Fotografía y texto: Amílcar Izaguirre
En Honduras es tradición, durante la medianoche del 31 de diciembre, quemar monigotes rellenos de pólvora en los barrios y colonias del país. Este es un ritual que representa la renovación del tiempo y las esperanzas, una ceremonia que, simbólicamente, limpia todo lo que trajo el año viejo minutos antes de que llegue el nuevo. Este año, la figura de Iván Barton será la más vendida y quemada, especialmente por los aficionados al fútbol.
El árbitro salvadoreño Iván Barton provocó descontento en los aficionados hondureños debido a las decisiones que tomó en el último partido de fútbol que se disputó entre las selecciones de Honduras y México, acusándolo de haber favorecido a la selección mexicana para que ganara el partido. Para muchos hondureños, el fútbol es un tema que se toma en serio; hay incluso quienes piensan que se le exige más a un jugador de fútbol que a un diputado.
Los problemas de la política hondureña, como los recientes enfrentamientos registrados en el Congreso Nacional, podrían pasar inadvertidos para la mayoría de estos aficionados, no así un partido en el cual Honduras tenía la posibilidad de dejar a México fuera de la Copa América 2024. El 14 de noviembre en Tegucigalpa, la selección derrotó por dos goles a cero a la selección de México. El 21 del mismo mes, en el partido de vuelta, la selección mexicana debía ganar por diferencia de tres goles para poder pasar a la Copa América. Al minuto 42 concretaron el primer gol, y se fueron al descanso después de jugar seis minutos de descuento.
Honduras mantuvo el resultado de uno a cero hasta los noventa minutos del tiempo reglamentario, pero al final se agregaron otros nueve minutos de descuento. Honduras resistió, sosteniendo el resultado que lo clasificaba, pero Iván Barton pitó el final dos minutos después del tiempo añadido, hasta que México empató en el marcador global, lo que obligaba a jugar tiempo extra. Ahí comenzó el descontento de los hondureños contra Iván Barton, que además repitió tres veces un penal a favor de México, lo cual molestó aún más a los aficionados hondureños.
Desde entonces los insultos, bromas y memes han llovido contra Iván Barton de parte de la afición hondureña, incluso en las redes sociales personales del árbitro. También los medios deportivos criticaron el trabajo de Barton y cuestionaron los intereses de la Concacaf al favorecer a México. La presidenta hondureña Xiomara Castro, durante una visita al estadio Francisco Morazán, de San Pedro Sula, dijo que nos habían robado la oportunidad de clasificar, y aprovechó para felicitar a los jugadores.
Adolfo Sarmiento, un artesano de 52 años del barrio Cabañas de San Pedro Sula, Honduras, está sacando provecho de esta situación. Él no es atleta, pero sí un habilidoso creador de monigotes, y está vendiendo a sus clientes reproducciones de la figura de Barton, reflejando así el descontento de los aficionados contra el árbitro. Don Adolfo es ebanista, pero durante la temporada navideña deja de hacer y tapizar muebles para fabricar monigotes con los que gana un dinero extra y alivia un poco la pobreza.
Entre la lista de personajes que don Adolfo ha elaborado se encuentran políticos, deportistas, religiosos, artistas, ya sea que tengan la aceptación o el rechazo en la población hondureña. Entre estos personajes han desfilado figuras como la del expresidente «Mel» (Manuel Zelaya), su esposa y actual presidenta de Honduras, Xiomara Castro, el expresidente Juan Orlando Hernández, el artista puertorriqueño Bad Bunny, y hasta la pareja presidencial de Nicaragua, Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Don Adolfo dijo que el secreto para vender varios monigotes consiste en fabricar el personaje que está de moda. Por ejemplo, el año pasado, la figura que más vendió fue la de Bad Bunny. De 250 muñecos que hizo en total, 120 fueron del artista, quien dio un concierto para esos días en el Estadio Olímpico; luego, las figuras de Zelaya y Castro fueron las que tuvieron mayor demanda.
Este artesano dice que a él no le importa la política, ni siquiera le gusta el fútbol. Lo que sí se toma en serio es su negocio y la manera de generar ingresos. Asegura que es capaz de reproducir a cualquier personaje con solo ver una foto. «Me llamó un cliente de La Entrada, Copán, para pedirme doce monigotes, y quiere seis con la figura del árbitro, tres de Xiomara y tres de Mel», dice, mientras le colocaba el sombrero a una cabeza con la figura del expresidente y actual asesor presidencial Manuel Zelaya.
Debido a que subió el costo de los materiales con los que se elaboran los monigotes, este año el precio de cada uno es de 800 lempiras, 100 más que el año pasado, y 350 lempiras solo por la cabeza del muñeco. Para hacer los monigotes, don Adolfo compra ropa vieja en puestos de ropa usada; también usa aserrín, esponja, resistol y zapatos viejos. Dice que lo más difícil en el proceso de fabricación es hacer la nariz de los personajes. Su esposa Erlin Rodríguez, y sus hijos Joselyn y Jonathan Sarmiento, también participan en el negocio de los monigotes.
«Los que quieran apoyar este emprendimiento pueden escribirme via WhatsApp al 95934143», concluyó el habilidoso don Adolfo.