Llegaron todas, todos. El tiempo —escribió Einstein, en una carta a su hermana— es una ilusión. Quizá por ello, a ellas el tiempo no les interesa, no ejerce presión alguna. Entonces, decía, llegaron todas las personas que nacieron el día —ese día— que el mundo se creó.
Hasta la semana que recién pasó, Honduras registra 27 crímenes de odio en este año, apenas 3 de estos han logrado ser judicializados, estos son datos arrojados por el Observatorio de Muertes Violentas de Personas LGBTTI de la organización lésbica Cattrachas, el único observatorio que monitorea crímenes de odio en el país.
Si bien, la alegría de seguir existiendo, de anhelar que de una buena vez, la sociedad hondureña entienda —y acepte—que es diversa, que ser distintos siempre fue normal, esta alegría de continuar vivas, vivos, no deja de ser una alegría con algo de tristeza. La marcha del Orgullo no solo sirve para ser feliz, también para reivindicar la vida de quienes ya no están, arrebatadas, llevados por la violencia que gobierna y somete al país, eso es lo que se expresó en la calle el sábado 24 de agosto en las calles de la ciudad de San Pedro Sula, con su apellido de: la ciudad más violenta.
Esta galería registra distintos momentos de esta alegría que de a ratos parece desbordada, pero también registra, quiero creer, los rostros de las personas que podrían ser víctimas de la homofobia, de la lesbofobia, de la transfobia, de la intolerancia en su estado puro.
1 comentario en “El orgullo de existir”
Awww salgo en tres fotos?