Operación Democracia

A pocos días de las elecciones generales, en Honduras aumentan las tensiones. Por un lado, un reportaje que señala directamente a Tony Hernández, hermano del presidente Juan Orlando Hernández por estar coludido con el narcotráfico, y por otro, una operación policial que pretende vincular a la pandilla Barrio 18 con la Alianza de Oposición contra la Dictadura con un supuesto plan de desestabilizar las elecciones.

Esta semana, el gobierno con su brazo de seguridad militar lanzó uel Operativo Democracia en el que se difundió por diversos medios de comunicación que miembros de la pandilla Barrio 18 planificaban desestabilizar las elecciones. En el operativo encontraron material para hacer explosivos caseros, banderas del partido LIBRE y un “manual de insurrección” con el logotipo del Movimiento Estudiantil Universitario. Un montaje sin alguna captura. Esta escena sirvió de excusa para que se lanzara un comunicado por parte de la Secretaría de Seguridad en el que advierten que cualquier acto que subvierta el orden público será sancionado estrenando el delito de terrorismo.

Pero el delito de terrorismo se podría aplicar a muchos que están en el poder.

Las elecciones del 26 de noviembre de 2017, sin duda son inusuales. Un candidato a la reelección presidencial que hizo legal la violación de los artículos pétreos de la Constitución de la República atentando contra la alternabilidad del poder, que hizo lo que hace ocho años fue excusa para un golpe de Estado. Esta candidatura ya hace diferentes estas elecciones, pero a esto le sumamos lo que rodea al presidente y tenemos un proceso electoral sumamente tenso.

Esta semana la cadena internacional de noticias Univisión reveló una investigación que conecta al hermano de Juan Orlando Hernández, Tony Hernández, con el tráfico ilegal de drogas. El reportaje habla de un helicóptero con matrícula estadounidense que fue retenido por un miembro de las Fuerzas Armadas de la sección antinarcótica en la selva hondureña. Este helicóptero pertenecía, según el militar, a Tony Hernández y por retenerlo a él lo separaron de las Fuerzas Armadas y ahora prácticamente se esconde en una montaña del país. También nos recuerda el testimonio de Devis Leonel Maradiaga, líder del cartel de narcotráfico “Los Cachiros”, que mencionan a Tony Hernández, a Porfirio Lobo Sosa y a Fabio Lobo, su hijo.

El poder detrás de los gobiernos en un país como Honduras, donde transita más del 80% de la droga en su camino hacia Estados Unidos, está condicionado por el poder de redes criminales internacionales que se sostienen del negocio de las drogas. A esto se le ha llamado un narco estado por mucho tiempo, pero en el actual gobierno ha sido más evidente porque además es un poder que se quiere perpetuar. Podemos ver que el bipartidismo (Partido Nacional y Partido Liberal) está lleno de casos de involucramiento de las élites políticas con el crimen. El testimonio de “Los Cachiros” en Estados Unidos es solo la cereza del pastel, porque en el interior del país hay alcaldes, diputados, activistas enredados en estas redes ilegales.

Así es el caso de Los Urbina en Yoro o el caso de Oscar Nájera en Colón.

Por otro lado, el gobierno de Juan Orlando se ha construido después de un golpe de Estado donde las Fuerzas Armadas retomaron su poder en el país y es evidente por las prioridades de Hernández en su gobierno y campaña política: la represión es la forma de gobernar. Esto no solo lo podemos ver con la insistencia de querer cuatro años más en el poder y tener un Congreso Nacional totalmente azul para darle rango constitucional a la Policía Militar del Orden Público, sino también con las leyes represivas que se han aprobado, especialmente el aumento de penas y la tipificación del delito de terrorismo, ahora utilizado como seria amenaza para quienes atenten con su plan reeleccionista.

Que se vincule al Barrio 18 con acciones opositoras al gobierno no es nada nuevo. Tampoco es nuevo saber ver que no será la Mara Salvatrucha la  por ser una organización criminal con mayor capacidad de colusión con el Estado, esto último fue ratificado en una entrevista con un policía al mando de una de las postas más grandes de San Pedro Sula; que el Barrio 18 es el verdadero enemigo y que la MS es una estructura criminal mucho más potente y con mayor nivel de infiltración en el Estado a través de los gobiernos, de partidos políticos, incluso a través de las mismas fuerzas de seguridad.

La campaña sucia contra la oposición siempre ha señalado a la pandilla 18 de estar coludida contra el gobierno de Hernández y ha mostrado públicamente que la oposición mantendrá al país en manos del crimen, cuando los grandes tentáculos del narcotráfico y extorsión hace mucho tiempo (en este y anteriores gobiernos de diversos colores) mueven las estructuras estatales a su conveniencia.

Así se desenvuelven las elecciones en un Estado que solo funciona para quienes pueden controlarlo y usarlo a su favor. Mientras millones de ciudadanos depositan sus sueños en urnas rotas de cartón. De eso se tratará cada 4 años la Operación Democracia, mientras la ciudadanía no ejerza sus derechos ni su poder constituyente.

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