Otra luz apagada, una tabla menos

Break in peace

Texto: Juan Carlos Enamorado “JC Rock”

Ilustración: Kelvin Enamorado “Shino Rock”

El sentimiento de soledad solo es tapado por un nudo terrible de agonía y nostalgia. La soledad, en gran medida, es una compañera fiel que nos permite ver hacia adentro y —cuando el subconsciente lo permite— cuestionar nuestro entorno. Hoy puede ser uno de esos momentos que me ha permitido cuestionar mi deprimente realidad.

Ayer me enteré del asesinato de un joven que respondía al nombre de Felipe Hernández. No fue otra muerte más de las muchas que acontecen en San Pedro Sula, siento que fue diferente porque sucedió en plena emergencia mundial por COVID-19. En San Pedro Sula tenemos un toque de queda absoluto. El día que asesinaron a Felipe, era el día que a él le tocaba circular —según las disposiciones del gobierno en la emergencia—. Estaba en el famosísimo Maheco (punto de buses y transporte público de todo tipo), donde decidió vender almuerzos a sesenta lempiras para conseguir un poco de dinero y así sobrellevar la cuarentena. Solo pasaron dos horas de haber publicado en sus redes sociales el anuncio de su venta, cuando llegaron a asaltarlo y matarlo. 

Esto solo nos recuerda, una vez más, la triste y cruel realidad que vivimos: un círculo de injusticia social que lejos de motivar a la juventud a seguir adelante, la orilla a tomar decisiones poco acertadas. Estas decisiones son impuestas por el estigma y discriminación social. Muchos jóvenes son obligados, por la presión de su entorno, a ejecutar aquello que durante tanto tiempo se les dice: «los jóvenes son delincuentes, ladrones, drogadictos». Me atrevo a decir que a Felipe lo mató otro joven que fue vulnerado en su vida, esto lo llevó a hacer realidad lo que por tantos años la sociedad le dijo que era: un asesino. 

Felipe era un joven con mucho talento, conocido en la primera generación de Skateboarding de San Pedro Sula. Ya no estaba activo compitiendo en los diferentes eventos desarrollados a lo largo del año, pero siempre estaba pendiente de qué sucedía y de cómo apoyar. Compartía artes para promocionar los eventos o donaba aportaciones económicas para los premios de los torneos que el Club de Skater de San Pedro Sula organiza de manera local.

Él tenía una aparente vida normal: trabajaba en una joyería y tenía su novia a quien amó hasta sus últimos suspiros. Tenía muchas ganas de triunfar en esta vida, siempre le miraba el lado positivo a la realidad que vivía a diario. Tuve el privilegio de verlo en un par de eventos y torneos que realizamos con la ONGD «Warriors Zulu Nación Honduras» y ahora su muerte me recuerda la injusticia también cometida contra Yovin Villanueva conocido como «Ross One» bailarín profesional de Breaking  y otros jóvenes del país asesinados, con los que compartí en algún momento la  pasión por las artes y deportes extremos.

Este hecho no representa una muerte más para las estadísticas, representa la iniquidad que sucede, más seguido de lo que uno se puede imaginar. Siempre se dice que la víctima tiene la culpa, que lo mataron por algo: «en algo malo andaba ese “wirro”». Pero qué tal si aceptamos la terrible realidad que negamos como sociedad: no necesitamos estar en algo negativo para que el verdugo de la injusticia acabe con nuestra luz. En un análisis realizado para el periodo de 2019-2020 con el equipo de Warriors, contabilizamos al menos nueve jóvenes asesinados en el país, todos formaban parte de la comunidad de atletas y artistas.

Yo que llevo once años en este rubro de la gestión cultural urbana —gestionando espacios recreativos y sanos para la juventud excluida socialmente— he sido estigmatizado por el simple hecho de ser joven e incursionar en el mundo de las artes y deportes extremos del país, por trabajar con jóvenes vulnerados en comunidades de alto riesgo, principalmente . He vivido en ciertas comunidades vulneradas y he podido notar que muchos jóvenes buscan otras opciones para poder resaltar y ser un ciudadano de bien, pero se necesita comprensión, apoyo moral y motivación para lograr lo que se proponen.

Sin embargo, ¿qué hacemos como sociedad para finalizar de una vez por todas esta cadena de violencia cargada de indiferencias, corrupción, apatía, individualismo y conformismo?, ¿cuántos jóvenes más serán asesinados así como Felipe?, ¿acaso es necesario que un amigo o familiar sufra este golpe? Sabemos lo difícil que es ser joven en este país, todas las trabas que se presentan en muchos espacios, incluso por el hecho de residir en comunidades vulneradas.

Hoy la comunidad de Skateboarding de Honduras lamenta esta terrible injusticia, y me permito escribir estos pensamientos en voz alta para cuestionarte a vos que lees esto, motivarte a que juntos aprendamos a leer nuestro contexto y buscar acciones que parecerán pequeñas, pero que generarán grandes cambios. Iniciemos desde nuestro entorno y contagiemos a más personas para lograr un cambio. Ya basta con justificar nuestra miseria y desgracia social, debemos de tomar cartas en el asunto.

Sobre
Joven de 26 años, residente de la San Pedro Sula, Chamelecón Fundador de la Organización de empoderamiento juvenil por medio de las artes y deportes extremos Hip Hop "Warriors Zulu Nation Honduras". Embajador de Paz para Honduras en One Youg World The Hague 2018.
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Nacido el 18 de agosto de 1990 en departamento de Colón, vive en el sector Chamelecón de San Pedro Sula desde el 2008. Actualmente estudia Pedagogía en la UNAH VS, es gestor cultural y artista multidisciplinario (músico, rapero, graffitero y bailarín de danza Hiphop)
Correctora de estilo
Total Posts: 18
Escritora, no labora en Contracorriente desde 2022.
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2 comentarios en “Otra luz apagada, una tabla menos”

  1. Excelente nota JC. Muy conmovedora y dolorosa. Creo que pusiste en palabras todos los sentimientos que tuve al leer en varias redes sociales sobre Felipe.

    Cómo vos he estado cuestionando (me) bastante sobre como reaccionamos cuando leemos sobre muertes de jóvenes, y leer y escuchar nuevamente frases donde culpan a la víctima me entristece.

    Me contenta saber que Felipe era muy talentoso y buena persona y como ustedes (los Warriors) hizo lo mejor que pudo a pesar de vivir en estas Honduras. Que descanse en paz.

  2. JUAN CARLOS ENAMORADO MENDEZ

    Gracias por el comentario Eva, luego de esta crónica he visto como muchas personas han respaldo ese malestar que como sociedad tenemos.
    La idea es hacer eco para que mas personas alcen su voz ante estas situaciones injustas.

    Abrazos a la distancia

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