Juan Orlando Hernández comenzó un diálogo nacional hoy. El lunes que lo convocó, las protestas en las calles arreciaron y las principales arterias del país fueron bloqueadas, sobre todo en la costa norte. La represión no se hizo esperar y la cantidad de muertos subió de 24 a 33 en esta semana. Hoy Hernández comenzó la primera etapa del diálogo con algunos sectores de sociedad civil, mientras cientos de efectivos militares desalojaban las tomas de carretera en San Pedro Sula, Tela y El Progreso. Un diálogo hacia afuera con mucha represión dentro.
-Madre, espero que le de cuatro cuetazos a este cipote que anda vagando en las noches, lléveselo y cuídelo.- Un policía reprende a doña María Cristina, madre de Kevin de 14 años, detenido en la posta policial de El Progreso por estar cerca de una toma de carretera a las 10 de la noche de ayer. Doña María agacha la cabeza, le tiemblan los labios.
-Él me andaba haciendo un mandado, nada más.
A Kevin lo capturan cerca del puente La Democracia que lleva 4 días tomado por manifestantes en contra del gobierno de Juan Orlando Hernández. Cuando sale le lloran los ojos, está sucio, huele a orines. “Solo andábamos jugando pelota en la calle”, dice otro menor capturado. La orden ha sido capturar, golpear, castigar a quienes se toman las calles. “Toda protesta violenta, evitarla”, ha ordenado Hernández a las Fuerzas Armadas que trasladaron 5 convoyes llenos de efectivos militares al norte del país donde alrededor de 20 bloqueos de carretera tienen aisladas a la ciudades San Pedro Sula, El Progreso y Tela.
El suboficial Carlos Aguirre asegura que hay 5 detenidos, observadores de derechos humanos dicen que hoy fueron detenidos 11, entre ellos 3 menores de edad. Pero no es solo en la cantidad de detenidos que no concuerdan los policías y los defensores, los abusos de militares y policías son muy graves, los defensores intentan convencer a los familiares que hay que denunciar, los policías les dicen a las víctimas que busquen a los derechos humanos para que les resuelvan, que ellos solo cumplen órdenes.
Mientras doña María Cristina se lleva a su niño, Juan Orlando Hernández dialoga con el rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Francisco Herrera quien ha dicho que la UNAH debe dar el ejemplo apoyando el diálogo en una sociedad que está partida.
Afuera de la posta espera la familia de José Amilcar Gavarrete, un joven de 15 años. Cuando sale, el joven dice que lo han golpeado. Se desnuda la espalda y muestra los toletazos, la carne viva que le sangra en la espalda y en el pecho. No habla más. La madre cuenta que lo sacaron de su casa en la colonia Castaños, donde días atrás había una de las barricadas más grandes e imposibles de penetrar. “Él corrió porque cuando vio a los militares tuvo miedo y ellos lo persiguieron, entraron a la casa y de allí lo sacaron a golpes”, cuenta la madre. Una vecina le sugiere que no hable, que no denuncie que “gracias a Dios se lo dieron vivo” que en otras ocasiones los matan y que se conforme con eso porque “¿quién le va a resolver?”. Una defensora de derechos humanos escribe en su tablero la palabra “tortura”. Se frustra cuando las familias no denuncian, cuando los casos se quedan así, como que no sucedieron. Cuando el miedo gana.
Mientras Amilcar camina dolorido, Juan Orlando Hernández dialoga con algunas iglesias evangélicas, patronatos de colonias del valle de Sula, cooperativistas. Sentar las bases de la sociedad en el diálogo es lo primordial, mientras se desalojan las calles, porque bajo presión no se puede llegar a consensos. Los militares cumplen esas órdenes, Amilcar es una prueba.
En la posta policial está Jhonny Salgado, detenido. No saldrá porque lo acusan de portación ilegal de arma comercial y uso prohibido de indumentaria policial. Ayer en Quebrada Seca, salida a Tela en El Progreso, Yoro, cuando los manifestantes le ganaron la batalla a la Policía Militar, algunos se quedaron con los escudos de los oficiales como trofeo de guerra. Los policías dicen que le encontraron uno de esos escudos a Jhonny.
Afuera de la posta llora desesperada una vecina de Jhonny, está desesperada porque su hija de 6 años vomita sangre, está mal de salud porque dentro de su casa los policías lanzaron bombas lacrimógenas. Los policías irrumpieron en su casa buscando a Jhonny quien vive a la par, tiraron bombas en la sala, y los acorralaron. Luego fueron por Jhonny a su casa. Los vecinos y su familia dicen que Jhonny ni siquiera estaba en la calle, que lo están incriminando. La vecina llevó en una cubeta unas bombas que con solo mostrarse aun huelen fuerte, pican en la nariz, huelen a recién disparadas.
En el Ministerio Público les dijeron que la Dirección Policial de Investigación (DPI) debe tomarles la denuncia, en la DPI les dicen que vayan a “los derechos humanos” a poner la denuncia. A Jhonny lo pasan a investigación y queda detenido hasta que se le sentencie. La familia carga el balde con bombas y la vecina desesperada, mientras el gobierno de Estados Unidos reconoce poco a poco el triunfo de Juan Orlando Hernández a pesar de las denuncias de fraude en las elecciones.
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“Comienza blanqueo de fraude. Gobiernos con menos legitimidad dan primer paso, seguirán los demás; UE,ONU y OEA doblarán su brazo, y gringos darán espaldarazo final. “Diálogo” adulador representa blanqueo interno, mientras armas reprimen y aplastan ferozmente oposición que estorba”, dijo en un tweet el sacerdote Ismael Moreno, SJ, director del ERIC y Radio Progreso, uno de los más fuertes opositores del gobierno actual.
El repudio de la gente hacia el gobierno norteamericano aumenta en la medida que la imposición del gobierno de Juan Orlando Hernández se hace realidad. Un grupo de manifestantes llegó la tarde de este jueves a la embajada norteamericana en Tegucigalpa para expresarles el rechazo a la postura de silencio y de aval que han tenido con el oficialismo.
-La OEA y los gringos son la misma cosa, no debemos esperar nada de ellos, acá solo el pueblo podrá revertir el fraude, yo la verdad creo que ese es el camino- dijo un manifestante. Los cohetes sonaban al ritmo de la canción de Macario Mejía “JOH es pa fuera que vas”, todo ocurría con un panorama que de fondo destilaba humo, el humo que en esta ocasión no era de llantas sino de los conos policiales que pretendían controlar el tráfico.
Los alrededores de la Embajada se encontraban militarizados y por si no fuera poco en la cúspide de tres edificios cercanos los manifestantes lograron identificar a cuatro francotiradores.
Como ya es una costumbre el plantón inicia como una previa para preparar la entrada de los dirigentes, en este caso Manuel Zelaya coordinador de la Alianza y Salvador Nasrralla, presidenciable de esta convergencia partidaria.
-No les tenemos miedo, sus armas no nos amedrentan, este pueblo está enojado y va seguir en las calles de forma permanente hasta derrocar la dictadura- arrancó su discurso Mel Zelaya.
Mientras la gente gritaba “Mel amigo el pueblo está contigo”, el expresidente se refirió a la propuesta de diálogo: “quieren engañarnos, quieren legitimar el fraude y por eso la OEA y la embajada norteamericana quieren endulzarle el oído a Salvador, pero no podrán con la voluntad popular, la gente seguirá de paro a partir de mañana nuevamente”.
Se nota una diferencia entre Mel y Salvador en torno a la propuesta de la OEA de repetir las elecciones: Mel dice que no se debe repetir las elecciones porque el pueblo ya eligió y que es una trampa de la OEA y los gringos, mientras que Nasralla se dejó seducir por ese planteamiento y cree que se puede hacer una realidad si se da bajo la tutela y dirección de un árbitro electoral independiente e internacional.
-El presidente convocó a un diálogo, yo solo aceptaré ir si el punto de conversación es sobre su salida del gobierno-agregó Nasralla.
La acción de protesta presenció ambos discursos que a pesar de sus discrepancias sobre la propuesta de la OEA tienen dos acuerdos comunes: que no se puede asistir a un diálogo legitimador y que la gente debe seguir en las calles sin bajar la guardia.
Juan Orlando Hernández determinó cambiar al nuevo jefe de las Fuerzas Armadas nombrando al general René Orlando Ponce Fonseca como el nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto, en sustitución del también general Francisco Isaías Álvarez Urbina. Ponce pasó de la 105 Brigada de Infantería en San Pedro Sula a liderar las Fuerzas Armadas que se han convertido en la pieza más confiable para atacar a la oposición y calmar la crisis política en la que ha caído el país.
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En la posta policial de El Progreso, Ayyi Collins comerciante de perfumes espera que suelten a su hermano Yelan Yaret, detenido en la toma de Castaños. Yaret y Ayyi viven de hacer lociones piratas, son de Roatán y viajan hacia San Pedro y El Progreso a vender. “Yo le digo al presidente que estas personas que andan protestando no andarían allí en la calle perdiendo el tiempo si tan solo tuvieran oportunidades, si él les ayudara. Los jóvenes tenemos talentos pero mire yo, solo hice hasta primer curso, yo soy escritor pero ¿dónde podría yo estudiar eso? tuve que trabajar para vivir”, cuenta Ayyi, su olor dista mucho del de las bombas lacrimógenas. Y me enseña los perfumes que hace, me ofrece. También saca una reflexión que él escribió y que guarda en la cartera, algo que habla de la fe.
“Los de arriba no ayudan a los de abajo. Mire, aquí no van a haber otras elecciones, el presidente no dejará porque sabe que ganará Salvador Nasralla”, agrega Ayyi. En eso sale su hermano Yaret, todo desorientado sale corriendo. A una cuadra hay un restaurante de pollo frito, corre hacia allí y se mete. Ayyi dice “es que no aguanta el hambre, no habíamos comido, veníamos de trabajar cuando lo agarraron confundido a él”, y se aleja, se ríe, posa a la cámara y se apura a alcanzar a su hermano.
En El Progreso, la represión fue menos de lo que se esperaba, pocos manifestantes se resistieron, muchos dejaron solas las tomas. Ante esto, los militares entraron a buscar sospechosos a las colonias, de allí sacaron los detenidos, que en su mayoría, salieron en pocas horas. Se está aplicando el terror en los barrios, porque en las barricadas no es la guerra, es en la comunidad. Esas son las condiciones del dialogo que ha convocado Juan Orlando Hernández.
Una de las defensoras de derechos humanos que estaba presente documentando los casos de detención grabó tres momentos en su memoria de hoy: “Los rostros sucios y furiosos de los policías que llegaban de la represión, y que nos veían hasta con desprecio; luego con la espalda ensangrentada, sacrificada de Josué y que sus padres tengan miedo de denunciar y por último esa frase: “para qué denunciar, si a las madres les llevan los hijos muertos a sus casas y las autoridades no hacen nada, ¿para qué denunciar?”.
1 comentario en “Diálogo de Hernández intenta “blanquear” represión agudizada en Honduras”
Honduras esta llegando al fondo por culpa del imperio que se entremete o mejor dicho le pertenecemos nos compraron ya pero hace tiempo nos habian robado nuestras riquezas, ahora tienen sus bases aqui para dirigir toda su podredumbre para A erica Latina,pero no saben que aqui ya desperto el pueblo mejor muertos antes de volver a ser esclavos de un imperio(como,los españoles nos arruinaron la vida no trajeron nada bueno),Norte Americanos nosotros tambien somos un pais como ustedes,yntambien somos libres y somos seres humanos y creemos en el mismo Dios,pero hay una diferencia,tenemos conciencia y somos respetuosos de los derechos de los demas,pero el sicario que tienen a su orden(nacen dentro de una sociedad algunos seres nefastos como joh) es un ser repugnante nada que ver con el resto de los Hondureños