El primer viaje de Marco Rubio como secretario de Estado a la región enfatizó que Washington, aún con su influencia menguada, sigue decidiendo el sino de un istmo dependiente de Estados Unidos, sobre todo a nivel comercial. Bukele le abre las prisiones salvadoreñas a Trump; Arévalo acepta más vuelos de deportaciones a Guatemala; Chaves se muestra orgulloso por el elogio lanzado por Rubio de que Costa Rica es modelo para la región… y Panamá sigue pulsando por el control del canal de Panamá. Los ausentes de la gira fueron Honduras y Nicaragua, lo cual no quiere decir que la nueva administración republicana no los tenga en su radar.
Por: Wilfredo Miranda (Divergentes) y Jennifer Ávila (Contracorriente)
Fotos: Miguel Andrés Gutiérrez -Divergentes
El primer viaje de Marco Rubio como secretario de Estado fue a Centroamérica, una región a la que el Gobierno de Donald Trump promete darle prioridad, en especial porque sobre el istmo pende una de las mayores preocupaciones de la administración republicana: la migración hacia Estados Unidos. No son casuales entonces los acuerdos que el funcionario de origen cubano suscribió con los Gobiernos de El Salvador, Guatemala y Costa Rica, que afianzaron la política de deportaciones que Washington realiza a marcha acelerada.
Rubio se pavoneó en Centroamérica destacando que los aliados del Gobierno de Trump serán premiados y los que no, como el caso de Nicaragua y Honduras, donde no viajó, verán la mano dura del gran vecino del norte. Sobre todo contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a la que amenazó de sacarla del tratado de libre comercio DR-Cafta. Mientras que en el caso del gobierno de Xiomara Castro, el norte que la administración Trump se plantea aún no queda muy claro. En Panamá –un país que suele desasociarse de Centroamérica– la visita de Rubio estuvo marcada por la tensión, debido a las pretensiones de Trump de retomar el Canal de Panamá.
«La visita del secretario de Estado cumplió con el cometido de afianzar la política de deportaciones», analiza Manuel Orozco, investigador de Diálogo Interamericano, un reputado centro de pensamiento con sede en Washington. «Cada país que Rubio visitó aceptó cumplir con aceptar migrantes deportados, manejar una política de tercer país seguro y recibir personas de otras nacionalidades. Pero parte de las conversaciones incluyó temas de seguridad, comercio y cooperación».
En ese sentido, añade Orozco, «el ambiente indudablemente queda incierto, ya que la nueva doctrina Trump es poco transparente, pero con estremecedores golpes en cada país cuando deciden ejecutar algo en el corto plazo». «Lo que es cierto es que hay una nueva relación y el tema de migración es solo una parte de esta vinculación. Quedan otros aspectos como alianzas regionales contra el narcotráfico y las dictaduras, Nicaragua en particular», dice el experto.
Contracorriente y Divergentes consultaron a expertos y analistas de la región para ahondar sobre el nuevo escenario centroamericano que dejó la visita de Rubio, que podría reflejar un cambio de paradigma en la estrategia geopolítica de la región, o solamente las nuevas políticas de Washington de ver a cada país como un cliente particular.
«El lacayo hace exactamente lo que el rey quiere»
Rubio realizó su gira por Centroamérica doce días después del discurso de inauguración de Donald Trump, en el que el magnate explícitamente mencionó tres temas que le conciernen directamente a esta región: el canal de Panamá, el crimen transnacional y la migración irregular. La forma de abordar estos temas por parte de Trump fue –sin sorpresa– agresiva, pero Rubio aterrizó en la región para llegar a acuerdos con los países.
«El lacayo hace exactamente lo que el rey quiere que haga, y eso es lo que hizo Marco Rubio», dijo el exembajador de Estados Unidos en Panamá, John Feeley, quien además explicó que en esta visita se puede notar el modelo transaccional de Trump con esta región y la nueva política de Washington.
«Trump quería algo de cada país; pero no estaba tan definido y eso es a propósito… el que cree que Trump estudia los excel, o notas de trasfondo está equivocado: Trump mide su éxito con titulares y con likes en medios sociales», dijo el exdiplomático.
Feeley aseguró que Marco Rubio buscaba fortalecer la cooperación de El Salvador y Guatemala sobre todo con el tema de la deportación de migrantes, algo que al menos a nivel de promesas sí logró, porque en Guatemala, por ejemplo, uno de los acuerdos fue que el país recibirá un aumento del 40 % en los vuelos de deportaciones. Mientras que en El Salvador, Bukele prometió recibir deportados de otros países y, si era necesario, encarcelarlos a cambio de una renta en su megacárcel.
«Rubio fue un buen staffer para limpiar el reguero mediático que Trump había causado con respecto a Panamá y volver con acuerdos y promesas», dijo el exembajador, y agregó que, aunque para algunos pueden no ser resultados concretos, las fotos y los tuits parecen ser suficientes para Trump… por ahora.
Lo que está más claro es que este escenario deja en evidencia qué gobiernos son considerados aliados y cuáles, como el de Xiomara Castro en Honduras y el de Ortega-Murillo en Nicaragua, no lo son tanto. En la política estadounidense actual, donde las decisiones a menudo dependen más de los caprichos y opiniones personales del presidente que de un proceso estructurado, las posturas pueden cambiar de un día para otro, explicó Feeley.
El Triángulo Norte, una idea que puede acabar
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El 26 de enero de 2025, a las 8 de la mañana, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, posteó en su cuenta de X que no recibiría los aviones militares que Donald Trump había enviado con migrantes deportados, porque estos eran trasladados de manera indigna. Esto desató la furia de Trump, quien amenazó con elevar los aranceles a los productos colombianos en un 25 %.
En su afán por ser más veloz en X, Petro no amenazó, sino que ordenó ese mismo día elevar los aranceles a los productos importados de los Estados Unidos en Colombia. En el transcurso del día, Petro posteó decenas de veces en X sobre el conflicto diplomático que dejó en el limbo a muchos migrantes deportados. A las 4:37 de la tarde, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, presidenta pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), convocó a una reunión extraordinaria a petición de Petro para discutir el impase.
La reunión se canceló luego de que al día siguiente Petro y Trump superaran el problema y los demás países miembros de la Celac informaran que no fueron consultados para realizar la reunión por parte de la presidenta Castro.
La posición de Castro en este tema, su adición a la narrativa sobre los vuelos de deportados y la amenaza que ya había hecho de cancelar el tratado de la base militar estadounidense en Honduras si Trump enviaba deportados de manera masiva, fueron señales de lo que pasó después con la ausencia de Honduras en la agenda de Marco Rubio en la región.
«En el mundo paralelo en el que yo vivía y trabajaba, Honduras era un país importante para Estados Unidos, no solamente por la migración sino por las relaciones en cuanto a la guerra fría, la herencia de todo eso, la guerra antinarcóticos […] y entonces sí, en un mundo normal, Honduras es importante. En el mundo Trump, por un tuit de tu presidenta, [Honduras] está en el mismo campo que Nicaragua. Trump ve el mundo como los que están con nosotros y los que no están con nosotros […] cualquier disidencia implica que no está con nosotros. Así de fácil, cortoplacista y simple es la política bajo Donald Trump,» continuó el exembajador Feeley.
La presidenta Castro y su partido han tenido un discurso antiimperialista, alineado con el socialismo del siglo XXI. Es el único gobierno de la región que apoya fielmente y de manera pública a la dictadura Ortega-Murillo y, recientemente, tras ser señalados algunos de sus miembros de estar involucrados con el crimen organizado, decidió eliminar el tratado de extradición, algo que entraría en efecto a finales del mes de febrero y acabaría con la cooperación en la lucha antinarcóticos con Estados Unidos.
Aunque en la práctica, el Gobierno de Xiomara Castro se mostró más sumiso con el tema de los migrantes aceptando aviones militares y todos los deportados que quiera enviar Trump, sin duda la eliminación de la extradición, su apoyo al régimen de Nicaragua y los acuerdos hechos con China Continental marcan un quiebre en la historia del llamado «triángulo norte de Centroamérica», una estrategia con la que Estados Unidos había creado una dinámica de relacionamiento basada en el control geopolítico de la región. «Hay una especie de relación clientelar», dice Feeley con respecto a los países centroamericanos, «no es parte de una estrategia como usualmente ha sido».
Rubio habló de democracia en Guatemala
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La visita de Rubio a Guatemala era esperada en ese país por el gobierno de Bernardo Arévalo, pero también por parte de los actores antidemocráticos señalados por la administración de Biden en el pasado, como la fiscal general Consuelo Porras, sancionada por Estados Unidos, y una larga lista de jueces, fiscales, diputados y algunos empresarios. Quienes rodean a Porras guardaron la esperanza de ser aceptados en el movimiento MAGA (Make America Great Again) y que la reunión con el gobierno no fuera fructífera, e incluso colocar a la fiscal Porras en la agenda de Rubio.
Luego de la vista del secretario de Estado, quedó evidenciado el talento que más destaca en el presidente Arévalo: sus dotes de diplomático. Uno de los puntos que Rubio dejó claro es que Estados Unidos no puede tener buenas relaciones, ni políticas ni económicas, con un país en el que puede ocurrir un golpe de Estado. Esta advertencia fue contundente y resonó en los callejones más oscuros de lo que en el país se conoce como «el golpismo de los corruptos».
Rubio sostuvo tres reuniones clave en Guatemala: una bilateral con el presidente, una con un equipo de alto nivel, liderado por la vicepresidenta, y otra con el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, para estrechar lazos de cooperación en la lucha contra el crimen organizado.
Guatemala se comprometió a recibir los vuelos de migrantes retornados que Estados Unidos aumentará en un 40 % y a echar a andar el programa «Plan Retorno al Hogar» para la reintegración digna y con oportunidades para los migrantes. Por otro lado, lanzó una nueva Fuerza de Tarea Fronteriza con la policía y el ejército para vigilar más de 300 kilómetros de frontera con Honduras y El Salvador y frenar el crimen transnacional, algo que también puede generar tensiones con Honduras, porque es un paso obligado para los migrantes en camino al norte. El Gobierno de Guatemala pidió a cambio que Estados Unidos retome los programas clave para combatir el tráfico de personas y drogas.
Otro de los acuerdos en Guatemala fue la firma de una alianza para el desarrollo de infraestructura prioritaria como la expansión de dos puertos, nuevas carreteras, vías férreas y el metro en ciudad de Guatemala, todo esto junto al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, algo que puede verse como estratégico tanto para el gobierno de Arévalo, que no ha podido entregar obras de infraestructura debido a que el sector de empresas dedicadas a la construcción de obra pública es el ámbito más corrupto y cooptado del Ejecutivo, como para los Estados Unidos, que ven en esto una oportunidad para fortalecer su control estratégico en el norte de Centroamérica.
Para el exembajador de Estados Unidos en Guatemala, Stephen McFarland, la visita demostró que «una buena y efectiva relación bilateral es muy importante para el Gobierno de Arévalo, tomando en cuenta que tiene adversarios que desean desestabilizarlo antes de que se elija a un fiscal general independiente en 2026».
«Es crítico para el Gobierno de Guatemala implementar bien los acuerdos sobre la migración y la aceptación de los deportados, aumentar la cooperación contra los carteles (que para Estados Unidos ahora son estructuras terroristas), y cooperar con el Gobierno de Trump en el tema de China. Por supuesto, son de mucho interés para el Gobierno de Guatemala los acuerdos sobre las inversiones y la construcción de más infraestructura. Es un tema muy interesante y prometedor para Guatemala. Cualquier esfuerzo exitoso en el campo de lucha contra la corrupción requerirá una campaña anticorrupción guatemalteca mucho más efectiva», dijo McFarland.
Guatemala es el único país en Centroamérica que continúa reconociendo a Taiwán, tiene una posición más pro Israel y sostiene una relación robusta con Estados Unidos en este momento.
Lo que logró Rubio en Panamá
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En el discurso de inauguración de su segundo mandato, Trump mencionó a Panamá y dijo que había roto el acuerdo con Estados Unidos sobre el uso del canal y lo reclamaría de vuelta. Es por esto que la visita de Rubio es icónica sobre cómo piensa negociar este gobierno con los países. Trump aseguró que China opera el canal, que los Estados Unidos pagan cantidades extraordinarias de peajes por sus barcos y que todo esto afecta a los estadounidenses. Los logros de Rubio en Panamá están por verse, ya que aun cuando anunció que Panamá se había comprometido a eliminar los cobros a los buques estadounidenses, la autoridad del canal de Panamá lo desmintió.
El exembajador Feeley explicó que los Estados Unidos no tiene una flota de buques comerciales porque ese país no ha subsidiado a la industria naviera desde los años sesenta, y que lo que pasa por Panamá es una flota de buques militares que en 25 años han pagado apenas 25 millones de dólares, es decir, un millón de dólares anual, una cantidad ínfima comparada con el presupuesto de Defensa del Gobierno de los Estados Unidos.
«Es un asunto simbólico cien por ciento, el problema para los panameños es que por Constitución y por la ley orgánica del canal no pueden ofrecer tránsito gratis», dijo el exembajador.
El otro tema en la discusión con Panamá fue el supuesto control de China sobre el canal, algo que las autoridades panameñas han desmentido y que Feeley aclaró: «El mero hecho de que Hutchison Ports, una compañía de Hong Kong, tiene la concesión para operar dos de los cinco puertos, no significa que puedes bloquear o sabotear el canal. Donde estoy más o menos de acuerdo con Donald Trump es en el tema del reconocimiento de Beijing y no de Taiwán. La razón es sencilla, porque ya sabemos cómo juegan los chinos en sus temas comerciales, el uso estratégico, espionaje, ellos utilizan las coimas como parte de su precio, tiene corrupción y chanchullos respecto a la fuerza laboral, no crean buenas condiciones de trabajo en el país anfitrión. Preocupaciones reales que comparto, pero partimos el sendero en la forma en que Trump ha subido este tema. Trump mencionó a China en su discurso del 20 de enero solo en el contexto de Panamá, no en el contexto de China haciendo espionaje en las universidades americanas o robando nuestra propiedad intelectual, el enfoque fue Panamá y el control chino del canal, lo cual es un embuste», dijo.
Según Feeley, antes de que Trump expusiera este tema, el Gobierno de Panamá ya estaba en proceso de investigar el contrato de Hutchison Port, pero se supo hasta esta semana, tras la visita de Rubio, que el Gobierno de Panamá inició una auditoría a la empresa, una filial del conglomerado CK Hutchison Holdings, que administra 53 puertos en 24 países, incluyendo el Reino Unido, Alemania y Hong Kong. La empresa obtuvo las concesiones para operar en el canal de Panamá en 1997, las cuales fueron renovadas en 2021, unas adendas que han estado ante la duda pública por varios años.
Nicaragua: «enemigo de la humanidad»
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Después de que el enviado especial para América Latina de Trump, Mauricio Claver-Carone, adelantó que a Washington «no le interesa» Nicaragua como socio comercial, de modo que piensan removerlo del DR-Cafta, Rubio matizó el mensaje en su visita a Costa Rica.
«En términos del Cafta, todavía la administración (Trump) no ha tomado una posición sobre exactamente cuál es el papel que va a tener Nicaragua dentro de un acuerdo que existió para premiar la democracia. Nicaragua no es una democracia. No funciona como una democracia. Pero eso hay que estudiarlo bien, el impacto que tiene sacar un país del acuerdo. Puede tener impacto también sobre países vecinos, que también son parte de ese arreglo», insistió Rubio al ser consultado por periodistas nicaragüenses sobre el tema.
«Es algo que se va a tomar muy en serio, pero hasta este momento no se ha establecido una posición oficial, porque hoy cumplo dos semanas en el cargo y creo que es un tema que va a demorar más de dos semanas en terminar», añadió.
Sin embargo, Rubio enfatizó que el Gobierno de Trump está en contra de los regímenes de Nicolás Maduro en Venezuela, Miguel Díaz Canel en Cuba y el de Daniel Ortega y Murillo en Nicaragua.
«En mi opinión», enfatizó el secretario de Estado, «estos tres regímenes son enemigos de la humanidad. Han creado una crisis migratoria. Si no fuera por esos tres regímenes, no hubiera una crisis migratoria en el hemisferio. Son países en donde el sistema no funciona. En el caso de Nicaragua se ha convertido en una dinastía de familia con una copresidencia, donde han básicamente tratado de eliminar, por ejemplo, a la Iglesia católica, eliminado a cualquiera que pueda amenazar el poder de ese régimen. Hemos visto lo que ustedes han tenido que enfrentar acá en Costa Rica: miles y miles de nicaragüenses que están huyendo de ese sistema. La misma razón por la que están huyendo de Venezuela y Cuba».
En ese particular, comenta Manuel Orozco, al ser considerados «enemigos de la humanidad», Rubio ha puesto a los Ortega-Murillo en un banquillo de acusados cuyo juicio aún está por definirse. Primero, cree el investigador del Diálogo Interamericano, el tema de deportaciones se manejará independientemente de la conducta del régimen.
«Pero alertarán de estar vigilantes de cualquier afectación a esas personas. Segundo, para Estados Unidos, Nicaragua no podrá continuar siendo un socio comercial y Estado forajido a la vez, y el señor Ortega tendrá que dar muestras en el corto plazo de lo que es», amplía Orozco. «No es una cuestión de relaciones comerciales, sino de otros actos violatorios como la relación con China para invertir y subvertir el entorno geopolítico local, las transferencias de remesas, ya que 80 % procede de Estados Unidos».
En medio de eso existe una ley de sanciones del régimen sandinista que tiene a los bancos chantajeados bajo amenaza de enjuiciamiento, y arriesga una política de cancelación de corresponsalías con la banca americana. «Además están deudas que tiene la dictadura con Estados Unidos sobre la expulsión de nicaragüenses, el uso del país como puente migratorio, y las confiscaciones de propiedades», asegura Orozco. «En este momento, Ortega y Murillo saben que no es una cuestión de si algo va a pasar, si no de cuándo, y que ellos tienen en sus manos la posibilidad de resolver un conflicto no favorable a ellos».
Por el contrario, Rubio elogió a Costa Rica y dijo que son más norteamericanos viviendo en Costa Rica que viceversa. El presidente Chaves se mostró complacido por los elogios del secretario de Estado.
«Hay una transformación sin duda en las relaciones de los Estados Unidos con el mundo, pero muy observable con América Latina. Y, entonces, Costa Rica está perfectamente posicionada para seguir siendo el socio estratégico por excelencia de los Estados Unidos», dijo Chaves previo a la llegada de Rubio.
La administración de Chaves tuvo una estrecha relación con el Gobierno estadounidense del demócrata Joe Biden (2021-2025), en asuntos de lucha contra el narcotráfico y ciberseguridad, principalmente.
Chaves ha tenido roces con la embajada de China debido al bloqueo que el Gobierno costarricense ha implementado a proveedores chinos de equipos de telecomunicaciones 5G para que no puedan participar de concursos públicos de esa tecnología, aduciendo riesgos de ciberseguridad y para la protección de datos.