La virgen de la carne

Texto: Daniella Demiel

Portada: Canva

 

Si lo piensan bien, ofrecer un rosario a un muerto tiene mucho de ritual. Sobre todo, cuando el cuerpo que reposa entre tantas voces ancianas es de una mujer.

Bueno, creo que vamos a ir empezando… Buenas tardes, hermanas, el día de ahora empezamos entregando este rosario a nuestra queridísima hermana Carmen, que partió desde hace mucho de este mundo terrenal, para acompañar a Dios, a los ángeles y a los santos… pero sobre todo a las vírgenes… Hoy tendría 20 años mi niñita…

Ellas se refieren a mí. Esa niña soy yo.

 Ave María purísima. Sin pecado concebida. Sagrado corazón de Jesús. En vos confío…

¿Quién dijo en «vos»? 

Perdón, hermana. En ti confío. 

Lo volveremos a repetir para que se escuche más bonito.

Se escuchan risas. La de mi tía se escucha hasta el más acá. Empiezan las letanías. 

Ave María purísima. Sin pecado concebida. Sagrado corazón de Jesús. En ti confío.

Solo las puedo ver de reojo. No tengo idea de por qué me han dejado tan cerca del altar. Las velas me queman, me imagino que las puso mi tía Tita, porque ella es la que decora en todos los rezos que celebra mi familia. Allá te veo, tía Tita, siempre con ese chal azul.

Cómo suenan los tambores aquí en el limbo.  Donde sea hay muerte, pero es imperceptible. La verdad es que estoy en todos lados. Porque soy omnipresente, sé que hay una olla con café hirviendo.

PadrenuestroquestásenelcielosantificadoseatuNombrevenganosotrostureinohágasetuvoluntadenlatierracom oenelcieloDanoshoynuestropandecadadíaperdonanuestrasofensascomotambiénnosotrosperdonamo’alosque nosofendennonosdejescaerenlatentaciónlíbranosdelmal

Respiran

Amén.

En la esquina, tía Fabiola enciende un cigarro. Lo justo sería que ella estuviera en mi lugar, porque es un vicio que jamás dejará. ¿Cómo sé eso? Pues, ya conozco a la muerte.  

Aquí van, preparen sus oídos para la orquesta de abejas.

DiostesalveMaríallenaeresdegraciaelseñorestácontigo. BenditaeresentretodaslasmujeresybenditoeselfrutodetuvientreJesús…y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.

 Esa fue mama Jacinta, siempre se queda atrás. Tiene viejita la lengua.

Tía Josita se duerme en el regazo de tía Gertrudis. Ambas sonríen al ver que mama Jacinta siempre termina tarde la letanía. Tía Tita se encarga de ir a revisar el café. Las hermanas de la iglesia invitadas por mama Jacinta siguen al mando. Y dice…

 Santamaríamadrededios. 

RuegaporellaypornosotrasPECADORASahorayenlahoradenuestramuerte. AMÉN.

Tía Gertrudis voltea a ver de forma indecorosa a tía Fabiola. Le quiere reclamar telepáticamente por haber sido tan noviera en su juventud y por no dejar nunca su vicio. Tía Fabiola entiende su mirada, y se aclara la garganta para molestarla aún más. Saca el humo de su cigarro de forma pedante. Ella es la menor de todas. Mientras que tía Tita se quedará viendo la ventana perdida en la inmensidad del cerro, ese cerro que solía recorrer de pequeña, buscando piedritas, cofres con monedas o cualquier tontería. Aquel cerro en donde recibió su primer beso, y donde fue tocada por primera vez. 

Ese recuerdo le remorderá la conciencia, puesto que enfrente de ella está mi altar, se quejará en su cabeza, se dirá a ella misma que ahorita está en cosas de Dios y regresará lentamente a las letanías, primero en cuerpo y luego en alma.

En cambio, mi mama Jacinta se tropezará con cada frase, ya no sabe pronunciar bien las vocales, no entiendo por qué la hacen venir si yo les dije que no quería que anduviera de rezo en rezo. Ya ella no está para tanta letanía…

Las babas de mi tía Josita caerán en las piernas de mi Tía Gertrudis.

Suena un bullicio que emerge desde el cariño. Esta dinámica se repetirá cinco veces hasta que… ¡Gloria! se acerca el final… Esta parte se suele recitar más lento.

 Y dice:

Gloriaaaaal Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Y sigue con más velocidad:

 Maríaesmadredegraciamadredemisericordia.EnlavidayenlammuerteampáranosGRANSEÑORA.

NOTEOLVIDESDENOSOTROSENAQUELLAÚLTIMAHORA…virgensantísimamadredediosyabogadanuestra…OHJESUSMÍOPERDÓNANOSNUESTROSPECADOS…libranosdelfuegoydelinfierno…LLEVALCIELOTODASLASALMAS…especialmentealasmásnecesitadas: CARMEN NUESTRA SOBRINA, detudivinamisericordia… AMÉN

no permitas que vivamos y muramos en pecado mortal

Arriba, en mi altar, se vislumbra una imagen de la virgen del Carmen. Yo quisiera haber sido ella. Esa virgen. Pero no lo soy. No morí virgen. De hecho, me maté el día en que me di cuenta que mi tío, el viejo Keko, había abusado de mí tanto tiempo. Aún no lo comprendía y dejé pasar tantos años… Es tarde ya, demasiado tarde…

 

Yo cuento lo que yo quiera, de todas formas, ya estoy muerta. Pero siempre vengo a visitarlas, al fin y al cabo, son mis tías, y tampoco las culpo, ninguna de estas mujeres sabía de mi suplicio. El día que morí también murió aquel hombre, pero envenenado con un guaro. Yo sé que la de ese truco fue mi tía Fabiola. Las demás también lo saben y solo lo ignoran. 

 

SANTA MARÍA RUEGA POR ELLA SANTA MADRE DE DIOS RUEGA POR ELLA SANTA VIRGEN DE LAS VÍRGENES RUEGA POR ELLA MADRE DE CRISTO RUEGA POR ELLA MADRE DE LA IGLESIA RUEGA POR ELLA MADRE DE LA DIVINA GRACIA RUEGA POR ELLA MADRE PURÍSIMA RUEGA POR ELLA MADRE CASTÍSIMA RUEGA POR ELLA MADRE INVIOLADA… MADRE INVIOLADA RUEGA POR ELLA MADRE VIRGEN RUEGA POR ELLA MADRE INMACULADA RUEGA POR ELLA MADRE AMABLE RUEGA POR ELLA MADRE ADMIRABLE RUEGA POR ELLA MADRE DEL BUEN CONSEJO RUEGA POR ELLA MADRE DEL CREADOR RUEGA POR ELLA MADRE DEL SALVADOR RUEGA POR ELLA VIRGEN PODEROSA RUEGA POR ELLA VIRGEN PRUDENTÍSIMA RUEGA POR ELLA VIRGEN DIGNA DE VENERACIÓN RUEGA POR ELLA VIRGEN PODEROSA RUEGA POR ELLA (…)

 RUEGA POR ELLA Y POR ELLA Y POR ELLA Y POR ELLA

 AVE MARÍA PURÍSIMA

 SIN PECADO CONCEBIDA

Después de darse la paz del Señor presiento un silencio… Ya no lloran por mí. Pero terminado el asunto, recogen las sillas de plástico, se despiden de las hermanas de la iglesia y hacen un círculo, algunas sentadas en el suelo, otras de pie. 

Me observan primero, con respeto. Empiezan a contar anécdotas mías, las pocas que viví a su lado. Después se olvidan de que estoy ahí. Sirven café, a veces pan. Se cuentan sobre sus vidas. Preguntan si mama Jacinta tiene todos sus chequeos médicos en orden. Se burlan de mi tía Josita porque siempre se duerme en todos los rezos. Recogen su basura, estrechan sus manos, se dan un besito a veces, en las mejías. Yo que las veo desde el más acá, sé que se quieren.

Mi tía Fabiola termina su paquete de cigarros y se despiden.

No se volverán a ver hasta el otro año, que celebren nuevamente mi rosario. Yo cuento lo que yo quiera, de todos modos ya estoy muerta.

Author Details
Nació en San Salvador, El Salvador, en julio del 2001. Su educación primaria y secundaria se caracterizó por el fomento de la literatura y el teatro. Desde pequeña muestra un afán por la lectura y escritura, desde poemas a cuentos. Se interesa en los temas de género y feminismos. Actualmente cursa la licenciatura en Economía por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
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