La vida en los centros de triaje es caótica: muchas personas entran y salen, nerviosas y cabizbajas. Enfermeras y médicos lucen agotados, y el personal de limpieza —a quienes no se les paga ni siquiera el salario mínimo— desinfectan con velocidad las instalaciones. Todos pasan el día enfundados en trajes grises con los que apenas se les puede los ojos.
Según cifras oficiales, en Honduras existen 73193 casos positivos para Covid-19 hasta la noche del 24 de septiembre, de los cuales el 26.6 % (19496) han sido detectados en el departamento de Francisco Morazán. Con la pandemia, hemos aprendido que lo que antes era una iglesia, ahora se ha convertido en un centro de triaje (o centro de atención primaria), o lo que antes era un bazar o incluso edificios gubernamentales que tienen un ala destinada a esto.
El gobierno hondureño aprobó 450 millones de dólares provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la instalación de centros de triaje en todas las municipalidades, pero no hay información pública sobre los habilitados en el Distrito Central, donde actualmente funcionan siete. Algunos funcionan recién desde hace dos meses, y el personal médico y de limpieza —contratados por el programa Código Verde durante la emergencia— trabaja en turnos de seis horas durante el día y doce horas durante la noche, los siete días de la semana para atender hasta 120 personas por turno aunque esta cantidad puede variar y bajar hacia el fin de semana.
En las zonas de triaje las personas pueden optar por la prueba rápida y si en esta el resultado es positivo, se les aplica ahí mismo el hisopado cuyo resultado tarda 48 horas. Si las personas no necesitan estabilización u oxígeno para su recuperación, realizarán su cuarentena en casa, de lo contrario algunos centros de triaje cuentan con una área para estabilizar a los pacientes, pero, «estos solo es para estabilizarlos, para que puedan ser trasladados a los hospitales», insiste Rony Antúnez, doctor jefe del triaje del Centro Cívico Gubernamental, con capacidad para 25 pacientes en su área de estabilización.
Antúnez también cree que los triajes de la capital hondureña no se darían abasto ante un posible contagio masivo ahora que el gobierno ha comenzado la re apertura económica en esta zona y que ha flexibilizado las medidas de restricción que durante la pandemia se habían mantenido.
Erwin López, coordinador del turno A en el triaje del Centro Cristiano Internacional (CCI), explica que es difícil realizar las pruebas control porque muchas personas no vuelven a los triajes para realizarla. A pesar de ello, la página de la Biblioteca Médica de Honduras indica que hay 24580 recuperados en el país, una cifra menor a la de otros países de la región.
Si una prueba de hisopado puede costar entre 1200 y 1500 lempiras, también se debe tomar en cuenta que el traje de nivel 3 que los microbiólogos usan para realizar estas pruebas, puede llegar a costar tres mil lempiras, un traje cuya vida útil es apenas de seis horas pero que los microbiólogos hondureños usan durante todo el día.
A Contracorriente se le fue negado el acceso a los triajes de de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y al del bulevar Juan Pablo II, durante el reporteo de esta fotogalería, donde se nos explicó que el acceso para los medios está prohibido.
1 comentario en “La atención primaria a la pandemia en Tegucigalpa ”
Este tema de los triaje es bastante controversial en nuestro País, pues de hecho ha estado como en una neblina de dudas, observamos que los procesos en nuestro país están muy atrasados en comparación con el resto de la región, y si bien es cierto que los Hondureños no podemos ya con el hambre y el caos económico, desde mí punto de vista la forma en la que están reactivando la economía no es la correcta, están enviando a la población a un abismo, porque El COVID-19 aún está presente y muy fuerte, no hay señales aquí de una posible vacuna, entonces donde está la reapertura inteligente, de inteligente no veo mucho.