También los artistas emprenden en la cuarentena

El arte existe para que la realidad no nos destruya

F. Nietzsche

Texto: Linda Ordóñez

El arte es uno de los sectores más golpeados por la pandemia. Pese a eso, es interesante explorar las manifestaciones que se están generando en Honduras, los nuevos caminos que los artistas han encontrado para seguir creando y subsistir de manera digna, incluso desde la virtualización y los soportes tecnológicos. Sin duda nuestros artistas tienen mucho que decirnos en estos días: exponer un sinfín de fracturas sociales, presentar nuevos lenguajes y mostrarnos que existe una fuerza de resistencia y reparación en estos tiempos de crisis.

Con trece años de edad, Ever Castellanos, sintió la curiosidad de tocar la guitarra e ingresó a un conservatorio privado en Tegucigalpa. Sin embargo, al poco tiempo su profesor le sugirió a él y a sus padres que ingresara a la Escuela Nacional de Música, donde estudió por tres años. Tiempo después estudió guitarra clásica en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). «Mi formación en muchas áreas ha sido autodidacta porque en Honduras nos toca formarnos así en muchos campos de la música. A mí me interesa mucho la composición y en los últimos años me he dedicado a estudiar todos sus tópicos, pero en el país no existe esta modalidad. Sin embargo, creo que haberlo hecho así me ha dado las herramientas para conocerme a profundidad, saber cuáles son mis fortalezas y desventajas». Ever, ahora tiene 27 años y se dedica a la enseñanza de la guitarra clásica.

Antes de la pandemia, Ever estuvo enfocado en buscar opciones para seguir estudiando. «Me han aceptado en varios lugares, pero conseguir el apoyo económico de una beca no es sencillo. Lo que yo pretendo estudiar más adelante es una maestría en composición», nos comentó. En mayo, en medio de la crisis sanitaria y con ciertas dudas, decidió impartir clases de guitarra de manera virtual, a través de Zoom: «yo imaginaba que no estar presente físicamente podría ser un obstáculo, pero con base en lo que he experimentado considero que es mucho más productivo. Hay muchas maneras de explicar de forma efectiva cómo hacer algo, ya sea con la música o con el instrumento. Hay plataformas, softwares que permiten explicar y exponer lo que uno quiere hacer con la música. A través de los medios virtuales yo puedo tener mis instrumentos, puedo tener una plataforma para explicarles solfeo, por ejemplo».  

La respuesta que ha tenido de sus estudiantes ha sido positiva. Nos comentó que considera que es, incluso, más productiva y que logran avanzar mucho más que cuando ha impartido las clases de manera personal: «a mí me gusta mucho dar clases, es lo que me apasiona, sobre todo cuando encuentro personas que están interesadas en aprender, eso me llena, me gratifica mucho», dijo, y manifestó lo contento que se siente enseñando, ya que también le ha permitido encontrar a personas de todas las edades que tienen mucho interés en el camino de la música, personas que estiman mucho el trabajo que hace. Además que desde su casa se siente tranquilo y percibe lo mismo en sus alumnos. «La música también se da en ese ambiente de flexibilidad, no siempre tiene que ser algo rígido», aseguró.

Este año precisamente, Ever, tenía la oportunidad de ir a Colombia , pero por un documento que no se pudo completar a tiempo, no pudo viajar. También aplicó a una beca con la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores, pero la fundación no pudo conseguir permisos para que ingresaran latinoamericanos: «en la entrevista me dijeron que me tenían de primera opción entre todos los que habían concursado, porque les había gustado mucho mi propuesta y que lo único que ellos temían era que sucediera lo que sucedió, y que si algo así pasaba que no me desmotivara. De hecho me mandaron un correo para volver a aplicar con ellos, entonces es lo que voy a hacer. No me desespero con eso, además yo considero que en el arte no siempre es el tiempo para estudiar, siempre se aprende un poco más y entre más pasa el tiempo uno madura las ideas, madura la manera de expresar, y es lo que siempre busco».

Al terminar la cuarentena, Ever piensa continuar impartiendo clases y  poder ayudar a otras personas que tienen muy buenas capacidades musicales, pero que quizá están desperdiciando un poco sus talentos por falta de recursos económicos: «creo que esta es una muy buena forma también de entrenarlos para el mundo laboral, para que sepan cuáles son los retos que se avecinan de esta nueva forma de enseñar. También me interesa formar a la población que está carente de aprecio al arte. Quiero ayudar a muchas personas para que puedan hacer lo mismo que yo estoy haciendo, de hecho ya estoy elaborando métodos y recursos para ir enfocando a quienes tienen capacidades para hacerlo. Yo puedo estar en cualquier otro país y seguir atendiendo alumnos vía Zoom. Es maravilloso y considero que es una forma encantadora de trabajar y de motivar, yo estoy totalmente satisfecho con este trabajo».

Podés contactarlo a través de su Instragram ever.cast, también en su canal de YouTube Ever Castellanos y directamente a su teléfono +504 8764-3179

Carlos Roberto Umaña San Martín, es un reconocido músico, bajista y contrabajista hondureño. Realizó estudios de música en CCDMAC, Durango, México. Fue fundador de Jazz Nova y Tríptico Jazz. Nos contó que ha trabajado junto a Camilo Corea, Julio Zelaya y Guillermo Anderson, y que ha participado en más de dieciocho grabaciones discográficas. También ha compartido escenarios con Pedro Aznar, Mike Stern, Gerardo Lalo Rojas,el Perro Sompopo, Luis Enrique Mejía Godoy, Katia Cardenal, Erick Gudie, Eidtus, Los Guaraguao, Tito Carrillo.

Funda la Casa del Jazz en 2018, en Tegucigalpa, cuyo objetivo es la paz social y la prevención de la violencia mediante proyectos de arte y cultura. Antes de la crisis sanitaria ofrecían conciertos en vivo, muchos de ellos eran gratuitos. En el 2019 decidió emprender junto a su padre y a su esposa, la empresa Pi Art, que además alberga, la antes mencionada, Casa del Jazz. «Mi empresa representa un emprendimiento de economía naranja que da acceso a la cultura y fomenta la paz y la felicidad humana. Mi padre Rigoberto Umaña es socio cofundador y mi esposa Lidia Cálix, copartícipe del desarrollo de este, en todos los sentidos, desde el 2019.

Con Pi Art Institute, instituto de formación artística, iniciamos becando a niños de Aldeas SOS formándolos en en el área musical».

Umaña nos contó que su proyecto fue creciendo, y fue muy bien acogido por el público, de tal forma, que a finales del 2019 migró a un entorno más grande en otra colonia de la ciudad. Amplió la oferta culinaria en la Casa del Jazz, de italiana a cubana, y los conciertos de música clásica, rock, son cubano, y otros géneros, ya no solo se ofrecían dos veces por semana, sino durante cinco días. También montaban exposiciones de arte y apoyo a otros emprendedores que mostraban y compartían sus productos con el público. «Ese mismo año, y paulatinamente a estos movimientos, participé en cursos de formación en la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa y nuestro proyecto fue acreedor del premio Honduras Emprende 2019. Por otra parte, presentamos un proyecto ante la Cooperación Suiza para el Desarrollo en Honduras, pues la naturaleza de Pi Art congenia con sus objetivos, y fue aprobado en  2020», nos comentó.

Estaba planificado que para finales de marzo del presente año, iniciaría con un concierto en vivo con músicos nacionales e internacionales, sin embargo, la pandemia lo obligó a cancelar y cerrar. Sucedió lo mismo con los cursos de música y otras actividades que también fueron temporalmente cerradas. A raíz de esto, Roberto Umaña, su padre y esposa, decidieron invertir este tiempo, hasta el día de hoy, para fortalecer el restaurante que, por cierto, cuenta con la asesoría del Chef Mike y con un excelente equipo de trabajo. 

Además han iniciando la producción de Pi Art Records, que es un estudio de grabación que comenzó con dos discos de Umaña, en compañía de músicos nacionales e internacionales: «esta producción se caracteriza por tener componentes músico terapéuticos y que hemos compartido conciertos en vivo mediante la plataforma Facebook live desde nuestra actual sede. Nos mueve el arte y somos un movimiento cultural con entereza pues las crisis nos han servido para reinventarnos», dijo.

Para poder operar La Casa del Jazz, en estos tiempos de pandemia, Roberto y su equipo  recibieron formación de la Cámara de Turismo, y es así como se han apegado a los protocolos de medidas de bioseguridad. Además crearon su página web, cuentan con sistema de comunicación y facturación y ofrecen servicio a domicilio. «Hemos tenido excelentes comentarios de nuestros clientes por la calidad de la comida, los empaques biodegradables, la atención brindada, pues todas siguen las medidas de bioseguridad. Con PI Art Institute, próximamente ofreceremos las clases desde nuestra plataforma virtual, ofreceremos formación artística para grupos vulnerables y vulnerados, de manera gratuita, también para amateurs y artistas de las distintas áreas o disciplinas», nos comentó Lidia Cálix (esposa de Roberto Umaña), quien además es una reconocida académica y docente universitaria del departamento de Arte de la UNAH. 

Lidia, también nos dijo que están siendo apoyados por la Cooperación Suiza en Honduras y la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa. «También, junto al padre de Carlos Roberto, apoyamos económicamente el proyecto. Además ayudo en el diseño de propuestas y les doy seguimiento», finalizó. En la actualidad, Umaña San Martín también trabaja en el Instituto Nacional Penitenciario de Honduras, como director del programa de formación artística en centros de privados de libertad. También está grabando su disco Green Garden, con músicos nacionales e internacionales.

Podés contactarlos a través de su instagram dipardi.com.jazz, también en  www.lacasadeljazzhn.com y al teléfono +504 3153-7528        

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Sobre
Pianista y filóloga hondureña. Máster en estudios avanzados en Literatura Española e Hispanoamericana por la Universidad de Barcelona. Licenciada en Arte por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, misma institución en la que se desempeña como docente. Es autora de numerosos ensayos sobre poesía y literatura. Correctora de estilo y editora de la sección Cronistas de la cotidianidad en Contracorriente.
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