Como parodia del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), The Boys hace sus deberes mostrando una visión «adulta y madura» del género de superhéroe y pone en tela de juicio las consecuencias de mega corporaciones detrás de un poder absoluto e invencible. Tiene tiempo para hablar sobre la radicalización de personas hacia extremos conservadores a través de fake news, y casi todos los personajes en The Boys se desarrollan al recordar o pensar en sus padres.
Texto: Persy Cabrera
Ilustración: Prime Video
Las épocas en el entretenimiento o arte se caracterizan por tener contenido de un género o una temática a montones. En el cine, dominaron los westerns entre los 40 y los 60, o historias sobre la mafia que se lanzaron entre los 70 e inicios de los 90; actualmente, los superhéroes dominan las carteleras y plataformas de streaming, con Marvel al frente. Pero como contraparte al mainstream, en espíritu y tonode los súpers, se alza The Boys, que tras capas de ironía, sarcasmo, comentarios sociales y parodia muestra a sus protagonistas como un producto de la vida con y también sin sus padres.
Esta es una adaptación televisiva que Amazon Prime Video produce del cómic escrito por Garth Ennis y dibujado por Darick Robertson, que presenta un mundo en el que los superhéroes salvan el día, pero también cometen atrocidades. Para encubrir estos desastres existe Vought, una mega corporación que, además de maquillar los errores, los convierte en celebridades y productos que generan millones en ganancias.
Pero alguien tiene que detener los crímenes perpetrados por estos «héroes», y ahí entran en escena los autodenominados The Boys, que se encargan de «neutralizarlos». Todos los que pertenecen a este grupo perdieron o vieron lastimado a alguien cercano a manos de un súper, por lo que buscan venganza y también exponer a Vought ante millones de personas aunque esto los lleve a poner su vida en juego.
¿Qué pasaría si Supermanestuviera aislado del mundo y principalmente de figuras parentales? Homelander, un personaje en The Boys,es la respuesta. Es la cara de Vought, el «héroe» intachable, «el defensor de Estados Unidos». Homelander es interpretado por Anthony Starr, y es el personaje que acapara la atención del espectador y que inunda de terror a cualquiera que esté cerca suyo por la inestabilidad mental que lo abruma. Desde la primera temporada se presencia a este ser invencible palpar la fragilidad del ser humano; y, al ser invencible, salirse casi siempre con la suya.
Es un personaje con profundos vacíos emocionales, que desea figuras maternales o paternales que le brinden atención. Cada uno de sus caprichos y ansias por tener la atención del mundo puede terminar en una masacre sin precedentes, una masacre que la producción en The Boys no escatimaría en presentar en detalle, porque el gore en sus episodios es un punto ineludible al platicar sobre ella.
Si es la contraparte a Marvel, tiene que ser todo lo contrario a lo que esta muestra; si la casa del Capitán América es family-friendly, no tiene lenguaje soez o no muestra muertes de manera muy gráfica, entonces The Boys apunta ahí y se encarga de parodiar con todos los elementos necesarios. Esto despierta una emoción inusual, una que impresiona al espectador por ver lo frágil que es el ser humano y cómo sería ver a alguien explotar desde adentro, ser derretido o cortado por un rayo láser. También está el morbo detrás de Herogasm, una orgía que anualmente celebran los superhumanos de esta serie y que se presentó en uno de los episodios de la tercera temporada tras una «advertencia» al inicio del mismo.
Pero el gore o contenido sexual explícito no significan nada por sí mismos; interesa por eso, por puro morbo. Una conversación sobre esto da pie a risas y a la imaginación de tales locuras surrealistas, pero The Boys es más que eso, pues el terror de Homelanderimpregna cada segundo en el que está frente a la cámara. Es impredecible y peligroso, y no conviene darle a un Supermancon mommy y daddy issues razones para una rabieta.
Sobre el ejercicio parental, esta serie tiene más ejemplos y sus consecuencias.
The Boys le da importancia a los padres y a las madres. En la tercera temporada, estrenada este año, se desmontan todas las figuras: Butcher es así porque su padre era un alcohólico violento y también actúa de forma agresiva y violenta porque no conoce otra manera de solucionar los problemas del pasado que le atormentan; Annie es una buena heroína, pero de vez en cuando revive el trauma de ser controlada por su madre y cumplir las expectativas y sueños de ella, ser la cara bonita donde sea que estuviera; Marvin se aleja de su hija porque el pasado lo hace perder el control y esconde esa faceta a alguien que debería conocer todo lo que él es, lo bueno y lo malo.
Su lenguaje es irreverente y controvertido, pero lo que pronuncia es todo lo que puede significar familiar y lo más cercano que puede ser para el espectador promedio de una serie sobre gente que, por ejemplo, tira rayos eléctricos por las manos.
No es ni mucho menos perfecta o innovadora, juega con este tono y presentación punk y edgy para popularizar una lectura sobre los superhéroes que ya se había hecho con mucha anterioridad: Watchmen, de Alan Moore, ya planteaba estos espacios que estaban vacíos sobre narrativa de los héroes. Lo que agrega The Boys es esta realidad sobre las mega corporaciones y el control en todos los aspectos de la información para tapar cualquier incidente desafortunado para la empresa, una ironía agregada si se contextualiza que esta serie se encuentra en la plataforma de streaming de una de esas corporaciones multimillonarias.
Hace casi una década, Jeff Bezos, fundador de Amazon yde acuerdo a Forbes la segunda persona más rica del mundo con un patrimonio de miles de millones de dólares, compró The Washington Post, que junto a The New York Times representa uno de los periódicos históricos de Estados Unidos. Lo que puede considerarse conflicto de interés se ha hecho presente a lo largo de los años: por ejemplo, tras algunos tuits de Jeff Bezos burlándose de la Casa Blanca, el Washington Post publicó una columna de opinión que parece defender a Bezos de políticas tributarias que le afectarían. Pocos después, él mismo la compartió en su cuenta de Twitter.
Un artículo de Columbia Journalism Review incluso señala que, a pesar de que Bezos parezca tener una postura desinteresada en lo que ocurra en las salas de redacción del Washington Post, la sensación es que lo que el periódico publica coincide con los tuits del multimillonario; como si «dejaran claro lo que él quiere escuchar». De repente The Boys no soloretrata cuestiones del hogar, sino que también ilustra esa parte de la estructura económica que aprovecha el propio dueño de la plataforma de streaming en la que se proyecta.
Y no se queda ahí en cuestiones políticas. Todd, un personaje secundario de la serie, es aprovechado para ejemplificar cómo podría funcionar el adoctrinamiento racista, conservador y nacionalista en Estados Unidos. En el marco de «proteger la nación», Homelander comienza a creer que los superhéroes no deben rendir cuentas a los seres humanos «comunes y corrientes», y esto comienza a derivar en su autodeificación; además, lanza discursos en televisión apegados al sentimiento de patriotismo, a la idea que todos los medios de comunicación mienten sobre lo que él ha hecho y que «todos son marionetas» listas para hacer lo que les digan. Y lo dice aunque él mismo ha aprovechado los medios de la corporación multimillonaria Vought, que le representa para encubrir sus fechorías. ¿Les recuerda a algún presidente reciente de una de las naciones más poderosas del mundo? Pues hay más.
En el transcurso de los episodios, se evidencia como Todd se empieza a adueñar de este discurso y a visionar a Homelandercomo este protector de la patria y de la verdad, hasta llegar a un punto en el que valida la crueldad e inhumanidad de esta versión alternativa de Superman.
Donald Trump no tenía fuerza sobrehumana, volaba o lanzaba rayos láser por los ojos como Homelander, pero también usaba los medios de comunicación para desinformar y mentir. Posterior a su derrota en las elecciones presidenciales pasadas en Estados Unidos, Trump dedicó el tiempo necesario a difundir bulos y datos falsos sobre los comicios, y la estrategia dio resultados. De acuerdo a un sondeo de la Universidad de Monmouth, después de sus discursos, un 77 % de sus partidarios pensaba que la victoria de Biden se debió a fraudes, a pesar de la existencia de pruebas que demostraran lo contrario.
The Boys es gore, ironía, sarcasmo y otra forma de ver los superhéroes, pero a su vez sabe mostrar al espectador personajes marcados por el ejercicio parental de sus tutores en más de una manera, pues cada uno dice algo distinto sobre el tema. Y es que, como muchos saben, esos problemas también pueden ser superados, y Hughie es el encargado de concretar esa idea: Hughie está tan ensimismado en sus ansias de poder y fuerza porque considera que su padre siempre fue un débil y un pusilánime, y —para su desgracia— le heredó este «mal». Pero al final de esta tercera temporada resignifica lo que es «fuerza» y entiende que su papá fue el que estuvo ahí junto a él inclusive cuando podría haber huido. Y es que The Boys cierra esta temporada hablándole ya no solo a los padres, sino también a los hijos.