Fotografías y texto: Fernando Destephen
Glenda Licona, de 55 años, vecina de la calle Sin Sol, en el barrio Morazán del Distrito Central, fue beneficiada con pintura y reparación del techo de su casa. Nos cuenta que el barrio cumplió cien años el pasado 8 de octubre del 2023, y por eso la alcaldía les regaló una renovación en sus fachadas, siguiendo el plan del alcalde Jorge Aldana de construir una «Ciudad de Buen Corazón».
Pero no es la primera vez que un gobernante les beneficia. El adoquinado en la calle se los dejó como regalo de campaña el excandidato liberal Luis Zelaya en el año 2013, por lo que se podría decir que el barrio vive de administración en administración recibiendo leves maquillajes, sin resolver a profundidad las necesidades de sus habitantes.
Para llegar a la centenaria calle Sin Sol del barrio Morazán, justo en la entrada hay que esquivar un bache que sirve de recordatorio a los vecinos de que los problemas no han terminado. Esa zona es una de las más vulnerables en temporada de lluvias, y año tras año sufre hundimientos y derrumbes.
Aun así, ahora, antes de los partidos que se juegan en el Estadio Nacional José de la Paz Herrera Uclés, tan solo a tres cuadras de la calle Sin Sol, la gente aprovecha, recorre la calle y se toma fotos. Se ha vuelto un rincón turístico en medio del caos y el desorden.
Pero esta calle es, o era, de las pocas en el Distrito Central con identidad. Un marco sostenía el nombre «Calle sin sol», pero ahora las dos entradas han sido renombradas con el eslogan del alcalde: «Ciudad de Buen Corazón». A lo largo de la calle se observan dos líneas de edificios y casas de distintas alturas, con una pintura blanca uniforme en toda la calle y toques de azul turquesa –un color que usa el Gobierno institucionalmente–. Está iluminada con faroles nuevos, hay un par de maceteras en las ventanas, y también cables enredados en los postes que cuelgan por todos lados.
«El lugar es lindo para pasear la mirada, parece otro país», dijo Javier Portillo, gerente de turismo de la Alcaldía Municipal. Pero al salir de esa calle, los baches, la excesiva velocidad de los buses, taxis y motos, traen de golpe el recuerdo de seguir en el Distrito Central.
Mientras el tráfico, el mal estado de las calles y las malas condiciones de los servicios públicos se profundizan, la intención de este proyecto es construir una narrativa que atraiga el turismo dándole color a la capital, mejorando las fachadas de ciertas casas, calles y lugares icónicos en el Centro Histórico y barrios aledaños.
Por ejemplo, el Hoyo de Merriam, en el centro de la ciudad, era conocido por ser oscuro, sucio y descuidado. Su renovación incluyó el traslado de las personas con problemas de adicción que vivían en ese lugar. Ahora su apariencia es limpia, con murales, y de acuerdo con Portillo, tiene luces y seguridad las 24 horas.
Contracorriente solicitó el dato concreto sobre la inversión que ha realizado la municipalidad en estos proyectos; sin embargo, al cierre de esta nota no ha habido respuesta. Portillo reconoce que los cambios son poco profundos, pero espera que la iniciativa se replique de manera comunitaria.
El Distrito Central cerró el año 2023 con 344 homicidios y 5,867 accidentes de tránsito; sin embargo, las autoridades de la municipalidad no hablan sobre mejorar también las condiciones de seguridad en las zonas que están renovando.
A pesar de todo, en la calle Sin Sol siguen emocionados con la visibilidad que les ha dado el trabajo de la alcaldía. Para seguir con las mejoras, la corporación edilicia ha contratado a Pablo Acosta Gallardo, un artista de 41 años que también pintó murales en el Hoyo de Merriam, y que pinta diseños exclusivos con una temática distinta en cada zona, procurando que sus obras le recuerden a la gente una Tegucigalpa antigua, que vive en las referencias y que se pierde poco a poco, como en la calle Sin Sol, ahora «Ciudad de Buen Corazón».