Las luces expectantes, el entramos en 3, 2 y 1, la emoción del set, fue lo que enamoró a Servio Tulio Mateo, desde que lo sintió a sus 12 años en un casting para un programa televisivo para niños. “Para mí era pura diversión”, cuenta Servio quien obtuvo el papel pero descubrió su carrera predilecta, que sin imaginarse un día lo llevaría a ser el primer productor de cine que realizaría una película centroamericana.
Servio se levanta muy temprano cada mañana, intenta hacerlo rápido pero no siempre puede. Es independiente, hace 7 años decidió trabajar para su propio proyecto. Su machete, su herramienta más importante de trabajo: su celular-con saldo- añade. Ama su vida no rutinaria, las llamadas temprano y su construcción de agenda cada mañana.
Este entusiasta hondureño tiene 44 años y lo que inició jugando en aquel casting de programa infantil se convirtió en su estilo de vida. Comenzó estudiando Ciencias de la Comunicación y Publicidad en la Universidad Tecnológica de Honduras (UNITEC) pero estando en la misma la carrera fue suspendida y aplicó a una universidad en Costa Rica para seguir estudiando lo que le apasionaba.
Su primer trabajo fue de niño estrella en un medio de comunicación y pensó seguir esa línea cuando se fue a estudiar. Pero en Costa Rica inicia su inquietud por el séptimo arte y fue descubriendo que su pasión era producir cine de calidad que contara la realidad de su país, que conectara a la sociedad. Una amiga muy cercana le dijo que aplicara a la Escuela Internacional de Cine y TV en San Antonio de los Baños, Cuba y lo hizo.
“Llegué a Cuba y cada dos semanas o tres contábamos con la presencia de un cineasta de nivel internacional que nos impartía diferentes talleres, fue un reto porque era el único hondureño de 40 estudiantes que éramos en ese momento y escuchaba a mis compañeros hablar siempre de lo que se estaba haciendo en sus países a nivel audiovisual y yo casi no tenía mucho que compartir”, cuenta Servio.
Desde pequeño las cámaras y luces lo habían atrapado así que era poco probable que, a pesar de esa experiencia de catarsis, sus ganas de ser productor de cine se fueran, así que aprovechó a adquirir todo el conocimiento que podía para luego emprender una nueva aventura: realizar su práctica profesional en España.
“Estando allá, tenía muy claro que quería regresar a Honduras, porque sentía que era donde tenía que trabajar, entonces regresé después de estar casi 5 años fuera y a los pocos meses empecé a trabajar en un canal católico, asumir el departamento de producción, en aquel momento se llamaba Canal 48 y estuve ahí por 7 años, dirigiendo a un equipo de personas con las cuales producíamos programas que en su momento fueron bastante importantes como El Padre Alberto”.
La experiencia de haber obtenido un trabajo tan rápido a su regreso en Honduras fue bonita y gratificante, a los años inició a trabajar en UNITEC como maestro en clases relacionadas a la producción audiovisual y así sucesivamente Servio se fue posicionando en su país, trabajó también en Grupo OPSA, manejando el área de multimedia pero es hasta hace 7 años que decide independizarse para trabajar en algo propio.
UN AMANTE DEL CONTENIDO
Servio recuerda que desde que estaba en Cuba, en su cabeza y en sus clases el rey de todo en el medio audiovisual era el contenido y por eso en cada clase o proyecto que emprende trata de darle el puesto que se merece. Por ejemplo como maestro considera importante tomar al menos unas clases para explicarlo e inculcar a sus alumnos y alumnas, que cuando se propone un tema o una idea, este debe ser pensado de forma consciente, tomando en cuenta cómo lo que van a plasmar en la pantalla y de qué manera impactará en la sociedad.
“Pensar que el cine o la televisión tiene únicamente la función de entretener a la audiencia es subestimar sus potencialidades y yo soy un seguidor de las historias que conmueven, de las historias que te hagan reflexionar, que nos reflejen como sociedad, y eso trato de inculcarlo en mis alumnos. A la hora que vamos a hacer algo de ficción o un documental, trato de que estén conectados con la realidad, porque debe ser así, y que los contenidos que vayamos a plasmar sean primero de su interés por que tampoco impongo los temas” enfatiza este maestro.
Esta práctica se refleja en sus alumnos. Las producciones de su clase muestran diversidad de temas donde la investigación y el acercamiento con las y los afectados logran impacto en la sociedad, sobre todo la capitalina.
“Amo mi país, pero también me duele” dice Servio con un gesto en su mirada como visualizando el futuro del cine en nuestro país.
“El documental del Pelón, surge como idea de un alumno, lo presenta y nos comenta que es un señor que tiene más de 30 años de trabajar en un instituto bastante conocido de la ciudad, así que lo consideraron y realizaron. El impacto que tuvo fue que semanas después de haberlo realizado el pelón como le decían de cariño, fallece, esto hace que las personas que lo conocieron sintieran que a través del documental pudieron conocerlo mejor” comenta de forma entusiasmada Servio que en más de alguna ocasión confiesa haberse visto reflejado en sus estudiantes y eso hace que su trabajo sea más fácil aun cuando nunca se vio como maestro.
Servio además de descubrirse considera que los avances tecnológicos han contribuido mucho en la evolución de la producción audiovisual.
“Las nuevas tecnologías han democratizado más el acceso para poder producir en términos audiovisuales y eso es positivo, antes se requerían equipos sumamente costosos, hoy en día incluso hay experiencias de películas grabadas con Iphones. La dinámica ha cambiado muchísimo, ha permitido que la producción audiovisual sea más fácil, pero esa solo es una parte técnica, solo es una parte del proceso, luego está la parte creativa lo que realmente hace la diferencia, qué historias se están escribiendo” además reconoce que estos procesos han hecho que la producción de cine en Honduras haya sido constante, creando un escenario prometedor para el gremio.
No obstante considera que aún hay retos que superar relacionados al contenido, tomando en cuenta que la mayoría de películas que se han popularizado han sido del género comedia y que no han logrado conectar con la realidad del país. “Amo mi país, pero también me duele” dice Servio con un gesto en su mirada como visualizando el futuro del cine en nuestro país.
Es por ello que a través de la Asociación Hondureña de Cineastas “Linterna Mágica” de la cual forma parte, se ha construido la Ley de Fomento al Cine en Honduras, que ha sido presentada ya en el Congreso Nacional de Honduras como una opción de aportar no solo al arte y cultura sino también a la economía del país. “El tener una ley de cine permite la generación de muchos empleos y la promoción de inversión en el país” reitera Servio.
Además, esta ley también busca evitar conflictos legales en cuanto los procesos que se pueden llegar a generar en la producción de una película o serie de televisión, tal cual sucedió con la película producida por East West Entertainment que se vio envuelta en un caso de tráfico de personas en El Salvador.
“Actualmente estamos produciendo Días de Luz desde hace 3 años, la primera película centroamericana. Nos hemos unidos cineastas de cada uno de los países de la región, hemos decidido hacer un proyecto inédito, la primer película centroamericana compuesta por 6 historias que se entrelazan, una por país, yo soy el productor de Honduras y estamos con el objetivo de tenerlo listo a finales de este año o principios del otro”, cuenta, con o sin ley él sigue produciendo.
El proyecto Días de luz, es una película de ficción que se da durante una tormenta solar en CA, en cada uno de los países participantes se irán desarrollando las diferentes historias que por cosas del destino, se encuentran y es así como se desarrolla la trama.
No obstante aunque la producción ya inició su rodaje la preocupación de no contar con una ley de cine en la que se garantice que exista un marco jurídico que logre entrelazar leyes a nivel de región de manera que no afecte en la grabación del proyecto, puede ser perjudicial para la evolución de este y futuro proyectos.
El otro proyecto en el que está trabajando se llama Tambor negro, que retratará las principales problemáticas que tienen las comunidades garífunas a través del canto y el baile, que será ejecutado por un bailarín garífuna, actualmente está en el proceso de investigación, apenas iniciando, pero que desde ya considera está siendo una experiencia gratificante. Además de estar realizando un proyecto que refleja la realidad de un pueblo originario que usualmente es utilizado para comercializar a Honduras, también lo está trabajando con una de sus ex alumnas.
Desde Contra Corriente queremos agradecer a este cineasta que está dejando un legado en su país, que nos recuerda que los sueños sí se pueden cumplir, incluso esos que tenemos desde niños, también por el tiempo, anécdotas y el café sin café que nos pudimos tomar en una ciudad y un país de caos que necesita más y mejor cine.