Una nueva caravana avanza

Jason, un joven de 18 años, originario de El Triunfo, Choluteca, lo tiene claro: para él la caravana migrante significa una oportunidad. Una oportunidad para ayudar a su madre y a sus hermanos y una oportunidad para viajar seguro. Ha viajado acompañado de un amigo, juntos se han unido a la nueva caravana migrante que la noche de este 14 de enero comenzó a andar en medio de la lluvia en dirección a la frontera de Agua Caliente donde intenterán pasar a territorio guatemalteco. Es un largo camino para un joven del sur hondureño, pero Jason dice que se ha unido a la caravana porque no tiene opciones, porque su familia necesita mejorar sus condiciones de vida y él sueña con ayudarles, sueña con llegar a Estados Unidos y poder encontrar el trabajo que necesita para que su familia tenga lo que necesita.

El caso de Jason no es aislado, es en realidad la historia que se cuenta como en loop, pareciera que todos comparten la historia de Jason: la historia de despojo, de la pobreza, de la falta de oportunidades. Estas condiciones son parte del abanico de variables que detonó la primera caravana migrante que salió en octubre de 2018 y ahora está esparcida en territorio mexicano, retornada en Honduras o en alguna detención en Estados Unidos.

Para Néstor ésta es su segunda oportunidad, viajó en la primera caravana pero lo detuvieron intentando cruzar el muro de Trump. Lo hicieron firmar un documento donde dice que su retorno fue voluntario, pero él asegura que no, que lo hicieron firmar eso pero que jamás tuvo intención de volver a La Libretad, Comayagua, donde ha quedado su esposa, donde antes trabajó por doscientos lempiras cortando café. Néstor viaja con seis personas más, entre ellas, dos niñas de trece y catorce años, son todos familia, primos, tíos, sobrinas, madre. Pero sólo Néstor habla, el resto prefiere no ser grabado, prefieren no dar sus nombres.

Esta segunda carvana de migrantes hondureños repunta la crisis migratoria hondureña, y aunque este fenómeno no es nuevo, es decir, que la gente lleva años huyendo de este páramo, ahora lo hacen juntos, visibilizándose, juntando un ejército de periodistas nacionales y extranjeros que les ven, que les preguntan por qué se van, que les preguntan incluso sus nombres, sus historias. Al menos ahora, en este momento parece que importan, antes eran invisibles pero siempre estaban ahí, todos ellos, todas ellas, invisibles siendo parte del todo, ahora son el punto incómodo de un gobierno que lejos de resolver sus problemas parece actuar desde un aparente desconocimiento, para las autoridades esas historias no son ciertas. Mienten, todos ellos.

La carvana migrante, la segunda, avanza en medio de la oscuridad y la lluvia, no han querido esperar a que amanezca, simplemente tomaron camino, unas mil personas quizá, hoy, intentan ser visibles y no morir en el anhelo de llegar a Estados Unidos.

Click en la fotografía para ver en tamaño completo:

Lecturas recomendadas para saber las causas múltiples de la migración hondureña:

Huir del despojo

Cambio climático: otra guerra de la que huyen los hondureños

Desplazadas y retornadas a la desesperanza


Desterrados al valle de las sombras

Comparte este artículo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.