La muerte en las carreteras de Honduras

Texto y fotografía: Fernando Destephen

Héctor Rolando Pagoada, padre de una de las 10 personas fallecidas, estaba desconsolado cuando le entregaron el cuerpo de su hijo de 22 meses en Medicina Forense de Tegucigalpa. Al recibir el féretro, Pagoada se acomodó en la parte posterior del taxi 0159, propiedad de su sobrino.

 

A las 8:20 a.m. se enteró de la noticia. Sus familiares, entre los cuales se encontraba su pequeño, habían salido a las 5 a.m. de Juticalpa, Olancho, zona oriental del país. 

 

El niño murió en el accidente de un bus interurbano a la altura del kilómetro 31 de la carretera que conduce a Olancho. La unidad llevaba más de 30 pasajeros a bordo. El accidente se registró cuando pasaban por el puente Ilamapa y, según las autoridades, una rastra invadió el carril contrario, causando el accidente que provocó que el bus cayera en un abismo de unos 10 metros de profundidad. 

 

Los heridos fueron llevados al Hospital Escuela de la capital por helicópteros de la Fuerza Aérea. Los levantamientos de los fallecidos se hicieron en la carretera, que estuvo cerrada por al menos tres horas; uno de los heridos falleció en el hospital. El conductor de la rastra fue capturado en Guaimaca, a pocos kilómetros del lugar del accidente, y será sometido a una investigación. 

 

Los familiares de Pagoada, la mayoría originarios de Catacamas y Juticalpa, las principales ciudades de Olancho, esperaban en silencio, con la mirada perdida, a que les entregaran los cuerpos para velarlos y enterrarlos. Frente al edificio de Medicina Legal y Ciencias Forenses, las autoridades instalaron una carpa de color naranja, muy similar a la que se observó cuando murieron 46 privadas de libertad en Támara, el pasado 20 de junio. 

 

La asistencia a los familiares por parte de la Alcaldía del Distrito Central consistió en la donación de ataúdes. Las Fuerzas Armadas entregaron comida y refrescos, y ayudaron a cargar algunos féretros. Personal de contingencias se acercó a darles chucherías a las familias de las víctimas; después de un rato, en la carpa solo se oían suspiros y el ruido de las bolsas.

Miembros del Cuerpo de Bomberos trabajando en el lugar del accidente del bus, en el kilómetro 31 de la carretera a Olancho. Foto CC/ Fernando Destephen.

Javier Sánchez, de 62 años, fue otra de las víctimas mortales. Era conductor de la empresa Discovery y había estado de vacaciones en Olancho. Regresaba como pasajero en la unidad número 20 a reincorporarse a sus labores en Tegucigalpa cuando ocurrió el accidente, según contó Walter Velásquez, amigo de la víctima y empleado de la empresa.

 

En lo que va del año se han registrado 983 muertes por accidentes de tránsito, y al menos 1,300 personas han resultado heridas en más de 4,000 accidentes, según reportes de las autoridades de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNVT).

Sobre
Fernando Destephen 1985 Tegucigalpa, Honduras. Fotoperiodista y contador de historias.
Comparte este artículo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.