
La desgracia bajo la sombra de un barrio marginado
Hace una semana, recibí la noticia de que el cuerpo de mi amigo Carlos fue encontrado sin vida. La pobreza y la violencia le obligaron a vivir en un bordo a la orilla del río Chamelecón. Murió ahogado. Nosotros no nos mirábamos de manera frecuente, teníamos años sin vernos, pero ambos sabíamos que el cariño seguía presente y sobre todo que no era efímero.