Las tormentas tropicales Eta e Iota han devastado el Valle de Sula, uno de los valles más fértiles del país, las pérdidas incalculables y los miles de damnificados, son la fotografía de la fragilidad de sus municipios para afrontar los fenómenos naturales que cada año dejan pérdidas millonarias debido a las inundaciones.
En diez días el Valle de Sula ha recibido el impacto de dos tormentas tropicales que han devastado todo a su paso. Ha quedado bajo el agua La Lima, las comunidades del municipio de San Manuel y de El Progreso cercanas al río Ulúa, los sectores Chamelecón y Rivera Hernández en San Pedro Sula, los municipios de Villanueva y Pimienta. Durante la tormenta tropical Eta, Max González, ministro comisionado de Copeco, advirtió que se habían rescatado al menos unas 16 000 personas en el Valle de Sula que fueron afectadas por las inundaciones.
Uno de los valles más fértiles del país, históricamente sostenido por el monocultivo de banano y la caña de azúcar y golpeado por la desigualdad y violencia, se encuentra bajo el agua, dejando pérdidas superiores a los 5000 millones de lempiras y al menos unos 70 000 albergados, informó la prensa nacional.
Según Roberto Zelaya Flores, gerente general de la municipalidad de El Progreso, se han realizado 26 000 evacuaciones en las últimas dos semanas por los efectos provocados por las inundaciones en las zonas bajas del municipio.
En El Progreso, el Comité Municipal de Emergencia estima que debido a las inundaciones provocadas por la tormentas tropicales Eta e Iota hay más de 10 000 personas albergadas en 60 de los 85 albergues disponibles, casi la mitad de estos son niños, unos 4312 que pertenecen a las 2799 familias que han necesitado refugio en los últimos quince días.
A lo largo de la ribera del río Ulúa los barrios y colonias han quedado devastados, del lado del municipio de San Manuel las colonias Guadalupe, Omonita y mucho más cerca a la ribera la colonia La Democracia, donde las casas han quedado completamente superadas por el agua. Las personas aquí han hecho lo mismo que aquellos que debieron huir de la inundación en La Lima y se ubicaron en la mediana de la CA-13 en refugios improvisados con trozos de madera, plásticos y láminas. En estos refugios han debido pasar al menos dos noches con la sensación de que el río también llegaría hasta estos refugios.
Si la tormenta tropical Eta puso en evidencia la fragilidad del Valle de Sula, la tormenta tropical Iota reafirmó que muchas zonas se han vuelto inhabitables, esta segunda tormenta tropical y sus lluvias con mayor precipitación que la primera —hasta 200 mililitros, según Copeco— agudiza las condiciones de vida de las poblaciones en las partes bajas del valle.
Una de las razones que podría extender la crisis climática que atraviesa el Valle de Sula son las descargas de la Represa Nacional Francisco Morazán, El Cajón, cuyo nivel máximo se encuentra entre los 285 y 290 m s. n. m. Copeco informó a través de una infografía que para la mañana del 19 de noviembre el nivel de la represa era de 287.75 m s. n. m., nivel en el que se debería por protocolo comenzar con las descargas controladas, pero de hacer esto se acumularía en el Valle de Sula una mayor cantidad de agua a través del río Humuya, como afluente del río Ulúa, un río que carga con dos afluentes más: río Higuito en el municipio de Santa Bárbara y el río Blanco en el municipio de Potrerillos.