Por: Linda Ordóñez
Mientras el mundo continúa sumergido en una pandemia que está cobrando la vida de millones de habitantes, algunos científicos se han dado la labor de fabricar —en tiempo récord— diversas vacunas que podrían lograr la inmunización ante el virus SARS-CoV-2. Es sabido que los países más ricos han realizado compras en las que han adquirido, incluso, más dosis de las que necesitan. Sin embargo las regiones que no tienen los recursos económicos dependen, en este momento, del mecanismo Covax: una iniciativa codirigida por la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (Gavi), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (Cepi). Su principal objetivo consiste en acelerar el desarrollo y la fabricación de vacunas contra la COVID-19, además de garantizar un acceso justo y equitativo para todos los países del mundo.
Honduras ha sido uno de los países seleccionados para recibir la donación de vacunas —por parte de la alianza Gavi— para un 20 % de la población. «El 20 % para febrero es imposible porque si lo hacemos para todos los países estamos hablando de miles de millones de dosis y no tenemos esa cantidad. Nuestro objetivo es poder empezar la vacunación entre febrero y marzo, pero aún estamos esperando la autorización de la OMS para distribuir la vacuna de AstraZeneca, que es una vacuna segura. Una vez que se distribuya de manera equitativa la idea es que todos los países que son miembros del mecanismo Covax avancen al mismo tiempo. La meta es dar, al menos, un 3 % (496,800 dosis) dando prioridad al personal de salud que es el de mayor riesgo», dijo en una entrevista gestionada por la Fundación Thomson Reuters, Santiago Cornejo, director del equipo encargado de mantener las relaciones con los países en la oficina de Covax en Latinoamérica.
Ante la espera de la llegada de esta donación, la ciudadanía, a través de las redes sociales ha mostrado su desconfianza en el proceso de administración de las vacunas que se esperan. Con frecuencia se pueden leer comentarios en los que se cuestiona la capacidad de su resguardo, de su efectividad y de su equitativa distribución. Incluso muchos médicos manifiestan la confusión que les genera la desinformación de parte del Gobierno, algunos temen, además, no ser beneficiados con las vacunas y continuar expuestos al virus, sobre todo en sus centros de trabajo. El Gobierno de Honduras no ha dado declaraciones precisas en las que se informe sobre cómo se realizará esta fase, de hecho ha abordado con ambigüedad la cantidad de dosis que estarán llegando al país entre febrero y marzo de este año.
Covax, por su parte, ha manifestado que los países beneficiados han tenido que demostrar su intención de participar, de seguir principios como la equidad, el compromiso de priorizar ciertos grupos y de estar alineados con las recomendaciones de la OMS. También han presentado un programa que incluye entrenamiento al personal y la garantía de que se cuenta con la tecnología para mantener la cadena de frío que requiere el almacenamiento de las vacunas. Además han analizado la capacidad de suministración, para esto han pedido a los Gobiernos un plan nacional de vacunación donde se identifique a los grupos prioritarios. En el caso de Honduras, la jefa del Programa Ampliado de Inmunizaciones, Ida Berenice Molina, explicó en una rueda de prensa la estructura del plan que tiene el Gobierno, en el que se menciona a cuatro grupos prioritarios y donde, sin duda, una parte de la población queda excluida y sin respuestas ante tal incertidumbre.
Países como Bolivia y Colombia, han sido seleccionados para poder recibir la vacuna de Pfizer en el primer trimestre de 2021, ya que han demostrado tener la tecnología necesaria para su resguardo. En el caso de Honduras, recibirá la vacuna de AstraZeneca que puede ser almacenada en temperaturas similares a la de una refrigeradora, sin embargo, Santiago Cornejo manifestó que también se podría esperar una vacuna de otra compañía farmacéutica, pero que aún se está en proceso de gestión.
En algunos medios de comunicación hondureños se dijo que el país no recibirá la vacuna de Pfizer, ya que Covax dio prioridad a los países con mayor índice de letalidad por la COVID-19, y Honduras no se encuentra entre los más afectados, según los datos proporcionados por el mismo Gobierno. Sin embargo estas cifras nunca han sido confiables porque el Gobierno no ha demostrado capacidad en cuanto a los diagnósticos médicos y resultados de autopsias de las personas fallecidas en el marco de la pandemia.
«Por ejemplo, tuvimos la solicitud de 72 países para adquirir la vacuna de Pfizer en este primer lote, pero teníamos una cantidad muy pequeña para febrero y marzo, entonces hicimos una selección, junto con la OMS, y vimos los países que estaban listos», nos comentó Cornejo. También aseguró que Honduras estaba preparado, pero que lamentablemente tuvieron que usar otras variables como la letalidad epidemiológica en las poblaciones y dar prioridad a los países que están sufriendo más la pandemia: «por eso Honduras no pudo ser seleccionado. Eso no significa que Pfizer no pueda llegar en los siguientes trimestres», agregó.
Por otro lado, hace unos días el rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) dijo a través de Presencia Universitaria que el centro educativo contaba con un ultracongelador que tiene la capacidad de almacenar hasta cien mil dosis de vacunas, en una temperatura de -86 °C, y que ponía a disposición las instalaciones y todo el equipo para su resguardo. Hasta el momento no sabemos si existe un convenio o compromiso firmado de parte de la Unah y el Gobierno.
Según una parte de la comunidad científica, para poder erradicar la COVID-19 es necesario utilizar la estrategia de inmunidad de rebaño, esto quiere decir que el 70 % de la población mundial debe lograr la resistencia al virus. Jarbas Barbosa, subdirector de la OMS, explicó que este concepto se utiliza para las vacunas, de lo contrario no sería una estrategia, sino una tragedia.
El pasado 15 de enero Ida Berenice Molina, dijo que el Gobierno de Honduras contaba con la capacidad de proporcionar 9,4 millones de dosis de vacunas, cantidad suficiente para inmunizar a la población. Según mencionó, serán adquiridas a través de donaciones como el mecanismo Covax, de compras realizadas a través del Instituto Hondureño de Seguridad Social y de fondos rotatorios, sin embargo no existe un documento formal donde se desglose este plan de adquisición.
Sin duda la vacunación representa una esperanza para la población mundial, pero en este mundo de la desigualdad las dosis no están llegando a todas las naciones y esto solo traerá como consecuencia la prolongación de la pandemia. Por otro lado, las grandes farmacéuticas parecen haber encontrado el negocio del siglo y el debate acerca de la propiedad intelectual crece, pero la producción de las dosis también requiere de la transferencia de la tecnología para poder crear las cantidades necesarias y contener la crisis sanitaria. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han dicho que la exención de los Aspectos de Derechos de Propiedad Intelectual relacionado con el Comercio (ADPIC), con relación a la vacuna contra la COVID-19, permitiría que un gran número de gobiernos cumplan con sus obligaciones de proporcionar y respetar el derecho a la vida y a la salud.
De igual importancia es el tema de la información en torno al proceso de desarrollo y creación de las vacunas. Los Gobiernos deben realizar campañas para generar conciencia sobre el valor de recurrir a este mecanismo de inmunización, desmitificar algunas creencias y responder todas la interrogantes de la población. En el caso de Honduras, hasta la fecha, no hay actividades encaminadas a este fin, por el contrario impera la incertidumbre, la reticencia y la desinformación.
La transparencia en estos procesos debe mostrarse desde la adquisición y administración de las vacunas, hasta la información que tiene la población sobre su procedencia, su contenido y su funcionamiento. En Honduras este 2021 es un año electoral y el 14 de marzo se realizarán las elecciones internas donde los partidos políticos elegirán a los candidatos que participarán en la votación general del mes de diciembre. Por eso el silencio parece ser conveniente en este ambiente. La falta de confianza en un gobierno que ha manejado la pandemia bajo la sombra de la corrupción y la impunidad, es evidente cuando los esfuerzos para inmunizar a la población se ven opacados por intereses políticos y económicos de los funcionarios que pretenden seguir en el poder.