La comunidad de Vallecito, considerada el último santuario garífuna, es también pensada como el primer territorio libre de un pueblo que debe enfrentarse todos los días a las amenazas que implica coexistir en una zona fértil para el monocultivo de palma aceitera y el narcotráfico.
Ubicada en el municipio de Limón, este territorio ancestral garífuna fue ocupado durante un tiempo por Reinaldo Villalobos, un terrateniente que había construido la finca «El Dorado» donde una pista de aterrizaje, que según pobladores de la zona, era usada para el narcotráfico. Hoy, esa pista es la plantación de cocos y yuca de la comunidad. Villalobos, —cuenta Miriam Miranda, coordinadora de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH)— murió mientras iba a recoger un cargamento de droga a mar abierto, su embarcación naufragó y del susto murió de un paro cardíaco, y no fue hasta después de su muerte que llegaron los militares a dinamitar la pista del narco.
En 1991 se reinicia el proceso de ocupación, y no es hasta 1994 que la comunidad conquista la titulación de sus tierras. En aquel primer momento, Miriam Miranda fue la única mujer del grupo que volvía a este territorio, con el tiempo, otras mujeres siguieron su ejemplo, en la actualidad se construyen viviendas para más de 50 familias y son las mujeres las beneficiarias directas de este proyecto, son ellas a quienes la comunidad les adjudica las casas. Vallecito es la comunidad donde muchos garífunas —y algunos mestizos y algunos indígenas— tienen un lugar donde vivir.
Vallecito se ha construido desde la solidaridad, pero sobre todo desde la sororidad de sus mujeres. Sus habitantes, hoy sueñan con proyectos necesarios, urgentes, tanto como los que hicieron de Vallecito una comunidad fuerte, proyectos como el acceso a la salud integral, una que tenga un vínculo estrecho y respeto de los conocimientos ancestrales de la medicina garífuna, también sueña este pueblo con una universidad garífuna, donde la educación no esté regida por “preconcepciones eurocentristas” pero que construya un vínculo con otros saberes y formas de pensamiento.
Como una especie de verso que rima con el anterior, a Miriam Miranda, quien en la actualidad es el rostro visible del pueblo garífuna, se le ha otorgado el Premio de Derechos Humanos de la Fundación Friedrich Ebert 2019 en Alemania, la comparación con el Premio Goldman a Berta Cáceres quizá se vuelva imposible de evitar, ambas se consideraban hermanas, y a Miranda se le quiebra la voz cada que habla de ella.
Miriam es custodiada por cuatro militares, cuatro jóvenes que no superan los 20 años pero que visten de militar y cargan armas de grueso calibre para resguardar a una mujer que solo sueña con el día en que su vida y la de su pueblo no corra el peligro que corre en la actualidad. En 2014, a Miriam la secuestró un grupo de hombres armados en medio de la disputa con narcotraficantes, ahora esos grupos criminales no acechan de cerca Vallecito pero Honduras es un país controlado por carteles de narcotráfico, solo en lo que va de 2019 al menos 6 líderes garífunas han sido asesinados, muertes que si bien se vinculan a la defensa de sus territorios ancestrales, tienen que ver con la violencia del contexto. Miranda prefiere no decir un dato exacto de esta situación que agrava aún más las ya precarias condiciones en las que vive el pueblo garífuna.
1 comentario en “El territorio libre de Vallecito”
Felicidades en el progreso de comunidad
Esperando que pronto se les cumplan sueños de la Universidad
La educación es esencial para el progreso de una civilización.