La segunda noche del toque de queda decretado por el gobierno de Juan Orlando Hernández, miles de personas retaron el silencio con una manifestación desde sus casas que denominaron «cacerolazo», y con esa bulla también decidieron salir este domingo a las calles en Tegucigalpa y San Pedro Sula exigiendo que se nombre a Salvador Nasralla como nuevo presidente de Honduras. A esta manifestación asistieron familias enteras insistiendo que fuera pacífica después de que la violencia se apoderara de las calles en los últimos días.
Mientras el Tribunal Supremo Electoral (TSE) comenzaba el escrutinio especial de más de mil actas, la Alianza de Oposición contra la Dictadura convocó miles de personas a las calles, una movilización que no se esperaba tras haber sido decretado estado de sitio y vivir un par de días de protestas violentas y saqueos de comercios en el país.
«No estamos de acuerdo con los saqueos, nosotros no hemos convocado a hacer eso, solo queremos y exigimos que se respete la voluntad del pueblo», expresó Kevin Chávez, un joven que con su cacerola hacía bulla en la movilización que comenzó en el Hospital Escuela Universitario para dirigirse al Instituto de Formación Profesional (INFOP) donde se encuentra el TSE.
Mujeres y niños cargaban flores blancas para regalar a policías en un recorrido de aproximadamente 10.4 kilómetros que iba al son de la canción insigne de este momento político: «Joh es pa fuera que vas» y todo era una fiesta. En el camino se fueron uniendo personas que bajaban de los cerros de Tegucigalpa, de las colonias más golpeadas por la violencia y la pobreza. La marcha pasó por la carretera que estuvo tomada antes por jóvenes del sector Villanueva, donde Kimberly, la primera víctima del toque de queda, fue asesinada por militares.
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Vehículos que pasaban por la orilla pitaban y se unían en la algarabía. Incluso un camión de las Fuerzas Especiales Cobra de la Policía Nacional pasó pitando y sus agentes hacían señales de apoyo a la marcha. Ésta no era la Honduras de hace dos días.
A la orilla de carretera, sosteniendo una bandera del partido Libertad y Refundación (LIBRE) doña Abelina López Rodríguez tenía los ojos llorosos, para ella esta movilización era como escuchar de nuevo a su hijo Fernando, quien murió en 2009 tras el golpe de estado, según doña Abelina, fue asesinado por fuerzas de seguridad del Estado.
«Ya que nosotros no nos pudimos levantar en 2009 ahora veo que sí se ha levantado la gente. A mi hijo me lo mataron los grupos represivos en Jacaleapa, allí me lo fueron a tirar, primero me lo golpearon. Yo pido que esta manifestación se levante porque nos tienen que pagar nuestros muertos», decía llorando mientras el mar de gente pasaba eufórico frente a ella.
El fantasma del golpe de Estado o de lo cerca que estuvo el movimiento social de revertirlo sin poder, está presente en la actual crisis política. El estallido es la acumulación de esa frustración y la del apaciguamiento del movimiento indignado en 2015, un chico lo decía: «Esto es como los indignados renovados. Indignados 2.0», dijo mientras se tomaba una selfie. Fue la gente joven la que salió y gritó contra el gobierno que se quiere perpetuar en el poder. Jóvenes que llegaron convocados desde las redes sociales. Los jóvenes millennials del tercer mundo que ahora exigen una Honduras donde se les respete sus derechos.
Esta movilización demostró que no hay salida institucional que valga, la gente no confía ni confiará en el Tribunal Supremo Electoral, el ente que tiene la última palabra en este proceso electoral. Salvador Nasralla llegó al INFOP mientras la gente inundaba la calle hasta donde los militares permitieron, habían 3 vallas militares y policiales, y dos tanquetas resguardando el INFOP.
Nasralla aseguró que no hay trato con el TSE y que no se suman al escrutinio especial porque no se están tomando las más de 5 mil actas que la Alianza pide, además, porque la duda de si las demás actas fueron adulteradas es fuerte desde que el sistema de cómputo se dañara durante varias horas y que después de ello la tendencia a su favor cambiara drásticamente.
Nasralla sorprendió con un discurso de insurrección llamando a las bases de las Fuerzas Armadas a sublevarse con el pueblo. El nerviosismo entre los militares que resguardaban la zona era notable. Llamó también a seguir haciendo bulla y fiesta para contrarrestar el estado de sitio que ha impuesto el actual gobierno. Después le cedió el micrófono a quienes según él mismo dijo, tienen más experiencia en política: Juan Barahona y Manuel Zelaya Rosales.
Entre lluvia y cacerolas San Pedro Sula sale
San Pedro Sula vivió en días anteriores un escenario nunca antes visto, en plena mañana se reportaban cientos de saqueos alrededor de la ciudad y represión por parte de la Policía Militar en distintas zonas del país y aunque el impacto emocional que vivían en ese momento fue inesperado, más lo fue en la noche al escuchar sonar cacerolas y fuegos artificiales acompañados de un ¡Fuera JOH! Luego de haber pasado los primeros dos días en Estado de Sitio, una vez más Honduras se convocaba a la calle a las 11 a.m. dentro del horario de circulación autorizado por un gobierno ausente.
Desde tempranas horas las personas iniciaron a llegar al Monumento a la Madre (punto de partida) para salir hacia el Parque Central de San Pedro Sula en donde los militares rodeaban el palacio municipal. Con cacerola en mano y flores blancas iniciaron la marcha, que la candidata a la alcadía de San Pedro Sula por la Alianza, Fátima Mena acompañaba junto a su familia y otros líderes políticos. Ellos junto a la multitud emprendieron el recorriendo bajo la lluvia y al son de las cacerolas y pitoretas.
“Esta es la voluntad del pueblo, yo he estado en Tegucigalpa estos días anteriores, pero hemos venido a nuestra ciudad para acompañar y demostrar que no somos unos vándalos como están queriendo hacer creer. En este momento nuestro objetivo es respaldar y resguardar la voluntad del pueblo que ha elegido a Salvador Nasralla como presidente, expresó Fatima Mena.
Eran miles de personas que caminaban hacia un solo lugar gritando fuerte ¡Fuera JOH! Acompañada de la música de la canción “JOH es pa ́ fuera que vas”, Xiomara Castro apareció dentro de la multitud a dar ánimos, las personas se le acercaron rápidamente a decirle ¡Gracias! y continuaron el recorrido.
Más adelante los militares y policías que estaban alrededor de la primera calle ya tenían en sus chalecos antibalas flores blancas, las personas se les acercaban a saludarlos y ellos respondían con una sonrisa. Al ver que el Palacio Municipal estaba totalmente rodeado de militares y policías, las personas rodearon y se colocaron contiguo al parque central mostrando sus banderas, pitoretas, cacerolas y pancartas creativas que habían elaborado.
«Las cacerolas nos regresaron la libertad», decía un cartel cargado por un joven en la manifestación. Después de la oscuridad de un golpe de Estado que sigue vigente, de la contaminación de un proceso electoral en el que la gente tenía mucha fe, y de la violencia e impunidad que reina cuando son las Fuerzas Armadas que gobiernan sin vigilancia, las flores y las cacerolas sacaron de nuevo a la gente que quiere solo una cosa: que se respete el voto que depositaron el 26 de noviembre. Es el pueblo en las calles el que le está diciendo a Juan Orlando Hernández que Honduras no es un campo de concentración.
Texto: Jennifer Avila y Catherine Calderón
Tegucigalpa:
Fotos de Martín Cálix
San Pedro Sula:
Fotos de: Sandra Ruiz