Parafraseando a Atahualpa Yupanqui: La guitarra ya sabía de la música antes de ser guitarra porque antes de ser guitarra fue madera, y antes de ser madera fue árbol, y árbol escuchaba las canciones que le cantaban los pájaros. Y en tiempos de crisis puede que la humanidad se aferre a aquellos símbolos primigenios de aquel hogar que nos resguarda, quizá por eso la cuarentena ha provocado una avalancha de conciertos online, músicos subiendo videos, y todo tipo de manifestación que apele a la colectividad en confinamiento.
Desde el pasado 15 de marzo, cuando en Honduras se declaró alerta roja y cuarentena, debido a la expansión de la COVID-19, todos los sectores productivos del país se vieron afectados, unos más que otros, la industria cultural es un ejemplo directo, está totalmente paralizada y sin mayores posibilidades de reactivar los espectáculos.
Algunos músicos han optado por echar a andar su negocio de venta de comida, otros siguen grabando canciones para comerciales, también están los que trabajan para alguna de las orquestas del Estado hondureño y entonces tienen un ingreso fijo. La vida de quienes hacen música para vivir —en mitad del evento más significativo de lo que va del siglo, la pandemia por COVID-19— ha cambiando drásticamente en los últimos cuatro meses.
Sin conciertos, sin ensayos, y reduciendo su contacto con la música a la práctica individual, los músicos se han visto afectados de manera directa por la puesta en pausa de la vida (como la conocíamos).
La sensación general es la de tener que adaptarse, aunque ahora mismo no se tenga certeza de cómo podría darse la adaptación a una nueva normalidad: conciertos con el mínimo de público, barreras de plástico para protegerse entre los músicos, y mascarilla para quienes puedan usarlas. Está claro: según el instrumento, unos más que otros, podrán optar por protegerse con mascarilla. Aún así, todo lo anterior, únicamente es solo una idea, porque el sector cultural y los espacios para espectáculos no abrirán de manera inmediata. Porque el gobierno tampoco contempla el sector cultural en su plan de reapertura, únicamente lo mantiene bajo excepción, impidiendo que cines, teatros, salas de conciertos y bares no puedan abrir, aunque el plan actualizado del gobierno para poner de nuevo en marcha a la economía sí le permite a las iglesias volver a llevar a cabo liturgias y cultos.
Encontrar una manera en que los ensayos puedan funcionar tecnológicamente ha resultado un reto para los músicos hondureños debido al acceso incipiente de internet: no es posible con el acceso actual a internet que todos los instrumentos suenen al mismo tiempo de manera simultánea. También representa una dificultad no poder agenciarse de equipo para las transmisiones online, los intentos de ensayos virtuales resultan caros. Una inversión que muchas personas no pueden costear.
2 comentarios en “La música en cuarentena”
El fuerte sobrevive.udtedes lo harán…….paciencia … saldremos adelante
la segura esperanza de su fortaleza es que su creatividad no tiene límite. ya podemos avizorar sus creatividades próximas, ahora en gestación. Ánimo.