Es hora de contar
Ricardo, Corazón de León
«¡Jueputa, jueputa, jueputa!», fueron las tres primeras palabras que pronunció don Ricardo años después de aquel accidente automovilístico que lo dejó mudo y parapléjico, que lo aisló del mundo como si estuviera en coma.
«El lobo pastor de ovejas» y otros microcuentos de Jorge Luis Oviedo
Texto: Jorge Luis Oviedo Ilustración: Pixabay El lobo pastor de ovejas Un lobo, como muy bien se sabe, hace mucho tiempo, se quiso pasar de
Estos días difíciles
Texto: Xavier PanchaméIlustración: Pixabay Sin un rescoldo de cariño, Jimena se marchó de la ciudad. Se puso los mitones azules para despistar a los avergonzados
Casas vecinas
Las dos casas habían establecido una vecindad especial, determinada por el sello peculiar de aquella ciudad que sube siempre en busca de aire respirable. Una era achaparrada, tal si hubiera doblado el espinazo para arrebujarse en modesto chal. La otra se erguía con la firmeza erecta de un pequeño bastión que defiende comodidades burguesas. La más alta dominaba el lugar con aplastante predominio. Sus muros asomaban sobre el patio de la vecina, viendo con despectivo soslayo el pequeño mundo que allí se agitaba.
Leer en el espejo
Texto: Alejandro Carrasco Ilustración: Pixabay La noche antes de morir, Álvaro me escribió al WhatsApp: «No pude terminar el cuento». Le contesté que lo habláramos
Último acto
Todos asistían a las representaciones, no por el interés de escuchar las palabras codificadas en computadoras que los jefes del teatro habían dado a los artistas, sino para ver cómo cada día el personaje principal iba perdiendo sus movimientos originales, sus palabras claras, sus facciones auténticas, su olor a trabajo de campo o fábrica antigua de habitantes terminados.