Fotografías y Texto por: Fernando Destephen
De 31 solicitudes presentadas, solo seis candidaturas independientes lograron inscribirse para participar en las elecciones generales del próximo 30 de noviembre, al cumplir con los requisitos establecidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Todas las candidaturas admitidas corresponden al nivel municipal, lo que significa que en estos comicios no habrá participación de candidaturas independientes ni a la presidencia ni al Congreso Nacional.
Víctor Fernández, quien aspiraba a la alcaldía de San Pedro Sula por una candidatura independiente bajo el movimiento Dignidad de SPS, denunció que el Consejo Nacional Electoral (CNE) rechazó su inscripción con base en un informe del Registro Nacional de las Personas (RNP), que señala la imposibilidad de verificar todas las firmas de respaldo presentadas. A través de un comunicado, Fernández calificó la resolución como «una maniobra antidemocrática, dolosa y violatoria de los derechos humanos». El fallo también afecta a candidaturas independientes en los municipios de El Progreso, Tela, La Masica, Esparta y a una diputación independiente por el departamento de Atlántida.
Fernández ya había advertido que su candidatura podría ser rechazada durante una jornada de protesta que realizaron frente al CNE, en la colonia El Prado de Tegucigalpa, el lunes 30 de junio hasta la medianoche. Cuestionó que el informe del RNP «no tiene sustento científico, técnico ni estadístico, no lo tiene, no tiene absolutamente nada», y lo calificó como parte de «una estructura legal tramposa que favorece los privilegios de quienes controlan estas instituciones, que son los partidos tradicionales».
Según el informe del RNP, algunas de las firmas y huellas presentadas por los movimientos independientes fueron invalidadas por inconsistencias. Fernández asegura que entregaron cerca de 6 mil firmas y que el informe descarta únicamente 70 por supuestas huellas que no coinciden. Aun así, considera que el informe es «sin fundamento, sin explicar la metodología; simple y llanamente descalifica las huellas de todas las candidaturas independientes».

Para inscribir una candidatura independiente en Honduras, la ley electoral exige la presentación de un número mínimo de firmas y huellas dactilares de ciudadanos que respalden la postulación, equivalente al 2 % del censo electoral del nivel electivo correspondiente. Estas firmas deben ser recolectadas en libros autorizados por el CNE y luego son verificadas por el RNP y con ese informe, el CNE decide si inscribe o no la candidatura, y en caso de rechazo, los aspirantes pueden presentar un recurso de impugnación dentro de los plazos establecidos.
«Todos los demás requisitos los tenemos. No nos han dicho cuáles son las personas cuyas huellas no coinciden, para así poder presentarlas. Estamos a disposición de eso», expresó Fernández.
Por su parte, Lino Tomás Mendoza, codirector electoral del CNE y representante del Partido Liberal, declaró en una entrevista al noticiero Hoy Mismo que hubo debilidades en la presentación de las candidaturas independientes. Afirmó que encontraron inconsistencias en las huellas dactilares y que, en algunos casos, se trataba de fotocopias repetidas de las mismas firmas para cumplir con el requisito.
Ahora, a las candidaturas independientes solo les queda el recurso de impugnación contra la resolución definitiva del CNE, un proceso que concluye el jueves 3 de julio.
La exclusión de estos movimientos se suma a una decisión previa del CNE, que el viernes 30 de mayo resolvió no inscribir al Partido Salvador de Honduras (PSH) ni a otros partidos minoritarios como Naranja de Honduras (PANAH), Todos Somos Honduras (TSH), el Partido Anticorrupción (PAC), Alianza Patriótica y el Partido Organización de la Reserva Democrática de la Nación (Orden). Con esto, el panorama electoral queda prácticamente limitado al tripartidismo conformado por Libertad y Refundación (Libre), el Partido Liberal (PL) y el Partido Nacional, además de los ya conocidos PINU-SD y Democracia Cristiana (DC), reduciendo las opciones de voto a un espectro dominado por los partidos tradicionales.