarlo. Omar, mientras tanto, trata de decidir si vuelve a partir o no. Él sabe que esta vez, por ya tener una petición de asilo rechazada, tendría que escabullirse por la frontera y vivir en los Estados Unidos indocumentado. Estaría expuesto a ser deportado, igual que Franklin, pero al menos su madre no se preocuparía de que lo maten en el traspatio de su casa.

De quedarse en Honduras, estaría condenado a una vida limitada. Muchos jóvenes en el área de San Pedro Sula me han mencionado que la única manera de permanecer a salvo en sus barrios es dejar su casa lo menos posible, sólo durante el día, y nunca solos. Héctor, un hombre joven que ha sido deportado cuatro veces, describió su vida en su barrio como «encuevada».

Para jóvenes como Omar y Franklin, la única manera de sobrevivir está en dejar el país. Ser reubicados en Honduras no es una opción. Omar vive en un área controlada por la pandilla Barrio 18. Si abandona su colonia para escapar del reclutamiento forzado, no podrá luego reinstalarse de manera segura en otra colonia controlada por la 18.

Si Omar intenta establecerse en un barrio controlado por la banda rival, la Mara Salvatrucha, inmediatamente se convertiría en un blanco, por la sencilla razón de haberse trasladado desde la zona de los rivales. En efecto, todas las periferias urbanas densamente pobladas de Honduras son zonas prohibidas.

Honduras, sin embargo, es mayormente rural. Con una población de más de nueve millones, el 55 por ciento de las personas viven en ciudades. Reestablecerse fuera de los centros urbanos, no obstante, es difícil. Existen pocas oportunidades para trabajar, de allí el constante flujo de personas de zonas rurales hacia lugares como Choloma. Personas de Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choloma, y otras ciudades son vistas con sospecha si no tienen lazos familiares en el área. Pobladores de Intibucá y Lempira –dos departamentos rurales y grandes– con los que conversé mencionaron que algunos pueblos han prohibido a personas de fuera mudarse ahí, por el miedo de que puedan traer con ellos a las maras.

Omar, Franklin y Maribel enfrentan una encrucijada. O bien corren el riesgo de ser blancos en Honduras o tratan de escaparse de vuelta a los Estados Unidos y mantenerse fuera del radar de los oficiales de inmigración. Franklin tomó su decisión: casi dos meses después de dejar Honduras, me envía una foto en la que aparece trabajando en una barbería en Estados Unidos. Omar se retuerce de sólo pensar que podría ser detenido nuevamente, aún sabiendo que no puede permanecer en la casa de su madre. Por ahora, vive con su pareja, esperando no estar poniéndola a ella o a su familia en riesgo. Maribel me dice que, más que cualquier cosa, está profundamente decepcionada de su país. Ella preferiría permanecer en Choloma, llevar a su hijo al parque y tal vez obtener un título en psicología. Tiene sueños grandes, dice, pero no está segura de que los pueda alcanzar en Honduras.

NOTA: Este artículo tiene Copyright y fue publicado con el permiso de Duke University Press  donde Amelia Frank-Vitale publicó publicó originalmente la pieza en inglés: «Home in Honduras: Snapshots of life after deportation,» en World Policy Journal, Volume 35, no. 2, pp. 112-117. Copyright, 2018, World Policy Institute. All rights reserved.

Texto: Fernando Silva

Fotografía: Pexels.com

 

«Tuvimos que dejar la casita botada», dice doña Rosa en un suspiro interminable, casi tanto como el tiempo que parece ha estado esperando en unas frías jardineras de cemento frente a la empresa Diálisis de Honduras en Tegucigalpa. Esta mujer que recién cumplió los 60 años, espera a don José, su esposo, quien desde hace 8 meses está recibiendo el tratamiento de hemodiálisis. Llegaron a la capital del municipio de San José del Potrero en Comayagua, un pueblo donde el transporte es una carreta halada por un buey.

Cuando a don José le diagnosticaron insuficiencia renal crónica, decidieron migrar porque las condiciones del sistema de salud serían mejor en la ciudad. Este padecimiento se sumaba a la diabetes que ya sufría: una pierna amputada a causa de una herida que se le infectó y no se trató a tiempo.

La semana pasada doña Rosa y don José no lograron dormir tranquilos. Los representantes de Diálisis de Honduras amenazaron con disminuir los tratamientos, de tres a dos sesiones semanales, esto a causa de una deuda de 234 millones de lempiras que mantiene el Estado de Honduras con esta empresa.

Esta semana, después de varias negociaciones, las amenazas y advertencias parecen haber acabado, pero doña Rosa sigue pensando que los empresarios y representantes de la Secretaría de Salud «tienen que ponerse la mano en la conciencia y ayudarnos, porque aquí solo gente pobre viene».

Presupuesto insuficiente ante la tragedia

La insuficiencia renal es una enfermedad que se produce cuando los riñones no son capaces de filtrar el exceso de agua, las toxinas y otras sustancias extrañas de la sangre, los niños y adultos que sufren este padecimiento son incapaces por sí solos de mantener su organismo limpio. La solución inmediata es el agotador tratamiento de diálisis y a largo plazo el esperanzador trasplante de riñón.

Dos de los principales factores de riesgo para llegar a sufrir esta enfermedad son la hipertensión y la diabetes. Este último es muy conocido por doña Rosa quien además de acompañar todos los martes, jueves y sábado a su esposo en la hemodiálisis, tiene que visitar todas las semanas el Hospital Escuela Universitario para comprar la insulina que regula los niveles de azúcar de su compañero de hace 40 años.

«Llorábamos, nos queríamos ir para la casa ¿pero cómo?, él lloraba y nos decía que para qué le habíamos puesto eso», relata con tristeza doña María refiriéndose a la fístula arteriovenosa que le colocaron a su esposo al comenzar el tratamiento. La fístula se coloca a través de un procedimiento quirúrgico, y es un acceso en el que se juntan una vena y la arteria con el objetivo de extraer la sangre, procesarla en un dializador y luego volver a introducirla en el cuerpo del paciente. Para un paciente con insuficiencia renal este proceso, que dura de 4 a 6 horas por sesión, es fundamental para conservar la vida.

Según datos oficiales, la Secretaría de Salud le paga a Diálisis de Honduras para que brinde este tratamiento a más de 2 mil personas, quienes lo reciben en las clínicas ubicadas en 12 ciudades a nivel nacional. Esta empresa desde 2015 es beneficiada con la adjudicación de contratos por más de 300 millones de lempiras anuales, cifra que aparentemente supera el presupuesto que el gobierno ha planeado anualmente para el tratamiento de los pacientes renales.

En 2017 la Secretaría de Salud adjudicó una licitación a Diálisis de Honduras, único concursante en ese proceso, por 342 millones de lempiras cuando en ese año se había presupuestado, para este tratamiento, un aproximado de 227 millones. Esta misma historia se repitió el presente año al adjudicarse la licitación a esta empresa por 516 millones de lempiras cuando el presupuesto tan solo alcanzaba para 290 millones.

«La atención no ha mejorado ni ha empeorado», dice doña Rosa. Ella se acompaña con al menos  una decena de parientes y encargados que a diario se sientan por horas en las afueras de la clínica de Diálisis de Honduras ubicada en la Calle Real de Comayagüela. La razón de permanecer fuera del edificio y no en la sala de espera es simple para estas personas: «adentro el televisor está malo y ni el mundial podemos mirar, uno se entretiene más aquí viendo pasar la gente, pero a las 4 de la tarde ya hay que entrar porque aquí asaltan».

La entrada a Diálisis de Honduras es limitada para los extraños, cada paciente es registrado al entrar y al salir, las enfermeras y los enfermeros son revisados con mayor detalle, «no me llevo ninguna máquina» bromea una de las empleadas que ya terminó su turno y sale con una bolsa del edificio.

En 2016 la mayoría de estos pacientes recibían estos servicios en el Hospital Escuela Universitario (HEU) pero DICOSA, la empresa que prestaba las máquinas en ese centro asistencial, se retiró y se hizo el traslado de todos esos pacientes que en muchos casos se oponían porque les implicaba mayor gasto en transporte. Sólo en taxis, doña Rosa gasta 600 lempiras (25 dólares) durante la semana, recursos que le dan sus hijos pero que es demasiado para una mujer que acostumbraba trabajar con la tierra para obtener su alimento. Este proceso dio paso a otro avance en una privatización del sistema de salud público que beneficia siempre más al empresario.

Doña Rosa con cierta timidez cuenta en sus propias palabras que «supuestamente le debían a la empresa y por eso nos querían reducir las sesiones, pero todos estos pacientes las necesitan para vivir.»

La Secretaría de Salud a través de un comunicado aseguró que el presidente Juan Orlando Hernández garantizará prioridad a todos los pacientes que pertenecen a la red pública nacional. Sin embargo, los hechos indican que el presupuesto en salud sufrió una reducción entre 2016 y 2018 de más de 100 millones de lempiras.

Según Claudia Molina, presidenta de Diálisis de Honduras, la deuda que la Secretaría de Salud arrastra con la empresa es desde 2017 y actualmente están ofreciendo el servicio sin el respaldo de un contrato. Esta situación es dada porque según el acuerdo de 2018, en el que se adjudicó la licitación, no se puede firmar un contrato hasta que el desfase de 226 millones de lempiras entre la propuesta y el presupuesto se solucione.

«Lo que pasa es que en 2014 se acordó entre todas las partes desembolsar 7 millones de lempiras semanales a Diálisis de Honduras y esto no ha cambiado. Nadie ha solicitado un reajuste», explica Julio Dala de la oficina de comunicaciones de la Secretaría de Finanzas, apuntando este hecho como un descuido de la Secretaría de Salud y el principal causante de la crisis.

A los pacientes de insuficiencia renal y sus familiares estas negociaciones sólo les interesan para saber que su tratamiento será cumplido a cabalidad, pues saben que las dificultades seguirán siendo las mismas. «Aquí no nos dan medicamento, uno tiene que ir a conseguirlo al Hospital Escuela y si allá no hay, se tiene que comprar» afirma doña Rosa quien se encarga de hacer que su esposo se tome las 10 pastillas o más, que tiene que ingerir diariamente.

Los enfermos renales, que mundialmente representan el 10% de los enfermos crónicos, en Honduras representan la punta de lanza de un sistema de salud que ha estado enfermo de corrupción por muchos años. El desfalco al Seguro Social solo fue una muestra, pero la precariedad está en todas las escalas. Lo sufren estos enfermos crónicos que le cuestan ahora al Estado 1800 Lempiras (75 dólares) por sesión.

El recuerdo ocasional de los enfermos

En una reunión parlamentaria, realizada esta semana en el municipio de Gracias, Lempira, el diputado nacionalista Reynaldo Ecónomo afirmó entre aplausos de su bancada que no podían pasar desapercibida esa situación y que «la Secretaría de Salud tiene que dar un informe detallado de los pagos que se le han hecho a Diálisis de Honduras y evaluar la continuidad de los servicios ofrecidos». Palabras que parecen recordar a las dichas en otras crisis que se han dado ante la falta de pago a esta empresa.

En Honduras existe una ley que ampara a los pacientes con insuficiencia renal y regula su tratamiento en entes públicos o privados. «Hemos pedido ayuda a la Secretaría de Salud para reactivar esta ley y modificar algunas cosas que no van de acuerdo a nuestro país» afirma Liana Flores de la Fundación Luz y Vida quien también menciona que esta ley no ha entrado en vigencia desde su emisión en 2013.

Según la emisión del decreto que pondría en marcha la Ley Nacional Renal se tuvo que crear una Unidad de Prevención a Pacientes Renales; sin embargo, en las oficinas de la Secretaría de Salud cuando se quiere hablar de la necesidad de los pacientes con insuficiencia renal, la remisión es dirigida a la administración general.

La mayoría de los familiares que acompañan a los pacientes no trabajan, la enfermedad de sus parientes no se los permite. Ése es el mismo caso de doña Rosa y don José, que una vez al mes tienen que estar desde las 6 de la mañana en las instalaciones de Diálisis de Honduras para la realización de exámenes. La anciana, que carga más años de los que tiene, espera a su esposo durante 12 horas mientras sueña con regresar a su pueblo donde criaba «gallinas y chanchitos». Para pacientes como don José el trasplante renal es una ilusión por lo que probablemente reciba este tratamiento hasta el último suspiro.

Miriam es una mujer que huyó de Honduras con su pequeño hijo de dos años, su declaración ante una Corte de Estados Unidos tras ser separada de él, se hizo viral porque un grupo de actores la leyó. Miriam es invisible, pero cientos de miles la escucharon en la voz de estas personas que lo tienen todo, tienen nuestra atención a diario.

“Él lloraba, lo subieron a otro carro y yo no pude ni siquiera consolarlo”, relató.

De Honduras la gente huye, escapa, sale desesperada. Cada familia hondureña conoce ese drama, el drama de no tener cómo ni de dónde vivir, el drama de salir en la oscuridad de la noche porque ya la sentenciaron en el barrio o porque se atrevió a pedir justicia.

Nosotros hemos visto a Miriam huyendo de la violencia estatal en manifestaciones, y de una violencia más compleja en los barrios que viven en guerra permanente, en un país donde te ataca la pandilla y también la policía.

Después de la crisis política, tras unas elecciones cuestionadas por fraude, se duplicó el número de migrantes deportados de Estados Unidos y México, y la marea de gente incluso se organizó para irse en caravana. El gobierno de Estados Unidos reaccionó en la frontera con la misma política de terror con la que apoya a un gobierno que ha sentado sus bases en la militarización y en la aniquilación de la oposición. Si no es con más armas en Honduras, es arrancando de los brazos maternos a los pequeños, que no tienen ni futuro ni presente en este país invisible, invivible.

A Miriam la encontramos a inicio de año, con otro nombre, con otro rostro, con otros hijos y con otros problemas. La encontramos en el Valle del Aguán cuando escribimos una historia sobre la violencia que viven los campesinos sin tierra. Allá en un asentamiento que policías y militares desmantelaron vivía Jenny, quien había visto a su esposo irse con su hija menor porque en Honduras no podían sobrevivir. Después del desalojo Jenny huyó con otro de sus hijos y fue detenida en la frontera. No fue separada pero estuvo presa con su hijo y ha emprendido el largo y tortuoso camino de buscar refugio en un país ajeno.

A Miriam también la vimos llorando a su hijo asesinado por militares en una protesta en San Pedro Sula. En la tristeza profunda de una madre que perdió a tres hijos en un barrio sitiado por maras y policías, y condenada al silencio porque pedir justicia también es peligroso, puede ser mortal.

Y la vimos también en un barrio de su ciudad, en El Progreso, donde también policías entraron por la fuerza a una casa y se llevaron al padre de familia para confinarlo al encierro por cuatro meses, como un escarmiento por  protestar contra el gobierno. La vimos en el miedo de salir de la cárcel y regresar a las calles de un país que no es seguro, donde se puede estar encerrado aún con apariencia de libertad.

A Miriam la hemos visto en miles de hondureños que se van a pesar de ser tratados como criminales aunque son los que sostienen la economía del país, y la vemos en las casas vacías de los que soñaron con volver y no encuentran en su país las condiciones para vivir dignamente.

Miriam no puede regresar a Honduras, no es seguro para su bebé ni para ella, así lo declara. Huir es una medida de supervivencia. Lo sabemos porque hemos encontrado a Miriam en miles que se van, no solamente en los rostros y las voces de los famosos que logran captar nuestra atención, también en otros, que como Miriam son invisibles.

Un reportaje de No-Ficción (Guatemala)

Republicado en el marco de la Red de periodismo de investigación en Centroamérica

Texto: Carol Gamazo y Assier Andrés

Foto: Oliver de Ros

 

El Banco Mundial a través de su brazo de financiamiento privado (IFC) ha aportado fondos a proyectos involucrados en casos de corrupción y lavado de dinero señalados por la CICIG en Guatemala y la MACCIH en Honduras. Entre ellos el caso TCQ.

Juan Carlos Monzón, colaborador eficaz de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), habla frente al micrófono de una sala de audiencias del sistema judicial de Guatemala. La memoria y meticulosidad del secretario privado de la exvicepresidenta Roxana Baldetti, que le convirtieron en su hombre de confianza para gran parte de los negocios ilícitos fraguados desde el gobierno del Partido Patriota, ahora está al servicio de la investigación penal. Es abril de 2016 y Monzón presta declaración de anticipo de prueba en el caso de la Terminal de Contenedores Quetzal (TCQ).

La construcción y operación de una nueva terminal en el principal puerto de Guatemala, es un caso de corrupción que salió a la luz tres meses después de esta declaración. Las averiguaciones de la CICIG y el Ministerio Público concluyeron que Grup Maritim TCB, la empresa española a la que se le otorgó el negocio en 2012, había acordado el pago de US$30 millones -de los que solo se pagaron US$12 millones a diferentes operadores del Gobierno de Guatemala- a cambio de obtener el contrato.

 

Monzón fue el encargado de gestionar el soborno a partir diciembre de 2012, cuando el anterior intermediario, Guillermo Lozano, fue vinculado a narcotráfico; hasta abril de 2015, cuando el caso de defraudación aduanera La Línea llevó al presidente y vicepresidenta de Guatemala a prisión meses más tarde. Ahora, Monzón narra cómo fue solventando todos los obstáculos que se interponían a un proyecto que, desde un inicio, generó suspicacias y que fue avanzando a trompicones.

“En todo este ínterin, (Juan José Suárez, gerente de la empresa española) estuvo pendiente de que quería un financiamiento, y trajo una comisión, IFC, creo que es. Es una organización o una institución del Banco Mundial, que iba a servir para financiamiento y no podía ver la obra suspendida”, explica el exsecretrario privado de Baldetti ante el juez.

El Banco Mundial, a través de su brazo para la empresa privada, la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), jugó un papel clave en el proyecto. IFC otorgó un préstamo de US$62 millones al grupo español y compró US$7.7 millones en acciones, convirtiéndose en el propietario del 15 por ciento de TCQ.

Ante los ojos de una institución del Banco Mundial, ocurrió el mayor caso de soborno conocido en Guatemala.

Este caso, por el monto del soborno y por las sospechas que desde un principio generó, es el más grave que ha salpicado en Centroamérica al brazo para el sector privado del Banco Mundial. Pero no es el único. Investigaciones efectuadas por entes internacionales que apoyan a las fiscalías han involucrado a otras dos empresas de las que IFC es socia y financista en actos relacionados con corrupción.

Se trata de dos importantes bancos privados: G&T Continental de Guatemala y la Financiera Comercial Hondureña (Ficohsa). El papel de ambas entidades en operaciones de blanqueo de capitales ha salido a relucir en varias investigaciones de CICIG y la Misión de Acompañamiento Contra la Corrupción de Honduras (MACCIH). Además, el fallecido exgerente de G&T Continental, Flavio Montenegro, fue procesado en junio de 2016 por financiar ilegalmente la campaña electoral del Partido Patriota en Guatemala.

 

Infografía por Jhasua Razo Quintero.

 

La debilidad democrática en el Triángulo Norte, y la exposición al crimen organizado, condujeron a la comunidad internacional a apoyar el nacimiento de instituciones como CICIG y MACCIH. Se tratan de experimentos únicos en el mundo, destinados a desmantelar redes de corrupción y crimen organizado. Sin embargo, IFC ha invertido millones de dólares en Centroamérica como si estos tres países no fueran precisamente eso: Estados débiles, predispuestos a la corrupción y el lavado de dinero.

Del aproximado de US$850 millones en proyectos activos en la región, entre participación accionaria y préstamos, actualmente hay US$240 millones involucrados en procesos penales.

De todos los proyectos activos, IFC apenas ha decidido ser accionista en cinco, entre los que figuran: TCQ, Fichosa y G&T Continental. Así, de los US$152 millones en acciones, US$140 estarían invertidos en empresas cuestionadas por corrupción y lavado de dinero por las autoridades penales, es decir, el 92 por ciento del accionariado de IFC en la región centroamericana está invertido en empresas actualmente vinculadas a malas prácticas*.

IFC no cuenta con normas de funcionamiento que le exijan prevenir o castigar estos delitos de manera efectiva, según se pudo constatar al realizar una revisión exhaustiva de sus procedimientos para realizar este reportaje. En la práctica, la institución solo aplica un proceso de diligencia debida a sus proyectos, pero como evidenció el caso TCQ, esto tampoco está enfocado en prevenir la corrupción. Así, mientras otras instituciones del Banco Mundial han destapado casos de sobornos y han sancionado a cientos de empresas por malas prácticas, IFC se ha limitado a ser un socio silencioso.

IFC no cuenta con medidas para combatir la corrupción

Cada año, dos de cada US$100 que se intercambian en el mundo son sobornos, de acuerdo con un cálculo del Banco Mundial. Esta institución se ha mostrado activamente preocupada por el tema de la corrupción y, desde mediados de la década de 1990, ha construido a su alrededor varios mecanismos para luchar contra este problema. Sin embargo, como ha podido comprobarse en un análisis de la normativa, el brazo privado del BM cuenta con medidas más laxas a la hora de controlar la corrupción en sus préstamos, y tampoco ha sido igual de punitiva en sus sanciones.

Así, mientras el Banco Mundial dispone de las “Directrices sobre la Prevención y Lucha contra la Corrupción” y las “Regulaciones sobre Adquisiciones y Prestararios” que regulan sus préstamos a los Gobiernos, la IFC tan sólo cuenta con sus “Normas de Desempeño Social y Ambiental” en las que no existe referencia alguna a la corrupción o el lavado de dinero.

De la misma forma, mientras el Banco Mundial, desde su Vicepresidencia de Integridad, mantiene en la actualidad a 1,400 personas o empresas inhabilitadas que han manejado fondos del BM; solo un cliente de IFC ha sido desactivado completamente desde este sistema de sanciones, como admite la propia la institución. Se trata de un caso reciente, de abril de 2018, cuando una compañía ferroviaria de Kenia, financiada en varias ocasiones por IFC, fue castigada por realizar pagos indebidos en aduanas para agilizar sus trámites.

Hasta el momento, TCQ no ha sido sancionado por IFC, a pesar de contar con un caso demostrado de corrupción. El Banco Mundial, sin embargo, ha multado durante este tiempo a diferentes empresas por motivos similares al de TCQ. El más reciente finalizó en diciembre de 2017 con la imposición de una multa de US$8 millones a la empresa francesa Sediver por pagar comisiones ilegales a cambio de contratos públicos en la República Democrática del Congo. En 2012 se sancionó con US$9.5 millones a otra transnacional francesa, Alstom, por motivos similares y, dos años antes, en 2010, la editorial británica de libros de texto McMillan tuvo que pagar US$17 millones tras verse involucrada en un escándalo de sobornos a autoridades educativas en Sudán del Sur.

En la normativa de IFC, solo se hace referencia a la obligación de practicar un proceso de “diligencia debida” a sus clientes para temas de integridad, pero no está definido en qué debe consistir exactamente.

En una entrevista respondida vía email por una vocera de IFC, la entidad respondió que el proceso de debida diligencia es el que controla los riesgos de lavado de dinero o corrupción. “Evalúa riesgos tales como la corrupción, el fraude y el lavado de dinero, y establece medidas de mitigación si es necesario, como requerir que los clientes implementen un programa de cumplimiento, entre otros”.

Juan José Suárez, representante legal en Guatemala de Terminal de Contenedores Quetzal, en una de las audiencias por el caso TCQ. No-Ficción.
 

Las alertas de corrupción en el caso TCQ que el Banco Mundial no quiso escuchar

Todo comenzó con un rumor. En agosto de 2012, uno de los principales partidos de la oposición advirtió a la prensa de que el Gobierno del Otto Pérez Molina planeaba entregar la operación de una nueva terminal en Puerto Quetzal, uno de los principales puertos del Pacífico en Centroamérica, a una empresa española.

Las acusaciones eran ciertas. Poco después se hizo público el contrato, firmado el 11 de julio de 2012, tras una negociación de la que no se habían tenido noticias.

La principal alerta sobre corrupción era que este contrato había sido entregado sin un concurso público, cuando en Guatemala, la Ley de Compras y Contrataciones establece que este tipo de concesiones debe otorgarse mediante licitación pública.

Gobierno y empresa, sin embargo, habían encontrado una fórmula para evitar el concurso: un usufructo oneroso para arrendar el terreno. Esta figura legal ya se utiliza en Puerto Quetzal, que cuenta con otros usufructos otorgados a gremios como azucareros o bananeros, que explotan terrenos en el puerto para cargar y descargar sus propios productos.

El Grup Maritim TCB, sin embargo, utilizaría la parcela alquilada para construir y operar por 25 años una terminal de contenedores de uso público que, de hecho, competiría con la de propiedad estatal.

Diferentes bancadas del Congreso de los Diputados iniciaron acciones legales, mientras que el principal sindicato de Puerto Quetzal (STOPQ) comenzó a tomar las instalaciones e impedir que avanzara el proyecto.

En octubre de 2012, el Proyecto de Transparencia en Guatemala de la agencia de Cooperación de Estados Unidos (USAID), publicó un informe en el que se hacía eco de la alarma causada por la posible corrupción en este proyecto.

Sin embargo, el Gobierno insistió en otorgar el usufructo. La Presidencia ratificó el contrato en marzo de 2013, después de que, según declaraciones de Juan Carlos Monzón, finalmente hubiera logrado que la empresa española se comprometiera a transferir parte del soborno.

“El 27 de marzo salió en los medios que el Gobierno había utilizado el descanso de Semana Santa para entregar el usufructo. Y efectivamente así fue (ríe): el 27 de marzo el señor presidente entregó en casa presidencial a los españoles el usufructo, ya definitivo”, cuenta en su declaración.

Para entonces, el secretario privado de la vicepresidenta estaba ocupado solucionando los problemas que surgían, como el permiso del Ministerio de Medio Ambiente o los dictámenes favorables de la PGN o la Contraloría General de Cuentas sobre el tipo de contrato.

“Yo ya di 50 mil dólares a Gustavo Martínez para que me arreglara el tema con la PGN y la Contraloría General de Cuentas, yo ya se los di a Gustavo (Martínez, secretario general de la Presidencia) para que lo arreglara”, explica Monzón.

El proyecto de TCQ, sin embargo, pasó por el proceso de debida diligencia sin que nada condujera a IFC a cuestionarse otorgar el financiamiento.

Para IFC, Grup Maritim TCB la empresa española que promovió TCQ, era un cliente conocido y respetado, que había ejecutado con éxito otras dos terminales de contenedores en Buenaventura, Colombia, y Nemrut Bay, Turquía.

Además, IFC solicitó dictámenes sobre la legalidad de la concesión y operación del puerto. “IFC revisó el marco jurídico del proyecto. El análisis incluyó una revisión legal detallada por parte de expertos jurídicos externos, quienes brindaron su asesoramiento” —como expuso esta entidad financiera del Banco Mundial mediante su vocera—,“IFC realizó un análisis de una serie de opiniones legales y documentos oficiales, emitidos entre 2006 y 2014 por varias instituciones estatales, incluyendo la PGN. Estos dictámenes confirmaron que dicho contrato cumplía con los requisitos exigidos por la ley”.

IFC visitó a Otto Pérez Molina para negociar la financiación de TCQ.

 

Cuando la delegación de IFC llegó a Guatemala en una de sus visitas, esta se reunió con Manfredo Marroquín, director de Acción Ciudadana, capítulo guatemalteco de Transparencia Internacional.  “Llegaron a defender sus puntos de vista”, expuso Marroquín; “a defender por qué invertían en esto. Yo les dije: ‘no puedo creer que el Banco Mundial, que tiene políticas muy claras de transparencia, no las está aplicando a esta inversión porque aquí hay a todas luces ilegalidades y falta de transparencia”.

Meses después, cuando la directiva de IFC discutía la aprobación del proyecto, Acción Ciudadana remitió una carta de queja oficial al Banco Mundial reiterando sus críticas. “IFC no puede apoyar el financiamiento de un proyecto que constituye una fuerte amenaza para el orden legal del país”, se lee en el documento.

A pesar de todas estas alertas, el Banco Mundial decidió aprobar el financiamiento.

«Este caso, por el monto del soborno y por las sospechas iniciales que generó, es el más grave que ha salpicado al brazo para el sector privado del Banco Mundial en Centroamérica»

G&T y Fichosa, bancos señalados por lavado con amplios préstamos de IFC

El sector financiero es uno de los entes más expuestos al paso de capital criminal, y los principales bancos del país se han visto también involucrados en los casos de lavado de dinero. En 2015, Estados Unidos forzó la liquidación de uno de los principales bancos hondureños: Banco Continental, y logró la extradición de sus propietarios, miembros de la familia Rosenthal, por “lavar dinero y dar otros servicios de apoyo al narcotráfico internacional”, según el comunicado oficial del Departamento del Tesoro.

Fue la primera ocasión en la que Estados Unidos señaló directamente a un banco extranjero de colaborar con el crimen organizado bajo la llamada Ley Kingpin.

El sector financiero también es el más financiado por el brazo privado del Banco Mundial. De los aproximadamente US$1,500 millones invertidos en la región en los últimos 20 años, al menos la mitad, US$695 millones, se han concentrado en este rubro.

A pesar de la exposición de los bancos a los flujos de dinero ilícito que transitan por esta región, como se ha demostrado en lavado de dinero proveniente de corrupción, no cuenta con normas específicas para prevenir esta práctica en los bancos en los que invierte. Tampoco, hasta ahora, ha sancionado a ninguno de ellos.

Cuando IFC compra acciones de una institución financiera, como ocurrió con Ficohsa y G&T Continental (en ambos, la entidad posee el 10 por ciento del capital) sus normas establecen que su responsabilidad se extiende sobre todas las actividades del banco).

En esos casos, IFC debe asegurarse de que el banco cuenta con un sistema de gestión ambiental y social que le permita evaluar el impacto de todos sus préstamos y, además, con un canal para recibir quejas de las personas afectadas por las actividades del banco.

En los préstamos de más de US$10 millones que conceda un banco del cual IFC tenga acciones, este debe aplicar todas las Normas de Desempeño Ambiental y Social (sobre desplazamiento forzoso, pueblos indígenas etc.) y en los superiores a US$ 5 millones las normas que se refieren al respeto a los derechos laborales.

Como ocurre en otros proyectos de IFC, todo remite a las “Normas”, pero estas no prevén que la corrupción o el lavado de dinero sean asuntos que conciernen a la entidad.

Tampoco está claro que IFC cumpla con todo lo que sus reglamentos sí dicen. Esto implicaría que la entidad tuviera que supervisar continuamente a los bancos como Ficohsa y G&T Continental para garantizar que, en todos sus préstamos de más de US$10 millones, se cumplieran todas las Normas de Desempeño Ambiental y Social.

 

 

Una auditoría publicada en 2013 por el Ombudsman de IFC sobre inversiones en instituciones financieras, puso en evidencia que la entidad está lejos de cumplir sus normas. El informe concluyó que, en gran parte, IFC desconoce a quién o para qué prestan dinero los bancos de los que es accionista.

“La auditoría expresó su preocupación de que el uso final de los fondos de IFC por parte de los clientes era opaca y, como tal, IFC sabía muy poco sobre posibles impactos ambientales y sociales adversos de sus préstamos del sector financiero”, afirma el documento.

En 2017 se actualizó este informe y aunque se describieron mejoras en algunos aspectos los hallazgos principales fueron similares.

Al respecto de las medidas de control a los bancos, IFC manifestó que realiza “revisiones periódicas de carteras en lo que respecta a las distintas funciones de control, identifica signos de riesgos emergentes y toma medidas correctivas apropiadas”. “IFC se esfuerza por promover la buena gobernanza y los controles internos entre sus clientes. IFC también espera que las empresas de su cartera tomen medidas para abordar los problemas de integridad a los que se enfrentan”, respondió el departamento de comunicación de la entidad.

El banco G&T y sus cuentas pendientes

IFC es socia de G&T Continental desde 2008, cuando compró acciones por US$68 millones. Desde entonces, ha aportado otros tres créditos a este banco, controlado por varias prominentes familias de la élite guatemalteca, y ha ampliado su participación hasta alcanzar un 10 por ciento del capital de G&T.

A pesar del financiamiento y su participación en el banco, IFC no ha impulsado a la entidad a mejorar algunas de sus prácticas: sigue siendo propiedad de un holding en las Islas Caimán y mantiene una filial offshore en Panamá. La presencia de IFC en el capital del banco, como accionista, tampoco ha librado a G&T Continental de las malas prácticas destapadas en la ola de casos anti corrupción que sacude Guatemala desde 2015.

Unos días más tarde del caso Lavado y Política, en junio de 2016, Flavio Montenegro, durante muchos años el principal ejecutivo de G&T Continental, fue señalado, dentro del caso Cooptación del Estado, de financiar la campaña del expresidente Otto Pérez Molina. El aporte, según la investigación del MP, se entregó para garantizar que instituciones públicas mantuvieran sus pólizas de seguros con la aseguradora del banco G&T.

En esta ocasión su filial panameña, GTC Bank, volvió a salir a relucir en el caso “Transurbano” una de las últimas grandes investigaciones destapadas por el MP y CICIG. Por este caso, revelado en febrero, están procesados el expresidente Álvaro Colom (2008-2012) y varios miembros de su gabinete. Según la fiscalía, una parte de los fondos malversados regresó a los operadores guatemaltecos a través de cuentas de GTC Bank.

A pesar de todo esto, la entidad no ha sido sancionada por IFC. “El banco contrató a un nuevo CEO (Montenegro fue ligado a proceso y falleció antes de enfrentar juicio) con amplia experiencia en seguros y banca, y tomó una serie de medidas para fortalecer aún más la gestión de riesgos y de cumplimiento”, se limitó a explicar la entidad financiera del Banco Mundial.

Flavio Montenegro, gerente del banco G&T Continental, en una audiencia por el caso Cooptación del Estado antes de su fallecimiento. Foto: Oliver de Ros, No-Ficción.

 

De la CICIG a la MACCIH

Camilo Atala es considerado uno de los hombres más ricos de Honduras. Él y otros miembros de su familia son dueños, entre otros negocios, de Ficohsa, uno de los bancos más importantes y mejor relacionados con la clase política hondureña.

Ficohsa ha sido uno de los principales beneficiarios de la ola de privatizaciones que ha vivido el país durante el mandato del Juan Orlando Hernández, reelecto en 2018 entre alegaciones de fraude electoral. El Estado ha entregado a Ficohsa la gestión de cientos de millones de dólares depositados en fideicomisos de fondos públicos y ha convertido al banco en responsable de licitar grandes contratos públicos.

Este banco es, en parte, propiedad de IFC, que posee un 10 por ciento de las acciones, adquiridas en 2011 por 22 millones de dólares. A diferencia de G&T Continental, Ficohsa o sus directivos hasta el momento no han sido procesados por asuntos relacionados con corrupción. Sin embargo, desde que la MACCIH (Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras) se estableció en Honduras en 2016, el nombre del banco ha aparecido en algunos de las principales investigaciones.

En febrero de 2017, la ONG Global Witness publicó un informe en el que señalaba, citando informes de la fiscalía antimafias de Honduras, que una red de funcionarios públicos que desfalcó US$350 millones del Seguro Social, invirtió una parte de los fondos desviados, unos US$300 mil, en una propiedad en el complejo hotelero Indura Beach. Este proyecto es desarrollado por una empresa de la que es accionista mayoritario Camilo Atala y según la investigación, un consorcio de bancos regionales liderados por Fichosa, había entregado un préstamo de 20 millones de dólares al hotel. Indura Beach aseguró en un comunicado de prensa que colaboró con la fiscalía al descubrir el hecho.

El desfalco en el Seguro Social de Honduras ha sido uno de los casos de corrupción más destacados en Centroamérica en los últimos años y, de hecho, motivó el establecimiento de la MACCIH.

La institución, creada a imagen de la CICIG, destapó en febrero de 2018 un escándalo protagonizado por Rosa Elena Bonilla, esposa del expresidente Porfirio Lobo (2010-2014), en el que también aparece Ficohsa. Bonilla está siendo procesada por sustraer unos US$680 mil de donaciones de Taiwán que manejó cuando era Primera Dama.

Según la investigación, Bonilla recibió los fondos a través de cuentas en Ficohsa a nombre de Casa Presidencial y después los trasladó a sus cuentas personales en el mismo banco falseando facturas.

Hasta el momento, IFC ha guardado silencio al respecto de estos casos. A través de una vocera, la entidad señaló, antes de conocerse el caso de Bonilla, que “están al tanto de estas alegaciones, sin embargo no ha habido un procedimiento legal que las fundamente”.

Foto: Martín Cálix- Contracorriente.

 

Entre 2013 y 2014, Ficohsa fue objeto del primer reporte realizado por el Ombudsman de IFC sobre uno de los bancos de los que la entidad es socia en Centroamérica.

La auditoría surgió a raíz de quejas contra el Grupo Dinant, propiedad de la familia Facussé, e importante cliente de Ficohsa. Dinant, una empresa que también había sido financiada por IFC, fue acusada de intimidar y asesinar a campesinos para extender sus plantaciones de palma africana en el valle del Aguán.

Las operaciones de la empresa fueron financiadas además con un préstamo de US$12 millones otorgado por Ficohsa, según el reporte del CAO.

La auditoría concluyó que IFC no había cumplido con algunas de sus principales obligaciones como accionista del banco. Según el informe, Ficohsa no contaba con un sistema efectivo de gestión ambiental y social, carecía de un canal para recibir quejas, y las operaciones de los grandes clientes no estaban cumpliendo las Normas de Desempeño Social y Ambiental.

Según el Ombudsman, en las consideraciones de IFC “había una primacía de lo financiero”. Se analizaba el riesgo crediticio del banco, pero otro tipo de impacto se relegaba.

Tras esta auditoría, se han publicado otras sobre el banco hondureño que han mostrado mejoras en sus operaciones.  Sin embargo, como evidencia lo sucedido en TCQ o G&T Continental, no está tan claro que el desempeño de la propia IFC haya mejorado.

El brazo del Banco Mundial para las empresas se presenta como un agente de desarrollo sostenible, pero como muestran estos casos, con frecuencia, actúa como un banco privado más.

Alexander Aizenstatd, nombrado interventor de TCQ cuando se destapó el caso, mostró en una entrevista su suspicacia sobre el financiamiento de bancos externos, y habló específicamente de IFC, e informó que cuando llegaron al país su única preocupación era la forma en que el Estado iba a devolver el dinero. En otra entrevista, concedida a Plaza Pública informó: “Yo los traté como accionistas, pero ellos me dejaron claro que no se consideran accionistas. Que esto solo fue un mecanismo de inversión para ellos”. Preguntado por No-Ficción sobre alguna sospecha al respecto de estas inversiones: “No puedo identificar qué exactamente. Hubo cosas, no necesariamente impropias, pero inadecuadas en estas circunstancias”.

Mientras la CICIG sigue destapando casos de corrupción en Guatemala, la terminal de puerto continúa en un peliagudo proceso legal que ha llevado a TCQ, comprada por la compañía holandesa APM, casi a la quiebra. La terminal se mantuvo inactiva hasta febrero 2017 cuando finalmente se levantó la suspensión de sus operaciones, pero las deudas contraídas por las pérdidas derivadas de su cierre temporal han complicado sus finanzas. A diferencia del caso de Odebrecht, en el de TCQ no ha habido ninguna indemnización al Estado por el soborno transferido.

El Grup Maritim TCB, que impulsó el proyecto TCQ, hasta el momento no ha sido públicamente sancionado, pese a que las personas involucradas en el caso están siendo procesadas en cortes guatemaltecas. Tampoco el Banco G&T Continental, ni el Banco Fichosa, que han sido señalados de financiamiento electoral ilícito y lavado de dinero.

 

*Estos cálculos se han realizado con base en la información numérica proporcionada por IFC en su página web.

       

*Este reportaje fue realizado en el marco de la iniciativa para el periodismo de investigación en las américas, del International Center Of Journalist (ICFJ) en alianza con Connectas, para publicarse en No-Ficción en Guatemala.

Un reportaje de Factum (El Salvador)

Republicado en el marco de la Red de periodismo de investigación en Centroamérica

Texto: Bryan Avelar

Foto: Archivo Factum

Las actas de consejo de ministros y una cuenta bancaria a su nombre vinculan al gobernante salvadoreño con la sustracción ilegal de parte de los 351 millones de dólares que la Fiscalía asegura fueron desviados hacia fines ilícitos durante el gobierno de Mauricio Funes. La Fiscalía incluye estos descubrimientos en la acusación contra Funes y 31 personas más, pero no ha acusado, de momento, al presidente Sánchez Cerén.

El presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, participó en por lo menos tres sesiones de trabajo en las que la agenda incluyó la aprobación de transferencias de millones de dólares hacia la presidencia de la República durante el gobierno de Mauricio Funes, operaciones que hoy la Fiscalía califica como ilegales y por las cuales ha encausado penalmente al expresidente, contra quien hay vigente una orden internacional de captura.La Fiscalía, además, ha descubierto que durante el pasado gobierno se creó una cuenta bancaria a nombre de Sánchez Cerén que se utilizó para nutrir otra cuenta particular, de la cual colaboradores de Funes extrajeron dinero para posteriormente lavarlo. Esa cuenta a nombre de Sánchez Cerén era ilegal, según las explicaciones que han dado a los investigadores cuatro jefes y un técnico de la Presidencia de la República, más tres altos cargos del Ministerio de Hacienda.

Sánchez Cerén fue vicepresidente y ministro de Educación durante el gobierno de Funes. Su nombre aparece entre las 2 mil 739 páginas del expediente en el que se resume la acusación contra Funes por el presunto desvío de 351 millones de dólares durante su mandato (2009-2014). El Ministerio Público, sin embargo, no ha acusado al actual presidente.

El requerimiento que la Fiscalía presentó a tribunales para respaldar sus órdenes de captura contra Funes y 31 personas más incluye documentación y testimonios que ubican a Sánchez Cerén en tres sesiones de consejo de ministros donde se discutió algunas transferencias hacia la Presidencia de la República que habían sido prohibidas por la Sala de lo Constitucional desde 2010.

La Presidencia de la República no respondió las reiteradas peticiones que Revista Fáctum hizo desde el 15 de junio hasta el 9 de julio para que explicara el señalamiento que se desprende de la investigación de la Fiscalía en cuanto a que Sánchez Cerén por lo menos estuvo al tanto de decisiones que soslayaban la sentencia de la Sala de lo Constitucional y que, según la Fiscalía, fueron parte del desvío de fondos públicos para beneficio particular de Funes, de parientes y amigos suyos, así como de exfuncionarios y empresarios.

El documento presentado por la Fiscalía el pasado 8 de junio ante el juzgado 5° de paz de San Salvador describe la ruta del dinero desde la cuenta madre de la Presidencia de la República hasta las manos de particulares. Estas transferencias son hiladas con la declaración de más de 100 testigos.

Funes es prófugo de la justicia y goza de asilo político en Nicaragua, desde donde por medio de sus cuentas en redes sociales ha alegado que sufre de persecución política en El Salvador, y que la Fiscalía carece de prueba alguna para sustentar las acusaciones que le hace.

La Fiscalía también acusa de lavado de dinero a la exesposa de Funes y hoy secretaria de Inclusión Social, Vanda Pignato, y a dos de los hijos del exmandatario y a su actual pareja, Ada Mitchell Guzmán Sigüenza, quien también goza de asilo en Nicaragua.

El esquema de desvío de fondos públicos durante la administración Funes investigado por la Fiscalía puede dividirse en tres grandes fases: la primera consistió en engordar la partida de gastos reservados de la Presidencia para aumentarla de 80 hasta 351 millones de dólares durante el quinquenio; la segunda consistió en desviar los fondos públicos desde la partida en mención hacia cuentas personales de empleados de la Presidencia para luego hacer retiros en efectivo; la tercera fase fue utilizar el dinero para lavarlo por medio de la compra de servicios o bienes a nombre de testaferros.

El presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén ingresa a la Asamblea Legislativa en junio de 2017 para rendir su tercer informe de gobierno. Atrás, de cobarta roja, Roberto Lorenzana, su actual secretario de comunicaciones, quien se negó a responder sobre el rol del mandatario en el esquema de desvío de fondos que la Fiscalía atribuye al expresidente Mauricio Funes, de quien Sánchez fue vicepresidente.
Foto FACTUM/Salvador MELÉNDEZ

El millonario desvío de fondos se hizo, según detalla la Fiscalía, reorientando fondos desde la Cuenta Subsidiaria Institucional del Tesoro Público de la Presidencia de la República hacia siete cuentas bancarias a nombre de dos empleados de la Presidencia. El primero de ellos es Francisco Rodríguez Arteaga, quien era jefe de la Unidad Financiera Institucional de la Presidencia. Este, de acuerdo con la Fiscalía, recibía el dinero en cinco cuentas particulares a su nombre y posteriormente endosaba los cheques a nombre de Pablo Gómez, asistente técnico financiero de la Presidencia. Este último extraía el dinero en efectivo para posteriormente lavarlo en bienes y servicios de placer o propiedades que se registraban a nombre de testaferros.

Pablo Gómez también abrió dos cuentas bancarias a su nombre. De acuerdo con la Fiscalía, esas dos cuentas fueron utilizadas ente junio de 2009 y mayo del 2014, justo el período presidencial de Funes, para recibir parte de los millones de dólares desviados desde las arcas públicas. La Fiscalía describe que las cuentas bancarias de Gómez eran alimentadas por otras cuentas que a su vez eran alimentadas con fondos públicos.

Una de estas cuentas alimentadas con fondos públicos era la que estaba a nombre del entonces vicepresidente Sánchez Cerén.

La cuenta ilegal de Sánchez Cerén

El rastreo de la Fiscalía detectó la cuenta número 210240663 del Banco Hipotecario a nombre de “Salvador Sánchez Cerén/Vicepresidencia de la República”. De esta cuenta, nutrida con recursos públicos, salieron por lo menos 93 mil 115.24 dólares hacia una de las dos cuentas de Pablo Gómez llamada “Pablo Gómez / Gastos Operativos de la Presidencia”. Esta cuenta, señala la Fiscalía, se usaba para lavar el dinero y recibió en total 7.4 millones de dólares durante el quinquenio de Funes.

La investigación plantea no solo que la cuenta a nombre del hoy presidente fue parte del esquema de corrupción de la administración Funes, sino que la existencia misma de la cuenta es ilegal.

De acuerdo con la Ley de la Administración Financiera del Estado (Ley AFI), más la explicación que han dado cuatro jefes y un técnico que trabajan en el área financiera de la Presidencia y tres jefes del Ministerio de Hacienda, no pueden existir cuentas a nombres de personas, ni siquiera “mixtas”, es decir, con el nombre de la persona más el cargo.

El Manual Técnico del Sistema de Administración Financiera de la Ley AFI, en el numeral 2.3 del capítulo C, deja explícito que las cuentas para administrar fondos públicos deben ser autorizadas por la Dirección General de Tesorería y que su nombre seguirá siempre el formato de un binomio, cuya primera parte es el “nombre de la institución” y la segunda parte es “el destino de los fondos”.

Entre los servidores públicos de Hacienda entrevistados por la Fiscalía está el director general de Tesorería, Salvador Avendaño Méndez. “Las cuentas deben crearse con el nombre de la institución pública, no se tiene autorizado que la cuenta se abra a nombre de una persona natural porque la Ley AFI no lo permite”, dijo Avendaño en su entrevista con la Fiscalía.

Esta entrevista fue realizada por la Fiscalía en el marco de la investigación contra otro expresidente, Antonio Saca, quien está preso acusado también por un millonario desvío de fondos públicos durante su gobierno, de 2004 a 2009, usando un mecanismo similar al que la Fiscalía atribuye a Funes.

La Fiscalía presentó ante los tribunales en noviembre de 2016 una acusación contra Saca y un puñado de sus principales colaboradores, una acusación por el presunto desvío de 301 millones de dólares.

Según la Fiscalía, el esquema de Saca y el de Funes son similares; sin embargo, el de este último se vuelve más complejo por el uso de testaferros. Es decir, Funes nunca compró ninguna propiedad ni ningún automotor a su nombre, sino que los adquirió a nombre de sus hijos o de amigos, según la Fiscalía.

Dadas las similitudes entre los dos casos, la Fiscalía usa las ocho entrevistas realizadas en el marco de la investigación contra Saca para fortalecer la acusación contra Funes. Los ocho servidores públicos coinciden en que no pueden existir cuentas a nombre de personas naturales para administrar fondos públicos.

El expresidente Mauricio Funes ante el pleno de la Asamblea General de Naciones Unidas. Funes, prófugo de la justicia asilado en Nicaragua, está al centro de una investigación de la Fiscalía por el desvío de 351 millones de dólares de las arcas públcia. Foto FACTUM/Archivo.

Dos de los testigos de la Presidencia de la República, el jefe de la Unidad Financiera, Carlos Ernesto Guerrero Ventura, y la jefa de Tesorería, Daysi Armida Díaz Álvarez, aseguraron a la Fiscalía que ni siquiera las cuentas “mixtas” son legales, es decir, son inadmisibles cuentas que tengan un nombre como la descubierta en favor de Sánchez Cerén.

En el caso de los testigos del Ministerio de Hacienda, el director general de Presupuesto, Carlos Gustavo Salazar Alvarado, que es el responsable del manejo y apertura de cuentas que manejan fondos públicos, declaró que del gobierno de Funes “nunca presentaron solicitudes para crear cuentas a nombre de personas naturales o mixtas, y si las hubieran presentado se les habría denegado por estar a nombre de esas personas naturales y no de la institución”. Los peritos califican como “irregulares” esas cuentas.

En la investigación presentada ante el juzgado, la Fiscalía no profundiza sobre la cuenta vinculada al entonces vicepresidente. Por ejemplo, no detalla cuánto dinero en total circuló por ella, de dónde venía ese dinero, ni otras transferencias aparte de las que se hacían hacia la cuenta de Pablo Gómez. Solamente la incluye como una de las cuentas que alimentaron con fondos públicos las cuentas personales de Pablo Gómez para extraer de ellas dinero en efectivo que posteriormente era lavado.

Sánchez Cerén y el desvío de $14 millones

En el expediente de la Fiscalía se presenta como parte de las evidencias contra Funes copia de tres actas de consejo de ministros en las que se registró la participación del entonces vicepresidente Sánchez Cerén, quien votó en favor de transferir 19.5 millones de dólares de diversas instituciones del Ejecutivo hacia la Presidencia de la República. De ese monto, un poco más de 14 millones terminaron desviados ilegalmente hacia lo que la Fiscalía llama “partida secreta” del gobierno de Funes.

La Fiscalía reconstruyó lo ocurrido en esas sesiones y asegura que Sánchez Ceré participó “con voz y voto” en favor de transferencias hacia la partida secreta por 14 millones 392 mil 285 dólares.

En agosto de 2010, la Sala de lo Constitucional había declarado que las transferencias entre carteras de Estado por medio de decisiones administrativas estrictamente del Ejecutivo violaban la Constitución de la República. Los magistrados ordenaron que, a partir de entonces, cualquier transferencia debía ser aprobada por la Asamblea Legislativa. La Fiscalía sostiene que el gobierno de Funes elaboró un mecanismo para burlar esa restricción y a partir de la ley de presupuesto de 2011 se incluyó pequeñas “bolsas” en concepto de “gastos imprevistos” en las instituciones del Ejecutivo con la esperanza de poder ocultar el traslado de fondos de la prohibición de la Sala de lo Constitucional. Eventualmente, el dinero en esas “bolsas” era transferido hacia la partida de gastos reservados de la Presidencia. Lo que aprovechaban era el presunto destino de “gastos imprevistos” de esos fondos para limitar al mínimo la posibilidad de vigilancia sobre su destino.

Según la investigación, esas transferencias aprobadas por el consejo de ministros se producían “por órdenes del expresidente Carlos Mauricio Funes”, y a veces esas órdenes eran dadas vía telefónica por el secretario de Asuntos Legislativos y Jurídicos de la Presidencia, Ricardo Marroquín, a los jefes de las carteras de Estado de las que se extraían fondos.

Un ejemplo de cómo funcionaba el mecanismo de desvíos ilegales ocurrió el 13 de mayo de 2011. La Fiscalía cita la sesión del consejo de ministros número 12. Esa junta recibió una nota suscrita por el ministro de la Defensa, David Munguía Payés, quien pedía trasladar fondos de su cartera hacia la Presidencia. “Con instrucciones del señor presidente de la República y comandante general de la Fuerza Armada se gestiona el traslado de fondos del presupuesto del ramo de la Defensa Nacional en la Unidad Presupuestaria Gestión Operativa Institucional, Línea de Trabajo 04, Operaciones del Estado Mayor Presidencial a la Línea de Trabajo 01 Gastos Imprevistos, por un monto de $4,743,666.65”, dice la nota enviada por el general Munguía Payés.

En esa misma sesión se leyó otra nota, suscrita por el ministro de Relaciones Exteriores, Hugo Martínez, quien solicitaba “transferir asignaciones presupuestarias de esta secretaría de Estado a la Presidencia de la República por la cantidad de $919,618.00”, y explicaba que dicho monto debería ser tomado de la línea de trabajo “Gastos Imprevistos”, y que la asignación correspondía a “la atención de eventos oficiales, pagos de pasajes aéreos y pago de viáticos en misiones oficiales”. En total, aquel día se movieron 5.66 millones de dólares de una forma que la Fiscalía dice que fue ilegal y que, además, fueron usados para fines ilegales.

La Fiscalía habló con Martínez en el marco de la investigación contra Funes, y el hoy candidato presidencial del FMLN -el partido que llevó a Funes a la presidencia y luego a Sánchez Cerén- aseguró que dicha transferencia fue gestionada por él a partir de “órdenes de parte del expresidente Carlos Mauricio Funes, las cuales me fueron dadas vía telefónica por el secretario de Asuntos Legislativos y Jurídicos de la Presidencia, Ricardo Marroquín”.

La Fiscalía señala en su investigación que ni Funes ni Sánchez Cerén firmaban las actas de consejo de ministros en que se aprobaban estos fondos; sin embargo, subraya que las aprobaciones eran “por unanimidad” y que los funcionarios asistían a dichas reuniones “con voz y voto”.

El esquema del lavado

Por suerte para Funes y su círculo cercano, ninguna alarma del Estado se encendió durante su mandato. La Corte de Cuentas de la República, encargada de auditar y garantizar el buen uso de los recursos, lejos de objetar algo, entregó a Funes un finiquito al final del quinquenio. La Superintendencia del Sistema Financiero tampoco advirtió que buena parte de esos 351 millones de dólares desviados salieron del Banco Hipotecario en billetes de 100 dólares a un ritmo de más de 100 mil dólares diarios durante los cinco años. Las alarmas del banco tampoco se activaron porque, según la Fiscalía, el entonces presidente del Banco Hipotecario, Manuel Rivera Castro, también formaba parte de la red de corrupción.

La acusación de la Fiscalía incluye, aparte de Funes, dos de sus hijos, su pareja y dos de sus exparejas, al empresario Miguel Menéndez Avelar, conocido como “Mecafé”, amigo de Funes y uno de los principales patrocinadores de su campaña presidencial. Mecafé obtuvo millonarios contratos con el gobierno de Funes y fue presidente del Centro Internacional de Ferias y Convenciones. También el expresidente del Banco Hipotecario, Manuel Rivera Castro, y el ex secretario de Comunicaciones de la Presidencia, David Rivas. Los tres están capturados. Otro imputado es Francisco Cáceres, ex secretario privado de la presidencia con Funes, quien es prófugo.

La Fiscalía también acusa a una serie de empleados de la Presidencia, entre ellos tres del área administrativa, quienes ya se encuentran procesados por la acusación contra el expresidente Antonio Saca. Uno de ellos es Pablo Gómez, el de las dos cuentas bancarias para lavar dinero durante el gobierno Funes; los otros dos son Francisco Rodríguez, jefe de la Unidad Financiera Institucional de la Presidencia, y Jorge Alberto Herrera Castellanos, tesorero de la Presidencia.

Sin respuesta

Entre el 15 de junio y el 9 de julio de este año, Revista Factum intentó en reiteradas ocasiones obtener una respuesta de parte de Casa Presidencial sobre la cuenta vinculada al ahora presidente Sánchez Cerén y para preguntarle de dónde provenían los $93,115.24 que transfirió a Pablo Gómez y el motivo de esas transferencias. A pesar de insistentes llamadas y mensajes enviados directamente al teléfono del secretario de Comunicaciones, Roberto Lorenzana, el funcionario nunca dio una respuesta.

Factum también intentó gestionar un encuentro a través de su equipo de Comunicaciones, pero el resultado fue el mismo.

Un periodista de este medio asistió a una conferencia de prensa organizada por la Presidencia el pasado 19 de junio. El motivo de la conferencia, según lo explicó el secretario Lorenzana, era mostrar a la prensa el funcionamiento de las finanzas públicas en respuesta al caso de corrupción expuesto por la Fiscalía sobre la administración Funes; sin embargo, Lorenzana se negó a responder preguntas y en su lugar dejó al ministro de Hacienda, el presidente de la Superintendencia del Sistema Financiero y al presidente del Banco Central de Reserva para que lo hicieran. Ninguno de ellos pudo responder sobre la administración específica de las cuentas de Casa Presidencial.

Al final de la conferencia, el periodista de Factum intentó hablar con Lorenzana. Carlos Portillo, jefe del área de Comunicaciones de Casa Presidencial, aseguró al periodista que el secretario le iba a responder en ese momento y pidió unos minutos para que el funcionario pudiera ir al baño.

Al cabo de unos minutos, el periodista de Factum salió al patio de Casa Presidencial y vio a Lorenzana saliendo por la puerta trasera del salón donde brindó la conferencia y caminando de prisa hacia una sala privada flanqueada por dos guardias de seguridad. A pesar de que el periodista llamó varias veces a gritos al funcionario, este no volvió a ver.

Entrevista, guión y montaje: Jorge Andino

Apoyo técnico: Fernando Silva

Fotografía: Martín Cálix

En un café de la ciudad de Tegucigalpa, me encontré con Marianito, un músico polifacético, parte del inventario cultural de la capital y el país. En medio del caos de una ciudad donde se toman las decisiones políticas que nos impactan a todos, Marianito sonríe y cuenta historias de su vida dedicada a la música, esa que también nos puede salvar.

Texto: Fernando Silva

Foto: Martín Cálix

«Esperanza» y sus dos hijas salen de su barrio en Tegucigalpa con una pequeña cartera llena de recetas médicas y algunos lempiras para ir a comprar al mercado, pero antes tienen que enfrentarse al cuestionamiento de los miembros de la Mara Salvatrucha, quienes dan la autorización sobre quién entra o sale de su territorio. Tienen que responder ante aquellos que con amenazas provocaron hace 4 años que abandonaran su casa y huyeran hacia Estados Unidos. Hoy son migrantes retornadas y piensan en volver a aventurarse hacia «el sueño americano».

«Esperanza» habla despacio, como queriendo encontrar las palabras precisas que expliquen sus pensamientos; su piel y la de sus hijas se ve marcada por la pobreza, son pálidas y demacradas.

Las hijas de «Esperanza» tienen 10 y 15 años, ambas se enfrentan a una realidad de violencia en el país donde sólo entre 2014 y 2016 aproximadamente 2,300 menores de 23 años fueron víctimas de muertes violentas, según datos de la organización no gubernamental Casa Alianza.

Ante éste y otros factores, un estimado de 35 mil hondureños solicitaron asilo en el extranjero durante 2017, de acuerdo al recuento estadístico del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Un dato que ha incrementado en un 53% durante el periodo presidencial del nacionalista Juan Orlando Hernández, mismo periodo en el que el Plan Alianza para la Prosperidad para el Triángulo Norte se puso en marcha con la esperanza de reducir el flujo migratorio hacia el país del norte.

Diversos sectores de la sociedad aseguran que la migración es un negocio estatal que está lejos de acabar. De ese negocio «Esperanza» y sus hijas parecen no darse cuenta, ellas sólo quieren vivir en un lugar distinto, mejor si acaso, lejos de la violencia de las maras que amenazan con violar a la mayor de sus hijas.

Inseguridad absoluta

Los mareros en el barrio de «Esperanza» les piden a los vecinos un vaso con agua como señal de confianza para luego obligarles a guardar paquetes de droga en sus casas. «Esperanza» les dio el vaso con agua, pero se negó ante esta exigencia y entonces los mareros amenazaron con quemar la casa en la que vive con sus dos hijas. «Hasta el momento, gracias a Dios no lo han hecho» dice con resignación.

Después de estas amenazas, «Esperanza» –de unos 50 o 55 años– decidió emprender, junto a sus dos hijas menores, el mismo camino de sus otros 7 hijos que ya habían abandonado el país por el peligro de las maras.

–Yo desarrollé en la frontera. –dice Ana, la de 15 años.

Se acercaban a Piedras Negra, ubicada justo en la frontera con Estados Unidos cuando sintió su primera menstruación. Allí, Ana fue capturada junto con 100 personas más, la separaron de su madre y luego fueron deportadas al infierno que les esperaba a su regreso en Honduras.

La separación de niños, y de niñas, migrantes como sus padres en la frontera entre México con Estados Unidos ha causado gran impacto mundial en las últimas semanas, pero no es una angustia nueva para los que cruzan la frontera y sus desiertos. La Red Jesuita con Migrantes estima que en 2016 un total de 40,522 menores fueron detenidos en México de los cuales un 42% viajaban sólo en búsqueda de llegar al otro lado de la frontera para reunirse con sus padres y madres.

Entre mayo y junio de 2018, en el marco de la política «Tolerancia Cero» del gobierno de Donald Trump, un aproximado de 2,300 menores que viajaban junto a sus padres fueron detenidos y separados en la frontera. Los niños fueron encerrados en jaulas y tratados de forma inhumana, lo cual desató una serie de reclamos internacionales y finalmente resultó en la cancelación de esta orden.

Después de que se frenaran estas acciones, diversos sectores del oficialismo en Honduras expresaron su agradecimiento al Presidente Juan Orlando Hernández, por el supuesto papel trascendental que tuvo para que esta situación se detuviera. Ante esta afirmación Guadalupe Ruelas, director de Casa Alianza, dice que «es un mal chiste decir que Juan Orlando Hernández fue decisivo para echar atrás la medida».

Ruelas, quien desde 2013 dirige esta organización dedicada a rescatar menores en riesgo social, ha cuestionado siempre que la desintegración familiar sea el factor que el gobierno presente como causa principal de la migración infantil apuntando que el modelo político y económico que nuestros países siguen es una fábrica de migración irregular.

«Yo no vi ningún pronunciamiento del gobierno antes de que Trump echara atrás esta orden. Sí escuché un trabajo de relaciones públicas por parte de los medios de comunicación para decir que había sido trabajo del Presidente», afirma Ruelas, mientras se toma un café en su oficina, ubicada cerca del mercado de Comayagüela donde otros niños caminan descalzos a sabiendas de que en Casa Alianza tienen un lugar de puertas abiertas al cual acudir, ¿o no lo saben?, sin embargo rondan los alrededores con sus botes de resistol que inhalan debajo de sus camisetas intentando esconder lo evidente.

Según Ruelas estos menores viven en comunidades pobres donde generalmente hay violencia por lo que no les queda otra que huir. Según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) un total de 1,400 hondureños salieron de sus hogares debido a amenazas de muerte, extorsiones y reclutamiento de pandillas.

«Querían que les prestara a mi hija para ir a dejar unos paquetes pero yo les dije que si no me decían qué era, yo no iba a estar de acuerdo», dice «Esperanza» quien antes de aventurarse a Estados Unidos recibió amenazas de los pandilleros que le aseguraron que «cueste lo que cueste» su hija iba a trabajar para ellos. Huir fue su única opción.

Según Ruelas hay más menores huyendo que entrando en la violencia, pero ya que el gobierno actúa en función de las creencias ha decidido militarizar y no solucionar la problemática, que «no va hacia descubrir la cura del alzhéimer», sino hacia construir escuelas y hogares dignos para que se pueda vivir y no se recurra a la violencia.

«Esperanza» y sus dos hijas viven en el mismo barrio en el que eran amenazadas hace 4 años y sólo cuentan con una casa que el patronato les prestó. «Me quería ir para poder construir mi casita», dice, frotándose las manos y colocando la vista en el techo como imaginando un futuro quizá inalcanzable. Hace poco emprendieron un negocio de venta de tajadas de plátano pero tuvieron que cerrar ante la extorsión de los mismos que ya la han amenazado.

Guadalupe Ruelas, director de Casa Alianza. La organización que dirige Ruelas atiende a niños y niñas que atraviesan situaciones de violencia y abandono, muchos de ellos son desplazados desde sus lugares de origen, en búsqueda de mejores oportunidades intentan llegar a los Estados Unidos, una situación que en la mayoría de las ocasiones termina exponiendo a otros contextos de violencia a los niños. Foto: Martín Cálix

Economía perversa que termina en desgracia

«Lucía» es una joven de 16 años, llena de energía y amabilidad. Actualmente vive en un refugio en Tegucigalpa, pero a los 3 años tuvo que acompañar a su madre en dirección a Guatemala, quien se fue en búsqueda de una mejor oportunidad de trabajo que le permitiera poder ampliar su negocio de duplicado de productos deportivos, zapatos básicamente. En Honduras no encontraban la forma de salir adelante. Por eso se fueron.

Su madre dejó atrás a toda su familia en Honduras y formó una nueva con un guatemalteco. Este hombre –cuenta «Lucía»– a medida que crecía, abusaba de ella. «Mi padrastro me tocaba, pero mi mamá no me creía», dice, y cuenta que ahora cursa el noveno grado como haciendo que no dijo lo que dijo, baja la cabeza, la vuelve a subir, encoge de hombros y continúa narrando su vida, su corta vida.

«Ella me golpeaba, parecía que se desquitaba la furia conmigo», continúa. Es así cómo un día después de una golpiza tuvo que ir sola al hospital. En este centro asistencial le enviaron hacia una casa hogar y finalmente llegó hasta El Hogar Seguro Virgen de la Asunción de Guatemala donde hace más de un año, 41 niñas fallecieron víctimas de un incendio. «Lucía» las conocía a todas.

«Yo estaba en el salón del par y las escuchaba gritar, ellas siempre hacían mucho relajo pero no había razón para dejarlas encerradas en esa bodega. Ninguna de las monitoras apareció para abrirles», recuerda entre lágrimas al recordar a sus compañeras.

56 niñas fueron encerradas en un cuarto llamado la «Clase de Pedagogía» y que medía siete metros por seis metros. Este encierro –y de alguna manera– se genera un incendio en el que murieron 41 de las menores y sobrevivieron otras 15 con amputaciones en su cuerpo, algunas con sus rostros quemados.

Después de estos hechos «Lucía» fue repatriada por la embajada hondureña en Guatemala, y fue enviada a una casa hogar en Choloma de donde escapó al tercer mes por el trato que recibía. Como pudo, echando a andar una especie de ruleta de la suerte, la joven regresó a Guatemala con su madre, pero el círculo de la violencia en la que vivía se volvió a repetir y decidió escapar de regreso a Honduras. «Yo tenía mucho miedo, lo que había escuchado es que es el país más violento del mundo pues», cuenta la joven con cierto acento guatemalteco que parece haber ido perdiendo con los meses.

«Lucía» acababa de cumplir 16 años y a pesar del temor, emprendió su viaje gracias a la complicidad de la empresa de buses que le cobró 1,500 lempiras (unos 62 dólares) para pasarla por la frontera de Corinto siendo menor de edad. Relata con voz entrecortada que «al llegar a un punto nos dijeron que teníamos que bajar del bus a mí y tres niñas más, íbamos con tres hombres que eran como coyotes, pero luego nos desvían y nos piden el dinero».

«Luego me dice que me voy a tener que esforzar para poder cruzar la frontera y que si grito no me va a ayudar». «Lucía» fue violada en la frontera y espera un bebé como resultado de ser abusada, ahora se pregunta qué será de sus sueños y aspiraciones, abandonada por su familia en un país que no conoce del todo.

Ruelas –quien le ha dado refugio en Casa Alianza– afirma que el discurso oficial dice que la violencia es generada por los hijos pobres de familias desintegradas pero que es irónico que la política de empleo de este país sea «poner una maquila en el Valle de Sula para que las madres solteras de los alrededores vayan a trabajar en condiciones precarias y dejando a sus hijos». Las opciones de trabajo en Honduras son precarias y han obligado a que las madres decidan entre arriesgarse a pasar por múltiples peligros en la frontera o conseguir un trabajo que las explote, que le paga menos del salario mínimo y que les ajuste apenas para sobrevivir.

Además, Centroamérica carece de políticas y voluntad para proteger la niñez, el caso del Hogar Seguro en Guatemala se puede repetir en Honduras y en El Salvador.

Por otro lado, Ismael Zepeda, del Foro Social para la Deuda Externa en Honduras (FOSDEH), asegura que el gobierno ejecuta una «política económica perversa» al no implementar acciones que realmente eviten la migración. «El trasfondo oscuro es que el Estado no quiere que el hondureño se separe completamente del país porque si pasa esto no seguirán entrando remesas», afirma.

Las causas de la migración se presentan como infinitas. Los casos de «Lucía» y el de «Esperanza» y sus hijas, parecen intuir una calle sin salida en la que la violencia jamás les abandona donde sea que vayan, como si estuvieran marcados ella los reclama más temprano que tarde.

«Lucía» tiene cuatro meses de embarazo. Un embarazo producto de una violación mientras intentaba regresar a Honduras –un país que no conocía– desde Guatemala, huyendo de la violencia de su hogar. Buscaba mejores oportunidades para su futuro, buscaba estudiar, ahora vive en una casa hogar, un refugio para niños y adolescentes, donde siente que ya no encaja debido a su embarazo. Foto:Martín Cálix.

Planes fracasados

«Lo que le han dicho a la sociedad es que cuando alguien migra lo violan o se une a pandillas», afirma Ruelas. También explica que estas son campañas de miedo que han provocado la estigmatización del migrante.

Uno de los últimos tweets de Ana García, Primera Dama de Honduras, confirma esta declaración: «Mediten la decisión, no se expongan a tantos peligros, no gasten sus recursos pagando a coyotes, los pueden dejar botados en el camino e incluso quitarle la vida a sus hijos. Al llegar a EEUU no está garantizado se queden, muchas familias serán deportadas», dice la publicación de la Primera Dama de Honduras, quien parece ignorar por completo la realidad por la que las familias huyen del país.

Según el director de Casa Alianza «le pasan la culpa a los padres y coyotes, mientras que el gobierno sólo es la buena persona que le dice a la gente que no migre porque le va a ir mal. No dicen cómo el gobierno ha fallado y van a buscar una solución». Los gobernantes no parece que comprendan que los hondureños no se van, los echan.

La respuesta del gobierno hondureño ante esta situación ha estado lejos de resultar efectiva. Según un informe de logros del gobierno de Hernández, sólo para el programa Vida Mejor entre 2014 y 2017 se invirtieron 800 millones de lempiras, además, se está destinando el 35% del fondo de las municipalidades y 4,500 millones de lo recaudado en el impuesto sobre la venta. Sin embargo, este gasto parece no ser efectivo, ya que según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la pobreza en Honduras incrementó en un 3.1% durante 2017, pasando a un total de 68.8% de pobres en el país.

Para Ismael Zepeda –economista y analista del FOSDEH– los migrantes han asumido la verdadera responsabilidad de brindar educación, salud y bienestar que le corresponde a un Estado que parece ineficiente.

Esta ineficiencia también ha sido demostrada ante Estados Unidos quien ha visto que Honduras, Guatemala y El Salvador son incapaces de detener por sí solos la oleada de migrantes que buscan mejores oportunidades en el país del norte. Debido a esta situación en 2015 se pone en marcha el Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte (PAP). Un triángulo que según Ruelas, es una categoría militarista que invisibiliza a la región.

El Plan de la Alianza para la Prosperidad es el resultado de una propuesta conjunta entre El Salvador, Guatemala y Honduras, y que tiene la intención de abordar los problemas estructurales que conducen a la diáspora de  niños no acompañados a los Estados Unidos. La propuesta fue elaborada inicialmente por los tres gobiernos centroamericanos con la colaboración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Según Ludmila García, representante de la pastoral social Cáritas de Honduras, «estos programas no llegan a la raíz del problema y siempre representan paliativos. Además endeudan más al país».

Los fondos que el Congreso Estadounidense destinó al PAP en 2017 representaron 655 millones de dólares para los tres países dentro del plan, de los cuales el 46% son destinados a la Iniciativa de Seguridad de la Región de América Central (CARSI). Este programa, que nace de la Iniciativa Mérida, según la organización de derechos humanos Council on Hemispheric Affairs, ha sido ampliamente criticada «por militarizar la seguridad y usar mecanismos de cooperación multilaterales poco transparentes y que dan resultados perjudiciales».

«No hay resultados comprobables de la efectividad de este programa, en realidad, en el aumento de la migración se refleja todo lo contrario» afirma Ismael Zepeda.

Para recibir estos fondos los países tienen que poner una contraparte que en 2017 representó para Honduras más de 945 millones de dólares a cambio de 110 millones de dólares que son administrados por la cooperación estadounidense en el país.

Las principales líneas estratégicas de la Alianza para la Prosperidad enfatizan la promoción de proyectos de infraestructura y la inversión extranjera. En Honduras se traduce en políticas militaristas para ofrecer seguridad.

«Esperanza» se pregunta qué es seguridad, porque en su barrio no se conoce. «Solo estamos esperando que terminen la escuela para poder irnos otra vez», dice con la plena convicción de una madre que está dispuesta a arriesgarlo todo, todas las veces que sea necesario para salvar a sus hijas de la violencia, o del infierno, o de un país para el que son invisibles.

Nota: Se han cambiado los nombres de las sobrevivientes por su seguridad.

Texto: Vienna Herrera

Fotografía: Martín Cálix

«Quien que me atropelló solo me dejó 100 lempiras en la mano y se fue» cuenta María Luisa Lagos sentada en su silla de ruedas en el ala de mujeres del Asilo de Inválidos del Hospital General San Felipe en Tegucigalpa. Tiene 74 años y está interna desde hace nueve, el mismo tiempo que tiene de no poder caminar. A María Luisa la atropellaron en un mercado capitalino cuando salía de comprar los alimentos que vendía en la colonia Nueva Suyapa, conocida como una de las 15 colonias de Tegucigalpa con más homicidios en tres años, según datos oficiales.

A María Luisa en ese accidente no sólo le robaron la movilidad sino también la vida como la conocía, asegura que de haber reunido 40 mil lempiras para un implante de prótesis en su cadera no estaría en el asilo y seguiría trabajando para poder comprarse una casa «Le dije ¿y con estos 100 pesos que voy a hacer? Que ni para el taxi me ajustan, él solo se fue a agarrar el camión, yo no le podía ver el número. En la esquina lo agarraron los policías, ellos ni me vieron, sólo se le metieron a él, al ratito se bajaron y ya vi el camión que iba… arrancó, buscaban dinero para ellos» menciona el hecho como algo normal, su amiga le robó la mercancía y en el hospital le robaron mil lempiras más.

Las muertes de peatones son un problema grave. En 2017 las personas que más murieron en accidentes viales fueron peatones, a nivel nacional 525 personas perdieron la vida en atropellamiento, de acuerdo a las cifras del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, y aunque el dato no se encuentra segmentado en municipios, el departamento de Francisco Morazán es el segundo con mayor incidencia de muerte por accidentes viales.

La vida de María Luisa ha sido marcada por el despojo. Cuando tenía 10 años la pobreza la obligó a dejar la escuela para trabajar, al casarse construyó dos casas con su esposo, una la vendió muy barata a personas que se aprovecharon de un momento de crisis emocional, una de sus dos hijas se había suicidado; la otra se la quitó su esposo cuando ella decidió dejarlo.

Luisa de 75 años permanece confinada en su silla de ruedas en el asilo de ancianos de Tegucigalpa luego de un accidente vial donde fue atropellada intentando cruzar una calle. Desde su cama en el asilo ve el mundo de edificios que crecen afuera. Foto: Martín Cálix.

María Luisa conoció las consecuencias de la mortalidad vial desde antes de que la atropellaran, una de sus nietas murió así. Cuenta que cuando su hija murió, ella decidió criar a sus nietas que quedaban huérfanas, pero su ex esposo se las quitó porque decía que estaba muy vieja para cuidarlas, y las envió para la colonia El Hato, una de ellas escapó pero a la más pequeña –de 6 años- la atropellaron cuando iba a dejar basura «y ahí salía en el periódico toda embrocadita, con la bolsita de basura que le mandaron a dejar al lado. Desde entonces no le hablo a ese hombre, me la quitó para que la mataran. Ni al entierro quise ir» dice y luego mira un rato hacia el suelo.

La legislación nacional no contempla específicamente los homicidios por atropellamientos, el abogado penalista Celso Alvarado señala que en esos casos siempre se considera al conductor como autor de homicidio culposo, con una pena de entre tres y cinco años, «el problema es que las leyes de aquí no contemplan que si alguien va a 100 km/h en un lugar que sea a 20 km/h o me subo a una acera, ahí ya estoy siendo consciente de que represento un peligro y debería ser penado como un homicidio doloso» afirma y luego recuerda cómo mataron a una de su compañeras de secundaria cuando esperaba el bus para regresar a casa.

«Pago más si mato una vaca, me sale más caro que si mato a una persona» dice Tatiana Uclés, miembro de Apoyo Mutuo, una asociación de víctimas de accidentes viales mientras cuenta que en la práctica los juicios por atropellamiento son agotadores y suelen concluir con conductores en libertad y pagando fianzas equivalentes a 10 lempiras diarios (menos de cincuenta centavos de dólar).

Ilse Zepeda, coordinadora de esta organización, cuenta que la asociación en siete años de existir sólo ha visto que una de las 10 familias que la integran actualmente, consiguió sentencia en juicio. El veredicto fue libertad bajo fianza.

«Hay uno de los padres que me dice: a mí me ha dolido más el proceso, me he visto más dañado y desgastado, que en el hecho en sí de la muerte de mi hijo» y explica que en ese caso la justicia hondureña le colocó una orden de restricción a los familiares porque le causaban daño emocional a un conductor que en exceso de velocidad atropelló a cuatro jóvenes que esperaban un taxi colectivo.

«Es un tema de cultura en las personas poder entender que pueden exponerse a accidentes de tránsito» señala José Estévez, vocero de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNTV), e insiste en que el problema de los atropellamientos a peatones es por una «mala costumbre» del peatón que no usa las señalizaciones ni sigue las órdenes de las autoridades viales.

Ilse sabe que su hija no murió por un error de costumbre, ella cruzaba la calle con su hermana cuando un conductor a exceso de velocidad las atropelló. Una de ellas murió y la otra vive con el recuerdo constante de ese trauma «desgraciadamente tenemos una pésima educación en nuestros conductores donde más bien el peatón cruzando una calle es una molestia y eso hace que algunos conductores quieran echarle el carro encima o no quieran darle el paso y eso es preocupante» Las cifras del OV-UNAH señalan que el 43% de las personas que fallecen son peatones o ciclistas.

La Ley de Tránsito considera una falta grave no respetar el paso de preferencia de un peatón, esta ley fue modificada en 2008 durante el gobierno de Manuel Zelaya, las multas por infracciones que representan un peligro para el peatón  y otros conductores oscilan entre 400 y 600 lempiras (aproximadamente 16 y 25 dólares), cuando años atrás significaban hasta un tercio de un salario mínimo (alrededor de 120 dólares).

Desde Apoyo Mutuo señalan que la educación vial debe ser un tema institucional y no personal pues desde que se unieron como asociación hasta la fecha han vivido muchos cambios de directores y no pueden depender de que a las autoridades les interese el tema.

Una capital reestructurada para automóviles

La Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) lleva 21 años en manos del Partido Nacional, actualmente Nasry Asfura Zablah funge como alcalde por segundo periodo consecutivo y aunque nunca se graduó de la universidad, su vida profesional desde hace años se la ha dedicado a la construcción. En 1995 fue Gerente General de la Empresa Constructora de Desarrollo S, R.L de C.V.

La relevancia que le da la municipalidad al peatón es clara, entre sus logros de 2017 destacan que invirtieron más de 1,500 millones de lempiras en proyectos de puentes a desnivel, rotondas y pavimentaciones, mientras tanto su Memoria Institucional dice que el presupuesto no ajustó para ningún proyecto peatonal que tenían en meta, entre ellos: 22 semáforos, 11 puentes peatonales, mil metros de bordillos, 1500 metros de aceras y casi 17 mil metros de cebrado.

El agente de tránsito Juan Ramón Cáceres junto a miembros de la unidad de Orden Vial resuelven un accidente en el bulevar Centroamérica. Foto: Martín Cálix.

Todo esto, a pesar de que Honduras ratificó el Decenio de Acción para la Seguridad Vial de las Naciones Unidas que finaliza en 2020 dentro del que se incluye «Consignen un mínimo del 10% de los presupuestos de vialidad a los programas dedicados a la obtención de infraestructuras viarias más seguras» proyectos específicamente para la circulación segura de peatones, ciclistas y motociclistas.

De igual manera, en julio de 2017 la AMDC firmó una Ordenanza Municipal promovida por el regidor nacionalista, Erick Amador, en la que «todo propietario de inmueble, exista o no construcción está obligado respecto de la acera frente a su edificación, a mantener en buen estado de conservación y limpieza» es decir, se le quita responsabilidad a la AMDC de mantener en buen estado las aceras, una vía exclusiva para peatones.

Elvin Santos y su imperio de construcción  

La infraestructura capitalina tiene otro rostro detrás, una gran parte de los proyectos han sido adjudicados a la constructora Santos y Compañía, de la cual el gerente general es el diputado liberal Elvin Santos. Entre sus licitaciones se encuentra el proyecto del Bus de Transporte Rápido (BTR), más conocido como Trans 450 que la ganó junto a constructora Astaldi.

El Trans 450 se decretó en 2010 el gobierno municipal de Ricardo Álvarez y con un préstamo de 30 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) firmado a un plazo de 20 años con cuotas anuales de 22.3 millones de lempiras y aunque debía concretarse a un máximo de siete años, hoy lleva 8 en construcción aunque el  alcalde Asfura asegura que en 2019 comenzará a funcionar.

Asfura reconstruyó parte del Trans 450 en el bulevar Centroamérica para añadir un túnel para automóviles con un valor de 60 millones de lempiras y 17 adicionales para un paso peatonal, proyecto adjudicado nuevamente a Santos y Compañía en consorcio con la compañía JF Construcciones.

Tráfico en horas de la tarde en el bulevar Centroamérica de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

Con este consorcio ha obtenido varias licitaciones importantes de construcción en la capital. Entre ellas, el paso a desnivel de Juan Pablo II con un gasto estimado de 76 millones de lempiras, un túnel en la intersección del bulevar Centroamérica un túnel entre la Kennedy y Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), desarrollado con alrededor de 117 millones de lempiras.

El año pasado, el Congreso Nacional le adjudicó un contratos de 22 millones de lempiras por mezcla asfáltica a la con la constructora Santos y Compañía.

El apoderado legal de la empresa, Juan Barrientos, estuvo entre los 18 candidatos nominados para la elección del Fiscal General de la República y su gerente general, Elvin Santos, está siendo acusado y bajo investigaciones después de que la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH) y la Unidad Especial Fiscal contra la Impunidad y Corrupción (UFECIC) lo nombraran dentro de un caso de corrupción donde 99 millones de lempiras se drenaron para el financiamiento de campañas políticas en 2013.

El problema de estos proyectos urbanos es que entre tanta inversión se construyeron y pensaron excluyendo a los transeúntes, crearlos significó un aumento de carriles y la destrucción de innumerables puentes peatonales. Para Ilse Zepeda el país se está atrasando en materia de reordenamiento vial pues el tema que le sigue al decenio son las ciudades sostenibles «si cortamos los árboles para meter un Trans no pensamos en zonas sostenibles» y señala que la ciudad debería organizarse de manera que los medios de transporte circunden la ciudad y en las zonas más céntricas se utilicen transportes no contaminantes como bicicletas.

Grafiti contra el Trans—504 que quedó en el abandono durante la administración del nacionalista Ricardo Álvarez. Foto: Martín Cálix.

La desaparición de puentes peatonales

Aunque los cambios de infraestructura benefician al automovilista, desde la perspectiva peatonal hay más vulnerabilidad. A muchas zonas se le eliminaron los puentes peatonales, como en el bulevar Centroamérica y el Suyapa. Por ejemplo, frente al Hospital Escuela Universitario hay que cruzar 8 carriles sin puente o siquiera un semáforo para peatones.

«En algunos puntos críticos es necesaria la instalación de estas estructuras, pero los puentes para peatones están en tendencia a desaparecer» sentenció  Roberto Zablah, director de Infraestructura Vial de la AMDC a inicios de 2017. De acuerdo a Zablah los proyectos para peatones serán los semáforos peatonales que estarán ubicado en 19 lugares.

Este proyecto tiene un costo de 60 millones de lempiras pues aseguran que serán capaces de detectar la demanda peatonal y con avisadores acústicos para las personas no videntes. Sin embargo, aunque estos semáforos acústicos deben asegurar el paso completo de la calle para una persona no vidente, en el Bulevar Morazán de Tegucigalpa hay un semáforo acústico el cual  aparece en verde para que el carril doble a su derecha y al mismo tiempo suena para que las personas crucen.

En nuevos proyectos, como un puente a desnivel en la zona de La Reforma, la municipalidad contempla que el paso de peatones sea a través de las cebras en el asfaltado por lo que los peatones deberán cruzar al menos seis carriles de carros sin semáforos.

De igual manera, durante el gobierno municipal de Ricardo Álvarez se construyó un puente peatonal de metal en la avenida La Paz. En esa zona se encuentra a pocos pasos el  hospital San Felipe, el asilo de ancianos, paradas de puntos de taxis colectivos y  buses así como un centro comercial. En 2016 la AMDC lo removió aduciendo que lo reubicarían más cerca del hospital, pero esto no ha sucedido y fue sustituido por unas cebras que están justo al lado de una rotonda y cercas metálicas en una de las aceras de esa zona.

Las autoridades municipales planean cambiar los puentes peatonales por pasos subterráneos, sin embargo esta solución no es del todo inclusiva pues no contempla a las personas claustrofóbicas ni la inseguridad en el país «yo ni puedo dormir en un cuarto con las cortinas cerradas ¿Cómo pretende el ingeniero o pensante que yo pase por ahí si me bajo en Miraflores y tengo que agarrar taxi al otro lado? ¿Cuántas personas como yo habremos? ¿En un momento de delincuencia como pretenden que uno no tenga miedo de eso también, si asaltaban arriba?» cuenta Tatiana, habitante de la colonia San Ángel, cerca de la zona donde se construyó el primer paso subterráneo de la capital.

Orden Vial, nuevos semáforos humanos

En una de las ocho salidas que dan paso a una rotonda en el Bulevar Centroamérica se encuentra Jenny Aguirre, una inspectora de Orden Vial. Basta con que Jenny se coloque unos minutos en algún carril lleno de tráfico para descongestionar esa zona, ella dirige a todos sus compañeros como si fuera un semáforo, da paso a los vehículos conociendo bien en que salidas circulan más carros y cuánto espacio de tiempo se necesita para mantener cada salida en igual orden.

El Bulevar Centroamérica es el sitio de la capital que más remodelaciones ha sufrido en los últimos años, y donde diariamente circulan cerca de 50 mil vehículos, según cálculos de la Gerencia de Movilidad Urbana de la capital, un 11% del censo vehicular de la capital.

Jenny es madre soltera con dos hijos a su cargo y lleva más de un año trabajando en las calles de Tegucigalpa por un sueldo de 5 mil lempiras, un poco más de la mitad del salario mínimo, lo hace desde el mediodía hasta las 7 de la noche, a veces hasta más tarde «trabajamos bajo el sol, bajo el agua, si nos piden que lo hagamos en la noche lo hacemos y si nos solicitan trabajar de noche con cosas como que la bandera que esta enredada, que hay que montar vigas, cerrar calles porque van a hacer asfalto, montar rótulos, los jerseys de concreto de Elvin Santos. Trabajamos toda la noche hasta el otro día» lo cuenta con alegría, normalizada con esa rutina.

En la rotonda del bulevar Centroamérica, Jenny, ordena, orienta, se vuelve el corazón que impulsa el trabajo de sus compañeros y de sus compañeras que intentan hacer que el tráfico fluya con rapidez. Foto: Martín Cálix.

Son 600 inspectores de Orden Vial los que existen en toda la capital, los espacios en los que trabaja Jenny son un reflejo de la poca educación vial de muchos conductores porque la gente no respeta las señalizaciones y quieren conducir pensando en llegar primero a todos lados.

«Apenas miran un azul de tránsito, un uniformado en la rotonda. Todo el mundo trabaja educadito, pero a nosotros nos hacen leña porque no nos respetan» dice Jenny, quien también manifiesta que a Orden Vial nadie le tiene respeto.

En menos de una hora al menos cinco personas le habían gritado, insultado y mostrado señas a Jenny quien dice que ese escenario es el mismo todos los días «aquí le sacan la mamá, el papá, el gato, el perro, el loro y todo. Pero quiero aclarar algo, son más irrespetuosos los hombres que las mujeres» cuenta que suelen gritarle que no sirve para nada más que estorbar.

A Jenny y a sus compañeras no sólo le toca aguantar el sol, la lluvia y el cansancio de controlar el tráfico en la ciudad, también deben trabajar bajo  incontables casos de acoso callejero «los buseros, los taxistas y particulares me dicen adiós mami, ay qué rica me dice la gente nunca estas enojada, siempre te estás riendo y sí, les digo cosas como avanza papi, movelo que son frases que suelo usar y entonces todo el mundo se ríe y ya me responde si mami ¿Cómo querés que lo mueva?» Jenny suspira, como quién siente que no puede controlar esa situación.

Ese día golpearon a Jenny, un automóvil no atendió a su parada y tuvo que detenerlo con la mano. A Jenny le dieron 10 días de incapacidad, pero dice que fácilmente la historia podría ser otra, al final del día ella solo es otra persona más fuera de un carro en medio de las salvajes calles de Tegucigalpa.

La construcción de este fotoensayo comenzó hace nueve años, en primera instancia, como una mirada a un país donde la tierra es generosa y tiene la extensión geográfica suficiente para brindar sustento y espacio decoroso a cada familia hondureña. La población hondureña resiste las embestidas directas del sistema que los vuelve inmigrantes dentro de su propia nación. Según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) en 2015 alrededor de 41,000 hogares, más de 174,000 personas fueron desplazadas internamente en 20 de los 298 municipios del país entre 2004 y 2014; lo que equivale al 4% del total estimado de hogares en dichos municipios. Los desplazados internos son más vulnerables que aquellos que cruzan las fronteras, dado que para preservar la vida se ven obligados a satisfacer a grupos criminales que dominan los barrios hondureños o, en otros casos, el ansia de poder del consorcio extranjero o nacional; del terrateniente o funcionario público.

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En un minuto te puede cambiar la vida en Honduras. Aunque sea para mal. Eso lo sabe Luna* quien a sus 48 años de edad, pasa los días errante, escondiéndose y bajo la zozobra de si hoy o mañana será su último día.

«Luna» de 54 años sospechaba que jóvenes de la comunidad extorsionaban a su hijo de 21 años; en la imagen, tomada el 1 de marzo, cuenta como él recibió una llamada telefónica en diciembre de 2016 y salió de su casa, a una cuadra y media de la misma fue asesinado, una semana después del hecho, la madre de Susana también fue ultimada a balazos, por lo que ella junto a los hijos que sobreviven, tuvieron que huir y refugiarse desde entonces en la clandestinidad.
 

Pero no siempre fue así. Luna* residía junto a su madre y sus cuatro hijos en una aldea cercana a Tegucigalpa, la capital de Honduras, donde la familia suplía las necesidades básicas con un pequeño negocio, hasta que las pandillas cambiaron sus vidas para siempre.

Las principales pandillas en Honduras son el Barrio 18 y la Mara Salvatrucha (MS-13), que han disparado los niveles de desplazamiento interno y externo de personas que huyen de la violencia.

«Luna» realiza labores domesticas, el 1 de marzo, en un refugio en Tegucigalpa Honduras. Después de vivir tranquila de las ganancias que le dejaba su negocio, hoy pasa sus días errante, escondiéndose y bajo la zozobra si hoy o mañana será su último día. Las maras, en menos de una semana, le arrebataron la vida a uno de sus hijos y a su madre, al tiempo que la emplazaron para que en cuestión de horas abandonara su casa o de lo contrario la mataban a ella y al resto de sus vástagos.
 

«Yo vivía tranquila en mi pueblo con mis hijos y mi mamá, tenía un mercadito y de eso pasábamos [subsistían], pero los mareros me lo quitaron todo. Ahora ando huyendo y estoy esperando poder salir del país», Luna lo cuenta entre lágrimas.

De acuerdo con Luna, los problemas comenzaron cuando recibió una nota exigiendo el llamado «impuesto de guerra» o extorsión, que es el pago semanal o mensual que las pandillas exigen a los dueños de negocios, a cambio de permitirles operar en lo que ellos consideran su territorio.

 

El costo de la vida

Se estima que en el país los más afectados con este cobro son los empresarios del transporte público: «Una mara o pandilla extorsionando al transporte público en Tegucigalpa puede tener ganancias netas de hasta USD $2.5 millones por año», según el informe Maras y pandillas en Honduras, elaborado por InSight Crime y la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).

Pero también se ven afectadas la micro, pequeña y mediana empresa. Además, las pandillas han extendido sus actividades ilícitas al narcomenudeo, robo de autos, secuestro y el sicariato.

 Miembros de la Policía Nacional de Honduras patrullan, el 10 de marzo, una zona controlada por pandilleros en Tegucigalpa, Honduras. El portavoz del organismo de seguridad, Jair Meza, declaró a DPA que «se hacen esfuerzos por mantener presencia en barrios, colonias y aldeas invadidas por los grupos criminales, para tratar de contrarrestar su accionar y que la gente se sienta segura». Pese a lo anterior, la violencia ha desplazado internamente unas 174.000 personas entre 2004 y 2014 en tan solo 20 municipios de los 298 que conforman la nación centroamericana, según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh).
 
 

Por otro lado, el informe señala que no existe consenso en cuanto a la cantidad de integrantes y simpatizantes de las pandillas, pero cálculos oficiales y de ONGs como Save the Children, en su libro «Las maras en Honduras»  publicado en 2002 ubica la cifra en 34,202 en base a datos arrojados por la Unidad de Prevención de Pandillas de la Policía Preventiva de 1999.

Y agrega que: «Muchas veces la pandilla promete que será un sólo pago, lo cual rara vez o nunca es cierto. Este pago “único” puede ser de hasta 2,000 lempiras (aproximadamente unos USD $84). Después de esto, pasa a ser un pago semanal de entre 300 a 500 lempiras».

El precio por no pagar la extorsión es muy alto. Luna explicó que ante su negativa, en menos de una semana los pandilleros asesinaron a uno de sus hijos y a su madre, además, «me dieron un par de horas para que abandonara mi casa o sino mataban a mis otros tres hijos».

«Luna» de 54 años, revisa, el 1 de marzo, fotos de su hijo asesinado en una comunidad cercana a Tegucigalpa, Honduras. Las maras, en menos de una semana, le arrebataron la vida a dos familiares, al tiempo que la emplazaron para que en cuestión de horas abandonara su casa o de lo contrario la mataban a ella y al resto de sus vástagos.
 
 

En ocasiones, los grupos criminales se apropian de las residencias abandonadas o usurpadas para utilizarlas como «casas locas», un término que se refiere «…a un lugar utilizado para interrogar y torturar personas. Es una casa de escape y también sirve como depósito de almacenamiento, todo esto en un mismo lugar…», al margen de eso, Luna y sus hijos esperan que un gobierno amigo apruebe su solicitud de asilo para huir del terror de las pandillas.

Miembros de la Policía Nacional irrumpen, el 10 de marzo, en una vivienda en la colonia San Miguel Arcángel, la cual fue abandonada por sus propietarios, luego que pandilleros del “Barrio 18” asesinaran a uno de sus hijos por su negativa para ingresar a la mara.
 

Infancia tomada por asalto

El caso de Luna no es aislado. Según el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), registra que en una década (de 2006 a 2016) en Honduras el desplazamiento interno afectó al menos a 174,000 personas.

El NCR es una organización humanitaria que opera en el país centroamericano desde 2015, y responde a las necesidades de protección relacionadas con el desplazamiento o el riesgo de desplazamiento, causado por el crimen organizado, las maras y pandillas. Cuenta con el apoyo de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

En una visita reciente al país, la alta comisionada adjunta del Acnur, Kelly Clements, conoció la realidad de los desplazados internos: «Durante mi viaje conocimos comunidades impactadas por la red de maras y pandillas, y las personas viven muchas dificultades en cuanto a poder moverse libremente y buscar ayuda», dijo.

Kelvin Mendoza vivía en un predio denominado Rancho El Coco, en San Pedro Sula, Cortés al norte de la capital. En la gráfica aparece sentado, desencajado por su suerte, las de sus padres y seis hermanos más, frente a una columna de policías que esperaban la orden para desalojar con violencia a los habitantes de la zona.
 

Clements relató que «hemos visto que los niños están bastante afectados por el reclutamiento forzoso [a las pandillas], lo que no les permite ir a la escuela y muchos maestros son amenazados en diferentes escuelas. Hay mucha preocupación por la crisis que vive Honduras».

El NCR coindice con estas declaraciones, al afirmar en su sitio web que la violencia generalizada afecta especialmente a niños y niñas. «Los niños y niñas, a partir de los 8 años, participan coaccionados o forzados en actividades de apoyo a las bandas criminales: vigilancia, información, cobro de extorsión y tráfico de estupefacientes», afirma el portal y considera que pese a los esfuerzos, «el Estado no ha logrado prevenir el desplazamiento o responder de manera sistemática a las necesidades inmediatas de las personas y familias desplazadas… tampoco se han implementado medidas efectivas que promuevan la protección de los civiles antes del desplazamiento».

Entre Trump y el muro

El panorama se complicó después que el Presidente estadounidense, Donald Trump, arremetiera el 3 de abril contra la caravana denominada «Viacrucis Migrante 2018» en su cuenta oficial de Twitter, y amenazara con suspender la ayuda que su gobierno da al Estado hondureño.

Trump escribió: «La gran caravana de gente de Honduras, que ahora viene a través de México y se dirige a nuestra frontera de las “leyes débiles”, es mejor que se detenga antes de que llegue allí. La “vaca lechera” del NAFTA está en juego, al igual que la ayuda extranjera a Honduras y los países que permiten que esto suceda. ¡El Congreso debe actuar ahora!».

Un día después, el ministro de la Presidencia de Honduras, Ebal Díaz, aseguró en conferencia de prensa que «Honduras es el país que más eficiente ha sido en combatir las causas de la migración [hacia Estados Unidos]». Y agregó que «hay otros logros que evidencian los esfuerzos del gobierno hondureño para combatir las causas de la migración como la fuerte lucha contra el crimen organizado».

«Brayan» de 34 años permanece recostado en un refugio en una de las ciudades más peligrosos del mundo. En pocos lugares, salvo en zonas de guerra, son asesinadas y desplazadas tantas personas como en Tegucigalpa. La familia de Brayan y él han experimentado de primera mano la violencia, viven escondidos en un pequeño apartamento del cual no salen por precaución, luego de haber sido expulsados cinco meses atrás del barrio donde su ubicaba su casa tras tener un altercado con la mara, como se le llama en Honduras a las pandillas, cuyos integrantes se dedican a la venta de drogas mediante el reclutamiento de niños y jóvenes, manteniendo el control de territorios mediante extorsiones. “Vivimos encerrados en estas cuatro paredes hace cinco meses, no perdemos la esperanza de salir de Honduras. Mi intención nunca fue salir de mi país, tenía un buen trabajo, mi negocio de transporte, vivía bien”, relata Brayan, una de las 174 mil personas desplazadas internas, en tan solo 20 de los 298 municipios que conforman Honduras, y que similar a la mayoría esperan poder salir de país para preservar sus vidas.
 

El rostro de Bryan cambió al escuchar las declaraciones de Díaz. Los rayos que irradia la televisión frente a él le dan un aspecto lúgubre, sin esperanza; a decir verdad, todo su cuerpo, moldeado por las horas en el gimnasio al cual ya no tiene acceso, se estremeció y dejó de comer una fruta que momentos antes tomó de la alacena, a la vez que balbuceaba sobre las dificultades que se avecinaban para él, su esposa y su hijo de 8 años.

Bryan es uno de los miles de desplazados internos que esperan salir del país. Ha tenido que pasar escondido en un pequeño apartamento, del cual no sale porque tuvo conflictos con las pandillas.

«Vivimos encerrados en estas cuatro paredes hace cinco meses, no perdemos la esperanza de salir de Honduras. Mi intención nunca fue salir de mi país, tenía un buen trabajo, mi negocio de transporte, vivía bien, pero las maras me forzaron a buscar esa salida», relata mientras su hijo juega junto a él, ajeno al peligro que se cierne sobre la familia.

Los amos de la selva de concreto

Bryan apaga el televisor para contar su historia. «Mi hijo pregunta por qué no podemos ir al centro comercial a comernos un helado o al parque a montar la bicicleta», cuenta e inclina la cabeza, se toma la frente y sus ojos se inundan de lágrimas.

Todo comenzó en 2009, cuando la madre de Bryan abrió una tienda de abarrotes. La economía familiar fue prosperando como lo esperaban; Bryan incursionaba en la venta de automóviles usados y su hermano mayor tenía un empleo en el gobierno y abrió un taller de soldadura.

La bonanza económica era notoria y eso no pasó inadvertido por la pandilla que «controla» el barrio capitalino donde se ubicaba el negocio y la casa familiar. ¿La consecuencia?: pronto le exigieron el «impuesto de guerra» a la madre de Bryan.

La señora llegó a pagar hasta 20 mil lempiras a la semana (unos US $834), por la «protección y permiso de funcionamiento» que los pandilleros solicitaron. Cuando Bryan supo lo que sucedía, creyó que recibiría ayuda de unos chicos que fueron sus amigos de infancia y que ahora integraban la pandilla.

«Les reclamé porque creí que eran mis amigos, les dije que por favor no le siguieran cobrando el “impuesto de guerra” a mi familia, que nos dejaran vivir en paz porque nosotros no le hacíamos daño a nadie; les rogué que me ayudaran», asegura al tiempo que la impotencia se apodera de su mirada.

Lejos de prestarle ayuda, los pandilleros golpearon salvajemente a Bryan y le dieron tan sólo 6 horas para abandonar el barrio junto a su esposa e hijo. Ahora ruega por una oportunidad para huir del país y salvar la vida de su familia.

Bryan residía en una zona denominada «caliente», que son aquellos barrios y colonias capitalinos donde la presencia de las pandillas es dominante. Al hacer un recorrido por esas zonas, se percibe esa inquietante calma que produce el estar en el ojo del huracán, donde si bien no hay nubes, ni lluvias, ni vientos veloces, se está en el centro de un fenómeno mortal.

«Hacemos esfuerzos por mantener presencia en barrios y aldeas invadidas por los grupos criminales, a fin de tratar de contrarrestar su accionar y que la gente se sienta segura, además se hacen operativos para capturar a los pandilleros y sus cabecillas», dijo el vocero de la Policía en ese entonces, Jair Meza, pero historias como la de Bryan o de Luna demuestran que eso no es suficiente.

Energía «limpia» por sangre lenca

La realidad en el interior del país es similar a la vida en la ciudad, pero con diferentes actores: personas de escasos recursos son desalojados violentamente por empresarios sin escrúpulos. Por ejemplo, en la región occidental existe un municipio en el cual se toman muy en serio la protección ambiental: San Francisco de Ojuera, en Santa Bárbara. Aquí es usual ver paredes pintadas con mensaje exhortando a los pobladores al cuidado del entorno. A pocos kilómetros se erigía una amenaza: la empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), intentó echar a andar la represa Agua Zarca en la ribera del río Gualcarque, misma que tras la muerte de Berta Cáceres abandonó la zona.

 Familiares durante el funeral de la activista indígena Berta Cáceres, quien fue asesinada en la madrugada del 3 de marzo en La Esperanza, en el oeste de Honduras.
 

El asesinato de la ambientalista Berta Cáceres, en 2016, está estrechamente ligado con Agua Zarca, proyecto denunciado junto a 50 más por el Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras (Copinh), donde Cáceres fungía como coordinadora. Dos años después del crimen, la policía hizo el noveno arresto por el caso. Se trata de Roberto David Castillo Mejía, quien era presidente del Consejo de Administración y representante legal de DESA cuando la activista fue asesinada, fue detenido cuando pretendía salir del país, por suponerlo autor intelectual del hecho.

 Personas caminan frente a una pared con un mensaje que exhorta a los pobladores de San Francisco de Ojuera a la protección del medio ambiente.
 

De acuerdo con información pública, Castillo Mejía se graduó en la academia militar de West Point, con sede en Estados Unidos. Por otro lado, un informe del Tribunal Superior de Cuentas (TSC), explica que Castillo fue subteniente de Inteligencia Militar, y que mediante acuerdo No. OM024 del 21 de mayo de 2008 «pasó a la condición de adscrito a la Jefatura del Estado Mayor Conjunto, por encontrarse desempeñando el cargo de Coordinador de Control de Gestión en la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE)» [Ibíd].

Hasta 2017 el imputado fue presidente de Potencia y Energía de Mesoamérica S.A (PEMSA), una sociedad anónima registrada en Panamá uno de los dos principales accionistas de DESA.

El ex subcoordinador del Copinh, Tomás Membreño, confirmó que Cáceres recibió constantes amenazas. «Hay amenazas claras que le lanzaron a Berta y a muchos más, porque luchaban contra la construcción de la hidroeléctrica, fue el propio alcalde Raúl Pineda [de San Francisco de Ojuera] que la amenazó por su lucha».

Por eso no es extraño que una investigación de Global Witness sentencie que: «No hay ningún lugar en el que sea más probable morir asesinado por enfrentarse a las empresas que acaparan la tierra y destruyen el medio ambiente que en Honduras». Esa organización denuncia que 122 activistas defensores de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados en el país entre el 2010 y el 2016, y que muchos otros han sido amenazados, atacados o encarcelados.

 Vista del río Gualcarque en el occidente de Honduras. Pese a la lucha que Berta Cáceres inició en 2006 para salvar el afluente, y que podría desplazar a comunidades indígenas, el proyecto para construir la represa Agua Zarca sigue en curso.
 

El valle de las sombras

«No “compa”, ahí yo no entro, ahí tiran [matan]», dijo temeroso un campesino, cuyo nombre se omite por seguridad, cuando se le pidió ir al Tumbador, una finca de palma africana ubicada a pocos minutos de la aldea Guadalupe Carney, en la ciudad de Trujillo, Colón, al norte de Honduras.

Su temor es comprensible, si se considera que dos días antes (el 15 de noviembre de 2010) cinco campesinos fueron masacrados en un intento por recuperar tierras que le pertenecen al Estado, pero que han sido acaparadas por unos pocos empresarios, según denuncia del Movimiento Campesino del Aguán (MCA).

Un helicóptero sobrevuela la comunidad Guadalupe Carney el 15 de diciembre de 2010, unos 600 efectivos del Ejército y la Policía rodearon y militarizaron la comunidad en Trujillo, Colón, donde está asentado el Movimiento Campesino del Aguán (MCA).
 

La masacre se registró a manos de los guardias de seguridad de una finca propiedad del extinto empresario Miguel Facussé Barjum, fallecido en 2015. Pese a eso, el tribunal local dictó sobreseimiento provisional para los autores materiales de estos crímenes, aumentando la desconfianza en la administración de la justicia en los tribunales nacionales.

La finca El Tumbador está ubicada en la zona conocida como el Bajo Aguán o Valle del Aguán, que se refiere a la zona que rodea el río Aguán. Todo el valle cubre 200,000 hectáreas. Este conflicto involucra a 600 mil campesinos y a tres terratenientes: Miguel Facussé Barjum, René Morales y Reynaldo Canales.

A inicios de la década de 1970, el Estado focalizó la reforma agraria en la zona del Aguán e incentivó el cultivo de la palma africana en la región, al promover la organización de cooperativas campesinas dedicadas al rubro. Así, se gestó una migración de poblaciones del sur y occidente a esa zona, que recibían créditos, asistencia técnica y tierra por parte del gobierno pero con la condición de que sólo sembraran palma africana.

Pero en medio de ese estímulo productivo, el gobierno cedió en 1983 al ejército estadounidense 5,700 hectáreas, incluida la zona donde se ubica actualmente la finca El Tumbador, para instalar el Centro Regional de Entrenamiento Militar (CREM), donde entrenaron a militares salvadoreños, hondureños y de la Contrarrevolución nicaragüense como plataforma de la llamada «Doctrina de la Seguridad Nacional», para combatir las ideologías, organizaciones o movimientos que desde Centroamérica pudieran apoyar al comunismo en el contexto de la Guerra Fría.

Relegados al olvido

Con la instalación del CREM iniciaron los litigios legales de estas tierras. En 1987, el latifundista estadounidense Temístocles Ramírez comprobó que una década antes había comprado esas tierras por un costo de US $75 mil dólares (165 mil lempiras al cambio de aquel momento), demandando al Estado hondureño por el uso indebido de sus propiedades.

 

Una madre y sus hijos descansan en un improvisado albergueUna madre y sus hijos descansan en un improvisado albergue
Una madre y sus hijos descansan en un improvisado albergue montado en la escuela de la comunidad Guadalupe Carney, la noche del 9 de diciembre de 2010, luego de ser desalojados de manera violenta de la finca San Isidro, departamento de Colón, en el norte de Honduras.

Presionado por la Cámara de Representantes de EEUU, el Gobierno de Honduras adquirió a título de compra y venta ese predio por US $17 millones. Las tierras quedaron tituladas como tierras fiscales a nombre del Estado de Honduras, sostiene el portal digital del MCA.

En 1991 durante la administración de Rafael Leonardo Callejas (1990-1994), la Procuraduría General de la República (PGR) traspasó esos predios en dominio pleno al Instituto Nacional Agrario (INA), para ser vendidos a grupos campesinos organizados sin tierra. Para este propósito, se aprobó la Ley de Municipalidades, la cual permitía a las alcaldías vender las tierras no tituladas, nacionales y ejidales. Sin embargo, desde 1990 hasta 1993, la municipalidad de Trujillo, Colón, vendió esas tierras a terratenientes, corporaciones, policías, ganaderos y políticos.

Jóvenes jornaleros regresan al asentamiento campesino, luego de un día de trabajo en el Valle del Aguán, Honduras.

Desde 2015, el ex Presidente Callejas enfrenta un proceso judicial por suponerlo responsable de siete actos de corrupción, pero lo que determinó su encarcelamiento y extradición fue el escándalo de corrupción en la FIFA, denominado «FIFA Gate». Un año después, Callejas se declaró culpable de dos cargos de corrupción en la corte de Nueva York. El ex mandatario hondureño se desempeñó como titular de la Federación Nacional Autónoma de Fútbol de Honduras (Fenafuth), durante más de una década.

Al margen de eso, el Observatorio Permanente de Derechos Humanos Del Aguán (OPDHA), registra en su informe que hasta mayo de 2014 hubo «129 víctimas de este conflicto agrario (123 muertes y 6 desapariciones forzadas)».

Así, la historia contemporánea de Honduras se adapta de manera fabulosa a dos preguntas que plantea el escritor uruguayo Eduardo Galeano, en su obra Las Venas Abiertas de América Latina: ¿Es lícito confundir la prosperidad de una clase con el bienestar de un país?, ¿tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? Son pobres por ser ricos.

*Luna y todos los nombres en este fotoensayo son ficticios para proteger la identidad de las personas que aun siguen en desplazamiento por amenazas diversas.

Hoy el Congreso Nacional ratificó a Oscar Chinchilla como fiscal general, reelecto de manera inconstitucional, según el abogado experto en Derechos Humanos Joaquín Mejía, porque no estaba en la nómina de 5 candidatos seleccionados por el Legislativo. El proceso debió iniciarse de nuevo si se consideraba su reelección. Por otro lado, Daniel Arturo Sibrían Bueso elegido Fiscal Adjunto fue jefe de la División Legal del Ministerio Público y asesor del despacho de Chinchilla y fue su asistente cuando éste era Magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

Pero Chinchilla es solo una pieza, así es el Ministerio Público, con una crisis que viene arrastrando desde hace mucho tiempo.

Texto: Jennifer Avila

Fotografía de portada: Hansel Brooks, joven asesinado en la masacre de Ahuás 2012. Por: Martín Cálix

Un Tribunal de La Ceiba absolvió ayer al único policía en juicio por el asesinato de una de las víctimas en masacre perpetrada hace seis años en Ahuás, Gracias a Dios. El acusado era Alex Robelo, un miembro de la policía de frontera hondureña asignado a la Unidad Élite de Embajada Americana y DEA en el marco de la lucha contra el narcotráfico en la Moskitia hondureña. Al policía se le acusaba de la muerte de Emerson Martínez, el guía del pipante que fue atacado en el operativo y fue absuelto por falta de pruebas en un juicio plagado de racismo y falta de diligencia por parte del Ministerio Público, ente acusador.

El programa de colaboración de la DEA con el Estado de Honduras en 2012 era conocido como el Foreign-deployed Advisory Support Team, o equipo de asesoría con despliegue en el extranjero. Sus integrantes recibieron entrenamiento militar para combatir a traficantes de opio vinculados al Talibán en la guerra de Afganistán pero después se expandió a América Latina en 2008 con el fin de combatir el narcotráfico trasnacional, y desembocó en la tragedia de Ahuás.

En mayo de 2012 murieron 4 personas, una de ellas era una mujer embarazada. Era de noche y un grupo de al menos 16 personas miskitas viajaban a Ahuás, el pipante -barcaza tradicional de los miskitos- iba lleno y era conducido por don Melanio un anciano del pueblo que se dedicaba con su esposa Hilda al oficio de sacabuzo, se encargaban de trasladar buzos de Ahuás a los cayos en tiempos de pesca. De regreso don Melanio daba jalón a las personas de la comunidad y sí, viajaban de noche, algo muy normal en los miskitos que por el sol inclemente del día prefieren viajar en la frescura de la oscuridad.

La DEA dijo en ese momento que las víctimas eran traficantes que habían atacado a los agentes e intentado capturar un cargamento de cocaína que había en otro pipante que en un momento se encontró con el de las víctimas, pero al final, un par de años después salió a la luz que el inspector general del Departamento de Justicia, en su reporte de 424 páginas, no encontró evidencia que respaldara la versión de la DEA.

Lea: La DEA mintió sobre la muerte de civiles en Honduras en 2012

Pero ahora, en esta parte del proceso judicial en el caso no hubo pruebas suficientes, determinó el Tribunal hondureño. La defensa del policía insistió en todo el juicio que el oficial Robelo disparó por miedo, disparó mal y la bala rebotó y así terminó atravesando dos costillas, el hígado y alojándose en el corazón de Emerson. Y ese es el muerto que contó para la justicia, porque en la exhumación lograron recuperar la bala que quedó en su cuerpo y comparándola determinaron que venía  de un fusil policial. Pero no se pudo comprobar que ese fusil estaba asignado a Robelo. En medio de una lluvia de balas que esa noche mataron a 4 personas e hirieron a otras más, solo una bala podía hacer algo de justicia. Pero se discutió tanto de la bala que al final no se pudo comprobar que fue disparada por el oficial que ahora está totalmente absuelto.

«Yo solo espero que se haga justicia», dijo tajante el acusado después de las conclusiones en las que la fiscalía junto con los acusadores privados pedían condena máxima por homicidio simple y por el delito de abuso de autoridad y la defensa pedía absolución.

Robelo sería el tercer policía que sale bien librado de las acusaciones en este caso. Noel Hernández, oficial a cargo del operativo, jefe de Robelo fue sobreseido provisionalmente en el proceso de audiencia preliminar y hasta sirvió de testigo de la defensa de Robelo. También fue sobreseido provisionalmente Luis Vallecillo Cedillo, también oficial hondureño. Ninguno de estos han dicho haber visto a algún miembro de la DEA disparar esa noche.

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Revivir la pesadilla

Las mujeres familiares de las víctimas en Ahuás, las mismas que sobrevivieron al ataque, lloran cuando cuentan la historia como si hubiera sido ayer. Han pasado 6 años y aun ruedan las lágrimas, se le sube la presión a doña Hilda, Lucio no puede continuar el relato, todos desconsolados no entienden porqué es tan difícil de esclarecerse un caso en el que oficiales armados disparan contra una embarcación de civiles desarmados y mueren los civiles, mueren bajo una lluvia de balas.

Doña Clara Woods, una sobreviviente y madre de una de las víctimas fue llamada al juicio oral y público a testificar. Ella vive en Roatán y en ese momento también vivía allá pero visitaba a su madre en Ahuás y esa noche, antesala al día de la madre también llevó a su hijo, su bebé, a Hansel Brooks de 14 años. Hoy tendría 20 pero no sobrevivió, su cuerpo lo encontraron al día siguiente flotando en el río en estado de putrefacción.

Cuando Clara se acercó al tribunal en un salón de iglesia, porque en Puerto Lempira las instalaciones del Juzgado no estaban listas para ese juicio, comenzó a hablar su accidentado castellano. La fiscalía debió llevar un traductor, era un juicio en la moskitia hondureña, sobre un hecho sucedido en un pequeño municipio olvidado donde la gente habla su propia lengua, pero la justicia no estaba preparada para eso, ni el defensor del pueblo. Además de la revictimización que Clara sufrió al ser interrogada una y otra vez porque no se entendía su español, a Clara la defensa la acusó de estar coludida con narcos, como que si por ello tendría que merecer la tragedia.

Clara Woods, madre de Hansel Brooks, asesinado en una operación de la DEA con fuerzas de seguridad de Honduras. Por el caso de su hijo no hay proceso judicial. Foto: Martín Cálix.
 
 

Doña Clara cuenta que esa noche vieron volar unos helicópteros, ya estaban acostumbrados a esas operaciones que los militares efectuaban desde que el narcotráfico creció en la zona. Sabían que había una guerra, pero no se sentían parte. Antes del juicio, doña Clara habló con nosotros, estaba nerviosa y hablaba rápido entre miskito y español. «Había mucha neblina, el muchacho (Emerson) venía guiando con un foco, luego oímos 4 tiros desde arriba que el helicóptero tiró.  Así como ustedes viajan en la carretera de noche, así viajamos nosotros en el río, esto no había sucedido antes», doña Clara escuchó los tiros y de repente se tiró al río, ya no miraba a su hijo. Los que pudieron se tiraron al río, pero otros, como Emerson, quedaron muertos en el pipante y otros como su hijo menor, su bebé como ella le llamaba a Hansel, quedaron flotando en el río.

«Yo quería que me mataran también, les grité: ya mataste a mi hijo y a un montón de gente»,  pero Clara, apesar de ir herida nadó y llegó a tierra firme donde se encontró con Lucio, otro de los muchachos que iba en el pipante, otro herido. Caminaron de noche en un lugar con vacas y mucho pasto, recuerda y allí se encontró con unos militares que la querían capturar. «Les dije que mataron un montón de gente que venía en el viaje, luego escuché que alguien dijo tía tía, y vi a mi sobrino tirado que lo tenían enchachado con chachas negras y el militar dijo a saber qué estábamos esperando a altas horas en el río yo me metí porque mi sobrino solo me esperaba para ayudarme con las cosas que traía y el tipo nos dijo: perdete de mi cara», relata.

La defensa de Robelo tiene una hipótesis: Clara es una narcotraficante y se comunicaba con su sobrino que esperaba la mercancía, que el pipante con 16 personas en tránsito estaban asegurando el río. Una prueba que intentó meter la defensa fue un vaciado telefónico en el que se evidenciaba que Clara llamó muchas veces a su sobrino, la prueba fue denegada por el tribunal, pero durante el juicio servía de excusa decir que Clara tuvo comunicación con tierra firme, a esa hora, como si estaba en una operación ilegal.

Clara dice que no entiende porqué dios la salvó a ella y no a su niño «el seca leche», el que ahora visita cada vez que puede en Ahuás, donde quedó enterrado.

Durante el juicio se realizó la reconstrucción del hecho en Ahuás. El grupo de fiscales, peritos, acusadores privados, jueces, defensores e imputado se trasladaron en helicóptero al lugar y desde las 4 de la tarde comenzaron la reconstrucción. El momento en que los dos agentes hondureños, Noel y Alex bajaron por una cuerda seguido por un tercero no identificado, llegan al pipante con la droga y según el testigo Noel son impactados por el pipante con los  16 pasajeros. Ellos aducen que recibieron un ataque que no queda claro si viene del pipante o de tierra firme, donde después encontraron armas prohibidas. Pero eso hizo que Alex disparara torpemente, tanto así que la bala rebotó y le dio a Emerson quien murió al instante. Eso dijo Noel, quien después de ese disparó dejó de ver, por lo tanto su relato fue incompleto.

Por la noche, los participantes de la reconstrucción regresaron en pipante con miembros del ejército. Allí vieron cómo es navegar de noche en la Moskitia. Se encontraron varios pipantes con personas que llegaban de pescar, que se transportaban a sus comunidades. La hostilidad de los militares crecía con esos encuentros. Uno de los barcos tuvo que buscar refugio en una comunidad cercana y al bajarse del pipante los militares para pedir apoyo, la comunidad no los dejaba pasar. Se asomaron por la puerta de una de las casas y cuando desde adentro vieron los uniformes moteados, no querían abrir hasta que vieron civiles. Apenas unas semanas antes militares habían asesinado a 3 jóvenes miskitos de noche en una comunidad pequeñita de Ahuás llamada Warunta. Los miskitos en este punto se van sintiendo parte de la guerra.

Este juicio en el medio de la moskitia hondureña pasaba desapercibido mientras en las portadas de los periódicos aparecía el presidente Juan Orlando Hernández con Preston Grubbs director interino de la DEA, tomándose las manos, haciendo tratos para aumentar la militarización en la Moskitia porque ya se siente la presión, dice Hernández, de la droga que se produce en sudamérica y se dirige a Estados Unidos.

Hace seis años, cuenta doña Clara, llegaron periodistas de todas partes que los entrevistaron, viajaron a Tegucigalpa y organizaciones de Derechos Humanos los acogieron, les organizaron ruedas de prensa, les pusieron el foco de los medios. Luego de eso regresaron a sus comunidades y los olvidaron. Aunque no todos.

Poco tiempo después de la masacre, doña Clara cuenta que un señor la llevó a Tegucigalpa, la buscó en su casa de Roatán y la llevó a un lugar donde le pusieron el polígrafo.

«Ese señor me dijo que dijera la verdad, que el señor Melanio disparó desde el pipante, yo le dije que eso no podía decir yo porque era mentira, si el señor Melanio disparaba tenía que soltar el motor y no podía hacerlo porque íbamos en contracorriente, luego él me dijo que si le decía eso me iba a dar 100 mil dólares. Allí me puse a llorar, me dijo que era americano que vino por mi, otro me dijo que todo había sido un accidente. Luego me quitaron la máquina del cuerpo y me mandaron de regreso». Pero no se podía mencionar en el juicio nada referente al papel de la Embajada de Estados Unidos, la DEA o el Departamento de Justicia, como si se les borrara del hecho.

Lucio, tenía apenas 16 años en ese entonces y allí con doña Clara recuerda esa noche en que le cambió la vida. «Hablo porque doña Clara me ha dicho que yo también tengo mi palabra para hablar», comienza su relato.

«Yo tenía mujer río arriba y yo bajé en Barra Patuca para ver a mi mamá, al siguiente día me vine de Ahuas con Melanio, nadie sabía que iba a suceder eso, ni con la bulla del helicóptero me imaginé hasta que escuché el disparo del helicóptero. Me tiré al río y  estaba crecido, no había manera pero ya tenía quebrado el brazo, no podía. No me salió el tiro, yo sufrí por ese disparo, tengo muchas cicatrices por eso. Me tiré intenté nadar, cuando lo hice sentí que el brazo no se movía solo el otro de abajo, sentí que mi brazo no estaba trabajando, yo estaba asustado porque pedía a dios y nada», relata, Lucio se encontró después con doña Clara. Sigue contando y cuando muestra las cicatrices y se sabe lisiado, comienza a llorar.

«Ahora no puedo ayudar a mi mamá y mi papá, tengo el brazo fracasado, ahorita tengo dos bebés, pero yo soy como un bebé porque no puedo trabajar, me están manteniendo mis papás. He sufrido en esta vida», y el relato se interrumpe por el nudo de su garganta, por el dolor.

Allí intercede Marlene Zelaya, la líder en ese grupo de víctimas. Marlene aun anda en su celular los videos de cuando encontraron el cuerpo de su hermana embarazada en el río junto con el del hijo de Clara. Los muestra en su celular deteriorado e indignada dice que esos videos le recuerdan que aun no hay justicia.

«Somos pobres nosotros, trabajamos en el monte sembramos yuca, él hacía eso- y señala a Lucio quien llora con la cabeza agachada- pero ahora no puede. Él esta muy triste, claro, todos nosotros sufrimos porque este dolor es horrible, todo el tiempo nos quedó en la mente eso, nunca nos sale, es una cosa que no se puede olvidar», dice Marlene, ella buscó a Mirian Miranda de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH) para que les apoyaran con el caso, así Ofraneh logró incluir dos acusadores privados a estas alturas del juicio. La Ofraneh apenas acababa de apoyar legalmente de esta manera a las víctimas de Iriona, Colón, dos garífunas asesinados por miembros de la Naval en 2015, en este caso lograron la condena de 10 miembros de la Fuerza Naval. La misma receta de racismo estuvo en este caso.

La gente quedó traumada, dice Marlene, le temen a los helicópteros cuando pasan por allí. Ella quedó con los hijos que dejó su hermana, uno ya tiene 15 años.

«Yo digo que no hubieran matado, se confundieron entre el pipante de la droga y el de los inocentes. Ella -y señala a doña Hilda, la esposa de Melanio- ella está baleada en las piernas no puede ni sostenerse. No vale la pena digo yo, buscamos la justicia, esto está bien claro pero ellos no quieren responder, yo digo que ellos se quieren lavar las manos», dice Marlene y no acepta lo que se dijo en el juicio, lo que dijeron los policías testigos, eso de que el pueblo miskito es «altamente tolerante» con el narcotráfico, porque Marlene no sabe siquiera el valor real de la cocaína y desde su comunidad perdida, sin servicios básicos e ignorados por las autoridades lo único que sabe es que la droga trae una guerra que no entiende.

Marlene Zelaya, líder de comité de víctimas de Ahuás. Foto: Martín Cálix.


La duda del Tigre Bonilla

El Ministerio Público citó a Juan Carlos Bonilla, ex director de la Policía Nacional que en 2012 al tomar el cargo firmó un acta en el que se documentaban los tipos de armas asignados a los oficiales de policía. Llegó molesto porque aducía no saber ni porqué fue citado, que no sabía nada del caso y lo hicieron viajar desde Tegucigalpa a la selva hondureña para que reconociera una firma que al final no sirvió como prueba necesaria para condenar al policía acusado.

«Las armas no son controladas por el director de la policía y además en ese tiempo ni era yo el director, pero sí firmé porque se me requirió aunque no puedo hacer constar que el arma fue asignada al oficial», dijo en la sala de juicios de La Ceiba el «Tigre» Bonilla cuando el tribunal decidió reanudar el juicio ya no en la Moskitia, sino en esa ciudad costera.

Bonilla fue conocido como un policía rudo, pero también fue señalado por el mismo Departamento de Estado de Estados Unidos en 2007 de participar en operaciones de ejecuciones extrajudiciales de las que nunca se le acusó directamente. Él mismo siendo director de la Policía se mostraba implacable con la depuración policial, y allí se encontraba en el juicio contra un oficial que estuvo a su mando, dándole un impulso de impunidad.

La Fiscalía no solicitó información a la Unidad de bienes nacionales, quienes tienen el inventario de armas de uso oficial, y así se perdió otra prueba que inculpaba a Robelo.

Seis años sin justicia

Doña Hilda tiembla cuando recuerda lo que sucedió esa noche, ella con su esposo Melanio regresaban a Ahuás después de ir a dejar a los miskitos que buceando pescan langosta en los cayos de Roatán. En esos cayos donde quedan lisiados por las malas condiciones en que se sumergen en el agua. Pero así es la economía miskita, sobreviven de la agricultura y hacen unos pocos lempiras más de la pesca que les puede costar la vida. Doña Hilda y don Melanio están más arriba en la cadena de la tragedia miskita, ellos eran sacabuzos y en ese tiempo tenían su pipante.

Hilda Lezama, sobreviviente de masacre en Ahuás en 2012 en la que murió su yerno Emerson Martínez. El juicio llevado a cabo en junio de 2018 solo contempla la muerte de Emerson pero en la masacre murieron 3 más y doña Hilda fue una de las heridas. Foto: Martín Cálix.

«Yo soy una señora que siempre me gusto trabajar, yo he trabajado como 20 años sacando buzos, mandandoles al mar. En esos tiempos era el 9 de mayo y bajé a dejar 50 pasajeros entre buzos y cayuqueros y al día siguiente día salí de noche, la luna estaba llena, veníamos durmiendo sin ninguna novedad, estábamos cerca del landin de Paptalaya y oímos ruidos y oímos los helicópteros saliendo, hicieron los disparos. Yo me venía levantando, oí cuatro disparos que tiraron del pipante y me asusté, me levanté y del helicóptero dispararon al pipante y cuando sentí las dos balas en las piernas me tiré al agua», relata doña Hilda quien aun no puede mover las piernas normalmente.

Después de estar agarrada de una rama, sangrando de las piernas sin alguna esperanza, se desmayó y solo recuerda que despertó en el hospital de Ahuás. Su hijo la rescató en otro pipante y se la llevaron.

Un coronel asignado recientemente a Gracias a Dios dijo a Contracorriente, en el anonimato, que los narcotraficantes operan así, ponen de escudo a mujeres, ancianos y niños, les prometen sacarlos de la pobreza con tal de ayudar con las cargas de droga que llegan a las comunidades. Todos pasan de narcotraficantes a escudos humanos en las diversas versiones por parte de las fuerzas de seguridad, la única muestra de Estado que existe en la Moskitia.

«Yo ya no puedo estar trabajando, antes trabajaba pero ya casi no, ya casi no viajo por este peligro que tenemos, cuando oigo balas me pongo nerviosa, tengo un trauma, cuando estoy sentada y me viene a la mente las balas que me cayeron y cuantas que caían al agua, dios es tan grande que algunos se salvaron, siempre nos hubieran matado a todos, dios nos ayudó a algunos», cuenta doña Hilda y recuerda que apenas unas semanas antes volvió a suceder, volvieron a caer víctimas miskitas por balas militares en Warunta, allí mismo en Ahuás.

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Don Melanio, su esposo, tiene la cara rajada por los años y el sol. No habla español, se queda ido cuando los demás hablan, a él lo acusan de haber disparado primero.

-¿De donde voy a tener armas para andar allí? Yo solo espero la justicia. Los primeros días cuando llegaban los periodistas a entrevistar no soportaba los nervios.

Melanio, conductor de pipante, sobreviviente de masacre en Ahuás 2012. Foto: Martín Cálix.

El New York Times reveló que la DEA engañó al público, al congreso estadounidense y al Departamento de Justicia sobre esa operación en Ahuás en 2012 en la que agentes comando fueron enviados a Honduras.

En un informe oficial se rechazó los alegatos de la DEA de que la operación había sido liderada por agentes hondureños. Descartó lo mismo para otras operaciones, en junio y julio de 2012, en las que agentes estadounidenses dispararon a muerte contra tratantes que supuestamente se rehusaron a rendirse e iban a tomar sus armas. De hecho, el reporte señala que solo los agentes de la DEA y no los hondureños tenían el equipo necesario para comandar la operación, como el acceso directo a la inteligencia. En vez de tomar órdenes de la policía de Honduras, los agentes daban “instrucciones tácticas” a los hondureños durante las misiones. Y los relatos sobre los tres tiroteos muestran que los líderes de la agencia en el país “tomaron las decisiones cruciales y dirigieron las acciones tomadas durante la misión”.

La DEA después no cooperó con el Departamento de Estado durante la investigación de lo sucedido en Ahuas y la pesquisa interna en la agencia no fue más que “un ejercicio sobre el papel”, según el informe, porque el supervisor de FAST no entrevistó a los involucrados y solo recolectó declaraciones escritas.

La DEA anunció que acepta las conclusiones del inspector general.

El programa FAST ya terminó; es la segunda vez que la DEA desarrolla y abandona un programa estilo militar en el hemisferio.

Marlene le ayuda a comunicarse a Lucio y agrega: «Todos sabemos que aquí son los militares los que nos están matando , no son los narcos, antes yo podía decir que eran los narcos pero no , yo veo que ellos mismos, los militares nos están matando. No confiamos mucho en las autoridades porque son un arma de doble filo, solo ofrecen algo pero no hacen las leyes para los pobres», reflexiona Marlene antes del juicio donde estaban puestas sus esperanzas, un juicio donde se exoneró al policía y quedan de nuevo las vidas de los miskitos en un limbo de impunidad permanente.

Texto: Jennifer Avila

Fotografía: Martín Cálix

1. Las víctimas de Warunta

–Miska tonta, no entendés que no podés entrar aquí. –Alba Sofía Macier lo cuenta y de la rabia le salen lágrimas, le tiembla la voz cuando recuerda la escena en la que un militar le gritó así cuando ella preguntaba por el cadáver de su primo, Patricio Pravia, asesinado por miembros del ejército en la comunidad de Warunta en Ahuás, Gracias a Dios, el pasado 19 de mayo de 2018.

Desde adentro de la casa donde provisionalmente viven Denia Soto (24) la viuda y doña Sara la madre, se escucha una voz: «los miskitos no valemos nada aquí». Doña Sara llora, le tiembla la quijada y su rostro agrietado se comprime. Hace apenas una semana, su hijo menor –el seca leche– murió en un tiroteo perpretado por militares asignados a la Fuerza de Tarea Conjunta en la comunidad de Warunta en Ahuás en el que también murieron 2 jóvenes más. Llora y mira a su nieta de apenas 4 meses que allí en el suelo a la par de ella toma de la leche de su madre que también llora.

En pocas horas Alba Sofía acompañará a la esposa de su primo muerto y a otras viudas y madres a Tegucigalpa. Apenas hablan español y nunca han ido a la ciudad, pero van porque creen que sólo allá escucharán su clamor de justicia.

 Mujeres, madres y viudas de las víctimas de Warunta esperan el avión que las llevará a Tegucigalpa en la pista de Puerto Lempira. Foto: Martín Cálix.
 

Como si el tiempo y las circunstancias se pusieran de acuerdo, el día que las familias partían a Tegucigalpa, en Puerto Lempira se daba la primera audiencia del juicio oral y público contra el oficial de la policía de investigación Alex Robelo asignado a una misión especial en conjunto con la DEA. Pero a Robelo lo acusan sólo por el asesinato de Emerson David, uno de las 4 víctimas que cobró una operación conjunta entre Honduras y la DEA para la recuperación de drogas hace 6 años.

Conocido como el Foreign-deployed Advisory Support Team, o equipo de asesoría con despliegue en el extranjero, sus integrantes recibieron entrenamiento militar para combatir a traficantes de opio vinculados al Talibán en la guerra de Afganistán. El programa después se expandió a América Latina en 2008 con el fin de combatir el narcotráfico trasnacional, y desembocó en los enfrentamientos violentos en Honduras en 2012, según reportes del New York Times.

A seis años, las familias de cuatro personas asesinadas en Ahuás que siguen arañando justicia, se cruzaron por unas horas con las nuevas víctimas, las que comienzan el camino.

Denia Soto y Sarah Macier, viuda y madre de Patricio Pravia, agricultor y buzo asesinado por militares en Warunta, Ahuás. Foto: Martín Cálix.

 

Nueve horas pasaron estas mujeres, madres y esposas de los jóvenes asesinados para llegar a Puerto Lempira en pipante. Sirilo Gómez, el conductor de la barcaza y presidente del consejo comunal, era el suegro de Joval, otro de los asesinados. Su hija Fidelia Gomez de 24 años ya tiene 4 hijos y con el menor de 3 meses de edad pegado a su pecho decidió contar lo que pasó.

Joval era agricultor y así mantenía a sus hijos. Fidelia explica que estaban en casa pero esperaban el pipante que llevaba mercadería para la comunidad, cuando escucharon unos disparos.  Su esposo apenas pudo tomar la camiseta sin ponérsela por salir corriendo a ver lo que sucedía, luego de eso Fidelia sólo recuerda más disparos y un grito: ¡hay un muerto! Ése era su marido.

«Pedimos justicia, eran inocentes, quedamos con niños pequeños ¿cómo van a sostenerse ahora?», dice Fidelia con la voz llena de rabia.

La comunidad se había acostumbrado a la presencia de militares, Fidelia asegura que convivían, ellos llegaron buscando drogas y hasta ahora no habían encontrado nada. A pesar de la pobreza en la que vive, Fidelia cuenta que su marido le apoyaba a estudiar y ya pronto iba a estudiar el plan básico, ahora su destino se ha quedado paralizado.

Sirilo interrumpe de vez en cuando, es el que mejor habla el español y el que acumula más rabia. Antes era amigo de militares, ahora no quiere verlos en la comunidad.

 

 

«Yo le dije al coronel que no quiero la presencia de los militares, si van tendrán problemas, ellos pasan cerca de mi casa, le dije claro al coronel que no piense que este problema se va a calmar, si no llegan se va a calmar pero si llegan esto se va a poner peor», declara como amenaza, no sólo a los militares sino a todo poblador que los apoye.

Y como si fuera el mejor momento, mientras en un salón de iglesia en Puerto Lempira se daba el juicio y las familiares de las víctimas de Wuarunta volaban en una avioneta hacia Tegucigalpa para denunciar a los militares, el Presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández se reunía en Washington con Preston Grubbs, director interino de la DEA. A su regreso Hernández aseguró que la narcoactividad ha vuelto a tomar fuerza en la Moskitia, a pesar que desde hace 5 años que comenzaron las operaciones conjuntas entre fuerzas especiales militares hondureñas con apoyo del gobierno de Estados Unidos, estaban dando resultados. Ahora, la producción de coca en el sur de América está presionando en la moskitia hondureña y se comienzan a ver de nuevo conflictos en esa zona, dijo el mandatario. «Se buscará detenerlo con mayor presencia policial y militar», expresó sin mencionar los asesinatos de miskitos por estas mismas fuerzas.

«El aumento de la presencia del crimen organizado en Honduras, a partir de julio de 2009, afianzó las estructuras económicas feudales existentes en el país. El incremento del narcotráfico a lo largo de la costa norte de Honduras, fue consolidado mediante el contubernio entre crimen organizado, fuerzas de seguridad y operadores de justicia. La fiesta se agrió, cuando en mayo 11 de 2011, helicópteros portando elementos de la Policía Nacional y de la Drug Enforcement Adminitration (DEA), masacraron a cuatros indígenas miskitos e hirieron a siete, en un operativo de interdicción que culminó en un baño de sangre de personas inocentes. Es a partir de 2012 cuando la intervención estadounidense supuestamente en contra del narcotráfico se comienza a sentir y el Estado de Honduras es presionado para comenzar de forma tardía a desmantelar las bandas de narcotraficantes que prestaban sus servicios a los carteles de México y Colombia», dice una nota de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH) que actualmente lleva el caso Ahuás en el que los dos policías antes acusados por dirigir el operativo: Noel Hernández y Luis Vallecillo obtuvieron un sobreseimiento provisional y ningún agente de la DEA está siendo procesado.

El coronel Héctor Cabrera, el actual jefe del estado de la Fuerza de Tarea Conjunta Policarpo Paz García en Gracias a Dios se une al discurso de las fuerzas de seguridad en la región: las comunidades miskitas son altamente tolerantes al narcotráfico.

«La lucha de nosotros es contra el narcotráfico pero usted bien sabe que esos tentáculos corrompen a ciudadanos, gobiernos, a todos, estamos tratando de erradicar esa amenaza. Sobre lo sucedido en Warunta estamos esperando un informe que está trabajando una comisión que se apersonó aquí después de los hechos, conformada por inspectores, medicina forense, investigadores para esclarecer este caso.

Nosotros en las operaciones tenemos las reglas de enfrentamiento que son empleadas en todos los tipos de operaciones, respetando los DDHH, pero estamos librando una lucha, estamos en una guerra, librando esta lucha contra el flagelo del narcotráfico y será esta comisión la que determinará lo que sucedió», mientras explica esto, Cabrera tiene el ceño fruncido todo el tiempo, alrededor de él hay varios agentes de la Policía Militar. Los miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta vienen de otras regiones del país, no hay miskitos en esta fuerza.

Según la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (FUSINA), en lo que va del año han sido dinamitadas 26 pistas clandestinas de aterrizaje de avionetas que no cuentan con autorización de vuelo y que se usan para transportar droga. Según Cabrera todo está mejor ahora.

Héctor Cabrera, coronel de la Fuerza de Tarea Conjunta en Puerto Lempira. Foto: Martín Cálix.
 

«Es lamentable que estas personas se presten a este tipo de actividad a favor del flagelo del narcotráfico. Nosotros desde que vinimos estamos en constante comunicación con la población, nosotros somos el brazo armado del pueblo, ellos saben de la guerra que libramos aquí pero hay un sinnúmero de delitos conectados al narco como la extracción de madera, tenemos destacamentos de protección al bosque, 3 como Fuerza de Tarea (Tipidalma, Lapiur y Caukira), y el Quinto Batallón», agrega.

Don Sirilo recuerda cuando llegaron los militares a Warunta, llegaron por la droga, pero comenzaron a meterse con ellos por la extracción de madera.

«Una semana atrás yo salí por problemas de enfermos, mi hermana había muerto, yo  traía cuatro tablas de madera de color de caoba y me detuvieron, yo les dije que era consejo comunal y me preguntaron qué era eso, yo les dije que los recursos está en manos de nosotros que ellos andan en misiones de droga no en misión de recursos. Me insultaron, me querían hacer culucas (cuclillas), yo les dije que los iba a enfrentar. A mi regreso ellos ya habían matado. Yo le dije al coronel que sólo me faltaban 3 segundos para tenerlos en la cara, antes, ellos mismos me habían insultado antes…», relata y agrega indignado, casi gritando: «Si ya no podemos ni usar los mangos o la madera nos vamos a enfrentar al Presidente, en tiempos de hambriento no podemos hacer nada y nos matan por eso».

Ermelita Soto, la madre de Darlin Alfred Soto (23 años), el tercer asesinado en Warunta, un agricultor, ha perdido el segundo hijo ya, y ella está anciana, consumida, pálida. «¿Quién me va a mantener ahora?», pregunta. Su primer hijo murió en un accidente de motocicleta y ahora su último hijo que había salido a buscar provisiones que el pipante traía, sólo fue a encontrar la muerte.

«Nunca le habíamos tenido miedo a los militares, convivíamos. Ahora no quiero ver la presencia de los militares, cada vez que los veo y escucho sus tiroteos tengo problemas porque padezco de la presión. Ellos vivían tranquilamente y ahora también porque el problema de la droga ya no se da allí. Antes salían a pescar a cualquier hora pero ahora salir de noche está prohibido, ahora está prohibido cazar iguana, pescar», dice afligida, además porque se sabe atrapada, en su comunidad se vive una guerra, pero nadie allí piensa migrar ¿adónde iríamos?, me preguntan y casi responden: nadie nos entiende, no nos aceptan, no hay lugar para nosotros.

Genaro Wallys y Alba Sofía Macier, familiares de Patricio Pravia. Foto: Martín Cálix.
 

Sara Macier, la madre de Patricio está desesperada en Puerto Lempira, su sobrina la tiene allí refugiada, pero ella quiere regresar a su comunidad, a Crata, donde su hijo está enterrado.

«Cuando me llevaron su cuerpo ni siquiera lo llevaron a la comunidad, lo dejaron allí tirado en la playa. Tirado lo dejaron», dice doña Sara.

Mientras ella llora, Denia, con rabia habla y recuerda lo sucedido.

«A las 8 de la noche escuché ruido de motor, entonces pasó como un minuto y escuché disparos, el motor siempre cruza por el destacamento, como es verano, estaba seco donde estaban ellos, entonces se desviaron y cuando el motor pasó, los militares dispararon. La gente se levantó a ver qué estaba pasando. Mi esposo estaba dentro de la casa, cuando escuchó la bulla salió a ver, él cuando salió vio que había bastante gente, nosotros vivimos cerca del landin, los otros soldados que vienen corriendo por la tierra vienen disparando también».

El pipante lo iban a revisar, pero los muertos no fueron los del pipante, fueron los que salieron a ver qué pasaba.

Patricio era agricultor pero cuando había pesca era buzo. «Antes sólo trabajaba de agricultor pero después aprendió a bucear. Los hombres cuando salen al mar van a bucear, como no hay otro trabajo sólo se puede conseguir de eso. Tengo 4 hijos, me quedé sin marido. El bebé solo tiene dos meses, el mayor tiene 10 años todavía es chiquito. Los que murieron fueron inocentes, ellos nos atacaron», dice Denia.

Las mujeres de Warunta no lloran, aprietan los dientes cuando hablan. Tienen rabia y cargan a sus bebés en brazos. Creen que las tienen que escuchar, porque no se puede matar a su pueblo sin que pase nada.

Mujeres abordando avión hacia Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.
 

2. Advertencia a un guardabosques

Tomás aún tiene en el cuerpo los plomos que le dispararon por defender el bosque en su comunidad. De vez en cuando vuelve y ve su casa vacía, visita los cuatro postes y las cenizas en las que quedó la casa de sus padres y la casa abandonada de su hermano. Hace 9 años tuvieron que huir porque Tomás era guardabosques voluntario del Instituto de Conservación Forestal (ICF) y sufrió un atentado por denunciar la presencia de personas extrañas que descombraban el bosque en la montaña, donde nace el río Rus Rus en Gracias a Dios, la moskitia hondureña.

A Tomás lo contrataron en el ICF como conductor ganando menos del salario mínimo, con ese sueldo –y ayuda de sus amigos– logró rearmarse el brazo con nueve tornillos, y vivir, aunque sea con una bala que no salió del codo y la cicatriz en su pecho de una bala que milagrosamente no fue mortal.

«Yo reclamé por el bosque y no les gustó, eran unos ladinos de Olancho. Me balearon, me fui para Puerto Lempira y ellos están libres, algunos se mataron entre ellos pero allí siguen algunos», relata, mientras camina por las casas vacías en la comunidad de Rus Rus rodeada de un bosque húmedo al que le antecede un inmenso bosque de pino y un río que ha bajado su caudal. Una calle vacía, donde pasan días y a veces semanas sin que pase un vehículo y un puente colgante remendado con tablas de madera podrida.

Tomás Manzanares, guardabosques sobreviviente a atentado por cuidar el bosque. Foto: Martín Cálix.

 

En la Moskitia se pierden al menos 50 mil hectáreas de bosque cada año por el avance de la frontera agrícola. Un estudio del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) de 2017 establece que   una de las regiones más desafiantes para la garantía de los derechos territoriales étnicos es la región de La Moskitia. Pero es allí, en ese paraíso escondido donde se encuentra una de las reservas más importantes de Honduras, además nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: La Reserva del Hombre y Biosfera del Río Plátano.

A juicio de investigadores citados por ACNUR en esta región, coinciden que la difusión de las plantaciones de palma africana en el norte del país representa una amenaza significativa también para los territorios indígenas, puesto que la venta de tierras para dar paso a las plantaciones contribuye a impulsar el traslado de fincas ganaderas hacia el interior de esta región (PRISMA, 2012). La expansión de la ganadería no constituye un fenómeno nuevo en La Moskitia. Sin embargo, hay mucha evidencia de una intensificación de esta actividad, estrechamente relacionada con el crecimiento del narcotráfico en los últimos años (McSweeney y Pearson, 2013). Estos mismos autores insisten en señalar que, los narcotraficantes necesitan controlar el territorio por donde transita la droga, lavar sus ganancias y legitimar su presencia como supuestos ganaderos. La compra de tierras y la siembra de vastos potreros les permiten alcanzar esos objetivos.

Incendio forestal en carretera hacia Rus Rus. Los incendios se dan para despejar áreas que se quieren usar para ganadería, a veces también para sacar a los venados y cazarlos más fácilmente y otras veces simplemente pirómanos, explicó autoridad del ICF.

La respuesta del Estado hondureño –promovida y apoyada por los Estados Unidos– ha sido la militarización de La Moskitia. Pero existe una fuerte preocupación de que la presencia militar no sea utilizada únicamente para frenar el narcotráfico, también puede ser utilizada para resguardar los intereses económicos de personas influyentes en la región, establece la ACNUR.

Aunque la Ley Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre reconoce el derecho de los pueblos indígenas a poseer sus áreas forestales, esta ley asigna al Instituto de Conservación Forestal el poder exclusivo en la regulación de los recursos forestales del país (artículo 14), negando así el derecho de los pueblos indígenas a participar, con sus propias instancias de autogobierno, en la gestión y vigilancia de los bosques en sus territorios.

Sirilo Fellman, miembro de uno de los 12 consejos comunitarios tribales en La Moskitia, el consejo de Truxinasta, asegura que  tras la titulación de tierras que comenzó en 2013 con el gobierno de Porfirio Lobo Sosa y continuó con el gobierno de Juan Orlando Hernández después de 40 años de luchar por la misma, el problema que ahora enfrentan es el saneamiento de estas tierras.

«Hay terceros, hay gente que no comparte con la idiosincrasia nuestra, entraron de manera ilegal, hay dificultades», dice Sirilo y recuerda uno de los conflictos que más les generó preocupación en los últimos años. Un enfrentamiento armado en Auka, llegando a la frontera con Nicaragua, cerca de Rus Rus.

Sirilo Fellman, consejo comunitario, miembro de MASTA.

En 2015 un grupo de miskitos decidieron realizar un «autosaneamiento», así le llama, Sirilo, a esta acción. Después de recibir los títulos comunitarios en 2013, la población de Auka hizo denuncias de que el lugar estaba ocupado por ladinos o colonos procedentes de otros departamentos como Colón, Atlántida y Olancho.

Según información publicada en aquel entonces por medios de comunicación nacional el 13 de marzo de 2015 un grupo de miskitos retuvo alrededor de 28 personas, entre ellos niños y mujeres para pedir su desalojo.

Estas personas habían explotado las parcelas de tierra, sembrando arroz, frijoles y montaron fincas ganaderas descombrando varias hectáreas de bosque. Algunos tenían su residencia en Puerto Lempira y otras zonas aledañas a La Moskitia.

«La gente se cansó de tanto reclamo a las autoridades y no había eco, la gente se levantó con sus palos, machetes, hicieron un proceso de autosaneamiento y llegó las autoridades pero la gente ya volvió a invadir.

En el sector de Mocorón que ha sido otra amenaza por la frontera agrícola que ha avanzado por Wampusirpi, están haciendo descombros y apropiándose de manera ilegal. Ellos saquean el bosque, ponen su vivienda, se adueñan del terreno. Lo peligroso es que a veces mandan a sus trabajadores, agarran grandes cantidades de manzanas, agarran otra parte y avanzan. Ha habido muertos en las zonas por el sector de Auka, amenazas a muerte a la gente que vive allí», explica Sirilo.

 

 

Los guardabosques voluntarios son los que se ponen de frente a las amenazas, su trabajo no remunerado es riesgoso en comunidades empobrecidas y abandonadas. Tomás cuenta que antes de su atentado, en 2007, un compañero guardabosques llamado Mario Guifarro fue asesinado junto con su hijo en Olancho. Defendía el bosque.

«Como tienen billete los narcos ellos pueden hacer lo que quieren en la montaña, a veces descombran y es mucha madera la que se pudre porque ni la aprovechan», Tomás lo cuenta y no le tiembla la voz. Apenas llegó a tercer grado pero ha leído cada libro de biología que se publica sobre las especies que viven en los bosques miskitos, esos que él protege con tanta pasión.

Un fiscal desplazado de la zona por recibir atentados por decomisar especies silvestres y madera traficada, asegura que son «grandes» quienes se lucran de este dinero, familias poderosas, políticos del interior, narcotraficantes.

La guerra también ha llegado a las montañas, a los bosques, a las comunidades más escondidas.

En las comunidades miskitas no hay servicios de agua potable. Los niños y niñas halan agua que sacan de pozos que ellos mismo hacen. Foto: Martín Cálix.
 

3. Estado militarizado: estado de calamidad y emergencia

 

Un día después de las muertes en Warunta, Ahuás, en Puerto Lempira el centro casi se consume en llamas. Un grupo de personas intentaron quemar las instalaciones de la Fuerza de Tarea Conjunta, saquearon el único banco del pueblo y la única farmacia. El alcalde, José Edgardo Saicon declaró estado de calamidad y emergencia a raíz de esto. No hubo dinero circulando en Puerto Lempira durante una semana y los militares pidieron refuerzos, el pueblo tuvo bajo custodia todas sus calles por parte de la Policía Militar.

«Nosotros estábamos reclamando por el cuerpo para que lo trasladaran para enterrarlo. Mi prima me contó a mí que su hermano estaba muerto que estaba tirado en sol a las 12 del mediodía del domingo y lo habían matado la noche anterior a las 8», cuenta Alba Sofía. Buscó a los militares en el muelle, pedía información del traslado, si ellos eran responsables, que al menos los llevaran a enterrar. Pero no, no le dieron respuesta. Por eso, ya molesta, con otro grupo de personas se movió a la Fuerza de Tarea y allí tampoco le dieron respuesta.

«Mi jefe dice que sólo puede pasar una persona, yo le dije que no podía entrar sólo una persona, él (mi esposo) es una autoridad civil, juez de policía de la municipalidad, nosotros queríamos entrar con él y me gritó: ¡Miska tonta! ¡Usted no entiende lo que le estoy diciendo, ya puede ser Juan Orlando o quien sea, no los voy a dejar entrar!», y faltaron pocos gritos más para que el ambiente se caldeara y las personas que estaban alrededor se enojaran.

Genaro Wallys, juez de policía de la municipalidad, les advirtió que tuvieran cuidado a los soldados.  «Usted grita así porque anda moteado pero le quiero decir que nosotros somos de una raza humilde y por eso nos grita así pero tenga cuidado porque somos humildes pero somos unidos.

–A mi me vale verga, nos dijo».

«Los miskitos no somos como perros o animales, incluso cuando matan a un perro el dueño lo reclama, sólo queríamos que enterraran el cuerpo, nos miran no como personas sino como animales. Así esperamos.

Y nos dejó esperando de nuevo, hasta las 4 de la tarde. A eso de las 5 de la tarde la gente comenzó a recoger piedras y tiraron y uno de los militares disparó por el portón y cuando él disparó el pueblo se levantó. Yo les expliqué a los MASTA que los militares nos tomaron fotos a escondidas, yo les he mandado a decir que no piensen hacer más daño a la familia, nosotros andamos reclamando nuestros derechos, si van a hacer daño a nosotros, los miskitos somos humildes pero cuando estamos enojados las familias piensan hacer. En el interior matan la gente que reclama sus derechos y se queda así nomás pero nuestra raza no es así, siempre se busca la forma para que todo salga a la luz. Yo le expliqué a MASTA que les diga eso a los militares», interrumpe Denia, la prima.

Mientras las familias buscan iniciar un proceso de denuncia, que este caso se lleve a la justicia, el alcalde de Puerto Lempira está contento, en menos de tres días el gobierno central, el mismísimo secretario de Juan Orlando Hernández le ha contestado positivamente, por fin les pondrán la energía permanente en Puerto Lempira. Actualmente solamente tienen energía 4 horas al día, quienes han podido comprar una planta eléctrica o un panel solar son pocos, el resto del día la gente transpira, agitan papeles en la cara, hay silencio. Pero eso va a cambiar porque José Edgardo Saicon ha conseguido que le hagan caso en Tegucigalpa después de declarar su municipio (uno de los tres de la moskitia) en calamidad y emergencia.

Saicon fue alcalde antes por el Partido Liberal y ahora es alcalde por el partido Libre. «Soy seguidor de Mel», dice con emoción y asegura que él también ha quemado llantas, que también protesta.

Ha recibido la alcaldía con una deuda de casi 9 millones  de lempiras –cuenta– y una mala gestión del antiguo alcalde nacionalista que buscaba su tercera reelección.

«El secretario de estado nos mandó a llamar en un vuelo expresso. Hay más cosas sumado porque en nuestro pueblo pasa un problema que las autoridades no les importa, hay dos zonas pobres: Auka y Tipi, sólo hay oportunidad de sacar madera para subsistir ¿sabe qué pasa? Los militares por 3 pedazos de madera los guardan (encarcelan) a uno. La gente se unió y la Fuerza Tarea no aguantó. No estoy de acuerdo pero a veces el pueblo hace las cosas porque no hay opciones», el alcalde se refiere al enojo acumulado del pueblo contra los militares, los muertos de hace 6 años en Ahuás, los muertos de ahora de Warunta y las restricciones, la falta de acceso a sus recursos.

«Hacemos ataúdes con la madera permutada por los favores. Están sacando madera de Mocorón pero descombran en Auka y Tipi, hay cooperativas pero aquí hay 3 señores que sacan grandes cantidades de madera, uno no es de aquí. Se sabe, pero no se hace mucho», dice el alcalde, un profesor, jovial y activo, le emociona que el presidente ponga atención a la Moskitia y que le ayude a resolver uno o dos de sus 5 promesas de campaña: 1. La luz 2. La construcción de calle. 3. Agua potable 4. Construcción del estadio 5. Continuar pavimentando.

Una de las promesas de campaña del presidente Hernández para su reelección ilegal fue la creación del Plan Alianza de Desarrollo de la Moskitia que se basa en llevar el programa Vida Mejor a esta zona olvidada del país, apoyar a los buzos lisiados con viviendas y titular las tierras.

Buzo lisiado. El gobierno le construyó una pequeña casa que no usa porque no cabe con su familia. Construye poco a poco una de madera. Es tío de un joven víctima de militares en Ahuás, 2012. Foto: Martín Cálix.
 

Pero el interés en la Moskitia no es únicamente para llevar una vida mejor, en 2015 se hizo la concesión más grande y la única en materia de extracción de petróleo en el país.

La Ofraneh recuenta que la entrega de 35,246 kilómetros cuadrados de la plataforma continental frente a la Moskitia hondureña por un período de cuatro años de exploración, prolongable por dos años más, y de 20 años de explotación, no tuvo la licitación que implicara la presencia de otros postores mas allá del Grupo BG de Inglaterra.

Según el contrato (abril 2013) BG, que luego le vendió a Shell, cancelará «50 mil dólares por la totalidad del área del contrato y en el período de desarrollo y producción un dólar por hectárea de la zona seleccionada para explotación». Las ganancias se repartirán un 50% para el Estado en caso que la producción no supere los 100 mil barriles por día, y de un 58% para el Estado en caso que la producción supere los 100 mil barriles por día; además de un canon simbólico de seis millones de dólares.

El contrato señala la entrega de $250,000 por año para programas sociales en las comunidades ribereñas del departamento de Gracias a Dios, donde habitan los pueblos Miskito y Garífuna; que denuncian en Ofraneh, no fueron consultados de forma previa libre e informada.

Y hay más intereses. Según Elser Brown, director de la organización no gubernamental más antigua de la Moskitia: Mopawi.

«El acaparamiento ilegal de tierras y con ello la deforestación de parte de los que llamamos terceros, vienen a las comunidades, a veces usando conducta de respeto a la cultura local, de no discriminación pero pasados unos meses ya con la confianza traen otras personas, hacen grupos grandes y entonces ya sacan las uñas y entran en problemas con la comunidad. Ellos no agarran pequeñas cantidades de tierra, son grandes extensiones de tierra, los miskitos poco practican la ganadería, sino la economía de subsistencia, pero esta gente viene e instala actividades de ganadería y tienen esta práctica nociva de deforestar todo. Entran en conflicto con la ley que prohíbe esto, 250 metros es la zona riparia que no se puede tocar y es la que más les agrada.

A veces usan la iglesia, se ganan la confianza de la gente que se tarda en dar cuenta que no era una actividad de la iglesia sino que acaparar tierras que venían. En Warunta ellos están socolados, la mayor parte de Warunta, había gente que se dedicaba a cacería y agricultura en menor escala pero han llegado ellos y acaparado las tierras mas fértiles de Warunta, allí no puede entrar uno porque tienen fuerte armamento. Si se sobrevuela la biosfera da tristeza como se están comiendo la biosfera», explica.

Y Brown también habla de represas ilegales, tráfico de madera y todo esto en presencia del ICF, por lo cual también pone en duda de que estas autoridades administren los territorios mientras no se dé la participación de las comunidades.

El agua más comercializada en Puerto Lempira es Agua Pinares. Esta empresa es de Juan Escalante, un empresario local denunciado por construir una represa en una reserva natural, la Posa Marconi. Foto: Martín Cálix.

***

«Tenemos fe que se hará justicia porque oramos a Dios y Dios sabe todo lo que hace, hay un Dios para los pobres, para los niños huérfanos, para las viudas también. Estos niños sufren, aquí en La Moskitia no hay trabajo no hay otras cosas para sobrevivir pero se lucha, pero ahora lo mataron al padre de estos niños así nomás. Hay un Dios para estos niños también», dice Alba Sofía y ve allí sentadas en el suelo de su casa a su tía y a la esposa de su primo con la bebé pegado al pecho. Y llora. Lloran todas.

«Con esto no se necesitan lentes para ver. Uno de civil cómo va a pelear con el militar, pelear contra el gobierno, el pobre nunca sale ganando ante el gobierno pero ante la justicia sí, ahorita estamos viendo que la justicia se ha perdido, se basa en el poder que se tiene», completa Wallys, su esposo.

Hay un dios para los pobres dice Denia, los militares también creen en un dios para ellos. Ese domingo, un día antes del juicio de Ahuás, un día antes de partir a Tegucigalpa, la iglesia Católica estaba llena,  y allí estaban los militares y policías rezando. «Son nuestros antagonistas los que protestan contra nosotros, se sabe que hay personas que no quieren los militares aquí porque nosotros estamos en guerra con el narcotráfico», dice el coronel Cabrera.

Militar en misa dominical en Puerto Lempira. Foto: Martín Cálix.
 

Don Sirilo no entiende demasiados detalles de esa guerra, sólo entiende que antes era amigo de los militares y ahora ya no, ya no tiene amigos. Y aunque es ilógico que sean flechas y arpones contra armas, ya todo está dicho, los militares no pueden entrar en su comunidad ni así sean enviados por el mismo Presidente.

«Cuando fui a enterrar a mi yerno y regresé investigué y me estoy dando cuenta que unas mujeres puyaron a un militar con arpón pero si hubiera sido fuerte ni tortilla pudiera comer, sólo fue una raspadita, si un hombre con ganas de matar lo hubiera hecho lo hubiera clavado dos o tres veces. Dice que fue enfrentamiento, pero no es así. Si hubo enfrentamiento no tiene sentido que hayan tirado así como les tiraron a mi yerno, le dieron en la boca, uno en la nuca, uno en el pecho, si estuviera peleando no le hubieran podido tirar así, eso está claro. Ellos iban a mi negocio a comprar comida, sacaban hasta fiado. Antes yo hasta les servía comida, era amigo de ellos, era aliado de ellos, y me sucedió a mí, yo ya no tengo amigos militares, ya no quiero, ya pasó la amistad con los militares, ya les digo que no pasen por mi solar, y a quien le de alojamiento, ese alojamiento lo voy a quemar», dice don Sirilo quien después de la misa se aprestaba a regresar 7 horas manejando pipante a Warunta, su hija ya iba en el avión a Tegucigalpa a hacerse escuchar.

Creen que los miskitos somos nadie, decía Wallys, y no es así. Los nadie no entienden la guerra en su territorio que es rico como reserva en recursos naturales, que es patrimonio de la humanidad, una guerra que los deja pobres y muertos. Los nadie gritan y apenas los escuchan, ya no se quieren quedar así.

Este artículo es una colaboración de: Colectivo Línea84- Periodismo Etnográfico

Fotografía: Irving Mondragón

LOS PADRES

El combate a la delincuencia organizada en Honduras, al igual que en el resto de Centroamérica y México, se ha convertido en el moderno disfraz de la implacable violencia estatal y un motor de la migración forzada. La creación inmediata de la PMOP (La Policía Militar del Orden Público), los TIGRES, la Fuerza de Seguridad Interinstitucional (FUSINA) y las reformas “anti-maras” que eliminan el supuesto de inocencia, al inicio de su mandato, no son coincidencia. Según datos oficiales de los últimos cuatro años, a través de FUSINA, el poder ejecutivo ha realizado más de un millón de operativos preventivos en los que han participado las fuerzas de seguridad policiaco-militares en los barrios más pobres de todo el país. En estos lugares los jóvenes se vuelven en blanco de la violencia institucional y criminal. Concretamente, a finales de 2016, a través de una serie de tres operativos llamados Tifón, el gobierno de Hernández realizó más de 100 allanamientos, detenciones, decomisos y capturas por todo el país. Los operativos fueron declarados un éxito. Sin embargo, este éxito estuvo acompañado de escuadrones de la muerte, desapariciones forzadas, asesinatos, tortura y destierro.

Esta es la historia de uno de los sobrevivientes.

***

Habla despacio, pausado, muy suave y bajito; a veces baja tanto la voz que se escucha como un mar lejano. Sus palabras se convierten en susurros de espuma que se chupa la arena. Así es como llega a mis oídos lo que me cuenta. Es muy delgado, evita mirarme, solo percibo sus emociones por el tono de su voz y por los movimientos de su cuerpo. Está sentado en una silla de plástico, su cuerpo largo parece una lágrima a punto de caer.

Noviembre 2016. Tres de la mañana.

“Llegaron cuando ya todos estaban dormidos. Pasaron un montón de carros, eran los policías, todos, los azules, los PM y los Tigres, iban en moto y en carros, pasaron por el puente, el puente que está cerca de la casa, de pronto ¡BAM, BAM, BAM! ¡Estaban golpeando el portón, lo estaban rompiendo! así llegaron a la casa, estaban tumbando las puertas… las puertas… las puertas de la casa, las querían romper y entonces la muchacha embarazada mejor fue a abrir y entraron los policías y ¡BAM! de un sólo entraron todos y le golpearon la panza a la embarazada, entonces yo me quise arropar, pero me iban a golpear, entonces me levanté y me quise tirar al otro cuarto, pero me sacaron… me agarraron bien fuerte y me sacaron para afuera; me tiraron al suelo, empezaron a preguntar que si vendíamos drogas en la casa, que si teníamos armas, pero ahí no había nada, nosotros no teníamos nada. Ahí vivía la mujer del que buscaban, uno de la 18, y empezaron a tomarnos fotos, y nos metieron a la patrulla y nos llevaron, nos llevaron presos y nos tuvieron casi todo un día en la cárcel, pero no teníamos nada, ningún delito habíamos cometido, nada y nos soltaron; pero nos amenazaron con que si nos volvían a agarrar, nos iban a meter presos, y todo se publicó, las fotos todo, todo, y en las redes sociales también… y ahí ya. Ahí ya empezaron las amenazas.”

Edwin tiene apenas 16 años y es un adolescente transexual. Su madre migró a Estados Unidos hace 4 años y a pesar de que ella insistió, él no quiso irse con ella. Ya vivía en casa de sus amigas con su hermana y ellas lo querían y lo aceptaban. Así que decidió quedarse ahí, en donde siempre ha vivido, en uno de estos barrios pobres en los alrededores de San Pedro Sula en el que la MS-13 y el Barrio 18 mandan y se disputan el territorio.

Edwin no es pandillero, y esto hace su vida muy complicada. La realidad es que nadie quiere enemistarse con los miembros de una pandilla –a menos que quiera terminar huyendo de donde vive o en un ataúd. Así que hay que convencer constantemente a esos “vatos” que uno no es de ningún bando. El problema es que la sospecha de que uno puede ser informante del bando contrario siempre está presente. Por esto, antes del operativo policiaco-militar, este chico ya caminaba en terreno minado con las pandillas.

Edwin me ilustra esa situación. Él atiende una pulpería en donde varios dieciocheros se juntan a tomar fresco y a jugar maquinitas. Pero el lugar está cerca del territorio de los treces. Un buen día, mientras platica y mira el celular con un amigo, un pandillero de la MS que anda por ahí, piensa que los muchachos están tomándole video para pasar esta información a los contrarios. Esto le vale a Edwin y a su amigo una amenaza de muerte y ambos tienen que irse a perder un tiempo. Edwin también se enemistó con la pandilla dominante del lugar a raíz de la muerte de su hermana y, finalmente, ser un joven de un barrio pobre donde el Estado hondureño ya etiquetó a todos como delincuentes, lo puso en el ojo del Tifón.

Edwin lo vivió. Él tiene algo que contar sobre este limbo en el que tuvo que mantenerse con ambas pandillas antes de que el Estado hondureño se burlara de sus esfuerzos. Él sí puede explicarnos la facilidad y la ligereza con la que uno va perdiendo todo poco a poco.

LA VIDA NO ACABA EN LA TUMBA

Abril 2016. 12 de la noche.

Las noches no son frescas. Hace calor. Aún así, Edwin suda frío; tiembla de miedo y de esa angustia que se mete en el cuerpo como veneno cuando se está por confirmar y aceptar la realidad de un evento terrible. Uno de esos que estará presente en su vida para siempre. Edwin estuvo obligado a reconocer el cuerpo sin vida de su hermana.

“Yo fui, miré cervezas… eee… miré cervezas tiradas, platos de comida como que estaban comiendo… tenía un golpe aquí [en la quijada]… porque ella estaba en un baño, como que salió corriendo y cerró la puerta del baño y como que la empujaron y cuando cayó al piso se golpeó… se golpeó aquí, aquí…”. Su hermana estaba tendida en el piso. Era su cadáver. Edwin termina la frase y agacha más la cabeza, se entristece y junta las manos, su cuerpo delgado se encorva como caracol. Tres días antes de su muerte, Edwin había visto pasar a su hermana. Él le habló, pero ella simplemente lo ignoró. Lo ignoró para protegerlo. “La vendieron” me dice. Si su novio, miembro de la 18, la mató por celos, y si sus amigas, quienes la engancharon para vender drogas para esa misma pandilla, tuvieron algo que ver, eso nunca se va a saber. Así como la mayoría de los crímenes que ocurren en colonias pobres y marginadas, el asesinato de su hermana nunca se esclareció. Al Estado hondureño no le importa. No le interesa resolver los crímenes en estos barrios; una pandillera vendedora de drogas, hermana de quien sea, hija de alguien, no merece justicia –como si la justicia fuera algo que uno tiene que ganarse y no un principio elemental de seguridad. En su informe más reciente, la Organización de los Estados Americanos (OEA) señala que el 80% de los homicidios cometidos en Honduras quedan en total impunidad.

Para las mujeres, la situación es mucho peor: solo en el 2016 se registraron 468 feminicidios, de los cuales 96% permanecen en total impunidad.

Para Edwin su hermana está muerta y los culpables sin castigo.

Para el Estado es una cifra más en homicidios… siempre que estos se registren. Pero la muerte no es muerte en la pandilla. Lo que quedaba de la hermana de Edwin le siguió sirviendo a la 18. Lo más tenebroso de esta historia, es que la vida para el mundo virtual no se acaba en la tumba, no para los pandilleros que tienen Facebook. A través del mundo cibernético –ese al que todos estamos conectados en vida– la 18 deshonró la muerte de la hermana de Edwin. Profanaron su tumba. La revivieron por Facebook y Edwin protestó.

“ya luego miré que la página de mi hermana estaba en línea, estaba conectada, entonces vine yo y mandé un mensaje, les dije: dejen en paz a mi hermana que ella estaba descansando en paz ya. Ellos me dijeron “busca dormir ya niño o…”

Ese “o” es el eco de la amenaza. Me dice las últimas palabras mientras se funde en la tristeza del recuerdo. Aprieta los brazos de la silla y ahoga su cabeza en el silencio. Imaginen esos sentimientos invasivos de impotencia, frustración y un dolor indescriptible, todos mezclados, recorriéndoles el cuerpo, tensando los nervios de cada extremidad. Sumen las lágrimas. Esas lágrimas que no salen, pero que ahí están atrás de los ojos, y se revuelcan en lo más profundo del espíritu como una marea sin salida.

Su cuerpo tiembla con fuerza. Yo no pregunto más.

LOS ESCUADRONES DE LA MUERTE

Noviembre 2016. Tres días después del operativo Tifón.

“…un carro blanco de doble cabina empezó a pasar, pasaba despacito, era como cualquier carro, pero sin placas. Uno cuando no mira placas de carro se mete ligero. Y pues ya pasaba el carro… y ya después, al día, desapareció mi primo. Se lo llevaron ellos: los del carro blanco. Mi primo era 18 y desapareció. Mi familia lo estuvo buscando tres días y lo hallaron muerto en un río, inflado. Ya después se llevaron a otros dos de la 18, pero a esos dos [se los llevaron] para sacar información, los golpearon, les dijeron que si los volvían a ver en Honduras los iban a matar y pues ellos huyeron.

Y este… al segundo día, yo y un muchacho estábamos conversando de todo lo que habíamos pasado y nos fuimos a sentar afuera de la calle, abajo de un palo de tamarindo. Ya viene un carro, pero viene otro diferente, de color azul, él [muchacho] se sentó en una piedra y venía el carro y él como que si nada, vinieron, se pararon, se bajaron y lo agarraron y lo metieron. Y desde ahí no se volvió a saber nada. Anduvieron buscando en la morgue, por todos lados, nada.”

La cara de Edwin está descubierta, sus manos están relajadas sobre los brazos de la silla. Toda su fuerza está concentrada en su mirada; sus ojos miran directo a la pared como si le estuviera preguntando a ese muro sordo, mientras recuerda, ¿quiénes son? “los que andaban carros, mataban y desaparecían personas” y se llevaron a su amigo que jamás volvió. “A esos se les llama el escuadrón de la muerte” me dice de un tajo. Su mirada se enciende.

Los escuadrones de la muerte son agentes del Estado y tienen una larga historia en los barrios pobres de Centroamérica (vea el libro «Sobrevivir Honduras» de Adrienne Pine). No cuesta nada identificarlos y entender de qué se trata: con el Estado no hay ni tregua ni justicia, mucho menos protección.

A Edwin le pasó lo siguiente: después del allanamiento y la golpiza que le dieron a él y a sus amigas, la policía los exhibió a todos ante los medios de comunicación como miembros activos del Barrio-18. A Edwin se lo llevaron a la estación de policía en donde lo mantuvieron encerrado e incomunicado durante un día. Después lo dejaron ir. No hubo más investigación, no hubo nada más relacionado con procesos judiciales, solo hubo escuadrones de la muerte y la foto en los medios de comunicación en los que Edwin aparece como miembro del Barrio 18. Esto fue su sentencia de muerte. Al Estado le temen al igual que a las pandillas.

Para el Estado hondureño, Edwin sólo es un delincuente más de un barrio pobre. Si es o no pandillero, y si un pandillero es o no un delincuente, eso no importa; a los gobernantes les da igual si a Edwin lo descuartizan sus agentes de la muerte, la MS por ser 18 o el Barrio 18 por ser MS-13, él merece la muerte, no la vida.

Este morro (güirro) pasa más de cinco meses encerrado en casa de sus amigas para evitar ser la comida de los gusanos de un monte cerca de su comunidad. Ahí donde las familias van a pasar el día de campo y la policía y los pandilleros entierran a los que matan. Así tuvo que estar hasta que su mamá lo mandó traer desde Estados Unidos,  donde él no quería irse.

Operativo. Foto: Diario La Tribuna

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Tabasco, México Abril 2017.

Yo conozco a Edwin aquí, en la zona fronteriza de México y Guatemala, en el estado de Tabasco, en el peligroso poblado de Tenosique. Y en México no le va mejor porque al cruzar la frontera sin papeles, ante los ojos del Estado, se convierte en un “migrante indocumentado”, “un menor de edad no acompañado”, “un profanador de fronteras”, “una amenaza para la seguridad regional” a quien es mejor deportar.

Aquí en México, el Instituto Nacional de Migración (INM) lo persigue por la misma idea de seguridad que puso en marcha los operativos que sentenciaron a Edwin al destierro; es decir, la seguridad está muy cerca de la violencia y muy lejos de la justicia y la protección.

México no le ofrece mucho después de haber sobrevivido a la ola de Tifones que azotaron su barrio. La única manera en la que Edwin podría obtener la protección de la que nunca ha gozado es solicitando refugio en México. En teoría, Edwin es sujeto de protección según los principios universales de derechos humanos y las leyes internacionales porque su vida peligra en su país. Edwin puede solicitar refugio ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). Los funcionarios de esta institución son los que determinan si la persona es refugiada o no según el motivo de persecución. Los tipos de persecución ya están definidos. Sin embargo, existen otros criterios que entran en juego para determinar la condición de refugio. Y estos criterios los dicta el gobierno mexicano.

Albergue para migrantes en Tenosique, Tabasco. Foto: Irving Mondragón.

El problema es que, actualmente, la migración indocumentada, en general, es un asunto de seguridad regional y no un asunto que se deba tratar a partir de los principios universales de derechos humanos. Esto quiere decir que los funcionarios “por seguridad” van a optar por una interpretación restrictiva de lo que es un refugiado y los motivos de persecución. O sea, las probabilidades de que a Edwin no le den el refugio son muy altas. Es más seguro que lo deporten. Además de esto, bajo este panorama de “seguridad”, si Edwin decide solicitar refugio en México, el Estado mexicano lo mantendrá sujeto a un largo proceso burocrático que dura más de tres meses –y no dura tres meses como dice la Ley sobre refugiados, asilo político y protección complementaria en este país. Y bueno, al tiempo en que se dicten e implementen las medidas de protección adicionales por ser un menor de edad, eso sin considerar la identificación de un lugar adecuado para su estancia y cuidado mientras que no cumpla con la mayoría de edad, pues Edwin va a pasar un periodo larguísimo esperando y esperando “a ver si” se le considera digno de protección internacional. Además, mientras solicita asilo, o “refugio”, como es entendido en México, mientras es un “solicitante” Edwin tiene que permanecer en el estado donde hizo su aplicación. No puede irse a ningún otro lugar –a menos que empiece otro largo proceso de custodia– no vaya a ser que se le ocurra irse hacia el norte. La espera que tiene que enfrentar es la forma más eficaz para que simplemente se vaya, desista de su solicitud… o termine prefiriendo los servicios de las redes tráfico de personas.

Edwin pudo solicitar refugio, pero al entender lo que estaba en juego, decide seguir con el plan de la mamá y se sube al tren que parte desde Tenosique. Pero no se va solo. Él va con su “tío”, me dice. Pero bien sabe que no lo creo nada.

EL TÍO

Salto de agua, Chiapas, México. Foto: Irving Mondragón[/caption]

Con los pantalones sucios, tatuajes de mala tinta, cara curtida por el sol, cabello colocho, un diente de menos y torso fornido, este hombre de no más de 40 años, observa, conoce, habla con tono decidido, y manda. El tío es aficionado a la marihuana. Se reúne con un grupo de gente en las vías, habla serio con ellos, voltea a ver a Edwin –que está a un lado mío– vuelve a hablar, rola el toque y se va. Ese día se le habían rasgado los pantalones a Edwin y sólo esos traía. Andaba con sus calzoncillos muerto de la vergüenza. El tío paraba con la mirada la risa de cualquier persona que tuviera la intención de burlarse de Edwin y sus calzoncillos. El tío se va de las vías y solo nos dice “de aquí no se mueven, me oís?” Nosotros no nos movimos ni a la sombra. Llega el “tío” un par de horas más tarde con unos pantalones.

Pero el “tío” es más bien un buen hijo de puta. Un coyote con toda una red de alianzas y corrupción para cruzar México y dar el brinco a los Estados Unidos. Los operantes de las redes de tráfico parecen ser más capaces de ofrecerle una solución a Edwin que cualquier Estado con todos sus funcionarios bien vestidos y capaces de escribir miles de reportes al día sin asomar la nariz a la realidad. Y entonces el “tío” llegó por él.

Un día estamos comiendo en un albergue para migrantes donde Edwin pregunta por todas estas cuestiones del refugio y nos quedamos a comer. Su “tío» anda ahí también como pez en el agua. Habla con todo mundo, pero siempre sabe donde estamos. Nosotros hacemos fila para la comida, pero Edwin se queda platicando con alguien, se distrae, se separa de la fila, se confunde, quiere volver a meterse y no puede, lo regañan y le dicen de mala leche que comida para él, no hay. Edwin no protesta y se va a sentar sin comer. El tío se entera de la movida y va a decirle unas cuantas palabras al cocinero que había dejado al morro con la panza vacía y llega con un plato de comida mientras Edwin y yo lo esperamos para irnos.

“Come. Cuando terminés vas a dejar el plato.” Le dice el tío a Edwin, seco y fuerte.

“¿Y qué pasó? tío.” le pregunta Edwin con voz suave. No nos dice nada y se va. Luego nos dice una amiga de Edwin que ella había visto cuando el tío llegó con el cocinero del albergue y le dijo “No volvás a hablarle así hijoeputa o te arranco la garganta cuando estés ahí afuera.”

-¿Ese es quien te va a llevar con tu mamá Edwin?- Le pregunto al morrillo.

-Sí, me dice.

-Bueno, por lo menos con él no vas a tener que llenar un formulario y no te va a dejar sin comer. Si necesitas ropa, el te la va a buscar y no creo que nadie quiera que le arranquen la garganta. Vámonos,- le digo al chico.

Este buen hijo de puta fue quien, por fortuna o desgracia, sí ayuda a Edwin. No son las instituciones nacionales e internacionales con todos sus empleados y su papeleo, ni las leyes ni los organismos de derechos humanos, no. Quien lo saca de lo terrible de su situación es un malandrín. Es uno de esos tipos que andan en lo clandestino. Es ahí donde Edwin tuvo que ir a buscar “ayuda” a la medida de sus necesidades. Se internó en ese mundo clandestino que las políticas de seguridad regional ataca con armas y granadas porque todos los que nadan en esas aguas son criminales, según dice la autoridad… ¿Y Edwin? Edwin quedó a merced de la protección y seguridad que le pudiera dar la clandestinidad. El círculo del rechazo se cerró con el tío.

Si a Edwin lo agarra la ley, lo van a deportar, y eso es finalmente lo que quiere la autoridad: detener y deportar, detener y deportar porque la migración forzada no se ve como realmente es. Se le trata como si fuera un delito y la detención y la deportación es su castigo. Y las autoridades y “la seguridad” en realidad persiguen a Edwin, además de al tío malandrín.

Finalmente, Edwin se fue protegido por alguien capaz de arrancar una garganta. Este muchacho, a sus cortos 16 años, sabe lo que es la desaparición y la migración forzada; sabe lo que es la persecución a muerte, conoce lo que son las fosas clandestinas, el asesinato, la lucha hasta morir entre las pandillas, los escuadrones de la muerte, la injusticia y ¿por qué no es digno de protección inmediata?

Lo que le hemos mostrado a este chico es que nuestras políticas de “seguridad” regional no lo van a proteger. Al contrario, en su país, la sociedad no lo protegió de la violencia y la pobreza. Lo criminalizaron injustamente, la policía lo golpeó, las pandillas lo amenazaron y los medios ayudaron para condenarlo al destierro. Aquí en México, por ser migrante sin documentos también se le criminaliza, nuestras autoridades lo persiguen y lejos de ayudarlo, hacen todo lo posible para que termine sumido en la clandestinidad.

Nuestros gobiernos justifican todo esto en nombre de la seguridad regional. Pues bueno, ese tipo de seguridad destruye en vez de proteger a las personas, justo así como los tifones.

Menores centroamericanos no acompañados, Tijuana, México. Foto: Irving Mondragón.

 
 
 

Sobre los autores: Hijo del Tifón es el cuarto relato del proyecto de 2017 En las venas de la violencia. Este es el primer trabajo de periodismo etnográfico y acción comunitaria del Colectivo Línea 84.

Este proyecto se enfoca en los efectos que ha tenido la subordinación del tema migratorio a las políticas de seguridad regional,  en la vida diaria de las personas que migran. Esta subordinación se hace a nivel regional -México y Centroamérica- oficialmente, a partir de la Iniciativa Mérida. Principalmente, en las recónditas regiones fronterizas que dividen a México y Guatemala, dichas políticas tienen un impacto mayor. La ausencia del estado como garante de derechos y la militarización, transforman la vida cotidiana de los habitantes y las personas migrantes en estos lugares.

El trabajo de campo tuvo una duración de 4 meses durante los cuales, nuestro equipo de campo, como parte de nuestras acciones comunitarias,  se involucró en el día a día de las personas migrantes y en la defensa de sus derechos. Asimismo,  se realizó un voluntariado de tres meses en un albergue de la región fronteriza entre Guatemala y México .

Texto: Jennifer Avila

Fotografía: Martín Cálix

Esta es una publicación entre Mongabay Latam y Contracorriente

Anaida Panting golpea las ollas con arroz que preparó para las guaras rojas. A las 4 en punto de la tarde decenas de Ara macao (nombre científico del ave nacional hondureña) descienden volando de entre los pinos atendiendo al llamado de esta mujer miskita que lleva tantos años cuidando los animales de su entorno que ya ni los puede contar. Tuvieron que pasar 18 años para que la conservación de la vida silvestre se insertara en las comunidades de Mabita y Rus Rus en el departamento de Gracias a Dios, dos comunidades remotas donde existen defensores que nadie conoce.

La Moskitia no sólo está integrado por el departamento de Gracias a Dios, el último, contiguo a Nicaragua, también comprende tres reservas naturales que atraviesan las tierras de los tawahka asentados en Olancho y de los miskitos que se extienden hasta Nicaragua. La Reserva del Hombre, Biósfera de Río Plátano fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y arqueológicamente cuenta con vestigios importantes como la Ciudad Blanca. Pero sobre todo, la moskitia hondureña es un territorio inhóspito donde las instituciones del Estado, todas, las de seguridad, las de justicia, las administrativas, todas, dicen lo mismo que Marleny Zelaya del Instituto de Conservación Forestal (ICF): “no tenemos logística para cubrir los grandes problemas que hay aquí”.

Las historias de narcotráfico y el drama de los buzos que terminan lisiados por la pesca de langosta son las historias que más resuenan en el exterior, pero los problemas en La Moskitia son tan variados y drásticos como sus paisajes y sus cambios de clima.

La comunidad de Mabita queda a más de 200 kms de Puerto Lempira, la cabecera departamental de Gracias a Dios, muy cerca de la frontera con Nicaragua. Antes de llegar a esta comunidad se pueden visualizar llanos, bosques de pino, bosques húmedos, y un par de ríos atravesados por puentes en muy mal estado, podridos, abandonados. A mitad de camino nos topamos con un retén militar en medio de la nada, jovencitos miskitos con uniformes moteados que pertenecen al Quinto Batallón de Infantería. Las misiones militares en esta zona llegaron para desarticular bandas criminales del narcotráfico y ahora también ven el tema de tráfico de madera y vida silvestre.

Después del retén se extienden los bosques de pino en un clima húmedo y extremo, hasta que se llega a las comunidades anunciadas con rótulos oxidados, como advertencia de que uno se aproxima a una tierra perdida donde viven indígenas defensores del medio ambiente que no se conocen, que reciben amenazas y que son asfixiados por la aguda situación de pobreza y la falta de acceso a servicios básicos en la que viven.

Anaida se aparta del grupito de niños que son sus nietos y sobrinos para atender las guaras y loras que tiene en recuperación, y también a las que llegan a comer después de disfrutar de la libertad entre los pinares. Cada día a las 4 de la tarde, las guaras llegan y comen de sus ollas, de su mano y a veces de su boca. Hay una muy especial para ella que ya está vieja, nadie  sabe cuántos años tiene, dice Anaida. «Es la única que se queda después de la comida, todas se van al comer, ésta se queda conmigo», cuenta después de una pelea en la que su guara especial le aplica una tunda a otra por acercarse mucho a su ama.

La guara roja es el ave nacional de Honduras. Actualmente hay entre 500 a 600 especímenes en estado silvestre en los pinares de Gracias a Dios y reintroducidas 36 en el Parque Macao Mountain en Copán y en la isla de Zacate Grande, según el biólogo Héctor Portillo quien por 20 años ha estudiado esta especie.

Marleny Zelaya del ICF regional de Puerto Lempira, cuenta que hacen todo lo que pueden, que es poco, porque no hay logística, porque no tienen biólogos y porque la situación es más compleja de lo que se ve. En mayo, cuenta Zelaya que el ICF tuvo que eliminar el monto que cobraba por la inscripción de estas aves silvestres,  por cada especie que era registrada se cobraba alrededor de 358 lempiras ($14.94),para incentivar a que las personas que tengan estos animales en cautiverio se animen a legalizarlos. Las penas son muy bajas por el tráfico de especies silvestres y este problema parece ser el que menos importa en un país controlado por mafias que usan de entretenimiento a estos animales.

Con el decreto 98-2007 de la Ley Forestal áreas protegidas y vida silvestre vigente desde marzo de 2008, se impusieron penas de reclusión por captura ilegal de fauna de 4 a 7 años, por el daño a la fauna de 1-3 años y por comercialización ilegal de fauna de 4 a 9 años. Todas estas penas son conmutables si son menores a 6 años.

Las ganancias de un negocio que no llega a los pobres

El ecotráfico es un problema presente en la región y muchas otras partes del mundo . En marzo de 2018, Jorge Eduardo Ríos, responsable del programa global para combate esta problemática a través de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), enfatizó en la agencia de noticias EFE que la falta de datos y estudios hace muy difícil medir el impacto real del tráfico de especies.

Ríos recuerda que algunos estudios calculan que los ingresos que genera este negocio ilícito fluctúa entre los 10 000 y 20 000 millones de dólares anuales en todo el mundo, una estimación muy conservadora para este experto si se incluye también la pesca y la tala ilegal.

En Honduras, la venta de animales silvestres y exóticos se castiga con el pago de una multa de 5 a 10 salarios mínimos (cada salario mínimo es de $400). Los expertos consultados consideran que esta pena es mínima si se compara con el impacto que genera la extracción de las especies de sus ecosistemas.

Por eso, lo que hacen Anaida y su familia en Mabita es considerado peligroso. Ahora hay 38 nidos de guaras rojas y 30 de loras verdes según la cuenta que ella lleva. La dieta de las guaras es parecida a la de las 19 familias de la comunidad: yuca, arroz, frijoles y plátano de la tierra que se cultiva en la zona.

Anaida cuida la guara en un refugio que ahora pertenece a la comunidad de Mabita pero que empezó con su familia. Foto: Martín Cálix

Anaida recuerda la primera vez que le llegaron estos animalitos a la casa. Hace cinco años, su esposo Santiago descubrió un grupo de jóvenes que saqueaban los nidos de guaras, que se llevaban las aves pequeñitas y así un día rescató siete. Anaida se enamoró de ellas, de su plumaje arcoíris.

El biólogo Héctor Portillo de la Fundación de Ciencias para el Estudio y la Conservación de la Biodiversidad (INCEBIO), quien viaja a la Moskitia para estudiar estos animales y las amenazas que sufren ellos y las comunidades alrededor, cuenta que eso significa la palabra «guara»: arcoíris, en idioma Lenca –otro de los 13 grupos étnicos de Honduras, ubicado en las montañas de Yoro–. Aunque las guaras y los lencas ya no tienen mucha relación, esta ave sigue siendo símbolo de identidad nacional.

“Existen dos tipos de amenazas: para las especies y para la comunidad. El tráfico ilegal conlleva a que muchas veces esté dentro de las comunidades porque son locales los que saquean pero son los intermediarios quienes venden y los consumidores finales están fuera del país, normalmente en Jamaica e Islas Caimán.  Luego están las otras amenazas por parte de los colonos que están acaparando tierras, compran tierras, compran conciencias y muchas veces con la venia de los locales o los locales bajo las amenazas por la ingobernabilidad que en esa zona es terrible”, explica Portillo.

Una lora nuca amarilla come un trozo de tortilla de maíz en una vivienda en Puerto Lempira. Foto: Martín Cálix

Este biólogo llegó en el año 2000 porque trabajaba en un proyecto de biodiversidad en áreas prioritarias y así logró identificar la guara verde, la guara roja y la lora nuca amarilla, especies únicamente ubicadas en su estado silvestre en la moskitia. “Por cinco años trabajamos en el monitoreo y eso era para capacitar a los locales como guías. El proyecto terminó en 2005 pero personalmente quedé impresionado con el sitio, así, yo viajaba y conseguía pequeños proyectos para incorporar a los locales en ese monitoreo, eso fue hasta 2009 y en ese año tras un congreso en Costa Rica, se puso en contacto conmigo la doctora Lorakim Joyner y su organización de Estados Unidos»”, narra el biólogo que ha escrito diversos artículos antes y después de impulsar el proyecto de conservación en Mabita.

En la Moskitia, sus pobladores viven en un estado de espera permanente. Esperan que alguien llegue con ayuda, que lleguen con buenas noticias, pero cuentan que lo que llega muchas veces es gente con malas intenciones que se aprovecha del estado de abandono en esta parte del país.

Por eso en Mabita,  los jóvenes que creen en la conservación y que se han sumado a las tareas de patrullaje, vigilan los nidos de las guaras rojas sobre todo entre abril y mayo. Salen a las 6 de la mañana y cambian de turno a las 6 de la tarde con la instrucción precisa de no dejar que nadie se acerque a saquear los nidos. A esos jóvenes cuando hay proyectos internacionales se les paga 200 lempiras (menos de 10 dólares) al día y a Anaida, que es la administradora del proyecto, le dan 3000 lempiras ($125) para la comida de las aves y otros 3000 ($125) por el trabajo realizado. Aunque este pago es reciente por parte de la gestión de la bióloga estadounidense Lorakim Joyner junto con INCEBIO, la comunidad comenzó esta labor de conservación sin pedir un pago a cambio.

La única guara verde rescatada durante la última incautación de animales silvestres víctimas del tráfico ilegal en la Moskitia fue llevada a la comunidad de Mabita, aquí se recupera de los maltratos y las heridas, se estima que pronto podrá volar libre junto a sus pares rojas. Foto: Martín Cálix

Pero algunos pobladores de esta comunidad perdida en la Moskitia, con apenas una escuela que llega a sexto grado, sin centro de salud, sin energía y sin agua potable, a veces ve como oportunidad vender un animal por 1500 lempiras ($62.50), aunque saben que luego el intermediario obtendrá una suma mucho mayor en el mercado internacional.

Una fuente dentro del Ministerio Público le aseguró a Mongabay Latam, que según investigaciones en la zona, el tráfico de vida silvestre en la Moskitia podría estar generando ingresos de 15 000 a 20 000 dólares mensuales. Una guara roja se vende a 1000 dólares pero una guara verde podría estar valorada en 3000. La Fiscalía del Medio Ambiente que investiga las rutas y el comercio ilegal tanto de madera y fauna en el área, logró identificar que la ruta más rentable es a través de la comunidad de Caukira (a media hora en lancha desde Puerto Lempira) con rumbo a  La Ceiba e Islas de la Bahía en el caribe hondureño y Jamaica.

Caukira es un pueblo colorido y visiblemente más desarrollado que Puerto Lempira. Está formado por una sola calle larga que al final desemboca en una  playa, es la costa que baña el océano atlántico. A la orilla de la laguna de Caratasca se ve una fila de casas que son de los dueños de los barcos pesqueros que trabajan en la extracción de  langostas y pepinos de mar. Es allí donde se maneja el negocio precario que ha dejado lisiados a más de 5000 hombres en la moskitia debido a la enfermedad por descompresión por sumergirse en el oceano sin la protección adecuada. Pero Caukira también es un sitio de mucho tráfico, allí han llegado fardos de cocaína, marihuana de Jamaica y con esto el trueque de especies exóticas, según la fuente en la fiscalía.

El negocio es tan lucrativo que intentar atacarlo puede costar la vida en esta zona donde, como dijo Portillo, la falta de gobernabilidad es alarmante.

Caukira. Foto: Martín Cálix.

En diciembre de 2017, con apenas 10 meses de estar trabajando, el fiscal asignado a la unidad de medio ambiente en Puerto Lempira, tuvo que huir tras un atentado en su casa después de realizar acciones contra el tráfico de madera y especies de vida silvestre.

El fiscal llegó y comenzó a trabajar con los militares, que en la Moskitia son la única muestra clara y evidente de la presencia del Estado. Se realizó a fines de diciembre la incautación de más de 60 Ara macao, 120 loras, una guara verde y alrededor de 12 monos cara blanca que fueron llevados a Mabita para su recuperación y posterior liberación. Después de eso, individuos desconocidos dispararon contra el portón, la puerta y las ventanas del apartamento donde vivía el fiscal quien de inmediato fue removido. Nadie fue acusado por el atentado. Ahora se habla poco del tema y la mayoría de autoridades se ponen de acuerdo en que es un negocio que no significa nada comparado a los problemas que tienen en esta zona.

Varias autoridades civiles aseguraron que incluso, en varias ocasiones, encontraron animales silvestres en los cuarteles militares y que en muchos casos estos animales eran cazados y extraídos con el beneplácito de ellos.

“A veces pasa que la aplicación de la ley no es adecuada. A nosotros como ICF nos toca estar en medio entre las autoridades del Ministerio Público, los militares y las comunidades”, expresa Zelaya. Y agrega que no fue la mejor manera de cumplir la ley, el que el Ministerio Público pasara de cero acciones de fiscalización a  imponer mano dura contra el tráfico sin tomar en cuenta que muchas comunidades son pobres y hacen uso racional –aunque no legal– de los recursos.

Marleny Zelaya, directora regional del Instituto de Conservación Forestal (ICF). Foto: Martín Cálix.

Doña Anaida recibió con gusto los animales que ahora se recuperan en Mabita. La única guara verde que tiene es asustadiza, le teme a todo, se aisla y se esconde del lente de la cámara. Tiene golpes. Doña Anaida dice que las instituciones del Estado aparecen solo para dar la cara un momento y después se pierden. Llegó la fiscalía a dejar los animales, llegó el ICF para apoyar en el traslado de los animales, pero luego tuvieron que irse. Marleny Zelaya del ICF confiesa que hacen lo que pueden, a veces les toca asumir el papel de mediadores para que los problemas no se hagan más grandes.

Las comunidades de Rus Rus y Mabita sufren con el abandono, un abandono que roza con el olvido. En Rus Rus hace alrededor de una década surgió un conflicto entre narcotraficantes que hizo que la gente se viera obligada a abandonar sus hogares. El narcotráfico también trae consigo otras prácticas, como la ganadería extensiva. Según el Plan de Nación Visión de País elaborado en el gobierno de Porfirio Lobo Sosa (2010-2013) se estima que se pierden 70 000 hectáreas de bosque por año, sobre todo en la zona de Olancho y en las áreas protegidas de la Moskitia.

Familia miskita en comunidad de Mabita pasa la tarde. Foto: Martín Cálix.

“Si se sobrevuela la biosfera se nota el descombro que hay», asegura el coronel Héctor Cabrera de la Fuerza de Tarea Conjunta que cuenta con cinco destacamentos militares en la zona de Ahuás, Wuarunta y Auka en la moskitia hondureña donde hay mayor problema con colonos que compran tierras ilegalmente. Los colonos se han movido desde Auka hasta Wuarunta para continuar talando el bosque, además de participar en otras acciones criminales. En territorios como éste,  donde el tráfico de drogas se desarrolla con mayor libertad, la militarización y el abandono terminan muchas veces en tragedia. El 22 de mayo tres indígenas miskitos fueron asesinados por militares asignados a esta zona y es en estos casos cuando de pronto todos los problemas confluyen: el narcotráfico, el acaparamiento ilegal de tierras y el uso de las armas contra el pueblo miskito. La única presencia fuerte del Estado también se ha convertido en un peligro.

Doña Anaida dice que siempre habrá problemas, cuenta que hace unas semanas un muchacho robó un huevo de lora que luego supo que vendió en Nicaragua por 1500 lempiras (62.50 dólares). El hambre propicia también el tráfico.

Más aún si a Mabita llegan extranjeros para hacer negocios con la guara.  Investigaciones del Ministerio Público indican que se comercializaban diversas aves en la ruta de Mocorón, Rus Rus y Leimus, y que un hombre de nacionalidad china era el que les pagaba  a los locales para que roben pichones de los nidos. Poco dinero para los pobladores, mucho para los traficantes que venden las especies en mercados de Europa, Asia y Honduras. Es un tráfico de alto nivel, personas peligrosas a las que se enfrentan las comunidades que quieren cuidar  a estos animales.

Anaida ha creado un vínculo fuerte con las aves que cuida y alimenta. Foto: Martín Cálix

«Aquí a los miskitos nos pueden matar y es como que maten a una gallina», dice un poblador de Rus Rus. Esta población discriminada es la que rescata y cuida al ave nacional sin esperar nada a cambio. Saben que si alguien los amenaza y los elimina del camino para seguir el negocio, su muerte no llegará ni a los noticieros.

La guara roja era para los mayas la protectora de los bosques, el fuego del sol encarnado. Pero ahora en las ciudades solo se ven encerradas y ver a una guara volando se ha convertido en casi un milagro. En Mavita se da ese milagro, Anaida las recibe y las besa. Apu pauni pree palisa, “Guara roja vuela libre”, dice en algunos rótulos escritos en lengua miskita que rodean esta comunidad que apenas recibe visitas. La guara roja vuela libre y regresa a los brazos de quienes las rescataron.

La guara roja ha encontrado en la comunidad de Mabita una esperanza para su conservación. Foto: Martín Cálix.

A poco tiempo de finalizar el proceso para la elección del Fiscal General y el Fiscal Adjunto del Estado, se revelan los vínculos de los candidatos con el poder y las redes de corurpción. Algunos de los que se elegirán para la etapa final enfrentan denuncias de cuando ejercieron en otras dependencias estatales y otros demuestran evidentes conflictos de interés, muchos de ellos con fuertes conexiones personales con los gobernantes del país.

28 candidatos se postularon y ahora solo quedan 18, al proceso solo le hace falta que la Junta Proponente elija a cinco nominados que se enviarán al Congreso Nacional dentro del cual se nombrará a dos. Para aprobarlo, se tiene que llegar a una mayoría calificada (86 votos) en un Congreso donde prima el Partido Nacional con 61 curules ganados de 128.

La nómina de 5 candidatos debe enviarse a más tardar 30 días antes de que termine el período del Fiscal General y Fiscal General Adjunto en funciones el próximo 24 de septiembre.

Candidatos con denuncias

Dentro del proceso de evaluación de los aspirantes, la Junta Proponente dio a conocer los nombres de cuatro candidatos que poseen denuncias en el Ministerio Público: Mario de la Cruz Melgar, Hermes Moncada, Lidia Estela Cardona y Juan Barrientos. Entre ellos, uno está acusado de inscribir varias propiedades a favor de Sergio Neftalí Mejía Duarte, extraditado por supuesto narcotráfico.

La Junta Proponente es la única que conoce las causas por la que fueron denunciados los cuatro aspirantes. Sin embargo, el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) denunció recientemente ante la CSJ, que son siete los candidatos al cargo de Fiscal General que no deberían ser tomados en cuenta porque presentan irregularidades.

De acuerdo a las declaraciones del CNA, un candidato tiene 14 denuncias en el Ministerio Público por retardo malicioso de justicia, abuso de autoridad, degeneración de justicia, violación a los deberes de los funcionarios y traición a la patria cuando fue juez en el Poder Judicial. También señaló que otro aspirante fungió como funcionario de la Secretaría de Finanzas y de acuerdo a una denuncia promovida en su contra por la Comisión Nacional de Banca y Seguros (CNBS), el aspirante dictó una resolución validando un fraude en contra del Estado.

De igual manera, otro de los candidatos denunciados fue notario público de Carlos Arnaldo Lobo, uno de los primeros extraditados por estar vinculado al narcotráfico y también manifestó que otro aspirante recientemente participó como candidato a diputado suplente por una corriente de un partido político tradicional del país.

Una investigación de Revistazo en la que consultaron las bases de datos de la participación en las elecciones primarias de 2017, reveló que 9 de los 18 candidatos a Fiscal General votaron en urnas nacionalistas mientras que 4 lo hicieron en las liberales y los demás no aparecen en el censo.

El abogado cercano a Elvin Santos

Juan Carlos Barrientos es el candidato con el puntaje más alto en las evaluaciones de la Junta Proponente, detrás de él se encuentra el apoyo de parte de la bancada liberal pues tiene nexos con el diputado, Elvin Santos, actualmente señalado en el caso de corrupción “Pandora” en el que se desfalcó por más de 200 millones de lempiras la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG).

Juan Carlos Barrientos. Foto: Hondudiario

Barrientos fue el abogado que presentó en 2013 ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) un recurso de reposición para anular una resolución que inhabilitaba a Elvin Santos a aspirar a la candidatura presidencial del Partido Liberal debido a que era Vicepresidente en aquel momento. De igual manera, Barrientos se ha encargado de ser el abogado de los convenios públicos de la empresa constructora Santos y Asociados.

En 2015 la ex rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, denunció que el abogado Barrientos inscribió una propiedad que pertenece a la UNAH a nombre de Santos y Compañía cuando fue Secretario general del Instituto de la Propiedad: “mi sorpresa es que en la audiencia sobre este caso el defensor de esa empresa es también Barrientos» señaló Castellanos a los medios en aquella ocasión.

Actualmente la esposa de Barrientos es la diputada suplente de Elvin Santos, el mismo que se encuentra bajo investigaciones de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH) y la Unidad Especial Fiscal contra la Impunidad y Corrupción (UFECIC) dentro de un caso de corrupción en el habrían drenado fondos desde la SAG para el financiamiento de las campañas políticas en 2013. De acuerdo a las investigaciones, 99 millones de lempiras habrían sido destinados al Partido Liberal.

El notario de Juan Orlando Hernández

Abraham Alvarenga Urbina, actual Procurador General de la República, es uno de los candidatos más fuertes, se posiciona entre los tres aspirantes mejor evaluados por la Junta Proponente y mantiene un historial muy cercano con el partido de gobierno y con Juan Orlando Hernández.

Alvarenga Urbina es procurador desde 2015 y sigue ocupando el puesto a pesar de que su plazo venció en enero, esto debido a que el Congreso Nacional, en medio de una reciente crisis post-electoral, no logró reunir suficientes votos para elegir a su sustituto. En aquel momento, varios diputados nacionalistas declararon que esta elección se haría hasta después de que se decida al Fiscal General,  cuando se desconocía que Urbina participaría del proceso.

Abraham Alvarenga Urbina. Foto: Hondudiario

El procurador es reconocido por su afiliación al Partido Nacional, fue diputado por Lempira en el período de 2006 y 2010, legislación que estuvo marcada por respaldar y dar órdenes para la ejecución de un Golpe de Estado en 2009 al expresidente Manuel Zelaya. De acuerdo a los documentos oficiales, su diputado suplente, Samuel Armando Reyes Rendón, fue uno de los que votaron a favor de la separación del cargo del ex  mandatario.

Durante su período como diputado, además de ser compañero de curul con Juan Orlando Hernández en esa época, fue mencionado por la Fundación Democracia Sin Fronteras como uno de los legisladores más improductivos. Alvarenga Urbina fue suplente en la legislación siguiente.

La Confraternidad Evangélica lo respaldó en 2015 cuando propusieron para ser magistrados a la Corte Suprema de Justicia, aunque no pasó a formar de la lista de los primeros 100. Esta confraternidad ha demostrado tener poder de decisión en el país en varias ocasiones, actualmente su líder, Alberto Solórzano es miembro de la Comisión Especial para la Depuración de la Policía Nacional.

Alvarenga se postuló el año pasado para formar parte de la Unidad de Política Limpia, a pesar de que uno de los requisitos era no haber sido candidato a puesto de elección popular en los últimos seis años. De acuerdo con una escritura pública que dio a conocer  la ex diputada de Libertad y Refundación (LIBRE), Beatriz Valle, Abraham Alvarenga además de ser procurador, ha sido notario público de Juan Orlando Hernández.

El hombre cercano a Óscar Chinchilla

Daniel Arturo Sibrían Bueso es el cuarto puesto mejor calificado según la Junta Proponente, actualmente se desempeña como jefe de la División Legal del Ministerio Público y es asesor del despacho del actual Fiscal General, Oscar Chinchilla y fue su asistente cuando este era Magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

Además, es hermano del ex diputado suplente del Partido Liberal, Francisco Sibrián Bueso, quien dirigió la Oficina Normativa de Compras del Estado (ONCAE) cuando Yani Rosenthal era Ministro de la Presidencia durante el gobierno de Manuel Zelaya.

Foto: El Heraldo.

La magistrada que falló a favor de la reelección

Lidia Estela Cardona es la quinta candidata con mejores calificaciones en el proceso, actualmente es una de los cuatro aspirantes que  un proceso de investigación por denuncias en su contra interpuestas en el Ministerio Público, tiene poderosos vínculos con Juan Orlando Hernández.

Cardona fue viceministra del Interior y Población en el gobierno de Porfirio Lobo Sosa en 2011, además se desempeñó como magistrada de la Corte Suprema de Justicia en el gobierno de Sosa y en el de Juan Orlando Hernández, durante este último formó parte del fallo que dio lugar a la reelección ilegal de Hernández y actualmente se dedica a ser enlace entre el él y la Misión de Apoyo Contra la Impunidad y la Corrupción (MACCIH).

El asistente de Rolando Argueta

Hermes Omar Moncada- Foto: Poder Judicial

“No cabe duda, que el altísimo, me ha ubicado en un momento histórico para Honduras, al participar en este proceso y postularme para ser Fiscal General” es la frase que se puede leer en la primera hoja de la propuesta de Hermes Omar Moncada, el sexto candidato con mejores calificaciones de acuerdo a la Junta Proponente.

Moncada es uno de los candidatos que se encuentra en investigación por denuncias en el Ministerio Público (MP), actualmente es asistente del Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Rolando Argueta, quien forma parte de la Junta Proponente que elige a los cinco candidatos finales.

En 2006 el abogado fue denunciado en diferentes comunicados por el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) debido a que cuando era Juez de Letras en Gracias, Lempira dejó sin valor y efecto la resolución a favor de la libertad de Luciano Pineda, según COPINH acusado injustamente de asesinato en medio de una lucha por el territorio en Montaña Verde en Lempira.

“El licenciado Moncada fue el mismo que se negó a reconocer la prescripción del delito robo y daño, del que también el estado de Honduras ha acusado al compañero Luciano Pineda, por el cual todavía está en prisión” señala un comunicado de COPINH de enero de ese año. Este caso podría representar un conflicto de intereses si Moncada llegara a ser Fiscal General, ya que el MP actualmente se encuentra investigando el asesinato de Berta Cáceres, coordinadora y fundadora del COPINH que fue asesinada en marzo de 2016.

Los nexos de poder de los demás candidatos

Otros postulantes que se disputan el cargo de Fiscal General parecen ser cercanos a los gobernantes actuales o grupos de poder que lideran el país. Por un lado, se encuentra entre los candidatos el director de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), Ricardo Antonio Castro Barrientos, cuya dependencia se encarga de encabezar casos considerados como de alto impacto.

La ATIC fue creada en 2014 y desde entonces Ricardo Castro ha trabajado de cerca con el actual Fiscal General, Oscar Chinchilla, y con el presidente Hernández, sobre todo en los casos de extraditados por narcotráfico.

De igual manera, otro de los postulantes es Óscar Armando Vásquez Tercero, quien fue director de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial (DIECP), cargo que consiguió al ser electo por el Consejo Nacional de Seguridad Interior (CONASIN) y posteriormente fue aprobado por Juan Orlando Hernández

Diferentes especialistas cuestionaron en su momento que la DIECP, en cinco años de funcionamiento y con un presupuesto de 200 millones de lempiras, presentara pocos resultados. La salida de Vásquez dio paso a la reorganización hacia la Dirección de Asuntos Disciplinarios Policiales (DIDADPOL).

Otro candidato que tiene vínculos muy fuertes con la Policía Nacional es Eduardo Antonio Lagos Galindo, fue Coordinador Regional e Inspector de ese ente y luego fungió como gerente de Investigación de la Dirección de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial (DIECP), entidad que desapareció por considerarla ineficiente e inmediatamente entrara en función la Dirección de Asuntos Disciplinarios de la Policía (DIDADPOL).

Cuando Juan Orlando Henandez era presidente del Congreso Nacional en 2012, destituyó a cuatro magistrados de la CSJ ilegalmente. Ante esta acción, los separados de su cargo presentaron un recurso de amparo que varios jueces declararon inadmisible. Uno de ellos es candidato, se trata de Omar Bonilla Jiménez, diversos observadores calificaron la acción como un «golpe» de esa legislatura en contra del poder judicial.

Finalmente, Mayra Lizeth Aguilera Torres, una candidata propuesta por la Confederación de Trabajadores de Honduras (CTH) es magistrada de la Corte de Apelaciones de lo Civil de Tegucigalpa, ostentó los cargos de fiscal del Ministerio Público y juez de sentencia en el poder judicial.

La abogada Aguilera fue una de las juezas que condenó de difamación a Gladys Lanza, en aquel entonces coordinadora del Movimiento de Mujeres por La Paz Visitación Padilla. Lanza fue condenada por difundir una denuncia de acoso sexual y hostigamiento laboral, interpuesta por Lesbia Pachecho, ex jefa de Recursos Humanos de la Fundación para el Desarrollo de la Vivienda Social, Urbana y Rural (FUNDEVI) en contra del director de la institución, Juan Carlos Reyes.

Reyes es esposo de la ex diputada liberal, Gabriela Núñez, y ex ministra de Finanzas en el gobierno de Roberto Micheletti, juramentado como presidente por el Congreso Nacional durante el Golpe de Estado de 2009.

La elección del Fiscal General también ha sido muy custodiada por la Confraternidad Evangélica, quienes se encuentran orando por un Fiscal General “cinco estrellas”. Una de esas jornadas de oración la realizaron frente al Congreso Nacional donde el líder del movimiento, Alan Ver Beek, uno de los confundadores de la Asociación por una Sociedad más Justa (ASJ) señaló que a su criterio hay candidatos que tienen nexos con delincuentes y narcotraficantes que quieren adueñarse del Ministerio Público y que es este ente el que se encargará de “enjuiciar a quién realizó una masacre, asesinó a un miskito, mató a su vecino en Nueva Suyapa”.

El actual fiscal general, Óscar Chinchilla, fue propuesto para una reelección por cinco comités de colonias capitalinas y un pastor evangélico a último momento. Sin embargo, Chinchilla renunció a esa candidatura.

Ante todo este panorama, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Independencia de los Magistrados y Abogados, Diego García-Sayán, denunció en un  foro que los encargados de elegir al próximo Fiscal General han sido cuestionados públicamente y procesados por corrupción

Diputados del Congreso Nacional han sido acusados en casos de corrupción, abuso de autoridad y delitos contra la forma de gobierno, a quiénes no se les ha comenzado ningún proceso judicial y siguen ostentando sus cargos, estos diputados son los mismos que tienen relaciones estrechas con muchos candidatos y entre ellos elegirán a la persona que debería investigar esas acusaciones.

“La visión que tengo de la realidad me va a permitir modificarla de cierto modo”, dice Beatriz Rosselot, cineasta y productora chilena cuando se le pregunta cuál es la visión que debe tener todo documentalista. Rosselot surgió como realizadora de cine documental con una generación que no se detuvo a pesar de la abrupta interrupción de la dictadura de Pinochet que solo les dejaba con la oportunidad de hacer musicales televisivos y telenovelas. A pesar de esa situación el cine documental de este país se mantiene como referente regional.

Entre gobiernos militares y desastres naturales el cine documental en Honduras tuvo sus inicios en la década de los 70 de la mano del legendario cineasta hondureño Sami Kafatti. Ahora en 2018, a pesar de no tener una Ley de Cine que regule y fomente esta actividad artística, este género cinematográfico está tomando gran importancia ante las realidades de la sociedad y las injusticias que se sufren, además de preservar a través de la lírica audiovisual la memoria histórica del país.

La carencia de una ley de cine se da a pesar de que una propuesta fue impulsada por la Asociación Hondureña de Cineastas. La falta de esta ley limita, entre otras cosas, las oportunidades de los cineastas de recibir apoyo de fondos de coproducción de otros gobiernos. Sin embargo, se sigue trabajando y presionando para la aprobación de esta ley, además incidiendo para que sea una legislación consensuada con los realizadores de producción audiovisual del país.

Enamorada de la realidad, Beatriz decidió instalarse en el documental y escoger la militancia que, según ella, representa este género cinematográfico. Recientemente, Beatriz Rosselot dio un taller de desarrollo de proyectos documentales a realizadores hondureños y habló con Contracorriente sobre la importancia de que los documentalistas adquieran un compromiso social en su país y las oportunidades perdidas ante la falta de una ley de cine.

CC: ¿Qué te llamó a la comunicación y a los documentales?

BR: Trabajar con la realidad. No me llamaba la atención el periodismo, a pesar de que mis primeros trabajos en la televisión era encargarme de los intercambios noticiosos con el exterior. Yo creo que trabajar con la realidad fue lo que me hizo instalarme y preferir siempre el género documental. Algunos que trabajamos con comunicación decimos que la realidad no existe pero es eso, poder tener un punto de vista frente a los sucesos, la gente y las cosas.

CC: ¿Hay alguna característica especial de la realidad en nuestros países?

BR: Por supuesto, son países con procesos sociopolíticos en constante movimiento, pasan muchas cosas. Y eso se nota hoy en día que los contenidos audiovisuales circulan y no tienen frontera, que siempre tienen que estar disponibles. Para eso existe esta red que es bastante democrática, siempre que tengamos banda ancha. Hay un aspecto de acceso que no es democrático pero en el momento en que lo tenemos todos podemos acceder, hay menos límites y menos fronteras ideológicas, geográficas, políticas etc. Los sucesos y las realidades que se generan en Latinoamérica están en la mira de los países desarrollados y de quienes compran contenidos originales. Porque el tema es la originalidad, y les parece que nosotros todavía somos sumamente originales. Y esto sirve para los procesos internos, sirve para el desempeño laboral para los que nos gusta trabajar y vivir de esto, también sirve para darnos a conocer, para estar más cerca de otras culturas.

CC: ¿Cuál debe ser el papel del documentalista ante estas realidades? ¿Contarlas o intentar cambiarlas?

BR: La diferencia de nuestro cine, es que es independiente de autor y que tiene punto de vista, tiene una mirada. Los documentalistas de Latinoamérica en general se la juegan, adoptan una postura y allá vamos. Ya sea que se trate de una denuncia, de proteger a la infancia, o como sucede aquí en Honduras preocuparse por la violencia doméstica. Por supuesto que siempre es útil el género documental, y se logran cambios conductuales. Y se pueden lograr cambios legales.

CC: ¿Cómo fue enfrentarse a las realidades de dictadura en Chile como documentalista?

BR: ¡Uff! El documental ha sido un vehículo de comunicación para nosotros muy importante post dictadura. Durante la dictadura lo que se hacía era muy poco. Yo recuerdo como productora proteger a los corresponsales extranjeros, era lo único que podía hacer. O hacer corresponsalía para otros países. Podíamos hacer muy poco, hacíamos musicales y telenovelas.

Después reconstruir la memoria. En la reconstrucción de la memoria, el documentalismo es clave. En el acervo audiovisual de un país el documentalismo es muy importante porque finalmente eso tenemos que hacer. Estamos llamados a dejar testimonio y eso es con punto de vista. Porque finalmente el historiador puro y duro no existe, la realidad siempre es manejable.

CC: ¿En Honduras se está haciendo la tarea?

BR:  Sí, por supuesto. Ustedes tienen documentalistas como Katia Lara que han arriesgado su pellejo y han trabajado muchísimo. Hoy estamos concluyendo un taller y hubo 14 personas con muy buenos intereses. Muchas mujeres que están haciendo muchísimas cosas que tienen un colectivo, trabajan mancomunadamente y esto les da mucha más fuerza. Tienen proyectos geniales y proyectos riesgosos, todos con el afán de que “mi visión de esta realidad va a permitir modificarla de cierto modo”.

CC: ¿Qué falta aquí en Honduras?                                                                                                                               

BR: ¡Ufff! Una ley de cine para que podamos trabajar en conjunto. Para poder alcanzar todas esas pantallas que están disponibles en cualquier dispositivo tiene que ser una producción de calidad a un estándar bastante alto. Para eso se necesita recurso y estos están de a poquito en todas partes pero hay que tener una ley de cine. Honduras tiene que ser parte de todos los acuerdos que tenemos pero para eso se necesita una ley de cine, tratados de coproducción con otros países. Sobre todo con los países que tenemos recursos para producción. Sabemos que en Honduras hay tareas prioritarias, políticas, sociales y económicas, quizá más allá de propiciar el cine, pero es que no se reconoce la importancia que tiene la comunicación o en este caso, este séptimo arte como pilar importantísimo de desarrollo. La cultura es un pilar fundamental del desarrollo, y el cine es una de las disciplinas artísticas más valoradas en todo el mundo, súper democrática y abierta. Además, nos gusta mirarnos a todos los seres humanos y ver donde estamos, para eso el cine es maravilloso. Hay que tratar de tener una buena ley de cine y empezar a ser parte del resto para poder colaborarnos mutuamente.

CC: ¿Quiénes deben construir esta ley?

BR: Tengo entendido que hay un proyecto de ley en el congreso, hay que darle seguimiento. Otra parte importante es la formación. También he recibido la información  de que hay universidades que están interesadas en organizar carreras para profesionalizar el sector, es muy necesario. Es una disciplina compleja porque requiere de muchas especialidades particulares. Un director de fotografía tiene una formación muy distinta que un director de actores, y son todos indispensables. El documental requiere menos gente que la ficción, es un equipo mucho más chico pero aun así nos referimos a 4 o 5 especialidades.

CC: En países con recursos limitados ¿se debe primar el documental sobre la ficción?

BR: Yo creo que tienen que convivir naturalmente. El documentalismo es más una militancia, hay que estar convencido. Los cineastas de ficción pueden vivir en una burbuja, los cineastas documentalistas estamos obligados a vivir en la realidad y en ese sentido quizá somos más intensos, más duros, más desconfiados, más políticos también.

Me encanta la comedia. En Latinoamérica somos malos comediantes, nos faltan más chaplines, los mexicanos fueron buenos pero hoy en día no he visto tan buena comedia destacable. Los argentinos también lo fueron pero están de capa caída. Nuestros países en general tienen historias complejas pero a la vez tenemos buenas historias. Me gusta esa idea que tenemos realidades comunes que podemos abordar entre varios.

CC: Ante dictaduras diferentes en Latinoamérica ¿Debería cambiar la tarea de los documentalistas?

BR: Sí, me gusta la idea que ha surgido de tratar los temas trasversalmente dentro de ciertos países. Tú puedes escoger varios países para tratar una temática común. Por ejemplo abordar el tema de la educación que es importantísimo. La calidad de la educación ha descendido muchísimo. Hay mucho que decir en cuanto a la educación privada, los negocios en la educación. Se nos repiten los patrones y tenemos transnacionales de la educación en todos nuestros países.

Por ahora, en Honduras, no hay que perder de vista el proyecto de ley, acercarse a los legisladores y contarles lo importante que es la memoria histórica y colectiva. Contarles el empoderamiento social que genera la comunicación.

CC: El documentalista hondureño o latinoamericano ¿puede darse el lujo de ser objetivo?

BR: A ustedes los periodistas les gusta la objetividad, a nosotros no tanto. Es mejor tomar posición, es más honesto y más fácil. La objetividad no existe.

CC: ¿Qué hará Beatriz en un Chile sin mundial?

BR:  Pucha, Chile sin mundial es una pena, yo no sé qué voy a hacer este mes. Menos mal de que tengo que andar en terreno grabando.

Texto: Fernando Silva
Fotografías: Martín Cálix

El Centro histórico de Tegucigalpa es el lugar donde transita la bella nostalgia de la capital hondureña. Sin embargo, ahora en pro de la revitalización urbana del Centro Histórico, se está gestando la expulsión de las clases populares que desde hace muchos años ocuparon el Centro, sustituyéndoles con comercios y condominios de precios inalcanzables para los habitantes de la zona más transitada de la ciudad con dragones, como la llamaría el poeta Pompeyo del Valle.

El Centro además de estar colmado por locales con venta de ropa usada y vendedores ambulantes que ofrecen todo tipo de ungüentos medicinales, es el epicentro de la cultura en la capital, al estar rodeado por museos, cafeterías históricas, teatros y galerías. Sin embargo, estas casas de cultura serán el instrumento que empresarios utilizan para sacar a los transeúntes y habitantes que le dan color a esta zona y atraer a jóvenes millenials que tengan la capacidad económica suficiente para sostener sus negocios.

Nexos con el poder

El arquitecto del proyecto «Vuelve al centro» fue Fernando Castillo Callejas, quien es pieza clave para entender la conexión entre el mismo y las empresas que están invirtiendo en el centro histórico de Tegucigalpa. Castillo es socio de Condominios La Ronda y también es el Gerente General de Raíz Capital, la empresa que tiene como campaña «Vuelve al Centro» y que además se encarga de la renovación del edificio Quinchón León como proyecto piloto.

Según el sitio oficial de Raíz Capital, esta empresa espera «renovar gradualmente las propiedades y reactivar las áreas circundantes» además pretenden convertir Tegucigalpa «en un centro de renovación del espíritu empresarial, centrado en la inclusión social, el desarrollo cultural y el empoderamiento económico de los trabajadores humildes».

El alquiler mensual de los apartamentos de la torre de condominios va desde los 8 mil lempiras (333 dólares) hasta los 16 mil lempiras (750 dólares). En Honduras el salario mínimo promedio es de 8,910 lempiras (371 dólares) y la Canasta Básica Alimenticia llega a los 8,326 lempiras (352 dólares). En este país de precariedades, 4 de cada 10 habitantes sobreviven con menos de 2 dólares diarios, según datos del Foro Social de la Deuda Externa en Honduras (FOSDEH).

Centro de Tegucigalpa centro histórico Avenida Miguel de Cervantes, que conecta hacia a la Plaza Central de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

El lema de Condominios la Ronda es el de «Un estilo de vida original en el centro de Tegucigalpa» pero parece ser que a la mayoría de la población y a los «trabajadores humildes» no les alcanza para comprar originalidad.

Nando Castillo, el arquitecto que parece ser el que de forma visible comanda estos proyectos, es respaldado de tal forma que, según Verónica Romero de la organización cultural Mujeres en las Artes (MUA), «solo levanta el teléfono y mueve cielo, mar y tierra». Este alcance e influencia es gracias al respaldo que le brindan diversas familias que ejercen el control político y económico sobre Tegucigalpa.

Castillo, en 2013 se casó con la hija del ex presidente nacionalista Ricardo Maduro, Lorena Maduro. Este evento contó con la presencia de personajes de la alta aristocracia hondureña, como Ricardo Álvarez, ex alcalde de Tegucigalpa quien ha sido investigado por actos de corrupción en la construcción del Trans 450; y Rafael Callejas, ex presidente de la República y extraditado en 2015 por corrupción en el caso del FIFA GATE.

Centro de Tegucigalpa centro histórico Condominios La Ronda está ubicado en el antiguo edificio del Hotel La Ronda. Foto: Martín Cálix.


Castillo al ser el encargado del proyecto de Condominios en el Barrio La Ronda, también ha trabajado directamente con el Grupo Midence Soto Pierrefeu a quienes pertenece este renovado edificio desde hace muchos años y que además aparecen como dueños de Inmobiliaria La Ronda.

Este grupo se divide en sectores, entre los que se destaca el área inmobiliaria, orientada «al segmento medio-alto y alto de la sociedad» y el cual es dirigido por Thierry de Pierrefeu Midence quien fue Ministro de Turismo en la Administración del ex presidente Ricardo Maduro.

La familia Midence Soto ha sido según Gloria Lara, presidenta de la Comisión Ciudadana del Centro Histórico (CCCH), la dueña de la mayor parte de los edificios del Centro de Tegucigalpa, incluyendo el antiguo Hotel La Ronda que había caído en un serio descuido hasta que ellos mismos comenzaron esta revitalización.

Centro de Tegucigalpa centro histórico yo no quiero ser violadaDos mujeres caminan en el Centro Histórico de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

 

La mentira tras Vuelve al Centro

«Una generación de jóvenes y personas abandonaron el centro» explica María Teresa Agurcia, editora operacional de este proyecto, en un discurso que parece tener aprendido de memoria. La entrevista es en Casa Quinchón, un lugar en el que se respira un ambiente muy diferente a todo lo que rodea al centro. Este es un edificio lleno de oficinas con sillones que parecen más obras post modernistas que lugares para sentarse, y para tratar de emular el contacto con la naturaleza hay grama artificial por todos lados.

Los organizadores de Vuelve al Centro definen esta iniciativa como un movimiento cultural que invita a los hondureños a regresar al centro de Tegucigalpa con la idea de crear una plataforma para dar a conocer el centro ya que «no se puede valorar lo que no se conoce».

Actualmente si alguien piensa en cultura en El Centro, se piensa en esta iniciativa y no en las casas culturales que por muchos años han trabajado estas temáticas y que, aparentemente, están incomodas con la invisibilización de sus acciones.

«Vuelve al Centro es una campaña empresarial que se disfraza de iniciativa cultural, es la campaña de una empresa que se llama Raíz Capital en la que se ha generado la idea errónea de que toda la actividad cultural de esta zona es generada por ellos, además de que se están aprovechando del trabajo previo de los centros» dice Verónica Romero del MUA.

Centro de Tegucigalpa centro histórico yo no quiero ser violadaVerónica Romero de MUA.

Desde 1995 una de las casas de cultura preocupadas por la revitalización de espacios públicos en el centro de Tegucigalpa es la del MUA y que, según Verónica, últimamente ha procurado mantenerse alejada de Vuelve al Centro.

Al caminar por La Plazuela, uno de los sectores del Centro Histórico más olvidados por los empresarios que actualmente están invirtiendo en esta zona, nos encontramos con una  casa que se diferencia notablemente de las otras por sus portones pintados con grafiti. Son las oficinas de MUA donde Verónica se encarga de la comunicación.

«Hace dos años nos invitaron al primer Festival de Verano y nos pareció una idea genial saber que se iban a tomar las calles» menciona Verónica mientras recuerda el tiempo en que las Recreo Vías invadían las avenidas del centro con actividades recreativas y culturales. Estas Recreo vías eran un programa del gobierno de Juan Orlando Hernández, a diferencia de los Festivales que ahora se realizan desde una bandera creada por la inversión privada y que ahora, según esta representante del MUA, «son actividades más de entretenimiento  y no artísticas».

Y es que este movimiento, al ser financiado e impulsado por un ente privado actúa también como una alianza público-privada al recibir el apoyo total de la Alcaldía Municipal del Distrito Central. Esta municipalidad liderada por el nacionalista Nasry Asfura Zablah, tiene entre sus planes estratégicos anuales el apoyo logístico y humano a las actividades que organiza Raíz Capital: el Festival de Verano y el Festival de Invierno.

Centro de Tegucigalpa centro históricoMuchos graffitis de la ciudad han sido borrados por una ordenanza municipal que desde hace algunos años censura el arte callejero, algunos aún pueden verse en algunas calles del Centro Histórico. Foto: Martín Cálix.

Raíz Capital en su sitio web oficial afirma como reto el «establecer una creativa en Latinoamérica», además apuntan a «una iniciativa que crece siguiendo un modelo sostenible que genera ingresos y pretende mantener y operar bajo nuestro mando  por al menos 15 años». Agurcia del Vuelve al Centro afirma que piensan quedarse por mucho más tiempo, ya que el objetivo no es «renovar un edificio, subirle el precio e irnos, queremos mantenernos aquí».

En relación al apoyo que recibe Vuelve al Centro y el que recibían los Centros Culturales, Verónica del MUA explica que «obviamente se nota la diferencia porque ahora las autoridades se preocupan por poner baños y limpiar, mientras que antes sólo daban los permisos sin cobrar. Las facilidades otorgadas y la falta de recursos han hecho que verdaderas iniciativas culturales pierden su autonomía y se acoplen a estos festivales».

Para algunos representantes de centros culturales las razones para el cambio de actitud en las autoridades son claras: tienen que quedar bien y además son los mismos que están en la alcaldía.

«Se han desplegado diversas gerencias para la realización de estos festivales y así suplir la necesidad de los empresarios que han invertido en la revitalización de edificios abandonados en el centro histórico» explica Anny Zacapa de la Gerencia de Turismo de la Alcaldía Municipal del Distrito Central. Además, afirma que «uno de los grupos de empresarios más fuertes es Raíz Capital».

En una tarde soleada de fin de semana mientras se desarrolla el Festival de Verano 2018, Zacapa, quien representa a la alcaldía en este evento, cuenta que estos empresarios se acercaron al Alcalde pidiéndole opciones ya que sus inversiones no estaban teniendo resultados y no podían pagar los impuestos. Surgiendo como solución el apoyo a estas actividades culturales, en las que la alcaldía convierte el trabajo de los centros culturales en un medio para generar ventas para el beneficio de un grupo de empresarios.

Centro de Tegucigalpa centro históricoUn malabarista frente a la Iglesia Los Dolores. Foto: Martín Cálix.

«Ellos insisten en que es una iniciativa cultural pero nos lo propusieron como campaña» dice Verónica, quien además afirma que si no fuera comercial no estarían las televisoras metidas. Y es que cada vez que los representantes de Vuelve al Centro tienen un espacio en los medios no dudan en remarcar lo que realmente les importa: sus negocios. Para el último Festival de Verano desarrollaron un programa especial en uno de los escenarios televisivos de debate más famoso de la televisión nacional y que, además, es muy costoso. Cantaron una canción tradicional de Tegucigalpa, comieron unos sándwiches y hablaron de los locales que próximamente estarán disponibles para su alquiler, y que ya les han producido ganancias.

En 2017, por ejemplo, Raíz Capital alquiló a la Secretaría de Finanzas un área de 203 metros cuadrados para las oficinas de una de sus dependencias. El valor de ese alquiler fue de más de 280 mil lempiras (12 mil dólares) por todo el año de arrendamiento. Sin embargo, el contrato está firmado desde el 22 de junio de ese mismo año.

Según María Teresa, el Centro se volvió un lugar únicamente de tránsito desde finales de los años 80’s debido a la «expansión natural de la ciudad», su objetivo es volver a poblar el centro y hacerlo un lugar para vivir y trabajar.

Centro de Tegucigalpa centro histórico vendedor de periódicos heraldoUn vendedor de periódicos en el Paseo Liquidámbar de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

Don José piensa diferente, la experiencia de vender periódicos y libros desde hace 35 años en una esquina del parque central le da mayor validez a sus afirmaciones. Según Don José «no se pueden contar» la cantidad de personas que transitan el centro desde las 5 de la mañana hasta las 9 de la noche.

Don José tiene 59 años y a paso lento se dedica a atender a los pocos compradores de periódicos que llegan a su puesto ubicado en una esquina del Parque Central donde hay dos terminales de taxis colectivos con hombres y mujeres que saltan constantemente desde los automóviles hacia sus trabajos y en la que las prostitutas se sientan a cerrar sus negocios.

«Me ofrecieron trabajo (la alcaldía) de andar quitando las ventas ambulantes por 3 mil pesos», cuenta este hombre que en 1985 vendía mil periódicos al día y ahora se conforma con cincuenta para poder recaudar, entre los diarios y los libros usados que vende, 5 mil lempiras mensuales. Muchas de las personas que le compran y le ayudan a sobrevivir, son los eternos transeúntes del Parque Central: los jubilados y desempleados cansados que se sientan a platicar por horas en unas frías bancas de cemento que recientemente fueron colocadas por la alcaldía.

Para el vendedor más antiguo de periódicos de este parque, el centro nunca ha quedado vacío. Esto a pesar de la inseguridad que se vive en esa zona. Y es que, según este padre de 10 hijos, el alcalde no se preocupa por la inseguridad y sólo se dedica a construir puentes. «¿Para qué quiero puentes yo?» se pregunta. Cuando se le pregunta si los empresarios ayudan, responde que «no ayudan en nada» mientras un amigo suyo se ríe irónicamente de fondo.

Teatro Nacional Manuel Bonilla ubicado en Barrio Abajo del Centro Histórico de TegucigalpaFachada del Teatro Nacional Manuel Bonilla ubicado en Barrio Abajo del Centro Histórico de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

Un poder económico legendario

«Las leyendas dicen que los Midence Soto estaban pautados con el diablo» cuenta Gloria Lara, presidenta de la Comisión Ciudadana del Centro Histórico (CCCH)  intentado explicar la razón del porqué esta familia ha sido tan poderosa en la ciudad y ahora tiene en sus manos el centro de Tegucigalpa para su propia lógica de desarrollo inmobiliario.

Gloria Lara, además es doctora en antropología cultural y docente en la Universidad Pedagógica Francisco Morazán (UPNFM), detrás de un escritorio en su oficina afirma que en la conservación de los edificios históricos del centro se han encontrado con una ventaja: ahora es “chic” conservar lo nostálgico. Sin embargo, también es crítica de Vuelve al Centro, y asegura que «se han opacado otras iniciativas culturales».

«Ha hecho creer a todos que Vuelve al Centro está haciendo todo» afirma Lara al referirse a la campaña que han emprendido estos empresarios, pero asegura que «no están interesados por la cultura, están interesados porque su negocio funcione. Por ejemplo, el Teatro Nacional está funcionando por autogestión, no es que ellos han ayudado a alguien».

Según el sitio web de Grupo Midence Soto Pierrefeu cuenta con el mayor banco de tierra por desarrollarse en la ciudad capital, que incluye 8 proyectos inmobiliarios en Tegucigalpa. En ese sentido Inmobiliaria La Ronda, que administra los condominios ubicados en El Centro, está expandiendo su espacio y ya ha pretendido comprar en los alrededores de este edificio algunas propiedades de las familias de ingresos bajos y negocios al borde del olvido absoluto.

centro de tegucigalpaDurante los trabajos de restauración, un hombre pinta la fachada del edificio donde operó la icónica radio HRN entre los años 1942 y 1952. Foto: Martín Cálix.

«Eran 10 millones, y esos ni pidieron rebaja» cuenta doña Luisa, una anciana que con la ayuda de un bastón se encarga de administrar un pequeño centro comercial ubicado a pocos metros de Condominios La Ronda. Los 10 millones a los que se refiere eran los que los dueños de estos apartamentos estaban dispuestos a pagar para comprar el Centro Comercial La Ronda que desde hace muchos años perdió su esplendor, sin embargo, la intención de estos empresarios era comprar los locales que también quedaban contiguo a este minúsculo centro comercial para hacer un pasadizo. Intenciones que al final no se concretaron.

«Están comprando todo por acá, ya sean casas o locales. Lo quieren todo», asegura.

En Condominios La Ronda un local de 42 metros cuadrados tiene una cuota de alquiler de 15 mil lempiras. Mientras tanto, 6 mil lempiras cuesta el alquiler de un pequeño local de 50 metros cuadrados en el olvidado Centro Comercial La Ronda. En el momento en que los condominios compren estos locales, los precios se elevarán.

Según Gloria Lara, otro aspecto es que debido a que la ley no permite modificar la estructura de los edificios «inventariados» o de valor histórico en el Centro de Tegucigalpa, la estrategia de los empresarios e inversionistas dueños de casas, ha sido dejar que se deterioren hasta su caída. Ese es el caso de un antiguo edificio ubicado a la par del Parque Valle frente al Museo Militar. Este edificio de valor histórico perteneciente a los Midence Soto, albergaba la Embajada de los Estados Unidos en Honduras y se quedó en el olvido hasta su caída. Ahora es un estacionamiento frente a dos pequeños centros comerciales del que sacan provecho económico con su alquiler.

El grupo Midence Soto Pierrefeu con la bendición complaciente de la Alcaldía del Distrito Central seguirá expandiendo sus dominios y Raíz Capital, según su página web, piensa seguir estos pasos y «convertir Teguz en un centro de renovación del espíritu empresarial».

Liquidámbar del Centro Histórico de TegucigalpaPaseo Liquidámbar del Centro Histórico de Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.

Época de Renacimiento

«Cuando uno entra allí parece que es otro lugar, no parece el centro» afirma René Vallejo, Gerente del Centro Histórico, hablando de Casa Quinchón y quien conoce mejor que nadie la realidad del abandono en el que afuera de esas paredes las autoridades han dejado al corazón de Tegucigalpa.

En los próximos días Raíz Capital, a cargo de Nando Castillo, inaugurará las instalaciones de Casa Quinchón, un edificio construido originalmente hace más de 100 años. Este espacio tendrá como atractivo principal un espacio de coworking para jóvenes emprendedores y según su sitio web será también la «inauguración del Renacimiento de Tegucigalpa», quizá eso significa que ahora será una ciudad más selectiva, quizá más hipster.

Y es que los sintetizadores de música electrónica en el Festival de Verano que se desarrolló el pasado abril, parecían anunciar un peligro inminente: el de la gentrificación.

La gentrificación o aburguesamiento es un concepto arquitectónico en el que se genera la transformación de un espacio para el aumento del precio de las propiedades y los servicios, además de la expulsión de los habitantes originales de la zona para colocar a otros de clase media o alta. Este proceso ya se dio en ciudades como Manhattan en Estados Unidos y Barcelona en España.

Gloria Lara apunta que el peligro de la expulsión de las clases pobres del centro de Tegucigalpa es inminente si este proceso de renovación de edificios y apertura de espacios no se lleva con cuidado.

Para que estos negocios funcionen se necesita que la realidad de peligro, suciedad y pobreza de estas calles desaparezca, de esta manera los jóvenes de una condición económica alta podrán acercarse sin temor y comprar un apartamento. Sin embargo, esto también aumentará los precios de todos los comercios y alquileres de locales en esa zona, obligando a los transeúntes de siempre a poblar otros lugares.

Los poetas de Verleine durante su presentación en el festival «Mujeres: Nuevas historias, 2017» en el Museo para la Identidad Nacional, producido por 2MLos poetas de Verleine durante su presentación en el festival «Mujeres: Nuevas historias, 2017» en el Museo para la Identidad Nacional, producido por 2M. Foto: Martín Cálix.

Expulsión inminente

«Ya comenzó el desplazamiento» afirma Verónica de MUA, y es respaldada por Cristian, un artista callejero, que en el día del Festival de Verano realizaba retratos en la esquina del Correo Nacional «en ese evento a los que no somos blancos y altos no nos toman en cuenta y más bien tenemos que ver cómo hacemos con los policías municipales para que no nos quiten de aquí.»

En el Festival de Verano realizado en abril muchas de las personas que asistieron nunca habían puesto un pie en El Centro pues la fama de suciedad y peligro ha aislado a los hijos e hijas de las familias de mucho dinero en la ciudad. Una de ellas es Eva Amador quien entre el bullicio de la música electrónica cuenta que «se sienten las buenas vibras y todo ha estado nice»; además, relata que ese día todo ha estado tranquilo y seguro porque normalmente cuando ella y sus amigas piensan en ir al centro llevan un cabezón (celular viejo) y no el Iphone.

Esta zona de la ciudad en 2015 era uno de los barrios más peligrosos de la ciudad con 22 asesinatos en ese año, según datos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (O.V UNAH). La situación no ha cambiado mucho.

En esa misma calle donde Eva disfruta de un centro diferente al que a diario se vive, los días de semana hay niños y niñas que inhalan pegamento como si al hacerlo inhalaran la ciudad y expulsaran dragones. También se puede ver a algunos artistas que se atreven a permanecer a pesar del peligro. El principal riesgo es la misma policía que golpeó a Cristian hace algunas semanas por vender los adornos que elabora con aluminio. Policía Municipal que es atendida con grandes recursos municipales para ser los verdugos de una población que sólo quiere sobrevivir y se enfrenta a sus constantes desalojos.

En el otro centro, lejos de las luces, los conciertos y los espacios de coworking; mataron al dueño de una llantera de una zona cercana al centro. Solo había llegado hasta allí buscando verduras para su comida. La gente se acercó para ver qué había pasado, lo de siempre. De este lado del centro entre dos tiendas de ropa usada no hay policías municipales y nunca se realizan actividades culturales. Del lado opuesto, el edificio del antiguo cine Klamer recientemente ha sido vendido y existe la gran posibilidad de que se convierta en otra tienda de ropa usada.

Galeria Café Paradiso, fundado por los escritores Rigoberto Paredes y Anarella VelezCafé Paradiso, fundado por los escritores Rigoberto Paredes y Anarella Velez, ha sido durante años un espacio abierto para los artistas de la ciudad, espacios que se han visto reducidos en los últimos años, a pesar de ello, «Paradiso» se resiste a desaparecer. Foto: Martín Cálix.

Luego de una revisión minuciosa de que los antifaces estén bien puestos, que las mallas no tengan ninguna abertura, que las vallas estén bien situadas y ante un público que en silencio apoya expectante a su equipo favorito, todo está listo para que ruede el balón en las canchas del instituto Sagrado Corazón de San Martín ubicado en Madrid, España.

Éste no es un partido cualquiera, es la final del Séptimo Mundial de Fútbol para Ciegos que se desarrolló a partir del 7 de junio y finalizó hoy, 17 de junio con una final ya conocida por el público asistente: Brasil vs Argentina.

Esta competencia se desarrolla desde el año 1998, se juega cada 4 años y es la segunda vez que España es anfitrión ya que en el año 2000 la localidad de Jerez de la Frontera se convirtió en la primera sede española de este significativo evento.

También es la primera vez en donde participan 16 selecciones, ya que los mundiales de fútbol sala para ciegos anteriores se desarrollaban con 8 o 12 selecciones. Este evento sin duda alguna no es atractivo como el mundial que se está jugando en Rusia donde se acreditaron alrededor de 2000 periodistas y técnicos para contar lo que sucede en 64 partidos. En España apenas 130 periodistas de diferentes países estuvieron dispuestos a contar lo que ahí estaba sucediendo.

El séptimo mundial de fútbol para ciegos estuvo organizado por la Federación que rige los deportes para las personas ciegas, es como la FIFA y se conoce como IBSA por sus siglas en inglés, en conjunto con la Federación española Deportes y la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE). Esta última organización es una de las grandes gestoras en el deporte y en otras áreas para las personas ciegas que en conjunto con las federaciones de las comunidades autónomas, son las que impulsan la práctica de este deporte en España.

«Este fútbol no es para vivir de él», me contó Luis Alfonso Pinilla, jugador de la selección de Colombia, quien tiene 43 años y hace 17 quedó ciego de forma total, debido a una retinitis pigmentaria, también me contó, que en Colombia se juegan dos torneos al año, uno regional y otro nacional y que hay ligas divididas en varias regiones. Existe un torneo nacional solamente de Clubes porque el otro nacional, es el que organiza las ligas, las cuales son gestionadas a través de las organizaciones pertenecientes a la Federación Nacional de Limitados Visuales (FENALIV). Pinilla practica el fútbol desde el año 2010 y ha participado en 2 mundiales, además trabaja como instructor de tecnologías para personas con discapacidad.

La pasión por este deporte ha mostrado mucha creatividad, basta con remontarse a los años 70’s donde en Colombia se practicaba el fútbol lata, qué consistía en patear una lata de betún por la sonoridad que esta hacía, luego se fueron implementando cosas cómo meter un balón en bolsas plásticas para que este produjera sonoridad. También se probó con balones de plástico a los cuales se le metían piedritas o balines, hasta que países como Brasil y el mismo Colombia fabricaron los balones actuales. El que más se conoce es el de modelo brasileño, que es un balón número 4 y no es totalmente redondo por la posición donde están ubicados los cascabeles que producen la sonoridad al momento de rodar. Pinilla añadió que para el equipo en que él juega en Colombia su propietario fabricó un balón, que es totalmente redondo y que no pierde su sonoridad al momento de jugar bajo la lluvia, por ser vulcanizado.

Todos tenemos que aprender de Brasil, comentaba en la semifinal un narrador deportivo, encargado de describir la transmisión del partido entre Argentina y Rusia, Brasil es el único país que tiene una liga muy profesionalizada con dos divisiones. Y es también Brasil quién está comenzando a mover el mercado de futbolistas ciegos de acuerdo a lo relatado por Pinilla, ya que él es uno de los 12 jugadores colombianos que militan en el fútbol brasileño. Son contratados para jugar dos torneos al año en el país del jogo bonito.

La final de hoy no es inédita, se puede decir que es una constante disputa entre Brasil y Argentina, quienes a lo largo de las 5 ediciones anteriores se han repartido la presea, siendo Brasil campeón en cuatro ocasiones y Argentina en dos. En esta séptima edición, selecciones como México, Costa Rica, Rusia, Tailandia, Irán y Malí están por primera vez en este certamen del mundo. Todas las selecciones jugaron desde el primero hasta el último día, estaban divididas en cuatro grupos, conformados por cuatro equipos cada uno, los dos primeros de cada grupo clasificaron a los cuartos de final, mientras los equipos restantes jugaron entre ellos para definir su lugar y ubicarse en ese orden en la tabla de posiciones.

Cuando los ciegos jugamos fútbol nos esmeramos por hacerlo bien (golear a un portero que sí mira no es fácil), nos olvidamos de las barreras y lo hacemos con alegría. Es un asunto serio para nosotros aunque no sea un negocio que de millonarias ganancias, en cambio, el mundial en Rusia ya ha dejado más de 430 millones de dólares en concepto de compra de derechos de transmisión. Así como en todos los aspectos a los que nos enfrentamos como población con discapacidad, el fútbol nos pone en una cancha donde no sólo nos esforzamos por meterle un gol al portero con ventajas, sino a toda una sociedad y a Estados que nos siguen manteniendo entre las sombras.

 

Fotografía: Inspire Latinoamérica

En las vísperas de la elección del nuevo Fiscal General del Estado y con casi cinco meses cumplidos desde la imposición de la banda presidencial por la reelección ilegal de Juan Orlando Hernández, diputados y funcionarios públicos, militantes todos del Partido Nacional y el Partido Liberal de Honduras, son nuevamente señalados por un caso de corrupción en el que aproximadamente 282 millones de lempiras (aproximadamente 12 millones de dólares) habrían sido drenados desde la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) para el financiamiento de las campañas políticas de estas dos instituciones en 2013.

Esto es parte de las investigaciones del caso «Caja de Pandora», como le ha nombrado la MACCIH a su cuarto Caso de Investigación Penal Integrada que fue presentado el pasado miércoles 13 de junio por el trabajo de la Unidad Especial Fiscal contra la Impunidad y la Corrupción (UFECIC). Este caso  involucra a 38 imputados por los presuntos delitos de abuso de autoridad, fraude, malversación de fondos, lavado de activos, entre otros.

Según informó Ana Calderón, vocera interina de la MACCIH, al igual que se relata en nuestro reportaje Una vida mejor para la corrupción y no para los pobres, el modo de operación de esta red de corrupción funcionó a través del otorgamiento de fondos a dos ONG´s para la supuesta ejecución de proyectos sociales. En este caso, los fondos fueron desviados hacia cuentas de candidatos a elección popular del Partido Nacional y del Partido Frente Amplio (FAPER) el cual era dirigido en ese entonces por Andrés Pavón. Además, una parte de estos millones habría sido destinada directamente al Comité Central del Partido Liberal en ese periodo a cargo del ingeniero Elvin Santos.

Sin embargo, estos nombres apenas son el inicio para entender el entramado de nexos que llegan, incluso, hasta los círculos cercanos del presidente Hernández, y que ahora podrían esclarecer las intenciones recientes de declarar inconstitucionales a estas instancias de combate a la corrupción.

El círculo de corrupción que rodea al Presidente

«Este caso hace que se desmitifique a los actores políticos que han estado elevados a la medida de sacro santos» explica el abogado German Espinal, comisionado de la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización de los Procesos Políticos. Esta unidad se creó en 2017, como dependencia adscrita al Tribunal Supremo Electoral para encargarse de velar para que no se use dinero de fuentes ilegales en las campañas electorales.

Al parecer la creación de esta unidad llegó tarde. Esta dependencia redujo un 63% el gasto en las pasadas elecciones, sin embargo, de acuerdo a Espinal, la clave para la existencia de estos actos de corrupción es «la incapacidad de los funcionarios públicos para separar sus intereses personales de los intereses económicos propios».

Entre los imputados por «Pandora» hay 8 diputados y funcionarios públicos del actual gobierno de Juan Orlando Hernández; además, entre los acusados se encuentran personas cercanas al círculo del Presidente Hernández, como Arnold Castro, esposo de la diputada nacionalista y actual Vicepresidenta del Congreso Nacional, Gladys Aurora López. Hace algunos meses que estos dos personajes habían sido señalados por María Luisa Borjas –Comisionada de Policía en Condición de Retiro– de estar involucrados en el asesinato de Berta Cáceres.

A esta lista también se suman Jean Francoise de Peirecave, viudo de Hilda Hernández, hermana de Juan Orlando Hernández, y personajes menos conocidos como Eduardo Enrique Lanza Raudales, ex gerente de Mercados de la Alcaldía Municipal del Distrito Central, quien ya habría sido investigado en 2006 por actos de corrupción en la administración de un mercado capitalino.

Esta acusación también involucra a liderazgos del Partido Liberal como Elvin Santos, actual diputado, y Elvin Santos Lozano, expresidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL) . Después que Hernández asumiera como Presidente de la República en medio de acusaciones de un supuesto fraude electoral, Santos promovió el acercamiento a un diálogo nacional convocado por el gobierno, contrario a la postura oficial de su partido. Al momento de la emisión de los requerimientos fiscales, Santos se encontraba en Bolivia.

Ante esta situación, los actuales dirigentes del Partido Liberal han solicitado no se generalice y se respete el hecho de que «cada quien es responsable de sus actos en la gestión que le corresponda». Las investigaciones de la MACCIH y la UFECIC indican que serían 99 millones de lempiras los que habrían sido destinados a las arcas de este instituto político.

Así se construyó la Caja de Pandora

La investigación detalla que los fondos habrían sido desviados a través de las fundaciones Dibattista y Todos Somos Honduras la cual irónicamente lleva como lema «Por una Honduras libre de pobreza». Estas instituciones ya tenían una investigación previa hecha por el Tribunal Superior de Cuentas en 2015 en la que se denunció el presunto mal procedimiento de la SAG en las transferencias hechas a estas organizaciones. Entre 2011 y 2013 estas fundaciones recibieron aproximadamente 237 millones de lempiras (9 millones de dólares).

La investigación del Tribunal Superior de Cuentas en ese entonces descubrió que al momento del acuerdo con la SAG en 2011, ninguna de las dos fundaciones contaba con un registro tributario ni determinación de la actividad a la que se dedicaban y ambas eran presididas por Jaime Antonio Suárez.

Jaime Antonio Suárez también es el Gerente General de la Constructora Sualeman, la cual es calificada según la base de datos de proveedores del Estado HonduCompras como una «microempresa» a pesar de que tiene sus oficinas en Torre Alianza, una de las torres de oficinas más exclusivas de Tegucigalpa. Además, el abogado Suárez aparece en listados oficiales del colegio de abogados con oficinas en Torre Metrópolis.

Esta constructora ha sido beneficiada desde hace algunos años por la adjudicación de contratos millonarios para la reparación de infraestructuras como la del tramo del bulevar Francisco Morazán en Siguatepeque y la construcción de un Mercado de Artesanías en La Esperanza, Intibucá. En el Diario Oficial La Gaceta apareció con una clasificación «B», según el poder Judicial, para la construcción y remodelación de edificios judiciales.

Según el comisionado German Espinal, el papel de estas ONG´s es «una distorsión de su verdadero rol y debe ser perseguido y condenado», además ante la reincidencia de estos actos de corrupción de los entes estatales que utilizan a estas organizaciones Espinal considera que «hay complicidad y colusión frente a estos delitos».

Una reelección manchada por corrupción

«Sí, recibí dinero pero no sabía de donde venía» dijo en las últimas horas Celin Discua, diputado nacionalista por 7 periodos consecutivos en el departamento de El Paraíso, Casi tres décadas en el poder. Esta declaración junto a la de Elvin Santos, quien aseguró que todo se trata de «una jugada política» reflejan una estructura de poder que a través de este caso de corrupción gestionó la presidencia de Hernández y lo condujo hacia la reelección.

Para Enrique Ortéz Sequeira, quien fue magistrado del Tribunal Supremo Electoral en el periodo en el que se dieron todas estas irregularidades, «en este caso de corrupción el mayor beneficiado es el Partido Nacional quien además es el cerebro de todos los actos de corrupción, por lo cual la reelección además de ser cuestionada políticamente ahora está salpicada de la corrupción necesaria para que muy pronto se puedan adelantar las elecciones.»

Estas acusaciones se sumarían a la lista de acusaciones contra el Partido Nacional que incluyen un fraude electoral en 2013, financiamiento ilícito a través del saqueo al Instituto Hondureño de Seguridad Social, violación a la Constitución de la República y un nuevo fraude electoral en el periodo pasado con la reelección. Ahora parece ser que ni las estrategias populistas de campaña como La Cachureca se quedarán libres de actos de corrupción.

«La Cachureca» era una tarjeta de descuentos que se le dio a los militantes del Partido Nacional y que tuvo denuncias en las Elecciones Generales del 2013 porque se estaba dando a cambio del voto. Las investigaciones de la MACCIH indican que esta fue financiada a través del desvío de fondos que se generó en la SAG.

Ilusión de justicia

«La necesidad de un Ministerio Público y un Fiscal General fortalecido es evidente porque así no hubiese sido necesario una MACCIH si la institución hubiera hecho lo correcto desde antes» apuntó el Comisionado Espinal al afirmar que ahora más que nunca es necesaria la elección de un Fiscal General transparente.

Elección que según algunos sectores de la sociedad podía retrasarse ante los últimos acontecimientos ya que una gran cantidad de los diputados que elegirán al próximo titular del Ministerio Público están señalados en los 4 casos de investigación que ha presentado la MACCIH.

A pesar de la esperanza de justicia que han generado estos casos de investigación gestionados por la MACCIH y la UFECIC, en la práctica los acusados han logrado salir bien librados. En el caso de La Red de Diputados, que involucra a 60 congresistas que malversaron fondos públicos, la Corte Suprema de Justicia decidió archivar el caso y enviarlo al Tribunal Superior de Cuentas, los acusados están libres y sin ninguna carga penal.

En el caso de La Caja Chica de la Dama, se le retiraron los cargos de lavado de activos y malversación de fondos a Rosa Elena de Lobo quien fue privada de libertad por presuntos actos de corrupción durante su gestión como Primera Dama en el gobierno nacionalista de Porfirio Lobo Sosa (2010-2014).

En el caso del Pacto de Impunidad, que involucra las reformas que se hicieron a la Ley del Presupuesto para evitar la investigación de actos de corrupción, un juez determinó dictar medidas cautelares a la detención judicial sin suspender de sus funciones a los diputados del Partido Nacional Tomás Zambrano y Román Villeda Aguilar.

Foto de archivo marcha para pedir reelección de Juan Orlando Hernández en noviembre de 2017: Martín Cálix

¿En qué se parece el fútbol a Dios?
En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales.
«Fútbol a sol y sombra», Eduardo Galeano.

Fotografía: Martín Cálix

Texto: Fernando Silva

Honduras no está en el mundial, pero en Honduras todos hablan de fútbol. Los aficionados apostándole a una selección con fronteras diferentes a las de nacimiento y llorando la propia, por su constante y casi eterna mediocridad. Los intelectuales malentendidos –sin corazón para las nobles pasiones– hablan del mundial como herramienta para idiotizar a la población mientras se aplican nuevos incrementos a la gasolina.

«Fútbol» no es una cosa ni una palabra, y sobrepasa claramente las fronteras de un simple juego, es más como un lugar, es un sitio donde las esperanzas y aflicciones se encuentran para romper las fronteras del nacionalismo, soñando con poder conquistar el universo a través de una caprichosa esfera de caucho y un grito: ¡gol!

Cerca del mundial de Rusia en las canchas –y en las calles– hondureñas se jugará con sueños importados por la hegemonía global del deporte rey que alimenta las ilusiones rotas de niños pequeños y niños ancianos que pelearán el balón con el espejismo de ser Messi, Neymar y Cristiano. Puede resultar un agravio a la moral del juego que Lionel Messi en un mes gana casi el doble (4 millones de dólares) de lo que cuesta en total, según Transfermarkt, la plantilla más cara de La Liga Nacional hondureña, la del Olimpia (2.7 millones de dólares) aunque el 10 del Barcelona juegue como si no pareciera darse cuenta de este detalle.

En Honduras –lejos del complejo deportivo de la Masía–  quienes quieren ser jugadores profesionales dejan de estudiar, intentan emular el ejemplo de Messi o CR7, que han demostrado que se puede dejar la escuela y ser un jugador exitoso económicamente.

«No voy a entrar a la universidad», me dice Armando Sevilla, un chico de 17 años que juega para los casi desconocidos Guerreros Lencas de las ligas inferiores en Tegucigalpa, quiere dedicarse a jugar profesionalmente para ayudarle a su madre, quien se hizo cargo sola de él y lo apoya completamente en esa decisión. Armando acaba de anotar un golazo en el partido que disputó su equipo contra un equipo sin otro nombre en la camiseta más que el de «Reynaldo Sánchez Presidente».

Cerca del mundial de Rusia en las canchas –y en las calles– hondureñas se jugará con sueños importados por la hegemonía global del deporte rey que alimenta las ilusiones rotas de niños pequeños y niños ancianos que pelearán el balón con el espejismo de ser Messi, Neymar y Cristiano. Puede resultar un agravio a la moral del juego que Lionel Messi en un mes gana casi el doble (4 millones de dólares) de lo que cuesta en total, según Transfermarkt, la plantilla más cara de La Liga Nacional hondureña, la del Olimpia (2.7 millones de dólares) aunque el 10 del Barcelona juegue como si no pareciera darse cuenta de este detalle.

En Honduras –lejos del complejo deportivo de la Masía–  quienes quieren ser jugadores profesionales dejan de estudiar, intentan emular el ejemplo de Messi o CR7, que han demostrado que se puede dejar la escuela y ser un jugador exitoso económicamente.

«No voy a entrar a la universidad», me dice Armando Sevilla, un chico de 17 años que juega para los casi desconocidos Guerreros Lencas de las ligas inferiores en Tegucigalpa, quiere dedicarse a jugar profesionalmente para ayudarle a su madre, quien se hizo cargo sola de él y lo apoya completamente en esa decisión. Armando acaba de anotar un golazo en el partido que disputó su equipo contra un equipo sin otro nombre en la camiseta más que el de «Reynaldo Sánchez Presidente».

Este admirador de Sergio Busquets del F.C Barcelona, se dio cuenta de que en Honduras lo único que se necesita de un futbolista es que corra mucho, no pierda el balón o lo recupere rápido, y entrene todos los días hasta los 35 o 36 años cuando se retire y caiga en el olvido para convertirse en narrador o conductor de taxi. Lo que la fama le indique al destino. Armando juega en la renovada, sintética e histórica cancha del Birichiche junto a una gran cantidad de jóvenes de su misma edad que cada vez que se les pregunta porqué van a jugar a estas ligas federadas afirman que «los grandes salen de aquí». Sin embargo, cuando se les pregunta qué grandes salieron de esas canchas apenas balbucean un nombre completamente desconocido.

Uno que salió de estas canchas es José Alvarado, quien jugó en las inferiores del Motagua desde los 12 años y por un problema de papeleo no logró llegar a la Liga Profesional. Ahora tiene 47 años, es taxista de lunes a sábado y los domingos juega en una cancha a la par del crematorio municipal de Tegucigalpa.

«Cuando vinimos del sur para aquí, mi mamá nunca fue a traer la partida de nacimiento entonces como yo quería jugar, conseguí una partida falsa» va narrando con relativa facilidad este veterano jugador que hace unos minutos, apiñado con otros dos jugadores en el taxi de Donaldo, su entrenador y compañero de equipo, recordaba el gol de Bale en la final de la Champions.

Falsificar el documento de nacimiento lapidó su destino y lo alejó de la primera división del fútbol hondureño pero no del fútbol que suele ser amoroso con quienes lo saben apreciar. Ahora «El quebrado» – como lo llaman sus compañeros–  juega en el Club América un equipo de la liga burocrática El Guanábano y supera a casi todos los jugadores por 20 años de edad y en calidad técnica para chutear el balón en una cancha de escasa grama y mucha arena, piedra y lodo, una cancha construida sobre un cerro de basura.

El partido a jugar es América contra Cruz Azul, quienes apelando a la ironía quizá por accidente, disputarán este partido con las camisetas del Atlético de Madrid y el Real Madrid respectivamente. El coloso deportivo que presencia este encuentro, cercano al crematorio municipal, no tiene nada que envidiarle a la Liga Profesional. La grama ha sido sustituida por basura circundante y hay dos árbitros cruzando la cancha: uno humano y el otro perro.El partido se disputa entre las moscas y bajo el sobrevuelo de los zopilotes que lo observan todo como buscando a quien contratar para el próximo torneo. Abajo los jugadores intentan decidir si caer en las piedras combinadas con basura o en el lodo apestoso que rodea una de las esquinas de la cancha.En ese dilema el partido no se detiene y juegan hasta que cegados por el sol, el mal olor o las moscas, o quizá todo, los goles empiecen a llegar conjurados por la rudeza de la cancha. El Quebrado vuela y supera con facilidad a sus oponentes. El medio tiempo llega y los jugadores compran carne asada mientras los árbitros se relajan fumando un cigarrillo. El partido se reanuda.

Hacia el final del juego América gana 2 a 1 sobre el Cruz Azul, el equipo de El Quebrado ha hecho la remontada y como en cualquier disputa futbolística los ánimos se empiezan a calentar y las tarjetas del árbitro (humano) salen en señal de advertencia.

Después del segundo expulsado por parte del Cruz Azul, se conjura el pandemonio, uno de los expulsados era el portero que luce una infame panza que no le estorba correr hacia el hombre del silbato y las tarjetas para reclamar con un puñetazo certero sobre el pómulo la osadía de aislar del juego a los que ya están aislados de la sociedad.

Las patadas y puñetazos sobre el árbitro caen en cascada. Se cancela el partido, el árbitro sangra, Cruz Azul pierde, la liga se cancela en una etapa decisiva, quien ganara avanzaba a semifinales. Del árbitro sólo se escucha una sentencia: «esta chamba es así», y luego lo meten en un auto que lo llevará al Hospital Escuela.

El otro árbitro (el perro) sale ileso de ésta. 

El fútbol parece ser tan importante que fue usado de propaganda para reforzar un nacionalismo que llevó a Honduras y El Salvador a un conato de guerra ocultado las verdaderas razones de este conflicto y ensuciando la honra del juego. En 2009 generó el olvido, al menos por unas horas, del Golpe de Estado más cínico de su historia. Sin embargo, también es el reflejo de las carencias de sus millones de jugadores. Debido a esas mismas carencias, la selección de Honduras ha tenido que apelar más a los milagros que a la calidad en la búsqueda de sus recientes clasificaciones al Mundial.

En ese sentido Don Rolando me dice que «Honduras no tiene buenos equipos, todos no sirven» mientras observa un partido desde el puente que todos los domingos se convierte en el palco del famoso Campo Motagua ubicado en los límites entre Tegucigalpa  y Comayagüela, justo a la par corre el Río Choluteca, donde cada tanto un hombre se lanza arriesgando su vida para rescatar el balón.

La razón para la inutilidad de los jugadores y equipos de fútbol, es simple, para este zapatero y desconocido historiador de las canchas: «no hay escuelas de fútbol» por lo que la falta de educación en la teoría y la técnica genera jugadores empíricos que si llegan a subir en las escalas desiguales de la Liga Profesional terminan inequívocamente en el olvido.

«Los hondureños no llegan al mundial porque están desnutridos» dice como si se refiriera a un pueblo desconocido y recuerda sus tiempos de juventud cuando un tal Rompe Redes Bruseses lo metió con todo y pelota a la portería de esa misma cancha que hoy observa casi desde el cielo. «Esos sí eran jugadores», dice.

El mundial quedó donde quedan las cosas extraviadas por la infancia, a pesar de que el Estado se ha encargado de apoyar considerablemente al desarrollo de una selección cada vez más profesional. Según datos oficiales, el gobierno destinó 15 millones de lempiras para la organización del partido que Honduras jugó contra México en octubre de 2017, y que le valió el pase al repechaje que luego se perdió contra Australia. Sin embargo, en este país sin mundial todavía hay futbolistas que juegan como se debe jugar: con una sonrisa. Estos Messi, Neymar y Cristiano no juegan con camisetas que llevan el patrocinio de las grandes marcas, ni celebran sus goles junto a miles de personas que van a verlos para cantar y quizá armar algún alboroto fruto no del deporte, sino de la inequidad.

Estos jugadores anotan a ras de suelo y esquivan defensas como Maradona lo hizo en 1986 en el Mundial de México, dejando a su paso a los representantes de Isabel II. Se pueden encontrar en las plazas de Tegucigalpa practicando una «palomita» junto o entre el lodo de un cancha en medio del Aguán driblando defensas como quien esquiva las balas de la represión que han sufrido los campesinos desde el auge de los campos bananeros en esa región del norte del país.

Alejado de las desigualdades económicas, el fútbol es aquello que también transcurre en el terreno de lo mitológico en canchas donde un profesional jugaría sólo en medio de una pesadilla en mitad de la noche. Canchas rudas atravesadas por calles polvorientas donde conviven vacas, perros, y quienes han decidido engancharse al deporte como los antiguos fumadores de opio a los que nada parecía importarles con tal de hacer el viaje. Se juegan la vida, se llaman por apodos que en realidad son los nombres de jugadores famosos.

En la Moskitia hondureña, niñas miskitas que no saben expresar en español o en miskito lo que el fútbol significa para ellas, practican un deporte que concentra la atención del mundo entero, pero ellas apenas y tienen un balón que perseguir, juegan descalzas y sin uniforme, juegan con lo que traen puesto, en su mayoría lo único que poseen es el deseo de ganar el partido de turno en un lugar desconocido para la mayoría de hondureños, y cuando juegan también pierden su identidad porque el público que ha llegado a verles jugar les llama por los nombres de los héroes que quizá les gustaría estar viendo. Cada tanto en esta cancha en Usupum los hombres gritan «¡dale Ronaldhino, dale, dale!» y levantan los brazos ante el driblin de la mejor futbolista del equipo del barrio Bella Vista que termina empatando  a cero contra las del barrio Israel de Puerto Lempira.

Los hinchas, nos preparamos para ver el mundial de Rusia con las camisetas de nuestros otros países, con la paz redentora de no tener que ver un partido de «la H» con el corazón en la mano y el alma atravesada entre la boca del estómago y la garganta.

Hacia finales de mayo dos acontecimientos importantes parecen redireccionar la ruta de la política nacional: los avances en la elección del Fiscal General y Adjunto del Ministerio Público y el fallo de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), sobre el recurso de inconstitucionalidad interpuesto contra la Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad (MACCIH).

Ambos procedimientos llegaron a puntos claros de desarrollo, las audiencias públicas a los candidatos terminaron y ahora la Junta Proponente elegirá a cinco perfiles para que sea el Congreso Nacional el que escoja al nuevo Fiscal General y Adjunto, en cuanto al fallo, éste resultó parcialmente favorable a la MACCIH, la que fue declarada constitucional, pero con una limitación en el ejercicio de su labor a través de la Unidad Fiscal Especial contra la Impunidad de la Corrupción (UFECIC) del Ministerio Público.

A simple vista diríamos que la institucionalidad sigue su marcha de forma independiente. En un país normal diríamos que la Junta Proponente de elección del fiscal está funcionando acorde a su composición y no bajo lineamientos de alguien en particular. También diríamos que la Sala de lo Constitucional de la CSJ no fue presionada y que bajo un análisis jurídico exclusivamente tomó alguna decisión en torno a la MACCIH, sería de esta manera si se dijera también que en el país son los hondureños los que eligen al Presidente que quieren que los gobierne.

Diputados del Partido Nacional en el Legislativo aseguran que Honduras es un país independiente, por ejemplo el cuestionado y además acusado por la MACCIH por actos de corrupción, David Chávez, dijo que no somos una colonia, que no hay injerencia de nadie y que las decisiones en realidad la toman los hondureños a través de su institucionalidad, figura que incluso califica de independiente y funcional.

A Chávez –mencionado en la red de corrupción– se le olvida que el papel del gobierno de Estados Unidos es trascendental en la realidad política, tanto que pareciera que un solo tweet de la Encargada de Negocios de la Embajada Estadounidense, Heidy Fulton, hizo que la CSJ retrocediera y no declarara inconstitucional el convenio entre el Estado y la MACCIH.

En esta ocasión no fue la gente, tampoco un partido político, ni mucho menos las organizaciones de lucha contra la corrupción, fue ese tweet el que paró este nuevo intento de sacar de circulación a la MACCIH del país, simple y sencillamente fue el gobierno de Estados Unidos, el que verdaderamente dicta y marca las pautas de cómo se moverá la política en Honduras. La limpieza del patio trasero solo se puede hacer bajo esas pautas, y a veces basta con publicar en redes sociales.

Esta semana comenzó el juicio oral y público contra un agente de policía de Honduras que acompañaba un operativo de la DEA en Ahuás, Gracias a Dios, este hecho ocurrió hace seis años en donde murieron abatidas 5 personas que navegaban en un pipante. Ningún agente de la DEA está siendo procesado, y justo en esta semana del juicio, el Presidente Juan Orlando Hernández viajó a Washington para reunirse con el director interino de la DEA, Preston Grubbs. Las voces oficiales opacan el llanto de las víctimas que aún siguen clamando justicia después de 6 años y la DEA felicita al gobierno de Hernández. Un espaldarazo, un apretón de manos, un viaje express en el momento preciso.

El gobierno de Hernández está sometido a Estados Unidos, porque claramente fue Estados Unidos que le dio la luz verde para imponerse mediante un fraude, un fraude que avalaron y que fueron incapaces de repudiar. En esta relación, la balanza de la justicia es la que se busca controlar.

En Honduras se pide a gritos la intervención norteamericana, que hagan algo contra la corrupción, imposición y la violación de los derechos humanos que lleva a cabo el gobierno de Hernández con tanta impunidad, en su lugar, se reciben del norte señales contrarias que no parecen construir un diálogo entre dos naciones: la cancelación del TPS en plena crisis de refugiados, o el apoyo a un gobierno ilegítimo.

La ciudadanía debe buscar una independencia clara de la dictadura de empresarios, grupos de poder y partidos políticos que cuidan sus intereses por encima de los de la ciudadanía. Una construcción de país alejada de los intereses de las trasnacionales y la geopolítica estadounidense que busque la justicia para reconstruir los hilos rotos de nuestra sociedad.

«La historia de los tres años que acabamos de atravesar, debería para siempre sepultarse en el olvido, con todas nuestras locuras, torpezas y desvaríos, si ella no envolviese la gloriosa campaña nacional que dio a los ejércitos aliados de todos los Estados de Centro América, la ocasión más propia, para hacer que el lustre de sus armas reflejase esplendente por todos los  ángulos de la tierra . . . Consérvese sólo, de esos tres años, tanto honor, tanta generosidad en lo que ha cabido su parte a Nicaragua; bórrese todo lo demás, cuyo nombre y clasificación ignoramos; y procedamos a hablar de la época presente”.

 Extracto del discurso de Gregorio Juárez y Rosalío Cortés, en la ceremonia de inauguración de la Asamblea Constituyente de Nicaragua, al terminar la guerra nacional contra William Walker y sus filibusteros, citado en Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación, Andrés Pérez-Baltodano, IHNCA 2003.

 

Durante los eventos dolorosos de abril y mayo, las redes sociales, además de funcionar como registro activo del presente en vivo y en directo, también se han convertido en un flujo y reflujo del pasado, mostrando paralelismos entre la Nicaragua de finales de los setenta con la de 2018. Tantas similitudes nos llevan a una pregunta ¿Es posible que nuestra historia se repita?

Es muy conocido aquel aforismo que versa «un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla» y ésta es precisamente una de las premisas abordadas por Andrés Pérez-Baltodano en «Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación», una obra publicada quince años atrás, que guarda vigencia para estos tiempos.

Pérez-Baltodano identifica el uso de la cultura del olvido, como parte del pragmatismo resignado que atribuye a las clases dominantes nicaragüenses desde la época colonial. Según este autor, los grupos de poder han intervenido la memoria colectiva, como parte de una estrategia para disminuir la consciencia crítica y apropiarse de la narrativa nacional.

El discurso de Don Gregorio Juárez Rosalío Cortés en el discurso inaugural de la constituyente en 1857, es sólo un ejemplo de ese llamado al olvido, en aquella ocasión como bálsamo para curar las heridas de la guerra civil. Liberales y conservadores siempre llamaron a olvidar y sepultar las acciones de unos y otros conforme ocupaban la silla presidencial; lo mismo pasó en los noventa cuando todo recuerdo de la revolución en forma de políticas públicas y murales fue sistemáticamente borrado; y en los dos mil, con el regreso al poder de Daniel Ortega, con la destrucción de memoriales y obras públicas asociadas a los gobiernos anteriores.

La cultura del olvido parece haber permeado cada una de las capas de la sociedad, desde las esferas políticas que siempre han llamado al olvido de errores, crímenes y corrupción a su conveniencia, hasta el interior de las familias nicaragüenses en las que tantos hombres han pedido y pedirán a sus parejas, borrar la memoria de abusos y agresiones.

Bajo esta premisa, Nicaragua se ha convertido en un país que vive un eterno presente, con una reescritura permanente de la historia desde la óptica de los vencedores y grupos de poder, con personeros políticos reciclándose en sus cargos públicos, bajo la mirada de nuevas generaciones que desconocen sus acciones pasadas.

La cultura del olvido hace simbiosis con una sociedad de consumo con la obsolescencia programada, que empuja hacia el futuro a millenials y generación Z, mientras los mantiene entretenidos y saturados, con contenidos audiovisuales que  reducen su arco atencional.

Hasta hace un mes atrás, los adultos de este país acusaban a estas generaciones de permanecer desconectadas de la realidad por estar conectados a la autopista digital; se les miraba como una generación globalizada que vivía de lo efímero, la  farándula, la autocomplacencia y el narcisismo del selfie.

Hasta que…

A inicios de abril, un incendio –según testimonios comunitarios producto de una quema en una finca de colonos ilegales– devoró al menos cinco mil hectáreas de la reserva biosfera Indio Maíz. Durante los días que duró el incendio esa nueva generación salió a las calles exigiendo una respuesta efectiva de parte del gobierno. Las redes sociales entraron en ebullición registrando cada plantón, marcha y pronunciamiento, como una antesala a lo que serían las protestas por las reformas a la seguridad social que transmutarían, a raíz de la represión y las muertes, en un movimiento nacional que pide paz, democracia y justicia.

Las redes sociales que hasta antes de abril, funcionaban como un mar de imágenes, videos y palabras con mareas altas y bajas de contenido, de rápida viralización y memoria de corto plazo, se convirtieron en una bitácora viva de los eventos y una especie de reservorio caótico de evidencias.

La juventud salió a las calles llamando a no olvidar los nombres de los muertos, no olvidar la represión, los atropellos. La ciudadanía intervino espacios públicos de la ciudad capital, sembrando cruces de madera en la rotonda Jean Paul Genie, pegando carteles con los rostros de los caídos en la pared de La Salle proclamando sus nombres en cada marcha y plantón.

La interminable fila de personas en las afueras del hotel Inter Continental de Metrocentro, esperando ser recibidas por el equipo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que visitó Nicaragua, que resultó en más de tres mil denuncias, fue un verdadero ejercicio de memoria que contrastó con el aparato de olvido de la burocracia estatal.

Estudiantes piden recordar los muertos, feministas piden recordar que ellas nunca dejaron las calles, los campesinos piden recordar que siempre han sido reprimidos, y los pueblos indígenas piden recordar que han sido las víctimas de todas las guerras.

¿Estamos siendo testigos de una ruptura con la cultura del olvido?

En el pasado, los ejercicios de memoria han sido conducidos y orientados por grupos partidarios que buscaban cincelar el relato a su medida. Desde abril, la memoria habita el cuerpo analógico y digital de la ciudadanía que ha registrado los eventos en vivo, produciendo un cuerpo de evidencias desde miles de perspectivas, dinamitando la posibilidad de una narrativa única.

En palabras de Strejilevich «¿Quién puede describirlo mejor que el que de alguna manera lo vivió? Aunque la memoria no sea una copia calcada de lo que pasó, ¿quién mejor que el testigo puede intentar transmitir el eco, la huella de ese trauma? Ese tipo de verdad no se puede basar en documentos. Es una verdad que habla por los que desaparecieron, y hablar por ellos sólo lo puede hacer quien sobrevivió».

La suma del testimonio, más la foto, el video y el live de Facebook están cartografiando la realidad y sus eventos de una manera nunca antes vista en este territorio. El registro es tan frenético que lleva a la saturación y al letargo a quienes tratan de absorber en tiempo real el continuum, en una búsqueda incesante por captar una imagen integral del presente-pasado inmediato.

Es muy temprano para decir que se busca romper con la cultura del olvido, pero sí podemos notar ejercicios colectivos que apuntan en ese sentido, a la vez que se vive un  exceso de información que transita hacia el exceso de memoria, ese que inmovilizó al Funes de Borges. De ahí la importancia de recordar las palabras de Sontag: «es más importante entender que recordar, aunque para entender sea preciso, también, recordar». Construir la memoria sin comprensión, llevar registro sin entendimiento, es un ejercicio igual de pernicioso que el del olvido.

Romper con la cultura del olvido pasa por el reconocimiento de que existen y existirán siempre muchas memorias, algunas de ellas en franca contraposición. Reconocer el conflicto de perspectivas y construir una memoria colectiva capaz de incluir a hombres, mujeres, niños, niñas, adolescentes, campesinos, campesinas, comunidad LGBTI, comunidades indígenas y afrodescendientes es el reto del futuro, porque al final como seres humanos y como sociedad, somos lo que recordamos.

 

Foto tomada de Niú. Carlos Herrera/Confidencial

Dos bomberos que murieron en su labor de apagar un incendio en La Montañita, al oriente de Tegucigalpa el pasado abril generó revuelo en medios de comunicación. Una discusión de que si el presupuesto era suficiente o no, cápsulas dramáticas sobre el rescate de los mismos y el presidente moviendo toda su estructura para salvar la vida de los bomberos. Esta institución al no ser estatal, no cuenta con suficientes fondos para salir al rescate en un país donde normalmente no se atrapa a los pirómanos, donde los incendios aumentan cada verano con intenciones que tienen que ver con cultivos prohibidos, intervención humana en reservas forestales, etc. Más allá del drama de perder a quienes se enfrentan al fuego debemos preguntarnos ¿quién está provocando el desastre?

Una mujer cae al suelo, sin aliento, recibe auxilio del grupo de personas que la acompañan, alrededor de 60 que hacen fila en el colegio Jesús Aguilar Paz en Comayagüela, que han llegado hasta aquí para saber si por fin después de varios meses les pagarán. Este desvanecimiento sucede por las altas temperaturas, la cantidad de personas en el lugar y también por el hambre. Ella ha sido sofocada por una ola de promesas incumplidas y engaños materializados por el programa «Vida Mejor», proyecto que inició en 2006 y hoy es el principal estandarte del Presidente reelecto Juan Orlando Hernández.

El tumulto de gente está ahí porque el gobierno lleva dos meses de no pagarles los cuatro mil lempiras que ganan mensualmente como «guías de familia» o promotores del programa en sus barrios pobres.  Es viernes y esa semana llegaron todos los días a exigir que les pagaran, siempre con la respuesta de que regresaran al día siguiente. Esta vez es distinto, amenazan con ir a los medios y denunciar la situación de por sí precaria, amenazan con no continuar.

A pesar de que el programa es muy conocido por la gente, la información pública al respecto es muy escasa. Elvin Ordoñez, director de Vida Mejor, un hombre que pasa ocupado viajando al interior a cambiarle la vida a la gente más pobre, estuvo muy ocupado para brindar una entrevista para explicar sobre el programa.

El programa Vida Mejor fue el tema principal en la campaña de Juan Orlando Hernández, su primera carta para ser reelecto. Julia Esmeralda, vecina de alguno de estos guías de familia –o promotores–, no cree que sea culpa del Presidente aunque lo único que recibió en 4 años fue un piso, los culpa a ellos por no ponerse de acuerdo. Es madre de 3 hijos y desde hace ocho años se dedica a recolectar botellas de plástico con su pareja, su labor les deja una triste cantidad de entre 30 y 300 lempiras diarios.

Vive en el sector de Los Pinos y a pesar de no entender porqué en las pasadas elecciones su coordinador se lo pidió, se cambió de domicilio y votó en la colonia Kennedy. Estos cambios fueron unos de los actos sospechosos de las pasadas elecciones, la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea dejó como recomendación establecer la obligación de aportar pruebas que acrediten que los cambios son reales.

Doña Julia además dice que le dio el voto a Juan Orlando con la esperanza de que le regale el terreno donde está viviendo, desde hace más de dos años que entregó los papeles en el programa y no ha tenido respuesta. Las viviendas no son el único componente del programa Vida Mejor, existen también pisos, techos, ecofogones, letrinas, pilas, purificadores de agua, huertos, bolsas solidarias, apoyo a microempresas y transferencias monetarias en los bonos 10 mil, bonos por discapacidad y para madres solteras. Todos con el fin de «mejorar las condiciones de vida a familias en condiciones de extrema pobreza y vulnerabilidad».

Una vida mejor en familia 

El programa Vida Mejor ha sido un pilar fundamental en el proyecto político de la familia Hernández, así lo presenta una biografía de la primera dama, Ana García de Hernández, que se encuentra en la página de la presidencia de la república. Ese portal cuenta que ambos trabajan desde 2006 en este proyecto, el mismo año que fueron creadas la Fundación para el Desarrollo Integral de Honduras (FUNDEIH) y la Fundación para el Desarrollo Integral de la Mujer en Honduras (FUNDEIMH), inscritas el nueve de enero de 2006 en la Unidad de Registro y Seguimiento de Asociaciones Civiles (URSAC).

FUNDEIH actualmente maneja parte de los fondos destinados a Vida Mejor, específicamente proyectos para ecofogones, las viviendas, letrinas y pisos mejorados.  Los primeros registros públicos que señalan a la persona a cargo de esta fundación muestran el nombre de Dánne Chávez, quien al menos desde 2011 hasta 2013, asistió a eventos y firmó contratos como Directora General de la fundación, entre ellos una licitación para la adquisición de 9 mil ecofogones con el programa Vida Mejor. Aunque nunca se ha revelado en cuánto se encuentra valorado un ecofogón, coordinadores del programa  en declaraciones a medios de comunicación dicen que se encuentra entre los 1,500 y 2,000 lempiras.

Dánne es una abogada graduada de la UNAH, entre 2006 y 2008 trabajó en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), luego fungió como Jefa de Personal de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras donde el Tribunal Superior de Cuentas le dictaminó responsabilidades al haber contratado en dos ocasiones a personal que laboraba en los mismos horarios en otras instituciones, uno en la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI) y otro en el Hospital Militar. No la despidieron sólo cambió de puesto: pasó a ser la encargada de las licitaciones de la UNAH hasta 2011.

Desde 2014 Dánne Chávez es la gerenta del Despacho de la Primera Dama, durante ese primer año se desempeñó en ambos cargos y luego le traspasó la administración de la fundación a su hija, Eva Collier, quien desde entonces es la directora de FUNDEIH. Ambas tienen una relación muy cercana con la primera dama, eso queda en evidencia durante la boda de Eva Collier cuando Ana García da el discurso, según las revistas sociales, Eva la considera como una tía.

Dánne Chavez es una persona difícil de ubicar, se esconde entre múltiples números de extensión en Casa Presidencial, números que terminan dejando de contestar cuando reconocen la insistencia, la burocracia estatal ha dejado de ser archivada en gavetas de metal para ser administrada desde extensiones telefónicas que parecen ser infinitas. A través de una conversación en whatsapp dice que no está autorizada a dar entrevistas, cuando finalmente se le menciona el programa «Vida Mejor» y FUNDEIH, responde «está equivocada» y termina escondiéndose nuevamente, bloqueando los números desde los cuáles se le escribía.

Mientras tanto, las oficinas de FUNDEIH se muestran similar a Dánne, se encuentran una en el municipio de Gracias en el departamento de Lempira y otra en Tegucigalpa, en la colonia Palmira, esta última se trata de una casa cerrada por un portón metálico. Al tocar el portón, de inmediato el guardia abre una mirilla y se ve al fondo una pila de ecofogones y sillas, el ambiente es extraño y nadie puede entrar. Buscar información ahí es sinónimo de esperar bajo el sol cuanto ellos consideren necesario, cuando baja una empleada del lugar, tampoco permite entrar y sólo explica que no hay nadie que pueda dar entrevistas.

En el centro la pareja Juan Carlos Ponce y Eva Collier, hija de Danne Chávez quien posa al lado izquierdo junto a la primera dama Ana García. Foto: Revista Estilo.

La Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad (MACCIH)  investigaba por desviación de fondos a ésta y otras Organizaciones No Gubernamentales en un caso denominado Red de Diputados.

Las investigaciones de la MACCIH descubrieron un sistema de corrupción mediante el cual diputados se robaban el dinero, estos solicitaban a la Secretaría de Finanzas fondos para ONGs –en muchos casos ficticias– para ejecutar proyectos sociales, pero estos nunca llegaban a las personas y no hay contratos debido a que sólo son intermediarias para recaudar dinero: Las ONGs reciben los cheques, el mismo día le traspasan el dinero de regreso a los diputados y diputadas a través de otros cheques o transacciones.

El exprocurador de la Maccih, Julio Arbizú manifiesta que el caso de la Red de Diputados demuestra cómo es la impunidad en el país «Lo más lamentable en Honduras es que la corrupción es tan impune que paga en cheques, la forma de la corrupción en Honduras es la más transparente. No me extraña que las cosas estén iguales» sin embargo, cuenta que el caso iba más allá y las investigaciones iban a parar al Presidente y la Primera Dama.

Toda esta situación se da debido a una reforma a la Ley del Presupuesto General de la República, mediante decreto 87-2011, período en que el presidente del Congreso Nacional era Juan Orlando Hernández, para autorizar a la Secretaría de Finanzas la transferencia del 25% de los valores no ejecutados en los fondos nacionales para transferirlos a la Institución 449 Servicios Financieros de la Administración Central con el propósito de constituir un fondo destinado a financiar diferentes programas y proyectos acorde a los objetivos en el Plan de Nación y Visión de País.

En diciembre de ese año se realiza una nueva reforma, en donde el artículo 185 agrega que se reduzca el gasto de servicios no personales, materiales y suministros de más de 50 instituciones para trasladarlo a la Institución 449 destinado a financiar diferentes programas y proyectos. Este fondo es administrado por el Presidente de la República, un representante de la Secretaría de Finanzas, representante de cooperación externa y los presidentes de la comisión del presupuesto  del Congreso Nacional. Esto quiere decir que todas las solicitudes para esa asignación de fondos para programas sociales, deben pasar primero por el presidente del Poder Ejecutivo.

Cuando salió a la luz el caso Red de Diputados, se aprobó en el Congreso Nacional una nueva reforma a la Ley del Presupuesto, posteriormente conocida como Pacto de Impunidad, en donde se modifican los artículos 16 y 131-A con el fin de que el Tribunal Superior de Cuentas realice auditorías durante tres años, en recursos invertidos en proyectos sociales en los periodos gubernamentales 2006-2010 y 2014-2018. Mientras se realizan estas auditorías «no se procederá a ninguna acción judicial para reclamar ningún tipo de responsabilidad administrativa, civil o penal».

Todo este caso generó una crisis interna en la MACCIH que ocasionó la renuncia de Arbizu, la del vocero, Juan Jiménez Mayor y la del juez Daniel Urrutia. Este último, en aquel momento denunció durante un programa en CNN la existencia de otro pacto de impunidad entre Luis Almagro, secretario general de la OEA, y Juan Orlando Hernández «somos expertos en la materia, fuimos a Honduras contratados para luchar contra la corrupción en Honduras, las elites gobernantes, y nos encontramos que tuvimos que luchar el 90% con la corrupción de la OEA».

Urrutia además reveló que desde su primer mes denunció irregularidades internas en la MACCIH y nunca recibió respuesta de la inspectoría de la OEA, dependencia que responde directamente al Consejo Permanente. Entre sus sospechas señala que nunca tuvieron acceso a conocer como se daba la ejecución y recaudación de los fondos de la MACCIH, aunque sí conocieron que parte de ese dinero se utilizó para pagarles a personas que no hacían trabajo para la misión.

El Despacho de la Primera Dama está bajo mayor sospecha desde las acusaciones del Ministerio Público a través de la Unidad de Fiscales Anticorrupción (UFECIC) por un caso que involucra a la exprimera dama Rosa Elena de Lobo por malversación de fondos públicos para programas sociales . El Programa Vida Mejor pone bajo sospecha también al actual despacho de la primera dama.

Beneficiaria del Programa Vida Mejor en la Colonia Bella Vista de Comayaguela. Foto: Martín Cálix.

Lealtad ante todo

Este proyecto tiene una importancia especial para Juan Orlando Hernández, lo nombraba desde que hizo su primera campaña electoral en 2012, formó un eslabón muy importante en su segunda campaña y durante el discurso en la toma de posesión. Después de la crisis que generó las últimas elecciones generales en el país parece que ha buscado filtrar a la gente dentro del proyecto.

«Se ocupa un perfil más confiable porque durante las elecciones se dieron cosas que no tenían que darse» dice Luis Cerrato, coordinador regional de la colonia las Ayestas, no quiere entrar en detalles sobre lo ocurrido, pero en aquellos días las redes sociales se llenaban de filtraciones en chats y audios de whatsapp donde los nacionalistas se amenazaban entre ellos: no todos habían votado por Juan Orlando.

En la última semana de abril de 2018 se filtró un supuesto audio compartido en algún grupo de whastapp por Loreley Fernández, ex candidata a diputada por el Partido Nacional que desenmascara ese descontento, dijo que no iba a tolerar el descontento de nacionalistas contra su propio partido «En grupos donde estén jodidos de mierda del Partido hablando en contra del Partido no voy a estar. Ya es mucha papada, ¿cómo pueden estar todos los días hablando mucha mierda del Partido? Juan Orlando es el parto de nosotros y echamos pija para tenerlo de presidente».

Luis Antonio Cerrato, Supervisor Regional en la Colonia Las Ayestas. Foto: Martín Cálix

Una vida que no mejora ni para los nacionalistas

La colonia Bella Vista es una zona que tiene historial de haber sido controlada por la Mara Salvatrucha (MS-13) tanto así que existe una pendiente denominada «La calle de la muerte» donde, según cuenta un habitante de la zona, entre 1998 y 2005 «nadie salía vivo de ahí» y aunque ahora los cabecillas de las pandillas se han ido, aún quedan personas que dominan la zona, banderas. Se ve entre las miradas curiosas que da la gente desde sus casas, parece ser que no suelen recibir desconocidos.

En ese contexto vive Lesly Flores de 39 años, beneficiaria del programa Vida Mejor del que recibió un piso, medio techo y el trabajo de guía de familia. Lesly cuenta que consiguió formar parte del proyecto porque es nacionalista y asistía a las marchas, su coordinador de zona así se lo consiguió. Además, su vivienda sirve de sede para las reuniones del Partido Nacional en la colonia, arreglaron su casa una parte antes y otra después de las elecciones pasadas y dice que así ocurrió con las demás personas que recibieron el beneficio en toda Bella Vista.

Lesly es madre soltera, la casa que arreglaron con el programa ni siquiera es suya, alquilan junto a otras 4 madres solteras cada cuarto –5 en total– a dos mil lempiras cada uno, en donde actualmente viven 19 personas.

Lesly dice que su vida mejor es tener un piso y un techo que ya no moja porque ha dejado de ser de tierra, espera que al menos una de las mujeres con las que viven logre recibir el bono de la madre soltera ya que desde el año pasado entregaron los papeles «Somos madres que no tenemos casita, esperando que nos den un terreno que podamos pagar ya lo de uno, eso le pedimos al Presidente y el bono porque a veces uno tiene a los niños en la escuela y con lo que uno trabaja no ajusta ni para comer» en su casa solo tres tienen trabajo, ella como guía de familia, otra como mesera y una que vende agua.

De acuerdo con los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la pobreza en Honduras incrementó en un 3.1% durante el 2017, pasando del 65.7% en el año anterior a 68.8% en su último conteo, visto desde las cifras la pobreza parece ser la materia prima con la que Vida Mejor ha logrado engrosar el ejército de activistas de la estrella solitaria.

Los pobres que les pagan a los pobres

Los programas sociales aparecen en Honduras hace más de 16 años, comenzaron con la condonación de la deuda externa con el fin de que los recursos que se utilizarían para pagarla, se invirtieran en una estrategia para la reducción de la pobreza en el país. Esto quiere decir, que desde ese entonces dentro del Presupuesto General de la República hay enunciados específicos para disminuir la pobreza.

Sin embargo, a pesar de esto se comenzaron a crear otros programas con el mismo fin, en estos se financiaban con endeudamiento externo a través del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre ellos la Red Solidaria del expresidente Manuel Zelaya, el Bono 10 Mil de Porfirio Lobo y el caso más reciente, el de Vida Mejor de Juan Orlando Hernández, pero este último tiene características diferentes.

La ley de Ordenamiento y Finanzas Públicas se modificó en 2013 cuando Juan Orlando Hernández era presidente del Congreso Nacional con decreto 278-2013, en él se incrementó el pago al Impuesto Sobre la Venta del 12 al 15% dejando ver en el artículo 45 que 4,500 millones del dinero que se recaude por ese diferencial va al fideicomiso que desemboca en Vida Mejor.

Ismael Zepeda, economista del Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), explica que la estructura de impuestos en el país está diseñada de tal manera que afecta más a los pobres, se trata de un sistema fiscal regresivo porque los impuestos se le aplican al consumo y no a las riquezas, a quiénes tienen más «al final termina pagando el que menos tiene con relación a su ingreso, por eso terminamos diciendo que son los pobres que terminan financiando a los pobres porque ese 3%  le perjudica al que menos tiene».

Ismael Zepeda, economista del FOSDEH. Foto: Martín Cálix.

Sin embargo, los fondos que se manejan en Vida Mejor no sólo provienen de ahí, en 2014 la Asociación de Municipios de Honduras (AMHON) y el Poder Ejecutivo suscribieron el Pacto Municipal para una Vida Mejor que dice que el 40% del presupuesto de cada Gobierno Municipal lo destinará al programa Vida Mejor, en el Presupuesto General de la República para 2018 se habla del 35% .

De acuerdo al informe de logros que presentó el gobierno de Juan Orlando Hernández, para el programa Vida Mejor se invirtieron un total de 800 millones de lempiras de 2014 a 2017, cifra que a simple vista no concuerda con la cantidad que se está destinando con el 35% de las municipalidades y los 4,500 millones del recaudado en los impuestos.

Zepeda cuenta que es muy difícil saber si estos programas mejoran la vida de las personas porque no hay una focalización sino que se le da a quien se apunta. El estudio «Hacia una nueva estrategia de reducción de la pobreza» realizado por el FOSDEH en 2015, descubrió que del total de los bonos que se entregan, el 34.1% de beneficiarios no lo reciben completo, más de 58% no salen de la pobreza y el 36% de los hogares que lo reciben son «no pobres».

Parques Convive Mejor: Una puerta a la Honduras de allá

«En el momento en que los niños más humildes de San José de la Vega entren a ese parque se van a sentir como mis hijos cuando yo pude llevarlos a Disney, a Estados Unidos. Que la gente humilde que no ha tenido esas oportunidades, la tenga aquí en Honduras y no tenga que ir a otro lado» fueron las palabras exactas que utilizó el presidente, Juan Orlando Hernández, cuando en 2015 inauguró el primer Parque Convive Mejor en el país.

En aquel momento mucha gente en redes sociales se indignó por esta declaración, decían que el Presidente no comprendía las causas estructurales de la migración, que la gente no se va buscando un parque Disneyworld sino por la situación de violencia y desigualdad en el país, de acuerdo al Observatorio Consular y Migratorio de Honduras (CONMIGHO) para mayo de 2018 se reportan 21,365 migrantes retornados principalmente de México y Estados Unidos, en 2017 la cifra rondaba los 17 mil, tal parece que los parques no detuvieron que la gente se fuera.

Estos proyectos se construyen bajo una alianza público–privada que existe desde 2014, con 19 empresas que forman parte de la Fundación Convive Mejor, alianza que maneja un presupuesto de 100 millones de lempiras con la meta de construir o rehabilitar hasta 20 parques antes de 2020. Cada construcción se divide en 40% de inversión privada y 60% de inversión pública, este último proveniente del Tasón de Seguridad.

La Fundación Convive Mejor la conforma un listado de empresas que en su mayoría tienen contratos individuales con el gobierno, se trata de: Grupo Terra, Fundación Nasser, FICOHSA, DIUNSA, Grupo Visión, Grupo Jaremar, SULA, Tranycop S,A, Cervecería Hondureña, Kielsa, Grupo Flores, LOTO, John Deer, BAC Honduras, Banco Atlántida, Equipos Industriales, DAVIVIENDA, Cargill y Argos Cementos.

Por un lado, estas empresas tienen una fundación en alianza con el gobierno, por el otro, los registros de la Secretaría de Finanzas muestran que han sido exoneradas del pago total o parcial de sus impuestos.

En el Parque Solidaridad ubicado en El Trapiche, está tallado el suelo con hojas que contienen escrito el nombre de estas empresas. Entrar en uno de esos parques, es como cruzar una puerta a un mundo paralelo, a la Honduras de allá; la gente se ríe y saca sus celulares para utilizar el WiFi del Pueblo, se quedan hablando hasta más allá de las 6 de la tarde. Aunque las luces impiden ver con claridad las calles afuera, se percibe que están vacías, las pocas personas que las transitan van casi corriendo.

Josué Cáceres, 18 años, skater de la colonia Nueva Suyapa.

Afuera del parque no se puede escapar de la realidad de violencia en el país, Fredy lo sabe, tiene 54 años y es el abuelo de un niño de seis a quien lleva dos veces por semana, cuenta que viven en la colonia San Miguel donde no tienen ningún espacio que su nieto pueda disfrutar. Fredy se siente seguro dentro, pero sabe que al pisar la línea que divide el parque de la calle se encontrará en riesgo de nuevo «usted sabe, yo tengo que tomar el transporte público y ya ahí hay que ir con mucho recelo».

Aunque a Fredy nunca le sucedió nada en el camino del parque a su casa. La historia no es la misma en el caso de Josué Cáceres, un joven skater de 18 años que visita casi a diario las instalaciones para utilizar su rampa «Una vez me asaltaron ahí arriba» y señala un puente que se encuentra justo al lado del parque, son las 8 de la noche y nadie transita por ahí «Yo venía saliendo de aquí como a eso de las 9 de la noche e iba solo, miré que un man salió de un hueco de ahí y se sacó un cuchillo, andaba con otro man que supuestamente cargaba una pistola. Sólo me dijeron “dame todo lo que andas” y pues yo sólo andaba 50 pesos», Josué se ríe con nervios, sabe que podría no estar contando esta historia.

Josué me cuenta que su sueño frustrado es ser skater profesional, sabe que en Honduras la vida mejor no apoya esta clase de deportes, por eso estudiará marketing en la universidad. Mientras tanto, vive a diario la estigmatización de la sociedad por su manera de vestir y su patineta, incluso en el parque la sufre por parte de los efectivos de la Policía Militar quiénes los registran porque dicen que fuman marihuana «Obviamente son unos basuras con nosotros, una vez sólo porque estaba patinando en este mismo parque sin camisa, me llevaron a mí y a tres amigos más a hacer culucas. Ahora ya no molestan como antes. Sólo se van a alguna esquina a fumarse algún cigarro y escuchar música, no nos dicen nada».

En el parque normalmente hay seis efectivos de la Policía Militar, ese día solo hay dos, uno de ellos se acerca a un par de jóvenes, las únicas mujeres entre 20-25 años en toda la instalación, llevan media hora de estar aquí y se han movido a varios lugares. Se sientan en una mesa y su conversación se apaga cuando llega el militar, no se escucha qué les dice primero, pero se ven claramente incómodas, una se atreve y suelta «usted debería estar allá» señala la puerta, bastante lejos de dónde él se encuentra ahora, «uno conoce sus límites» le responde, pasan un par de minutos antes de que las deje, las muchachas de inmediato dejan las instalaciones, y el policía militar vuelve a su teléfono, quizá a revisar su perfil de facebook.

Mientras unas mujeres son acosadas, otras se reúnen a ejercitarse en una cancha, en su mayoría son madres acompañadas de sus hijos, enfrente las guía un muchacho con la camisa del Honduras Actívate, su nombre es Alejandro Valeriano, cuenta que bailan y hacen aeróbicos todos los días de cinco a seis de la tarde, lo hacen con canciones de Maluma, Romeo Santos y electrónicas que elige él.

Alejandro Valeriano, Instructor de Zumba en Honduras Activate. Foto: Martín Cálix.

Alejandro, el instructor, comenta que el programa busca mejorar el estado de ánimo y la salud de las personas, entró hace un par de meses «como cualquier trabajo, uno ve anuncios y lleva sus papeles, luego espera la selección».

Jeaneth asiste todos los días a las jornadas de ejercicio, se acerca con la curiosidad de saber para qué medio les tomaron fotografías porque dice que no le gusta hacerle publicidad al Presidente, señala alrededor y sonríe, «esto es pura paja, ni con esto lo queremos. ¡Ja! Yo asistía a las manifestaciones el año pasado, soy del Hato. Vengo acá porque si Juan Orlando ya me ha robado de todo, pues al menos que también me robe la grasa», se ríe, pero de inmediato se pone seria a la vez que agarra su mochila con las manos.

Jeaneth lo sabe, al final mujeres como ella, Lesly y Julia Esmeralda son la excusa perfecta que tiene el gobierno de Juan Orlando Hernández para inventarse programas sociales que por un lado, les deja una imagen de altruismo y dedicación con los más necesitados, pero por otro les permite usar los fondos de forma poco transparente con el fin de que la vida mejor sí llegue, pero no para los pobres.

Fotos: Martín Cálix

Edición: Jennifer Avila

Si hay un preso político, ferviente activista y líder comunitario, ése es Edwin Espinal.

Algo pasó en el golpe de Estado que lo cambió, dice su hermana menor Mirna, algo hizo que Edwin se indignara tanto que convirtiera la calle, la lucha popular, en su trinchera más importante. Esa trinchera ha hecho que ahora su familia sufra su ausencia. Edwin está preso en una cárcel de máxima seguridad acusado de incendio agravado y otros daños en perjuicio del Hotel Marriot de Tegucigalpa. Por el mismo caso, Raúl Álvarez guarda prisión en la Tolva, la misma cárcel donde se encuentra Edwin. Ambos tienen más que esa protesta del 12 de enero de 2018 en común: fueron blancos de la Policía Nacional anteriormente.

Edwin creció en un barrio conflictivo de Tegucigalpa, la colonia Flor del Campo. De allí, tuvo que emigrar para poder construir la casa a su madre y aportar a la economía familiar. Edwin vivió seis años en Estados Unidos, trabajando día y noche para ayudar a su familia y cuando cumplió la meta regresó a Honduras, apenas a un año del golpe de Estado.

«La situación era caótica, en ese momento nos preocupamos por su salud pero sabemos que él tiene convicción. Él no estaba allí para ganarse méritos con los políticos, lo hacía por vocación, por ayudar al prójimo, el ve la situación del país, cómo ha empeorado», cuenta Mirna.

Edwin perdió a su novia Wendy Ávila quien murió en una represión en las afueras de la Embajada de Brasil durante las protestas contra el golpe de Estado y donde Manuel Zelaya se refugiaba después de ser derrocado. Edwin fue  un fiel militante del Frente Nacional de Resistencia Popular. Allí encontró de nuevo el arraigo tras su regreso de un país ajeno.

Hermanas de Edwin Espinal. Foto: Martín Cálix.

Edwin no les contaba mucho a sus hermanas Delmis y Mirna. Su pareja  actual, Karen Spring, cuenta que en el caso de Edwin existe una persecución directa  por parte de la Policía contra él. En 2010 Edwin fue retenido por 5 policías quienes le aplicaron gas pimienta y shocks eléctricos para pedirle información y amedrentarlo por ser seguidor de Manuel Zelaya. Edwin había sido testigo de un asesinato extrajudicial de la Policía en 2009 y eso le trajo problemas. Él denunció a esos policías y cada semana llegaban  a amenazarlo, cuenta Spring.

Después, en 2013 la familia de Edwin tuvo que mudarse de casa. A pesar que la colonia Flor del Campo tiene control de maras y pandillas, a los vecinos no les han cobrado extorsión, sin embargo a ellos los llamaban para pedir el famoso «impuesto de guerra». Pero el lenguaje y la forma de hacerlo les hizo sospechar que era la policía, aún así denunciaron y al momento en que huían de la casa, la Policía en lugar de resguardarlos los hostigó para que les mostraran sus cosas personales.

«Estábamos afuera de la casa. Ellos (los policías) rompieron portones, llavines, puertas, hicieron muchos daños a la propiedad» narra Mirna a lo que Delmis agrega: «me imagino que esto era de la misma persecución a la familia, porque él también se opuso a la construcción del campo de fútbol porque ahora es privado. Estar fuera de la casa fue horrible, pensábamos que podía ser tomada por mareros, había un tiempo en que las casas se dejaban solas y ellos se adueñaban de las casas», explica.

A Edwin no le daba miedo, incluso puso una bandera del Frente Nacional de Resistencia Popular en su casa. Estaba bien identificado.

Es que Edwin estaba involucrado en varias luchas y en su barrio lideraba la resistencia contra la privatización del campo de fútbol en la administración de Ricardo Álvarez como alcalde y Porfirio Lobo Sosa como presidente.

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En el tiempo en que Edwin sufría persecución policial, Raúl era  policía.  Ambos estaban en bandos contrarios, hoy comparten celda en La Tolva y se les llama por igual: «presos políticos».

La familia de Raúl es de San Marcos de Colón en Choluteca, al sur del país, y migró a la capital para buscar oportunidades. «Así somos los seres humanos, siempre nos movemos para buscar mejores condiciones y resulta que nos encontramos con lo peorcito», dice Jeaneth, su tía. Ella desprecia el barrio donde vive en Tegucigalpa, está muy incómoda con su condición de pobreza moderada.

«Yo les decía que andar allí en la calle era peligroso, este país es complicado usted». Dice Jeaneth, su hijo y su sobrino Raúl salían a manifestarse tras las protestas post electorales, como mucha gente de su barrio, la Venezuela. Y Raúl tenía razones personales también, había sido depurado de la Policía Nacional hace un año aunque con la promesa de regresar a sus funciones.

Desde 2016 hasta la fecha se han depurado 4445 policías de distintos rangos, sin embargo este proceso ha sido cuestionado porque no ha bajado el nivel de colusión de las autoridades policiales con el crimen organizado, además de que los policías depurados quedan despedidos pero libres sin procesos judiciales por sus faltas.

El abogado Benedicto Santos, coordinador de la red de solidaridad con los presos políticos conoce el caso de Raúl y asegura que es muy complicado por su condición de policía depurado. Varios oficiales en esa categoría rodeaban a los liderazgos de la Alianza durante la crisis, el caso de Henry Osorto Canales, subcomisionado de policía depurado es el más relevante.

«Raúl lideraba las tomas en la Centroamérica Oeste y ahora está acusado por daños agravados e incendio agravado contra grupo Intur y el Hotel Marriot. Por acumulación pueden ser de 6 a 12 años de prisión lo que le esperan», explica el abogado Santos, sin embargo ya lograron extinguir el peor de los delitos: tentativa de asesinato contra más de 100 huéspedes del hotel en aquella protesta antes de la toma de posesión del presidente Juan Orlando Hernández.

Reporte de Diario La Tribuna. Foto: Martín Cálix.

El caso de Edwin y Raúl lo ve un juez de jurisdicción nacional, Claudio Aguilar, hijo del magistrado suplente Sixto Aguilar. El juez Claudio Aguilar tiene ya varias denuncias por prevaricato y por atrasar procesos de apelación en la Corte, también ha sido señalado por el periódico digital Confidencial, propiedad de David Romero, como un juez nacionalista.

Pero la mayor evidencia de que el juez Aguilar tiene la práctica de engavetar las apelaciones es que el caso de Edwin y Raúl está en apelación y no avanza en los tiempos que debería. Mientras tanto, ni la revisión de medidas ayudó a Edwin a salir de la Tolva para defenderse en libertad.

Karen Spring,  visitó a Edwin con un carnet de visita especial hace unos meses y lo notó con bajo peso. «No les dan suficiente comida, no hay agua y sólo les llega por 10 minutos. La Tolva y El Pozo están bajo control militar y eso cambia la dinámica, no son centros penales civiles», explicó.

Karen tiene 9 años de vivir en Honduras, ya tiene una familia. Sin embargo, después de las visitas a La Tolva, a Karen le pusieron una alerta migratoria y desde que salió a inicios de año de Honduras, no ha podido regresar con el temor de ser deportada del país.

Edwin estaba muy susceptible a la crisis política de 2017. En 2009 perdió a su novia, despertó como dice su hermana, pero en 2015 vivió algo más dramático. Justo en el momento en que se destapa el desfalco millonario del Instituto Hondureño de Seguridad Social, su madre muere de un problema en el corazón mientras era atendida en el IHSS.

«Mire, en esa cuenta de víctimas del IHSS iba mi mamá, porque ni sabemos si los medicamentos que le daban eran de harina», agrega Mirna. En ese momento cuando las calles se inundaban de indignación, el sistema de salud mostraba su verdadera cara, la cara de la precariedad y la corrupción. Ese dolor y esa indigncióin se acumularon en las elecciones pasadas, en una gran masa de jóvenes, pero sobre todo en personas como Edwin que se reconocían como víctimas directas a pesar que no se sabe a ciencia cierta cuántas víctimas dejó el desfalco.


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Jeaneth Lagos es comerciante, es perito mercantil pero como no hay trabajo entonces vende cosas. Está recolectando todos los papeles que le piden para tener el carnet de visita en la cárcel. Es la única de la familia de Raúl que intenta hacerlo. «Él me ha dicho por teléfono que él perdió todo por andar en las protestas, perdió a su mamá porque a raíz que él cayó preso su madre enfermó y se regresó al pueblo, perdió a su hijo, porque su esposa estaba embarazada y tuvo un aborto espontáneo, y a su esposa de quien no sabe nada», relata Jeaneth.

«El abogado dice que todos son presos políticos por terrorismo. Lo que yo sé es que Raúl está bien mal, está amarillo, no come, ha perdido peso, en tres meses ha perdido como 30 libras, bien delgadito», cuenta la tía. Raúl apenas tiene 25 años y es el menor de los hijos de su hermana.
Raúl estudió en el colegio, nunca había pensado en migrar a Estados Unidos pero ahora su tía dice que si él llegara a salir, simplemente lo mejor es que pida asilo en el norte.


Jeaneth Lagos, tía de Raúl. Foto: Martín Cálix

«Yo no le voy a mentir que no anduve en las protestas del barrio, casi todo el barrio iba, íbamos con las amistades, ahora están callados, no dicen nada, uno no entiende, los que  dicen una cosa hoy mañana dicen otra, aquí montón de gente aceptó que le pusieran su techito y la gente se conforma con nada, allí están contentos y calladitos, la pobreza hace cualquier cosa, por una bolsa solidaria o un techito la gente cambia.

Este gobierno ya todos lo conocemos, es el mismo anterior, no podemos esperar cambio cuando es el mismo Presidente de hace 4 años. No me gusta opinar sobre política y religión porque es peligroso, mire Raulito, pobre, a él nadie lo conoce, él se va colado con Edwin», cuenta Jeaneth, mientras muestra las fotografías de Raúl cuando era policía, cuando se graduó del colegio, selfies y demás.

Tanto Jeaneth como las hermanas de Edwin no conocen bien cómo va el caso, pero agradecen el acompañamiento del Comité de Familiares de Desaparecidos de Honduras (Cofadeh) que se ha encargado de la defensa de los casos.

El relator de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Michel Forst, visitó Honduras hace una semana y mostró preocupación por la situación de los derechos humanos pero no se refirió a cómo esta situación se ha agravado tras la crisis política, con denuncias graves como vejámenes realizados contra personas presas por diversos actos en las protestas, contra los presos políticos que ni siquiera son aceptados por el Estado.

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Mirna y Delmis hablan mientras la sala de su casa en la que conversamos con ellas es rondada en todo momento por las sobrinas de Edwin, sólo escuchan su nombre y una rompe a llorar. Edwin no se había separado de ellas, la mayor de sus sobrinas nació durante el golpe de Estado y quizá por eso también él no quiso regresar a Estados Unidos. «Las consecuencias de esa militancia para todos y para él han sido grandes», dice Delmis con cierta serenidad, mientras todo el ambiente se rompe con el llanto de las niñas.

«Aquí ya nadie quiere protestar. Una noche del toque de queda aquí varios jóvenes fueron detenidos, uno apareció al día siguiente muerto en una calle cercana aquí. Nadie quiere acabar muerto o preso, por eso ya ni el cacerolazo se oye», dice Mirna como extrañando el sonido de las cacerolas, o la emoción de salir a las calles a manifestarse.

Texto de Jennifer Avila, parte del libro Hay jueces en Berlín, producido por el ERIC y Radio Progreso editado en junio de 2017.

Yassmín Barrios tiene una bicicleta abandonada. Una sentencia que dictó como jueza en 2001 le modificó la vida a esta mujer guatemalteca, reconocida en todo el mundo por ser implacable en la aplicación de justicia. Antes salía a dar paseos, ahora se conforma con una bicicleta estacionaria para recrearse. Hoy sale escoltada, en carro blindado y usa chaleco antibalas cuando se lo indican. Su trabajo la hace estar cerca de la muerte, “es en el derecho penal donde está la parte humana más visible, la de más dolor y donde se encuentran los valores esenciales de las personas”, dice con su voz dulce, esta jueza, en ésta, otra de tantas entrevistas que ha contestado.

–Me describo muy humana, sensible, eminentemente profesional, y me gusta trabajar en la justicia.

Doctora en Derecho por la Universidad Mariano Gálvez. Abogada y Notaria Pública de Guatemala, con un periodo de ejercicio de seis años. Ha sido Juez de Sentencia Penal por 20 años consecutivos y Presidenta del Tribunal primero A de Mayor Riesgo de Guatemala. Siempre le gustó hablar de la justicia, y por muchos años la inculcó en la escuela donde daba clases. Yassmín Barrios es primero, maestra de educación primaria.

De eso trabajaba cuando estudió en la universidad, en contra de sus deseos, la carrera de derecho. Barrios quería ser ingeniera, le gusta la matemática pura, es más exacta. Pero tenía que trabajar y estudiar al mismo tiempo para sostenerse y la carrera de derecho le daba esa oportunidad.

Sin embargo, esta mujer no se arrepiente de nada. Amó siempre dar clases, incluso siguió haciéndolo unos años después de graduarse de abogada, amaba a sus niños y sobretodo le alegraba saber que podía enseñar la justicia.

–La justicia es dar a cada quien lo que le corresponde. La justicia es un valor esencial dentro de una sociedad y todos estamos llamados a practicar justicia en las actividades que realizamos a diario.

Yassmín Barrios se convirtió en una jueza reconocida en todo el mundo por dictar una sentencia contra un expresidente acusado de genocidio en Guatemala. Ella ya no solamente enseña justicia, la dicta.

–Como es parte de nuestro trabajo en el organismo judicial, porque es un sistema de administración de justicia, entonces tenemos que dar un servicio a la colectividad.

Barrios dice que su trabajo es como cualquier otro. En la oficina, aunque lleve ese gran rótulo “De Mayor Riesgo”, intentan llevar una vida normal. Incluso celebran cumpleaños y se solidarizan como compañeros, cuenta riendo.

Afuera de la oficina hay dos hombres armados, son amables y no llevan uniformes. Tratan de quitarle el drama y el misterio típico que se le puede poner a una oficina con ese nombre o a un trabajo tan riesgoso como el de hacer justicia en un país violento.

Es difícil preguntar a Yassmín Barrios y esperar que diga algo que no haya dicho ya, o pensar que se le puede incomodar o molestar. Es una mujer muy serena, termina siempre con una sonrisa, es calma y la trasmite. Cuesta romper esa cortina, entrar a conocer la mujer.

–Me gusta leer, aparte de las leyes, me gusta leer novelas clásicas, leer temas de actualidad, otro tipo de literaturas diferente a los temas de abogado, aprender de otras disciplinas que creo que son importantes para la vida, –responde a la pregunta obvia de entrada–, también me gusta cantar, me gusta andar en bicicleta pero por cuestiones de trabajo no puedo salir a la calle. Hubo un tiempo en el que practiqué gimnasia, me gusta bailar aunque sea en mi propia casa.

En su oficina hay reconocimientos, premios, fotografías con personajes destacados a nivel internacional. Tiene una fotografía con Michelle Obama, ex primera dama de Estados Unidos. Ella me los muestra, dice que está muy agradecida. Le pregunto si está orgullosa, y ella dice que no le gusta ese término.

-Orgullosa en sí, yo no creo, tal vez no me gustaría la cuestión de sentirme orgullosa. Sí sentirme contenta, tranquila y satisfecha el tener vida y poder ayudar a los demás. No me gusta mucho la idea de orgullo.

Barrios fue galardonada en 2014 con el premio International Women of Courage (Mujer Internacional de Valentía) por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América; en 2013, con el Premio Derechos Humanos por el Consejo General de la Abogacía Española y en 2015, el Programa Cívico Permanente del Banco Industrial le dio un homenaje por su trayectoria.

“Son alegrías que da el trabajo”, dice Barrios.

–Uno de mis compañeros de facultad me decía: “Yassmín, tú vas a llegar a ser juez”, pero la verdad yo nunca me lo tomé en serio. Ni siquiera pensé sobre la idea, simplemente a mis compañeras les gustaba que les explicara y sacaba, gracias a Dios, buenas notas, entonces estudiaban en mis notas diarias, sacaban fotocopias y les gustaba que les explicara si no entendían algo.

En Guatemala se estaba implementando un nuevo Código Penal, y Barrios quien estuvo trabajando en un programa de Naciones Unidas y dando asesorías después de graduarse, quería aprender más sobre el mismo. Por eso tomó la capacitación que se estaba dando para ingresar al sistema de justicia.

–Vi la prensa y me enteré que había una posición para el cargo de jueces y que las capacitaciones las estaban dando profesores internacionales de muy alta capacidad, entonces me interesó para promoverme y para tener más conocimientos en el área penal, inicialmente no era la idea quedarme.

Pero se quedó y ha hecho historia.

La sentencia que le cambió la vida

En 2001 llegó al escritorio del Tribunal A de Mayor Riesgo presidido por Yassmín Barrios, el caso de asesinato de monseñor Juan Gerardi Conedera (1998), los acusados eran los militares Byron Lima Oliva y su hijo el coronel Byron Lima Estrada. Este fue un notable avance en el sistema de justicia.

Dos años había pasado la fiscalía investigando este caso por vías erróneas debido a la implicación que tenía. Monseñor Juan Gerardi fue asesinado a golpes un día después de presentar el informe “Guatemala: nunca más”, fruto del Proyecto Interdiocesano de «Recupe­ra­ción de la Memo­ria Histórica» (REMHI) para contar lo que pasó en Guatemala durante el conflicto armado. Cuatro tomos de testimonios sobre las terribles violaciones de derechos huma­nos producidos por la represión militar.

Durante dos años la fiscalía investigaba dos hipótesis: 1. El crimen pasional 2. El ataque de un perro.

Cuando se abrió el juicio contra los Lima, se abrió un nuevo capítulo en Guatemala. Barrios asegura que este caso le modificó su vida, pero también mostró que la justicia se estaba imponiendo en su país.

Un día antes de la fecha fijada para la apertura del juicio oral sobre el asesinato del obispo Gerardi, unos desconocidos arrojaron dos granadas contra la casa de la jueza quien estaba con su madre. Barrios agradece a Dios por la vida, casi las matan ese día. Se niega a dar detalles y mencionar a su madre, ella prefiere seguir agradeciendo a Dios que aún están vivas y que eso no la detuvo. El juicio duró dos meses y medio y a pesar del peligro y las amenazas, se dio la sentencia condenatoria. Barrios tenía esperanza y el pueblo guatemalteco también.

–Todas las sentencias son importantes pero creo que la que más ha influido fue el caso Gerardi porque sufrí un ataque con granadas de fragmentación en mi casa y eso conllevó a que me custodiaran, me conllevó a la pérdida de la libertad. Antes andaba sola, manejaba mi carro, venía de un lugar a otro, pero a partir de eso me vi en la necesidad de aceptar que me cuidaran y me custodiaran. El caso llegó al tribunal donde yo estaba trabajando, como parte del trabajo normal.

A pesar que la sentencia fue anulada en 2002 por la Sala de Apelaciones por “deficiente valoración de la prueba”, la sentencia rompió con la impunidad absoluta de la élite militar tan poderosa en Guatemala, a pesar de tener siempre un poder muy arraigado al Estado. Barrios presidió ese tribunal que dictó 30 años de cárcel a un capitán y a un coronel –un hecho histórico–  por un crimen que destapaba algo más: la responsabilidad de la clase política y militar en crímenes de lesa humanidad durante el conflicto armado, o quizá algo más: que Guatemala aún no estaba en paz, producto de la impunidad.

–Por esta sentencia hubo cambios en la justicia; objetividad, transparencia, honradez de los funcionarios, de mis compañeros jueces y yo que dictamos la sentencia, es decir una nueva generación de jueces surgió.

Barrios dice que Guatemala ha demostrado que puede juzgar en sus tribunales crímenes de cualquier grado sin importar la figura que represente el acusado. Al escritorio de esta mujer siguieron llegando casos de militares implicados, por eso la han catalogado de “implacable verduga de militares” en algunos medios de comunicación, a su favor y en su contra. El caso Mack (el asesinato de una antropóloga en 1990 a manos de militares) o el caso Sepur Zarco en que militares esclavizaron sexualmente a mujeres indígenas en esa finca. O el más prominente, el caso por genocidio cometido contra el pueblo Ixil con el ex presidente Efraín Ríos Montt como supuesto culpable. También ha juzgado casos de narcotráfico, secuestros y el asesinato del trovador Facundo Cabral.

–Se dice últimamente que del año pasado para acá cambió el sistema de justicia. Posiblemente ha crecido más pero los cambios se iniciaron desde antes, se han juzgado muchísimos casos importantes.

Desde las granadas hasta ahora, las amenazas siguen y han variado. Cuenta que un día, ella andaba de compras muy tranquila, cuando llegó a su casa, sus amigas la habían estado llamando por teléfono, ella no entendía la urgencia por localizarla, le preguntaban cómo andaba vestida y si estaba bien. Mientras ella estuvo en la calle unos hombres le daban persecución para matarla. Eso le dijeron del Ministerio Público donde gracias a una intervención telefónica pudieron saber y protegerla a tiempo. En ese momento Barrios estaba conociendo un caso de una estructura criminal que luego fue condenada. La violencia y el ejercicio de la justicia son inseparables.

Cuando habla de violencia también recuerda un atentado que ocurrió en el mismo palacio de justicia. Barrios estaba en el estacionamiento llegando a su lugar de trabajo cuando comenzó un tiroteo, un recluso en juicio comenzó a disparar enfrentado con otra persona, Barrios y otros compañeros estaban allí y tuvieron que esconderse para no ser asesinados. Esa experiencia la recuerda mucho, estuvo cerca de la muerte, agradece a Dios por estar viva y dice que sin embargo, las cosas no son tan malas como antes.

Durante el juicio por genocidio, Barrios fue atacada, pero esta vez no físicamente. Fue y sigue siendo acosada, cuestionada por el hecho de ser mujer, señalada de poco profesional y de ser parcial al momento de dictar sentencia. Es tildada de incapaz de dictar una sentencia imparcial y asegura que es por eso que sus sentencias son anuladas en la Sala de Apelaciones. Esa es la violencia a la que ella ahora se enfrenta más a menudo.

El impacto de sus sentencias también le ha costado a Barrios que casi pierda sus títulos y su puesto.

Independencia judicial

–Han pasado muchos años y en diferentes momentos el sistema no ha respondido a esas demandas de justicia que tiene la sociedad, entonces quienes trabajamos como jueces estamos llamados a través de nuestro trabajo, nuestras resoluciones diarias y audiencias que tenemos a devolver esa credibilidad a la gente y que llegue a respetar nuevamente a sus jueces y autoridades y crea en el trabajo que se hace.

Es común en Centroamérica escuchar de la gente decir que no cree en el sistema de justicia, que la diosa Temis inclina su balanza según intereses de quienes tienen el poder. El poder se garantiza con impunidad y eso ocurre en el triángulo norte, una región pequeña pero sangrienta. En Guatemala, a pesar de los avances mencionados por la jueza Barrios y el funcionamiento de una Comisión Internacional contra la impunidad, aún existen altos índices de violencia y un 90% de impunidad sigue oscureciendo el panorama en este país.  A pesar de eso, Barrios es optimista.

–Yo creo que siempre se trabaja porque la credibilidad empieza por uno mismo y desde ahí trasciende hacia los demás espacios.

La población tiene derecho a saber la verdad de lo que pasó, de lo que sigue sucediendo, Barrios ha tomado esto como un llamado.

–La justicia en Guatemala pasa por muchas esferas, el mantener el Estado de derecho pasa por la emisión de resoluciones judiciales apegadas a la ley, al respeto, a los derechos humanos, a los tratados y convenciones de derechos humanos. También pasa por dar esa objetividad, esa transparencia para que las personas puedan confiar en el trabajo que se está realizando.

También ese fortalecimiento del Estado de derecho pasa por capacitación, por procesos de selección de los jueces de manera objetiva, personas preparadas en estudio del Derecho, en este caso abogados y notarios, pero también que se tenga honradez, rectitud a la hora de aplicar la ley. Entonces diría que no solamente es cuestión de dominar las leyes y el derecho, sino tener una actitud también de servicio.  Juzgar sin privilegios de ninguna naturaleza, el juez no puede ser obediente a cualquier tipo de injerencia a nivel interno o externo, sino juzgar en apego a la ley y a las pruebas que se le presenten.

Mantenernos actualizados porque la sociedad evoluciona entonces nosotros también tenemos que evolucionar al compás de esa sociedad.

Pero en la otra parte que es fundamental, la independencia, los jueces representamos la soberanía del pueblo de Guatemala porque la soberanía radica en el pueblo y el pueblo la delega en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Cuando dictamos sentencias juramos en nombre del pueblo, de la República de Guatemala, entonces en este momento nosotros estamos ejerciendo esa soberanía, esa potestad para juzgar en nombre de ese poder, eso es importantísimo.

La justicia debe ser horizontal, asegura Barrios, todos los jueces son importantes, tanto el juez de paz como el de instancia, o un juez de sentencia como un magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Y a todos los debe poner en común su propia independencia. Y es una dualidad, ya que es su derecho ser independientes, pero también su obligación.

–Nuestras decisiones tienen que ser sumamente independientes, apegadas únicamente a la ley, a los tratados sobre derechos humanos y a las pruebas que se producen, eso significa que no podemos permitir que una persona quiera interferir el trabajo que estamos realizando; ni el Poder Ejecutivo, ni el Poder Legislativo pueden intervenir en el trabajo que realizamos los jueces porque es nuestro derecho ser independientes pero también es derecho de la ciudadanía y eso es primero.

También los propios ciudadanos están llamados a pedir que sus jueces sean independientes, tienen ese derecho a exigir. Yo creo que cada vez más los ciudadanos están despertando, tenemos una democracia incipiente pero ya existe esa capacidad de poder discernir.

Pero en Guatemala, defender la independencia judicial y ejercerla es peligroso. Pasa por amenazas, persecución, destituciones.

–No es una materia que hemos alcanzado pero no podemos quedarnos quietos esperando a que todo siga, no, me parece que debe ser una constante por la cual tenemos que seguir luchando y tenemos claro que existe un derecho, una obligación pero que no es algo ya listo para quedarse, tenemos que seguir luchando por ello.

Y Barrios ha sido independiente. En los últimos años ha juzgado casos de asesinatos plagios o secuestros, el caso de niñas decapitadas en Zacatepec, narcotráfico, estructuras criminales, delincuencia organizada, también casos de justicia transicional como la masacre de las dos erres (perpetrada por militares y fuerza élite de Guatemala en el gobierno de Efraín Ríos Montt), plan de Sánchez, y casos institucionales como el caso Rosenbeg, también el caso de los parlamentarios salvadoreños (Eduardo D’Aubuisson, William Pichinte y José Ramón González asesinados en Ciudad Guatemala cuando iban camino al Parlacen).También desapariciones forzadas, por ejemplo, el de Edgar García que era un sindicalista que desapareció en los años de conflicto armado.

Pero el más reconocido, el juicio por genocidio que le trajo también implicaciones fuertes en su trabajo.

–Estos casos tienen importancia por varias razones, el derecho de las personas a conocer la verdad, a evitar la repetición de hechos de la misma naturaleza y también a exigir la reparación para las víctimas, la reparación digna.

Los casos de justicia transicional sirven para que las personas en el caso de Guatemala conozcan la historia reciente de nuestro país, los niños, los jóvenes puedan conocer qué es lo que pasó durante esos años y también formarse una conciencia crítica.

Por otra parte, reparar a las víctimas porque sabemos que los daños muy difícilmente regresan a su mismo lugar, sin embargo, el hecho de hacer justicia le sirve como un proceso de catarsis para dar a conocer lo que les ocurrió y de alguna medida tratar de sanar sus heridas. Lograr un tratamiento de carácter físico, psicológico y en algunos casos una remuneración de carácter económico cuando lo piden porque muchos no lo solicitan y tratamiento terapéutico, hay otro tipo de reparaciones, por ejemplo, mandar a hacer un monumento para resaltar el papel de las víctimas, el escribir un libro, incluirlo en los libros de texto lo relativo a lo que han pasado las personas.

En el caso del Sepur Zarco se incluyó en la sentencia la realización de un libro sobre lo que les pasó a estas mujeres en los diferentes idiomas mayenses del país, también se ordenó que se construyeran escuelas y un instituto de enseñanza básica en esas comunidades para que las niñas y niños puedan recibir educación, la construcción de un hospital que cuente con lo básico para poder atender a las personas de la localidad, también se ordenó que las personas del ejército reciban cursos sobre derechos humanos y especialmente de no violencia contra las mujeres, una perspectiva de género, es decir que tratamos de dar en la medida de lo posible una reparación integral.

Juicio por genocidio

El Código Penal de Guatemala que data de 1973 establece el delito de genocidio de la siguiente manera:

 

Comete delito de genocidio quien, con el propósito de destruir total o  parcialmente un grupo nacional, étnico o religioso, efectuare cualquiera de los siguientes hechos:

1o. Muerte de miembros del grupo.

2o. Lesión que afecte gravemente la integridad física o mental de miembros del grupo.

3o. Sometimiento del grupo o de miembros del mismo, a condiciones de existencia que pueda producir su destrucción física, total o parcial.

4o. Desplazamiento compulsivo de niños o adultos del grupo, a otro grupo.

5o. Medidas destinadas a esterilizar a miembros del grupo o de cualquiera otra manera impedir su reproducción.

El responsable de genocidio será sancionado con prisión de 30 a 50 años.

 

También incluye los delitos de instigación al genocidio y delitos contra los deberes de la humanidad.

El caso de genocidio entró como un caso más al tribunal presidido por la jueza Barrios. Pero desde el inicio comenzaron con un ataque sistemático contra el tribunal antes, durante y después del debate y especialmente contra Barrios, ella cree que es posible que su condición de mujer la puso en esta condición ante quienes defendían a los acusados. Sigue siendo evidente que a pesar de la fuerza, la preparación y el poder de las mujeres en muchos ámbitos, su género las pone en una posición de vulnerabilidad y los ataques, desde lo absurdo hasta lo amenazante, ratifican el machismo que sigue sosteniendo el sistema de inequidad actual.

–Guatemala es un país todavía de orden patriarcal o machista si se quiere decir en otras palabras y otra connotación, entonces el hecho de ser una mujer la que presidió el tribunal también dio apertura para estar siendo constantemente atacado.

Barrios prefiere no entrar en detalles de los ataques, porque a pesar de los mismos, nada cambió su entereza al dictar sentencia.

–Dimos a toda la colectividad el mensaje de cordura, transparencia, de objetividad, de perseverancia, de tolerancia, porque si se revisan todas las audiencias se verá que el tribunal se mantuvo siempre con la educación y respeto hacia todos los sujetos procesales, los ataques vinieron en ese momento de los abogados de los acusados pero nosotros mantuvimos la altura. Dimos a conocer que sí somos jueces capaces con pocos recursos humanos y materiales llevamos a cabo el debate, pusimos todo nuestro esfuerzo los tres jueces.

Este juicio, a nivel internacional fue contado de una forma, pero dentro de Guatemala demostró, además de la fortaleza del sistema de justicia, la polarización de la sociedad. Barrios fue aplaudida por unos y acusada por otros de ser una jueza apoyada por la guerrilla, con un sesgo contra los militares, e incluso, el embajador de Estados Unidos en ese momento que se mostró desde el inicio con su respaldo al tribunal en el proceso, fue acusado de ser pro-guerrilla. La reconciliación en Guatemala no ha llegado, las heridas siguen abiertas y eso hizo aún más grande el impacto de la sentencia contra Efraín Ríos Montt, el presidente cristiano-militar acusado de genocidio contra la comunidad Ixil.

–A nivel nacional y no voy a decir todos porque no todos fueron así pero una gran cantidad de medios de comunicación guatemaltecos en ese momento estuvieron mediatizando y no daban a conocer las noticias en forma completa tal como estaba ocurriendo en la sala de audiencia, por fortuna se contó con la riqueza humana y procesal de los medios de comunicación de carácter extranjero que vinieron a constituir una fortaleza y dar a conocer lo que estaba ocurriendo en la sala de audiencia donde siempre se respetó todos los derechos y garantías de los acusados.

Yo respeto muchísimo a los medios de comunicación, siempre he dicho que es el cuarto poder dentro de un país. En el caso del debate de genocidio en algunos medios solo se daba a conocer la parte que interesaba a algunos de los acusados, sin embargo, sigo respetando los medios de comunicación y creo que la labor que ejercen es buena. Solo llamaría a la reflexión que debe darse a conocer la noticia en general para que sean las personas quienes se formen su propio criterio.

La sentencia se dio y luego fue anulada y eso puede leerse de muchas maneras, ¿hay injerencia en las otras salas de la Corte? ¿existen presiones externas? ¿sigue estando el poder de las Fuerzas Armadas por encima de la justicia? ¿realmente la sentencia estuvo parcializada?

–Yo creo que un gran conglomerado ha leído la sentencia y yo creo que cada persona se hace su propio criterio, al leerla pueda entenderla muy bien y al estar en la sala de debate podían sacar sus propias percepciones y arribar a sus propias conclusiones.

Lamentablemente hay sectores que se sintieron impresionados o pensaron que en algún momento se iba a llegar a estudiar o aplicar para otras personas u otros casos y en realidad nosotros solo estábamos juzgando a dos personas: al sujeto A y al sujeto B. Entonces ese es el marco legal dentro del cual nosotros estábamos juzgando, me imagino que algunas personas tal vez se sintieron atemorizadas o intimidadas por el debate que se estaba realizando, pero en realidad nosotros solo estábamos juzgando a dos personas entonces no íbamos para más. Las pruebas que se aportaron determinaron la participación de uno y la absolución de otro, creo que fue una gran equivocación que atacaran la sentencia en esa forma.

La resolución de la Corte Constitucional ordenó regresar todo lo actuado dentro del juicio a partir del 19 de abril pasado, bajo el argumento de que el Tribunal Primero A de Mayor Riesgo no resolvió una recusación planteada en contra de dos miembros de esa judicatura por el abogado Francisco García Gudiel, defensor de Ríos Montt. Sin embargo, un comunicado del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) previo a esta sentencia presionando para que se diera, deja espacio para creer que hubo injerencia.

“El presidente de la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua) y directivo del CACIFMarco Augusto García, aseguró que la condena a José Efraín Ríos Montt se dio debido a la presión internacional y que por ello, el máximo órgano del sector empresarial organizado del país pide la anulación del juicio, porque, en su opinión, no hubo genocidio, y la petición no es que no haya juicio, sino que se respete el debido proceso», dijo el portal Todo Noticias de Guatemala.

En un comunicado de prensa, el sector empresarial organizado aseguró que «no se ha demostrado la intencionalidad específica del Estado por exterminar a un grupo étnico particular, además que ha quedado de manifiesto la forma en que se vulneró la legítima defensa, el principio de inocencia y retroactividad de la Ley, así como la desobediencia pública del tribunal a las resoluciones emitidas por otras instancias judiciales.”

Además, el CACIF señala que «este fallo abona a la polarización y deja una percepción muy clara de que la justicia ha sido presa del conflicto ideológico».

Barrios dice que una sentencia no puede polarizar, la sociedad ya lo está. Muchos prefieren que las heridas sigan supurando en silencio.

–La sentencia lo que vino a demostrar fue el crecimiento del sistema de justicia, la capacidad de juzgar a un alto nivel, de mantener y aplicar los estándares a nivel internacional. A pesar de que fue anulada se dio a conocer que Guatemala tiene capacidad de juzgar ese tipo de procesos en territorio nacional con jueces nacionales y aplicando ley nacional y también convenios y tratados de Derecho Internacional, es decir, que al final es una riqueza para el sistema jurídico guatemalteco.

Si una instancia como el CACIF se pronuncia de la manera que lo hizo, los medios corporativos hicieron su parte contra el proceso y un sector conservador del país lanzó campañas para decir que en Guatemala NO hubo genocidio, algo muy delicado se estaba moviendo en la estructura social, algo que va más allá del debate en tribunales. Aunque la jueza cree que hubo la percepción equivocada de que este caso implicaba más culpables, más involucrados, y no era así.

–No pudieron analizar que concretamente se trataba de un caso, nuestro derecho penal y procesal penal es objetivo, se juzga a las personas a quiénes se les ha presentado acusación, nosotros no podíamos entrar a juzgar a otras personas en aplicación de la propia ley y el principio de legalidad, por eso le digo que fue una percepción equivocada.

El derecho penal es de acto no de actor, entonces nosotros juzgamos en sí los hechos ocurridos, la responsabilidad, las acciones cometidas.

Antes del debate empezaron a presentarse acciones para que no se realizara el debate, durante el desarrollo del debate también, durante ese ínterin presentaron tres antejuicios y gran cantidad de procesos contra de los tres jueces integrantes del tribunal, después de que ya se emitió el fallo, trataron de quitarle a la jueza sus profesionales y que dejara el cargo de juez. Ella interpuso una acción de amparo y apenas el año pasado la ganó, ella dice que con ese fallo se respetó su independencia judicial.

–Me acusaron ante el colegio de abogados y el tribunal de honor del colegio de abogados en ese momento, ya ahora son nuevas autoridades. Se emitió un fallo que no era de acorde a derecho, entonces tuve que salir a luchar por mi independencia judicial, a defenderme.

Debo reconocer que sentí la compañía de la sociedad civil y la sociedad a nivel internacional, posiblemente porque este fallo fue conocido en Guatemala como en otros territorios entonces sentí la compañía de diferentes personas que sabían que estaba actuando correctamente.

Pero Yassmín Barrios dice ser una mujer muy práctica: cada caso se juzga, se da el mejor esfuerzo, pero ya emitida la sentencia, todo sigue su camino.

–En el momento que nosotros dictamos la sentencia damos a conocer qué es lo que pensamos y de ahí cada caso sigue su normalidad, el procedimiento que le corresponda, en el caso de genocidio la sentencia fue anulada por mayoría de tres votos a dos por la corte de constitucionalidad y ahora lo conoce otro tribunal entonces nosotros no tenemos que ver con el caso. Respeto la decisión de la CC pero lógicamente no la comparto, para nosotros sí existió el delito.

–¿Volvería a dictaminar la misma decisión?

–Seguro que sí, la misma prueba, la misma circunstancia, el mismo fallo.

Me sorprendió que esta mujer, con su responsabilidad y su conocimiento de la realidad dijo que no sentía miedo, lo dijo con una certeza y tranquilidad que impresiona. No parece mentir, ocultarlo. El miedo es tan humano, pero ella no lo siente. Lo dice y después cuenta que ya son 6 ocasiones en que la han intentado matar y pude ver el brillo en sus ojos que muestra algo de nostalgia, pero aún intento leer en su rostro el miedo y no puedo.

–Confío en que habrá tiempos mejores y que con el tiempo ya no haya persecución hacia los jueces que actuamos correctamente, que no haya amenazas. Actualmente somos un grupo de jueces que estamos amenazados, no tengo números para dar en este momento, pero sí estamos amenazados, sobre todo los de alto riesgo, pero eso no implica que seamos los únicos, hay más.

Después de decirme eso, le pregunté si tenía más casos, mucho trabajo.

Ella me señaló su archivero y me dijo: Esas son las sentencias que hemos dictado, de acuerdo a eso nos evalúan y determinan si seguimos o no en el sistema de justicia. Pero hace meses no me mandan casos.

Se levantó del mueble donde estábamos las dos sentadas y me mostró una carta en la que hacía saber a la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia esto, y solicitaba saber por qué no están mandando casos de un tiempo acá.

–No lo sé porque ahorita nuestra agenda va por febrero de 2017 pero ya se hizo ver en forma escrita, ya mandé la nota para que nos asignen casos, porque nuestro deseo es trabajar, nos gusta trabajar y para eso estamos.

Le pregunto si cree que es producto de injerencia y me dice que espera que no. Le pregunto si se arrepiente de algo, si a veces piensa que habría sido mejor estudiar ingeniería, y ella dice que no, se ríe, dice que está contenta con su trabajo, que la dejen trabajar que es su servicio para la sociedad y así tiene que ser.

Nadie de sus cercanos se atreve a decirle a Yassmín Barrios que se retire, que es muy peligroso, que no quieren enterrarla antes de tiempo. La respetan demasiado y saben que les dirá que es su llamado, dictar algo en lo que pocos creen, la justicia en el nombre del pueblo soberano de Guatemala

 

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Una semana y cuatro días después de salir de prisión, Johnny Salgado ahora se encierra en casa. Teme salir a la pulpería en la comunidad que lo vio crecer, Berlín –una colonia de El Progreso en la salida a Tela y donde los manifestantes interrumpían el paso al litoral atlántico durante los días de la crisis post electoral–, porque debe pasar por la posta policial, que aunque no funciona después de ser quemada en las protestas de diciembre de 2017, representa la institución que le ha dañado la vida, que lo mostró en medios de comunicación como un delincuente peligroso y que le quitó su libertad por 4 meses.

Cuando a Johnny le preguntan cómo se siente cuando le dicen preso político, se pone nervioso, dice que él nunca ha sido político, que los políticos nunca le han dado de comer y que la policía lo agarró porque les quedaba cerca, era una presa fácil. Pero Johnny sí fue a las protestas, su esposa Elena dice que ella no salió pero que cuando podía auxiliaba a las personas que huían de la policía que tiraba gases lacrimógenos y disparaba contra los manifestantes que corrían a buscar apoyo en las casas de su cuadra.

«Yo allí tenía un balde de agua y cómo no le iba a ayudar a la gente, si son humanos», dice Elena, una mujer fuerte que comienza susurrando y termina hablando acalorada, indignada.

A Johnny lo acusan de portar ilegalmente una escopeta y un escudo de la policía. En El Progreso departamento de Yoro durante las protestas que se dieron al ser nombrado Juan Orlando Hernández presidente reelecto, varios enfrentamientos entre manifestantes y policías preventivos y militares terminaron con la huida de las fuerzas policiales y manifestantes posando en fotografías con sus trofeos de guerra: escudos, botas, protectores, cascos. A los escudos les pintaban Fuera JOH.

El Progreso era estratégico para la toma de carreteras. Esta ciudad es el paso hacia el atlántico, pero también históricamente representa un punto de resistencia permanente. Durante el golpe de Estado, luego en 2015 y después con la lucha contra el peaje y la concesión vial que el presidente Hernández ha promovido, El Progreso siempre ha sido una piedra en el zapato para los gobiernos, quedó archivado en la historia hondureña del siglo XX como un lugar de resistencia ciudadana.

Jhonny muestra fotografía de su captura. Foto: Jennifer Avila

Johnny es un hombre sencillo, toda su vida fue albañil e intentó irse dos veces para Estados Unidos a trabajar allá con sus hermanas que migraron hace muchos años. Pero siempre encontró excusas para regresar, al final su vida está en esa casa que él construyó, en la cuadra donde él construyó la mayoría de las casas. En ese mismo sitio cerca de la posta policial donde él mismo trabajaba reparando cualquier cosa que se dañara. Dice que esos escudos pesan y que le acusan de andar una escopeta y uno de esos escudos «ni correr bien puedo yo», dice este hombre pequeño y corpulento.

La policía de investigación ha sido denunciada en los puntos donde hubo detenidos tras las protestas, por abuso de autoridad, por allanamientos con violencia, tratos crueles e ilegales. Cuando la policía llegó a casa de Johnny, llegó golpeando puertas. «Me dijeron: “hey vos perro salí de allí”. Tuve que abrir la puerta por miedo que me llevaran mis niños, no les bastó y me registraron la casa y todavía al llevarme no les bastó y a la vuelta me pusieron una bomba, abrieron la bomba le pusieron el tambo y el gas se esparció adentro de la casa donde había niños», continúa con su narración.

En un video tomado desde la casa de enfrente se ve cómo suben a Johnny a la paila de la patrulla de la Policía y después desde otra patrulla se bajan alrededor de 5 oficiales de policía y sigilosamente entran de nuevo al solar de Jhonny y entran a la casa que está a la par y dejan una bomba de gas. En segundos salen corriendo una mujer con una niña en brazos, otros niños gritando, llorando, ahogados por el gas.

En esa semana que apresan a Johnny, el presidente había ordenado limpiar las carreteras, habían pasado 4 días de un paro total en el norte del país, no había auto que pasara de la capital a la costa norte, a ninguno de los puertos importantes del país. Las barricadas eran duras, mucho fuego, muchachos encapuchados y en varias, personas que se quedaban atrapadas denunciaban que sucedían asaltos y actos violentos.

Hubo confusión en los hechos en que atrapan a los 8 hombres que caen presos en El Progreso, Yoro.

«Es injusto cómo nos encerraron, 8 éramos hay 7 presos todavía. Puros chavalos», cuenta Johnny quien compartió centro penal con el alcalde de Yoro, Arnaldo Urbina, nacionalista y el exalcalde de San Pedro Sula, Oscar Kilgore también nacionalista. Compartió espacio pero no condiciones. Mientras estos políticos involucrados con el crimen organizado y con actos de corrupción vivían en zonas exclusivas dentro del penal, con aire acondicionado, cocina, dándose lujos, Johnny dormía en el suelo, porque en un camarote de dos pisos, ponen al preso nuevo en el suelo, debajo del camarote, luego otro encima y uno último en el colchón de arriba. Johnny le pedía a su hijo que ya trabaja que le diera dinero para alquilar noches en la cama, que aunque le tocara dormir con otro preso en una cama unipersonal, eso era mejor que dormir en un hueco en el suelo.

Allí en el Centro Penal, Johnny conoció a los demás acusados durante las protestas. Uno de ellos, Gustavo Cáceres quien fue capturado el mismo día que él. A Gustavo lo acusan, además de portar arma ilegal de portar artefactos de guerra. Gustavo se dedicaba a vender agua en la calle y el día que lo agarran, se quedó en la calle viendo lo que pasaba, un grupo de encapuchados no dejaban que les tomaran fotografías mientras destruían semáforos y evitaban el paso hacia San Pedro Sula. Un pelotón de policía preventiva y otro de policía militar llegó a la zona a desalojar y hubo disparos, explosiones, mucho gas.

«Gustavo no debe ser completo porque él viviendo tan largo, un día que no pudo trabajar y quedarse allí es una locura», dice Jhonny. Y quizá tiene razón en que Gustavo tiene limitaciones mentales.

La madre de Gustavo, María Elena Ayala, no sabe cuántos hijos parió –6 tuviste mamá. –Le dice Justin de 11 años, el menor de sus hijos. Tampoco sabe cuántos años tiene –52 años mamá, eso tenés. –Vuelve a interrumpir el niño. Justin lleva las cuentas, ayuda en las compras y sabe que su madre tiene las limitaciones que también tiene Gustavo, uno de sus hermanos mayores. Pero a Gustavo no le han hecho un análisis psiquiátrico, bajo coacción le hicieron confesar que era de él un arma que le pusieron de frente y unas bolsas con marihuana.

Justin y María Elena, familia de Gustavo Cáceres. Foto: Martín Cálix.

Pero que Gustavo está gordito y hasta novia ha encontrado en el Centro Penal, dice una abogada defensora de derechos humanos que acompaña los casos de El Progreso. Es que en la casa diminuta donde vivía Gustavo, un cuarto con una cama, vivían 4 personas. La pobreza extrema y la violencia de su barrio, eso es peor que estar en prisión. Johnny le decía a la madre de Gustavo que no le llevara arroz y frijoles que eso comían todos los días, pero doña María Elena le lleva siempre a la prisión lo mejor que puede, arroz y frijoles hechos por ella.

Gustavo creció en la calle, nunca fue a la escuela, no pudieron comprender su deficiencia, nadie sabe realmente qué tienen él y su madre, pero no los aceptaron en la escuela. Así que Gustavo comenzó desde muy pequeño trabajando en la calle, haciendo mandados, halando cosas, cuenta su hermana Mercedes, ella habla con enojo, para el Estado Gustavo fue siempre invisible. Mercedes siente que lo engañaron al ser detenido para aceptar sus delitos,  así como lo han engañado quienes lo contrataban pagando lo que querían ya que Gustavo no sabía contar.

Johnny es el único acusado de El Progreso que ya salió en libertad condicional. Fue defendido por el abogado Merlyn Bonilla, un hombre que conoce la brutalidad policial en carne propia. Hace 5 años, su hijo Narcy Bonilla que ahora tendría 28 años, fue asesinado por 3 policías en la aldea de Agua Blanca al sur de El Progreso. Él con su tenacidad llevó a los tribunales a estos policías que al final fueron condenados, al final de 4 años de impunidad, tiempo en el que él estudió derecho para poder defenderse y poder defender a personas como Johnny. A Bonilla la crisis le hace escuela y Johnny ahora se defiende en libertad por la defensa técnica que él hizo. La fiscalía no supo qué responder ante la corte de apelaciones cuando Bonilla presentó los abusos a los que fue sometido Jhonny, uno de los más graves, haberlo obligado a firmar una declaración donde acepta los cargos aun cuando Johnny nunca fue a la escuela. Johnny tampoco sabe leer ni escribir, igual que Gustavo.

Pero con Gustavo la defensa está más atrasada y éste sigue en la prisión. La familia no sabe ni quien lo defiende, no entiende de qué lo acusan y parece que están resignados.

Quien lo defiende es Marcelino Martínez, un abogado muy conocido por su militancia en el movimiento popular de izquierda en El Progreso. Marcelino está concentrado específicamente en dos casos: el de Néstor Alméndarez y Marvin Godoy, acusados por el asesinato de un policía el 30 de diciembre.

«La policía quería dar una imagen de efectividad ante lo que ocurría, pudo haber sido cualquiera el acusado», explica el abogado además que los jueces usan la figura jurídica del mínimo indicio algo que se reformó con el cambio en el Código Procesal Penal en sus artículos 184 y 332 A y B, en el primero agregan los delitos relacionados con Armas de Guerra y Terrorismo, de lo que  también acusan a Gustavo.

Marcelino Martínez, abogado defensor de Gustavo, Marvin y Nestor. Foto: Martín Cálix

En el caso de Marvin y Néstor, Martínez asegura que ellos estuvieron en la protesta donde se dio la confusión y el asesinato, él mismo también estuvo por allí. Pero las declaraciones del testigo protegido no concuerdan con las posibilidades de que estos acusados hayan disparado desde el tejado de un edificio contra la cabeza del policía. Hubo petardos grandes en la protesta dice el abogado, y es posible que con uno de estos se le diera en el casco al policía y que este no resistiera.

Doña Virginia Arias, madre de Marvin tampoco sabe quién defiende a su hijo. Trabaja todo el día para mantener a sus hijos y más ahora que el mayor está preso. Marvin la ayudaba con los ingresos de la casa que él hacía vendiendo verduras en la salida a San Pedro Sula. Apenas hizo hasta sexto grado, se dedicó a trabajar desde pequeño. Doña Virginia vive detrás de una maquila en El Progreso, siente que toda la ciudad le da la espalda y que así pasa con su hijo, que está en prisión y que le dan la espalda, él simplemente es un nadie. Cuando preguntan por él parece un milagro y doña Virginia se llena de esperanza, solo con que alguien se acuerde que él está preso por andar en las protestas, porque ella cree que él jamás atentó contra la vida de nadie.

Miembros de la policía se quejan cada vez que pueden que las organizaciones de derechos humanos no velan por sus derechos, que cuando un policía muere no se da tanta relevancia como cuando muere un manifestante. Pero las cifras son arrasadoras, en la crisis post electoral: por un policía muerto hubo 43 personas civiles asesinadas, en su mayoría por miembros de las fuerzas de seguridad del Estado.

Y luego se acusa a estos hombres pero el Estado niega que son presos políticos. «Todos son presos políticos, pero el Estado en toda su persecución política evade esto con figuras jurídicas limpias de esa responsabilidad. Ha dejado la línea de acusar por delitos comunes graves como la posesión de armas graves, sin tener dictamen por parte de expertos para decirnos qué clase de explosivos especiales se usaron allí, qué clase de explosivos de guerra»; agrega Martínez.

Posta policial quemada en Berlín, El Progreso, Yoro. Foto: Martín Cálix.

***

Karla Patricia y Donatila Reyes están sentadas en el puente donde en diciembre había una barricada permanente. Es 1 de mayo de 2018 y ellas quieren que se recuerde a su esposo y su hijo, respectivamente, que están presos tras las protestas post electorales. Mientras los sindicatos y gremios se ponen de acuerdo con activistas de LIBRE en si se toman el puente o siguen avanzando, en que si esperan más gente porque el 1 de mayo está decadente, estas señoras se sientan junto a Elena, esposa de Johnny quien a pesar que sabe que su esposo al menos tiene libertad para defenderse, hay 7 presos políticos más. Esperan y son como invisibles.

Karla es esposa de Olvin Villanueva, no tienen hijos, han intentado pero nada. Ella agradece ahora no tener, porque no sabe qué haría con su esposo en la cárcel y ella con un hijo cuando quien proveía la casa siempre fue él. El 25 de diciembre Olvin estaba en el campo de fútbol, pasando la resaca de la navidad, allí le cayó la policía. Dice Karla que lo que enfureció a los policías es que Olvin los filmó con su celular deteniendo a dos de sus vecinos.

Donatila en su casa en El Porvenir, El Progreso, Yoro. Foto: Martín Cálix.

«Él sí había estado en protestas en esa vez cuando andaban las avionetas así que supongo que lo tenían vigilado. Yo no iba, sólo lo miraba desde la casita que tenemos ahí por un bordo, esta era la primera vez que él iba a protestas solo porque escuchó de ir a pelear el derecho al voto, había votado por Nasralla», dice Karla. A Olvin lo acusan de robo agravado e incendio agravado en perjuicio de la seguridad de Honduras, por la quema de la posta en Berlín, cerca de la casa de Johnny.

Olvin era taxista, no era muy afín a las protestas antes pero dice Karla que sí, ahí andaba todo el mundo, incluso los niños que gritaban «Fuera JOH», y nadie pensó que esto traería estas consecuencias.

La gente en su comunidad lo apoya pero nadie quiere salir a protestar, ni siquiera el 1 de mayo que ya es casi costumbre. «Claro, la gente no quiere terminar como él, la policía local conoce a todos en los barrios, la gente tiene miedo», continúa  Karla con su relato sin estar segura de saber qué está pasando con el caso de su esposo, ella cree que Marcelino lo defiende pero Marcelino no lo menciona como uno de sus defendidos.

Donatila no se despega de sus dos hijas adolescentes, de 15 y 16 años que dejaron la escuela porque parecen estar convencidas que la escuela no es para ellas. Su hijo Danny Banegas es otro niño, tiene 18 años y tampoco estudiaba, trabajaba en un taller de enderezado y pintura, llegó hasta sexto grado. Danny andaba en el parque el 25 de diciembre, andaba buscando el wifi del pueblo, para hacer lo que los jóvenes hacen con su celular inteligente en un día de ocio.

Danny iba a ver cómo estaban las tomas de carreteras, no pudo trabajar todos esos días y se quedaba en las protestas. «Usted sabe que al joven le gusta ver», dice Donatila.

El abogado Marcelino asegura que hizo investigaciones de los casos antes de tomarlos, también hubo gente que se infiltró para causar daños, pero tampoco asegura que sean miembros del crimen organizado.

«Hubo casos donde personas desconocidas en vehículos aparentemente en los vehículos que usa la policía, se acercaron a algunos testigos y les ofrecieron hasta 20 mil Lempiras por incendiar la gasolinera frente al supermercado, ese mismo día ocurrió el incendio de la panadería Canela y Trigo, alguien pudo haber agarrado los 20 mil. Esto es una misión psicológica de terror que usan los expertos que dirigen las FFAA. Porque con la participación del crimen organizado lo que hemos venido viendo es una parte del crimen organizado peleando con otra, ligadas al Estado, pudo haber intentos del crimen organizado para incorporarse pero la esencia de este evento no fue ésa, no es la esencia, que el crimen organizado estaba siendo defendida por la oposición, ése es solo el juego mediático», asegura Martínez.

Una abogada que no ha querido agarrar ningún caso pero que sí los conoce cuenta que ella recibió muchas llamadas anónimas de muchachos que pedían que sacara a sus compañeros de las cárceles, voces amenazantes que ordenaban y no pedían apoyo. En muchas zonas de El Progreso se habló de miembros de maras y pandillas controlando las barricadas, pero nada se ha podido confirmar y las maras y pandillas oficialmente se mantienen al margen de las situaciones políticas del país.

Elena, esposa de Johnny asegura que quienes quemaron la posta policial no eran de la zona, que eran de otra ciudad, que nadie los conocía.

«A Johnny lo están confundiendo con un gordo que andaba ahí en moto pero las motos no las conocemos, nunca hemos tenido una», asegura.

Y Johnny sentencia: «Pienso sobre los presos políticos que ya no deben volver a lo mismo porque está macaneado volver a caer preso, a mi ni me gusta andar allí (en las protestas), a mí me llevaron injustamente.

Para mí sí es peligroso seguir viviendo aquí, me pueden agarrar de nuevo ellos y me pueden llevar a las cañeras, y a ellos ¿quién les gana? A mí me decían eso cuando me agarraron: ya te vamos a llevar a las cañeras y reporto que te querías tirar de la patrulla. Allí sólo me tocaba bajar la cabeza. Después de esto tengo ganas de regresarme para Estados Unidos porque allá tengo a mi familia también, tengo mis hermanas. Allá está difícil pero no crea, no es tan difícil, aquí está más feo», agrega, nervioso. Y la perra ladra, Burka, la perra por la que él tampoco peleó con los policías que entraron a la fuerza a su casa, temió que la mataran a ella primero y a ese animal lo que casi la mata fue la ausencia de su amo por 4 meses. Pero Johnny dice  que deja su juicio en manos de Dios y que antes que vivir en el terror, es mejor estar ausente y su familia tendrá que soportarlo, igual Burka.

En Honduras no existen personas presas por delitos políticos, pero sí hay presos políticos. La oposición ha llamado presos políticos a 23 personas acusadas por diversos delitos cometidos durante las protestas post electorales que se desarrollaron a finales de 2017. La mayoría son jóvenes analfabetos, jóvenes que crecieron en barrios conflictivos y que alguna vez en su vida migraron desesperados buscando una vida mejor. Ahora quedan 14 encarcelados en dos cárceles de máxima seguridad y distribuidos en otro centro penal al norte del país, los demás continúan el proceso en libertad, los últimos liberados fueron los de Pimienta, Cortés. Estos presos cuentan la crisis política que en Honduras encendió una llamarada hace 4 meses, una llama que se ha ido extinguiendo.

Texto: Jennifer Avila

Fotografías: Martín Cálix

El 4 de mayo Astrid lloraba de alegría luego de recibir la noticia de que sus familiares serían puestos en libertad.

Cuatro meses y medio pasaron, y ella tenía una angustia que parecen soportar únicamente quienes se aferran a la esperanza. Su vida durante estos meses estuvo dedicada a la lucha por sacar de la cárcel a su esposo Francisco Miguel, a su hermano Melvin Chávez  y a su cuñada Lourdes Núñez.  Astrid tiene 19 años y un hijo de dos. El 26 de diciembre –durante los días de la crisis post electoral– vivió el miedo más grande de su vida al ver a la policía irrumpir en su casa con violencia para llevarse a sus familiares en plena madrugada.

Pimienta es un pequeño municipio en Cortés, a la orilla de la carretera que conduce de San Pedro Sula a Tegucigalpa. Tiene solo una calle  pavimentada. Las protestas después de las elecciones de 2017 terminaron en este pueblo como en muchos otros del norte del país, con la quema de la posta policial y posteriormente con 11 personas encarceladas por el hecho. En todo el territorio controlado por la Unidad Municipal de Policía (UMEP 12): Dos Caminos, Pimienta, Villanueva y El Marañón, las postas fueron quemadas pero los oficiales estaban avisados, ninguno estaba en las estaciones.

Lourdes, cuñada de Astrid, estuvo recluida en el Centro Penal de Tela, Atlántida y estando allí contó que antes de que las postas fueran quemadas el alcalde nacionalista Raúl Alfredo Ugarte la llamó por teléfono para preguntarle si ella sabía de ese rumor terrible que recorría el pueblo, que si era cierto que quemarían la posta. Lourdes no sabía con certeza, pero el rumor era fuerte y le dijo que sí, que ella había escuchado esto.

Lourdes es una mujer corpulenta, grande, no se mueve con facilidad, era muy fácil distinguirla entre un grupo de hombres encapuchados en los videos que se utilizan como medio de prueba, donde según la defensa, no se logra ver a una mujer con sus características en el lugar del crimen.

Sin embargo, el problema de Lourdes comienza antes de las protestas. Ella y su esposo Melvin tenían un negocio de venta de bebidas alcohólicas, un bar llamado «Los amigos de Hojas», «Hojas» es el apodo de Melvin heredado de su padre.

«Es que hay bastantes miembros de pandillas y mi negocio era grande y a raíz de eso la policía visitaba bastante, nunca encontró ahí una persona, pero decían que yo los conocía a los muchachos de ahí, él andaba buscando información, y habíamos tenido problemas por eso. Donde me miraba me amenazaba con que yo tenía que decirle quiénes eran los mareros de ahí». Lourdes cuenta que sufrió hostigamiento policial y que incluso puso una denuncia ante el Ministerio Público por acoso en contra del subinspector Práxedes Mejía quien después de la crisis política fue trasladado al sur de Honduras.

Lourdes mientras estaba recluida en el Centro Penal de Tela, Atlántida. Foto: Jennifer Avila.
 
 
 

Después de la quema de la posta, había rumores en la comunidad de que ella y su hermano serían acusados de esto, Lourdes habló con el alcalde e incluso llamó a la Policía porque ella quería colaborar a que se diera con los culpables para no ser acusada. Así fue citada por miembros de la Policía para ser interrogada.

«Me llevaron en un carro lleno de policías, una patrulla de Pimienta. Me citaron en Villanueva para llevarme hasta La Barca en la patrulla. El policía sacó su teléfono y me dijo “¿verdad que éste es fulano de tal?”. Si yo hubiera sabido, por mis hijos mejor no hubiera ido. Incluso nosotros llamamos a un número que me dieron de derechos humanos porque en la casa la DPI rodeaba 2-3 de la mañana y nosotros sentíamos que íbamos a tener problemas por haber andado en manifestaciones y no dormíamos los primeros días», nos contó Lourdes mientras estaba recluida en Tela, Atlántida. Ahora ha salido para defenderse en libertad tras una audiencia de revisión de medida solicitada por su abogado defensor quien también defiende al resto de los acusados de Pimienta, el diputado del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), Samuel Madrid.

Lourdes tiene tres hijos, un adolescente de 16 años, una niña de 13 y el menor de 6 años. Vladimir, el mayor, estuvo todo el día en los Juzgados de San Pedro Sula el pasado 4 de mayo durante la audiencia. Ese día Vladimir celebró con sus amigos que sus padres fueron liberados después de pasar 4 meses en prisión.

Vladimir a la derecha esperando resolución en caso de sus dos padres acusados por quema de la posta en Pimienta, Cortés. Foto: Martín Cálix.
 

Pero si algo escucharán al regresar a la comunidad los 8 de 11 imputados que salieron con libertad condicional de la cárcel, es el ensordecedor sonido del miedo. El silencio se estableció en Pimienta desde que los encarcelaron. Lourdes dice que es claro que es un mensaje de intimidación para que la gente ya no siga protestando. «Por lo que se ve ya no se ve nada en mi pueblo y como de por sí yo tengo bastante gente entonces ya se unía la gente con nosotros». Estando en la cárcel Lourdes pensaba en las posibilidades que tendría una vez en libertad. Su negocio no va a resurgir y siente que después de lo que le pasó a su familia ya Pimienta no es un sitio bueno para vivir.

Astrid, quien no sabe ahora mismo qué quiere hacer con su vida, si estudiar, trabajar o migrar,  a veces extraña el sonido del cacerolazo y recuerda con nostalgia los días en que sonaba y todo mundo gritaba «Fuera JOH» porque aunque en Pimienta la gente había sido nacionalista –el mismo alcalde que es del Partido Nacional se ha reelegido por cuarta vez en esta ocasión– después del golpe de Estado en 2009 algo cambió y se reflejó con mayor indignación tras las elecciones de noviembre de 2017.

«Lourdes y Francisco sí se manifestaron porque amanecían ahí, eran digamos los organizadores porque ellos le compraban comida a la demás gente que se manifestaba por los votos perdidos, aquí todo el mundo sabe que fue fraude. Aquí ganó Nasralla, y ganó el alcalde Ugarte, pero a Nasralla no lo dejaron llegar», explica.

Posta policial quemada en Pimienta, Cortés. Actualmente en reparación. Foto: Martín Cálix.
 

Antes de la quema de la posta policial, en Pimienta un grupo de hombres amarraron y desnudaron a cuatro agentes de la Policía de Tránsito. Este acto desató el enojo de las autoridades en la comunidad.

El vocero de la UMEP 12, el subinspector Díaz Cifuentes, se queja, dice que en su territorio fue donde los policías más sufrieron. Él fue a traer a los policías cuando estaba la amenaza de la quema de las postas.

«Si hubo abusos de parte de la Policía eso le toca investigar y requerir a los responsables al Ministerio Público, pero lo que en realidad lo que uno estaba haciendo era protegiendo la manifestación para que no hubiera caos, pero hubo otro tipo de gente que lo hizo. La gente puede decir que hubo abuso pero a veces el caso era que los policías cuidaban la manifestación y la gente dice que era reprimiendo. No queríamos que otro tipo de personas agrediera a los manifestantes, y allí cuando empezaban a agredir a los policías allí usábamos lo que se conoce de acuerdo con las leyes, el gas lacrimógeno para dispersar a las personas. Nunca vamos a agredir con golpes o con armas», justifica Díaz y hasta ahora no hay requerimientos contra policías por abusos.

La investigación indica que la quema de las postas fue planificada dice Cifuentes y asegura que ningún ciudadano ha sido acusado sin pruebas y sin un testigo que los señala. Agrega además que la policía estaba teniendo una buena relación con las comunidades con todo el concepto de Policía Comunitaria tan apoyado por agencias internacionales como USAID y la Unión Europea, pero que ahora tras la crisis política el proceso comienza de cero.

Astrid no piensa lo mismo, la Policía siempre ha sido de temer, ahora más. «Pues cuando se hacía el cacerolazo, se molestaban los policías porque a Lourdes varias veces le fueron a cerrar el negocio cuando hacía el cacerolazo porque ahí lo hacía, ellos sí se molestaban porque en Pimienta nunca se había dado que la gente se manifestara».

La madrugada del 26 de diciembre Astrid se levantó para hacer un biberón a su hijo de 2 años. Escuchó la bulla y abrió la ventana. «Abran, es la Policía» y allí vio que eran alrededor de 10 agentes de la Policía los que rodeaban su casa.

«Cambiate que vos te vas a ir», le dijeron a Melvin, su hermano. «¿Y yo por qué, qué hice?» Dijo éste asustado. «Que te cambies, ya», amenazaron, relata Astrid.

A Astrid no se la llevan porque ven el cuadro completo, cuatro niños quedarían solos. A Lourdes la detienen y aún le queda tiempo de decir:  «¿usted tiene pruebas? mire, si es delito gritar “Fuera JOH” vaya enchácheme porque eso fue lo único que dije, porque yo no estoy de acuerdo, él no es mi Presidente. Me robaron mi voto y por eso me manifesté».

Al día siguiente salió en los medios de comunicación que una peligrosa banda de delincuentes había sido capturada en Pimienta. «Yo creo que para darles un escarmiento porque por eso lo hacen, para meterles miedo», dice Astrid, convencida.

–¿Y les han metido miedo a la gente?

–Sí, aquí en el parque ya no se pueden estar más allá de las 9 de la noche porque ahí llegan ellos, y antes estábamos hasta tarde porque hay puestos de comida. Y ya no hay manifestaciones y nadie quiere salir ni convocan porque los guerreros están encerrados.

Los allanamientos en los que la Dirección Policial de Investigación (DPI) dio captura a los 11 imputados de Pimienta se dieron con violencia, los familiares denuncian que se hicieron antes de las 6 de la mañana, fuera del horario legal y en la mayoría de los casos la Policía realizó daños a la propiedad. Buscamos la versión de la DPI tras escuchar múltiples denuncias de este tipo. En las nuevas oficinas de esta estación en San Pedro Sula nos firmaron y sellaron la carta de solicitud como recibida pero el subcomisionado Geovanny Serrano no nos atendió en nuestras visitas presenciales ni por teléfono.

Yeny Cirú, líder comunitaria en Pimienta, Cortés. Organizó a los familiares de los presos políticos en su comunidad. Foto: Martín Cálix.

Yeny Cirú, la mujer que comenzó a organizar a los familiares de los presos políticos en Pimienta cuenta que ella siempre repudió a la Policía, y siempre pensó que la gente fue ingenua al celebrar cuando ellos dijeron unirse al pueblo con su huelga de brazos caídos. En diciembre, en Tegucigalpa y San Pedro Sula, varias unidades de la Policía Preventiva y la Policía Cobra realizaron una huelga de paralización de labores en desobediencia a las órdenes de represión. Se dio un movimiento que en varias comunidades se tomó por parte de la población como una rebelión de la Policía. Pero no fue así, Yeny que sufrió la brutalidad de la represión nunca lo creyó así.

Esta mujer es madre soltera y no tiene empleo porque padece de diabetes y asegura que en las maquilas no le dan trabajo por su condición de salud. Se dedica a vender ropa usada o cualquier trabajo temporal que le salga. Ella era de las líderes más fuertes en Pimienta desde el golpe de Estado.

Su hijo tiene 13 años y ella ya no puede sostenerlo para que siga estudiando. Yeny cuenta que cuatro militares la golpearon durante una toma de carretera.

«Perra, sos manifestante, hija de…», golpe.

Eran las 2 de la mañana en la toma de la carretera que conduce de San Pedro Sula a Tegucigalpa. Esa noche declararon a Juan Orlando Hernández como Presidente. Golpe por la espalda. Yeny cae al suelo, allí abajo -como saben hacer- la patearon.

«Gracias a un trailero estoy viva porque él bajó cuando vio de que eran cuatro, él bajó y preguntó que qué pasaba, que yo era su mujer y que no era manifestante –él para salvarme– entonces vinieron, me levantaron del pelo y me tiraron al pecho del señor trailero y le dijeron “entonces llevate esta hija de… si no es manifestante”, le dijeron, y luego con mis mismos dientes, el golpe, el impacto, me rompí el labio», y allí iba Yeny con un desconocido sin rumbo. El hombre la dejó en Dos Caminos y allí consiguió un jalón en la calle.

«Hubo mucha gente ignorante que les fue a dar comida, pero yo no participé de eso ¿y sabe por qué no lo hice? Porque yo sabía que lo que ellos querían era un aumento, que el Presidente se pusiera nervioso y luego decir ‘aquí está’».

–¿Y usted denunció ante el MP esta golpiza?

–No, no…

–¿Por qué?

–Porque en aquel momento teníamos temor a que… no creíamos en derechos humanos. Yo por este problema recibí invitaciones a tres talleres de derechos humanos y pues gracias a eso y a las personas de Villanueva yo pude ser y soy partícipe de derechos humanos, pero en ese entonces yo no sabía nada.

«Nos llaman pandilleros, eso sí –se ríe– vándalos, pero no, nada que ver. Ahí andábamos personas indignadas no más».

Yeny se fue, tuvo que migrar a otro país para trabajar y sostener a su hijo, tuvo que separarse de él para que estudie. Ésa es la vida tras la crisis política para muchos.

Su hijo va a nacer gritando «Fuera JOH»

Yolanda Contreras tiene 42 años y es esposa de Wilfredo Cáceres de 26 años, juntos tienen 3 hijos, el menor nació en medio de la crisis política. La doctora que atendió su parto le dijo en burla que por milagro su bebé no había nacido gritando «Fuera JOH».

El primer día del toque de queda Yolanda pidió ayuda a la Policía para que la llevara junto con Wilfredo al hospital porque comenzó a sangrar y necesitaba una cesárea. No había paso y al ver la patrulla un grupo de manifestantes se abalanzó contra ellos para quebrar los vidrios del vehículo. La Policía hizo lo que pudo por buscar un camino alterno pero no lo logró. Parados en una gasolinera pidieron a otra persona que manejaba un carro que los llevaran al hospital y con la instrucción de gritar «Fuera JOH» al llegar a la barricada partieron. Lograron llegar al hospital en San Pedro Sula y el bebé de Yolanda y Wilfredo nació prematuro.

Yolanda (42) esposa de Wilfredo, esperando en los pasillos de los Juzgados en San Pedro Sula la resolución de la revisión de medidas de su esposo. Foto: Martín Cálix.

Pocos días después los mismos policías que los apoyaron para salir de emergencia, irrumpieron violentamente en la casa en la madrugada y se llevaron a Wilfredo frente a Yolanda y sus hijos.

«Vinieron  a registrar la casa y va de buscar, no hallaron nada y afuera le empezaron a decir “¿no sos vos uno de los pijeadores de policías?” Bien malcriados ellos. Entonces él le dijo “con el respeto que ustedes y que yo me merezco, yo no andaba en eso y no tengo porqué ir a golpear a otra persona. Mire ahí tengo el cajón donde salgo a vender” y el policía le contestaba bien malcriado», cuenta Yolanda.

Wilfredo iba a las protestas pero ella se quedaba en casa por su estado de embarazo aunque también se sentía molesta por lo que estaba pasando con los resultados de las elecciones.

«Usted sabe que uno a veces elige quien es el presidente y a nosotros nos gustaba que fuera Salvador. Pero no se pudo. Viendo a Salvador en la tele como él hace esas actividades de ayuda las personas me imagino que podía ayudar a la gente. Mire cuando salía con una madrecita bien viejita se le miraba bien, era bien popular con niños y todo», dice Yolanda quien ahora ya tiene a Wilfredo de regreso en casa pero éste enfermó en El Pozo. Wilfredo con 26 años tiene un problema cardiaco y en la cárcel no le daban los medicamentos, perdió alrededor de 30 libras y estaba comenzando a sufrir parálisis en el brazo izquierdo.

Yolanda y Wilfredo eran vendedores ambulantes, ahora con el estado de salud de Wilfredo, Yolanda busca la vida para toda la familia.

Astrid (19) rezando por la libertad de su cuñada Lourdes, su esposo Francisco y su hermano Melvin. Foto: Martín Cálix.

No todos salieron

El abogado defensor de los presos en Pimienta, Cortés es Samuel Madrid, diputado de la oposición. Cuando el 4 de mayo dieron la resolución de que 8 de los 11 presos se defenderían en libertad la primera reacción de Madrid fue llorar.

«He liberado más de 1800 personas en mis 25 años de carrera, me han pagado antes, pero hoy no tengo ni un peso en la bolsa pero estoy llorando de alegría porque esta gente se fue a la calle por dignidad a cambio de nada, ésta es una lucha por justicia esta gente no anda detrás de políticos se fue a la calle por dignidad, muchos de ellos votaron antes por cachurecos porque ese pueblo ha sido cachureco, yo juré que iba a sacarlos», decía, llorando.

Madrid estuvo ausente gran parte de los 4 meses que sus acusados guardaron prisión y fue duramente criticado por haber interpuesto un recurso de apelación fuera del tiempo indicado, tras este error Madrid solicitó una revisión de medidas alegando que trasladar a la mayoría de los acusados a la cárcel de máxima seguridad, raparles el cabello y proporcionarles tratos crueles constituía un abuso y era desproporcionado con respecto a los delitos de los que se les acusa. Los familiares de la mayoría no podían pagar un abogado privado y no confiaban en la defensa pública. Madrid asegura que fue mandato y prioridad de la Alianza de Oposición que él tomara los casos para que se lograra la liberación y un proceso justo para salir limpios de las acusaciones.

Ese 4 de mayo Madrid salió de los Juzgados y dijo a las madres que lloraban de nervios, que rezaban en los pasillos del Palacio de Justicia, que había anuencia de la Corte y que seguramente era una línea desde arriba.

«Mire, yo a ellos los tengo organizados. A mí me pueden decir que esto es demagogia, pero yo no hago eso, yo los defiendo porque son mi sangre, no estoy haciendo campaña con esto», repetía insistentemente mientras organizaba la fotografía grupal, los vivas y el proceso de liberación.

Pero no todos salieron. Tres jóvenes más siguen en El Pozo porque acumulaban más delitos, uno de ellos, el uso indebido de indumentaria policial.

Dos de los que siguen presos son los hijos de Norma Ordóñez, una mujer que ha sacado adelante a su familia vendiendo pollo frito desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche, todos los días en el garaje de su casa en Pimienta.

Doña Norma asegura que sus hijos no anduvieron en protestas y que el problema fue que los muchachos que se tomaban las calles se organizaban en la esquina de su casa.

«Cuando llegó la policía a la casa yo no creí que era a mí que me estaban rodeando. Si mis hijos no son delincuentes, no son vagos, nadie los miraba en la calle a medianoche o a las 11, si el papá es delicado y ellos ni siquiera podían salir de noche. Podían salir e ir a dar sus vueltas, pero jamás en protestas porque a mí me daban miedo estos problemas y mire, me tocó a mí», relata y cuenta que durante las tomas de carreteras ella incluso pasando encima de las llantas quemadas salía a comprar el pollo y los ingredientes para su negocio, porque si no trabajaba no comía toda su familia.

–¿Y ustedes fueron a votar?

–Pues no, ahora no se puede hacer nada en este país porque, aunque uno hubiera ido a votar a la hora de llegada mire lo que pasa.

Madre de hermanos que siguen presos en El Pozo. Foto: Martín Cálix.

La ansiada salida

Cuando los 8 salieron sus familias tenían ya muchas horas de estar esperando afuera, refugiados del inclemente sol de Ilama en el departamento de Santa Bárbara, cerca de El Pozo en un balneario a orilla de carretera.

Samuel Madrid –el abogado defensor– había llegado y se había vuelto a ir cerca del mediodía acompañado de Luis Redondo, diputado de la oposición, porque fueron en busca de más diputados. Los políticos llegaron tarde, apenas para hacer las mejores promesas de acompañar el proceso y de luchar por la liberación de los tres que quedan aún, apenas para hacer que los recién liberados regresaran frente a la entrada principal de El Pozo para hacerse «la foto histórica», diría Redondo.

En medio de lágrimas, en medio de mucho nerviosismo, sus familiares corrieron a abrazarles, aquellos hombres venían con rostros desubicados, con el desconcierto de quien no parece creer aunque vea. Ahora se defenderán en libertad, han vuelto a sus hogares, pero se hicieron una promesa a sí mismos: no celebrar hasta que el resto también salga.

Desde el centro penal de Tela en el departamento de Atlántida, y sólo retenida para dar declaraciones en Radio Progreso, llegó Lourdes, para reunirse con quienes no había estado en muchos meses. Y fue recibida como se recibe a quien ha hecho una proeza que parecía inalcanzable. Esta mujer y estos 8 hombres venidos a menos en su salud física materializan una lección enseñada por las instituciones del Estado hondureño: protestar contra el resultado de las elecciones de 2017 no está permitido en Honduras.

Un video de una batalla de RAP en Honduras con más de 60 mil reproducciones en Facebook podría ser la muestra más tangible de cómo esta forma de expresión urbana ha ganado popularidad y recuperando espacios públicos. Desde hace un año y medio las plazas centrales de San Pedro Sula, La Ceiba y Tegucigalpa, tres de las ciudades más violentas del país, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, han sido los escenarios de centenares de batallas de RAP que reflejan la realidad hondureña.

Muchos de los raperos que asisten a estos espacios son hombres, nada nuevo en la escena y una deuda que sin duda en algún momento deberemos saldar. Muchas personas que asistimos a este tipo de espacios y que nos hemos ido organizando de manera más formal, somos jóvenes entre 15 a 30 años que vivimos en barrios y colonias en donde los territorios no son controlados por las autoridades sino por las maras y pandillas.

Para sobrevivir en un país donde solo en el año 2017 se registró que el 71.2% de las víctimas de homicidio fueron jóvenes  en su mayoría de 20 a 24 años, hay que someterse a la ley del más fuerte.

En un contexto como este, no sorprende que en las batallas de RAP se escuchen frases ofensivas, escenas violentas, se hable de armas y muerte. En los comentarios del vídeo que menciono al inicio (y otros más) podemos leer a personas que disfrutan de lo que ven y escuchan, pero también leí a personas que cuestionan fuerte este tipo de competencia principalmente debido al lenguaje soez y discriminativo del que los competidores hacen uso.

El RAP es parte de la cultura Hip Hop, según el rapero KRS ONE, está integrada por nueve elementos: el Breaking (break dance conocida popularmente), el graffiti, el BeatBox, el conocimiento, el Dj, el Mc (microphone control) entre otros. El RAP es el género musical de la cultura Hip Hop que surge de la unión de dos elementos: el Dj y el Mc y tiene subgéneros como el gansta rap, hardcore, reggae rap, rap conciencia, trap, etc.

En el RAP, como en los otros elementos, el espíritu competitivo es uno de los motivadores principales en sus manifestaciones urbanas. En el Hip Hop se les llama bateos o batallas. Independientemente de los sub géneros existen dos tipos de batallas en el RAP; batallas escritas y batallas improvisadas, éstas últimas se conocen mejor como batalla de Freestyle y es justamente la que genera mayor controversia e irónicamente, se ha convertido en el escape y desahogo de muchos jóvenes.

El Freestyle o “estilo libre” en español, ratifica la principal característica en las batallas que es la improvisación de rimas sobre una instrumental musical. Dos características importantes que generan polémica para ciertos sectores, es el hecho de ser una forma de expresión oral totalmente improvisada y segundo que tiene como eje principal la competencia.

Esta polémica no es única en nuestro país, quizá la crítica mejor fundamentada que he leído es la de Nakury una rapera costarricense que dijo que: ‘Ser discriminatorio no es una habilidad respetable’ luego de ser parte del jurado de la competencia de freestyle más importante de habla hispana en 2017 y luego publicó un artículo explicando de forma más clara su fundamento: “Las Batallas de Rap y sus daños colaterales” donde manifiesta que las “Batallas de Rap” en la actualidad, normalizan la violencia y produce que quienes se involucran, no desarrollen un pensamiento crítico acerca de las repercusiones sociales y emocionales que causan tanto en sí mismos como en otrxs. En síntesis, ella asegura que las batallas de rap, en la manera como se desarrollan actualmente, al contrario de fomentar los valores del Hiphop como cultura de paz promueven los círculos de la violencia.

Familias llegan a presenciar batallas de RAP en San Pedro Sula. Foto: Asociación De Artistas Urbanos Hondureña

A raíz de estos artículos, el youtuber Tess La, publicó un video en su canal refutando las declaraciones de Nakury (este video fue censurado por fomentar odio) y su postura es adoptada por los fanáticos de las batallas de freestyle, alegando que las batallas de Rap son una manifestación pura del derecho a la libre expresión por lo cual no es ético censurar la improvisación de los artistas y además asegura que el freestyle no promueve la violencia, sino que solamente refleja una realidad violenta, patriarcal y discriminatoria.

Una realidad sin duda, que es la de muchos países latinoamericanos y en la que Honduras no queda exenta, siendo uno de los países con más alto índice de violencia, en el que asesinan cada 18 horas a una mujer, un país con desigualdad laboral y poco o nada inclusivo.

Tanto Nakury como Tess La, tienen razón. Hay quienes dirán que lo único que hacen estas batallas es promover la violencia, otros dirán que el arte muchas veces solo refleja la sociedad, aun así en esta expresión oral (a excepción de algunas batallas) es evidente la agresión verbal no solo entre los competidores sino también contra la población general o el público que nos acompaña y rodea.  Agresiones que son responsabilidad de quienes compiten; responsabilidad de la cual -y aquí me incluyo- no somos conscientes.

Podemos comparar el freestyle con el boxeo (que socialmente está bien aceptado) ya que tienen en común la agresión y energía, ambos enfrentamientos hacen uso de la violencia, una es verbal y la otra física, también en ambos se requiere dedicación, esfuerzo y a pesar de la agresividad, es común un abrazo al final de la pelea o batalla. Podemos entonces decir que ambas actividades requieren un entrenamiento no solo físico o lingüístico según corresponde, sino que en el proceso se desarrolla cierto dominio emocional que mueve a los contendientes a abrazarse al final, por tal razón puede ser beneficioso si los participantes logran aplicar este dominio de sus emociones en su vida cotidiana. En este sentido las batallas de RAP sí generan prevención de violencia, quienes tenemos varios años en el movimiento hemos observado que por lo general los improvisadores nuevos se enojan mucho durante el enfrentamiento y muchas veces evitan el saludo al final de la batalla, pero con el tiempo van aprendiendo que la batalla es solo durante la competencia y fuera de ella todos somos hermanos y hermanas, esto se traduce en una tolerancia alta frente a las agresiones verbales de las que somos victima en nuestro día a día.

Foto: Asociación De Artistas Urbanos Hondureña

Otra oportunidad de autodesarrollo que ofrecen estas competencias es esa rara posibilidad de tener un espacio para canalizar las emociones o reunirse sin ser vistos como un grupo delictivo.

Pero en una sociedad urgida de paz y justicia eso no es suficiente aporte, teniendo en cuenta el crecimiento rápido del movimiento, la capacidad de captar la atención de las masas y considerando que cada improvisador tiene una cantidad de fieles seguidores, la proyección positiva total sería una considerable herramienta de transformación social.

De cualquier manera, el apoyo de parte del Estado es inexistente como todo movimiento nacido he impulsado por la juventud vulnerada, el sector privado estaría en la misma situación de no ser por un par de empresas que han hecho un aporte circunstancial, de tal forma que la necesidad está a simple vista.

Si este movimiento por cualquier razón desapareciera, cerca de 200 jóvenes con exceso de energía y frustraciones nuevamente dispondrían de mucho tiempo libre, es decir a merced de bandas delincuenciales que operan en las ciudades.

Siendo yo un freestyler activo en el movimiento en Honduras, creo firmemente que no es posible que las batallas de RAP sean políticamente correctas en un 100%, pero también estoy convencido que los participantes podemos contribuir a la sociedad incluyendo contenidos positivos en nuestra lírica improvisada y también enriqueciéndola con las figuras literarias de nuestro idioma, de hecho, cada vez más las batallas se encaminan a ello.

Batallas recomendadas:

Honduras:

A nivel internacional:

La comunidad LGTBI ha ido marcando hitos en la historia de muchos países, en más de 25 países el matrimonio igualitario es reconocido ya sea en todo el territorio o parte de él. Pero si bien es cierto que ha marcado hitos por cada victoria lograda, también lo ha hecho en las frías estadísticas de los países Latinoamericanos que demuestran a través de los crímenes de odio, que en realidad falta mucho por garantizar sus derechos.

La debilidad de los estados para garantizar los derechos de la comunidad LGTBI, como el empleo o la sostenibilidad de las organizaciones que trabajan en materia de derechos humanos, está sistematizada en IMPARABLES un ebook realizado por Distintas Latitudes que indica que el 58%  de las organizaciones investigadas tiene como principal obstáculo la falta de recursos para garantizar la sostenibilidad de su trabajo en países donde este tema no es prioridad para los estados en el diseño de sus políticas públicas.

En Contracorriente conversamos con Diego Pérez Damasco (1992) investigador y autor principal del ebook IMPARABLES, una radiografía de organizaciones, medios de comunicación y estado de los derechos de las comunidades LGBTI+ en América Latina, una producción de Distintas Latitudes, donde además es editor y reportero para Centroamérica. Un libro electrónico que además logra brindar un mapa que muestra el estado de los derechos de las comunidades LGBTI en la región (en cuanto a legislación y normativas) otorgando individualmente datos sobre la penalización de la homosexualidad, de identidades trans, matrimonio igualitario, adopción conjunta de parejas del mismo sexo, derecho a la identidad de género y leyes antidiscriminación que contemplen la orientación sexual y la identidad de género.

Esta radiografía es oportuna para la región luego del fallo de la CorteIDH en Costa Rica (2018) con respecto al matrimonio igualitario y reconocimiento a la identidad de género, luego de largos procesos de lucha de la comunidad LGTBI en el país.  En tres capítulos recopila el trabajo de las organizaciones, el estado de derecho para la comunidad y aliados estratégicos que acompañan estos procesos.

“Una de las cosas que me gustaría que pasara con este ebook es que las organizaciones LGTBI puedan ver el panorama de forma amplia y esto les llame la atención, para que empiecen a trabajar en conjunto de forma colaborativa, porque del otro lado, están trabajando fuerte y muy juntos, hasta con financiamiento que atraviesa toda la región.” Cuenta Diego al referirse que en la región el discurso de odio y la campaña de “Ideología de género” ha venido a establecer un frente a la lucha que por años han estado emprendiendo las organizaciones.

Presentación en México. Foto: Daniel Ojeda.

Un ejemplo claro de ello es lo sucedido en las elecciones de presidente en Costa Rica que se dieron poco después del fallo de la CorteIDH en un ambiente de incertidumbre, las encuestas colocaban a los candidatos empatados y algunos indicaban a Fabricio Alvarado como potencial ganador, un candidato que en las semanas previas a las elecciones, enfocó su discurso político en garantizar que la familia no sería destruida por el matrimonio igualitario.

“Lo de Costa Rica (el fallo de CorteIDH) nos cambia totalmente el panorama de las elecciones y pone en la contienda a una persona fundamentalista que estuvo a punto de ser presidente, por suerte no paso así y de alguna manera logramos retratarlo con la historia de cierre del ebook, retratamos lo que pasaba en el país” dice Damasco quien relata en su crónica Una boda que no fue que se pasó de la euforia de la decisión de la Corte a darse cuenta que la desigualdad social aún existía y que eso era lo que marcaba ahora el futuro de una sociedad que evidentemente aún tenía prejuicios en muchas zonas del territorio costarricense.

Imparables surge de forma orgánica, luego de una línea editorial y sección de Distintas Latitudes que logró recopilar varias historias que retraban el estado de derechos de la comunidad LGTBI en 20 países no obstante, al ver que había suficiente material como para hacer una compilación el consejo editorial y demás equipo de Distintas Latitudes decide sacar un EBOOK que logra no solamente contar lo que está pasando en materia de derecho en América Latina y algunas islas, sino también nos brinda un mapeo de medios digitales que han apostado por contar esas historias de la comunidad los 365 días del año y no solo en fechas especiales.

Leyes de identidad

Esta radiografía en Imparables muestra datos duros como el hecho que solo 15% de los países abordados cuentan con la Ley de Identidad de Género y 30% con una Ley Antidiscriminación.

De las 12 organizaciones que logran retratar, tres de ellas están dirigidas por y para población trans, dos son colectivos o espacios lésbicos, tres son espacios con todas las siglas LGBTI, tres apelan a lo queer y tan solo una de ellas trabaja específicamente para los derechos de la población LGBTI afrodescendiente.

“Estas organizaciones que cubrimos y de las cuales contamos en el ebook, son el resultado de un trabajo colaborativo con colegas de la región que son parte de la red de periodistas de Distintas Latitudes con quienes teníamos como criterio de selección, la innovación en sus acciones, nos hizo falta muchas, pero la idea de este primer proceso es tener un directorio actualizado e interactivo que permita conectar entre sí”, añade el autor.

En Honduras, la violencia hacia las personas LGBTI se agravó fuertemente en 2009, a raíz del golpe de Estado. La organización Cattrachas realiza un monitoreo de muertes violentas de personas LGBTI, mediante la revisión de notas de prensa y distintas publicaciones que den cuenta de estos hechos. De 2009 a la fecha, esta organización ha identificado 259 asesinatos de personas LGBTI. Si bien de 2016 a 2017 el pico de asesinatos ha ido en descenso, la violencia sigue presente. A pesar de ello, en 2013 se logró un avance al incluir la discriminación en el Código Penal del país.

En una región fragmentada y golpeada por un sistema económico y político desfasado, iniciativas como la de Distintas Latitudes y su ebook IMPARABLES, se vuelven necesarias para conocer dónde estamos y para dónde debemos dirigirnos, al convertirse en un material que comparte aprendizajes,  conocimientos, análisis y mapeo de la comunidad LGTBI en América Latina.

Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca.

 

Miguel Hernández | fragmento de «Nanas de la cebolla»

  Cuando el poeta español Miguel Hernández escribió el poema «Nanas de la cebollas» pensaba en su compañera y en su hijo que lo único que tenían para comer era pan y cebollas. El poeta murió luego de tuberculosis en las húmedas mazmorras en las que el fascismo confinó a quienes atentaran contra su poder, contra su hegemonía, a quienes soñaban con una libertad construida desde las trincheras de una lucha que finalmente ganó quien tenía el control del Estado y sus instituciones. Aquella ansiada libertad pensada más allá de las banderas sigue ausente, lo saben ahora en una barricada lejana de la tumba de Miguel Hernández y de la Guerra Civil española, una barricada que se llama Honduras. Entre los meses de diciembre y enero, los meses de la crisis post electoral, el gobierno del reelecto Juan Orlando Hernández metió presos a 26 hombres y una mujer. Llevados 18 de ellos a las cárceles de máxima seguridad, cárceles que fueron hechas bajo el argumento de meter en ellas a los tipos más peligrosos, miembros de maras y pandillas, narcos. Poco se habla hoy de ellos en los medios de comunicación, nada en la incipiente legalidad hondureña los nombra «presos políticos», sin embargo lo son, y la tensión en las calles parece haber desaparecido. Cuáles son entonces los rostros de quienes les esperan en casa, de quienes no les han visto ni escuchado en meses, los rostros de quienes lloran a sus familiares. Encerrados en qué pensarán ellos, en qué pensará ella.

Las organizaciones de Derechos Humanos en Honduras se ponen de acuerdo para saber a quiénes nombrar presos políticos y a quiénes ignorar.  Más de 250 personas tienen medidas sustitutivas tras pasar por procesos legales después de las protestas y según la Oficina del Alto Comisionado para las Naciones Unidas (OACNUDH) solamente por violar el toque de queda instaurado por 10 días a partir del 1 de diciembre, 1351 personas fueron detenidas. El Comité de Solidaridad con los Presos Políticos dicen que son 21. Fue un contexto muy complejo, dice el abogado de la Coalición contra la Impunidad, Tomás Andrade, «tenemos que hacer un análisis de cada caso para saber si estas personas eran manifestantes o si eran parte del crimen organizado». Los abogados defensores se cuidan, temen que se les tilde de defender pandilleros.

Andrade se arriesgó a tomar un caso que nadie quería tomar. El caso de Edy Gonzalo Valle Larios, acusado del delito de asociación ilícita y daños a la seguridad del Estado en protestas ocurridas en febrero de 2018 en Choloma, Cortés. Edy fue detenido en una operación en la que capturaron a 4 jóvenes más en distintos lugares del sector.

El presidente Juan Orlando Hernández ha pedido una investigación exhaustiva para determinar qué grupos delictivos como maras y pandillas controlaron las protestas tras el proceso electoral donde él se reeligió entre denuncias de fraude.

La angustia de los padres de Edy Gonzalo era grande al saber que a su hijo nadie lo iba a defender y sí, su hijo sí anduvo protestando en contra del fraude electoral apoyando a la Alianza de Oposición pero no lo acusan de eso, lo acusan de asociación ilícita. El nombre de su hijo junto al de la Pandilla 18 en el periódico los hace llorar.

Alfonso Valle y Bessy Larios –padres de Edy– viven en una pequeña casa ubicada en una colonia  cerca de los bordos de Choloma. Don Alfonso está pagando aun la casa, solo le quedan 5 años ya para terminar pero ahora está pensando en venderla para ver cómo saca a su hijo de la cárcel de máxima seguridad donde está recluido. Edy está en El Pozo.

–No crea, yo digo que estos son mensajes de Dios, quizá él quiere que esté allí y no en la calle en algo malo o muerto. –Dice don Alfonso, porque así es en su barrio, los jóvenes solo pueden tener ese futuro aunque la familia quiera alejarlos de la tragedia.

5 jóvenes capturados por actos de vandalismo en las protestas de las últimas semanas en Choloma, Cortés acusados de asociación ilícita, el tercero es Edy Gonzalo. Periódico del 16 de febrero de 2018. Foto: Martín Cálix.

Edy es un muchacho de 20 años quien había intentado salir de su barrio porque se daba cuenta de eso, que los jóvenes allí no tienen futuro. Hace un par de años migró a un pueblo del occidente del país, a Ocotepeque porque allá le dieron un «trabajito» vendiendo comida, pero sus condiciones no eran mejores que en Choloma. Regresó pero intentó irse de nuevo, esta vez a Estados Unidos.

Durante la crisis política Edy fue a las protestas, su hermano mayor incluso cargaba una gran bandera de la Alianza de Oposición, cuenta doña Bessy, quien cree que esa lucha era justa, pero a quien siempre le dio miedo que sus hijos se fueran a la calle a defender el voto.

Bessy habla por teléfono con él, cuenta que la última vez Edy le pidió no dejarlo allí encerrado. Y llorando Bessy siente la desesperación de su hijo, quien apenas una semana antes de su detención había sido deportado de México en su camino hacia Estados Unidos.

–Le digo yo ¿todos vamos a estar presos por andar protestando por algo en lo que no estamos de acuerdo?, él me contesta: «yo sé que sí, madre. Pero yo lo único que le pido es que no nos deje aquí, que no me deje aquí».

Bessy no lo ve desde el 15 de febrero que lo capturaron en un allanamiento en la casa de su novia y su cuñado. A él y a su cuñado German Rivera Rivera se los llevaron juntos y los acusaron de asociación ilícita junto con 3 jóvenes más capturados en la misma zona que ellos.

Dos días tenían Edy y German de haber sido deportados porque Edy enfermó en el camino con un dolor de muela y pensó que no aguantaría la travesía que le esperaba hacia Estados Unidos y se entregó, según cuenta Bessy.

Bessy Mejía, madre de Edy Gonzalo. Foto: Martín Cálix.

–Yo le decía: ¡Pucha! Usted es universitario y protestando en contra de JOH, y él me decía: si usted supiera la gente que anda ahí, andan ingenieros, arquitectos, médicos, profesionales y es la prensa la que dice que son vagos, delincuentes y mareros. Como le digo, la policía busca un culpable y lo tildan de marero. –cuenta don Alfonso.

La hermana de German no quiere hablar, en ese barrio cuando se llevan a un joven es mejor callar, no tiene certeza de que su hermano no está involucrado con maras y pandillas . Doña Bessy cuenta que frente a su casa antes vivían unos jóvenes universitarios hasta que un día llegó la policía, les hizo un allanamiento buscando drogas y al no encontrar nada destruyeron todo. Los jóvenes nunca volvieron. El vecindario calló.

En todo esto, don Alfonso, intenta encontrar una explicación.

–El problema es que mi hijo usa tenis Nike blancos con una raya dorada y la de los mareros es tenis negros con una raya blanca, siempre le dije que no usara Nike, yo ando esta camisa aquí, que no tiene ningún número porque si no lo matan a uno en la calle.

Que si andaba tenis de pandillero, que si era joven, que si estuviera encerrado en casa todo el tiempo no le habría pasado nada. Si hubiera sorteado todas las trampas de un país violento, Edy sería un muchacho normal, quizá anduviera trabajando en este momento. Pero Edy está en El Pozo, la cárcel de máxima seguridad construida por el presidente Juan Orlando Hernández al que Edy le gritaba «¡Fuera JOH!» cada vez que podía en las calles.

***

El abogado Tomás Andrade desconfía de todo el que se interese por el caso de los presos políticos. Desconfía de los intereses, de las intenciones. Analiza el caso de los jóvenes de Choloma y cuestiona el porqué no se encuentran en la lista oficial de los presos políticos. Eran jóvenes no muy conocidos y uno tiene antecedentes penales. Es un análisis que se vuelve cada vez más complejo y aunque él se muestra como un abogado comprometido, sabe que pone su carrera en riesgo, está consciente de ello.

«Nuestra Constitución de la República, el Código Penal y el Código Procesal Penal, no establecen los delitos políticos. Los delitos por los cuales fueron acusados nuestros compatriotas son de incendio a las postas policiales, daños a la propiedad en perjuicio de la Secretaría de Seguridad, atentados contra los policías y otros delitos. Era tanta la gente que andaba en esas protestas, tanta la turba que incendió las postas que es difícil determinar que uno o dos llevaban el combustible.  Se dice que la Secretaría de Seguridad pudo hacerlo en confabulación y en complicidad con ciertos grupos criminales que son muy conocidos por ellos mismos. Se planificaron estas quemas de tal manera que después se hizo un proceso de seguimiento a todos los manifestantes de las protestas públicas; aquellos que eran líderes, aquellos fueron criminalizados y puestos a las órdenes de las autoridades», acusa Andrade.

«Esta calle es la que comunica Estados Unidos y Europa con Honduras y atacar ese puente es como darle en la yugular al gobierno», Alfonso Valle.

Y recuerda las múltiples denuncias que hizo la excomisionada de Policía en condición de retiro, María Luisa Borjas, quien habló –según Andrade– de la colusión de ciertos comisionados de policía con la Mara Salvatrucha (MS 13). «Yo puedo afirmar con toda objetividad que hubo una confabulación entre los miembros de la cúpula policial y militar con estructuras irregulares como maras y pandillas como parte de una estrategia del gobierno con el fin de hacer eventos de quema de negocios y actos de vandalismo y posteriormente involucrar a los manifestantes en estas actividades para criminalizarlos».

«En el caso de los primeros 33 que fueron detenidos cuando se dieron los primeros saqueos de Diunsa en San Pedro Sula, por ejemplo, y de otros centros comerciales eran turbas precisamente anárquicas que de forma muy espontánea salían a las calles y que de alguna forma había toda una estrategia por parte de los cuerpos de seguridad del Estado para dejar hacer y después capturar a los que a ellos les convenía capturar, pero la gran cantidad de personas que salieron a las calles tenían el propósito de protestar y utilizaron esa estrategia para posteriormente establecer una campaña de terror y de miedo para que la gente no saliera a las calles a protestar», analiza Andrade.

El Pozo, Ilama, Santa Bárbara. Foto: Martín Cálix.

Andrade se preocupa por la situación de los presos, sobre todo los que están en cárceles de máxima seguridad, como Edy. Asegura que ni el Comité Nacional de Prevención contra la Tortura, Tratos crueles, Inhumanos o Degradantes (CONAPREV), que es una institución del Estado es escuchado en las recomendaciones para mejorar las condiciones de los privados de libertad, sobre todo los presos tras el conflicto postelectoral, cuando han logrado constatar torturas y tratos crueles e inhumanos.

En la presentación de un informe sobre la situación de las cárceles en Tegucigalpa, la abogada Glenda Ayala del Conaprev manifestó al periódico digital Pasos de Animal Grande que actualmente han «verificado que las condiciones a los que se ha sometido a ellos (presos de políticos) son deprimentes y va en detrimento de su calidad humana. De hecho estas personas que fueron remitidas al Centro Penal de Ilama, están alojados en los módulos de máxima seguridad, en celdas de 2 por 2, por más de 16 días no tuvieron acceso a ver la luz del sol y todo ese tipo de acciones y medidas, que miramos que son atentatorios a la dignidad de la persona humana».

Además aseguró que  han corroborado que existen torturas en contra de ellos, golpes al momento de sus detenciones y lesiones.

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Tomás Andrade agrega: «Yo le puedo decir que visito estos centros de privación de la libertad, que son lugares sumamente duros y hay un maltrato permanente a ellos. No son tratados como personas normales, ellos son maltratados, han sido torturados en los centros penales, en El Pozo particularmente».

La primera vez que nosotros, como periodistas intentamos entrar a El Pozo en Ilama, Santa Bárbara, 6 oficiales de la Policía Militar y uno del Instituto Nacional Penitenciario nos negaron la entrada. «Al Pozo solo se puede entrar con autorización directa del presidente Juan Orlando Hernández», nos dijo la oficial de la PM. Una escena que contradice en su totalidad la sentencia de la CORTEIDH contra el Estado de Honduras en la que se solicita poner las cárceles al mando de la autoridad civil y no militar.

Tomás Andrade, abogado defensor de DDHH. Foto: Martín Cálix.

El subdirector del Instituto Nacional Penitenciario, el abogado German McNeil asegura que en Honduras no existen los presos políticos y que lo que hay son personas presas por cometer actos vandálicos en las protestas. Además, al preguntarle cuál es el criterio para enviar a una persona a una cárcel de máxima seguridad, nos dijo que a los acusados se les hace un examen técnico que determina si son personas de alta peligrosidad. Es decir, no son las personas ya condenadas las que van a las cárceles de máxima seguridad, tampoco son los pandilleros o mareros acusados de asociación ilícita, no importa el delito ni la condena, el Estado de Honduras, según McNiel, tiene la capacidad de determinar quién es peligroso y quién no para la sociedad.

Para que un familiar pueda ver a su preso en las cárceles de máxima seguridad debe solicitar un carnet de visita que requiere una serie de documentación personal: antecedentes policiales, antecedentes judiciales, constancia de vecindad, 3 recomendaciones personales. Estos requisitos no garantizan que se les dé el carnet, aún se debe esperar 6 meses para saber la respuesta. Y el Institutito Nacional Penitenciario mucho menos tiene protocolo especial para periodistas.

Andrade al fin tomó el caso de Edy. La familia guarda un poco de esperanza desde entonces.

Para el 30 de enero el Comisionado Nacional de Derechos Humanos ya contaba 29 requerimientos fiscales principalmente por los delitos de asociación ilícita, robo agravado, incendio, daño y atentado agravado, con relación a hechos o acciones ejecutados durante la etapa post electoral. Además que atendía en ese momento 182 quejas relacionadas con derechos vulnerados: la vida, integridad física, libertad individual, libertad de expresión, debido proceso, inviolabilidad del domicilio, entre otros.

Los procesos contra las personas a las que se les supone responsables de incendios de postas policiales, lesiones contra oficiales y el asesinato del único oficial de policía muerto en las protestas, han sido rápidos y efectivos sin embargo, la OANUCDH cuestiona porqué al cierre de su informe el pasado 27 de enero no existía ningún detenido de las fuerzas de seguridad responsables de más de 40 muertes en la crisis post electoral.

Andrade asegura que las organizaciones de derechos humanos se han limitado a documentar estos casos, ya se han dado las primeras denuncias y entregas de documentación a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otras organizaciones, pero este es un proceso lento, tedioso, tortuoso y que tiene efectos a mediano y largo plazo.

Puente en carretera hacia Puerto Cortés. Foto: Martín Cálix.

«Tomarse el puente era como darle en la yugular al gobierno»

Choloma es una ciudad muy importante, es el paso de San Pedro Sula hacia Puerto Cortés. «Es la conexión de Honduras con Estados Unidos y el mundo», dice don Alfonso. El puente que normalmente se tomaban es por donde él entra a la colonia donde está su casa.

–Ya le dije a mi hijo mayor que lo iban a meter preso por llevarle agua a esos de la resistencia porque ahí anda comprando el montón de bolsas de agua para esa gente. Él siempre está comunicado qué días va a haber marchas y él va, con una bandera en la moto. Es algo que no puede quitárselo uno.

Pero el que su hijo esté preso junto con otros 5 por «eventos vandálicos en las protestas» como lo escribió Diario La Tribuna en febrero al momento de la captura, ha hecho que la gente se encierre.

El 5 de febrero de 2018 fue la última protesta fuerte en Choloma. Ese día fue asesinado Ismael Hernández de 40 años, un señor que iba pasando de camino a su trabajo, abatido por una bala disparada por militares. También ese mismo día manifestantes dieron vuelta a un contenedor que iba camino a Puerto Cortés.

«Pues se han calmado un poco porque allá ahorita en Los Almendros no sé si fue el viernes que iba a comenzar una a las 5 de la mañana y rapidito los fueron a desalojar. Antes las comenzaban en el puente, pero ahorita ya no los dejan. Siempre se dan cuenta los policías, no sé cómo», cuenta don Alfonso.

Doña Bessy, desafiando la voluntad de su esposo de mostrar que están en contra de las protestas, asegura que ella misma iba con sus hijas a las marchas y que la semana pasada convocaron a una el domingo, pero ya tiene miedo. Don Alfonso interrumpe y cuenta que trata de aleccionar a su otro hijo diciéndole: «usted está estudiando y trabajando en una buena empresa, le gusta el fútbol y por andar en esas cosas va a ir para el presidio. Yo ni quiera Dios, termino de morirme».

Don Alfonso se indigna y dice que esto parece una dictadura. «Tanto que se quejan de Venezuela de que es un país dictador y este señor haciendo lo mismo prácticamente y a la policía le dan órdenes de que es capaz y hasta desaparezca a la gente».

Hace poco su hija estaba enferma, don Alfonso asegura que nadie la atendió en el hospital y él no tiene seguridad social porque no tiene un trabajo fijo. Va a todas las ferias y está pendiente de qué ofrece el gobierno con el programa «Con chamba vivís mejor» pero la última vez sólo ocupaban 30 muchachos y era más la algarabía.

«Todo el día haciendo una publicidad nacional e internacional, pero es pura mentira solo para salir en el periódico ante otros gobiernos de que se están contratando miles y miles de personas y usted va a los portones y a todo el mundo lo regresan. Le agarran los papeles y lo regresan de nuevo y eso que en Choloma hay muchas maquilas, la gente en otros lados solo Dios con ellos», cuenta.

El país es un espejismo, el gobierno, Choloma mismo, dice Alfonso.

-Choloma es un espejismo porque es la arteria principal, la aorta de Honduras. Esta calle es la que comunica Estados Unidos y Europa con Honduras y atacar ese puente es como darle en la yugular al gobierno. Pero ahora toca buscar trabajo, yo me pongo a vender cositas para sostener mi familia, porque ahora lo que uno busca es comer.

A veces Alfonso escucha a Bessy orar y decir que pide por todos los presos aunque no los conoce. Él recapacita y se da cuenta que ésta no es una lección para su hijo, que esto es un problema de país.

Texto y fotos por: Jeff Ernst

Con aldeas que alcanzan casi la cima de las montañas de Opalaca, Belén parece un lugar improbable para una tasa de participación de votantes de 94 por ciento, la tasa más alta de Honduras en la última elección.

Una visita al pueblo, sin embargo, descubre no solamente el misterio tras la tasa sino también el camino ilícito tomado por el Partido Nacional para consolidar el poder a nivel del municipio y ganar las elecciones.

«Especialmente en este periodo de elecciones se presentaron un montón de inconsistencias», dijo el alcalde saliente, Olvin Reyes, del Partido Liberal. «Por ejemplo, gente que eligió que no vive aquí».

En la elección de 2013, Reyes ganó por tan solo 17 votos, haciéndole un blanco primario para la elección del pasado noviembre.

En el año previo a la última elección, el Registro Nacional de las Personas (RNP) en Belén procesó un número exorbitante de transferencias: 712 para ser exactos; aumentando la carga electoral del pueblo por casi 30 por ciento. Según documentos revisados en la oficina local del RNP, al menos 301 de dichas transferencias fueron procesadas sin documentos de respaldo por «órdenes superiores» provenientes de la dirección nacional de la institución.

La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea describió en su informe que había «recogido evidencia creíble de esta práctica en municipalidades rurales» que se utiliza para inclinar la elección a favor del partido oficialista que controla el RNP.

En varios centros de votación los residentes reportaron haber visto muchas caras desconocidas.

«Uno de la comunidad conoce la gente de nuestra aldea», dijo Dilcia Orellana, una observadora de mesa para la Alianza Contra la Dictadura en el centro de votación cerca de su casa en las alturas de las montañas. «Me tocaba pintar el dedo de los votantes y yo sabía que había gente que no era de nuestra comunidad».

Foto: Jeff Ernst

Aunque la transferencia de votantes desde fuertes partidarios a pueblos con elecciones competitivas no afecta el voto para el Congreso Nacional o presidente en el corto plazo, sí representa parte de una estrategia de largo plazo que ha ayudado al Presidente Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, a ganar las últimas dos elecciones.

Eso es porque en Honduras, particularmente en pueblos rurales, el indicador mas preciso de cómo un pueblo votará por el Congreso Nacional o el Presidente no es su historial electoral o inclinación partidaria, sino la afiliación política del alcalde, o en algunos casos, el alcalde electo.

En Lempira, el departamento natal de Hernández y donde Belén está ubicado, solo cuatro municipios fueron ganados por el candidato a la presidencia de la Alianza, Salvador Nasralla. Tres de esos pueblos tenían alcaldes de la oposición. El cuarto tuvo un candidato opositor que ganó la alcaldía y llevó a su candidato presidencial a la victoria.

Inflar aún más la tasa de participación abrió una brecha en la ley electoral que permite a representantes de los partidos servir como observadores de mesas y votar en centros de votación fuera de sus municipios de residencia. Aunque esa brecha fue explotada por todos los partidos, ninguno más que el Partido Nacional, lo cual empleó a su amplia ventaja en cuanto a recursos para comprar las credenciales de partidos aliados para desbalancear el campo a su favor.

El último golpe que aseguró la victoria para el Partido Nacional en Belén fue el altamente politizado programa de asistencia conocido como «Vida Mejor», el cual provee bonos, letrinas, casas y otros beneficios a familias de bajos recursos.

En las comunidades donde hay un alcalde oficialista, él o ella maneja la repartición de beneficios de la Vida Mejor nacionalista. Pero donde hay un alcalde opositor, los representantes de Vida Mejor trabajan como un gobierno de sombra, excluyendo a la alcaldía de sus actividades.

Durante la campaña, el líder de facto de Vida Mejor en Belén fue el candidato del Partido Nacional a la alcaldía: Wilson Membreño.

“[Vida Mejor] tiene su equipo de activistas que son los que funcionan como guías familiares las llaman y son activistas del partido nacional que van y visitan a la gente y trabajan a través de que posiblemente conquistan el voto de la persona», dijo Reyes.

Casi al final de las calles pedregosas al trepar la montaña está la casa de Feliciana Amaya. Una madre soltera de dos niños pequeños, Amaya se sostiene como la mayoría de los residentes de Belén: de las pocas ganancias de la cosecha de café.

En todos los aspectos ella es la candidata perfecta para muchos de los beneficios de «Vida Mejor». No obstante, no fue hasta justo antes de la elección que recibió su primera visita de uno de los representantes del programa.

«Él llegó a decir que había un punto de inscripción para los beneficios en Belén y que estaba en la casa de Wilson Membreño», dijo Amaya. Luego, según ella, el representante le dijo que si ella votaba para la oposición su aplicación saldría denegada.

«En Honduras se trabajó con una especie del populismo de derecha basado en el temor», dijo Raúl Pineda Alvarado, ex diputado del Partido Nacional y analista político. «Si gana la oposición vas a perder tu bolsa solidaria, tu techo solidario, tu ecofogón, tu piso, tu letrina, todas esas conquistas».

Con cada área del gobierno trabajando a favor del partido oficialista, la oposición enfrentó muchas desventajas en el proceso electoral.

«Al final sentimos que había una lucha entre David y Goliat», dijo Reyes, quien perdió la reelección por apenas 200 votos, un número menor al de las transferencias ilegales en su municipio.

Publicado originalmente en Play FM

Esta semana, que junto con el mes de abril nos abandona, ha sido importante aunque podría ser trascendental para las personas con discapacidad en Honduras.

Decimos esto porque como cada año a partir de 1984, los catrachos conmemoramos el día de solidaridad con las personas con discapacidad el último viernes de abril. Dicha tradición se ha extendido durante toda esa última semana, realizando las personas con discapacidad y sus  instituciones encargadas y afines una serie de actividades tendientes entre otras cosas a visibilizar, concienciar y generar en el resto de la sociedad ese vínculo que permita crear espacios y condiciones para que todos aquellos que vivimos con algún tipo de discapacidad podamos crecer, desarrollarnos y desenvolvernos de la mejor forma posible en los distintos aspectos, circunstancias y eventos que nos presenta el diario vivir.

Sin embargo, el tiempo y los acontecimientos nos han demostrado desgraciadamente la ineficacia y el poco aporte que dichas actividades han ofrecido a los hondureños, pues vivimos en una sociedad en la que día a día se agrandan las distancias, aumenta la discriminación, escasean las oportunidades, etc.

Esto es así porque cada año al llegar la última semana de cada caluroso abril, las personas con discapacidad suelen ser expuestas, exhibidas cual maniquíes en escaparate por políticos, empresarios, mismas personas con discapacidad, y por un largo grupo de oportunistas que ven en esta tipo de momentos la oportunidad perfecta para fotografiarse, brindar floridos, ampulosos, rebuscados y falsos discursos para aparecer ante la opinión pública como los abanderados de la lucha en contra de la discriminación, los elegidos para sacar de la pobreza y el abandono a aquellos que muchas veces de forma inconsciente y orillados por la necesidad asisten a fastuosos eventos organizados en grandes centros de convenciones, mientras en las calles de las ciudades y pueblos de Honduras campean la miseria y la marginación; mismas a las que tendrán que regresar después de llenar por un rato sus estómagos, luego de ser utilizados y engañados al recibir una bolsa con una pequeña cantidad de alimentos, un miserable y pírrico bono, o cualquiera de esas dádivas acostumbradas para acompañar los discursos ante los medios de comunicación.

A esto se suma  el abandono estatal del que somos objeto las personas con discapacidad, pues el Estado hondureño ha reducido su labor de acompañamiento y apoyo a la entrega de lo mencionado arriba, olvidando totalmente la implementación y difusión de políticas públicas encaminadas a mejorar realmente las condiciones y la calidad de vida de las personas en cuestión.

Salud, educación, trabajo digno; no parecen ser temas relevantes en la agenda del Ejecutivo o el Legislativo para las personas con discapacidad, pues esto implicaría acercarse, sentarse y sobre todo destinar recursos para su puesta en funcionamiento, cuestiones que para una administración que emplea el dinero de todos en la compra de armas, aviones lujosos e innecesarios, sueldos exorbitantes para la inoperante burocracia, la compra de periodistas y medios de comunicación, resulta un obstáculo y una carga que aparte de ser pesada, es innecesaria y no contribuye en lo absoluto a sostener y consolidar la posición autoritaria en la que se han instalado quienes detentan el poder.

El último y más completo indicio que dio el Gobierno de la República de interés por los hondureños en situación de discapacidad lo encontramos en 2005, cuando mediante decreto No 160-2005 se aprobó la Ley de Equidad y Desarrollo Integral para las Personas con Discapacidad, misma que como ya es costumbre con las leyes en el país, permanece sin cumplirse. La responsabilidad fundamental al respecto recae en nuestras autoridades, quienes no han reglamentado dicha ley, factor que se constituye en decisivo, pues las instituciones y personas a quienes se les obliga a cumplirla y aplicarla carecen de base jurídica para poder llevar a cabo sus disposiciones. Y mientras el tiempo transcurre sin que haya sido reglamentada y sin que se cumpla, esta ley va quedando irremisiblemente desfasada e inútil, ya que los adelantos tecnológicos, las nuevas conceptualizaciones y teorías generan nuevas adaptaciones, nuevos escenarios y nuevas posibilidades no contempladas en el citado documento.

La gran transformación, la gran conquista contenida en la ley -para muchos de los que vaya usted a saber por qué son buscados para hablar en nombre de todas las personas con discapacidad- lo referente a los descuentos aplicados en centros de conveniencia, restaurantes, hoteles, farmacias, demostrando así su visión cortoplacista, acomodada y poco crítica de la realidad tremenda en la que viven la mayoría de sus congéneres. No quiere decir con esto que se esté en contra de que, por ejemplo, una persona reciba algún tipo de beneficio a la hora de adquirir sus medicinas, pues la falta de empleo y por ende la falta de recursos hacen muchas veces inalcanzable poder llevar a su casa los productos a la venta; lo cuestionable es el estancamiento, el conformismo y la difusión muchas veces excesiva que se les concede a este tipo de medidas, generando la percepción errónea de que todo marcha sobre ruedas y que se están atendiendo y satisfaciendo todas las necesidades elementales de la gente.

Aunado a lo anterior es importante mencionar también el enfoque que como personas con discapacidad le hemos dado a esta fecha, pues lo hemos encasillado muchas veces únicamente en el concepto de la solidaridad, palabra que hace referencia a un sentimiento, a la posibilidad de generar “unidad basado en las metas o intereses comunes”. Esto sin duda es el punto de partida, el inicio (pero solo eso) para caminar hacia la divulgación de conceptos más concretos como la inserción, la inclusión, etc. Pues el sentimiento de la solidaridad por sí mismo resulta insuficiente si no consigue que se den los pasos necesarios para lograr y alcanzar estadios de desarrollo, condiciones que le permitan a la persona ciega, a la persona sorda, etc. Vivir en situación de igualdad con el resto de su entorno, sintiéndose parte activa del proceso de producción que sostiene a un país.

Es en esto en lo que debemos hacer énfasis y enfocarnos a partir de ahora, tomando en cuenta y replicando actividades como las que este año ha llevado a cabo la UNAH, CIARH, entre otras; cuyo gran propósito  fue el de la inclusión y la inserción, haciendo fuerza en campos específicos como la educación y empleo, factores en los que más atrasada se encuentra la población con discapacidad en Honduras.

Es mucho lo que hay por hacer, son demasiados pasos los que se tienen que dar para que los hondureños en situación de discapacidad podamos sentirnos parte activa, beligerante e influyente en esta sociedad que se debate entre la pobreza, la violencia, los fraudes y la falta de democracia, etc. Es el Estado el primero que tiene que avanzar hacia la implementación de políticas públicas concretas, reales y objetivas que nos permitan el acceso igual y libre a la vida política, económica, cultural… anteponiendo y garantizando siempre la dignidad, condición inherente a todo ser humano.

La sociedad tiene que entender también que no somos seres extravagantes, súper humanos ni nada por el estilo. Tampoco somos personas a las que hay que compadecer, no padecemos de una discapacidad, no sufrimos por el hecho de ser ciegos, sordos, usuarios de sillas de ruedas ni ninguna otra discapacidad de cualquier naturaleza. Somos seres humanos iguales; acertamos algunas veces con nuestras decisiones, nos equivocamos en muchas otras, tenemos nuestras inclinaciones políticas o no, religiosas o no, nos formamos y educamos cuando podemos, trabajamos si encontramos espacios, salimos a tomarnos unas cuantas si nos gusta, vamos al estadio, al teatro, al cine, leemos, nos informamos, tenemos criterio, tenemos capacidad para decidir sobre nuestra vida y nuestros actos, también queremos, también odiamos, decimos cosas bonitas, insultamos, votamos… ¿igualito verdad?. Sí; somos personas como usted, personas como vos. No somos incapaces, no tenemos “habilidades disminuidas”, no somos “especiales”, somos seres humanos que andan y van por ahí, buscando espacios, buscando escenarios y trincheras para acompañarles, caminar con ustedes y ayudarles a construir un país de todos, un país para todos, una patria justa, libre, incluyente, democrática.

Pretendemos ser independientes: solo necesitamos las condiciones adecuadas, los aparatos y las adaptaciones necesarias para conseguirlo.

Y por último, las personas con discapacidad tenemos que entender que el mundo no nació adaptado para nosotros, que no lo va a ser nunca en su totalidad. Tenemos que entender y asumir además que no basta con pedir al Estado las políticas públicas para nuestra inclusión y desarrollo, que no basta con pedir que la sociedad nos preste o nos regale los espacios y nos abra las puertas. Pues todo esto será en vano si nosotros que somos los protagonistas de este cuento no nos ponemos las pilas y comenzamos a demostrar en serio que si podemos, que somos capaces de defender nuestros derechos, que podemos luchar por verdaderas conquistas y transformaciones sociales, que no somos trampolín ni escalera para nadie; en fin, que tenemos los argumentos y las ideas suficientes para ser forjadores de nuestro presente, nuestro futuro y el de quienes nos seguirán en estos caminos de la vida.

Será así: participando activamente, incorporándonos a las actividades, aportando y trabajando para construir, siendo agentes de cambio como será posible decir que como hace algunos años, ya no es más de lo mismo el día de la solidaridad con las personas con discapacidad en Honduras.

 

El proceso para la elección del Fiscal General y Adjunto del Ministerio Público está en marcha. En los últimos días entró en vigencia el reglamento aprobado por la Junta de Proponentes que regirá la postulación, evaluación y selección de cinco candidatos que serán presentados al Congreso Nacional.

El primer paso para elegir al fiscal es a través de la Junta, instancia conformada por la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Colegio de Abogados, Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), universidades públicas, privadas y organizaciones de sociedad civil. Esta entidad aprobó un código de ética y el reglamento que rige cómo se desarrolla el proceso.

La Junta se reunió nuevamente para hablar de la socialización de un reglamento que según Omar Rivera, de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) e integrante de la propia Junta, tiene las garantías para seleccionar a cinco perfiles independientes y capaces, además se definió que el 30 de abril es la fecha límite que tienen los candidatos propuestos o auto propuestos para enviar sus postulaciones. Entre los días 31 de mayo y 15 de junio la nómina de los cinco candidatos propuestos debe ser enviada al Congreso Nacional.

Hasta el momento solo se han inscrito dos personas para el cargo, se trata del abogado Aníbal Izaguirre Maradiaga, quien se ha desempeñado como subjefe de la Fiscalía Especial de la Transparencia y Combate a la Corrupción Pública, y un abogado que pertenece al poder judicial en Comayagua, de quien no se ha especificado su nombre.

El Ministerio Público es el órgano superior de investigaciones y tenerlo bajo control es sinónimo de garantías, inmunidad e impunidad. La crisis política desatada por las irregularidades electorales a finales de 2017 dejó más de 30 asesinatos y múltiples violaciones a derechos humanos, la fiscalía hasta la fecha –es decir, cinco meses después– no ha presentado un requerimiento fiscal contra elementos militares, acusados por organismos defensores de derechos humanos como los responsables directos de estos hechos. Sin embargo ha actuado con total diligencia para emitir requerimientos fiscales contra personas acusadas de incendios, robos y daños durante la misma crisis.

A pesar que el Ministerio Público  tiene una Fiscalía de Derechos Humanos, esta no se encarga de los casos producidos en la crisis post electoral, los requerimientos fiscales contra personas que protestaron acusadas por la quema de postas policiales y agresiones contra uniformados los llevan fiscalías de jurisdicción nacional, así como las investigaciones de manifestantes asesinados.

–Es lamentable este ambiente de impunidad, acá los violadores de derechos humanos no son castigados, sabemos que la Fiscalía está en manos de quienes ordenan violar los derechos, por eso no hacen nada –denunció públicamente el defensor de derechos humanos del Centro de Investigación y Promoción de Derechos Humanos (CIPRODEH), Wilfredo Méndez.

El analista político Ricardo Salgado considera que tener el Ministerio Público en manos de alguien de confianza permite eso, tener control de las investigaciones, es decir, violentar derechos sin preocuparse por ser investigado y judicializar a quienes en el mapa político puedan ser incluso posibles obstáculos.

El gobierno de Estados Unidos, la Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad (MACCIH) y el propio gobierno, apuestan por el modelo actual y cómo se ha venido manejando el Ministerio Público. Esta semana en un evento desarrollado en Tegucigalpa en la inauguración de un auditorio de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), se calificó  de positivo el papel del fiscal actual Oscar Fernando Chinchilla en su lucha contra la corrupción e impunidad.

Chinchilla se ha mostrado como alguien ejemplar que ha iniciado el rescate de la Fiscalía, aunque para los sectores de sociedad civil que no pertenecen a las estructuras oficiales, Chinchilla ha sido  personaje de entera confianza de Hernández, por lo tanto, su continuidad sería respaldar el camino de impunidad en casos que tocan a su gobierno.

Perfiles y candidaturas 

Además de los dos abogados que actualmente entregaron documentos a la Junta de Proponentes, también se manejan muchos nombres. Fuentes ligadas a la sociedad civil y al partido de gobierno aseguran que la reelección de Chinchilla sigue siendo la apuesta oficial, y que en su momento se hará la presentación de su candidatura.

Pero además se manejan otros nombres como opciones alternativas, entre ellos, Vilma Morales, integrante de la comisión de Depuración de la Policía Nacional, Ethel Deras, asesora y comisionada de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros, María Antonia Navarro, exembajadora de Honduras en Chile, Nora Urbina, quien formó parte del mecanismo de protección a defensores de derechos humanos y la directora del Servicio de Administración de Rentas (SAR), Miriam Guzmán.

El proceso que sigue la Junta de Proponentes ha sido criticado por un sector de sociedad civil que se aglutina en la Coalición contra la Impunidad, quienes han creado una estrategia para enfrentar esta elección.

–El paso más importante es conjuntarnos, articularnos y trabajar en una estrategia de incidencia, que consiste en observación del proceso, señalamiento de irregularidades, impulsar acciones legales para que el proceso funcione, y luego el cabildeo con actores nacionales e internacionales. Hay muy poca confianza y credibilidad en los colegas en este proceso, y no solo es en este proceso, sino en todos los que han habido, porque finalmente el sector político, el sector ligado al poder elige a quien quiere- dijo Guillermo López Lone, de la Asociación de Jueces por la Democracia (AJD) que forma parte la Coalición.

El exfiscal –el primero que tuvo Honduras después de la época militar– Edmundo Orellana, también habló del actual proceso y pronosticó la elección de una persona de extrema confianza del presidente, y que el Congreso Nacional elegirá como lo ha hecho todos los años; es decir, bajo la influencia política.

Por su parte el presidente del Central Ejecutivo del Partido Liberal, Luis Zelaya, dijo que ellos están en la obligación de intentar colaborar para la elección de un fiscal independiente y autónomo.

El coordinador de investigaciones del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Odir Fernández cree que se ha hecho la parte previa, pero no se ha acreditado la mayor participación de postulantes, por la falta de confianza que tiene la gente en el proceso.

–Tiene que valorarse mucho los antecedentes de las personas a elegir, y que se haga el balance para saber si está despolitizado y si tiene la capacidad para dirigir al Ministerio Público, manifestó  Fernández.

El CNA ha denunciado diversas redes de corrupción a lo interno del Estado, esta entidad ha criticado el papel del Ministerio Público por no investigar las denuncias presentadas. Esta semana denunció la operación de 5 redes de corrupción dentro de la Secretaría de Salud en la que participan al menos 700 personas que se distribuyen el negocio de insumos para hospitales de manera fraudulenta.

–Acá hay algo claro, el Ministerio Público es toral para el gobierno, es innegociable, por lo tanto ahí se ubicará a una persona de confianza del presidente- Dijo el analista Raúl Pineda, ex diputado del Partido Nacional en el Congreso Nacional.

Junta cuestionada

–Mire, yo no creo que la cosa sea distinta, no hay esperanzas que tenga un giro,  es decir, probablemente ubicarán a alguien que represente sus intereses. Calificó sobre la composición de la Junta de Proponentes, el ex director del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, Eduardo Facussé.

Para Facussé, este proceso de selección será igual que los anteriores, con una junta que validará una elección con tintes de direcciones políticas del partido de gobierno.

Cada cinco años se elige un fiscal en Honduras, siempre la Junta de Proponentes es la encargada de dirigir el proceso, y la misma Junta selecciona dentro de su total de candidatos a perfiles que representan a los intereses de los partidos en el poder para que el Congreso Nacional tome la decisión.

Por ejemplo, el actual fiscal Oscar Chinchilla antes de ser electo, fungió como magistrado de la Corte Suprema de Justicia en la sala de lo constitucional, plataforma en la que demostró su apoyo a Juan Orlando Hernández, quien al ser presidente del Congreso Nacional, destituyó a los magistrados de esa Sala a excepción de Chinchilla para de esa forma facilitar su camino hacia la reelección.

Los integrantes de la Junta creen todo lo contrario y afirman que desde las instituciones que representan harán lo posible para presionar por la elección de un fiscal independiente de grupos políticos.

Wilfredo Castellanos, representante del CONADEH en la zona norte dijo que desde su institución buscarán nominar a candidatos que estén interesados por hacer justicia no por personas que busquen proteger delincuentes.

Omar Rivera, de sociedad civil, cree que avances como la creación del reglamento garantizan transparencia, pero que el Congreso Nacional debe encargarse de tomar una buena decisión.

Para elegir al Fiscal General y Adjunto se necesita mayoría calificada, si en el pleno del Congreso Nacional no hay acuerdo, el procedimiento parlamentario indica que el fiscal debe continuar en el cargo hasta que haya la cantidad de votos necesaria, significa que de los cinco candidatos presentados por la Junta debe salir sí o sí el nuevo Fiscal General y Adjunto del Ministerio Público.

Los candidatos propuestos y auto propuestos deben llenar tres formularios que serán utilizados para la correspondiente ponderación de los aspectos a evaluar. Uno de los formularios será para la evaluación de cumplimiento o incumplimiento de los requisitos establecidos, otro para la matriz de evaluación curricular y el tercero para los criterios de evaluación y puntaje que resultará de las audiencias públicas que serán realizadas para consultar a los candidatos sobre distintos temas y sobre el papel que pretenden realizar en el Ministerio Público.

El Presidente, Rolando Argueta Pérez, como timonel de la Junta Proponente, informó que se recibieron solicitudes de diferentes instituciones para participar como veedores en el proceso de Selección de parte de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH), de la Asociación por la Paz y la Justicia (APJ), de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), de la Secretaría de Estado en el Despacho de Derechos Humanos, del Foro Social de la Deuda Externa en Honduras (Fosdeh), de la Coordinadora de Instituciones Privadas Pro las Niñas, Niños, Jóvenes y Adolescentes y sus Derechos (Coiproden) y de la Coalición de estudiantes anticorrupción.

Según el artículo 19 de la Ley del Ministerio Público el fiscal electo debe reunir los siguientes requisitos: 1. Ser hondureño por nacimiento, mayor de treinta y cinco años de edad y Abogado, colegiado con diez años de ejercicio en la judicatura, en la profesión o en la docencia de educación superior en las ciencias jurídicas; 2. Ser de reconocida solvencia moral; 3. Estar en el pleno ejercicio de sus derechos civiles y políticos. Esta misma normativa prohíbe a diputados, funcionarios afines a partidos políticos e integrantes de los mismos en los últimos tres años.

En este caso la elección empezará a discutirse en el Congreso Nacional a finales de agosto e inicios de septiembre, la que por ahora pasa por su primera etapa, una etapa que a la larga será crucial para la decisión que el Congreso Nacional deberá tomar en septiembre.

 

Foto: Martín Cálix

Tras 4 meses de la crisis política postelectoral, el foco de atención se ha puesto en las discusiones en medios de comunicación y Twitter que han tenido miembros de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, sobre todo sus líderes Manuel Zelaya Rosales y Salvador Nasralla, discusiones que parecen materializar una fractura irreparable en una alianza que pareció coyuntural para las elecciones de 2017 y que solo puede sobrevivir pensando en procesos electorales.

Nasralla ha insinuado que creará su propio partido político y ahora ha pedido la presencia de Julio Larios, su asesor político, que miembros del partido LIBRE han catalogado como empleado del Partido Nacional en las reuniones del Concejo de la Alianza. Pero sin entrar en detalles de la discusión-que de esos ya hemos visto en todos los demás medios y en tuits- es notable que esta situación repercute en la convocatoria de lo que la misma Alianza llamó “insurrección permanente”.


Álvaro Morales, militante del partido LIBRE, joven que ha participado en protestas contra fraude electoral desde las elecciones de 2013, asegura que este “show político” parece copiado de la práctica histórica del bipartidismo y que solo abona a la confusión de la población en general que en este momento ya no muestra su indignación como antes.

“En el movimiento post electoral se vio una gran cantidad de personas en la calles, en el golpe de estado se vio también y lo hemos desaprovechado. Hablamos de una postura combatiente, la gente salió a las calles; se dieron actos coyunturales como el cacerolazo pero vacío de propuestas, la verdadera posición de organizar a la población no existió. La Alianza de Oposición como los partidos que integran no lograron pensar en formación política para las bases, si se hubiera pensado así habría acciones más sistemáticas pero ahora solo se reacciona a la convocatoria de los líderes de la oposición” y esos líderes están confrontados. Alvaro es un joven con muchos rostros, no es el analista de las 9pm en el primetime, pero representa a miles.

La crisis postelectoral dejó 43 muertes que aún siguen impunes, múltiples violaciones a DDHH y más de 20 privados de libertad que en campaña de la oposición son llamados “presos políticos”. La Asamblea Nacional de la Alianza de Oposición se llamó: Kimberly Dayana, el nombre de la adolescente asesinada en el sector Villanueva durante la primera noche de toque de queda, el 1 de diciembre en Tegucigalpa. Para Morales lo preocupante de toda esta situación es que la vida de estas personas, la libertad perdida y los golpes, parecen no tener el peso mismo que tienen las peleas de la Alianza, y esto abona a que estos atropellos queden silenciados.

“Creo que poco o nada ha importado la vida de los compañeros perdidos, los presos políticos; se ha utilizado su imagen pero nadie sabe el seguimiento a ellos, la gente sufrió golpes, gaseadas, yo tuve varios golpes de parte de la policía nacional y ha valido la pena. Quienes ponen la sangre en estos procesos siempre son los pobres pero debemos saber por qué la ponemos, si va a servir para el desarrollo de la sociedad hondureña o solo estamos reaccionando a los líderes”, agrega.

Foto: Catherine Calderón

“A mi nada me sorprende en política”: Mel Zelaya

Sin duda, el líder político más fuerte de la Alianza de Oposición (conformada por LIBRE, PINU y Salvador Nasralla), es Manuel Zelaya Rosales, a quien aun sus seguidores llaman presidente y a quien siguen cantando la canción “Urge Mel” en las asambleas. Zelaya es un político viejo, antes de ser presidente fue funcionario público desde el gobierno de Carlos Flores Facussé, hace poco más de 20 años. Por eso mismo Zelaya no esconde su audacia política y asegura que “nada le sorprende”, ni el fraude electoral, ni las diferencias ideológicas dentro de la Alianza.

A Zelaya lo entrevistamos el mes pasado y le preguntamos sobre su relación política con Nasralla, quien no tiene la antigüedad ni la experiencia política pero sí la popularidad que un outsider puede generar en una población cansada de la corrupción estatal.

“Salvador Nasralla es un hombre de centro-derecha. Nosotros somos de izquierda. En el gobierno, me ubiqué como centro-izquierda. Me dijeron que era peligroso lo que había hecho y dije: quiten lo de centro. De izquierda son los grupos sociales que protestan contra los que impiden los cambios. Eso es izquierda, protestar contra el que no quiere cambio, el conservador. Es una alianza mística entre la izquierda, que representa Libre, y Salvador, que no es político, que es un presentador deportivo muy bueno, muy popular, y nos asociamos. Y le ganamos las elecciones al bipartidismo. Cien años de bipartidismo quedaron en la lona, derrotados, con su modelo neoliberal, con su modelo capitalista salvaje. La asociación con Salvador resultó pero hubo un grupo que lo mal asesoró diciendo que EEUU lo iba a poner de presidente si me apartaba a mí, si paraba las movilizaciones, un grupo. Yo le expliqué y el rectificó. Pero eso es la asociación con Nasralla, una asociación política, coyuntural, para ese proceso electoral”, dijo claramente Zelaya en aquel momento.

Nasralla ha acusado a Zelaya de tomar decisiones unilaterales, de no consultar con el resto de la Alianza y de emitir comunicados llamando a la gente a las calles sin dar conocer la estrategia clara de estas movilizaciones. Zelaya lo acusó de lo mismo en la crisis postelectoral cuando Nasralla firmó un acuerdo con la OEA que también había firmado Juan Orlando Hernández que daba a torcer las denuncias de la Alianza si la OEA reconocía a uno de los dos como presidente. Pero a Zelaya nada le sorprende, él lo cuenta fresco.

“A nosotros nada nos sorprende. Venimos del exilio, el golpe de Estado, la represión, el asesinato. La gente que ha estado a la par mío  está muerta, casi toda ¿Qué dicen organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos? Hacen un informe, pero no hacen nada”, asegura.

Un punto de quiebre notable ha sido la participación de la Alianza en el diálogo nacional y la indecisión de Nasralla de entrar al diálogo y luego salirse.

Aunque en el momento de la entrevista Zelaya dijo que no era momento de hablar de las próximas elecciones, esta semana después  de la Asamblea Nacional de la Alianza de Oposición, hasta mencionó que la candidata de la Alianza para las próximas elecciones sería Iroshka Elvir, esposa de Salvador Nasralla, candidata a diputada sin éxito en las pasadas elecciones.

“Estar hablando de elecciones bajo esta misma plataforma es hablar de otro engaño. No hay campo ahorita para hablar del futuro electoral del país si no hay reformas”, dijo hace un mes; esta semana se contradijo.

Alvaro, de la juventud de LIBRE, acierta en que el discurso de sus líderes es confuso y que son parte de un show político. Las protestas en las calles han bajado y hay miedo, Alvaro cree que en gran parte es culpa de este tipo de discusiones que desconocen el verdadero clamor de la gente.

“Cuando son gaseados los líderes hacen un boom ante los medios de comunicación pero no así las muertes o la gente que está dispuesta a poner sus sangre, a perder su trabajo por este tipo de acciones. Vemos a estas personas ahora en nada, ellos mismos se plantean ¿qué estaba haciendo yo? Es necesaria la construcción de políticas incluyentes para generar nuevas posturas en la Alianza, si no es así solo copiamos vicios del bipartidismo”, finaliza Contreras.

El Partido Liberal y otras figuras políticas que habían estado “devastadas” son las que se alimentan de la crisis de la Alianza, asegura este militante. Las calles cada vez más desoladas y un movimiento que ya no protesta ni por denuncias graves como la de los ex miembros de la MACCIH hablando de un pacto de impunidad entre el mismo Luis Almagro, secretario de la OEA y Juan Orlando Hernández. Un camino de silencio y de breaking news basadas en tuits y peleas públicas de políticos es el que Honduras ha tomado tras la crisis postelectoral.

Foto portada (joven en conferencia de prensa-diciembre 2017) : Martín Cálix

Entrevista a Álvaro Contreras: Fernando Silva

Texto: Alberto Sánchez

Imagen: Carlos Herrera, Confidencial Nicaragua

Escribo estas palabras de noche, en un hotel ubicado en Penonomé, en el centro geográfico de Panamá, a más de mil tres cientos kilómetros de una Nicaragua que dejé en relativa calma y que ahora arde en llamas más intensas que las que calcinaron buena parte de nuestra reserva biológica del Indio Maíz.

¿Qué pasó?

Esa es la pregunta que me han estado haciendo panameños, costarricenses, hondureños y salvadoreños que me acompañan en este segundo encuentro de escritoras y escritores de Literatura Infantil y Juvenil de Centroamérica. Yo he tratado de darles mi mejor respuesta, obligándome a salir del estupor.

Es comprensible que la gente fuera del país no entienda que todas esas personas que están en las calles no llegaron ahí de manera fortuita ni que son el resultado único de una reforma a nuestra cuota de seguridad social y pensiones; Nicaragua, desde el año 2006 ha vivido un proceso de centralización del poder político en manos de una familia que ha monopolizado los medios de comunicación, a la vez que ha cerrado espacios de participación y desarmado la institucionalidad de la policía y el ejército.

Durante doce años, la familia gobernante de Nicaragua ha utilizado a la Juventud Sandinista, grupos de motorizados y a la policía nacional como instrumento represor contra la oposición, organismos de defensa de derechos humanos, medios de comunicación no oficialistas, grupos y movimientos sociales. En el año 2008 comenzó un proceso de bloqueo y agresión a marchas opositoras y manifestaciones juveniles, así como la persecución de organismos no gubernamentales críticos al gobierno y al Movimiento Autónomo de Mujeres. El asesinato en 2011 de campesinos en Somoto a manos de funcionarios políticos del gobierno y policías; el desalojo brutal en 2012 por parte de 150 encapuchados de la alcaldía de Managua de la “champa de la dignidad” de jóvenes opositores; la tortura y abuso sufrido en Nueva Guinea por mujeres que  protestaban por el fraude electoral a manos de la policía en 2012; el desalojo brutal del plantón de #OcupaInss de jóvenes que apoyaban a un grupo de adultos mayores que protestaban por reducción de pensiones en 2013; estos y muchos más son antecedentes directos de lo que se vive hoy en mi país.

La llama más inmediata inició junto al incendio de la reserva Indio Maíz el martes 3 de abril. El incendio, iniciado aparentemente por la quema agrícola de un colono ilegal en la reserva, produjo la pérdida de más de cinco mil hectáreas de bosque y la indignación de un grupo de jóvenes de la Universidad Centroamericana que empezaron a convocar a plantones y marchas. Estaban indignados por la ineficiencia del gobierno, que tardó tres días en hacerse presente en la zona y que además, rechazó la ayuda de cuarenta bomberos forestales de Costa Rica e impidió el acceso a la zona a activistas y medios independientes. Chavalos y chavalas se auto convocaron, rechazaron públicamente cualquier afiliación partidaria y se mantuvieron firmes al ser enfrentados por antimotines y marchas convocadas y financiadas por el gobierno.

El incendio terminó por extinguirse, entre las labores de comunitarios, un helicóptero prestado por México y la lluvia que finalmente llegó. Sin embargo, los chavalos y chavalas siguieron con sus convocatorias. El #SOSIndioMaíz seguía como una manera de hacer patente la necesidad de hacer consciencia sobre el desastre ambiental y todas las otras quemas que estaban sucediendo en otras partes del país…

Y entonces el gobierno anunció la reforma del INSS.

Nuestro sistema de seguridad social, quebrado por la ineficacia y corrupción de todos los gobiernos, incluido el actual, más una inversión progresiva de la pirámide poblacional, necesitaba reformas y el gobierno decidió hacerlas sin consultas de ninguna especie y sin pasar por la asamblea. El lunes 16 de abril, Roberto López, presidente del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, anunció los cambios: disminución del 5 por ciento de las pensiones, elevar los montos de las cotizaciones de forma progresiva, lo que implica un mayor aporte por parte de las empresas (de 19 a 22,5 por ciento) con respecto a los trabajadores (6,25 a 7 por ciento).

A partir de ese momento lo chavalos y chavalas de la UCA ya no estuvieron solos. Al #SOSINSS se sumaron estudiantes de la UPOLI, de la UNI, barrios populares y de clase media de Managua, gente en Estelí, en Granada, en León, en Masaya. Sin organización partidaria, sin líderes designados, sin planificación o estrategia premeditada.

Hoy, después de contarle cuentos a un grupo de cuarto grado de una pequeña escuela de Penonomé, me quedé helado mirando lo impensable: el video de uno de los árboles gigantes de metal instalados en Managua –ícono de la familia gobernante- derribado por manifestantes; y después miré otro video y otro…

En este momento, a más de mil tres cientos kilómetros de donde me encuentro, se contabilizan más de cinco muertos, chavalos y chavalas desaparecidas, la alcaldía de Granada quemada, la estación policial de un barrio de Managua destruida, mientras la población espera una aparición televisiva de Daniel Ortega, anunciada por su esposa, la Vicepresidenta Rosario Murillo. Aparición que parece motivada por la marcha convocada para el próximo lunes por el Consejo Superior de la Empresa Privada.

¿Qué pasó?

Doce años de represión y corrupción, eso pasó.

¿Qué pasará?

Quisiera pensar que lograremos cerrar tantas heridas abiertas entre nosotros; que lograremos salir de estos ciclos de violencia política que han marcado nuestra historia; que lograremos convertirnos en una sociedad que deje de asesinar a sus mujeres, que deje de manipular y censurar a su juventud, una sociedad que escuche la voz de campesinos, campesinas e indígenas y afrodescendientes; un país que nunca más endiose a ningún líder o dirigente.

Pero ahora sé que eso está más allá de la utopía, en un horizonte teñido ahora por el humo y las balas, lleno de desconfianza sobre las futuras negociaciones y mucho odio hacia los represores y las instituciones que ellos corrompieron.

Me quedo con el valor, el coraje y el amor de tanto chavalo y chavala que están a esta hora en las calles, soñando con una revolución en abril.

 

 

Alberto Sánchez Argüello

Penonomé 21 de abril 2018

A 90 días de haber iniciado el año, Honduras ya registraba alrededor de 50 femicidios y abría trimestre con el informe del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) que registraba 3,196 niñas y mujeres agredidas sexualmente. La realidad de violencia para las mujeres hondureñas parece ser una ruleta rusa, esta vez le tocó a una universitaria de 17 años que fue violada dentro del campus en San Pedro Sula.

Hace unas semanas diferentes espacios del país amanecían empapelados con la imagen de una mirada de mujer, que llevaba por título “Yo no quiero ser violada” ubicando diferentes lugares en donde las mujeres no quieren ser víctimas de abuso sexual, entre esos lugares estaba la universidad, un lugar seguro en el imaginario de muchos.

La campaña parecía anteceder lo que viviría la joven de 17 años, que recién había iniciado sus clases y había migrado desde Santa Bárbara para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula. La joven estudiante fue privada de su libertad por cuatro hombres, quienes además le agredieron sexualmente dentro de uno de los baños de la Universidad justo en el inicio de uno de sus días normales de clases.

Al inicio hubo mucha confusión con respecto a lo sucedido, pero a medida que pasó la semana, se confirmó que aquellos audios que empezaron a circular por whatsapp, eran ciertos. Que en efecto el incidente se había suscitado en la UNAH-VS y que la denuncia había sido interpuesta en el Ministerio Público. En las redes sociales se podían leer diversos pronunciamientos por parte de los movimientos estudiantiles mientras que la universidad negaba mediante un comunicado oficial lo sucedido y enunciaba en uno de sus apartados: “Se descarta y desmiente que se haya consumado algún tipo de privación de libertad por parte de antisociales dentro de nuestras instalaciones”. El dictamen del médico forense decía lo contrario.

Ante esta postura, algunos movimientos estudiantiles comenzaron a publicar y circular por diferentes medios su repudio a la respuesta oficial de la UNAH. Grupos estudiantiles comenzaron a anunciar protestas y toma de instalaciones.

“Me parece hipócrita y de doble moral que ahora vengan a tomar este incidente como excusa, para tomarse las instalaciones, cuando el acoso sexual, psicológico y emocional que recibimos dentro de los movimientos no es abordado de la mejor manera,” expresó Karol Bobadilla estudiante de la UNAH-VS y ex dirigente estudiantil.

Para ella lo sucedido en la universidad es solo la muestra de lo que sucede en el país. “Acá pasa (la violencia de género) con el catedrático, con el compañero, el guardia y bueno, todo el ambiente en sí en el que todo gira en culparnos. Por ejemplo, en clases como Medicina Forense, cuando nos explican qué debemos tomar en cuenta al revisar un cuerpo, el catedrático nos dice que preguntemos y nos fijemos qué tipo de ropa llevaba la mujer que fue violada, porque pudo haber sido por llevar ropa provocadora”, comenta Karol, quien en diferentes espacios ha alzado la voz, ante afirmaciones que culpabilizan a la mujer de lo que les pasa.

Según un reportaje de Distintas Latitudes sobre los protocolos de atención a denuncias de acoso sexual en Latinoamérica, la UNAH es de las pocas universidades que informa tener un protocolo, sin embargo en el portal web no hay información actualizada sobre el mismo y el mecanismo más conocido de denuncia es el Comisionado Universitario, órgano unipersonal de la universidad establecido para velar por el respeto a los derechos y libertades de los estudiantes, docentes y personal administrativo y de servicio. Este órgano no ha actualizado sus informes en la plataforma digital desde 2015 y hasta ese momento se registraban 74 denuncias de acoso a nivel nacional.

Contracorriente solicitó información actualizada y declaraciones oficiales por parte del Comisionado, no obstante, en la oficina de la UNAH-VS nos refirieron a la oficina principal en Tegucigalpa en donde no obtuvimos respuesta. Sin información también puede ser complejo para una estudiante interponer una denuncia de este tipo.

La misma universidad, a través de un comunicado acepta que ya se habían dado violaciones sexuales dentro de sus instalaciones, en 2009 específicamente menciona un comunicado difundido a través de redes sociales para informar de las nuevas medidas de seguridad que se deben tomar en cuenta. El caso de esta semana ha servido para hablar de seguridad aunque lo difundido se aleje de crear soluciones reales.

UNAH VS. Foto: Sandre Ruiz

Para Karol, estas medidas también les ponen en peligro porque algunas personas deben caminar mucho para llegar al portón principal en el que seguramente serán recibidas con un “pase mami” del guardia y cree que estas medidas solo quieren tapar un agujero y no son propuestas integrales que realmente den respuesta a lo que se vive en el centro de estudio.

El abordaje del acoso y violaciones sexuales que enfrentan las mujeres universitarias no solo pone en duda los protocolos de atención y seguridad de la UNAH a través del Comisionado Universitario, también lo hace con los mismos movimientos estudiantiles, en donde Karol militaba anteriormente y en el que procuraba ser la voz que visibilizara la agenda de mujeres que, según ella, siempre es pospuesta por las autoridades y los dirigentes estudiantiles que en su mayoría son hombres.

Si bien, Karol habla desde la generalidad, lo hace también desde su experiencia de ser una mujer acosada y amenazada por no quedarse callada ante el acoso y hostigamiento por parte de un compañero de lucha, al cual ella denunció en la organización estudiantil en la que le dijeron que no podían hacer nada.

Yo estaba en uno de los núcleos del Movimiento Amplio de la Dignidad, quienes estaban representados acá en la universidad por una organización estudiantil, creo que ya no funciona y el Movimiento desconoció este núcleo luego del incidente porque al final no quisieron ser parte de la solución del problema.

Mientras ella luchaba por ser escuchada en el movimiento estudiantil de la UNAH, los días iban pasando como también sus energías al ver que la organización a la que pertenecía ni la plataforma del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) realizó una acción puntual y congruente ante su denuncia.

-Ahora con lo sucedido con la joven que fue violada, el movimiento estudiantil ha dicho que se tomarán las instalaciones, cuando en realidad nunca les ha importado la agenda de las mujeres, siempre se escuchan frases como “ahorita no es prioridad” “¡Ay! ahí vienen otra vez las feministas con lo mismo” o el famoso “espérense, luego vamos a luchar por eso”, pareciera que solo usan máscaras, que van cambiando según su conveniencia.

A Karol esto le toca fibras íntimas, no solo porque sigue luchando por sus derechos, Karol también perdió a una amiga por la violencia. Lucy murió en brazos de su madre herida tras un asalto en el bus donde se transportaban desde Santa Bárbara hacia San Pedro Sula el día en que realizaría su examen de admisión a la universidad.

“Muchas de mis compañeras o muchachas de donde soy deciden quedarse en el pueblo para no exponerse a la violencia a la que una se expone acá en San Pedro Sula, mientras las autoridades no brindan estrategias puntuales para abordar el problema”, agrega.

Actualmente se registran 115 homicidios de estudiantes universitarios entre el 2010 al 2018 según el Boletín Especial Sobre Homicidios de Estudiantes Universitarios generado por la OVN, de los cuales 26 son de la UNAH-VS. Esa violencia se ensaña en el cuerpo de las mujeres que después de ser violentado también es usado en discursos que no promueven una salida real al problema.

Era un lunes por la tarde, iba al sorteo de una exposición importante de mi clase favorita; un día nublado, fresco, pero sobre todo gris, se sentía extraño. No había muchas personas en la Universidad y quizás por esta razón había silencio.

No fue hasta el día siguiente por la mañana en la que compañeras de organización alertaron del rumor de una supuesta violación en nuestra Universidad. Cada una inició una investigación propia para así poder confirmar la noticia, creo que por dentro todas deseábamos que esto fuera mentira, no obstante, la noticia se confirmó. El lunes 16 de abril de 2018, una estudiante de primer ingreso fue sometida, ultrajada, violada por dos hombres en el segundo piso del Edificio 2 de nuestra Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula. El tiempo se detuvo.

La Universidad para muchas es uno de los lugares más seguros, claro, cuando evitas a los catedráticos acosadores, a los compañeros a los que friendzoneaste o cuando no caminás por el parqueo sola en la noche. Podías utilizar tu teléfono y el miedo de ser asaltada no es tan grande, podías buscar un aula sola para poder estudiar o una de las bancas en el área verde donde no hace tanto calor y la sombra de los árboles predomina, podías ir al baño sin compañía.

Luego de lo sucedido el lunes no pude evitar tener miedo y mis temores empeoraron cuando leí el comunicado oficial de las autoridades, alegando que la violación solo era un rumor falso. ¿Cuántas personas se expondrían ese día y seguirían su rutina diaria sin ningún tipo de alerta? Según la Universidad nada había sucedido, según ellos el campus seguía siendo un lugar seguro. La víctima fue revictimizada por las palabras irresponsables emitidas en ese comunicado.  Más tarde ese mismo día, los medios de comunicación confirmaron nuevamente la noticia haciendo referencia a la denuncia por violación interpuesta ante el Ministerio Público. Las autoridades no pudieron ocultar la verdad inminente que vagaba en cada persona que asiste a la UNAH.

Llamé a un amigo para que pasara por mí y fuera a dejarme a la entrada de mi clase, cuando llegué a la Universidad, todo seguía igual, las autoridades no implementaron ningún mecanismo de seguridad, tontamente imprimí mi forma 03 pensando que mínimamente sería un requisito para entrar a los predios del campus, no fue así. Las autoridades emitieron un comunicado pidiendo disculpas a la víctima y alegando que harían todo lo posible por contribuir en la investigación y en aumentar la seguridad para sus estudiantes, pero no es suficiente.

Ha pasado una semana desde la violación de una compañera y nada ha cambiado, las autoridades atribuyen este acto a personas ajenas a la Universidad, pero todos y todas sabemos que pudo ser un catedrático, un alumno, un guardia, un aseador, un vendedor, no necesariamente una persona que nada tiene que ver con el campus. No me siento segura, tengo miedo, aún si pidiesen la forma 03 en la entrada, aún si solo habilitan un portón para salir o para entrar, aún si ponen más guardias de seguridad. Porque nuestra realidad como mujeres solo empezará a cambiar hasta que se nos considere humanas.

 

Foto: Sandre Ruiz

De una u otra forma, en los últimos días, si has estado conectado, leyendo los periódicos o las redes, te has enterado que Facebook ha dado un sorpresón. Nada más y nada menos esta empresa ha estado usando la información que subimos para crearnos perfiles con los cuáles nos envía información para convencernos de esto o lo otro: que si ahora cómprate esos jeans que realzan tus glúteos, que si ahora vota a Trump como presidente de los Estados Unidos, que si ahora renueva por enésima vez tu celular y endeuda tu vida un poco más para enlucir un poco la miseria en la que nos hemos acostumbrado vivir…

¡Vamos! que se ha armado la de Dios es Cristo porque quién iba a pensar que Facebook podría estar detrás de tamaña posibilidad siendo una red que registra cada leve movimiento que hacemos, pero a quien además, cedemos con total parsimonia y benevolencia las gracias y virtudes que realizamos cada día. Es sin duda un hecho por el cual debemos echarnos las manos a la cabeza y gritar: ¡Así no Facebook!

Mark, habíamos hecho un trato: yo te daba toda mi información, te cedía mis fotografías, te permitía conocer mis gustos, mis debilidades, mi situación sentimental, mis problemas de escritura, mis necesidades materiales y espirituales… Y a cambio tú te conformabas con darme publicidad, que curiosamente siempre era algo de lo que había hablado con un amigo en una conversación. No eras sólo el hombro acogedor en la tempestad sino el oído callado que me escuchaba para saber qué necesitaba en cada momento. No importaba que eso que tú me decías que necesitaba fuese siempre algo material, o que, en caso de compartir información que no le gustase a gobiernos y poderosos, tú se la dieses para que pudiesen saber sobre lo que yo decía, hacía y organizaba.

Por todo ello estoy muy sorprendido, porque el trato era que todo eso quedaba entre tú y yo. Y ahora, todos estos medios de comunicación vienen a decirme que al parecer toda esa información que acumulas está sirviendo a multitud de empresas a generar un perfil psicológico que me lleve a votar a uno u otro presidente. Es algo que no acabo de entender: si yo te entrego mi vida desglosada en datos, fotos, momentos, lugares que visito, comidas favoritas y además, te regalo innumerables selfies para que puedas admirar mi belleza apolínea… ¿cómo es posible que esto se nos haya ido de las manos?

 

 

Foto: (CC) Brian Solis, www.briansolis.com and bub.blicio.us.

Texto por: Heidy Alachán

Luna tiene una nariz bien perfilada, ojos negros y grandes, sus pestañas abundantes resaltan la forma particular en la que brillan permanentemente. En su rostro de 23 años sobresale una sonrisa dulce, que en muy pocos momentos desaparece. Han pasado cuatro meses y once días desde su salida del Seguro Social, y Luna es puntual en su cita a las 10 de la mañana de un sábado de abril para contarme cómo sobrevive después del 1 de diciembre de 2017, el día en que un militar le disparó y la dejó con una discapacidad. Su hermana menor la ayuda a moverse, la acompaña a todas partes menos a la sala donde hago la entrevista.

Luna nació en San Pedro Sula, el 13 de octubre de 1994, pero se mudó a Choloma donde vivió hasta los 5 años y luego de varios cambios de domicilio regresaron al sector López Arellano donde vive y ahora sueña con graduarse de la universidad donde estudia.

La mejor parte de mi niñez fue cuando viví en Choloma porque tenía muchos vecinitos y salía a jugar todas las tardes. El colegio pasó igual, sin mayor novedad, estudié mucho y procuré salir bien con todo. En esa época y durante toda mi vida hasta antes del 1 de diciembre, fui una persona muy sensible, débil,  tenía miedo a la vida, no tenía fortaleza, decía que iba a hacer algo, pero al final no lo cumplía, no tuve una niñez tan bonita, sabe, me sucedieron muchas cosas.

Ella trabajaba como asistente contable y en el área de un proyecto, estudiaba licenciatura en relaciones industriales. El 1 de diciembre, su jefe avisó que no trabajarían debido a que las protestas y tomas de carreteras en todo el país se habían salido de control. Me dijo que había sido un día inusual, como ya venían siendo los días posteriores al 26 de noviembre, Honduras literalmente ardía. Llegó a haber alrededor de 100 puntos de tomas de carreteras y caminos en todo el territorio nacional, grupos de personas que exigían el respeto al triunfo de la Alianza de Oposición contra la Dictadura. Represiones, personas heridas y asesinadas, gases lacrimógenos, disparos, detenciones, saqueos y manifestaciones en los tramos carreteros más importantes de todo el país. Ejército, policía militar, FUSINA y policía nacional tenían una sola misión: controlar las protestas.

En la colonia de Luna, la población estaba en una de las calles principales, aun así, en  medio de los enfrentamientos de los manifestantes y el ruido de las armas militares y policiales, ese día, había decidido acostarse y dormir un rato ya que no iría a trabajar.  A las 12:30 pm, una serie de detonaciones muy cerca de su casa hizo que saltara de la cama hacia el patio. Su padre, en afán de ayudar a quienes corrían perseguidos por los militares con disparos y golpes, abrió el portón principal, permitiéndoles entrar para refugiarse.

Cuando ella llegó a la puerta, salió por brevísimos instantes para decirle a su papá que entrara a la casa. En ese mismo momento, inmediatamente después de una detonación, sintió cómo un calambre recorría su pierna y cómo ésta empezaba a desprenderse de su cuerpo. La bala había penetrado su pierna izquierda, a la altura del fémur. El dolor era sin precedentes. Los militares afirmaban que no había sangre ni disparos, que no había razón para tanto alboroto, hasta que Luna, levantó su mano llena de sangre para mostrar la pierna herida. Inmediatamente, la subieron a un vehículo para trasladarla a un hospital.

Luna revive esa terrible escena de su vida, allí en la entrevista que le hago. Continúa. De 10 a 15 militares rodearon la zona, impidiendo que ella saliera e indicaron que no la llevaran al Seguro Social, que si lo hacían serían tiroteados y si querían atenderla, debían llevarla a una clínica periférica, privada. Su padre asintió a fin de que abrieran su paso. Uno de los militares se dirigió a su madre, quien pretendía subirse al vehículo, amenazando que si se subía la mataría, ella se detuvo y con voz firme le respondió: “pues me va a tener que matar, porque yo por mi hija, voy a donde sea.”

Llegaron a la clínica periférica, del vehículo a una silla de ruedas, de la silla de ruedas a una camilla mientras la sangre continuaba saliendo en grandes cantidades. Se trataba de un disparo que entró por la pierna izquierda y provocó 3 orificios de salida en la pierna derecha. Luego de 3 bolsas de suero, los médicos dijeron a su madre que corría el riesgo de morir desangrada y debían trasladarla de forma inmediata al Seguro Social si querían salvarla. A partir de ese momento, empezó el infierno.

Médicos en huelga por falta de pagos y exigencia de aumento salarial, mora altísima en la atención a pacientes con citas de varios meses de anterioridad, la decadencia de la institución, el desabastecimiento de medicamentos y sobre todo, la ausencia de verdaderas políticas públicas que garanticen el derecho efectivo a la salud, provocaron que Luna pasara 1 mes y tres días en espera para ser operada.

Durante esos 34 días, su madre, una inspectora de maquila, se mantuvo junto a su camilla las 24 horas, durmiendo en muchas ocasiones en el suelo, incluso en los pasillos del seguro social, haciendo turnos con sus otras dos hijas. Todo ese tiempo, Luna, comió, durmió, habló, lloró, gritó del dolor, hizo sus necesidades, en esa misma camilla. En dos ocasiones, tuvo la certeza de preferir estar muerta. Finalmente, el 3 de enero, exactamente a la 1 de la tarde, entró al quirófano. Fue la tercera de una lista de cien personas esperando por operación.

Me incorporé y la vi con gesto de sorpresa, ella sonrió nuevamente y me dijo: sí, 100 personas.

-Pero mire, logré ser la tercera. Me insertaron platina desde acá hasta acá- dice mientras pasa su mano desde la cadera hasta unos centímetros arriba de la rodilla.

Luna afirma que muchas cosas han cambiado desde entonces.  En enero, su hermana mayor junto a su bebé se fue de “mojada” tras el sueño americano, con el compromiso de enviar dinero para sostener la familia. Su madre, una mujer de 45 años, ha tenido que buscar nuevamente empleo, mientras su hermana menor con 15 años, la ayuda en casi todo, ya que su madre está afuera de casa durante el día.

Sobre quién disparó y las condiciones en las cuales resultó herida, mientras pasaba varias veces la mano sobre su pierna, casi sobándola reiteradamente, me dijo: “no puedo ni ver a los militares, ese día estaban como locos, disparando a todo el mundo, lanzando piedras, golpeando a la gente. Lo que ese hombre ha hecho es una injusticia, ha sido un gran golpe para el pueblo. Yo no estoy a favor ni en contra de ningún partido político y nunca salí de forma directa a las  manifestaciones, pero el pueblo estaba en su derecho de defender el voto.”

Tomó un sorbo de agua y continuó: A pesar de lo que me pasó, siento que llevo una vida normal, tengo mis metas, mis objetivos trazados, sé lo que quiero y lo voy a cumplir. Para mí esto no es ningún obstáculo, es como un peldaño para seguir adelante y demostrar lo que soy. A pesar de todo lo que pasa en la vida, uno debe demostrar de qué está hecho, si bien es cierto en la vida hay golpes duros, no todo está perdido, voy a cumplir mis sueños, sin importar que sea muy difícil la situación.

Luna es una de las al menos 393 personas que resultaron heridas y lesionadas en las manifestaciones en contra del fraude electoral, varias de ellas con consecuencias irreversibles en su salud. Es también el reflejo de este paisito de tantos amores y dolores

Su sonrisa reafirma que ni todas las balas de las armas policiales y militares, ni toda la avaricia de poder, ni toda la maldad de sectores políticos y económicos al control de estas honduras pueden matar o desaparecer la esperanza que florece en las sonrisas que transitan las calles hondureñas cada día.

 

 

 

*Luna es un nombre ficticio, utilizada en función de proteger la identidad de la víctima.*

 

 

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San Pedro Sula ha sido catalogada como la ciudad más violenta del mundo, y a pesar que en 2017 pasó de ser la tercera ciudad del mundo con más alto índice de homicidios para posicionarse en el lugar número 26, sigue siendo  una “zona caliente”. El sector Rivera Hernández ha sido icónico para argumentar dicha categoría por ser uno de los sectores más violentos de la ciudad en el que se registran más de 5 grupos delictivos que controlan la zona. Pero hay un oasis en esta zona, una comunidad garífuna que llegó a este territorio hostil así como hace 220 años llegó a las costas hondureñas.

Texto: Catherine Calderón

El calor era intenso y en las calles había mucho movimiento, los buses interurbanos llamaban a sus pasajeros y en una de las calles del sector Rivera Hernández parecía que se viajaba al pasado. A lo lejos se escuchaba una voz estridente; era el director José Roberto López, del Centro Básico Padre Claret de la colonia Dr. Alfonzo Lacayo Sánchez, invitando a celebrar al ritmo de los tambores, la llegada del pueblo garífuna a tierras hondureñas, una conmemoración de lo acontecido hace 220 años.

Mientras en las escuelas, los tambores, caracoles y movimientos tradicionales coloreaban la escena, en el Centro Comunitario Juvenil (CCJ) de la colonia, tres mujeres negras debatían sobre cómo las tradiciones se estaban perdiendo y la necesidad urgente de transferir los verdaderos rituales de celebración de la llegada de la comunidad garífuna a Honduras y no seguir replicando lo que estaban presenciando, solo un acto más de folklore sin conexiones más profundas.

La Alfonzo Lacayo, como se le conoce comúnmente, está ubicada en medio de las colonias Llanos de Sula 1 y 2, Seis de Mayo y Asentamientos Humanos ubicadas en el sector Rivera Hernández conocidas por el alto índice de violencia. Hasta hace 3 años Honduras era uno de los países más peligrosos del mundo además de ser uno de los menos recomendados para viajar, según el Informe de Competitividad de Viajes y Turismo del Foro Económico Mundial que posiciona a Honduras en el número seis de los países con los índices más altos de violencia y homicidios a turistas.

Es una colonia peculiar no solo porque está rodeada de colonias en donde fácilmente se ven banderas (personas que están vigilando quién entra y sale para informar a la mara o pandilla que controla la zona) sino también porque es la única colonia conformada totalmente por Garífunas. Una colonia Garífuna entre ladinos y grupos criminales.

San Pedro Sula queda muy cerca de la ciudad de Tela, a 93.8 km del mar caribe, donde hace más de 200 años se asentó el pueblo garífuna expulsado de la isla de San Vicente. Ahora en San Pedro existen sectores o pasajes (pequeñas calles) enteros en los que la cultura Garífuna se siente, se saborea al comer casabe y pan de coco horneado artesanalmente en el patio de una casa.

En la megaposta policial del sector Rivera Hernández, en octubre de 2017, la policía informó que se había roto el record en la baja de homicidios en el sector, 26 días sin uno tan solo. La situación de violencia ha dejado de ser tan visible en el sector a pesar de que los barrios siguen controlados por grupos criminales. En esa misma posta policial, una oficial nos asegura que de todo el sector la colonia Alfonso Lacayo es la única que no genera denuncias por violencia. “Lo que sí se da es el escándalo público, porque ellos pasan tocando los tambores hasta altas horas de la noche, pero homicidios y violencia no se dan”, nos explicó en ese entonces.

La discusión de prevención de violencia se da en muchos espacios en el sector Rivera Hernández y es por eso que los vecinos preguntan constantemente a las representantes de la colonia Lacayo por qué pareciera que no hay garífunas involucrados en las bandas criminales del sector.

En Honduras se estima que existen poco más de cincuenta asentamientos garífunas, sin embargo, las estimaciones de la población garífuna de Honduras varían entre 50, 000 y 200,000, repartiéndose entre unos cuarenta pueblos de la costa y las principales ciudades del litoral y del interior. (Agudelo: 2011; Citado por Cuisset Olivier; 2014: 92).

Se ha puesto en duda la identidad garífuna de quienes ya no viven en las playas, de comunidades como la Lacayo que vive en una ciudad ajena a su territorio. Doña Rita, Trifi y Esma, tres mujeres negras lideresas, que constantemente escuchan interrogantes como las que se plantean en reuniones sus vecinos, nunca se inmutan, porque para ellas ingresar a una pandilla o mara no es opción para la comunidad garífuna, no es parte de su cultura.

Ellas consideran que sus saberes ancestrales, aún lejos del mar y en medio del puro polvo, son saberes tan fuertes que su forma de vivir no cambia ni siquiera frente a maras y pandillas. Y aunque pareciera que todo culturalmente está bien dentro de los parámetros de ser un negro migrante en la ciudad, para ellas tres que trabajan en diversos espacios de la para preservar su cultura y seguir trabajando en la prevención de violencia o cultura de paz, han  decidido ahora luego de ese bochornoso día cultural en la Escuela Claret, abrir o más bien aprovechar espacios de organizaciones, que sí tienen los recursos, para preservar su cultura desde el arte y la pedagogía.

Las calles que conforman la Lacayo son desérticas, no hay árboles alrededor y el polvo es amarillo claro, casi blanco, cubre todo. En ese ambiente con el sol en extremo resplandeciente, surgen las clases para ejecutar el tambor, bailar la tradicional danza, confeccionar vestuarios y para hablar el idioma garífuna casi perdido en la ciudad. Las chicas que llegan a las clases visten ropa de moda, su cabello trenzado bajo gorras planas de rapero. Quieren aprender sobre sus raíces porque se identifican más con la cultura negra en Estados Unidos, la que ven en la televisión o el internet, la que trajeron otros muchachos que probaron suerte en el norte después de saltar de la playa a la ciudad en Honduras.

Esma, la maestra, tiene 54 años y da clases de idioma garífuna por las tardes en un salón muy caluroso. En la mañana trabaja en una escuela en la colonia la Unión (otra colonia con altos índices de violencia) enseñando español a aquellos niños y niñas que vienen de las comunidades en el atlántico.

Su día no tiene nada extraordinario, según ella. «Vea que rico es esto, qué bonito es, al que viene de allá se le enseña español y al que es de acá se le enseña garífuna”, dice con una efusiva carcajada Esma, como si la alegría del caribe se hubiera hecho presente con sus recuerdos de infancia.

Cuenta que en su adolescencia no existían centros educativos interculturales como ahora -«Hablar mi idioma no era opción en las aulas de clase, pero como a una le enseñan a cuidar lo suyo, decidí estudiar bien el idioma, empecé a comprar libros, leerlos y practicarlo» – relata esta mujer luchadora, creativa y muy dedicada a su trabajo. Para estar donde ella siempre deseó profesionalmente tuvo que lavar ajeno, vender pan de coco, construir su propia casa y criar a sus hijas prácticamente sola.

De la migración forzada a buscar comunidad

Históricamente la migración ha sido parte de la realidad Garífuna, desde los tiempos pre –coloniales se registran las primeras movilizaciones de estos entre el Atlántico del país y algunas zonas cercanas a las fronteras de Honduras. Con el paso del tiempo, esta migración y desplazamiento forzado ha ido incrementando y la escena de un Basilio Urrutia perseguido, no se ha vuelto a registrar.

Basilio, es el personaje de una de las escenas que el historiador Dario Euraque, logra relatar en su colaboración del libro “Africanos y afromestizos en la historia colonial de Centroamérica” [i]Una historia que cuenta, cómo un hombre negro llegó a la capital de Honduras, en busca de mejores oportunidades laborales en un contexto en el que jamás un ladino y menos citadino capitalino había visto un negro. Lo persiguieron al no saber con exactitud cómo era posible su color de piel. El hecho, según Euraque queda registrado en un relato, titulado “El Negro Basilio”, publicado en una revista de Tegucigalpa en 1965.

Un relato del racismo y violencia a la que se enfrentaba la comunidad Garífuna, un relato que nos lleva y trae, como si fuéramos caminando en círculo para llegar al mismo punto en que actualmente se encuentra la sociedad Garífuna en Honduras. Una comunidad que ha sido expropiada de sus tierras ancestrales, violentada y criminalizada por el Estado de donde solo se le pone importancia cuando se quiere la fotografía “emblemática” para redes sociales o cuando se le ve en fotografías que el Ministerio de Turismo promueve con tanto orgullo.

Un rótulo de Marca País en San Pedro Sula invita a visitar las playas de Honduras con la imagen de un pescador garífuna y anciano. El pueblo garífuna ha sido expropiado de sus tierras y cultura. Actualmente el Estado de Honduras tiene dos sentencias internacionales por la violación a los derechos ancestrales de este pueblo que lleva más de dos siglos viviendo en la costa norte en condiciones de pobreza y falta de acceso a trabajo, educación y salud. Foto: Martín Cálix.

En el año 1989 se adoptó el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la Declaración de los Pueblos Indígenas de 2007. Estos instrumentos reconocen a los Pueblos Indígenas y a los Afrodescendientes el derecho humano fundamental de la libre determinación, el derecho al territorio, a su cultura, a no ser desplazados y a conservar un estilo de desarrollo que asegure su continuidad histórica. Sin embargo, en diciembre de 2008, el ministro de turismo, Ricardo Martínez Castañeda, escribió una carta a Manuel Zelaya Rosales, entonces presidente, en la que le suplicaba que tomara medidas para expulsar a la comunidad, a quienes describía como «ocupantes ilegales […] que afectan al desarrollo del proyecto y a la inversión».  Dicha carta fue filtrada a la organización inglesa Global Witness y citada en un caso de estudio de la organización, el proyecto al se refería el ministro es Indura Beach & Golf Resort, Curio Collection by Hilton.

Un caso emblemático de despojo en la comunidad garifuna es Barra Vieja en Tela Atlántida, que se ha enfrentado ante el Estado mismo, ya que el propietario indirecto de un 49 % del proyecto Indura, es el Estado de Honduras a través del Instituto Hondureño de Turismo.

En marzo de 2009, Martínez Castañeda también escribía a la Fiscalía General y al ministro de seguridad en un intento por conseguir su apoyo para desalojar a los habitantes de Barra Vieja. Una carta enviada tres meses antes del Golpe de Estado al que José Manuel Zelaya se enfrentaría, un hecho histórico que abriría puertas al despojo y criminalización de las comunidades Garífunas, logrando en 2014 la construcción del Resort e incrementando la siembra de Palma Africana pasando de 69.000 hectáreas a cerca de 150.000 de hectáreas de palma que han sido plantadas en todo el atlántico del país.

Según Doña Rita, que ahora vive en la Lacayo, ha hecho que personas como ella y su familia, migren o se desplacen de sus tierras a la ciudad.  Ella es originaria de Santa Rosa de Aguán, Colón y llegó a San Pedro Sula en busca de nuevos horizontes, en poco tiempo, en palabras de ella “se endamó” e inició una familia en la ciudad.

Actualmente tiene 62 años y lleva 29 viviendo en el sector Rivera Hernández, es una de las fundadoras de la Lacayo. Vive en una casa sencilla de dos cuartos, sala y cocina, con un patio lo suficientemente amplio para su pila y un horno artesanal construido con bloques, lámina y algunos maderos donde hornea pan de coco, hace casabe y a veces pan de camote.

«Empezamos en el 89 gracias a Chombo Sandoval por medio de Julián Palacio, gente que tenía conexiones con ciertos empresarios que no eran garífunas, que se encargaron de comentar a ciertas personas que queríamos una tierra, unas parcelas para garífunas, tierra para nosotros los negros», cuenta.

Rita y otras personas Garífunas que estaban ubicadas en diversas colonias de San Pedro Sula se organizaron y empezaron a reunirse en la Ferretería de Alicia Martínez y Martín su esposo que tenía un salón llamado Yurimi, ahí empezaron a planificar las primeras actividades de recaudación de fondos para construir su casa, mientras las personas que tenían los contactos municipales incidían por la tierra.

Las reuniones fueron dando frutos en un salón negro ubicado en una ferretería de la colonia Dandy, luego estas reuniones fueron rotándose en colonias donde también había garífunas, como en Medina en la Iglesia San José, Barrio Sunseri, Cabañas entre otros espacios, que cada vez se fueron haciendo más pequeños, por la cantidad de personas que llegaban, sin importar la lluvia que a veces caía.

“En ese momento cuando ya estábamos organizados, llegó la Misión Técnica Española, que nos acompañó y dio la base técnica, para que nosotros mismos empezáramos a construir nuestras casas, daban charlas sobre cómo trabajar en equipo y relaciones humanas, para que las cosas funcionaran de la mejor manera…pero bueno …eso siempre es un sueño nada más. Y aunque a partir de ese proceso se logró fundar una cooperativa llamada Cooperativa Mixta Garífuna Limitada, que ayudaría a construir las casas en grupo supuestamente gracias a las charlas de relaciones humanas” dice con un gesto de sarcasmo con el cual puntualiza, que, aunque se construyeron las casas, la cooperativa desapareció porque simplemente eso de las relaciones humanas no era prioridad.

Foto: Sandre Ruiz.

Empezaron la construcción poco después de una reunión en la que la Misión Técnica, había usado como estrategia decir que cobraría 100 lempiras por la construcción de las casas, obviamente ese día la reunión, el salón de la Escuela Claret estaba llena “En ese entonces estaba de alcalde Chombo Sandoval, recuerdo que la escuela la termino  inaugurando Callejas y el que puso el primera piedra para la escuela  fue Jaime Rosenthal, quién ya estaba tirándose de candidato presidencial, la iniciativa de esa escuela, la primera y única por muchos años intercultural, fue obra de las gestiones que profesora Sebastiana Arriola hacia” dice Rita quién además de haber construido su casa, ayudó a limpiar el solar donde se construiría la escuela, que solo era un cuarto inicial, pequeño y caluroso, el primer centro básico de la colonia.

Las primeras personas que llegaron a La Lacayo fueron Doña Rafaela y Doña Eva, ellas construyeron su casa y halaban su agua potable en la Colonia Seis de Mayo hasta que lograron tener en su propia casa.

«Acá no fue invasión, porque la Municipalidad de San Pedro Sula, durante el período de Chombo Sandoval nos ayudó, gracias a que hubo personas que dialogaron por nosotros y decían que los negros queríamos donde vivir.  Es la primera colonia garífuna de Honduras, tenemos una escuela que es PROHECO de la cual soy secretaria en la junta de padres y madres de familia, también formo parte de la Pastoral Garífuna que es liderada por las hermanas de Claret, soy una líderesa, igual que Trifi quien coordina el proyecto del CCJ que es parte del proyecto de USAID y Children International, ahí también soy parte del comité de apoyo», cuenta Rita al referirse a los diversos espacios en los que aprovechan para dar a conocer su cultura.

Según el informe Barreras de acceso al suelo Para Vivienda Social En Honduras en el país existe un déficit de 1,1338,018 de viviendas en el que solo alrededor de 400 mil viviendas son nuevas, el informe que fue realizado por Habitat para la Humanidad en Honduras, también menciona que una de las razones del déficit se debe a que Honduras se encuentra entre los cinco países latinoamericanos con mayor desigualdad social según las bases de datos del Banco Mundial como los informes de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

Foto: Sandre Ruiz.
 

Cuando se juntan las mujeres

Rita, Esma y Trifi son mujeres que se destacan en su comunidad por su liderazgo pero en el sector se destacan por ser mujeres garífunas que tienen arraigadas las tradiciones, que procuran traspasar y compartir con sus descendientes, sean familia de sangre o no.

De fondo se escucha un sorteo que realiza en vivo  HCH y doña Rita explica cómo se va haciendo la yuca y cómo sus hijos ya no viven con ella porque son profesionales independientes, aun cuando ella solo hizo hasta el 6to grado.

-¿ha valido la pena abandonar su tierra?

-Sí, ha valido la pena porque acá siempre habrá mejores oportunidades.

La colonia donde ahora Rita conversa, fue una colonia construida colectivamente desde una visión de una comunidad, que nace, crece y muere en familia. «Le pusimos Alfonso Lacayo por el primer médico garífuna, en honor a él que vino y demostró que nosotros los negros si podíamos ser más de lo que la gente acostumbra a saber. Acá en la comunidad, hay maestras, doctores, enfermeras, artistas y toda aquella ocupación que es beneficiosa para la comuna.»

Y aunque es una comunidad, establecida en medio de colonias peligrosas y en un sector estigmatizado, Doña Rita dice que cuando piensa en eso cree que son una comunidad acostumbrada a aguantar pobreza, una comunidad que fue esclava, que aguanta hambre y que el ser parte de estos grupos delictivos no es una opción. «Y el que se mete a eso de robar y otras cosas, que mejor compre su cajón de una vez, porque así terminan siempre», dice enérgicamente.

Aunque el Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la Universidad Autónoma de Honduras (UNAH) presenta en el boletín No. 48 sobre Mortalidad y Otros, edición enero a diciembre de 2017,  un análisis del comportamiento geográfico de los homicidios que permite observar y conocer que, durante el 2017, la región Norte fue la de mayor reducción con el 33.2%, mantuvo una tendencia elevada en el número de víctimas. El estigma que tienen las colonias ubicadas en el sector, es una marca que difícilmente se quita.

Esma y Rita son dos mujeres de la primera población que se fue estableciendo en aquellos pantanos, con acceso limitado, sin energía y agua potable, ellas dos fueron parte de esa población que se organizó para establecer la primera colonia más extensa de garífunas en la ciudad de San Pedro Sula.

Entre tambores, murales y dibujos con títulos garífunas

«La cultura es algo muy importante, no debemos depender de lenguas ajenas, porque nuestros padres  tienen la nuestra y esa es la que debemos mantener, es algo  que a mí me gusta y me enorgullece también porque me lo inculcaron mis padres, en todos los aspectos tanto dentro de lo espiritual, material y familiar, la cultura es muy importante más cuando se vive en la ciudad donde se dificulta un poco esa transferencia de conocimientos a los niños de ahora, nacidos acá en la ciudad» expresa la profe Esma, mientras continúa en la clase de garífuna.

  • Niñas, por favor pasen a leer lo escrito en la pizarra.

Ha dibujado y escrito las palabras de la lección de esa semana para que aprendan a relacionar los objetos con las palabras. Ella cree que el hecho que estas niñas y niños reciban las clases, es porque los padres y madres de ellas desean que puedan saber más de su cultura, aun cuando quizás ni ellos saben hablarlo bien más si lo entiende.

  • Uma significa sol, maestra.

Se escucha de la niña que acaba de pasar al pizarrón.

Foto: Catherine Calderón.

La multiculturalidad que se ve en la colonia Alfonzo Lacayo es una muestra de cómo la identidad cultural de la comunidad Garífuna es a prueba de balas, violencia, discriminación, urbanidad, como es a prueba del contexto que hasta el día de ahora no les ha podido arrebatar la esencia de una colonia que cada 12 de abril amanece más colorida, más rápida y más bulliciosa que de costumbre  conmemorando que un 12 de abril de 1793, los yurumi llegaron a Honduras en Punta Hisopo, de cómo los más de 5 mil ochocientos negros expulsados de San Vicente que se revelaron a la esclavitud, fueron obligados a naufragar.

Las clases de garífuna y de tambor se vuelven fundamentales para la vida de esta comunidad, que además de abrir espacios como estos en un contexto tan complejo, también rompe esquemas al permitir que mujeres garífunas, específicamente niñas aprendan a tocar el tambor –una práctica que usualmente hacen los hombres.

Y aunque la colonia lleva el nombre del hombre negro, que rompió esquemas, la  brecha educativa en comunidades como esta es latente todavía al no contar con centros educativos donde hayan maestros garífunas en las escuelas aledañas a la Alfonzo Lacayo, es quizás por eso que las clases de Esma o el  Programa Hondureño de Educación Comunitaria ( PROHECO) que ahora se ha convertido en el primer Centro Educativo Multicultural de la zona, siempre cuentan con una gran cantidad de niñas y niños garífunas, aunque los espacios donde reciban sus clases no sean los más idóneos.

CEPAL ha estipulado que dos de las llaves para la reducción de la pobreza, son la educación y el trabajo, no obstante al tener obstáculos como el lenguaje en las escuelas o colegios aledaños no todas cuentan con un 50% de personal garífuna, aunque sí hayan maestras y maestros de la comunidad (a excepción del Centro Educativo Multicultural Dr. Alfonzo Lacayo) por lo que la falta de espacios de participación o representación política, ingresos, empleo y enseñanza de la educación intercultural bilingüe hace que la brecha que el doctor Alfonzo Lacayo, inició a cerrar, siga en construcción.

Foto: Catherine Calderón.


Los esfuerzos que la comunidad hace para que la violencia no se los coma consisten en acciones sutiles, pero de gran impacto según ellas, aunque en la realidad, esas acciones sean fuertes como ellas y tan visibles como sus trajes típicos en la misa del Iglesia Católica.

Mientras doña Rita y sus nietos caminan hacia la misa del domingo, pasan por el campo de fútbol que casi no se usa por ser territorio en disputa entre pandillas. Los tambores no terminan de opacar la música de moda y gritos de alegría al celebrar un chiste seguramente cruel, que se hacían entre ellos los jóvenes de la colonia Lacayo, un espacio casi privilegiado en donde aún se puede sentir esa esencia de barrio, donde los vecinos celebran en conjunto todo, que toman sus cervezas, cocinan juntos y conversan sobre la cotidianidad.

En la iglesia, una misa intercultural, el coro está conformado por garífunas con sus trajes típicos y que, en vez de guitarras, la melodía la hacían los tambores artesanales y el canto de  familias garífunas una misa, en la que el padre hablaba o al menos intentaba cerrar frases en los dos idiomas, una misa que era acompañada de coros en garífuna y en donde las ofrendas eran pan y tableta de coco, que luego eran repartidos por igual a toda la comunidad religiosa asistente.

Puede ser que estas últimas prácticas no sean meramente de la comunidad, pero en la urbanidad conservar sus colores, formas de bailar dentro de la iglesia y cantar al son del tambor es la más grande trasgresión que quizás sin saberlo hacen ante la colonización que sigue expulsando al pueblo garífuna de las costas de Honduras.


Nota de la autora:

Este artículo, se lo dedico a esta comunidad que transgrede todos los días a todas horas, pero en especial al maestro Saul Batiz quién en vida fuera el director PR Centro Educativo Multicultural Dr. Alfonzo Lacayo. A él que siempre con ternura explicaba, acompañaba y enseñaba su cultura y educaba a las y los niños garífunas del lugar.

[i] (el olvido a la memoria: africanos y afromestizos en  la historia   colonial   de Centroamérica / ed. por Rina Cáceres Gómez)

Texto: Vienna Herrera

Fotografías: Whitney Godoy

Frente al Ministerio Público un grupo de personas exigen un alto a la violencia contra las mujeres en Honduras, una joven toma el micrófono y decide hablar. Se trata de Cynthia Izaguirre, hermana menor de Silvia, una de las últimas víctimas de femicidio en el país. –Esto tiene que parar, el dolor de las familias tiene que parar porque hasta que no se vive uno se hace muy indiferente con los asesinatos. Tenemos que hacer algo, nos están quitando la oportunidad de vivir, de luchar y de cumplir nuestros sueños. Mi hermana brilló siempre, lastimosamente no la dejaron seguir brillando–entonces su voz se quiebra y no puede seguir hablando más, se encierra en los abrazos de sus amigas y su padre mientras al fondo la voz de la cantautora hondureña, Karla Lara, se apodera del espacio con la frase precisa: “nos matan por ser mujeres, nos matan queriendo atarnos, nos matan porque no pueden doblarnos ni amarrarnos”. 

Silvia Vanessa Izaguirre tenía 28 y cursaba el último año de medicina, regresaba de vacacionar en el interior del país cuando su transporte fue interrumpido por asaltantes que además de robarle, intentaron violarla. Silvia se opuso y fue asesinada. Este caso generó convocatorias a movilizaciones, plantones, posturas y declaraciones contra la violencia de género desde su expresión más alta: el femicidio.  

Esa madrugada Silva abordó un bus desde Trujillo, departamento de Colón con destino a Tegucigalpa. Era el último viernes de Semana Santa y regresaba de visitar a una compañera que realizaba su servicio médico social en esa zona. Se sentó y le escribió a su padre un mensaje para avisarle que en unas horas estaría en casa, pero no regresó. Los detalles no importan del todo, lo que si queda claro es que a Silvia la asesinaron por ser mujer, por resistirse a la violencia sexual.

Los femicidios en Honduras son una realidad dolorosa, sólo en lo que va de 2018 se contabilizan al menos 90 víctimas, de acuerdo a la Plataforma 25 de Noviembre que agrupa diferentes organizaciones de mujeres.

Lo que le hicieron a Silvia provocó que la gente se movilizara, que la gente en redes sociales se indignara y la cobertura informativa fuese más amplia, “¿por qué no se hizo con la primera del año, o la del año pasado? Sino que tuvimos que esperar a que fuera una médico en servicio social. Si hubiese sido cualquier otra mujer como alguna vendedora de la calle, sería una estadística más” cuestiona Dariela Ramos, su amiga y compañera de carrera durante el comienzo de una movilización frente al Hospital Escuela Universitario (HEU) con dirección al Ministerio Público. En sus manos sostiene un rótulo con la frase “Ni una menos”.

Su caso se hizo polémico debido a que es una muestra de diferentes situaciones de violencia en Honduras, toca el nervio social de la población recordando las desigualdades sociales: la inseguridad en el transporte público, la cantidad de jóvenes que son víctima de violencia y sobre eso, la vulnerabilidad de las mujeres.

En la misma movilización camina una joven con megáfono en la mano gritando consignas cada vez que la música deja de sonar, su nombre es Marcela Arias, una joven feminista que señala que para erradicar casos como el de Silvia se debe colocar el machismo en debate. “Los hombres e incluso algunas mujeres están tan acostumbrados a ejercer micro machismos simplemente porque están en un espacio de impunidad. Siempre está esta cultura machista que el poder busca invisibilizar, las mujeres la sufrimos a diario en cualquier espacio, aunque sean los más democráticos y los más puros que se quieran denominar”. En el fondo se escucha un grito de alguna mujer “Vivas nos queremos”.

La militarización no disminuye la violencia contra las mujeres

Otro tema que apareció sobre la mesa a raíz del asesinato de Silvia es la política militarista del gobierno de Juan Orlando Hernández. En los últimos 4 años ha incrementado en un 64% el presupuesto de Defensa y Seguridad cuyos gastos no se conocen debido a la Ley de Secretividad y Secretos Oficiales, mientras tanto el de Salud y Educación apenas ha subido 13% y 0.48% respectivamente.

La presidente del Colegio Médico de Honduras (CMH), Suyapa Martínez, manifiesta que la única manera de revertir esta situación de violencia en el país que afecta con más fuerza a las mujeres es utilizando verdaderamente el Tasón de Seguridad en políticas públicas en educación y salud que garanticen la vida de las personas “es no tener ese ingreso en el anonimato o secretividad porque les ha permitido utilizarlo para campañas políticas que sólo le sirven a un grupo pequeño de la población, privilegiado y corrupto”.

A Silvia la asesinaron a la luz de los más de 2000 operativos fijos, móviles, terrestres, marítimos y aéreos que realizó la Policía Militar a nivel nacional durante Semana Santa. Rigoberto Izaguirre, padre de Silvia, frente a una barrera policial que colocaron debido al plantón frente al Ministerio Público, cuestiona estas medidas.

“Ahora utilizan el asesinato de mi hija para limpiar esa zona ¿por qué no hacerlo antes? ¿Por qué no crear un sistema de paz en toda Honduras? En otros países uno camina a cualquier hora con una tranquilidad increíble pero acá no, usted mire lo que pasó…” no puede hablar más, su voz no le sale.

La Dirección Policial de Investigación capturó a Erick Adonys Avila como uno de los sospechosos del crimen contra Silvia. Es un joven trigueño, alto, le cuelga del cuello un rosario, así se muestra en la fotografía de su captura. En Honduras, la impunidad en el femicidio sigue siendo alta, los perpetradores de una u otra forma terminan evadiendo la justicia. Según el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), el 85% de los casos quedan en la impunidad.

De acuerdo con Dariela Ramos, amiga de Silvia, la situación de desigualdad en el país, a causa de la escasa oportunidad de educación, acceso a la salud y distribución de las riquezas provoca que personas como los asesinos de su amiga, lleguen a tales extremos. “Necesitamos lo básico para que las personas que andan delinquiendo tengan esa oportunidad y no la necesidad de ir a robar, asesinar, secuestrar para tener que llevar el pan de cada día a su casa. Nosotros a diario tenemos que enfrentarnos con los familiares de nuestros pacientes que no tienen dinero ni siquiera para comprar un medicamento y la vida depende de esto” enfatiza y parece que comprendiera a quienes asesinaron a su amiga.

Foto: Whitney Godoy

La cobertura informativa que fomenta la violencia contra las mujeres

En un periódico en su versión digital, aparece dentro de la sección de Sucesos el siguiente titular: “Por amor de una madre ultima a padre e hijo”, se trata de un asesinato perpetrado en la aldea de la Granja municipio de Teupasenti: tres individuos entraron a la casa de Santos Genaro y su hijo, Merlín Obando, y les dispararon a los familiares de una mujer sin nombre “por una disputa pasional”, entre líneas la culpan del asesinato de sus familiares.

Hace un mes, durante la manifestación del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo, en un canal de televisión popular en el país, el presentador se dirige a la cámara, molesto por expresiones que han utilizado las mujeres para referirse a su medio de comunicación y dice “¿Será que no tienen marido? Porque una mujer con marido pasa haciendo nada, pasa contenta, hasta relajada espera a que le llegue la noche, pero ¿estas viejas no tienen no marido?” al lado lo acompaña una mujer, que aplaude y asiente con la cabeza afirmando cada una de esas palabras.

El machismo y la criminalización de las mujeres víctimas son dos teclas comunes en las salas de redacción del periodismo en Honduras: a las mujeres las asesinan por haber salido muy de noche sin un hombre, por celos, por no estar en casa con sus hijos o por no dejarse violar. A Silvia le escribieron esa historia, la presentaron como heroína por “preferir morir antes que ser violada”.

Roxana Corrales, de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos, asegura que el asesinato de Silvia es un claro reflejo de cómo los medios abordan el femicidio “ni siquiera explican que la asesinaron por ser mujer, que nuestra condición de género nos expone todavía más. Esa forma de abordar la noticia nos deja como señal de que a las mujeres nos ven como una cosa y que valemos por nuestro cuerpo y nada más” con un suspiro, concluye expresando que ser mujer y ser joven en Honduras es una lucha constante con sentimientos de miedo e indignación.

Cynthia Izaguirre se plantó frente al Ministerio Público y comenzó su discurso: “no sé cómo explicarles el dolor, no hay palabras para decirles lo que se sufre. Mi hermana era mi bello ángel, éramos una a la otra –se le corta la voz de la impotencia y aunque sus amigas le dicen que está bien, que no tiene que seguir hablando, vuelve a tomar el micrófono- ustedes no se imaginan lo que con mi hermana hablamos el sábado que pasamos juntas, teníamos tantas metas, queríamos luchar y brillar”. El femicidio apagó una luz más.

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