Un grupo de amigos y familiares del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández — a quien el Gobierno estadounidense acaba de pedir en extradición para enfrentar juicio en Nueva York acusado por tres delitos de narcotráfico — han sido socios desde hace una década en un enjambre de empresas con y sin ánimo de lucro en Honduras y en Florida, Estados Unidos, muchas de ellas sin actividad aparente. Los rastros también llevan a Panamá. Eso dicen los documentos. Los socios, entre los que figuran los embajadores actuales en México y República Dominicana, un sobrino del expresidente y un exconsultor financiero del Congreso Nacional, explican que el escándalo de la ONG Fundecima les arruinó sus sueños de emprender juntos y que por eso la mayoría de las empresas no funcionaron.
Por Jennifer Ávila, Danielle Mackey y María Teresa Ronderos para Contracorriente y CLIP
Ilustración: Candy Carvajal
Claudia Simón de Figueroa, reconocida como organizadora de eventos y fiestas privadas, fue nombrada embajadora de Honduras ante la República Dominicana por el entonces presidente Juan Orlando Hernández, en 2016. Simón cuenta que trabajó de manera voluntaria, alrededor de 2010, con la primera dama Ana Rosalinda García Carías en la creación del programa Criando con amor, de la Secretaría de Inclusión Social (Sedis) que se materializó en 2015, cuando Hernández ya era presidente de Honduras.
Los esposos de ambas también trabajaron juntos por esa misma época, cuando Hernández presidía el Congreso Nacional y Dennis Figueroa era consultor financiero de esa institución, según dijeron los propios Simón y Figueroa en entrevista con este equipo periodístico. Hoy, Figueroa se presenta como consultor financiero independiente.
La pareja dio entrevistas por separado, para responder las preguntas de una investigación de Contracorriente y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) que —con el apoyo de otros colegas y medios de la región— le siguió durante meses la pista al escándalo que involucró a Fundecima, una ONG hondureña que dirigía Figueroa en 2012. En un retén, la Policía Nacional halló un millón de lempiras en efectivo (unos 40,000 dólares de la época) en una camioneta que la ONG que dirigía Figueroa, Fundecima, estaba vendiendo al entonces ministro de finanzas hondureño, Héctor «Tito» Guillén. Debido a la investidura de los involucrados, el caso fue ampliamente comentado en el país centroamericano, levantando preguntas sobre el origen del dinero y las relaciones entre la ONG y el Gobierno. La Fiscalía hondureña abrió una investigación que hoy, al cabo de diez años, como pudo comprobar esta colaboración periodística, dejó cabos sueltos.
Al seguirle los hilos a ese hecho, este equipo encontró documentos que revelan que la fundación fue creada en Honduras en 2006 por la ex primera dama Ana García Carías como apoderada de Figueroa. Fundecima fue retirada finalmente del caso, a pesar de no haber presentado sus estados financieros al Estado. Esta alianza periodística también encontró que los hermanos Simón (la embajadora Claudia y Gerardo, también embajador nombrado por Hernández en México) y los Hernández, que habían sido amigos desde juventud, montaron otra Fundecima en Estados Unidos que no operó como entidad caritativa.
El trabajo periodístico también revela una maraña de otras sociedades en Honduras y Estados Unidos, a veces con los mismos nombres, en las que Figueroa, los Simón o los Hernández figuran como directivos, y cómo algunas veces las sedes empresariales registraban sus direcciones en residencias familiares. La mayoría de estas empresas, al igual que otras seis compañías creadas simultáneamente en Panamá por Figueroa, parecen no haber tenido actividad alguna, según pudo comprobar este equipo periodístico.
Tras ocho años en la presidencia de Honduras, cargo que ocupó hasta el pasado 27 de enero, Juan Orlando Hernández pasó a ser diputado en el Parlamento Centroamericano (Parlacen). A comienzos de febrero pasado, menos de dos semanas tras terminar su mandato, el Departamento de Estado de Estados Unidos reveló que había incluido al expresidente en su «Lista Engel» de «actores corruptos y antidemocráticos» que participaron “en actos significativos de corrupción mediante fraude y apropiación indebida de fondos públicos”. El gobierno de Biden lo incluyó en julio de 2021 –aunque no lo había hecho público sino hasta ahora –y le quitó la visa. El pasado 14 de febrero, el gobierno de Estados Unidos solicitó a la Cancillería hondureña, la extradición de Hernández bajo tres cargos de tráfico de drogas.
En ese contexto, los hallazgos de este entramado de empresas y de su círculo de allegados –ligadas a dos embajadores, un ex asesor y, al menos en un caso, a la primera dama Ana García Carías- levantan nuevas preguntas sobre el propósito con el que fueron creadas estas entidades.
«Hay muchas compañías que yo he formado: algunas han funcionado, otras no, se hicieron en papeles y nunca operamos. El caso de Fundecima era para obras de beneficencia y al final no se pudo lograr lo que se andaba buscando», aseguró Figueroa. Un argumento similar dieron en sendas entrevistas con los reporteros de esta alianza, los hermanos Simón y Marco Tulio Hernández Matute, sobrino del expresidente y quien figura como socio en algunas de las empresas, incluida Fundecima.
Dennis Figueroa explicó que decidieron extender la presencia de Fundecima a los Estados Unidos para recaudar fondos allá con fines caritativos. A ese esfuerzo, dijeron, se sumó el hermano de Claudia que vivía en Florida.
Gerardo Simón estuvo en el servicio diplomático los últimos doce años. Pasó de consejero comercial en Miami en 2010 —a donde llegó nombrado por el Gobierno de Porfirio Lobo Sosa, también integrante del Partido Nacional y antecesor de Juan Orlando Hernández justo después del golpe de Estado— a ser vicecónsul y en 2014 ascendió a cónsul en Miami. Luego de un breve encargo en el consulado de Nueva York, en 2019 fue nombrado ministro en la sede diplomática hondureña en Washington y en abril de 2020 fue nombrado en su puesto actual en México. Mientras era diplomático, Simón fue miembro de la junta directiva de Fundecima en Florida.
Además de su hermana Claudia Simón y el esposo de esta (Dennis Figueroa) estaba en la junta de la Fundecima estadounidense el sobrino del expresidente Hernández, Marco Tulio Hernández Matute, y la madre de éste, la exmagistrada y cuñada del expresidente, María Elena Matute. Los registros públicos de Florida revelan que Fundecima de Florida cambió de dirección coincidiendo con los cambios de residencia de Gerardo Simón. Este aseguró en entrevista con este equipo periodístico que no tenía que ver con esta, ni ninguna empresa, aunque figurara en la junta. Prestó su nombre y la dirección de su casa, dijo, como un favor a Dennis Figueroa.
Nacen las Fundecimas
Marco Tulio Hernández Matute, el sobrino del expresidente Hernández, se conoció con Claudia Simón y Dennis Figueroa cuando eran jóvenes estudiantes en la Escuela Americana en Tegucigalpa. La confianza entre las familias es de larga data, por lo que no es extraño que hayan intentado emprender negocios juntos.
Hernández Matute dijo que, tras la muerte en un accidente vial de la hermana de Figueroa, Cynthia Marina, decidieron ponerle su nombre a una ONG hondureña. Así nació en 2006 la Fundación para el Desarrollo Comunitaria Cynthia Marina, Fundecima en nombre abreviado, inscrita por Ana García Carías. Según Hernández Matute, el objetivo de la ONG era promover «el desarrollo del Cerro de Hula a través de financieras para las mujeres». El Cerro de Hula es la zona más elevada en el municipio de Santa Ana, al sur de Honduras a pocos kilómetros de la capital y hoy centro de la producción de energía eólica en el país.
Figueroa y la embajadora Simón explicaron a esta alianza periodística otra razón por la cual crearon la fundación. La pareja explicó que la principal razón social de Fundecima era brindarles a la niñas educación bilingüe, ya que la hermana fallecida, Cynthia Marina, era maestra de una escuela privada en Honduras y había comenzado una labor de beneficencia con su familia para dar becas y apoyar niñas de escasos recursos en zonas rurales del país. La embajadora Simón dijo que Marina también había sido voluntaria apoyando a niñas y que la creación de Fundecima fue para seguir el esfuerzo con este nuevo grupo.
Reconciliando propósitos tan distintos, Figueroa explicó que la fundación terminó metida en rubros totalmente distintos a la educación, como la producción de energía eólica, porque de esta manera querían recaudar dinero para ayudar a las niñas.
En Honduras, los primeros registros encontrados de la junta directiva de Fundecima datan de 2010, en la que estaban los tres amigos, acompañados por la exmagistrada María Elena Matute, madre de Marco Tulio. También estaba su otro hijo, José Miguel Hernández Matute, además de los padres de Dennis Figueroa. Mientras estuvo activa la fundación hondureña, varias personas rotaron en su junta directiva, entre ellos Saydi Fernández y Andrés Rivera Rosa, quienes no figuran como personas públicas o funcionarios estatales.
También pasó por la junta de Fundecima Karen Najarro, mujer de confianza de la ex primera dama con quien trabajaba en el Programa Vida Mejor. Ella luego pasó a ser funcionaria pública en la Secretaría de Inclusión Social (Sedis) y actualmente es la vicecanciller del país. Este equipo periodístico buscó a Najarro por Whatsapp y llamada telefónica, pero ella no respondió las solicitudes de entrevista.
En diciembre de 2010, cuatro años después de creada la Fundecima hondureña, el grupo fundó la Fundecima en Florida con una junta directiva que tenía solo un par de diferencias respecto de la primera, siendo la más notable la presencia del embajador Gerardo Simón. Figueroa dijo que fue necesario una sede estadounidense para captar donativos de útiles escolares para las niñas. «Teníamos una oferta de empresas americanas que nos podían donar. Nosotros ya teníamos en la mira donaciones en el orden de hasta 300,000 a 400,000 dólares», dijo.
La primera dirección de la Fundecima estadounidense fue una casa frente a un lago en la calle SW 54th St, en Miramar, Florida, que Gerardo Simón, quien desde hacía seis meses ocupaba el cargo de vicecónsul de Honduras en Miami, y su esposa Ana Hasbun habían comprado por 468,000 dólares. Allí vivieron un año.
Coincidentemente, ese mismo año, la expareja presidencial de Hernández y García Carías también intentó comprar, con menos éxito, una propiedad en Florida. Según figura en documentos públicos, pagaron a Marriott Resorts la cuota inicial de un apartamento de tiempo compartido en la residencial Villas at Doral, pero no pagaron las demás cuotas y, luego de una demanda de los acreedores, al parecer, perdieron su inversión.
La Fundecima de Florida estuvo inactiva por más de un año, hasta que fue reactivada el 21 de mayo de 2012. Entonces mudó su sede a otra dirección a unas 13 millas de distancia, en la calle 27 de Cooper City (también registrada bajo el nombre de Pembroke Pines), en el condado de Broward, en un conjunto residencial de lujo que se llama «Monterra». Esta dirección coincide con otra residencia familiar que Simón y su esposa habían comprado por 554,000 dólares, unos meses antes, el 30 de diciembre de 2011.
Embajador y primera dama fueron vecinos
En junio de 2013, García Carías también compró una casa en Monterra. Fue justo antes de la campaña electoral en la que su esposo, Juan Orlando Hernández, salió victorioso como presidente de Honduras por primera vez. Posteriormente se comprobó que esa campaña había recibido una gran cantidad de fondos ilícitos, algunos robados al Estado como parte del desfalco del Instituto de Seguro Social (IHSS), hecho que admitió el propio Hernández. Esa campaña también se financió con dineros provenientes de ganancias del narcotráfico, que totalizaron al menos 2.6 millones de dólares, según el Departamento de Justicia de los EE. UU, información que fue revelada durante el juicio contra el hermano del expresidente, Juan Antonio «Tony» Hernández. Según las autoridades estadounidenses, 1 millón de los 2.6 millones de dólares fue aportado por el jefe narco mexicano Joaquín el «Chapo» Guzmán.
La casa de García Carías tenía un valor de 804,586 dólares, y estaba solo a un minuto de la casa de los Simón. Durante cuatro años fueron vecinos.
Los Simón vendieron su casa en junio de 2017 por 650,000 dólares, y el registro público de la venta, firmado por ellos, muestra que su nueva dirección sería un apartamento en Miami sobre la calle SW 7, que hoy tiene un valor de 757,000 dólares. En ese momento, el dueño de dicha propiedad era una empresa registrada en las Islas Vírgenes Británicas, llamada Hacock Invest & Trade Limited.
Un año después, en octubre de 2018, García Carías también vendió su casa en Monterra, por el precio de 880,000 dólares. En el registro público de la venta, firmado por ella misma, declaró como su nueva dirección el mismo apartamento sobre la calle SW 7, propiedad de la empresa de las Islas Vírgenes Británicas. Hacock, que compró el apartamento en 2016, lo vendió en 2019.
Gerardo Simón dice que es cierto que alquilaba un apartamento en esa zona, pero que nunca ha compartido dirección con Ana García Carías. Dice que tampoco tiene conocimiento de la empresa en las Islas Vírgenes Británicas. Para consultar sobre este tema y su cercanía con los Simón y Fundecima, enviamos a la primera dama, Ana García un cuestionario vía correo electrónico a través de su asistente, sin embargo no obtuvimos respuesta.
El 23 de noviembre de 2018, un mes después de la venta de la casa de la entonces primera dama, su cuñado, Tony, fue arrestado con cargos de tráfico de drogas en el aeropuerto de Miami y se anunció que sería enjuiciado en una Corte Federal de Nueva York.
Unos dos meses después, Simón fue nombrado como encargado del consulado de Nueva York, cargo que tuvo hasta junio de ese año.
La ong de Miami aparentemente sin beneficiarios
Fundecima existió en Florida entre 2010 y 2012. A pesar de que en documentos consta su existencia, activistas hondureños en Miami que siguen de cerca la comunidad de su país, coincidieron en que sus compatriotas nunca habían recibido un servicio de Fundecima ni han visto una actividad de la fundación al servicio de los hondureños en ese país. Uno de ellos dijo a reporteros de este equipo que parecía más bien una empresa de maletín. «Yo doy fe como hondureño en Miami que no existe», dijo otro de ellos.
El propio embajador, Gerardo Simón, lo ratificó: «No hizo ninguna operación», dijo en entrevista con un reportero colaborador de este equipo en México. También aseguró que no tuvo nada que ver con esa entidad. Sin embargo, en la conversación reveló detalles. Dijo que la Fundecima de Florida no tuvo relación alguna con la Fundecima de Honduras, y que la estadounidense tampoco tuvo cuentas bancarias ni era una fundación exonerada de impuestos. Manifestó además que él mismo procesó su cierre. En documentos consta que es una entidad sin ánimo de lucro o 501c3.
«Yo soy una persona que lo último que me llevo a la tumba será mi nombre y no tengo ninguna relación con empresas que han tenido señalamientos», enfatizó al reportero que lo entrevistó vía telefónica. «Eso pasó hace 10 años. Desde ese momento me di cuenta, quizá en ese momento era muy joven, me di cuenta que eso no era para mí».
Tanto el embajador Simón como Figueroa recuerdan que la Fundecima en Florida solo duró seis meses, pero eso no es lo que dicen los archivos de ese estado. Según los registros públicos, esa fundación estuvo activa entre 2010 y 2012. La embajadora Simón, por su parte, asegura que no sabía que Fundecima había sido creada en Miami, a pesar de que figuró en la junta directiva desde el comienzo.
«Ni siquiera sabía que existía una Fundecima en Florida», aseguró. «Aquí sí se fundó en Honduras. Se trató de conseguir ayudas para estas niñas que yo ayudaba desde antes», explicó. Después dudó y dijo que quizá sí lo supo, pero que nunca tuvo algo que ver. «No tuve ninguna relación con esa empresa. Yo me ocupaba de la de aquí (…) de recoger un poco de recursos. Yo era la que prácticamente siempre he puesto de mi persona para poder ayudar a esas niñas pues. Así fue como comenzó Fundecima», dijo Simón.
Los tres amigos insisten en que Gerardo Simón no tuvo ningún papel activo con Fundecima de Florida, y el embajador lo ratifica. «Yo, como era el agente comercial en ese tiempo, mi cuñado me pidió la dirección de mi residencia para que se creara (Fundecima), pero que yo haya creado, operado, conducido la empresa, no, nunca, en ningún momento», dijo. Enfatizó que siempre ha tenido cuidado en no mezclar sus actividades empresariales con su servicio como diplomático.
La dirección de su residencia, además de servir como sede de Fundecima Florida, figura en el registro público como la sede de la empresa con ánimo de lucro Tau Corp, creada por Simón mismo y su esposa en 2007 en Florida, con el propósito de hacer negocios.
Si bien Tau Corp aparece hoy inactiva, presentó reportes a las autoridades desde 2009 hasta el 30 de abril de 2013, dos meses antes que entrara en vigencia la nueva Ley del Servicio Diplomático y Consular que prohibió a los funcionarios diplomáticos «ejercer actividades profesionales o comerciales en beneficio propio en el mismo país a donde representan a Honduras».Gerardo Simón presidió Tau Corp durante por lo menos tres años, pero cuando inició la prohibición en junio de 2013, el hoy embajador en México creó Corporación Tau S. de R. L. en Honduras y cerró la de Miami.
El embajador dijo que este hecho es ejemplo de su respeto por la ley, porque además, desde el Departamento de Estado de EE. UU. le sugirieron cerrar sus operaciones en Miami porque se desempeñaba como cónsul en esa misma ciudad.
Los Simón aseguran que sus riquezas vienen desde hace mucho tiempo. Sin embargo, no se puede saber si ellos declararon sus ganancias de esos años al Estado de Honduras mientras eran funcionarios públicos, porque ese tipo de información está catalogada como información reservada por el Tribunal Superior de Cuentas. Este equipo interpuso un recurso de Amparo ante la Sala de lo Constitucional ante la reserva de esta información y actualmente sigue en espera de resolución.
Gerardo Simón insistió en que él jamás ha estado involucrado en empresas con problemas de corrupción y que incluso en el caso que llevó a Fundecima de Honduras a los tribunales, él no fue mencionado.
El citado escándalo del millón de lempiras incautados en un carro pickup asociado a la Fundecima, dice Figueroa, fue precisamente lo que hizo que las grandes donaciones que esperaban nunca llegaran. «Solo se gastó en hacer la fundación allá, porque en eso ocurrió el evento», dijo.
Cabos sueltos tras el millón de lempiras
El «evento» al que se refiere sucedió cuando el 31 de julio de 2012 en Honduras, Dinora Suyapa Aramburi López, esposa del político nacionalista Héctor «Tito» Guillén, quien era en ese momento ministro de Finanzas, fue detenida con un poco más de un millón de lempiras en efectivo.
Iba en una camioneta Ford Harley Davidson F-150 Automático, que Fundecima le había vendido al ministro en 1,256,000 lempiras — más de 50,000 dólares —y este estaba en proceso de pagar, según un documento que mostró el apoderado legal de la fundación a medios de comunicación y a la Fiscalía. En ese entonces, Juan Orlando Hernández presidía el Congreso y era candidato a gobernar el país para las elecciones que se celebraron en 2013.
El periodista Ariel Da Vicente, quien ató los cabos entre Fundecima y el lujoso automóvil y reportó el asunto, fue amenazado de muerte junto a su familia y tuvo que exiliarse por un tiempo, según lo confirmó a esta investigación una persona cercana al caso. En diciembre pasado, Da Vicente murió de cáncer.
El exministro Guillén dijo durante su audiencia como imputado en el caso, que los hallazgos del periodista no eran ciertos y que no efectuó ninguna acción contra el periodista porque «a la basura poco caso se le hace en este país, porque a uno lo difaman y la televisión se presta».Este equipo periodístico buscó al exministro Guillén, pero su número de celular está inactivo.
Luego de la noticia, en 2013, la Fiscalía Especial para la Transparencia y Contra la Corrupción (Fetcop) acusó al ministro Guillén de fraude y abuso de autoridad. Tuvo que renunciar al cargo pero fue sobreseído en 2014. Guillén desapareció de la vida pública desde ese entonces y la última vez que se le vio en medios de comunicación fue en 2016 cuando asistió a una reunión en la alcaldía de San Pedro Sula.
Paralelamente, luego del millonario hallazgo, la Fiscalía contra el crimen organizado abrió un expediente por posible lavado de activos. Los fiscales no solo investigaban la procedencia del millón de lempiras en efectivo sino también del costoso vehículo Ford donde encontraron el dinero y que fue vendido por una suma equivalente a unos 50,000 dólares de la época, según dicen los documentos del caso . Y cómo era un automóvil que Fundecima le había vendido al funcionario, también incluyeron a esta entidad en la investigación judicial.
Dos meses después del ruidoso episodio, el 19 de septiembre de 2012, Dennis Figueroa pidió la disolución de la fundación en Florida.
En Honduras, las sociedades civiles deben inscribirse en la Dirección de Registro de Sociedades y Asociaciones Civiles de Honduras (DIRRSAC) y presentar allí un informe financiero de sus proyectos.
La DIRRSAC respondió a dos peticiones de información solicitadas por este equipo periodístico, en 2019 y 2020, con cuatro documentos: el registro de creación de la fundación, los nombres de los miembros de sus juntas directivas desde 2010 hasta 2016, una explicación de un proyecto fallido de 2013 y una solicitud de disolución en 2016. En la respuesta oficial también venía una lista de las personas que habían visto el expediente. El último funcionario que lo tuvo había sido Jorge Montes, entonces director de la DIRRSAC (en aquel momento llamada Ursac). En septiembre de 2020, la DIRRSAC respondió que Jorge Montes pidió ese expediente en préstamo y nunca lo devolvió.Este equipo consultó a Montes al respecto, pero no quiso referirse al tema.
Sin embargo, medios locales que cubrieron la noticia en 2012 reportaron que la DIRRSAC no tenía los estados financieros de Fundecima, pese a que habrían sido clave para investigar movimientos sospechosos de dinero. En 2013, la Secretaría de Gobernación y Justicia emitió una lista de organizaciones civiles sancionadas por no presentar sus informes financieros en la cual figuraba Fundecima.
Entretanto, el millón de lempiras y el vehículo de la fundación que conducía la esposa de Guillén fueron decomisados por el Estado, dentro de la mencionada investigación sobre lavado de activos.
Según los documentos del caso, la camioneta pick up fue adquirida originalmente en la agencia Dimasa Ford en abril de 2011 por Figueroa, como director de Fundecima. Según un acta de junta directiva del 28 de febrero de 2011, se aceptó la propuesta de adquirir un vehículo a través de Figueroa, aunque la organización sería la que lo usaría. Un año después, Figueroa le vendió el vehículo a Guillén a través de una promesa de dos pagos, aduciendo que el vehículo había resultado muy costoso para la fundación. Guillén contó en la audiencia que Figueroa le había ofrecido el vehículo en una de las conversaciones frecuentes que tenían en el Congreso Nacional.
En agosto de 2012, el abogado de la fundación solicitó a la Fiscalía retirar a su cliente de la investigación, ya que se había sustentado debidamente la compra y venta del vehículo requisado. En 2019, el juzgado de privación de dominio determinó que el único bien cuyo origen no se había podido esclarecer era el millón de lempiras. Como consecuencia, el vehículo fue devuelto a sus dueños y Fundecima fue removida de caso.
Hay preguntas aún sin respuesta. Si Fundecima no tenía estados financieros reportados en la DIRRSAC desde 2012 —y en el artículo 26 de la Ley Especial de Fomento para las ONGs, vigente desde 2010, se establece que el incumplimiento de este requisito deriva en la cancelación de la personería jurídica —¿por qué el Estado hondureño no clausuró esta entidad? Y si la fundación estaba en quiebra, ¿a dónde se fue el dinero de la venta del lujoso Ford al entonces ministro Guillén?
En 2016, los socios de Fundecima pidieron la disolución de la fundación argumentando que esta perdió aportantes y cooperantes para desarrollar proyectos en el país. También dice el documento que su último proyecto, una consultoría para el «Plan de Desarrollo Urbano de Danlí», en 2013, no se llevó a cabo porque la investigación abierta en contra de Guillén afectó la reputación de la fundación. Sin embargo, Fundecima no figura ni en el registro de postulantes, ni en la lista de consultores subcontratados en los documentos oficiales de este proyecto, que fue financiado por el Banco Mundial a través del Fondo Hondureño de Inversión Social en 2013. Fue la empresa Informes y Proyectos S. A. la acreedora de la consultoría y no tiene relación con Figueroa ni con Fundecima, hasta donde pudo constatar este equipo periodístico.
En el curso de la investigación judicial, Figueroa también fue llamado a declarar. Dijo a la Fiscalía que sus ingresos para vivir provienen de Inversiones de Centroamérica, una empresa de la que es dueño desde 2000. También que, como tiene una maestría en mercadotecnia, vende consultorías privadas.
Le preguntaron qué exactamente hacía Fundecima, y sus respuestas no fueron muy claras. Dijo que la fundación había obtenido sus fondos de las aportaciones de sus miembros, de entes privados mediante convenios firmados como la Tabacalera Hondureña y de proyectos de energía limpia.
«Jamás hemos obtenido fondos del Estado» dijo Figueroa a la justicia. «La fundación tiene como principal pilar de trabajo el apoyo a la pequeña, mediana y gran empresa para el mejoramiento de sus capacidades generadoras de empleo, socialización de proyectos, generación de energía limpia, análisis de equidad de género en proyectos comunitarios y, actualmente, buscamos lograr proyectos de exportación de productos agroindustriales y artesanales para pequeños y medianos productores, hasta que nos llega este infortunado hecho que nos vincula a esta investigación».
Vale la pena recordar aquí que su esposa, la embajadora Simón de Figueroa, insistió en la entrevista para este reportaje que esta ONG solo se dedicaba a la atención de niñas y que Figueroa explicó que Fundecima tenía su razón de ser en ayudar a las niñas.
Dennis Figueroa solicitó el cierre de Fundecima Honduras en 2016, pero hasta la fecha los documentos no indican que esté cerrada.
«Fundecima acababa de empezar cuando esto pasó y nos cerró las puertas», dijo Marco Tulio Hernández Matute en entrevista con este equipo periodístico. «Habíamos conseguido un fondo de una empresa privada transnacional y el carro estaba a nombre de la fundación porque había que capitalizarla y (el ministro) Tito pagó el carro», agregó.
Para Figueroa, el deterioro de la imagen que sufrió Fundecima afectó el recaudo de fondos y por eso también decidieron cerrar rápidamente la Fundecima en Miami. «Se aclaró en todos los medios. Aclaramos especialmente en la Fiscalía, que era el punto más importante porque era el punto de vista legal, ya después usted puede quedar diciendo una cosa y luego la otra. Pero ya el deterioro de imagen ya no le permite hacer una actividad de ese tipo», explicó.
Figueroa no es un funcionario público, pero a pesar de eso es bien conocido en los círculos cercanos al Partido Nacional. Tres fuentes de alto nivel le confirmaron a esta alianza periodística que era un hombre cercano del expresidente Hernández, algo parecido a un asesor, y que se involucró en el financiamiento de campañas políticas para este partido.
Figueroa lo niega tajantemente. «Yo nunca he manejado fondos del Partido Nacional, categóricamente no», explicó. «Lo que sí es que yo por mis actividades de consultorías y actividades empresariales, tengo muy buena relación con empresarios, sí he participado en reuniones en las cuales empresarios han hecho donaciones al partido».
«Después de ese lío con el carro me aparté de todas las actividades en el gobierno», relató. «Mi mamá sufrió mucho debido al deterioro del nombre de mi hermana. Eso me dio un espacio para decir que no quiero estar cerca. Sí he mantenido mi palabra de buscar que las cosas en el país sean de manera más transparente y he hecho sugerencias para que hagan actividades en las que se involucre la sociedad civil y nuevamente no he sido tomado en cuenta».
Pero Fundecima no es la única empresa ampliamente conocida que tiene detrás a este grupo de personas cercanas al expresidente. Tampoco es la única a la que estos socios le crearon otra con idéntico nombre en Florida.
Grupo Colibrí
En Honduras, a los Figueroa Simón y los Hernández se les conoce como el grupo empresarial Colibrí por su asociación a Corporación Colibrí Esmeralda S.A. Dicha empresa fue creada en Tegucigalpa en 2004 por Figueroa, representando a su empresa Inversiones CD, y su esposa Claudia Simón, representando al hijo de ambos, que tenía 4 años de edad. Otros socios eran Marco Tulio Hernández Reyes, hermano del presidente, y sus dos hijos José Miguel y Marco Tulio Hernández Matute, así como Andrés Rivera Rosa.
Los directivos de Fundecima Honduras y Miami, y los de Colibrí, son prácticamente los mismos, y todos cercanos al expresidente Hernández.
Marco Tulio Hernández Matute dijo en la entrevista a este equipo periodístico que Colibrí se creó para el desarrollo de proyectos eólicos y, aunque dijo que era diferente a lo que haría Fundecima, afirmó que nunca desarrollaron algo «en el Cerro de Hula» porque priorizaron a otras empresas antes que a ellos. «Ese es un capítulo que pasó en mi vida y me desentendí», dijo.
Marco Tulio Hernández Matute, sin embargo, también habló de varias empresas en las que se vinculó a los Figueroa Simón, por ejemplo Comunicaciones Allegro, creada en Honduras en 2004 por Inversiones CD, la empresa fundada por el matrimonio en 1997 y que terminó siendo en 2005 accionista de Colibrí, junto con Hernández Matute. Allegro era proveedora de contenidos para empresas de telecomunicaciones como Tigo en un negocio que fracasó, según Hernández Matute, porque la tecnología cambió.
Según escritura pública, Colibrí tiene la finalidad de desarrollar proyectos de energía renovable, consultorías en ingeniería, arquitectura y desarrollo urbano y la venta y compra de bienes inmuebles, funciones parecidas a las que Hernández Matute dijo que tenía la ONG Fundecima de Honduras. No obstante, según los datos públicos, esta empresa nunca ha tenido contratos con el Estado. Tampoco figura en ningún contrato de los proyectos aprobados en Honduras en el sector de energía renovable.
Al igual que con las Fundecimas, Figueroa también fundó una segunda Colibrí en Estados Unidos. El 12 de diciembre de 2008, , se registró en Miami la Corp. Colibrí, LLC (sociedad limitada), donde solamente figura Dennis Figueroa como director y presidente y no hay ninguna junta directiva. Colibrí registró su domicilio en Coral Gables, Florida. En 2011, él pidió su disolución.
Sobre las Colibrí, Figueroa explica que «eran diferentes funciones pero siempre eran consultorías financieras. Pero era para clientes que eran compañías americanas, entonces abrimos estas LLC. Pero no tiene nada que ver con la familia Simón. Yo soy Dennis Figueroa y esas son mis actividades de consultoría financiera» dijo.
En la investigación de Fundecima, la Fiscalía solicitó la declaración de bienes y antecedentes penales de Fundecima, «Grupo Colibrí de Honduras» y «Fundeciman», sin obtener resultados. Y le preguntó directamente a Figueroa si tenía relación con la empresa «Inversiones Colibrí de Honduras». Figueroa respondió que no. La Fiscalía, en realidad le estaba preguntando por el nombre de otra empresa, pues el nombre exacto de la que se relaciona con él es «Corporación Colibrí Esmeralda». Asimismo, solicitó información del «Grupo Colibrí» y «Fundeciman», nombres ligeramente diferentes a los de las entidades asociadas con Figueroa. La investigación no llevó a más hallazgos.
Marco Tulio Hernández Matute atribuyó los fracasos empresariales del grupo al escándalo de Fundecima. Sostuvo en la entrevista que el episodio del millón de lempiras en el vehículo Ford fue orquestado para afectar al presidente Juan Orlando Hernández, pues en 2012, éste buscaba una precandidatura a la presidencia con su partido político. Además, aseguró que ser familiares del presidente «nos ha limitado, nos ha perjudicado».
Por su parte, Dennis Figueroa dice que Corporación Colibrí en Honduras sí funcionó en su momento. «Yo realizaba consultorías financieras y era con esa empresa con la que trabajaba yo», explicó. «Pero puede decir usted que es extraño que no se dedicó a lo que decía ser. La influencia de lo que decían que yo podía tener en las personas del Partido Nacional no se ha materializado. Corporación Colibrí nace de un estudio que se hizo para las eólicas en Santa Ana y presentamos la solicitud para que nos dieran la concesión en el gobierno de Ricardo Maduro (2002-2006), en tiempo y forma y a otra empresa que llegó después de nosotros le otorgaron esa solicitud. No tuvimos éxito con ese emprendimiento, y después, esa empresa estuvo inactiva, pero el nombre a mí me gustaba, entonces la utilicé para hacer consultorías, y la hice levantarse y caminar y crecer», explicó.
Más allá de Colibrí, Figueroa también ha sido el presidente de otras empresas más en Miami y Panamá.
Figueroa abre varias empresas en Florida y Panamá
En Miami, Mayan Trade, LLC y Dimond Investments, LLC fueron creadas en 2007 y disueltas en 2008, y ambas tenían a Figueroa como presidente. No tenían ninguna junta directiva ni aparecían los demás del grupo. Pero ambas fueron registradas en una dirección sobre la calle Brickell, en un apartamento que sigue siendo propiedad de la empresa hondureña de la familia Simón, llamada Central de Inversiones, S. A. Entre los miembros de la junta directiva de Central de Inversiones está el padre difunto de Gerardo y Claudia, Taufick Simón Roman.
Esta empresa pasó todas sus acciones a la empresa Inversiones El Delfín en 2019, otra empresa de la familia Simón. En ese año, el diplomático Gerardo Simón también figuraba con su hermana, Claudia Simón, ya embajadora, en la empresa hondureña Corporación San Jorge, a la cual Central de Inversiones le traspasó unos bienes y en la cual Figueroa también figura entre los directivos.
Figueroa asegura que en el caso de la empresa Mayan Trade en Miami, fue creada para «exportar (desde Honduras) productos nostálgicos». Estos son productos tradicionales de un país, especialmente extrañados por su diáspora, como los panes tradicionales, mantequilla, queso o café. Pero esta empresa tampoco tuvo éxito, según Figueroa porque estaba muy ocupado con actividades de sus otras empresas. En el caso de Diamond, ésta iba a ser un holding,«la dueña de todas las demás empresas, pero no se logró, nunca se utilizó», explicó.
También dice que el hecho de que su cuñado era el cónsul en la ciudad donde él decidió crear varios emprendimientos no le favoreció en lo absoluto. «No tienen ninguna vinculación los hermanos Simón con las empresas», dijo.
Los documentos revelan otras empresas de Figueroa.
En septiembre de 2014, cuando Juan Orlando Hernández llevaba nueve meses en la presidencia, Figueroa creó, como director, la Charity Think Tank en Florida. A pesar de su nombre asociado a la caridad, es una empresa con ánimo de lucro, según consta en el registro público de empresas de Florida. Según este documento, los otros directores, además de Figueroa, eran Andrés Figueroa (su hijo), Juan Camilo Jaramillo y Nicolás Hoyos.
Su dirección es la del Centro de Innovación y Desarrollo Económico, en Gainesville, Florida. Un representante del Centro, ubicado dentro de Santa Fe College y dedicado a proveer información básica de cómo crear una empresa a los emprendedores novatos, le dijo a este equipo de investigación que recordaba haber apoyado a Figueroa para crear esta entidad y que éste le había dicho que tenía una relación cercana con el presidente de Honduras.
También dijo el representante del Centro que el propósito de la empresa no le quedaba claro: manifestaron que querían crear una red de apoyo para las empresas startup, y dedicarse a administrar concursos, en los cuales los participantes propondrían ideas de iniciativas empresariales ligadas a la caridad. En el proceso de apoyar a Figueroa y su equipo con la fundación de Charity Think Tank, otro trabajador del Centro escribió un correo a un compañero de trabajo diciendo, «Tengo muchas dudas con este, porque aquí no hay ningún elemento de negocio», según un representante del Centro que citó textualmente dicho correo cuando le contactamos.
«No teníamos un papel muy activo con ellos», nos dijo el funcionario, y nos aseguró que la última vez que tuvieron contacto con Figueroa y su equipo fue en junio de 2015. La Charity Think Tank fue clausurada enseptiembre de 2015.
Figueroa explicó a este equipo periodístico que la idea de Charity Think Tank era apoyar a jóvenes que pudieran presentar proyectos. «Al igual que Fundecima, no tuvo cuentas, no operó, no se realizaron actividades más que con universitarios y universidades para que pudiera promoverse el emprendedurismo entre jóvenes. No tuvieron ninguna actividad económica ni de levantamiento de fondos», dijo.
Figueroa también intentó incursionar en Panamá. Allí creó seis empresas de vigencia perpetua el mismo día, el 10 de marzo de 2008. Estas eran: Inprema Investments S. A., Nuria Assets S. A., Tela Enterprises S.A., Ceiba Investments S.A., Roatan Investments S. A. y Garifuna Investments S. A. Como directivos, además de Figueroa, aparecían José Anael Reyes, autorizado para actuar como presidente, secretario y tesorero, y Jonathan C. Davis. La dirección de la casa que figura es la misma de Coral Gables donde seis meses después registró la Corp. Colibrí en Miami.
Todas estas empresas panameñas dejaron de pagar la tasa obligatoria a la entidad impositiva de ese país durante tres años, según consta en el registro público de Panamá, y por ello están suspendidas. Entre fines de mayo y principios de junio del año 2020, el agente residente que las representaba, T&T Asociados, renunció a hacerlo.
Figueroa niega estar asociado con tales compañías. «Hubo una o dos empresas que se fundaron y esas nunca se utilizaron y se cerraron. No tengo empresas en Panamá, ni hubo ninguna junta directiva activa, ni tampoco cuentas, mucho menos», dice, y asegura que la idea era que estas fueran holdings para todas sus empresas, pero que los costos eran muy altos.
Figueroa, al igual que Marco Tulio Hernández Matute, se lamenta porque todos los problemas que llevaron al cierre de sus emprendimientos nacen del escándalo de Fundecima en Honduras. Un problema que, según ellos, fue políticamente motivado. Además, dice que cuando se dio el escándalo con el vehículo, llevaba alrededor de seis meses de haber terminado su consultoría en el Congreso Nacional. «Gracias a Dios me apartó a mí de tener que estar en la campaña del presidente Juan Orlando Hernández, porque después de eso él ganó las internas, y se fue a las generales, y allí sí hubo mucho ruido. Pero yo allí ya estaba larguísimo, ya estaba lejos del partido, Dios me apartó de eso», dice.
Actualmente, el expresidente Hernández se encuentra en detención preventiva en las instalaciones de las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional, esperando la resolución de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) hondureña sobre la solicitud de extradición girada por el gobierno de los Estados Unidos. En las elecciones de noviembre pasado, el Partido Nacional perdió parte de su caudal electoral en medio de los escándalos de Hernández y actualmente están reconfigurando sus fuerzas en el Congreso Nacional.
Mientras tanto, toma las riendas de Honduras Xiomara Castro, del Partido Libertad y Refundación (Libre), quien rompió con una racha de triunfos del Partido Nacional al ganar las elecciones de noviembre de 2021 en una alianza entre dos partidos, uno de centro derecha y otro de izquierda.
El 22 de febrero de 2022, el nuevo Canciller de la República, Eduardo Enrique Reina, solicitó a todos los jefes de misión diplomática, embajadores y oficinas consulares a que pongan a disposición su cargo en los próximos tres días.
*Este reportaje se realizó con la colaboración de Alberto Pradilla de Animal Político en México, de Alicia Ortega y Yanina Estévez de El Informe con Alicia Ortega-Noticias SIN en República Dominicana y el HelpDesk de Occrp. Parte de esta investigación fue financiada por el IWMF. Rigoberto Carvajal, Diego Arce y el equipo de datos de CLIP contribuyeron a la creación de los gráficos de relación y la línea de tiempo. Andrés Bermúdez Liévano de CLIP contribuyó en la edición.