El expresidente Manuel Zelaya y la mayoría de los diputados disidentes del Partido Libre firmaron el 7 de febrero de 2022 un compromiso de unidad partidaria para resolver el conflicto interno de su partido que llevó a una crisis legislativa a Honduras. Sin embargo, la incertidumbre en el Congreso Nacional sigue, incluso tras la reincorporación de todos los diputados al hemiciclo, con una junta directiva que no ha sido ratificada legalmente y con los intereses de los actores políticos que han conducido esta crisis.
Texto: Fernando Silva y Leonardo Aguilar
Fotografía: Jorge Cabrera, Fernando Destephen y Antonio Gutierrez
Más de dos semanas después de que Xiomara Castro asumió la presidencia de Honduras, el Congreso Nacional sigue sin una junta directiva legalmente constituida. Esto a pesar de que el 7 de febrero los 17 diputados disidentes del Partido Libertad y Refundación (Libre) desistieron del apoyo que daban al diputado Jorge Cálix, quien pretendía ser el presidente del legislativo y depuso sus aspiraciones en una manifestación pública firmada con el coordinador del partido, el expresidente Manuel Zelaya, en las instalaciones de Casa Presidencial.
Sin presencia de la presidenta, y sin la diputada Beatriz Valle, una de las protagonistas del conflicto a lo interno del Partido Libre, ambas con resultados positivos de COVID-19. Manuel Zelaya, quien en esa comparecencia se anunció por primera vez como asesor presidencial, firmó el «Compromiso por la unidad partidaria para la refundación de Honduras», que cita que los diputados disidentes respaldan el acuerdo preelectoral entre el Partido Libre y el Partido Salvador de Honduras (PSH) que coloca al diputado Luis Redondo como presidente del Congreso Nacional. A cambio, el expresidente prometió restituirlos en sus derechos como militantes del Partido Libre tras su expulsión el pasado 21 de enero cuando votaron por Cálix para liderar el Congreso
No habían pasado más de cinco minutos desde que se firmó el nuevo compromiso de unidad cuando algunos de los diputados restituidos en Libre garantizaban que depondrán sus aspiraciones, pero nunca apoyarían a Redondo. Entre ellos, el diputado Edgardo Castro, quien aseguró que el acuerdo solo implica respaldar las decisiones de la presidenta, pero que no había consensos en el Congreso.
Analistas aseguran que el conflicto no concluye hasta que se legalice la junta directiva presidida por Redondo, y apuntan que el apoyo popular de Xiomara Castro ha sido instrumentalizado para vulnerar el Estado de derecho, y señalan a un beneficiario de todo el conflicto: el expresidente Zelaya, esposo de la presidenta, coordinador del Partido Libre y adorado por las bases de esa institución.
Zelaya lideró la expulsión y reconciliación de los disidentes, pero también es señalado por otros sectores y personas —como la diputada Beatriz Valle— como el artífice de esta crisis.
El regreso del hijo pródigo
El diputado Edgardo Castro, uno de los disidentes que recientemente fue reincorporado a la militancia del Partido Libre, apuntó tras la firma del compromiso: «La conformación de la junta directiva son decisiones que vamos a tomar a medida que nos vayamos reintegrando al Congreso, nosotros tenemos una junta directiva y las dos juntas directivas siguen, yo no puedo mentirle al pueblo. Nosotros volvemos al Congreso y veremos que dicen los juristas en torno a este caso», señaló efusivamente tras la conferencia de prensa del 7 de febrero de 2022.
Edgardo Castro no quiere a Luis Redondo como presidente del Congreso Nacional, esto queda claro tras sus declaraciones. Incluso después de haber firmado un compromiso que ponía como condición su apoyo al diputado del PSH. Castro, que ha sido uno de los más fieles defensores del Partido Libre y del liderazgo del expresidente Zelaya, cuenta que sus acciones —catalogadas en su momento como contrarrevolucionarias por la presidenta Xiomara Castro— se debieron a la intención de querer detener la entrega del poder a un partido que no ha luchado junto a ellos y «al que no le ha costado llegar al poder», refiriéndose al PSH.
Una gran parte de la militancia y autoridades del Partido Libre no vieron las acciones de este grupo como una defensa de los intereses de su misma institución, al aliarse con las bancadas del Partido Nacional y una mayoría del Partido Liberal (los dos partidos tradicionales en Honduras), en cambio fueron apuntados como traidores y acusados de responder a los intereses de grupos empresariales «oscuros y narcopolíticos».
La militancia del partido y sus propios compañeros les insultaron y acusaron en redes sociales, mientras otras personas indignadas a causa de que no siguieron la línea del partido, atacaban de forma violenta sus casas. Tras ocultarse por varias semanas, Edgardo Castro asegura que decidieron llegar a una reconciliación para darle posibilidades a sus bases de colocarles en un empleo en el aparato gubernamental, posibilidad que se les había quitado con la expulsión.
Edgardo Castro también cuenta que Luis Redondo no se contactó con ellos durante los seis días en los que estuvieron negociando con el expresidente Zelaya y prefiere no emitir una opinión sobre la legalidad de la junta que preside, sin embargo, sí asegura que ellos no han llegado a ningún consenso para reconocerle como presidente.
Este desacuerdo extiende la crisis en el Congreso Nacional y contrasta con el tercer punto del compromiso por la unidad partidaria firmado por Manuel Zelaya y los disidentes que cita: «Aunque en un momento no compartimos la estrategia planteada, hoy con base en lo expresado en este acuerdo, estamos dispuestos a respetar la decisión de apoyar al diputado Luis Rolando Redondo Guifarro para presidir la junta directiva del Congreso Nacional, en cumplimiento del mandato del partido y nuestra presidenta».
Posterior a la firma de este compromiso, el 8 y 9 de febrero los 128 diputados de todas las bancadas regresaron a sesiones en el Congreso Nacional, allí los diputados nacionalistas Tomas Zambrano y Nelson Márquez pidieron en reiteradas ocasiones ante el pleno que sometieran a una nueva votación la elección de la junta directiva del Congreso Nacional con el objetivo de ratificar legalmente a la presidida por Luis Redondo. Diputados del partido Libre, de la facción que siempre se mantuvo en favor de Redondo, se manifestaron en contra de una nueva votación y aseguraron que la asistencia de todos los diputados les legitimaba.
En ese tenso contexto, la diputada Ligia Ramos, del PSH, leyó una manifestación pública celebrando «la decisión de respaldar y apoyar la presidencia del diputado Luis Redondo Guifarro para presidir la junta directiva del Congreso Nacional» refiriéndose a los diputados disidentes de Libre, y comentó que la junta directiva de Redondo es legal porque se eligió dentro del hemiciclo, y aseguró que la ley orgánica del Legislativo les facultaba para sustituir a los diputados en ese entonces ausentes de la votación por acompañar a la junta dirigida por Jorge Cálix.
El artículo al que se refiere la diputada Ligia Ramos, reformado el pasado 20 de enero en la última «diarrea legislativa» aprobada por el Congreso de Mauricio Oliva y Juan Orlando Hernández, cita que «es obligación de los diputados suplentes estar presentes en todas las reuniones del Pleno del Congreso Nacional a efecto de garantizar su disponibilidad en caso de ser requeridos para participar en sustitución de un propietario de su bancada, además deben integrarse como miembros alternos en las comisiones legislativas ordinarias por designación del presidente del Congreso Nacional».
Esta manifestación pública de la diputada Ligia Ramos contradice lo que ella misma explicó a Contracorriente la noche del 7 de febrero cuando aseguró que, en su opinión sí debía hacerse una nueva votación para ratificar a la junta directiva. En una entrevista vía teléfono, Ramos explicó: «Ya teniendo los 50 votos de Libre más los 10 votos de nosotros son 60, más el de los liberales, tenemos los votos para ratificar, pero cualquier cosa puede pasar», señaló.
«Ratificando la junta directiva y estando todos en el pleno vamos a tener que hacer consensos y construir. Si salen nulos los decretos que ya aprobamos pues los tendremos que construir de nuevo, no veo una tragedia», explicó.
Ligia Ramos comentó que aplaude el regreso de los diputados disidentes del Partido Libre al hemiciclo, sin embargo, desconfía por lo capcioso del compromiso firmado y por las condiciones en las que se realizó.
«Es un pacto de hombres, y no hay ninguna mujer, ni siquiera Beatriz Valle, el país sufre por pactos de machos, nosotras no tenemos ningún tipo de injerencia, si estuviera en manos de nosotras lo haríamos de manera diferente», apuntó.
Ramos también recordó que en enero los 20 diputados decidieron no acudir al llamado de la presidenta Xiomara Castro cuando les convocó para reafirmar el apoyo hacia Redondo, pero ahora sí se sentaron a negociar con el expresidente Manuel Zelaya.
«Es una bofetada para nosotras las mujeres, aunque igual sabemos que se tenía que hacer, a mí me da pesar porque a las mujeres nos hacen a un lado con estas negociaciones o pactos que hacen, tenemos una presidenta mujer y siempre las negociaciones las hacen los hombres sobre nosotros», concluye.
El 7 de febrero, en la firma del compromiso que concluyó las negociaciones, Manuel Zelaya y Jorge Cálix aparecieron abrazados y sonriendo, tras semanas de descalificaciones de parte de los dos lados, el expresidente recibió a los disidentes como si nada hubiese pasado y ellos expresaron su cariño gritando: «¡Viva Mel!» a todo pulmón.
Manuel Zelaya, asumiendo su posición de patriarca en Libre, recordó la parábola del hijo pródigo escrita en la Biblia y aseguró que «retornan a su casa donde nacieron y donde han dado una lucha de 12 años desde el golpe de Estado».
Zelaya hizo alusión al pasaje bíblico cuando uno de los hijos le reclama a su padre por estar feliz del retorno a casa de su hermano después de muchos años ausente gastando su herencia, «los teníamos perdidos, a nuestros compañeros, nuestros camaradas, y su retorno merece que lo recibamos con fiesta y con un aplauso», concluyó.
Tras innumerables intentos de contactar a la diputada Beatriz Valle, atendió a Contracorriente vía teléfono el pasado martes, y confirmó que sí apoyaba el compromiso firmado con Manuel Zelaya, pero porque —según ella— no es un compromiso para reconocer a Luis Redondo como presidente del Congreso Nacional.
En esta entrevista, la diputada Beatriz Valle aseguró a Contracorriente que esta crisis había sido planificada desde hace meses por el coordinador del Partido Libre y que ellos «se pusieron en medio sin saber lo que se venía». Además, confirmó que uno de los puntos centrales de la negociación para firmar el compromiso de unidad y su reincorporación al partido fue empleo para las bases que les apoyaron en sus candidaturas a diputados.
«Si yo hubiera ido allí no me habría reído tanto ni hubiese gritado viva Mel, la única razón por la que yo podría ir a presidencial es por mi pueblo, y sí efectivamente negociamos empleo para nuestras bases, para que le ayuden a nuestra base, yo no he pedido nada para mí», dijo.
«Yo no puedo reconocer a Luis Redondo porque él es ilegal y seguirá siendo ilegal, no importa que nosotros vayamos a sentarnos ahí. A menos que se repita la elección, es el único camino. Yo no puedo ir a votar por nada ilegal, yo voy a ir a ocupar mi curul porque es mi derecho, pero también voy a ejercer mi derecho de abstenerme de votar en un Congreso que todavía sigue siendo ilegal. Es como que me pidieran reconocer a Micheletti, para mí es exactamente lo mismo, Micheletti fue ilegal y no lo reconocí, ahora Redondo es ilegal entonces no lo reconozco, en el ánimo de ser coherente», apuntó.
Valle compara a Redondo con Roberto Micheletti, uno de los protagonistas del golpe de Estado en 2009, presidente del Congreso Nacional hasta el 28 de junio de ese año cuando sustituyó ilegalmente al depuesto presidente del ejecutivo Manuel Zelaya.
Beatriz Valle también asegura que personalmente nunca apoyaría a Redondo, ya que según su opinión «es misógino, antiderechos, golpea a la gente, maltrata a la gente, no conoce a la base, hay miles de razones por las cuales no votar por Luis Redondo, pero además ahora junto al grupo que lo acompaña, han comprometido el proyecto de refundación porque no podemos construir un Estado de leyes violando las leyes».
Desde que las dos facciones del Congreso Nacional se reunieron para elegir a dos juntas directivas paralelas, expertos apuntaron vicios de nulidad en ambas elecciones. Por un lado, la facción de los diputados disidentes del Partido Libre, la bancada nacionalista y una mayoría del Partido Liberal convocaron a una sesión en un sitio diferente al hemiciclo legislativo, que, aunque no es ilegal, fue con muy poco tiempo de anticipación. Por otro lado, la facción que lidera Luis Redondo acompañada por menos de la mitad de los diputados propietarios, sin la debida juramentación del exministro de Gobernación, y sin un claro conteo de los votos que eligieron a la junta y los posteriores decretos que aprobaron.
Contracorriente preguntó al diputado Ramón Enrique Barrios si se estaba llevando un conteo de los votos para el accionar de las sesiones en el Congreso lideradas por Luis Redondo, a lo que respondió que se podían solicitar a la Secretaría del Poder Legislativo. Ante esta sugerencia Contracorriente hizo la debida solicitud a través de la Oficina de Acceso a la Información Pública (IAIP), obteniendo una respuesta el pasado 8 de febrero donde la dirección de tecnología del Congreso a través del ingeniero Fabricio Flores de la comisión de transición apuntó que no cuentan con los registros solicitados «porque no se está utilizando el sistema de votación electrónica, ya que en esas sesiones se votó levantando la mano», sin más explicaciones.
Escribimos y llamamos en repetidas ocasiones al diputado Luis Redondo para solicitar una entrevista, sin embargo no respondió a nuestras peticiones y en cambio nos envió los comunicados e informaciones que la prensa del Congreso Nacional hace públicos en redes sociales.
Alianza con el bipartidismo
Jorge Cálix, de 36 años, en las elecciones recién pasadas logró ser el diputado más votado en la historia dl país con 229,445 votos, pero desde hace mucho ha sido emisario de Manuel Zelaya dentro del Congreso, allí fue uno de los principales negociadores de las reformas electorales impulsadas desde el 2018 —presidido durante 8 años por el nacionalista Mauricio Oliva Herrera—. Con esos méritos, Cálix llegó a posicionarse dentro de su partido como un posible candidato presidencial, pero un mal paso lo llevó, en menos de 24 horas, a ser el más odiado de su partido, teniendo que huir en su momento en un helicóptero para evitar agresiones.
El nombre de Jorge Cálix, acostumbrado a ser tendencia en Twitter por su labor política, pasó a estar acompañado al adjetivo de «traidor» el 21 de enero pasado cuando fue juramentado como el presidente provisional del Congreso Nacional tras cabildear y conseguir los votos de 44 diputados del Partido Nacional, 18 del Partido Liberal y 20 de los 50 de su mismo partido, de los cuales tres se retractaron en los días siguientes. La decisión de la presidenta Xiomara Castro, que había pedido apoyo para otro candidato, fue tajante: expulsar a los disidentes.
Algunos analistas locales, diputados y dirigentes políticos cerraron la Constitución de la República y comenzaron a buscar salidas políticas que contemplaban una cosa: la consolidación de Luis Redondo, el ungido del Partido Libre a pesar de ser del PSH, quien fue escogido con apenas 49 votos de diputados propietarios, pero con el respaldo de la presidenta Xiomara Castro, que obtuvo 1,7 millones de votos en las pasadas elecciones.
He propuesto a Jorge Calix que se integre a mi gobierno en la posición de Coordinador de Gabinete en aras de unirnos en la Refundación de Honduras. pic.twitter.com/VsrYDSbCOl
— Xiomara Castro de Zelaya (@XiomaraCastroZ) January 26, 2022
El 28 de enero, un día después de la toma de posesión, mientras se desarrollaba una protesta de al menos 500 empleados en los bajos del Congreso Nacional, todos afines al Partido Nacional, el diputado de Libre Bartolo Fuentes, siempre dispuesto a disputas físicas en el hemiciclo legislativo, dijo a Contracorriente que no compartía la posición conciliadora de Xiomara Castro de recibir en su gobierno nuevamente a Jorge Cálix: «Respeto la propuesta que hizo la compañera Xiomara, ella sabrá por qué lo hizo, pero por lo menos a mí no me parece».
Al ser consultado qué motivó a disidentes de Libre a aliarse con el Partido Liberal y el Partido Nacional, Bartolo Fuentes no buscó eufemismos y dijo: «¡Dinero!, solamente dinero, todo lo demás es excusa. Margie Dip, diputada nacionalista, confesó que Jorge Cálix le había pagado una cuenta de energía de 92,000 lempiras (3707 dólares), pero eso solo es una migaja. Cálix financió a diputados desde las primarias (celebradas en marzo de 2021)».
Margie Dip respondió a los que la señalaron de traidora: «Siempre he estado con Xiomara y Mel. Jamás los traicionaría. Jorge Cálix es más Libre que muchos que ahora ganamos dicen ser de Libre. ¡Qué Dios los perdone por sus expresiones tan crueles!», escribió en su cuenta de Facebook.
Bartolo, diputado por el departamento de Yoro, fue más allá y expresó que Jorge Cálix lo pretendió sobornar también a él a través de su diputado suplente. «A mi suplente le ofrecieron para que me ofreciera a mí… No le dijeron un monto, pero se sabe que a algunos les dieron 200,000 lempiras, 300,000 lempiras, a otros les dieron medio millón de lempiras. El diputado de Yoro que se vendió, Marco Tinoco, también recibió dinero de Jorge Cálix».
«Uno fácilmente puede deducir que es la misma gente que financió a Juan Orlando Hernández la que financia a Cálix. El mismo grupo Ficohsa y los mismos (empresarios) térmicos. Todo el mundo ha visto a Jorge Cálix en el helicóptero, recorriendo el país, visitando a los diputados, esto no es improvisado. El plan no es de Cálix, el plan es del Partido Nacional que quiere usar el Congreso para protegerse», agregó.
Bartolo Fuentes dijo que estos grupos le tienen miedo a Luis Redondo porque él tiene su manera de ser y es «esencialmente anticorrupción» y que hay 160 personas que son o han sido diputados que están involucrados en el caso Pandora y que no están en la cárcel gracias a las reformas legales aprobadas por el Gobierno pasado.
Bartolo Fuentes vuelve otra vez a la carga contra Jorge Cálix y lo critica por haber pretendido aprobar una ley de extradición, en la única sesión que su junta directiva sesionó virtualmente el pasado 25 de enero: «Traducido, lo que dijeron fue que no querían que se lleven a Juan Orlando y su pandilla, querían dejarlo en una cárcel aquí en Honduras disfrutando de todo el billete que se hueviaron».
Gracia María Bertrand, exjueza del tribunal de sentencia de San Pedro Sula, asegura que la reunión entre Jorge Cálix y Xiomara Castro, un día antes de la toma de posesión y de la llegada de Kamala Harris, fue «una cortina de humo para que la toma de posesión se hiciera en términos pacíficos».
Gracia Bertrand saca a relucir a otro actor clave, que, según ella, estuvo detrás de Jorge Cálix: Yani Rosenthal Hidalgo, excandidato presidencial del Partido Liberal quien estuvo preso en EE. UU. por participar en un esquema derivado de lavado de activos. Además, fue ministro de la presidencia durante el Gobierno del expresidente Zelaya (2006-2009). «Yani hizo negociaciones, ya lo dijo Luis Redondo. Yani buscaba tener el control de la Suprema Corte», recuerda.
Bertrand cree que es posible y a la vez preocupante que Yani Rosenthal y Mel Zelaya pueden llegar a converger en medio de todo este conflicto: «Recordemos que Yani, en su momento, fue su ministro, y pues de alguna manera pueden llegar a alguna negociación bajo la mesa. Por eso no debemos dejar de creer las denuncias de Beatriz Valle, porque estas no dejan de tener una lógica».
Bertrand le dijo a Contracorriente que, a criterio de ella, Jorge Cálix no solo contaba con la venia de Mel Zelaya, sino que fue utilizado para provocar este tipo de anormalidad. Agrega que Jorge Cálix también tenía el respaldo de Yani Rosenthal y el Partido Nacional.
«Estoy más que segura que el señor Manuel Zelaya está apoyando de manera silenciosa este tipo de actitudes de Jorge Cálix, este último fue sacrificado como una especie de soldado en la guerra, que es enviado hasta con la imagen de traidor, pero al mismo tiempo le está entregando en bandeja de plata el Legislativo al mismo Partido Libre del cual él siempre ha sido un gran líder», sostuvo.
El exmagistrado del Tribunal de Justicia Electoral (TJE) e histórico dirigente del Partido Liberal, Enrique Ortez Sequeira, opositor a Yani Rosenthal, asegura que Rosenthal, presidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL) y excandidato presidencial, ganó las elecciones internas en su partido en marzo de 2021 haciendo fraude. Ese fraude, asegura, se fraguó con el apoyo del Partido Nacional y fue parte de la génesis del conflicto en el Congreso Nacional.
Sequeira dice que la crisis en el Congreso Nacional fue orquestada desde las elecciones primarias por el Partido Nacional, quien tenía un plan: ganar las elecciones presidenciales de 2021 a través de un fraude, como sucedió en el 2017. Pero como ese plan no funcionó, hicieron un complot para controlar el Congreso Nacional.
La idea era, dice Sequeira, que, aunque Xiomara Castro ganara la presidencia, perdiera los otros dos poderes del Estado. «En el proceso de las elecciones internas, los nacionalistas infiltraron como candidato a Yani Rosenthal, quien luego logra acaparar unos diputados de Libre para unirlos al Partido Nacional y hacer este complot», sostiene.
El plan era sencillo, agrega Ortez Sequeira: la desestabilización. Primero buscaron asustar a la gente diciendo que Xiomara era la representante del socialismo del Siglo XXI, pero —sostiene— ese plan quedó abortado porque por primera vez después de 12 años el Gobierno de EE. UU. entendió la importancia de Honduras en la geopolítica.
Agradezco el saludo de Libre y felicito a @XiomaraCastroZ y los que participan en el diálogo constitucional para definir el liderazgo del CN, seguro que es la única manera de resolver las diferencias y concentrarnos en sacar al país adelante @PLHonduras @PartidoLibre pic.twitter.com/fOrBkhBxHj
— Yani Rosenthal (@yanirosenthal) January 30, 2022
Enrique Ortez Sequeira, después del video en donde los disidentes de Libre saludan a Yani Rosenthal, dice que esas imágenes nos indican que el coordinador de Libre no buscó un conducto directo de coordinación con Yani. «No dudo que Yani las ha de haber buscado», dijo Ortez Sequeira.
Al consultarle a Ortez qué motivó a algunos de los diputados de Libre más radicales dentro de su partido a apoyar sorpresivamente a sus rivales políticos dijo: «Para mí solo hubo tres razones: dinero, ambición y amenazas. A algunos les aplicaron las tres; a unos dos y a otros solo una. No existe otra explicación para analizar la actitud de estos disidentes que habían mostrado una lucha aparentemente sincera».
Sobre las condiciones que implican que el Partido Nacional y 20 diputados de Libre formaran una alianza para poner a Jorge Cálix como presidente del Congreso, María Antonieta Mejía. diputada del Partido Nacional, apunta que ellos como bancada opositora solo apelan a dejar gobernar a la presidenta Xiomara Castro, y asegura que apoyaron específicamente a Cálix porque fue quién los buscó para pedir sus votos.
«Yo creo que debemos darle al pueblo ese beneficio, que Xiomara gobierne con su gente para que miren que no es lo mismo verla venir que bailar con ella, la situación del país no ha sido fácil, los problemas estructurales no han sido de 12 años», apunta Mejía.
La diputada nacionalista que fue electa por primera vez en las elecciones de noviembre de 2021, cuenta que el proceso de cabildeo que realizó Jorge Cálix para pedir el apoyo de los diputados nacionalistas fue extenso y llevó al diputado de Libre a hablar con cada uno de los parlamentarios y cada uno de sus suplentes de forma individual.
«Uno de ellos se acomodó a un pacto y no buscó los votos, pensó que lo tenía en la bolsa, pero se le olvidó, estando tres periodos en el Congreso, cómo se escogía la junta directiva. Jorge Cálix. Por otro lado, tuvo la osadía de venir a la bancada que tanto ha recriminado, tragó amargo y estableció puentes de comunicación, tuvo el valor de sentarse con cada uno de nosotros», explica Mejía con una sonrisa en el rostro recordando todas las veces que Cálix intentó descalificarles en los medios de comunicación.
Según el relato de la diputada Antonieta Mejía, la bancada del Partido Nacional no pidió nada a cambio por el apoyo dado a Jorge Cálix, ni puestos en la junta directiva del Congreso, ni la titularidad en la Corte Suprema de Justicia cuando llegue el momento de escogerla, aunque sí esperan que se haga una elección equilibrada de los magistrados, incluyendo al Partido Nacional como una de las principales fuerzas políticas.
«La historia nos juzga y creen que nosotros continuamos con las malas prácticas y realmente no es así, nosotros no nos préstamos a hacer pactos por debajo de la mesa, lo único que pedimos es el respeto a la gobernabilidad y que nos dejen hacer oposición constructiva. No pedimos puestos en juntas directivas, la verdad es que si el Partido Nacional hubiese querido seguir en el poder se hubiese aliado al Partido Liberal y automáticamente hacemos más de 65 votos y podríamos haber escogido a alguien como presidente y armar nuestra propia junta», concluye.
Beatriz Valle asegura que justamente ese era el plan en un inicio, nombrar a alguien del Partido Liberal o Nacional como presidente del Congreso, pero ellos se metieron en ese camino.
«Todos los gobiernos necesitan tener un enemigo o varios, ellos nos usaron a nosotros porque sabían de nuestro propósito, sobre todo el presidente Zelaya, no es que la candidatura de Jorge Cálix lo agarró por sorpresa. El plan original era que los liberales y nacionalistas se unieran y pusieran a alguien del bipartidismo ahí, ese era el plan, entonces todo les hubiese salido bien, pero nosotros nos metimos en el afán de que liberales y nacionalistas no pusieran a alguien de ellos, porque nosotros somos de Libre y queríamos a alguien de nuestro partido», explica Valle.
Sobre las acusaciones de pago a diputados de Libre y otras bancadas a cambio de apoyarles, Valle asegura que ellos no dieron dinero ni ofrecieron nada, y confirma que una gran parte del apoyo fue porque los diputados nacionalistas y liberales desprecian a Luis Redondo y no lo quieren de presidente del Congreso Nacional.
Entre las acusaciones de financiamiento ilícito y de elites económicas oscuras en favor de Cálix también se dio la denuncia de Pedro Barquero, ministro de Desarrollo Económico, empresario de la zona norte del país y coordinador de campaña del PSH, que el 21 de enero tras la juramentación de Cálix como presidente de la junta directiva provisional aseguró en redes sociales que «Todos nos imaginamos que Camilo Átala, gran aportante de la campaña de Jorge Cálix, está abriendo una buena botella de vino», dando a entender que este era el plan de las elites en el país.
Sobre el financiamiento de Camilo Atala, uno de los aliados empresariales del Gobierno anterior, en favor de Jorge Cálix, la diputada Beatriz Valle dice que no tiene información, pero apunta de vuelta a quienes les acusaron de movilizarse en helicópteros pagados por el Partido Nacional y asegura que esos helicópteros alquilados por 2500 dólares la hora son los mismos que utiliza la familia Zelaya.
En la conferencia de prensa del 7 de febrero, Jorge Cálix contestó a Contracorriente que ante la firma del compromiso y deponer sus aspiraciones como presidente del Congreso, tanto el Partido Nacional como el Liberal no le pidieron nada, igual que las otras ocasiones cuando cabildearon para la creación de nuevas leyes como la nueva ley electoral. «En ese entonces muchos de ustedes dijeron que había un acuerdo bajo la mesa, me preguntaron qué le dieron a cambio al Partido Nacional para poder nombrar a Rixi Moncada (en el Consejo Nacional Electoral), Eduardo Enrique Reina (en el Tribunal de Justicia Electoral), o en qué se comprometieron con el Partido Nacional, muchos especularon, pero al final de cuentas el tiempo se encarga de darle la razón a quien la tiene, al final pudimos observar que fuimos a pedirles el voto y no tuvimos que dar absolutamente nada a cambio», dijo Cálix.
Por otro lado, señaló que esas acciones para obtener los votos del Partido Nacional son las que permitieron ganar las elecciones de 2021 y que Xiomara Castro se convirtiera en la primera presidenta de Honduras: «Nadie puede decir que dimos nada a cambio, en esta ocasión no dimos absolutamente nada, fuimos a pedir los votos como en otras ocasiones y los obtuvimos», concluyó Cálix.
Manuel Zelaya, asesor presidencial
En octubre de 2021 Manuel Zelaya y Xiomara Castro por el lado de Libre, firmaron un pacto preelectoral con Salvador Nasralla y Pedro Barquero del PSH para la alianza que logró ganar la presidencia, allí pactaron que sería Nasralla quien definiría al presidente del Congreso.
Tras ganar las elecciones, según relata Beatriz Valle, le comentaron a Zelaya sus aspiraciones por alcanzar la presidencia del legislativo y no se los impidió. Tras la disidencia de los diputados la presidenta Castro y Zelaya firmaron un comunicado que acusaba de traidores y contrarrevolucionarios a los parlamentarios que desafiaron el acuerdo, expulsándoles del Partido Libre.
Zelaya también encabezó las negociaciones para el regreso de los disidentes y anunció su reincorporación a Libre, resultando como el conciliador de esta crisis a lo interno de su partido.
Lester Ramírez, director de Gobernanza y Transparencia de ASJ Honduras, apunta que a pesar del compromiso firmado a lo interno de Libre quedan muchas debilidades que resolver en el Estado de derecho tras esta crisis.
«El Estado de derecho sigue siendo un instrumento en favor del poder del momento, pero no es algo que se recupera con un acuerdo entre partidos políticos, debe haber un proceso real de aplicación de la ley de manera imparcial, las leyes que se aprobaron tienen que revisarse para adecuarlas a las formalidades de la ley, todos estos decretos que se aprobaron tienen que volver a ingresar al hemiciclo y esa es la preocupación también. Libre tiene temor de que en algunos casos estén afectando la misma constitución», apuntó Ramírez.
Ramírez asegura que se ha generado una narrativa peligrosa en la que queda la percepción de que la mayoría es absoluta, y apunta que eso no puede pasar en un Estado de derecho que tiene que estar diseñado en respetar también a las minorías: «Preocupa que Libre tiene una oportunidad histórica de hacer un cambio con el apoyo popular de diversos sectores, y de alguna manera ya está desperdiciando esta oportunidad», explicó.
Para el investigador, aunque la crisis institucional dada en el Congreso Nacional inició como un problema interno de un partido político, otros intereses por cuotas de poder en el Partido Nacional y Liberal se involucraron aprovechando la oportunidad.
Ramírez también apunta al expresidente como un beneficiario directo del caos generado las últimas semanas, asegura que «una de las personas que siempre van a salir beneficiadas de un conflicto caótico como este es el expresidente Zelaya y uno lo nota, lo están mencionando como el gran conciliador, y es algo triste porque parte del problema lo tuvo él, pero la base de Libre lo quiere tanto, incondicionalmente, como un padre, entonces él sale siempre beneficiado, demuestra que tiene el control del partido y ahora está evidenciado que también tiene el control del Gobierno».
Lester Ramírez advierte que durante doce años se vivió con la concentración del poder en una sola persona, y lo ocurrido en las últimas semanas da la pauta de que puede volver a pasar.
Gracia María Bertrand coincide con Ramírez y piensa que había algo más político que jurídico en todas esas negociaciones, porque si se repetían las elecciones Jorge Cálix tendría la mayoría calificada y Libre se quedaría sin Congreso.
Para Bertrand, Jorge Cálix fue utilizado sin que él se diera cuenta para generar una crisis, y que el Partido Libre, que no tenía los votos para nombrar a Luis Redondo como presidente, pudiera establecer a su presidente con apoyo popular. «Hay que analizar cuando Beatriz Valle puso en entredicho a Mel Zelaya. Ella dijo que cuando ella y Cálix hablaban con Mel Zelaya, este les decía: “Que Luis Redondo consiga sus votos”».
Para Gracia Bertrand, el expresidente José Manuel Zelaya, coordinador de Libre, es extremadamente estratégico:» A todas luces pareciera que Beatriz está teniendo algo de razón en lo que hace días está denunciando».
Jorge Cálix y 15 de los diputados que firmaron el compromiso de unidad partidaria volvieron al hemiciclo del Congreso Nacional la tarde del 8 de febrero. Entraron acompañados de un conjunto de mariachis tocando una canción de José Alfredo Jiménez. Mientras los disidentes se abrazaban con sus compañeros de Libre y el PSH, sonaba la melodía que dice: «Con dinero y sin dinero yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey».