«Le hemos hecho una fisura a la cultura patriarcal»: Anarella Vélez, nueva titular de Cultura, Arte y Deportes

Entrevista: Luis Lezama
Fotografías: Fernando Destephen 


Anarella Vélez, quien recién fue nombrada por el Gobierno de Xiomara Castro como titular para Cultura, Arte y Deportes, ha sido docente, escritora y, durante años, ha llevado adelante Ediciones Paradiso y el Café Paradiso, ubicado a metros de la Plazuela (El arbolito) en Tegucigalpa. Ahí es donde habitualmente se reunían y se siguen reuniendo muchos de los artistas de la ciudad, donde se presentan libros y donde funciona un pequeño centro cultural. También, allí fue donde vivió, junto con ella durante muchos años, su esposo, el también poeta Rigoberto Paredes (mención honorífica del Premio Casa de las Américas y fallecido en 2015). 

Ahora Anarella Vélez nos recibe en su despacho en la Dirección de Arte, Cultura y Deportes. Nos ofrece café y después le pide a Patrick, su asistente, que nos obsequie uno de los varios paquetes de libros amarrados con cinta roja que están sobre una mesa en su oficina; dice que los dejaron los de la administración pasada: «Algo había que hacer con ellos, no voy a botar un libro jamás», dice.

 El pasado 27 de enero, la presidenta Xiomara Castro la nombró como parte de su gabinete para ser la encargada de la Secretaría de Arte, Cultura y Deportes. Una institución que legalmente no existe, aunque Anarella Vélez asista desde ya como una más al consejo de ministros. En el 2014, Juan Orlando Hernández decidió disolver la entonces Secretaría de Estado para incluir sus fines en otros dos nuevos entes ministeriales, dando un golpe más a la cultura del país; y en su último periodo de Gobierno, la disminuyó dándole rango de dirección bajo la Secretaría de Estado de la presidencia. Sin embargo, pese a las limitaciones, Anarella Vélez ya tiene pensado un nombre, un nuevo espacio y objetivos para regresarla a ser una secretaría.

Anarella incluso ha pensado ya en leyes y normativas, algunas que pueden interpretarse contrarias a la libertad de prensa, pero que ella defiende como una abertura y una ventana hacia el futuro de un país que necesita ser más equitativo y diverso en las artes, la cultura y el deporte. Con una voz áspera y dulce, dice estar entusiasmada por la época que está viviendo: «Le hemos hecho una fisura a la cultura patriarcal», dice mientras nos da una entrevista. 

Contracorriente (CC): ¿Qué encuentra Anarella Vélez en la Dirección de Arte, Cultura y Deportes?
Anarella Vélez (AV): Desorden. Desorden en el plano físico y administrativo. Quiero que le hagás una fotografía a ese cuadro de Ezequiel Padilla, ese cuadro está comido por las termitas y tiene —como dice nuestro pueblo— «un chajazo» en la parte de arriba. Tirado en la basura estaba. Este otro cuadro es de una mujer que firmaba Salma, una pintora del siglo XX, y que es la que le sigue en importancia a Teresa Fortín; este otro es de Armando Lara; y ellos los tenían allá, tirados en una bodega. Arrumbados en una oficina. López Rodezno también, tirado. Ustedes pueden revisar: hay sillas en mal estado, cajas de libros en mal estado. Cosas dañadas y dispersas en toda la institución. No hay una telemática actualizada; hay muchos CPU dispersos y sin mantenimiento, que ya cumplieron su vida útil. En estas paredes no solo debería haber colgado más arte, sino que hay espacio para muralismo y muchas otras cosas. Allá arriba hay un espacio que ellos llamaban «la cocina», porque hay una pequeña cocina, pero es un espacio tan grande que ahí podría funcionar un pequeño teatro, un pequeño salón de danza. El espacio no ha sido bien explotado. 

CC: ¿Y en cuanto a lo administrativo? 
AV: El desorden administrativo es que la gente no tiene funciones claras con relación a lo que es la cultura y lo que es el arte. Aquí hay una imprenta, y para tener una imprenta en una institución deberíamos estar imprimiendo por lo menos —digo yo siendo poco ambiciosa— dos títulos mensuales con la cantidad de necesidades que hay de la gente que escribe en Honduras. Nada de eso, eso no existía. La biblioteca se está cayendo. La hemeroteca ya se cae. Una lluvia más, y se cae. Los buenos libros, los históricos de la biblioteca, no tienen condiciones: tienen hongos, bueno. El panorama es desolador. 

CC:¿Cómo están los números? 
AV: Por este edificio el Estado paga 206,000 lempiras (de renta) junto con dos áreas más para guardar automóviles y lo que era un bus, que era una biblioteca móvil y que no funciona. Era, porque está dañado, las llantas pinchadas, etc. Hay otro busito que data del siglo pasado para transportar a la gente de cultura. Y bueno, alguna cosa más. Esos espacios, más la imprenta, forman parte de ese conjunto por el cual pagamos 206,000 lempiras al mes. Eso pasa desde no sé hace cuántos años. Pero ponle tú que en un año son más de un millón de lempiras. Y el presupuesto que le restaba a la dirección se iba absolutamente en salarios. Normalmente salarios de gente activista y paracaidistas. La otra parte del presupuesto se va en hacerle transferencias por 10 millones al Museo del Hombre, que curiosamente se quemó después de que sacaran los cuadros y también curiosamente dejaron las esculturas de Alex Galo, a las que les cayó el techo encima y se dañaron. Bueno, desde entonces (dos años) se les está dando 10 millones sin que rindan cuentas. ¿De quién es esa fundación? De López Contreras (Carlos López Contreras es excanciller de Honduras y miembro del Partido Nacional). 

CC: Eso es Arte y Cultura, ¿cómo son los números con los deportes? 
AV: A Condepah (Confederación Deportiva Autónoma de Honduras) se le transfieren 40 millones de lempiras que no distribuye entre las federaciones que la integran. Y qué pasa, que además deportes tiene un fideicomiso de 150 millones de lempiras en el Congreso, que todavía no he logrado saber qué hacen con esos fondos. Bueno, ya es suficiente. No he terminado, pero eso es para que tengan una idea de lo que hay en esta dirección.

Anarella Vélez denuncia haber encontrado un desorden institucional en la Dirección de Arte, Cultura y Deportes, de la que ahora es titular desde que tomara posesión el Gobierno de Xiomara Castro. Foto CC/Fernando Destephen

CC:¿Seguirá siendo dirección o piensan darle rango de secretaría?
AV: La voy a regresar al rango de secretaría. Esa es la disposición del Gobierno. En este momento yo no puedo firmar nada, yo no tengo firma para autorizar nada: la firma es de la presidencia del Gobierno. Ebal (Díaz) hizo eso. Por eso tienen ese fideicomiso en el Congreso… Nosotras pagamos el edificio donde funciona deportes y los salarios de deportes, pero no nos beneficiamos de ese fideicomiso. 

CC: ¿Sería mejor separar arte y cultura de deportes? 
AV: Yo propongo que sigan juntos. Es que esta debería ser una secretaría lo suficientemente fuerte para hacer que cultura y deportes vayan de la mano. Para mí el deporte es parte de la cultura. De la cultura más viva de nuestros tiempos. Mueve a las masas. Y ojalá, quisiéramos nosotros, que en cada evento deportivo de fútbol hubiese un evento de arte. Y al lado de cada cancha deportiva hubiese instalaciones relacionadas con las actividades artísticas: un teatro, un espacio para talleres de pintura, un espacio para danza. Esa es mi idea, ese es mi concepto de la modernización de esta institución, que sea de arte y cultura, pero una cultura del deporte también. 

CC: ¿Y qué harán con el patrimonio? ¿museos, teatros, bibliotecas?
AV: Actualmente el Instituto de Antropología e Historia está como una entidad descentralizada y hay un desastre. Ni siquiera han sido capaces de arreglar Villa Roy. Esa casa que es tan hermosa y que tiene una historia: esa casa era donde vivía Julio Lozano Díaz y su esposa (Laura Vigil Lozano). Como no tuvieron hijos, donaron esa casa al Estado de Honduras. Y esa mujer (Laura Vigil Lozano) fue la que realmente promovió que Julio Lozano Díaz escuchara a las sufragistas nacionalistas. Era cachureca, pero era sufragista a la vez. 

CC: ¿Qué otros cambios contempla?
AV: Mire, queremos trasladarnos de edificio, al Palacio de Hondutel que está ubicado en el Centro de Tegucigalpa. Rescatar ese edificio y que sea el Palacio de Cultura y de las Artes. Este edificio (donde están actualmente) es anónimo. Parece un edificio para oficinas de abogados o de otra cosa peor. 

CC: ¿Hay alguna buena que haya dejado la administración pasada? ¿Algo que continuar?
AV: Lo que viene desde el siglo XIX. Pero que lo tienen en el abandono. La Banda de los Supremos Poderes, por ejemplo. Los grupos de danza. Pero no danza mal llamada «folklórica», porque detrás no hay una investigación de verdad. El folclore debe de tener una raíz en la historia. Las grandes obras de Mendelssohn, Mozart, tienen sus raíces en el folclore de su pueblo. El gran vuelco que ellos le dieron a su música es por volver a las raíces de sus pueblos. Entonces cuando tú, en vez de ir a vivir con los misquitos, con los garífunas, con los pech, a conocer sus tradiciones, te pones a inventar y darle cualquier contenido a una danza, entonces es algo creado solo para tener una oferta más que nada turística. Turística en el peor de los sentidos. Pero que no rescata nuestras señales de identidad. Por ejemplo: los ladinos nos hemos apropiado de la punta, no les hemos pedido permiso a ellos y hemos irrespetado una danza que es realmente fúnebre. El respeto a las culturas va a ser una práctica de esta dirección, próximamente secretaría. 

CC: ¿Cómo descentralizar el arte y la cultura? ¿Que no solo sea Tegucigalpa quien tenga más apoyo y proyección?
AV: A través de las casas de la cultura. Haremos exposiciones y eventos itinerantes. Una exposición que comienza en Gracias termina en Tegucigalpa, y a la inversa. De forma que cada mes tengamos algo que ofrecer en cada departamento y que sean diferentes. 

CC: En su primer día usted prometió combatir la pobreza y la violencia, ¿cómo hacerlo desde esta dirección? 
AV: Hay que irnos a los barrios marginados históricamente. Llevar talleres. Localizar talentos entre nuestros niños y niñas. Acabo de hacer varios acuerdos con el ministro de Educación, Sponda. Tenemos empatía y pensamos que cultura y educación no pueden ir separados. 

CC: ¿Qué problemas ve para echar a andar todo esto que me cuenta y que suena bien, pero debe haber problemas a la hora de materializarlo?
AV: Necesitamos, para empezar, que nuestra dirección se vuelva secretaría para tener iniciativa de ley. Aunque formo parte del consejo de ministros, no tengo iniciativa de ley. Tengo que ir a buscar al ministro de la presidencia, que es mi amigo, pero de quien no quiero depender porque tiene una agenda ocupada.

Anarella Vélez historiadora y escritora posa para una foto durante una entrevista con Contracorriente en su oficina en Tegucigalpa. Foto CC/ Fernando Destephen

CC: Me ha hablado de la Dirección, pero ¿cómo acompañar todo esto desde lo comercial? La cantidad de librerías es poca, y en ellas apenas se venden libros de literatura hondureña
AV: Lo que encarece los libros —que no pagan impuestos— es el transporte y que se compran en divisas. Lo que estoy contemplando es formar alianzas con editoriales españolas y mexicanas, para abaratar costos. Ya el Fondo de Cultura Económica nos hizo saber que nos hará una gran donación de libros. Este Gobierno ha despertado muchísimas esperanzas. Vamos a potenciar la Feria del Libro de San Pedro Sula que comenzó el año pasado y las distintas editoriales que existen y forman parte de ella. ¿Cómo apoyarlos? Facilitando y asesorándolos para que logren buenos acuerdos nacionales e internacionales, esa es nuestra mejor manera de apoyarles. 

CC: ¿Y las mujeres, qué pueden esperar con usted? 
AV: Yo estoy feliz, a mí me encanta la época que estoy viviendo. El arte y la esperanza van de la mano. Y, diría yo, que la esperanza es una expresión del arte. La participación de las mujeres en política es lo que ha logrado que se quiebre —no que desaparezca, pero que se quiebre— el bipartidismo. Le hemos hecho una fisura a la cultura patriarcal. Doña Xiomara tiene más de cien mujeres en el Gobierno, todo eso me llena de esperanza y creo que el país abre una gran ventana hacia el futuro. 

CC: El Gobierno de Juan Orlando Hernández apoyó bastante el cine. Durante el Gobierno de él logramos ser el país centroamericano que más cine producía. 
AV: Existe una Dirección de Cine, cuyo presupuesto también se los asignamos nosotros. Funciona de manera descentralizada y tiene 40 millones asignados anualmente. Yo quisiera saber un poquito más de ese presupuesto, qué hacen, porque aquí hay directoras de cine como Laura Bermúdez y Katia Lara, que tienen producciones extraordinarias y que le dan un vocabulario muy serio y profundo a la cinematografía, que tienen escuela, y estaría contenta de trabajar junto con ellas. 

CC: Barras y estadios, ¿qué hacer con ello, se piensa meter a buscarle una solución a la violencia? 
AV: El movimiento social del deporte está en las barras. Solo que, claro, las barras han vivido una instrumentalización, verdad. Pero los deportes deberían tener sus barras. Yo no pienso meterme, pienso apoyarles en su evolución y su educación. En este país la educación es lo que menos ha funcionado en todos los ámbitos; en el deporte, más. Y el deporte, así como ha sido instrumentalizado, ha sido fuente de enriquecimiento ílicito, recordemos los casos de Callejas y Hawit. 

CC: ¿Qué hacer con la precarización del arte?
AV: Los artistas necesitan espacios para crear. Hay que convocar a los artistas de la calle, los circenses. Eso debe ser considerado parte de una expresión, porque han jugado un rol fundamental para sacar de la calle a muchachos en riesgo social. Hay que promover a través de los concursos, aunque sea con poco dinero. Tampoco vamos a dar premios para que alguien viva por el resto de su vida. Pero sí para promover la creación y publicación de obras. A todos los niveles, desde primaria. 

CC: ¿Y los periódicos? ¿Le dan suficiente espacio a la cultura nacional?
AV: Hay que crear una normativa para que promuevan la cultura y las artes nacionales. No del modo que lo hacen hasta ahora. 

CC: ¿Cómo lo hacen hasta ahora?
AV: Solo promueven el fútbol. Yo no veo que promuevan el Flag Femenino. ¿Usted ha oído de eso? Aquí existe y han ganado premios a niveles internacionales. Paola Coello acaba de ganar una competición en Estados Unidos, pero nadie habla de eso. ¿Usted había oído hablar del boxeo antes de Teófimo López? Hay que darle espacio a todas las actividades deportivas, equitativamente. Notitas breves para todas las actividades deportivas. Lo que no se ve, no se sabe que existe. Necesitamos una ley que respete la diversidad, la inclusión, el género y la equidad en el deporte y en los medios. Pero para eso, para tener iniciativa de ley, necesito el rango de secretaría. 

Antes de terminar, revela cómo aspira que se llame la próxima secretaría: Seculta (Secretaría de Cultura y Arte). «En femenino», remarca. «Yo soy historiadora, yo he diseñado la narrativa de la presencia femenina en nuestra campaña. Las mujeres que ustedes vieron en el estadio (el día de la toma de posesión), todas, son mi propuesta. Pero hay más mujeres. Hay que rescatarlas. Al lado de cada prócer hay una mujer. A José Cecilio del Valle le leía y corregía sus escritos Josefa Valero, su esposa», dice, mientras Patrick, su asistente, le señala que no hay más tiempo, porque se dirigen al Centro de Tegucigalpa a inspeccionar las condiciones del Palacio de Hondutel junto con un grupo de arquitectos. Ahí espera que funcione Seculta. 

«Siempre he trabajado por las artes. Antes lo hice con mis propios recursos, ahora puedo hacerlo con los recursos del Estado potenciando la capacidad del Estado y de la gente. El arte nos vuelve más humanos. Solo el ser humano se vuelve más humano, un perro no se vuelve más perro. Bueno, algunos sí… Lo que puedo decirle es que es importante para mí. Creo que el orgullo es una pasión y yo solo hago cosas de las que me puedo sentir orgullosa». Después, justo antes de salir de su oficina, se despide observando otra vez el cuadro de Ezequiel Padilla: «Miren lo que hicieron las termitas, miren ese golpe. Mi Ezequiel…».

Anarella Vélez observa el cuadro del pintor hondureño Ezequiel Padilla, que fue encontrado en una bodega de la Dirección de Arte, Cultura y Deportes el día en que llegó a asumir el mando de esta institución. Foto CC/Fernando Destephen
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Fernando Destephen 1985 Tegucigalpa, Honduras. Fotoperiodista y contador de historias.
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