La primera línea. Las que siguen llegando a su puesto de trabajo, puntuales, el ejército —el otro ejército— compuesto de mujeres y algunos hombres que ejercen dos labores vitales: enfermería y aseo.
Esta semana, en el departamento de Cortés se reportaron 70 enfermeras auxiliares en aislamiento, bajo sospecha de haber contraído COVID-19 en el ejercicio de su profesión. Cortés es el departamento con mayor índice de contagios: 320 de los 457 casos en total, para la cuarta semana de emergencia por la pandemia en Honduras. Josué Orellana, presidente de la Asociación Nacional de Enfermeros Auxiliares de Honduras (ANEEAH) confirma que al menos 11 casos han dado positivos. Una de las enfermeras se encuentra en la unidad de cuidados intensivos del Instituto Hondureño de Seguridad Social en la ciudad San Pedro Sula. Sí, 10 casos positivos de la primera línea.
«Forman parte de la primera línea», así se ha referido a ellas el presidente del país. El presidente que ha intentado imponer, a través del miedo y no a través de información eficaz, que las personas pobres se queden en casa para evitar enfermarse por COVID-19, aunque no sepan cómo hacerlo, aunque no tengan condiciones para hacerlo. Los primeros días fueron los días de mayor incertidumbre. El cómo llegar, el cómo volver, eran preguntas que apenas se hacían y que no sabían responder. Esquivaban retenes desde sus barrios hasta sus puestos de trabajo. Ahora, en algunos casos tienen transporte con salvoconducto que les permite circular.
Muchas tienen miedo, un miedo con el que han vivido durante años: el miedo de enfermarse porque sus trabajos las ponen en riesgo, un riesgo real, no metafórico. Ese miedo que han experimentado desde que iniciaron en sus puestos —no por coronavirus, sino por enfermar de cualquier cosa—, las ha acompañado y se ha enraizado tanto en sus vidas que están en los hospitales a pesar de eso. También porque en la mayoría de los casos, de ellas dependen sus familias, que se han quedado sin trabajos porque la pandemia lo mandó todo a una especie de zona de espera, todo excepto el hambre.