Sector Rivera Hernández en San Pedro Sula reporta baja de homicidios ¿a qué se debe?

Según la Policía Nacional, Honduras va en un declive de homicidios. Después de un estado de excepción que se ha extendido desde diciembre de 2022, en muchos barrios y colonias, reportan poco impacto de la medida. En el popular sector de Rivera Hernández en el que viven más de 200 mil personas, apenas patrullan 40 policías, y a pesar de esto, la reducción de homicidios es notable. La policía le atribuye esto al trabajo en colaboración con la comunidad, otros a posibles acuerdos con los grupos criminales y otros incluso dicen que «por la gracia de Dios», casi nadie habla del estado de excepción.

Texto: Allan Bu
Fotografía: Amílcar Izaguirre

Sobre el sector Rivera Hernández —un grupo de barrios populares en San Pedro Sula en el norte de Honduras—recae el estigma de una sentencia que lleva muchos años: es un lugar peligroso. Para cualquiera que viva fuera de sus fronteras, la idea de visitar esta zona le provoca incertidumbre o quizás miedo. Esto se debe a que entre 2012 y 2013, años en que San Pedro Sula fue catalogada como la ciudad más violenta del mundo, este sector era el que le acreditaba la mayor presencia de grupos criminales y reportaba una alta tasa de homicidios.
 

En total, la Unidad Metropolitana (UMEP) #8 de la Policía Nacional (PN) cuenta con 110 policías repartidos en los sectores: Rivera Hernández, Lomas del Carmen, Aldea El Carmen, Aldea el Ocotillo y la Colonia Planeta. Los estándares internacionales sugieren 300 policías por cada 100 mil habitantes, pero la población que abarcan estos 110 policías es de alrededor de 300 mil personas.

En el año 2015, una investigación de Insight Crime y El Faro, bajo el título «Barrio pobre, barrio bravo: la violenta historia de Rivera Hernández, Honduras» describió a la Rivera Hernández como un lugar violento inmerso en la sangrienta disputa territorial de seis bandas criminales, entre las que emergían poderosas la Mara MS-13 y la Pandilla 18, pero también Los Ponce, Los Vatos Locos, Los Tercereños, Los Parqueros y los temidos Olanchanos, con vínculos familiares al empresario y político Miguel Rodríguez Carrión, asesinado en en febrero de 2021.

Han pasado ocho años desde que se publicó esa investigación y en el ecosistema delictivo de ese sector siguen conviviendo una variedad de grupos con múltiples fronteras, que pelean y defienden sus territorios para cobrar la extorsión o para controlar el microtráfico de drogas. La MS-13, es la organización criminal más fuerte en el sector—al igual que en todo el país—, pero no tiene el control absoluto, sigue coexistiendo con la Pandilla 18, Los Vatos Locos, Los Olanchanos, Los Tercereños y Los Bordeños (aliados de Los Olanchanos). Ante esta presencia de grupos delictivos, sobre la Rivera Hernández, también cuelga otro rótulo, uno del que no se habla mucho: el abandono estatal.

Sin embargo, algo está pasando en este año 2023, la Policía Nacional asegura que han sacado a la Rivera Hernández del «cordón rojo de violencia».

«Es uno de los sectores donde menos problema tenemos», dijo, sentado en la amplia sala de reuniones de las oficinas centrales de la PN en San Pedro Sula, el jefe de la Regional 2 (conformada por los departamentos de Cortés, Yoro y Santa Bárbara), el comisionado David Ortega Pagoada.

Los datos en los registros de la Policía Nacional indican que desde el 1 de enero hasta el 19 de abril, en todo el territorio abarcado por la UMEP #8 se cometieron 12 homicidios. «Un muerto al mes en la Rivera, imagínese», expresó un poco sorprendido un mecánico oriundo del lugar, quien está de acuerdo con los datos de la Policía, pero no cree que las bandas que operan en el sector estén debilitadas como aseguran funcionarios policiales, «hay una negociación» concluyó.

El comisionado Ortega aceptó que no tienen los elementos para asignar un policía en cada esquina de la ciudad o de la Rivera Hernández, pero sí mencionó que «hubo trabajo» para reducir los homicidios. «No hay que estigmatizar a las zonas geográficas de la ciudad, si bien el sector en el pasado reciente tenía establecidos grupos criminales, creo que con el trabajo conjunto de la comunidad, la policía y otros actores externos se ha venido haciendo un proceso de sensibilización de algunas normas de convivencia. Esas zonas arrastran un estigma de ser altamente violentas y ahora son en las que menos problemas tenemos hoy día. Hay muy poco problema», reiteró.

Para escribir este artículo, Contracorriente habló con diversas fuentes, una de las consultadas que pidió que protegiéramos su identidad afirmó que la operatividad de la policía en el sector es prácticamente nula y que durante el estado de excepción —vigente desde el 6 de diciembre de 2022 y que se extenderá por todo este año— prácticamente no ha pasado nada. Esa fuente, contó que en una ocasión le preguntó a un policía amigo cómo lograban mantener el control en el sector con tan pocos elementos y el funcionario le contestó a secas: «por la gracia de Dios».

110 Policías

La Unidad Metropolitana #8 de la Policía Nacional que cuenta con ocho postas policiales y 110 policías, no solamente opera en el sector Rivera Hernández, también lo hace en otra zona denominada Los Cármenes, la Ciudad Planeta y colonias aledañas. En las zonas descritas viven más de 300,000 personas.

El comisionado Ortega Pagoada indicó que ellos quisieran tener un policía en cada esquina, pero eso es imposible y que por ello hay multiplicidad de funciones en cada agente policial «hay bastante carga de trabajo», dijo.

Ortega también atribuyó la disminución de homicidios en sectores como la Rivera Hernández a la organización de las comunidades que van procurando el mejoramiento en espacios de convivencia y con ello también mejoran la coordinación con la Policía, «ese es el espacio de confianza que poco a poco la Policía quiere ir ganando, un espacio como un ente gestor de cambio», explicó.

En la posta policial de la Colonia Rivera Hernández hay un grupo de policías que realizan actividades relacionadas y auspiciadas por el programa G.R.E.A.T. de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que en su traducción al español significa: educación y entrenamiento en resistencia a pandillas. «Estamos dando pasos no como quisiéramos, pero lo estamos haciendo para decirle a la gente ¿qué siente? ¿qué está pasando? y eso nos sirve para hacer procesos investigativos y de prevención» dijo el comisionado Ortega Pagoada.

Una líder comunitaria de la Rivera Hernández, quien pidió que protegiéramos su identidad, dijo que es cierto que la Policía realiza estas actividades pero que muchos jóvenes no se sienten cómodos con la presencia de policías por los abusos que han cometido elementos policiales, por eso estas actividades son gestionadas por líderes comunitarios.

La presidenta Xiomara Castro prometió una estrategia de prevención de la violencia a través de la Policía Comunitaria, en la inauguración de ésta, se vio la presencia de los logos del programa G.R.E.A.T. y hasta ahora ese es el programa que más se asemeja a lo prometido por la presidenta en barrios como los de la Rivera Hernández.

En el sector Rivera también hay un destacamento de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), instalado desde el gobierno anterior. Es una casa descuidada con un rótulo que indica que ahí hay un pelotón militar, el cual está formado por 14 elementos. Cuando visitamos el lugar, el oficial a cargo no estaba y el segundo al mando estaba dormido después de salir a realizar un patrullaje de rutina.

La Policía Militar del Orden Público en el destacamento «La Despensa» en la Rivera Hernández, han retornado a patrullar la calles a pesar de la promesa de desmilitarización de la seguridad pública que hizo el nuevo gobierno. Foto CC/Amilcar Izaguirre
La Policía Militar del Orden Público en el destacamento «La Despensa» en la Rivera Hernández, han retornado a patrullar la calles a pesar de la promesa de desmilitarización de la seguridad pública que hizo el nuevo gobierno. Foto CC/Amilcar Izaguirre

La estrategia y el alcance logístico de la PN como de la PMOP se enfrentan a un contexto criminal complejo. Por ejemplo, solamente en el sector Rivera Hernández hay seis grupos criminales identificados por la policía. La mayor parte del territorio es controlado por la MS-13, luego la Pandilla 18 tiene bajo control también algunas colonias que colindan o son cercanas a Ciudad Planeta, que ya es otro sector pero que cubren los mismos 110 policías. Los Olanchanos han afincado sus dominios en la colonia Llanos de Sula y en los bordes que rodean esta colonia es donde se ubican Los Bordeños, un grupo supuestamente apoyado por Los Olanchanos, según nos dijo una fuente a quien no identificaremos por seguridad.

En la Colonia Brisas del Sauce, una franja aislada por una carretera pavimentada del resto del sector, están establecidos Los Vatos Locos, un grupo delictivo que también hace alianzas con otras organizaciones cuando es necesario. Por último, en las primeras colonias del sector sobreviven Los Tercereños, que han ido perdiendo territorio con el avance de la MS-13. Precisamente en la frontera de estos dos grupos se encuentra una posta policial.

A pesar de toda esta presencia criminal y de la poca presencia policial, una vecina del sector confirmó que hay una relativa calma y que no hay muertos ya aunque a veces les toca presenciar las peleas por territorios, «esa calle es frontera» dijo señalando y «a veces entre los grupos se agarran a pedradas», contó.

En los Cármenes, aparecen otros actores como la Banda de Los Aguacates. Belkis Valladares, vocera de la PN en la zona norte, describió a «Los Aguacates» como «los más violentos» porque quemaban a sus víctimas y después las enterraban. No obstante, aseguró que el control de esta banda en ese sector se ha debilitado porque varios de sus miembros y cabecillas han sido detenidos o han muerto bajo el fuego de grupos enemigos, como sucedió a inicios de este año, cuando supuestos miembros de Los Aguacates celebraban en una fiesta, pero a las 4:00am—después de mucho alcohol ingerido por las víctimas— un comando armado irrumpió en el lugar y asesinó a cuatro muchachos.

En los demás barrios de los sectores bajo la vigilancia de la UMEP #8 se repiten los grupos y se dividen las calles por fronteras invisibles que no se pueden cruzar.

Una niña juega con su abuela en una de las calles principales de la colonia Rivera Hernández de San Pedro Sula Foto CC/Amilcar Izaguirre
Una niña juega con su abuela en una de las calles principales de la colonia Rivera Hernández de San Pedro Sula Foto CC/Amilcar Izaguirre

Pese a este escenario donde convergen grupos criminales y múltiples problemas, Valladares, no dudó en manifestar que a nivel de San Pedro Sula, la UMEP #8 es la que más ha tenido éxito en cuánto a la reducción de homicidios. «La detenciones que se han dado en la Rivera Hernández han ido debilitando la influencia de los grupos delictivos, hubo meses que en ese sector teníamos 12 muertos, ahora solo hay dos», sostuvo.

Habitantes de los sectores que visitamos aseguraron que ya no hay cobro de extorsión en las zonas controladas por las pandillas más grandes, pero que en algunas calles controladas por bandas menores suele haber extorsiones o amenazas a las personas que cruzan las fronteras.

Una activista comunitaria mencionó que hasta donde ella conoce ninguno de los seis grupos delictivos que operan en la Rivera Hernández cobra extorsión. A su juicio estos grupos solamente toman represalias cuando sienten que sus intereses están amenazados.

Durante el Gobierno de Xiomara Castro, la Policía Nacional ha presumido de una baja en los homicidios a nivel nacional, que en el 2021 cerró en una tasa de 41 asesinatos por cada 100 mil habitantes y que según cifras oficiales en el 2022 bajó a 36. A pesar de esto, el gobierno decretó estado de excepción desde diciembre de 2022 por el aumento de la incidencia del delito de extorsión y delitos conexos.

La vocera de la Policía Nacional dijo a Contracorriente que en la Rivera Hernández, la extorsión prácticamente no existe, aunque no establece una fecha exacta desde cuando no se registra, aseguró que la MS-13 dejó de extorsionar en sus territorios a partir de la llegada del COVID en el año 2020. «En la Rivera es súper baja, a mí hábleme de delincuencia común de la línea para aquí (se refiere a la antigua línea del ferrocarril hacia el parque de San Pedro Sula), las personas que andan delinquiendo no lo hacen en su barrio», dijo.

Uno de los vecinos de la Rivera Hernández dijo que hubo un momento en el cual en su barrio estaban extorsionando. A su vecina, quien es dueña de pulpería, le cobraban 300 lempiras y cuando llegaban, a las personas que estaban comprando también les quitaban dinero, «pero los cipotes que hacían eso desaparecieron», dijo.

El comisionado Ortega se refirió a la extorsión como algo «complejo» porque sostiene que muchas personas callan cuando son extorsionadas y que muchos microempresarios y emprendedores, a quienes considera las personas más proclives a ser víctimas de la extorsión, no denuncian. «Se requiere que la persona no calle, que se atreva a denunciar y confíe en nuestras autoridades, difícilmente la Policía va a percatarse de un hecho extorsivo si la persona no lo manifiesta», sostuvo.

«Hay una baja de homicidios, es cierto», dijo un vecino del sector a quien no identificamos por seguridad, y comentó que no cree que los grupos estén desmantelados o debilitados y que la baja de homicidios se debe a posibles «acuerdos». Sostuvo que en las colonias del sector todo mundo sabe los sectores que están controlados por X grupos criminales y la Policía también sabe, pero que la desconfianza en la policía es tal que es un secreto a voces que algunos agentes avisan a los grupos criminales antes de montar operativos, esto también inhibe a los pobladores de denunciar. «Imagínese quién va a hablar directamente, ni aunque me saliera de la colonia, son cosas bien delicadas», afirmó.

En la Rivera Hernández, como en otras partes de Honduras que viven bajo el miedo del control criminal, la gente se ha acostumbrado a callar, «ahora cuando uno no se mete con nadie, no pasa nada, mire que nunca he tenido un problema» contó este vecino y recordó que una vez una señora en la calle dijo «una palabra que no debía decir» en contra de un grupo criminal y con los días murió a manos de un sicario. «Es macaneado» dijo para concluir la historia.

El respeto por el territorio del otro

Daniel Pacheco es un pastor evangélico, quien se define además como líder comunitario y defensor de derechos humanos. Según cuenta, tiene más de una década de trabajar por la paz en uno de los sectores más violentos de Honduras. Incluso afirmó que en el 2017, en colaboración con el jefe policial de ese entonces lograron tener «una Navidad sin muertos». Los grupos delictivos estuvieron de acuerdo y respetaron las fronteras.

El pastor no está de acuerdo con la presunción de la Policía de que los grupos delictivos se han ido debilitando en la Rivera Hernández y que por eso es la baja de homicidios. «El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dijo una vez: “estamos en guerra contra la MS-13”, él se fue, no sé si ya desmantelaron la MS, talvez alguien me dice», dijo con ironía.

Ni una declaratoria del presidente del país más poderoso del mundo tumbó a la MS-13, dice Pacheco, «no digamos Honduras, que es uno de los países más corruptos, no porque yo lo diga, sino porque hay evidencia contundente», afirmó.

El líder religioso, quien también se dedica a la carpintería, reconoció que el nombramiento del General Ramón Sabillón al frente de la Secretaría de Seguridad llenó de esperanza a muchos, que pensaban observar un cambio en las políticas de seguridad, no obstante se mostró decepcionado «porque se quedaron los mismos malos espíritus y ya comenzó a recibir los mismos informes. Yo como ministro de seguridad, un informe estúpido que me lleven a mi oficina diciéndome que la Policía tiene control de la comunidad, lo pondría en duda», sostuvo.

Describió a la Rivera Hernández como un lugar complicado por la diversidad de grupos organizados peleando por territorios y comparó con el sector Chamelecón donde solo hay dos grupos y una sola frontera, «¿no puedo entender como la Policía puede tener control de un lugar en el que operan tantos grupos diferentes?» se preguntó. No obstante, el pastor Pacheco aceptó que hay una baja de homicidios en el sector y a su juicio, esto obedece a una especie de respeto que cada grupo tiene por el territorio de otro: «Mire la situación es que mientras cada grupo esté en su límite, no hay tanto problema, cuando un grupo decide avanzar ahí comienzan los problemas. Mientras se mantienen en sus territorios los enfrentamientos disminuyen y con ello los homicidios».

Por otro lado, líderes comunitarios del sector aseguran que hay un trabajo fuerte de prevención que hacen ellos como parte de las organizaciones comunales, «los líderes de diferentes colonias también van interviniendo, y muchos jóvenes se van abriendo para que sus familias tengan un estilo de vida sin violencia. Hay muchas personas que están en eso por el desempleo y cuando uno comienza a intervenir esos sectores donde nunca ha llegado nadie, es como una luz tanto para ellos como para su familia», dijo uno de ellos.

La policía sostiene que los grupos criminales están debilitados, pero el comisionado David Ortega también advirtió que la actividad criminal siempre estará pensando en la metamorfosis y en la adaptabilidad a otras prácticas delictivas. «No es de control policial, es de control comunal, y esto pasa cuando una población entiende que es mejor vivir en orden y que los antisociales no pueden ser parte de esa comunidad» manifestó.

Unidad Metropolitana (UMEP) #8 de la Policía Nacional de la colonia Rivera Hernández una de las colonias señaladas de ser una de las zonas peligrosas de San Pedro Sula. Foto CC/Amilcar Izaguirre
Unidad Metropolitana (UMEP) #8 de la Policía Nacional de la colonia Rivera Hernández una de las colonias señaladas de ser una de las zonas peligrosas de San Pedro Sula. Foto CC/Amilcar Izaguirre

El comisionado Ortega afirmó que tienen un compromiso de acercarse a la comunidad, es parte del discurso de la Policía Nacional tras el lanzamiento de las mesas ciudadanas de seguridad realizado en junio del año pasado por la presidenta Xiomara Castro, herramienta con la que se buscaba establecer un vínculo de colaboración entre la comunidad y los elementos de la Policía. No obstante, la viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva reconoció a Criterio.Hn que a la fecha no hay resultados visibles de la operatividad de la Policía Comunitaria y las mesas ciudadanas, «es un proyecto que avanzará poco a poco», manifestó a ese medio.

El pastor Pacheco sostuvo por su parte que que los grupos criminales siguen operando fortalecidos en la Rivera Hernández «creo que iré a preguntar y solicitar qué estrategia tan buena están utilizando, porque se debe replicar en otros lados. Si se puede controlar Rivera Hernández que ha sido mencionado como uno de los lugares más peligrosos del mundo, y ahora hay un control tal que las pandillas no existen, lo deberíamos replicar», dijo de manera irónica.

Los datos y la percepción

La Policía Nacional registra que en los departamentos de Santa Bárbara, Cortés y Yoro durante 2022 hubo 252 homicidios menos que en el 2021. Y en lo que va del 2023 ya hay una tendencia de 92 muertes menos respecto al año anterior. Belkis Valladares, la vocera de esa institución, destacó que durante la Semana Santa en San Pedro Sula solo hubo un muerto.

Mencionó que la ciudad que en los años 2012 y 2013 fue calificada como la ciudad más violenta del mundo ahora está en la posición 42 del ránking de 50 «así como vamos, este año saldríamos de ese esa tabla». Contó que en lo que va de 2023 han detenido 61 personas por extorsión y ocho por secuestro, en estos incluido un cabecilla de la Pandilla 18 que residía en Choloma. Además, se han ejecutado 406 órdenes de captura, se desarticularon 19 bandas y se realizaron 611 allanamientos.

A pesar de estas cifras, en la colectividad existe el sentimiento de que la inseguridad ha aumentado, que la violencia está ganando terreno en un país, donde las autoridades no tienen control de los centros penitenciarios, cuyos reos cruzan fuego como si fuera una película hollywoodense. Además, hay un aumento de amenazas extorsivas y han regresado delitos como el secuestro.

¡Ponete Buzo! dicen en un mural de jóvenes contra la violencia en una de las paredes del parque de recreación de la Rivera Hernández de San Pedro Sula Foto CC/Amilcar Izaguirre
¡Ponete Buzo! dicen en un mural de jóvenes contra la violencia en una de las paredes del parque de recreación de la Rivera Hernández de San Pedro Sula Foto CC/Amilcar Izaguirre

Belkis Valladares defiende la baja de homicidios y al preguntarle por qué la gente se siente más insegura, esgrimió que la percepción depende de lo que gente escucha en los medios de comunicación, «imagínese que vi en un medio que decían —imparable violencia en la zona norte— y cuando mandan el en vivo, era un muerto por accidente de tránsito». Agregó que le extraña que la gente perciba más inseguridad y mostró un chat de denuncias, en el que asegura no se mencionan alertas de delitos más graves.

Para el comisionado David Ortega la percepción es «algo complejo» que depende mucho de lo que ven y escuchan las personas. Cuando las noticias son negativas, «la gente empieza a percibir que vive en un estado prácticamente en el cual no se puede vivir, cuando la realidad es otra. Es importante para nosotros trabajar esa percepción» dijo y aseguró que en las redes sociales informan y desinforman por igual.

Ortega manifestó que en la Policía Nacional están abiertos a la crítica constructiva, «no vamos a ocultar nada malo que pase, no lo vamos a hacer, si quiero resolver un problema tengo que reconocerlo, aceptarlo y afrontarlo para solucionarlo, esconder no se resuelve nada», afirmó el jefe policial.

Destacó nuevamente que San Pedro Sula tiene una reducción considerable en la incidencia de homicidios, pero estos datos no «son para dormirse» y hay que trabajar para que la ciudad se mantenga en esos niveles, después aclaró que no es lo mismo hablar de una reducción en los homicidios que una reducción de la violencia. Al ser consultado cómo ha ayudado el Estado de Excepción en la baja de homicidios respondió que «son herramientas jurídicas para luchar por el bienestar de la población», mencionó Ortega.

Durante lo que va del Estado de Excepción, impuesto desde el 6 de diciembre de 2023 en Rivera Hernández se han detenido a 74 personas. No obstante, Belkis Valladares reconoció que la mayoría de los detenidos salen en libertad: «Eso no depende de nosotros, el policía detiene al individuo, remite a la Fiscalía la evidencia, pero ya depende de un juez y por lo general reciben sobreseimiento provisional», sostuvo.

Al mencionar denuncias de abusos durante el estado de excepción, Ortega sostuvo que durante la vigencia del Estado de Excepción, hay muy pocas denuncias sobre abusos policiales? «creo que son muy pocas las denuncias sobre funcionarios nuestros que han abusado de esta herramienta, eso nos dice el grado de profesionalización de la Policía y el respeto de derechos y garantías», dijo el funcionario.

Sobre el estado de excepción, el pastor Daniel Pacheco tiene muchas dudas de que haya funcionado hasta el momento, «ni siquiera sabemos para qué es, ni la Policía sabe cómo funciona» advirtió. Días después de esta entrevista volvimos a hablar con el pastor y él manifestó que al sector Rivera Hernández había llegado un nuevo jefe policial que ya se había reunido con actores sociales de la comunidad para rescatar un centro comunal y un edificio de un kinder, que han sido abandonados por estar en las fronteras.

El pastor además denunció que la Policía Nacional detiene a jóvenes en territorio controlado por una u otra organización y cuando estos son encarcelados no les dejan otra opción más que ser parte de los grupos criminales porque éstos controlan las cárceles. Además, contó que conoce casos de altos mandos que exigen a sus subalternos meterse a las casas y hacer fotos para evidenciar la eficacia del estado de excepción.

La Rivera Hernández es un mundo donde abundan estas denuncias. Ahí también, los ciudadanos hablan que hay alianzas entre algunos grupos que controlan el lugar o acuerdos de agentes policiales con unos y otros grupos, todos conocen las fronteras y las reglas como el «ver, oír y callar». De lo que nadie habla es que los grupos criminales organizados hayan desaparecido o estén debilitados. Ellos siguen ahí.

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