Cambiando la narrativa: hablar de crisis climática desde una óptica centroamericana

The Climate Crisis from a Central American Perspective crisis climática en Centroamérica Honduras 2022

En Honduras los efectos del cambio climático afectan al 90 % de la población en su día a día, esto acentúa la necesidad de soluciones reales por parte de las autoridades en la discusión de políticas públicas a favor del medioambiente en un país con una amplia diversidad de ecosistemas. Periodistas por el Planeta (PxP) y la Organización para Estudios Tropicales (OET) en Costa Rica se unen para brindar a periodistas de la región herramientas en el abordaje de historias sobre restauración de ecosistemas y cambio climático.


Texto: María Celeste Maradiaga
Fotografías: Nina Cordero

«Vemos cómo todo tiene una dinámica, desde la hoja que cae, cómo esta funciona para la formación del suelo, las semillas… Es prestar atención a esos detalles y, con todo esto, construir soluciones», explica Urpi Castañeda, bióloga de la Organización para Estudios Tropicales (OET) en Costa Rica. 

La bióloga sostiene que, solo en la región centroamericana, existen 948 áreas protegidas, las cuales suman un total de 245,857 kilómetros. Dentro de esta superficie, alrededor de un 39 % está compuesto por territorio indígena y afrodescendiente. Lo anterior es importante debido a que ratifica la relación intrínseca de los territorios indígenas y afrodescendientes con las áreas protegidas.

Honduras cuenta con 91 áreas protegidas, dentro de las cuales existen 21 parques nacionales. En estos parques nacionales existen 5 concesiones activas de hidroeléctricas o mineras que amenazan las zonas. Una de estas es el proyecto minero del empresario Lenir Pérez, y por el cual defensores del medioambiente han sido criminalizados por la defensa del Río Guapinol. 

El 28 de febrero de 2022, la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Serna), antes MiAmbiente, declaró a Honduras como territorio libre de minería a cielo abierto. Tiempo después, el secretario de Serna, Lucky Medina, argumentó que necesitaban realizarse más estudios a cada uno de los proyectos mineros para tomar esta determinación.

Aunque la presidenta Xiomara Castro ha expresado su apoyo a los defensores de Guapinol, esta postura por parte de la Serna y del ministro Medina ha alertado tanto a los defensores del Río Guapinol como a distintos ambientalistas en el país.

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En el 2010, Costa Rica se convirtió en el primer país de América Latina en prohibir la minería de oro a cielo abierto y el uso de sustancias tóxicas en minería, como el cianuro y el mercurio. Luego de una lucha incansable por parte de ambientalistas costarricenses y un 90 % de la población en contra de esta actividad, la Asamblea Legislativa de Costa Rica aprobó de manera unánime la prohibición de la minería a cielo abierto, y con esto se puso fin a los proyectos mineros que se estaban impulsando en ese momento, otorgando un plazo de ocho años para que los mineros artesanales siguieran utilizando los químicos prohibidos en esta Ley.

En medio de un recorrido por el Jardín Botánico Wilson en la Estación Biológica Las Cruces, ubicado en San Vito, en la provincia de Puntarenas, rodeados de varias especies de plantas y los cantos de distintos tipos de aves, periodistas de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Puerto Rico y Honduras identificaron el pasado 9 de septiembre el papel indispensable de la naturaleza en la preservación de un ambiente sano y habitable para los humanos, pero, sobre todo, un ambiente creado y autorregulado por la biodiversidad que se ve cada vez más amenazada por la emergencia climática. En este taller también participaron biólogos de la región.

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Fotografía: Nina Cordero

La importancia de este taller va más allá del aprendizaje en el tema ambiental, que es muy importante, sino que pretende motivar a los periodistas para incrementar la cobertura periodística en temas de medioambiente y emergencia climática y, de esta manera, transmitir conceptos científicos de manera sencilla y proporcionarlos a la población, democratizando de esta forma el conocimiento y exigiendo respuestas y soluciones a las autoridades en cuanto a políticas ambientales.

La Organización para Estudios Tropicales (OET) es un consorcio sin fines de lucro que agrupa más de 50 instituciones de investigación ubicadas en América, Sudáfrica y Australia desde 1963 y recibe a investigadores alrededor del mundo con el propósito de fortalecer la educación y la investigación en biología tropical. 

En Costa Rica la OET cuenta con tres estaciones de investigación: La Selva, ubicada en Sarapiquí; Las Cruces, en Coto Brus; y Palo Verde, ubicada en Bagaces. En este recorrido visitamos las dos primeras, en las provincias de Heredia y Puntarenas. 

Urpi explica que por medio de soluciones basadas en la naturaleza es posible proteger a la misma, gestionar sosteniblemente y restaurar los ecosistemas naturales y modificados para hacer frente a los desafíos de la sociedad de una manera efectiva y adaptable, proporcionando simultáneamente beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad.

En este sentido, la restauración, gestión sostenible y protección de los distintos ecosistemas son los tipos de acciones que facilitan adoptar las normas y principios de la conservación de la naturaleza, aportar beneficios sociales de un modo justo y equitativo promoviendo la transparencia y una participación amplia; y, sobre todo, mantener una diversidad biológica y cultural y la capacidad de los ecosistemas.

Estos principios son fundamentales en cuanto a soluciones basadas en la naturaleza, asegura Urpi, pues sucede que empresas afirman su «compromiso con el medioambiente al implementar soluciones basadas en la naturaleza» mientras, por otro lado, se instalan en áreas protegidas, amenazan a las y los defensores del medioambiente y acaban con la biodiversidad existente en estos espacios.

Al oriente de Honduras está La Moskitia, denominada «la amazonia centroamericana» por su biodiversidad y riqueza cultural. En ella está la Biosfera del Río Plátano, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1980, y la Biosfera de la Reserva Tawahka, que abarca el municipio de Gracias a Dios y Olancho. Además, este territorio alberga el río Coco o Segovia, el río Patuca y el río Plátano.

Sin embargo, tanto estas reservas naturales como el pueblo miskito y tawahka se han visto amenazados por la ganadería extensiva que, poco a poco, se extiende más a esos sitios y la amenaza de una carretera que se va acercando cada vez más a la zona núcleo de la Biosfera del Río Plátano. Además, los miskitos han sido desplazados de sus comunidades con la llegada de ganaderos a sus territorios y la narcoactividad que ha existido en este lugar en el cual solo se puede acceder vía aérea o marítima.

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Restaurar es más que sembrar árboles

Urpi Castañeda y Pablo Ruiz, este último biólogo de la OET, coinciden en que, usualmente, la restauración ecológica solo se entiende como sembrar árboles en áreas deforestadas, sin embargo, esta va más allá de eso; para ellos es importante cuestionarse qué vamos a restaurar y para qué, y, después de eso, identificar bosques de referencia para crear un ecosistema que se vaya acercando al que tenemos de pauta; de esta manera, se recupera un ecosistema que se ha degradado, dañado o destruido.

En este sentido, existen dos tipos de recuperación o rehabilitación de un área que ha sido afectada por prácticas naturales o causadas por el hombre: una pasiva y una asistida. La pasiva trata de la recuperación del área por sí sola con el pasar del tiempo; mientras que la asistida, en donde el suelo no puede regenerarse por sí solo y necesita de acciones para recuperar su dinámica natural, requiere de plantación de árboles y otras especies herbáceas nativas, el abastecimiento de barreras que impidan el acceso de animales como el ganado y refugios silvestres.

Desde Honduras, el Instituto de Conservación Forestal (ICF) ha implementado el «Programa de Restauración y Protección de Cuencas Hidrográficas» con la finalidad de restaurar las superficies de tierras degradadas y deforestadas de todo el país, a través de «la producción de plántulas, la reforestación, el fomento a la incorporación de árboles en sistemas productivos agrícolas y pastoriles y la evaluación de las áreas de bosques en proceso de regeneración».

El ICF asegura que para antes de 2030 se habrán restaurado 1.3 millones de hectáreas de tierras degradadas y deforestadas en todo Honduras.

De la restauración de ecosistemas derivan distintos servicios ecosistémicos, es decir, beneficios culturales, de sostén, de regulación y de aprovisionamiento que los ecosistemas aportan a la sociedad. Un ejemplo de ello es como Costa Rica pasó de un 75 % de cobertura boscosa en todo el país, a un alarmante 21 % en 1987, pero gracias a la restauración ha incrementado actualmente a un 51 % su cobertura boscosa.

Según estimaciones del Instituto de Conservación Forestal (ICF), más de 1,656,903 hectáreas de bosque se han perdido en la última década en Honduras. Entre las causas de la deforestación en Honduras están la ampliación de la frontera agrícola, la tenencia de la tierra, los incendios forestales y el contrabando transfronterizo. El ICF también agrega que la falta de políticas forestales hace que la deforestación pase como algo desapercibido y, hasta el momento, se desconocen iniciativas de restauración de ecosistemas impulsadas por autoridades gubernamentales en el país.

En Honduras existen tres tipos de bosques: bosque latifoliado (húmedo, bosque seco y manglares), con aproximadamente 3.91 millones de hectáreas, bosque pinar (pino denso y pino ralo) con 2.53 millones de hectáreas y bosque mixto (robledales y pino) con 0.16 millones de hectáreas.

Cabe destacar que eso no solo puede hacerse en los ecosistemas terrestres. Rita Sellares, bióloga marina y directora de la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar), trabaja en la conservación y restauración de arrecifes a través de la reproducción asexual de una especie de coral. Este proyecto ha tenido tanto éxito que se ha ido extendiendo en República Dominicana y a nivel mundial.

En 2021, mediante Coralmania, un proyecto orientado a la protección y restauración de la vida submarina y los océanos en el cual participan Costa Rica, República Dominicana y Honduras, se realizó el trasplante de 2,579 fragmentos de coral, en el caso de Honduras especificamente se transplantaron 1,800 fragmentos de coral. Una de las fundaciones que impulsan esta y otras actividades para restaurar ecosistemas marinos desde 2016 es Fundemar.

Rita asegura que el trabajo realizado en Fundemar no sería posible sin el apoyo de los pescadores en República Dominicana, quienes se han encargado de ser guardianes de los arrecifes de coral al comprender la importancia que estos tienen en la regulación del ecosistema marino. Además, la bióloga marina cuenta con un equipo comprometido con el medioambiente, siendo la mayoría jóvenes que aprenden desde el estudio o de manera empírica las distintas medidas que se deben tomar en la preservación de los arrecifes.

A inicios de 2021, Antal Borkson, director del Centro de Investigación Marina de Tela, alertó sobre la enfermedad de pérdida de tejidos de corales duros o Stony Coral Tissue Loss Disease y como está amenazaba con matar entre el 50 % y 70 % de todo el arrecife de coral en Roatán, Islas de la Bahía, en los próximos dos años. Cabe destacar que los arrecifes de coral de la costa caribeña de Honduras son parte del sistema de Arrecifal Mesoamericano más grande del mundo.

La importancia del enfoque interseccional en el periodismo ambiental

«El cambio climático nos afecta a todos, absolutamente a todos y a todas las especies, pero no a todos por igual, porque no es lo mismo de hablar de los impactos, los derechos humanos y las migraciones, que hablar de lo que va a pasar con los cultivos y los defensores de la tierra, todo tiene una dinámica distinta», explica Pilar Assefh, periodista especializada en derecho del cambio climático.

Según el estudio El cambio climático en Honduras: la infancia en peligro de 2016, «el cambio climático forma parte del presente de la sociedad hondureña y afecta día a día al 90 % de la población, aunque con diferentes grados e intensidad», con lo anterior se refieren a que, aun tomando en cuenta las edades de las personas, junto a otros facores como la etnia, sexo, nivel de estudios, ingresos economicos y demás, las niñas y niños continúan siendo el grupo de edad más vulnerable a los efectos del cambio climático en el país.

Lo anterior debido a la falta de oportunidades para los niños del interior del país para acceder a educación, un sistema de salud integral, agua potable en sus comunidades y cómo se enfrenta a los impactos del cambio climático al reducirse la producción de alimentos y los empleos relacionados a ella, incrementando así la inseguridad alimentaria y nutricional.

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La crisis climática es la emergencia causada por el ritmo en el que ha ido incrementando la temperatura a nivel global en las últimas décadas, esto a consecuencia, principalmente, de la actividad humana, pero, sobre todo, de las grandes industrias. Actualmente estamos viviendo los efectos del cambio climático producidos por el primer carbón que fue quemado en la revolución industrial, en 1850, aproximadamente, y, además, según las Naciones Unidas, las concentraciones de gases de efecto invernadero, generados por la quema de combustibles fósiles como el petróleo, carbón y gas, se encuentran en su nivel más elevado en los últimos 2 millones de años.

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Fotografía: Nina Cordero

Pilar Assefh y Michelle Soto, quien es periodista experta en temas medioambientales y project manager de Periodistas por el Planeta (PxP), consideran que es indispensable que los medios de comunicación den a conocer los impactos de la crisis planetaria desde la interseccionalidad, en donde el cambio climático no solo es un tema ambiental, sino jurídico, económico, social, de derechos humanos, de género y que cruza absolutamente todo lo que hace nuestra vida.

«Si nosotros seguimos dejando este tema en la nota blanda, le estamos haciendo un favor a las industrias que ganan», indica Pilar, refiriéndose a la necesidad de señalar y fiscalizar mediante el periodismo las acciones de las grandes industrias y su impacto en la contaminación del medioambiente y cómo han sido responsables históricamente de esto.

En 2021, el pueblo hondureño salió a las calles a protestar en contra de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), zonas que en su momento trabajaban bajo la Ley Orgánica de las ZEDE y que, gracias a esta, podían tener su propia legislación siendo completamente ajenas al territorio hondureño. Además, los pueblos originarios también se manifestaron en contra de esto pues una de ellas, la Zede Próspera, está ubicada en el departamento de Islas de la Bahía al norte de Honduras, uno de los departamentos con mayor biodiversidad y arrecife de coral del país.

En mayo de 2022, el Congreso Nacional derogó la Ley Orgánica de las ZEDE, y aunque esto ahora obliga a las Zede existentes en el país (Próspera, en Islas de la Bahía; Ciudad Morazán, en Choloma, departamento de Cortés; y Orquídea, en el departamento de Choluteca) a someterse a uno de los regímenes especiales ya existentes, Zede Próspera continúa operando con normalidad.

En cuanto a la defensa del medioambiente, Michelle Soto reflexiona sobre el hostigamiento y asesinatos a defensores y ambientalistas en América Latina, y cómo esto podría empeorar con la instalación de proyectos mineros y la explotación de combustibles fósiles.

Por su lucha en la defensa del Río Blanco y por oponerse a la instalación de la hidroeléctrica Agua Zarca, Berta Cáceres, líder indigena y ambientalista reconocida internacionalmente, fue asesinada en marzo de 2016. Actualmente, David Castillo, uno de los autores de su asesinato, fue condenado como coautor del asesinato de Berta y sentenciado a 22 años de carcel, sin embargo, no se ha condenado a las otras personasque fueron partícipes del crimen, y el proyecto Agua Zarca tampoco se ha cancelado, solo se ha detenido.

Michelle hace hincapié en la necesidad de ratificar el Acuerdo de Escazú, centroamericano y del Caribe, que trata sobre la defensa de los defensores del medioambiente y robustece su seguridad, proporcionando herramientas que tienen para ser defendidos ante la justicia.

Hasta agosto de 2022, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras (OACNUDH), ha registrado 44 ataques a personas defensoras de la tierra, el territorio y el medioambiente; de estas personas, al menos 51 son personas indígenas y 9 afrohondureñas.

En su Plan de Gobierno, la presidenta Xiomara Castro prometió actuar en favor de la protección del medioambiente, implementando un programa de adaptación y mitigación al cambio climático. Este programa promete, en consonancia a convenios regionales, «asegurar las estrategias de reciclaje de materiales sólidos, la reducción de contaminación en aire, aguas y suelo, el seguimiento a la huella de carbono de nuestra industria, y la prohibición de importar desechos tóxicos».

Sin embargo, hasta la fecha, se desconocen las estrategias que se emplearán para llevar estas iniciativas a la realidad.

Relacionado a la adhesión del Acuerdo de Escazú, Lucky Medina, ministro de Serna, expresó el pasado 8 de septiembre que el Gobierno no se adherirá al acuerdo de manera forzada, ya que, desde el Gobierno, se trabaja a favor de la justicia climática con un robusto Presupuesto de la República destinado a estos temas y el acompañamiento de la presidenta Xiomara Castro a los defensores del medioambiente.


Los ambientalistas de Guapinol han cuestionado el supuesto acompañamiento de la presidenta Xiomara Castro en la defensa del medioambiente. Juana Ramona Zúniga, una defensora del Río Guapinol, es clara en su posicionamiento sobre esto: «En esta toma decíamos: “Xiomara ¿las minas para cuándo? Ahora no es ¿dónde está el dinero?, sino las minas”. Ella dijo, en los primeros días de Gobierno, que las minas quedaban canceladas en Honduras, pero del dicho al hecho no ha pasado nada, aquí la empresa sigue trabajando».

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Fotografía: Nina Cordero

Las periodistas ambientales también mencionan la importancia de contar historias cercanas a nuestra realidad. Como ejemplo está la analogía del oso polar sobre un cubo de hielo para ilustrar la crisis climática, algo que seguramente nos genera tristeza, pero que no tiene que ver en lo absoluto con la realidad climática que vivimos en los países latinoamericanos. Además, señalaron que en los temas ambientales la labor periodística se extiende a ser traductores de muchos textos que originalmente se encuentran en inglés u otros idiomas, algo que limita al conocimiento o entendimiento de distintos fenómenos.

«El tema de cambio climático tiene mucha información en inglés, por lo cual nosotros no solo tenemos que contar esta historia y ser traductores, sino que, ser dobletraductores, porque tenemos que traducir la ciencia, la biología, las distintas ramas del conocimiento y muchas otras cosas», manifiesta Michelle Soto, quien además acentúa la importancia de producir la información y enfocarla a nuestra realidad centroamericana.

Pilar Assefh es cofundadora de Periodistas por el Planeta (PxP), una asociación civil de periodistas por el planeta que nació a comienzos de 2018 y que tiene el objetivo de impulsar la crisis socioambiental con una visión desde América Latina y el Caribe. Una de las finalidades del taller «La restauración de ecosistemas y el cambio climático desde una óptica centroamericana y caribeña» es que periodistas de la región formen parte de la Comunidad Planeta y así cuenten historias relacionadas al cambio climático que impacten y resuenen con las realidades de América Latina.

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