Un presidente cuenta cómo robó

Antonio Saca confesó cómo se enriqueció con la pauta publicitaria gubernamental vendida a sus radios. El expresidente, beneficiado por la Fiscalía, habló públicamente de sus delitos a cambio de una pena mínima. Saca narró los detalles de cómo usó la partida secreta para desviar millones a empresas ficticias, que le sirvieron para comprar propiedades y aumentarse el sueldo sustancialmente. El expresidente es la cabeza de una red que robó $301 millones al erario público salvadoreño, fondos que fueron usados para pagar tarjetas de crédito, sobresueldos a funcionarios, mentas a periodistas y transferencias al entonces partido de Saca: Arena.

Texto: Bryan Avelar

Foto FACTUM/Salvador Meléndez

Cuando el expresidente Antonio Saca empezó a declararse artífice de uno de los robos más grandes conocidos en la historia de El Salvador, sabía que algo bueno le esperaba. Sentado en el banquillo de los acusados, frente a un tribunal a punto de juzgarlo, el otrora exitoso locutor y empresario radial empuñó el micrófono y empezó a leer. Igual que en los viejos tiempos. Con voz fuerte y clara contó detalles sobre cómo él y un grupo de personas de su confianza desviaron más de $300 millones de dólares de dinero público durante sus cinco años de gobierno.

Pocas veces reconocer un robo trae beneficios. Pero Saca, detenido en 2016, había hecho un trato con la Fiscalía: si confesaba, su condena sería mínima.

La mañana del jueves 9 de agosto del 2018, en una sala de audiencias de los tribunales de San Salvador, frente a tres jueces y una veintena de abogados y otra de periodistas, el exmandatario contó por primera vez la trama detrás del millonario desfalco que ocurrió entre los años 2004 al 2009. En una hora y media, el político que ha sido amigo y aliado de los tres partidos políticos más fuertes de El Salvador, Arena, FMLN y GANA, dio detalles, giros y explicaciones de cómo se llevó millones de dólares del Estado hasta su bolsillo. Lo hizo a través de una engañosa estrategia publicitaria y otros métodos menos disimulados como entregar miles de dólares en efectivo a particulares. También contó el despilfarro de fondos públicos a través de sobresueldos, pagos de viajes a particulares y mentas a periodistas. Y de transferencias al partido que también presidió mientras era la cabeza del Ejecutivo: Arena.

Saca narró cómo personas de la administración anterior, la del también arenero Francisco Flores, le enseñaron a él y a su equipo a “manejar” la cuenta de Gastos Reservados de la Presidencia, también conocida como “Partida Secreta”, hasta la forma en que trianguló los fondos y los maquilló para que llegaran a su bolsillo en forma de salario. El expresidente también confesó que entregó miles de dólares a particulares, al partido político Arena, el mismo que lo llevó a la Presidencia, y a varios de sus exfuncionarios. Además describió el uso de empresas de papel que utilizó como testaferros para comprar propiedades sin levantar sospechas. En el camino, Saca contó quiénes fueron sus colaboradores y quiénes lo aconsejaron sobre la forma en que debía robarse el dinero.

Como si se trataba de uno de sus largos discursos públicos mientras fue gobernante -o alguno de sus programas radiales Reflexiones con Tony Saca, que emitía en sus radios-, el expresidente narró en voz alta la historia. Su público, al igual que cuando locutaba sus programas radiales con alto rating, lo escucha con atención.

–Esa fue una manera de que el dinero proveniente de la Presidencia de la República, a través de agencias de publicidad, llegara a mis cuentas personales, pero no de forma directa sino pasando por varias cuentas de personas jurídicas, y de esa manera justificar el ingreso y encubrir la actividad ilícita –, dijo el expresidente ya avanzado su discurso.

Escuche las confesiones del expresidente Saca:

El expresidente Saca es acusado de ser el principal instigador de una red de corrupción que desvió dinero público hacia cuentas privadas desde el primer hasta el último día de su administración, durante los años 2004 al 2009. Por eso fue capturado el 30 de octubre del 2016 junto a seis de sus colaboradores más, entre los que se encuentran tres de sus exsecretarios y tres empleados del área financiera de Casa Presidencial.

En un primer momento, Saca aseguró ante los medios de comunicación que su detención tenía una intención política y dijo que no había robado nada. Pero 22 meses después de haber dicho aquellas palabras aceptó confesar lo contrario a cambio de disminuir la pena por los delitos de peculado y lavado y dinero y activos que le pudieron haber significado hasta 25 o 30 años de cárcel como pena máxima.

En un acuerdo repentino, tras casi dos años de instrucción, la Fiscalía anunció el martes 7 de agosto un giro inesperado en el caso: solicitó al Tribunal Segundo de Sentencia de San Salvador un procedimiento abreviado, es decir, disminuir la pena a los señalados a cambio de que confesaran sus delitos.

En una conferencia de prensa, días después de aquel anuncio, el fiscal general Douglas Meléndez dijo que esta decisión se dio ante la posibilidad de que Saca y sus colaboradores quedaran libres tras cumplir dos años en prisión sin que hubiera una sentencia en firme, el plazo máximo que permite la ley para la detención preventiva.

Aunque la Fiscalía le había preparado ya una declaración extrajudicial para su comparecencia del jueves, Saca la cambió a última hora y añadió algunas cosas que no estaban en el primer borrador, algo que le disgustó a los fiscales del caso.

La banda presidencial que traía un permiso para robar

El expresidente Saca dijo que todo comenzó antes de llegar al poder. Semanas después de haber sido electo como presidente tras las elecciones de marzo de 2004, Saca y un equipo cercano de los que más tarde serían sus funcionarios formaron una comisión. Esta comisión serviría para reunirse varias veces con otro grupo pequeño de funcionarios salientes que acuerpaban al todavía presidente Francisco Flores, quien había llegado al poder también con la bandera del partido Arena. Las comisiones de transición tenían como finalidad heredar el conocimiento para manejar la cosa pública.

Saca recordó que se reunió varias veces con Flores. Algunas reuniones fueron en equipo, otras privadas. En esas reuniones, Flores le instruyó sobre cómo manejar las relaciones internacionales, le informó sobre el estado de la seguridad nacional y el manejo del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE). Pero también le heredó, según Saca, otro conocimiento importante: el uso de la partida contable llamada Gastos Reservados, también conocida como “Partida Secreta”.

Según Saca, Flores le enseñó un documento, un reglamento, un documento extraño que le daría poderes para saltarse la ley y hacer uso de millones de dólares de dinero público a su antojo y sin control de nadie. Ese documento no era una ley, era un acuerdo ejecutivo para el uso secreto del dinero. Tan secreto que el documento mismo también lo era. No necesitaba ser publicado en el Diario Oficial y bastaba con la firma de un solo funcionario para darle dichos poderes al presidente: la del mismo Saca.

Al centro, la casa del expresidente Saca, valorada por la Fiscalía en $8 millones. Durante el juicio, la fiscalía dio un recorrido para que la prensa contemplara los lujos en los que vivía Saca y su familia tras dejar la presidencia en 2009. Foto FACTUM/Salvador MeléndezEl documento, según Saca, no tenía al principio un espíritu delincuencial. Más bien “era necesario” ya que la Presidencia necesitaba contar con fondos de uso discrecional “para cumplir con compromisos de carácter político que eran propios de la presidencia; donaciones que se hacían a instituciones sin fines de lucro y también sobre la existencia de un acuerdo de carácter secreto, reservado, que él había utilizado para organizar y administrar la cuenta de Gastos Reservados de la Presidencia de la República”, según dijo en su declaración.

Saca dijo que Flores le entregó “personalmente una copia de ese acuerdo para que pudiera, este servidor, elaborar el propio. El presidente en funciones me explicó que ese acuerdo tenía fundamento en las atribuciones que le otorga la Ley de Defensa Nacional y la Ley del Organismo de Inteligencia del Estado, que habían sido emanadas y aprobadas por la Asamblea Legislativa de la República, durante el gobierno del periodo 1999 al año 2004”.

El equipo presidencial de Saca modificó el reglamento y lo nombró “Reglamento Interno de Funcionamiento para el Manejo, Control y Fiscalización de los Fondos Públicos, Gastos Reservados y Secretos de la Presidencia de la República Destinados a las Actividades de Inteligencia, Clasificación, Manejo y Protección de la Información y Deber de Guardar Secreto de los Colaboradores Designado Para el Manejo de los Gastos Reservados y Secretos”.

Este documento, con las modificaciones respectivas, fue aprobado el primer día de la administración Saca. Se sacaron dos copias que guardó el nuevo secretario privado, Élmer Roberto Charlaix, quien más tarde sería pieza clave en el desvío de fondos hacia cuentas pública y quien, según la Fiscalía, también se apropió de parte del dinero público. El documento nunca fue publicado en el Diario Oficial, tal como lo manda la ley para que un decreto ejecutivo entre en vigor.

–En este reglamento, delegué al señor Élmer Roberto Charlaix en el manejo de fondos de gastos reservados, lo que significó o significaba que él elaboraría la solicitud de fondos al Ministerio de Hacienda y una vez obtenidos el delegado procedería a la erogación de dichos fondos en nombre del declarante, su servidor, en su calidad de presidente de la República. Quedando autorizado Élmer Roberto Charlaix para poder abrir cuentas bancarias a su nombre para que se depositaran fondos de la Presidencia de la República en dichas cuentas, contó Saca.

Este reglamento permitía que de la cuenta principal de la Presidencia llamada “Cuenta Institucional Subsidiaria del Tesoro Público Presidencia de la República” se erogaran fondos hacia cuentas de Charlaix y posteriormente de dos empleados de Casa Presidencial de nombres Francisco Rodríguez Arteaga y Pablo Gómez, el primero gerente financiero y el otro auxiliar contable.

Rodríguez Arteaga fue, además, quien le enseñó, según Saca, a Charlaix a cómo manejar el dinero público sin control alguno.

La estrategia de Saca, según él mismo lo describió en su confesión, consistía en extraer millones de dólares mensualmente, que en un principio eran depositados en dos cuentas que manejaba Charlaix, quien emitía cheques a nombre del presidente para luego cambiarlos en efectivo. Sin embargo, casi un año después de usar esa estrategia, Saca y sus colaboradores notaron que estaban dejando demasiados rastros que los vinculaban directamente. Entonces abrieron 16 cuentas bancarias a nombre de Francisco Rodríguez y Pablo Gómez. Quien autorizaba la emisión de estos cheques era Jorge Alberto Herrera Castellanos, el entonces tesorero de la Presidencia.

Una vez que tenían el dinero en efectivo, el presidente podía hacer el uso que quisiera con él. Y nadie, ni siquiera la Corte de Cuentas de la República, la encargada de auditar el buen uso del dinero público, lo detectó nunca.

–Ya en la Presidencia, me di cuenta por medio de Élmer Roberto Charlaix que el examen prácticamente no se hacía. La persona encargada llegaba a ver que hubiera soportes, pero no hacia un examen retroactivo, contó Saca.

Un hombre de medios y una campaña publicitaria para enriquecerse

Saca es un hombre de medios desde hace 35 años y dueño de un emporio de radios que cubren todo el país. Antes de llegar a la presidencia, Saca ya era dueño de cuatro empresas radiales: Promotora de Comunicaciones, Grupo Samix, Stereo 94.1 FM, Radiodifusión de El Salvador y Radio Difusión Usuluteca. Estas empresas, para entonces, ya le generaban ganancias de hasta $202 mil anuales. Sin embargo, su paso por la presidencia le sentó como un golpe de suerte a sus empresas que pasaron de tener dichas ganancias en 2003 hasta alcanzar los $3 millones 246 mil en 2007, cuando aún se encontraba en el poder. En su confesión frente al tribunal, Saca cuenta cómo lo logró.

No era un secreto que para el expresidente la opinión pública era una parte muy importante en su gestión. Sabía además que para que él, personalmente, y su gestión tuvieran una buena imagen necesitaba invertir en publicidad, pagar pautas en medios de comunicación impresos, televisivos y… en radios.

Luego de llegar al poder y empezar a cambiar los millones de dólares de la Presidencia en efectivo, parte del dinero se ocupó para el uso del OIE y de pagos de sobresueldos a funcionarios públicos.

–Debido a eso –cuenta el expresidente frente al tribunal –, me tomé la atribución de ampliar la campaña publicitaria gubernamental mediante un plan que este servidor sugirió.

El incremento en la campaña publicitaria, sin embargo, no se haría por la vía normal mediante licitaciones, sino a su estilo.

–Lo que hice fue reunirme con cada uno de los representantes de las agencias de publicidad ANLE S.A de C.V.; Lemus y Asociados S.A. de C.V; América Publicidad S.A de C.V y Funes y Asociados S.A de C.V, a parte y en forma privada para que pedirles que aumentaran la pauta de la frecuencia publicitaria de la presidencia de la República, que consistían en mensajes del presidente y cuñas publicitarias que tenían por finalidad mejorar y mantener una buena imagen personal del presidente durante todo el periodo presidencial. Ofreciéndoles contratarlos sin ningún tipo de licitación o concurso público y a hacerlo de manera expedita, lo que les expliqué a las personas con las que me reuní que esa era una potestad del presidente, pero que la forma en que se los pidió que tenían que hacerlo era por medio de las emisoras de mayor rating del país, dentro de las cuales, yo sabía que habían empresas radiales de mi familia, empresas que forman parte de la sociedad del Grupo Samix, siendo esta una condición para contratarlos, cuenta Saca.

El ex secretario de Comunicaciones, Julio Rank y el ex presidente, Elías Antonio Saca, permanecen en el interior de la Sala 2-B del Centro Judicial Isidro Menéndez en San Salvador, este 7 de agosto de 2018, donde la FGR aceptó que los implicados sean beneficiados por un acuerdo fiscal, para declarar sus delitos y reducir la pena de cárcel.
FOTO FACTUM/ Salvador MELENDEZ

El beneficio era simple para la agencias publicitarias. Si aceptaban el trato, cobrarían, a precios inflados, un 20% de lo pautado, mientras que el restante iría para las empresas del expresidente.

–Sin embargo, no tengo presente la cantidad que se les entregaba a las empresas de publicidad, recuerdo que inicialmente se pactó con ellas que se les entregarían $100,000 dólares mensuales por agencia, para pagar el costo de la publicidad quedándose las agencias con un 20% en concepto de comisión, por lo que según el acuerdo el resto, un aproximado de 80% era trasladado a cuentas de Promotora de Comunicaciones (empresa de Saca) como pago del servicio que se prestaba pautando mensajes para favorecer la imagen del presidente. Y además era un precio sumamente alto en comparación al precio normal de la pauta publicitaria y sin que hubiera un contrato de licitación a favor de las empresas de publicidad.

La estrategia de robar dinero público a través de pautas publicitarias se dividía en dos: una con disimulo y la otra descarada. En la primera, el servicio finalmente sí se daba, es decir, las radios de Saca y los otros medios contratados por las agencias de publicidad sí pasaban las cuñas radiales, aunque a precios exorbitantes.

Para la segunda parte usó una estrategia que le fue asesorada por un amigo.

–Recuerdo que para ese momento, me propuse sustraer otras cantidades mayores de dinero, pero no sabía cómo evitar que fuera rastreado hacia este servidor o su origen. Por lo que le consulté a una persona que se desempeñaba como contador y auditor de confianza, el señor Irving Pavel Tóchez Maravilla -del Despacho Tóchez Hernández Limitada-, quien me dijo que había observado lo fácil que era evadir controles para la contratación de la publicidad de Casa Presidencial, por la forma en la que se procedía a los exámenes especiales que realizaba la Corte de Cuentas de la República y me sugirió que aprovechando esa debilidad en los controles, se formaron sociedades con otras personas de confianza y que mediante estas sociedades se fingiera las contrataciones de publicidad y que esta sociedad a su vez fingiera la contratación de servicios a favor de otras sociedades, lo cual realicé, confesó Saca.

Tóchez no era para entonces un desconocido. Fue presidente de la Empresa Transmisora de El Salvador (ETESAL) durante la administración Saca y además presidente de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) durante la administración del expresidente Mauricio Funes. Tóchez, además, fue fundador de la sociedad Tóchez Fernández Limitada, quien se encargó de auditar las empresas de Saca durante su administración 2004-2009.

Además, dos de las cinco empresas de papel a las que transfirió dinero del Estado fueron fundadas ante los oficios notariales de Rosalío Tóchez, expresidente del Corte de Cuentas y tío de Irving Tóchez. En las cinco, uno de los dos titulares siempre fue Laabin Nimrod Tóchez Maravilla, hermano de Irving y otro sobrino de Rosalío Tóchez.

Saca contó que Irving Tóchez ya tenía ubicada la existencia de las sociedades que no tenían actividad, sociedades de papel de las que él tenía el control RM, GDE y OSAD, todas sociedades anónimas de capital variable.

–Por lo que me reuní con una persona de confianza a quien consideraba un amigo, el señor Jorge Hernández Meléndez, a quién le expliqué lo que me proponía a hacer y le pedí que utilizara sus sociedades que se denominaba Marketing and Service de Centroamérica S.A. de C.V. La que el señor Jorge Hernández conformó con su esposa – cuenta Saca –. Le expliqué tal cómo me lo había sugerido Irving Tóchez Maravilla que una forma para poder beneficiarse de los fondos públicos y apropiarse de ellos era mediante la intervención de sociedades y aparentar que prestaban servicios a la Presidencia y que de esa manera se podía sacar el dinero de la Presidencia para luego pasarlo a cuentas de este servidor o en su defecto pasárselas a las empresas o sociedades, en este caso como es la propuesta por el señor Jorge Hernández.

Saca le explicó a Jorge Hernández, para entonces un poderoso hombre de la televisión salvadoreña, que la operación consistiría en entregarle cantidades de dinero sustraído de la presidencia que posteriormente tenía que parar en las empresas del Grupo Samix o directamente en las cuentas personales del presidente. De este trato, Hernández se quedaría con el 20% de cada transferencia a cambio de lavar el dinero.

–Ante tal propuesta, recuerdo que el señor Hernández manifestó que aceptaba y fue así que originalmente acordamos que le entregarían de forma mensual cantidades no menores a $100,000 y que ellos la regresarían cobrando un respectivo porcentaje. Fue así que, durante el periodo comprendido entre julio del 2006 y mayo del 2009, la sociedad Marketing and Service Centroamérica recibió fondos provenientes de las cuentas institucionales subsidiarias del Tesoro Público de la Presidencia de la República. Dinero que fue sustraído ilegalmente y depositado en cuentas que habían sido abiertas a nombre de Rodríguez Arteaga, Herrera Castellanos y Pablo Gómez. Y posteriormente estos fondos eran cancelados a favor de las sociedades que Tóchez había revivido, contó Saca.

Para que el dinero extraído de la Presidencia finalmente llegara a su bolsillo, Saca se aumentó el salario en sus empresas y pasó de ganar $4 mil a $60 mil mensuales.

Aunque Saca había renunciado a las acciones de sus radios antes de ser presidente, tal como lo exige la ley ante la imposibilidad -al menos en papel- de ser funconario y concesionario del Estado, siempre siguió manejando las cuentas bancarias de sus empresas y recibiendo un salario mensual durante toda su gestión.

Además, Saca ordenó que se compraran propiedades a nombre de las empresas de papel. Según La Fiscalía, por todo, Saca logró desviar $19 millones hasta su bolsillo en los cinco años de su gestión.

Sobresueldos, mentas a periodistas y dinero para Arena

Saca confesó además que buena parte del dinero se usó para pagar miles de dólares en efectivo a funcionarios de su gobierno como una “compensación” adicional al salario que ya establecido en la ley. Este beneficio se lo llevaron, según Saca, los ministros de su gabinete y algunos miembros del gabinete ampliado, como directores de autónomas, entre otros.

Las cantidades eran entregadas a las personas designadas por este Saca oscilaban entre los $5,000 y $10,000. De estos funcionarios, algunos también han confesado lo mismo ante la fiscalía y con un agravante: aceptaron que por los miles de dólares en efectivo nunca pagaron impuestos y así evadieron al fisco. Exfuncionarios como Rodrigo Ávila, excandidato presidencial de Arena, el exministro de Hacienda Guillermo López Suárez o la encargada del programa Red Solidaria Cecilia Gallardo.

Saca también usó dinero de la partida secreta para pagarle a periodistas. De ellos, en su confesión recordó a uno en especial.

–(De ese dinero) también se les pagaron los boletos de avión a los miembros del gabinete de gobierno, empleados y asesores, y en ocasiones a invitados que personalmente designaba para acompañarme en estos viajes al exterior. Como por ejemplo, invité en diferentes ocasiones, invite al señor Jorge César Hernández, quien era un amigo personal y comunicador, para que cubriera de forma especial la asistencia del presidente a las asignaciones que se le hacían a este servidor en los países amigos y organismos internacionales.

Pero Hernández no solo recibió beneficios como viajes al extranjero acompañando al presidente. La administración Saca también le pagaba $10 mil mensuales para que Hernández, quien llegó a ser un hombre influyente en la Telecorporación Salvadoreña, la cadena de televisión de mayor alcance en El Salvador, diera una cobertura “amplia y positiva” a los eventos del gobierno, según confesó Saca.


Saca, que gobernó El Salvador entre 2004 y 2009, también fue presidente de Arena.

Los millones de la Presidencia también alcanzaron para Arena, el partido político de Saca, el que también presidió durante su gestión.

Saca dijo que durante los primeros días de su administración “se procedió a emitir una serie de cheques a favor de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) por la cantidad de $400,000”. Estos cheques, sin embargo, no serían los únicos, ya que, según la investigación fiscal, Saca desvió un total de $7 millones 650 mil al partido durante toda su gestión.

Después de una hora y media de declaración, uno de los fiscales que ha llevado a Saca hasta el juicio se levanta para hacerle un interrogatorio. Después de una serie de preguntas a las que el expresidente logra contestar con apenas algunas sílabas, el abogado le hace una última:

–Expresidente, ¿Acepta usted haber cometido de manera dolosa el delito de lavado de dinero y activos que le está atribuye la Fiscalía General de la República?

Con voz firme, Saca responde lo que el fiscal quiere escuchar:

–Sí, acepto.

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