Pacientes renales exigen mejores condiciones mientras el Estado busca otro proveedor de hemodiálisis

Los pacientes renales en Honduras exigen mejores condiciones mientras el Estado pretende cambiar al proveedor que ha monopolizado el servicio por 20 años. En el Instituto Hondureño de Seguridad Social en San Pedro Sula los pacientes se quejan por el poco personal que los atiende.

 

Texto: Allan Bú

Fotografía: Jorge Cabrera

 

Cuando hace 18 años don Sebastián Flores estuvo frente al doctor, este advirtió sin rodeos cuál era su problema: «Son tus riñones, ya no te sirven y esto [la enfermedad] es caro», le dijo. Había cumplido 47 años. En ese entonces él era un robusto guardia de seguridad y prácticamente nunca se había enfermado. Tras el diagnóstico fue remitido al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS). En ese centro asistencial, don Sebastián recuerda que una doctora después de revisar más exámenes le dijo «¿No sé cómo este muchacho anda caminando?». Minutos después le colocaron un catéter y le realizaron la primera hemodiálisis. Desde ese momento ha sido paciente renal. 

 

Tres veces por semana, don Sebastián se conecta durante cuatro horas a una máquina que lo mantiene con vida. Ha estado en tratamiento de hemodiálisis en el IHSS de San Pedro Sula durante 18 años.Todos los lunes, miércoles y viernes sale a las 4:00 a.m. desde la aldea El Perico, Villanueva, Cortés, hasta la ciudad industrial. Para realizar este viaje de dos horas necesita 200 lempiras. «A veces los miércoles no voy porque no tengo dinero», dijo.

 

Don Sebastián  es pensionado y es uno de los 600 pacientes renales que reciben atención en el IHSS a nivel nacional. Hay otros 4,200 pacientes que reciben atención en Diálisis de Honduras, que es la empresa contratada por la Secretaría de Salud (Sesal) para prestar ese servicio a los pacientes renales. 

 

Desde 1998, Diálisis de Honduras  vende servicios de hemodiálisis al Estado, pero este año, la Sesal ha sometido a licitación la prestación de este servicio. Esto ha provocado incertidumbre en los pacientes atendidos por la empresa, quienes incluso viajaron a Tegucigalpa para realizar una protesta frente a las oficinas de la Sesal. 

 

Los pacientes renales manifestaron en la protesta que a ellos no les molesta que otras empresas ofrezcan el servicio, pero solicitan que sea de la misma calidad o mejor que el que brinda Diálisis de Honduras. «No queremos ser conejillos de indias», expresó José Nolasco, quien es el coordinador  general de la Asociación Latina de Pacientes Renales (Alpar). Lo anterior fue expresado frente al edificio de Diálisis en San Pedro Sula, minutos antes de salir rumbo a Tegucigalpa a la manifestación.

Daniel Mairena —dirigente de los pacientes renales en Tegucigalpa— manifestó que sus compañeros están siendo utilizados y manifestó que la movilización frente al edificio de la Sesal fue apoyada por Diálisis de Honduras. Contactamos a la oficina de comunicaciones de la empresa para preguntar sobre el financiamiento de la protesta, pero esto fue negado, incluso antes de hacer la pregunta. Argumentaron que los pacientes apoyan a la empresa por el servicio y buen trato que han recibido de parte de esta.

 

Esa no ha sido la única protesta. Durante las últimas semanas, los pacientes renales que reciben asistencia en el IHSS de San Pedro Sula han realizado múltiples manifestaciones —incluso amenazando con quemar llantas— si no les resuelven algunas peticiones para mejorar las condiciones de la sala de hemodiálisis.

 

Una de las principales demandas es el aumento del personal de atención. Los pacientes se quejan que tienen que esperar mucho tiempo para ser  conectados o desconectados de las máquinas y esto repercute en el último turno, ya que algunos pacientes son desconectados a las 10:30 p.m. sin haber terminado las cuatro horas de tratamiento.

 

Froylan Banegas, presidente de la asociación de pacientes renales en el norte, manifestó que en ocasiones permanece hasta una hora esperando que lo desconecten, «a veces he salido mal, porque independientemente que el proceso haya terminado, la máquina sigue bombeando al corazón», sostiene y explicó que esto pasa porque en ocasiones solo hay dos o tres personas atendiendo la sala, además aseguró que los protocolos internacionales indican que deben haber dos profesionales por cada cuatro pacientes.

 

El director del IHSS en la región norte, David Cortés, manifestó que los pacientes renales efectivamente están solicitando 10 enfermeras en cada turno —que es justo lo que nos mencionó antes Froylan— y la institución está intentando acercarse a lo que ellos han pedido. Además, tienen planes de que en las clínicas del IHSS haya guardias de especialistas y que se realicen trasplantes.  Por ahora, en la sala de hemodiálisis en San Pedro Sula hay cuatro nefrólogos para tres turnos, quienes se rotan entre consultas y emergencias.

 

De momento, los pacientes y las autoridades están negociando un acuerdo en referencia al aumento de personal en la sala, pero además hay otros reclamos como la ausencia de medicamentos e implementos. «Mire esta gasa», murmuró Froylan Banegas —señalando su brazo izquierdo «esta no es la adecuada, pero no había otra».  Agregó que él casi nunca recibe medicamentos del IHSS y tiene que comprarlos. En cambio, don Sebastián reconoció que actualmente casi siempre recibe medicinas,  «antes sí hacían falta».

Don Sebastián muestra su humilde hogar, ubicado a unos 200 metros del río Ulúa, siendo uno de las cientos de personas afectadas por inundaciones lo cual ha hecho que en varias ocasiones no logre llegar a sus diálisis. Foto CC/Jorge Cabrera

Pero esto no es todo lo que pasa con los pacientes renales. El martes 26 de septiembre, un grupo de ellos protestó en Tegucigalpa frente a la Secretaría de Salud porque este ministerio, encabezado por José Manuel Matheu, ha impulsado un proceso de licitación que ofrecerá la oportunidad para que otras empresas ofrezcan este servicio. Eso no parece mal, pues Diálisis de Honduras —con 14 clínicas a lo largo del país— ha sido casi un monopolio durante los últimos 24 años. Actualmente esa empresa atiende a unos 4,200 pacientes. 

 

El negocio

 

Diálisis de Honduras cobra al Estado de Honduras entre 60 y 65 dólares (1500 lempiras) por cada sesión de hemodiálisis. Esa es una cifra impagable para la mayoría de hondureños si tuviesen que contratar el servicio de forma particular. El gran cliente que tiene la empresa es el Estado, que este año pagará unos 900 millones de lempiras por ese servicio. Y este contrato es el que está siendo licitado por la Secretaría de Salud.

 

José Nolasco, coordinador de la Asociación Latina de Pacientes Renales, (Alpar) dijo a Contracorriente que ellos no están realizando protestas, como la de Tegucigalpa, para apoyar a Diálisis de Honduras. Negó que la empresa haya pagado los buses para trasladarse a la capital y afirmó que tampoco pagó el alojamiento, pues se fueron un día antes. Sostuvo que ellos se manifestaron porque piden la oportunidad de participar en el proceso de licitación como lo faculta la Ley Renal, «nos violaron un derecho, quizás no podemos participar con criterios técnicos, pero sí podemos hacerlo como actores. Queremos ver qué tipo de tratamiento nos van a dar y posteriormente si nos darán las mejoras que queremos», dijo.

 

Nolasco mira con desconfianza que en el proceso de licitación vayan a participar empresas que fueron constituidas hace un mes, «con este proceso se está metiendo a empresas de maletín. A nosotros no nos importa la empresa, pero que sea mejor que esta [Diálisis de Honduras]. Nuestro tratamiento es demasiado complejo ¿qué experiencia puede tener una empresa que se constituyó hace 30 días?», se preguntó.

 

Añadió que la Secretaría de Salud no está buscando el bienestar de los pacientes renales al adjudicar una contratación directa, más bien hay intereses monetarios de por medio. «Lo que el ministro hace se está prestando a un acto de corrupción», afirmó Nolasco, para después señalar que hay políticos que quieren involucrarse en el negocio.  Una de estas empresas, dicen los pacientes, se llama Nefrocentro y fue constituida el 15 de agosto del presente año.

 

El dirigente de los pacientes renales recalcó que Diálisis de Honduras no está tras su movimiento, pero señaló que ellos no pueden «esperar la muerte en la casa, entonces nos toca luchar, y por eso a veces nos dicen que somos usados por la empresa». Añadió que la empresa los ha tratado muy bien «a pesar de las irresponsabilidades del Gobierno, ellos [la empresa] nunca nos han abandonado».  Nolasco denunció la falta de medicamentos para completar el tratamiento de la enfermedad renal ya que no es solamente presentarse a la sesión de hemodiálisis.

 

La falta de medicamentos en los hospitales públicos es una de las quejas más repetidas en contra la administración de Xiomara Castro. Es que después de asumir el poder se eliminó una serie de fideicomisos creados por el gobierno de Juan Orlando Hernández, incluido el fideicomiso para la compra de medicamentos que era manejado por Banco de Occidente desde el 2013 y que permitía al administrador realizar las compras de medicamentos. En el 2022, la cifra manejada por el banco fue de 1,300 millones de lempiras. Tras la eliminación del fideicomiso, el Gobierno autorizó compras directas, pero las quejas por la escasez de medicinas permanecen.

 

Sobre la atención de la empresa, el mismo Nolasco afirmó que, al ser una empresa mercantil, cuando hay un retraso el Gobierno le comunica a los pacientes renales —esos que dependen de la hemodiálisis para sobrevivir— que solo se les aplicará una o dos sesiones a la semana, mientras el Gobierno se pone a cuentas. Este tipo de noticias genera pánico en la población renal.

 

Ahora que hay abierta una licitación para que el Estado pueda recibir este servicio de otros proveedores, en los enfermos renales nuevamente hay incertidumbre, aunque Diálisis de Honduras participó en el proceso y seguramente seguirá prestando el servicio por la estructura que ya tiene montada, la diferencia es que ahora el Estado podrá contar con otras empresas proveedores.

 

También hay una licitación para proveer los servicios de hemodiálisis en el IHSS. Tres empresas se presentaron a la convocatoria, pero al final solo una presentó la oferta para brindar el servicio a partir del 1 de enero de 2024. La oferente es la empresa Nipro, que actualmente presta este servicio. De acuerdo con el dirigente de los enfermos renales, Froylan Banegas, la empresa cobra por cada hemodiálisis 28 dólares (692 lempiras), un precio muy inferior al que cobra Diálisis de Honduras. Hay que tener la salvedad, que en el caso del IHSS solo alquila las máquinas e insumos para la hemodiálisis, pero las instalaciones y el personal están a cargo de la institución.

Jesús Solano, administrador del Hospital del IHSS en San Pedro Sula, mencionó que al no haber más oferentes se continuará con la misma empresa, aunque con nuevas condiciones, incluida nueva maquinaria. Adelantó que habrá un incremento en el costo, pero desconoce los montos y solo sabe «que se habla de muchos millones». Sobre los reclamos de los pacientes reconoció que hay cosas por mejorar y deben ser escuchados.

 

Sin embargo, los reclamos  de los pacientes no están orientados meramente al servicio de hemodiálisis. Froylan Banegas en una extensa charla con Contracorriente externó su malestar por el poco personal de enfermería en las salas y por la ausencia de especialistas como cardiólogos y psicólogos. Además, aseguró que no hay medicamentos y que a él algunos de los que necesita se los envían amigos desde el extranjero. Las condiciones de las salas tampoco son las mejores. No hay ventilación y confesó que en una ocasión los pacientes tuvieron que lidiar con una fuga de los líquidos que son extraídos por las máquinas durante casi dos meses.

 

Don Sebastián está muy conforme con la atención que recibe. Recuerda que antes en el IHSS había escasez de medicinas, pero ahora casi ya no, sin embargo, es solidario y sabe que la falta de personal provoca retrasos en el último turno. «Ese es un problema, no se puede estar así. Ellos a veces no se dan las cuatro horas», dijo. 



La familia

En la conversación con don Sebastián casi no hay quejas. Es un hombre agradecido a pesar de las carencias. Apenas recibe 2,900 lempiras de pensión de IHSS, que difícilmente alcanzan para cubrir los 600 lempiras que semanalmente tiene que destinar para trasladarse al hospital. «Sin comprar nada de comer», aclara.

 

«Tengo que hacer milagros» dijo mientras nos mostraba un fogón artesanal que fue destruido por los huracanes Eta y Iota en 2020 y que él no ha podido reconstruir. En esas inundaciones, el agua llegó hasta el techo y perdió sus camas y otros muebles. Para llegar a su tratamiento tuvo muchos problemas, pues la Aldea El Perico estaba incomunicada. Un par de veces tuvo que caminar varios kilómetros hasta Villanueva para luego viajar a San Pedro Sula. La empresa que brinda el servicio de hemodiálisis le ofreció alojamiento y alimentación mientras pasaba la emergencia, pero él no quiso dejar a su hijo y a su esposa, para quienes no había el mismo ofrecimiento.

 

Cuando por falta de dinero no puede ir, a don Sebastián le hace falta la visita al IHSS. Luego de 18 años recibiendo tratamiento, los pacientes han formado otra familia, cuyos miembros se apoyan en medio de las carencias. «Si alguien no lleva comida o no tiene dinero, hay compañeros que dicen “ayudemosle, compremole una baleada”». A veces en familia se toman un refresco, justo antes de entrar a hemodiálisis.

Sebastián muestra el brazo por donde es dializado. Foto CC/Jorge Cabrera

Para los enfermos renales no está recomendado el consumo de carne de cerdo y de res. Don Sebastián no consume estas carnes porque cuida su salud, pero también porque la pensión no se lo permite. «Para uno esas comida navideñas son historia», dijo y agregó, «si comemos queso un día al día siguiente no podemos, frijoles no podemos. Pollo con arroz sí se puede y pescado, pero no mucho por el fósforo».

 

Cuando don Sebastián habla con jóvenes los aconseja para que cuiden su salud. Que se hagan exámenes para detectar la hipertensión arterial, que es conocida como el «asesino silencioso». Tampoco recomienda que se automediquen y que se cuiden de la diabetes. Él es un testimonio vivo para la prevención.

 

Y es justo una campaña preventiva adecuada y sostenida la que no se ha visto desde el Estado. Ni en esta ni en las administraciones anteriores  han usado la medicina preventiva pese a que erogan miles de millones de lempiras al año para pagar las hemodiálisis y tratamiento de los pacientes renales. Quizás el servicio sea más caro porque el Estado lo terceriza, pero lo cierto es que hay pocas acciones preventivas.

 

Según datos de la Sesal, los tratamientos de hemodiálisis pasaron de costar 300  millones de lempiras en el 2016 a 900 millones de lempiras en la actualidad. En canal 5, Carlos Umaña, médico del IHSS y diputado al Congreso Nacional, afirmó que la licitación realizada por la Sesal será de aproximadamente 1,200 millones de lempiras.  Afirmó que esa cantidad en licitación es solo para el tratamiento por hemodiálisis, pero que en suma cada paciente renal le cuesta al Estado 1,400,000 lempiras anuales. «Pronto serán cinco mil millones. Hay que prevenir que el Estado quiebre, no vamos a poder sostener esta enfermedad», manifestó.

 

Don Sebastián, cuando ya estaba por finalizar nuestra conversación y lejos de los vericuetos administrativos,  mostró unas plantas de banano y yuca sembradas muy cerca de su casa, las ha cultivado con esfuerzo. Nos cuenta que su esposa hace poco consiguió un trabajo en el que devenga 4,000 lempiras mensuales. «Yo creo que en el señor Jesucristo y él abre las bendiciones para poder sobrevivir», murmuró el hombre que lleva 18 años defendiendo su vida en una máquina.

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