Los restaurantes que aún persisten a pesar de la expansión de la COVID-19, en este momento preciso y con las condiciones sanitarias, se debaten entre 2 decisiones difíciles: cerrar o continuar. Muchos restaurantes han cerrado y los que aún continúan abiertos lo hacen a través de los servicios de entrega a domicilio, funcionando al límite de sus capacidades.
En lugares como Valle de Ángeles —a unos 30 kilómetros de Tegucigalpa y más conocido por sus artesanías y la postal con las alas de ángeles—, muchos restaurantes han cerrado por no poder sostener las planillas y los costes durante los 6 meses que suma la crisis sanitaria en Honduras. La situación no ha sido muy diferente en el casco histórico de la ciudad de Tegucigalpa, donde algunos restaurantes mantienen sus puertas cerradas como el restaurante de comida vegetariana Govinda ‘s.
En su comunicado del pasado 7 de mayo, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada, indicaba que «la industria de restaurantes en Honduras consume el 30 % de la producción del sector agroalimentario, un 38 % del sector avícola y es responsable de la generación de más de 110 000 puestos de trabajo de manera directa y más de 500 000 de forma indirecta».
Hasta la noche de este 1 de septiembre, Honduras contabilizó un total de 61 769 casos confirmados (más de 20 000 casos nuevos en el último mes) de COVID-19 y 1888 fallecidos. Esta constante sostiene las condiciones de precariedad del sistema sanitario nacional y reduce las posibilidades de una reapertura constante, la misma se ha interrumpido precisamente por el temor a una mayor propagación o la incapacidad en algunos sectores de garantizar las condiciones de bioseguridad.
El 31 de agosto, en una conferencia de prensa, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, alertó que la reapertura de actividades económicas sin control son propicias para el desastre: «ningún país puede pretender que la pandemia simplemente se ha terminado. El virus se propaga rápidamente y una apertura sin control es una receta para el desastre».
Selvin Barralaga, viceministro de Turismo de Honduras, aseguró el pasado 5 de agosto, en una entrevista concedida a LTV Honduras, que el gobierno hondureño ha otorgado a través de Banprovi 500 millones de lempiras para el sector turismo, esto —dijo— es parte de la estrategia gubernamental “Honduras Solidaria”. En junio, el gobierno habló también de la pérdida de al menos unos 100 000 empleos en el sector. Barralaga explicó que junto al turismo y la industria de los cruceros, los restaurantes han sido los sectores con mayor afectación, producto de la emergencia sanitaria declarada el pasado mes de marzo en el país.
Los restaurantes que se resisten a desaparecer —aquellos que no pertenecen a una franquicia internacional y que no han sido beneficiados con las medidas fiscales que presume el gobierno hondureño y a los que no les ha llegado algo de los 500 millones de lempiras, aprobados para paliar los efectos de la pandemia— enfrentan el futuro con la incertidumbre de no saber si serán los próximos en cerrar definitivamente.