Improvisación y silencio del Consejo Electoral avizora crisis en elecciones

Han pasado casi dos días desde que la ciudadanía ejerció el sufragio en las elecciones primarias y aún no hay resultados oficiales. Este proceso electoral se dio entre la desconfianza y la improvisación. Mientras los candidatos se declaran ganadores, las consejeras del CNE piden paciencia y han dicho que  este será el proceso electoral más transparente en los últimos doce años.

Por Lizz Mejía y Leonardo Aguilar

Fotos Martín Cálix

Las elecciones internas en Honduras se desarrollaron el pasado domingo 14 de marzo bajo la tutela de dos nuevas instituciones electorales: el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal de Justicia Electoral (TJE) —instituciones colegiadas e integradas por representantes que responden a tres partidos políticos—. Los anteriores órganos no figuran en la ley electoral que se tomó como marco jurídico para dirigir este proceso, porque en el Congreso Nacional no se aprobó el dictamen para contar con una nueva ley electoral. La improvisación y el hermetismo han sido las características predominantes en el proceso. 

Horas antes de que iniciara el proceso electoral, la consejera propietaria del CNE, Rixi Moncada —representante del partido Libertad y Refundación (Libre)— había advertido que para estas elecciones primarias e internas no habría transmisión de resultados electorales, porque no se contrató a ninguna empresa, sino que existiría una «divulgación de datos» y que sería efectiva hasta que ingresaran las actas de las urnas al centro del cómputo del Consejo.

Ante la falta de un sistema de transmisión de resultados, surgieron siete empresas encuestadoras de boca de urna que hicieron un festín al aprovechar el vacío jurídico y técnico del Consejo Electoral. La mayoría de medios de comunicación en Honduras difundieron estas encuestas que dieron como ganadores, sin discrepancias, a Yani Rosenthal en el Partido Liberal, Nasry «Tito» Asfura en el Partido Nacional (PN) y a Xiomara Castro en el Partido Libre. 

En la noche del domingo 14 de marzo, tras finalizar la jornada electoral, la presidenta pro témpore del CNE, Ana Paola Hall —representante del Partido Liberal (PL)— expuso que el día siguiente, el lunes, desde horas tempranas se estarían emitiendo comunicados cada hora o cada dos horas. Prometió que el conteo sería público y de forma transparente y que cada partido político tendría acceso. El consejero del Partido Nacional, Kelvin Aguirre, también prometió transparencia.

Sin embargo, el día lunes se impidió el acceso por varias horas a periodistas de medios de comunicación quienes no pudieron ingresar a un militarizado Instituto de Formación Profesional (Infop) en Tegucigalpa, en donde se encuentra el centro de acopio de las actas electorales. Incluso se le negó el paso a representantes estatales de transparencia.

La mañana después de los comicios electorales, el lunes 15 de marzo, la comisionada del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP), Ivonne Ardón, denunció que el CNE no había dado acceso al centro de acopio ubicado en el Infop, cuando el escrutinio de los votos y la verificación de actas debe ser un proceso público. En una conversación con Contracorriente, la comisionada Ardón comentó que el pleno que ella integra estaba en las mismas condiciones que los medios de comunicación y demás ciudadanos, a la espera de los cortes y boletines que prometió divulgar el CNE. A mediodía, miembros de las Fuerzas Armadas resguardaban las instalaciones del Infop, a la espera de los buses y los camiones que transportaban el material electoral que regresaba a la capital para iniciar el conteo de votos.

En ese momento, los reporteros de los distintos medios de comunicación empezaban a reunirse en el Complejo Hotelero Plaza San Martín a la espera de las declaraciones de los tres comisionados propietarios del pleno del CNE, quienes nunca llegaron. Germán Lobo Munguía y Flavio Nájera Zelaya, consejeros suplentes, indicaron que, al igual que la ciudadanía, esperaban saber qué ocurría cuando ya habían transcurrido más de 24 horas desde el cierre de las urnas. Varios reporteros cuestionaron a Nájera, alegando que la tardanza en el proceso le restaba transparencia a los comicios en los que los hondureños esperan cambiar el rumbo del país. «Eso preguntemos a los compañeros propietarios cuando lleguen», respondió Flavio Nájera, suplente del CNE, quien también agregó que a las 9 p. m., de este lunes 15 de marzo, el ente electoral tenía planificado empezar el escrutinio, proceso al que tendría total acceso la prensa nacional y los miembros del pleno del IAIP. 

Llegadas las 9 p. m. del día lunes, miembros de las Fuerzas Armadas, Fuerza Aérea y Policía Militar, revisaban las acreditaciones que portaban las personas que buscaban entrar a Infop, espacio en el que, según los comisionados suplentes, habría acceso sin prohibición alguna, pero no fue esta la instrucción que se giró a los militares, quienes restringieron la entrada y ningún medio comunicación entró al tan esperado procesamiento de actas. 

En los alrededores del almacén tecnológico, dos camiones que transportaron las maletas electorales estaban estacionados, el material utilizado en los comicios seguía ahí y los motoristas comentaban que sus compañeros que venían desde Gracias a Dios, Ocotepeque, Yoro y Colón —zonas oriente, occidente y norte de Honduras— estarían llegando en el transcurso de la semana, probablemente el miércoles o jueves. 

En entrevista con este medio, el reconocido escritor hondureño Julio Escoto lamentó la incertidumbre creada por el CNE, en donde reinan las especulaciones por las encuestas de boca de urna que no son conteos oficiales, siendo aprovechados por algunos candidatos para declararse ganadores. «A todos nos está extrañando que el Consejo no haya dado ni siquiera un indicio formal, legal y serio de qué es lo que está en sus manos como resultado de las votaciones, ya a las 24 horas sería tiempo de que emitiera un comunicado que fuera primario. Ojalá que, cuando ocurra, sea de una buena cantidad de urnas contabilizadas para evitar este suspenso largo, que nos ha hecho entrar en sospechas y en suspicacias», estableció Escoto.

En las afueras del Infop, algunas personas comentaban que era inaudito que más de 30 horas después del cierre de las urnas, los titulares del CNE no habían dado la orden de iniciar con el conteo de las maletas que ya estaban en las instalaciones de Infop. A los digitadores que están asignados en el centro de cómputo se les pidió retirarse a las 5:30 p. m. del lunes y se les convocó a presentarse a las 5:30 a. m. del martes para empezar con el cotejo de actas. El control total quedó en manos de militares. 

Antes de medio día, el centro de cómputo permanecía sin actividad o personal digitador, solamente personal autorizado por el CNE entraba y salía del salón destinado a la recepción digital de actas y divulgación de información. 

Ana Paola Hall García, consejera presidenta del CNE, aseguró este martes que este será el proceso más transparente en los últimos doce años, puesto que ya no hay transmisión rápida de datos preliminares que se hacían en la oscuridad de la noche. Agregó que esas prácticas que hubo en procesos electorales anteriores, era para beneficiar a personas en específico.

Por su parte, la consejera Rixi Moncada pide calma a la ciudadanía, a los dirigentes y a los candidatos de los partidos políticos, porque la ley vigente le da al CNE 30 días para dar resultados definitivos, que aunque el proceso sea lento, es seguro y con acceso para todos.

Una agente de la Policía Militar del Orden Público custodia la entrada a la sala de cómputo del Consejo Nacional Electoral (CNE), quienes luego de dos días siguen sin dar declaraciones y sin dar resultados de las elecciones internas realizadas el pasado 14 de marzo. Tegucigalpa, 16 de marzo de 2021. Foto: Martín Cálix.

Debido a la falta de información, ya sea mediante boletines o conferencias de prensa, por parte del ente electoral, ciudadanos hicieron circular una convocatoria en la noche del lunes para protestar frente a las instalaciones de Infop y exigir el inicio del conteo de votos, sin embargo, menos de 20 personas se presentaron a los portones de ingreso al edificio, donde militares negaron la entrada a cualquier persona que no sea empleado del CNE.   

Miles de hondureños que participaron en los comicios internos y primarios se han quejado, principalmente en redes sociales, argumentando que la voluntad popular está en riesgo debido a los problemas institucionales en el CNE, que se ha mostrado incapaz de poder brindar —hasta la mañana del martes— un solo comunicado para generar tranquilidad en la ciudadanía.

El escritor Escoto manifestó que el proceso de elecciones primarias dejó una cantidad de aprendizajes interesantes, y hasta curiosos. Asegura que hubo una buena asistencia ciudadana en las urnas, lo que mandó un mensaje claro para la clase política.

«Eso significa que al pueblo hondureño le interesa ser consultado, dar su opinión sobre uno u otro campo, en este caso específico en el de los candidatos a elección popular. Y podemos sacar otra conclusión derivada: que así como le gusta participar en eventos de tipo de sufragio, creo que también le gustaría participar por ejemplo en plebiscitos sobre ciudades modelo, ley de secretos, Ejército, salud, educación y vivienda», dice Escoto, en referencia a temas que han generado conflictos sociales en todo el país. 

Entre tanta especulación y zozobra, el precandidato de Libre, Carlos Eduardo Reina, escribió en Twitter que «se robaron el disco duro del escaner de actas del CNE y cortaron los anillos de fibra óptica. A más de 40 horas del cierre de las MER ocurre esto. Encuestas sembraron una matriz de cómo quedaron las elecciones y ni un voto se ha contado». No obstante, personal del CNE que pidió no revelar su identidad, contó a Contracorriente que lo ocurrido con la fibra óptica fue un accidente, pues aún se está trabajando en la estructura metálica que se utilizará para el escrutinio y al momento de soldar uno de los empleados cortó el cable pero se reparó en el instante. En cuanto al disco duro, la fuente afirmó que «nunca se lo robaron, solo es que está malo y tienen que repararlo porque es el de las cámaras», horas después el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, corroboró esta información. Esto es el ejemplo de la improvisación con la que el CNE ha manejado este proceso electoral.

 

Elecciones internas con múltiples irregularidades

Un hombre participa de las elecciones internas del Partido Liberal en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Tegucigalpa, 14 de marzo de 2021. Foto: Martín Cálix.

LEA: La lucha por control de mesas electorales detiene la aprobación de una ley sin reformas profundas

La ciudadanía ejerció el sufragio con un Censo Nacional Electoral que habilitó a 4,8 millones de hondureños —pero que excluyó a miles que no participaron del proceso de enrolamiento— para votar en un poco más de 5000 centros de votación, en donde se instalaron 23,000 MER, y en donde cada partido, en los centros de votación, pudo utilizar cuadernillos o hacer búsquedas en línea para poder habilitar in situ a los simpatizantes de sus partidos que no aparecían en los listados oficiales, lo que generó ciertas desigualdades ya que algunos votantes sí aparecían en los censos de determinado partido, pero no aparecían en los de otro.

El abogado Ernesto Paz Aguilar, doctor en ciencias políticas y experto en temas electorales, afirmó que las elecciones primarias se vieron marcadas por el boicot que hizo el Partido Nacional para que no se aprobaran las reformas electorales. «El poder ha obstaculizado que el ente electoral tenga los recursos necesarios para hacer una elección limpia y con transparencia. Hoy vimos esa gran cantidad de irregularidades, gran cantidad de inconsistencias y eso representa una pequeña sumatoria de pequeños errores que al final pueden crear una crisis».

Paz Aguilar considera que sectores “oscuros” trastocaron el formato para el enrolamiento. «De ese censo electoral de 4,8 millones, hubo 1,6 millones a los que les cambiaron la mesa de votación. A alguna gente que ha votado en el lugar en que vive, la mandaron para otro lado».

El proceso de enrolamiento, para obtener un nuevo Documento Nacional de Identificación (DNI), también generó denuncias por duplicidad de domicilios: ciudadanos aparecieron aptos para votar en listados de centros de votación de su anterior domicilio y también figuraron en el nuevo centro de votación asignado para su domicilio actual. Por otro lado, miles de personas se quedaron sin votar porque fueron expulsadas del censo, ya que no se enrolaron a tiempo. Finalmente, una gran cantidad de jóvenes de 18 años se quedó sin ejercer el sufragio porque los encargados del Proyecto Identifícate del Registro Nacional de las Personas (RNP), sin dar explicaciones, no entregaron a tiempo el DNI, aunque este ya estaba impreso días antes de las elecciones. 

Leonardo Pineda, director de una organización de jóvenes denominada Jusive, dijo a Contracorriente que previo a las elecciones se observó a cientos de jóvenes que querían votar por primera vez intentando reclamar su identidad, pero no lo lograron. «Hicieron grandes filas en medio de una pandemia sin medidas de bioseguridad completas. Y algunos no pudieron recibirla. Son más de 200,000 jóvenes los que no pudieron ejercer su voto a pesar de que sí se enrolaron en tiempo y forma».

LEA: Las irregularidades en el costoso censo electoral

En Honduras no existe la ciudadanización de las mesas electorales. Los integrantes de las MER fueron compuestas e integradas por representantes de los movimientos internos de los partidos Libertad y Refundación (Libre), Partido Nacional (PN) y Partido Liberal (PL), quienes ayudaron a trasladar el material electoral junto a las FF. AA. y posteriormente se encargaron de todo el proceso. A pesar de las trabas para ejercer el sufragio, y de que solo participaron 3 de los 14 partidos políticos inscritos en el CNE, hubo una afluencia importante a las urnas. 

Los precandidatos del Partido Liberal fueron el empresario Yani Rosenthal y el ingeniero Luis Zelaya; en el Partido Nacional estuvieron el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva y el alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, y, finalmente, en el PL estuvieron Xiomara Castro —esposa del expresidente José Manuel Zelaya Rosales (2006-2009)—, Nelson Ávila, Wilfredo Méndez y Carlos Eduardo Reina. 

El CNE entregó un poco más de 111,000 credenciales. De estas, 16,000 fueron para el PN que llegaba con dos movimientos internos; el PL recibió casi 24,000, para repartir entre sus tres movimientos, y el partido Libre, 71,000, pues contaba con nueve corrientes internas. Estos representantes administraron la instalación de las MER, la votación de los ciudadanos, el escrutinio y el llenado de las actas de cierre de resultados, así como el embalaje y devolución de la maleta electoral. Los precandidatos en los niveles presidencial, diputados, alcaldes y regidores se disputaron 3038 candidaturas a cargos de elección popular.

Escoto cree que entre los puntos importantes a evaluar y reconocer es que el Consejo está en manos de mujeres. «Me parece admirable porque hasta el momento las dos mujeres principales (Rixi Moncada y Ana Hall), han mostrado una conducta seria y muy profesional, ese es otro elemento, que es ganancia para el país en términos generales, hay que ver si este movimiento que ya ocurrió pueda tenerse en las generales con leyes aprobadas para tener una elección más limpia, fuerte e intensa que las que acabamos de tener».

 

Partido Libre

El partido Libre tenía entre sus filas a cuatro precandidatos presidenciales en donde sobresalía Xiomara Castro quien recibió el respaldo de seis corrientes internas; el resto de precandidatos, Wilfredo Méndez, Carlos Reina y Nelson Ávila, tenían el respaldo de una corriente cada uno. Entre todos los candidatos hicieron un total de nueve corrientes internas.

La precandidata Xiomara Castro, tras los sondeos y publicaciones de las encuestadoras de boca de urna, reaccionó ante los medios de comunicación para reivindicar su victoria, descartar repetir una alianza con Salvador Nasralla (como ocurrió en 2017) y asegurar que «Honduras, por fin, tendrá una presidenta mujer».

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Dos jóvenes conversan frente a una carpa de información del Partido Liberal en la Colonia 3 de mayo. Comayagüela, 14 de marzo de 2021. Foto: Martín Cálix.

Partido Liberal

 

La atención estaba puesta en lo que sucedería dentro del Partido Liberal, que llevaba a tres aspirantes a convertirse en el candidato oficial, de los cuales solo dos tenían posibilidades reales: Luis Zelaya y Yani Rosenthal. También llegaba el diputado Darío Banegas, quien no generaba muchas expectativas. 

El precandidato Luis Zelaya había atacado a su correligionario Yani Rosenthal, porque este último se postuló a pesar de que meses atrás fue encarcelado en EE. UU. a tres años de prisión y a una multa millonaria por haber realizado transacciones de bienes ilícitas relacionadas con el cartel de narcotraficantes los Cachiros, cuyo líder, Devis Rivera, está actualmente como testigo en EE. UU. denunciando que, durante el gobierno de Juan Orlando Hernández, sostuvo reuniones también con un miembro de la familia Rosenthal.  

Luis Zelaya había manifestado, previo a estas elecciones primarias, que de convertirse en ganador, haría una alianza política con el candidato del partido Salvador de Honduras, el ingeniero Salvador Nasralla, quien en 2017 encabezó una alianza de oposición acompañado de un robusto partido Libre y junto a otros partidos minoritarios. 

Para el escritor Escoto hay varios posibles escenarios post elecciones primarias. El primero es que nos llevemos una decepción profunda en el caso de que el pueblo haya asistido a dar su respaldo a personas que están condicionadas por asuntos éticos. «Yo no tengo ningún tipo de animadversión con Yani Rosenthal, pero es muy temprano que él se haya lanzado sabiendo que venía de una prisión y cuando él mismo indicó que sí había cometido delitos». 

Para el analista político Efraín Díaz Arrivillaga, el peor escenario para el país para las elecciones generales es que continúe el partido actual de gobierno. «Por los altos niveles de corrupción, vínculos con el narcotráfico y la demostrada ineficiencia en momentos de crisis como la pandemia».

«El mejor escenario es que se logre una alianza política que produzca las reformas necesarias, pero el partido Nacional se opondrá a eso. El otro escenario es que después de las primarias, dependiendo de los resultados, se haga evidente la necesidad de hacer reformas que le den certeza y transparencia al proceso general de elecciones» expresó. 

Proyectos políticos cuestionados

Dos mujeres son atendidas por un joven dentro de una carpa nacionalista en la Colonia 3 de mayo frente al centro de votación de la Escuela Rafael Pineda Ponce. Comayagüela, 14 de marzo de 2021. Foto: Martín Cálix.

Durante el juicio de Geovanny Fuentes Ramírez realizándose actualmente en una Corte de Nueva York, se ha mencionado al expresidente José Manuel Zelaya (2006-2009), coordinador de Libre, a Yani Rosenthal y al presidente Juan Orlando Hernández. Sin embargo, la acusación más grave es contra el presidente Hernández, líder indiscutido del Partido Nacional, que tiene una influencia poderosa sobre el alcalde capitalino Nasry Asfura y del presidente del Legislativo, Mauricio Oliva.

Para el abogado y analista político Raúl Pineda Alvarado «el país no está libre de los proyectos narco. Estos son de largo plazo. Hay candidatos en Libre, Partido Nacional y Partido Liberal involucrados. Pero eso no quiere decir que ahorita no estén pasando por un mal momento». Agrega que después de la elección primaria el presidente Juan Orlando Hernández perderá mucho poder.

Germán Espinal, comisionado de la Unidad de Financiamiento, Transparencia, Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos, más conocida como «Política Limpia», denunció la semana en que se desarrollaron las elecciones que apenas el 33 % de los seis mil precandidatos a cargos de elección popular que estaban pendientes con su cuenta bancaria cumplieron con hacer sus respectivas declaraciones, según una nota publicada en Proceso Digital.

El Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) puso a disposición el gasto de campañas publicitarias de algunos precandidatos con cantidades que solo incluyen el pago en radio y televisión. Estos fueron publicados en el portal www.elecciones.hn. El candidato que más gastó fue Yani Rosenthal, quien aparece con un gasto de 13 millones de lempiras. Luego le siguen Darío Banegas con 729,000 lempiras y Luis Zelaya con un poco más de 1,4 millones de lempiras.

En el gobernante Partido Nacional, el alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, destinó más de 5,6 millones de lempiras, mientras que el presidente del Congreso Nacional realizó un gasto de 2,3 millones de lempiras.  En el partido Libre, el precandidato Méndez gastó apenas 14,000 lempiras y Reina, 224,000 lempiras. Nelson Ávila y Xiomara Castro no reportaron haberse anunciado en espacios televisivos y radiales. 

Honduras tiene un enorme problema, a pesar de que está vigente la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización de Partidos Políticos y Candidatos (UFTF), más conocida como Unidad de Política Limpia, porque esta depende directamente del CNE, y este órgano electoral, está controlado por los partidos Libre, Nacional y Liberal, lo que condiciona la fiscalización de los partidos.

Para el doctor Aguilar Paz, «en los diferentes partidos van, unos más y otros menos, candidatos a diputados y a alcaldes señalados como corruptos. Y eso le afecta básicamente al partido de gobierno y al resto de partidos».

Paz Aguilar indica que existen varias formas de clientelismo político que provocan que el ejercicio democrático no se constituya en un voto ejercido por la ciudadanía consciente, organizada y participativa. En primer lugar, el profesional del derecho identifica el clientelismo de Estado, que es aquel que favorece al partido que está en el poder. «Ellos tienen por lo menos una lista de diez programas sociales y eso sirve para inducir el voto. Ellos son rehenes de eso. Hay mecanismo de coerción y de coacción para que voten por ellos. Y esto va desde entrega de comidas o raciones de alimentos, hasta láminas de zinc, cemento, vacunas, dinero en efectivo, etcétera. Eso es corrupción de Estado porque el dinero sale de los impuestos que nosotros pagamos. Ese delito más temprano que tarde tiene que pagarse».

El doctor agrega que otro tipo de clientelismo se conoce como personal y que consiste en que los candidatos ayudan a la gente. «Los diputados de la oposición, generalmente, tienen que ayudar a sus dirigentes y a los electores. Tienen que financiar a la gente que está en las mesas. Darles una pequeña remuneración. Darles transporte y comida. Eso también es puro clientelismo». Finalmente expone que la mayoría de gente que participa en política y está comprometida en un proyecto. «Usualmente tienen círculos de influencia y le hablan a sus familiares para que le ayuden a los candidatos, diciéndoles: Si gano yo, vos ganás también», explica el experto. 

Partido Nacional

Un simpatizante nacionalista deposita sus votos en las elecciones internas de su partido en la Escuela Juana Lecler. Tegucigalpa, 14 de marzo de 2021. Foto: Martín Cálix.

Como precandidatos presidenciales del gobernante Partido Nacional llegaron dos altos funcionarios públicos. El presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, y el alcalde de la capital Tegucigalpa, Nasry «Tito» Asfura. Ambos señalados por sendos procesos de corrupción pública. En el caso de Oliva,  a inicios de 2018, la Comisión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih) informó que lo estaba investigando por su presunta participación en un plan para defraudar fondos públicos a través de organizaciones no gubernamentales. Los congresistas realizaron reformas con las que detuvieron dichos procesos.

En el caso de Asfura, enfrenta actualmente un proceso de antejuicio por malversación de 28 millones de lempiras. De acuerdo con información del caso a la que Contracorriente tuvo acceso, «Tito» utilizó fondos de la alcaldía para cubrir operaciones de empresas, pagar tarjetas de crédito y hacer transferencias de dinero a sus hijas en Estados Unidos.

LEA: La billetera del precandidato a la presidencia «Tito» Asfura

A falta de resultados oficiales, todo lo que se conoció los días 14 y 15 de marzo fueron los resultados de las encuestas de boca de urna, realizadas por encuestadoras, replicados por la mayoría de medios en Honduras. Estas ubicaron a «Tito» como indiscutido ganador y próximo candidato del partido de gobierno. Asfura intentó ser prudente, pero ha manifestado sentirse ganador. Por su parte, Mauricio Oliva, con números que lo desfavorecen enormemente en las encuestas, ha dicho que fue él quien ganó las elecciones.

Para Julio Escoto,  poner como ganador a Nasry Asfura sería una sorpresa, porque a su juicio existe la sospecha de que ocurre una burbuja en el caso en el caso de este precandidato, que tiene mucha gente que vota por él en Tegucigalpa y que por esa razón se inflaron los datos de boca de urna.

«En el resto del país, hasta donde nosotros conocemos, la imagen de Asfura es muy baja, escasa y muy pobre. Personalmente no creo que la mayor parte de los votantes hayan ido a urnas por él, además que en el Valle de Sula la clase media lo consideramos casi como un enemigo, por el problema de SulaAmbiente en donde le quitó mucho dinero a la municipalidad de San Pedro Sula sin haber recogido una sola bolsa de basura», expone Escoto.

LEA: Los caminos que le quedan al presidente Juan Orlando Hernández.

Eduardo Martell, precandidato por la alcaldía del Distrito Central por la corriente de Luis Zelaya publicó en redes sociales, asegurando lo siguiente «¡pueblo, ganamos! Hoy en torno de las 11 a. m., transmitiremos en vivo, con actas en mano, el triunfo contundente de Luis Zelaya, Martell y el movimiento Recuperar Honduras». Durante la conferencia de prensa, transmitida desde la página de Facebook de Luis Zelaya, Martell aseveró  la tardanza puede deberse a que están clonando actas y «esta derrota se va a defender a capa y espada por el pueblo hondureño porque sabe que esta es la antesala de lo que puede suceder en noviembre y si quieren nos volvemos a ver en dos semanas». 

Las elecciones primarias, aún sin resultados oficiales y con precandidatos a elección popular declarándose ganadores o pidiendo anular el proceso, ponen de manifiesto lel sombrío panorama para las próximas elecciones generales programadas para el último domingo de noviembre del año en curso. Se requieren de decisiones profundas, como la aprobación de la segunda vuelta y es necesario que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) se pronuncie sobre las impugnaciones realizadas a la reelección presidencial.

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Editor de actualidad y reportero en Contracorriente. Abogado y periodista. Sus estudios los ha realizado en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula (UNAH-VS). Ha trabajado en radio, prensa escrita, periodismo web e investigativo. Ha colaborado con organizaciones defensoras del ambiente y en investigaciones sobre desplazamiento forzado por razones de violencia ligada al narcotráfico.
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