En la comunidad de Azacualpa, municipio de La Unión en el departamento de Copán, los muertos siempre fueron enterrados en la misma montaña, debajo de ellos, la montaña guardó siempre algo más que sus cuerpos, ese algo es oro. Y ese oro estuvo ahí esperando ser excavado por las empresas mineras que siempre vieron en las montañas de Azacualpa la oportunidad perfecta para hacerse con el mineral. Las concesiones mineras en la endeble comunidad de Azacualpa –narran sus pobladores– se remontan hacia principios de los años 50’s.
Para los habitantes de Azacualpa la minera representa todo, una oportunidad de acceder a todo: salud, educación, un poco de infraestructura, algunos empleos, no muchos porque la empresa sólo puede darle empleo a unos cuantos. Ésta es una comunidad caída en el abandono estatal, donde la minera es el Estado.
Para poder excavar el oro debajo del cementerio municipal, la empresa Minerales de Occidente S.A. (Minosa) subsidiaria de la empresa canadiense Aura Minerals construyó un cementerio nuevo y ha convencido a la comunidad de reubicar a sus muertos a cambio de pagar por cada muerto entre 100 mil y 110 mil lempiras (8 mil 176 dólares). Aún así, la compleja situación no queda únicamente ahí, la minera también construyó casas, un complejo que llaman «La Nueva Azacualpa», con la intención de reubicar también a la comunidad entera, un proceso que no se concluyó porque la construcción no cumplió las expectativas de los pobladores de Azacualpa.
Que en el cementerio hay fallas, temblores, que son cosas que sólo dios sabe, que el nuevo cementerio les queda más cerca para coronar a sus muertos y cuidarlos mejor, dicen las mujeres que aún tienen a sus familiares enterrados en el viejo cementerio, éstas son algunas de las razones en las que ellas encuentran la justificación necesaria para pensarse el traslado de sus muertos hacia el cementerio que la minera construyó.
Mientras se completa el traslado de la totalidad de los muertos hacia el nuevo cementerio, la comunidad de Azacualpa, vivos y muertos, está dividida, entre los que están en contra de la explotación minera –apenas unos pocos– y los que están a favor –la mayoría–, entre los que ya habitan el nuevo cementerio y los que aún permanecen en el antiguo campo santo, estorbando, impidiendo desde su quietud de muerto, que la minera se haga con el oro que descansa bajo sus tumbas.
1 comentario en “Los muertos valen oro”
Actualmente la Empresa minera ha deteriorado el CampoSanto ubicado en el Cerro El Cementerio.
ASONOG acompaña la lucha territorial, la empresa reanudó las exhumaciones el 30 de octubre del presente año previo a la celebración del día de difuntos, el párroco realizó la respectiva misa en la zona de conflicto.