Campañas de odio ponen en mayor riesgo a hijas de Berta Cáceres

Horas antes que Olivia Marcela Zúniga denunciara ser víctima de un atentado, un video circulaba en las redes sociales en el que se le veía alterada discutiendo con mujeres que al parecer son maestras de su hijo. Los comentarios de odio avanzaron de leves a cada vez más violentos.

Ha pasado más de un año desde el asesinato de su madre, Berta Cáceres, reconocida líder ambientalista. Un crimen que sacudió a Honduras y que podría enviar a la cárcel a altos funcionarios del Estado, empresarios y militares.

Olivia Marcela es la mayor de las hijas de Cáceres, actualmente es candidata a diputada por el partido Libertad y Refundación (LIBRE) y ha librado sus propias luchas al lado del pueblo Lenca en La Esperanza, Intibucá. El sábado 22 de julio en horas de la noche una de las patrullas que la escoltan, mientras estaba estacionada afuera de su casa fue dañada, según Zúniga Cáceres por balas disparadas en dirección al asiento donde ella usualmente se sienta con su hijo. La Policía Nacional a través de su cuenta oficial en Twitter declaró que descartaban el atentado sin aclarar cómo el vidrio de la patrulla apareció quebrado.

Sin embargo Olivia Zúniga aseguró que acababan de bajar del vehículo con el niño y que cuando sucedieron los disparos, uno de sus escoltas dio persecución a dos individuos que se dieron a la fuga. La policía descarta totalmente esta versión.

El video que circuló en redes sociales, donde se le tilda de prepotente y se le acusa de insultar a las maestras de su hijo es parte  de una campaña de odio contra ella y su familia, asegura Zúniga Cáceres y agrega que es una estrategia de la empresa Desarrollos Energéticos S.A. y el gobierno nacionalista para poner a su familia en mayor vulnerabilidad e impedir que sigan la lucha de su madre. Según Olivia, su pequeño hijo sufre acoso en la escuela por parte de maestras y madres de familia que la tildan de “revoltosa, solo por ser hija y el niño por ser nieto de Berta Cáceres”.

La Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad (Maccih) tras tomar el caso de Berta Cáceres como emblemático y señalar a altos funcionarios del Estado y empresarios como supuestos asesinos intelectuales de la ambientalista, puso en el foco y encendió todas las alertas y desde el miedo a ser juzgados, la campaña de odio se agranda. Así lo explica Olivia.

Hace un par de semanas, Berta Zúniga Cáceres, hija menor de Berta Cáceres quien ahora lidera el Consejo Nacional de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras (Copinh), también denunció un atentado que sufrió mientras hacía una visita de campo en comunidades de La Paz, donde también existe conflicto por hidroeléctricas.

En estas comunidades mencionar a Berta genera discusiones y mucha indignación entre los pobladores que esperan que se reanuden los proyectos hidroeléctricos que les prometieron trabajo y algunos proyectos comunitarios. Sus hijas representan ahora la piedra en el zapato que antes representaba Berta, y en ese clima de odio y desesperación las reacciones se tornan más violentas.

Según un estudio del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) sobre industria extractiva en Honduras, las consecuencias de los conflictos por concesiones de territorio sin consulta a las comunidades van desde la división y el rompimiento del tejido social, hasta las amenazas, criminalización y asesinato de líderes sociales que representan una amenaza para el modelo extractivo.

“Nosotros denunciamos al marido de Gladys Aurora López, vicepresidenta del Congreso Nacional y demás empresarios hidroeléctricos que en los últimos días han abierto una campaña de difamación amenazando e injuriando a los miembros de Milpah, utilizando a hermanos lencas como don Luis Felipe López y Domingo Yotos… aprovechándose de su extrema pobreza. Responsabilizamos a la diputada y su marido de cualquier problema en contra de miembros de Milpah”, decía un comunicado del Movimiento Indígena Lenca de La Paz que circuló con la foto de un hombre indígena mostrando un cartel en el que rechaza la presencia de Berta directamente en su territorio. En estas comunidades donde atentaron contra Berta Zúniga.

Seis días después del incidente contra Berta y dos miembros más de Copinh, la policía hondureña detuvo a Terencio de Jesús Martínez, señalado como el conductor del carro desde el que atacaron a Zúniga y sus compañeros.

Según Global Witness, Honduras por segundo año consecutivo es el país más peligroso para los defensores del ambiente. En un informe presentado por esta organización, relata que de 200 defensores asesinados a nivel mundial, 14 pertenecen a nuestro país, entre ellos el crimen de Berta Cáceres.

En ese sentido,  Olivia Zúniga asegura que no parará y que hará las denuncias correspondientes incluso en instancias internacionales para que se evidencie el clima de odio alrededor de su familia que podría terminar en otra pérdida humana.

“No van a lograr que nosotros nos vayamos del país, no nos vamos a ir”, escribió en su perfil de Facebook la hija mayor de Cáceres.

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