En el departamento de Santa Bárbara, al occidente de Honduras, las subvenciones otorgadas a los diputados por el Congreso Nacional se destinan a diversos proyectos. Desde usos hospitalarios, pasando por pilas para almacenar agua, hasta juguetes en Navidad. El objetivo en común es asegurar votos para los candidatos y candidatas, principalmente del oficialismo.
Texto: Allan Bu
Fotos: Fernando Destephen
Portada: Persy Cabrera
¿Qué podrían tener en común una pila, láminas de zinc, un aire acondicionado, juguetes, maratones benéficas, fiestas, computadoras y un diputado vestido de Santa Claus? Es difícil encontrar una relación entre todo lo anterior, pero en el departamento de Santa Bárbara, las subvenciones que reciben la mayoría de diputados del Congreso Nacional han financiado estas cosas y muchas otras más.
Contracorriente visitó comunidades de cuatro municipios del departamento de Santa Bárbara, en el occidente de Honduras, y verificamos algunos proyectos en los que se ha invertido el dinero proveniente del Congreso Nacional, que a través del tiempo ha tenido diferentes etiquetas: fondo social, fondo departamental en el gobierno pasado, y ahora son las subvenciones. Finalmente, es dinero público que los congresistas usan de forma discrecional invirtiendo en función de los votos que puedan obtener.
El fondo departamental permitía a diputados y funcionarios públicos recibir y ejecutar fondos para obras sociales. Fue duramente criticado por la oposición, que ahora, en el poder, lo derogó; sin embargo, se habilitó la entrega de subvenciones, repartidas mayoritariamente a diputados oficialistas, aunque también a otros partidos.
«La gente dice que los diputados no deben manejar dinero, eso es sí y no, porque hay una cultura política en nuestro medio y la gente siempre busca al diputado», nos dijo Sergio Castellanos, a quien encontramos haciendo proselitismo político en el municipio de San Francisco de Ojuera.

En Santa Bárbara, los afiches de los candidatos del Partido Libertad y Refundación (Libre) aparecen por todos lados, y al mismo tiempo, el dinero que reciben en subvenciones también está por todos lados. Por ejemplo, frente al cementerio municipal de Petoa, Santa Bárbara, hay cientos de bloques de cemento, apilados al lado de un bulto de arena, materiales con los que el patronato local se propone terminar el muro perimetral del camposanto. En esa obra, hay 800 bloques donados en el 2022 por el congresista Cristian Hernández, un joven de 32 años, hijo de quien ha sido alcalde por seis períodos en San José de Colinas, Amable de Jesús Hernández.
Amable es una figura de poder en Libre; fue alcalde de Colinas desde 1998 al 2022, cuando fue nombrado como director del Instituto Nacional de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados y Funcionarios del Poder Ejecutivo (Injupemp), pero según dicen en Colinas, sigue manejando la alcaldía desde las sombras. Esta influencia le permitió a su hijo instalarse en el Congreso y ahora busca un segundo período como congresista. Cristian, al igual que la mayoría de diputados oficialistas, ha recibido millones en subvenciones del Congreso Nacional, de acuerdo con algunas publicaciones de los diputados en las redes del Partido Libre.
Para Betty Vásquez, directora del Movimiento Ambientalista Santabarbarense (MAS), en las calles se observa que «hay demasiada plata, un candidato a diputado también de Libre, expresó que está sorprendido por la publicidad que tiene Cristian para salir de diputado. Ha hecho de todo, ha regalado computadoras, techos y pilas, en las aldeas de Santa Bárbara».
La campaña de los diputados oficialistas en Santa Bárbara es ostentosa. Cientos de vallas se extienden por todo el departamento, pero no solamente hay publicidad, han entregado beneficios de las formas más diversas posibles.
Por ejemplo, en el barrio Las Brisas de la aldea La Vega, municipio de San Francisco de Ojuera, donde vive Hilda Matute, mujer menuda, sonriente y amable. Su casa está a unas dos horas de la cabecera municipal y se llega por una carretera de tierra. En la casa de Hilda hay una pila construida con materiales comprados con subvenciones.

A ella le entregaron cemento, arena y bloques. La mano de obra la pagó ella. «Yo no tenía pila. En ese balde juntaba agua», dijo mientras señalaba un viejo recipiente. Ahora tiene una pila, con pocos detalles estéticos, pero rebosante de agua bajada de la montaña Los Cedros. Cada dos días tiene que lavarla, porque el agua, aunque viene de un punto muy alto de la montaña, extrañamente trae lana y otras impurezas.
Mientras conversamos en el estrecho patio de Hilda, cuya casa está a la par de una ladera, recuerda que hace dos años también fueron a tomar una minuta para repararle el techo, «pero fíjese que eso no ha salido», nos dijo en forma de queja. Le prometieron láminas de zinc, e Hilda tenía que comprar la madera: «Metimos la solicitud y nada. Mire que mandé a sacar la madera y se pudrió por estar esperando».
En San Francisco de Ojuera, el apoyo de los diputados se canaliza a través de la municipalidad, dirigida por José Luis Hernández de Libre. El alcalde, a quien le dicen «Chechito», recibe los fondos de los diputados y asegura que compra al por mayor materiales para ayudar a los habitantes de su municipio con pilas, techos u otros beneficios.
«Teníamos bloque hasta allá (y hace ademán largo con su brazo) para pilas, y son 1,300 proyectos de techos por parte de los diputados», dijo Chechito, quien aclaró en un par de ocasiones que no todos los congresistas habían colaborado, ya que algunos estaban «cortados» en San Francisco de Ojuera.
«Ahorita vienen 900,000 lempiras por parte de Edgardo Casaña y su suplente en compra de aluzinc, lo que nosotros hacemos es que compramos por mayoreo, y después escogemos las prioridades entre las solicitudes que tenemos», dijo el alcalde, quien aseguró que en su pueblo «no existe la corrupción, no hay manera que usted pueda señalarme», y presumió de que tiene los proyectos más baratos del país porque es un negociador nato y no le pide «porcentajes o mordidas a nadie».

Hernández presume de no aceptar corrupción en su administración, pero no tiene ningún problema en dar trámite a las gestiones del diputado Edgardo Casaña, quien en julio de 2022, apareció en la Lista Engel emitida por Estados Unidos, que señala a personas por corrupción y socavamiento de las instituciones democráticas. En el caso del diputado Casaña se le señala por corrupción significativa en el Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (Inprema), donde se le acusa de destinar más de cinco millones de dólares para beneficiar a aliados políticos y de esta forma asegurar votos.
Bloques y fiestas
Desde el oficialismo, la narrativa es que las subvenciones se manejan con transparencia, pero lo cierto es que hay muchos y serios vacíos en la información brindada. En principio, ni siquiera se tiene la cantidad exacta que ha sido gestionada por los diputados, pero en el presupuesto general de los años 2023, 2024 y 2025 se aprobó un fondo de 950 millones de lempiras destinados a la ejecución de proyectos de infraestructura menor y obras sociales, de los cuales 6.5 millones están disponibles para que cada congresista gestione proyectos en su departamento a través de las municipalidades o de distintas Secretarías de Estado.
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Lo cierto es que hay dinero para una diversidad de actividades. Por ejemplo, en Petoa, Santa Bárbara, el diputado Cristian Hernández entregó al patronato de la comunidad fondos para comprar 800 bloques destinados a la construcción del cerco perimetral en el cementerio central de ese municipio. Eso fue en el 2022, pero hasta febrero de 2025 la obra no había sido concluida, por lo que frente al camposanto hay cientos de bloques y cargas de arena.

El presidente del patronato de ese municipio, Donaldo Amaya, manifestó a Contracorriente que otro apoyo que recibieron de congresistas fue el acompañamiento que hicieron Angélica Smith, Edgardo Casaña y Sergio Castellanos para lograr la construcción de la escuela y el colegio, edificios en los que se invirtieron, según sus propias estimaciones, casi 10 millones de lempiras.
Amaya manifestó que a su juicio Petoa es uno de los municipios más atrasados de Santa Bárbara, aunque se encuentra a solo 45 minutos de San Pedro Sula, la segunda ciudad en importancia del país. El dirigente comunitario manifestó que él no tiene partido, pero achacó el retraso de su pueblo a los 20 años del gobierno del Partido Nacional. No ocultó su esperanza de que en las próximas elecciones esto cambie y Libre se mantenga en el poder a nivel central, porque él cree «que en las municipalidades de Libre han ayudado más».
Con las subvenciones también se han reportado compras de equipo tecnológico para hospitales. Visitamos el Hospital Santa Bárbara Integrado, ubicado en la cabecera departamental, donde diputados del oficialismo reportaron donaciones. La secretaria del Congreso, Angélica Smith, y el diputado Ángel Reyes Aguilar, reportaron por separado la compra de un aire acondicionado para las salas del hospital, mientras que el suplente Juan Ángel Lanza publicó en sus redes la compra de un electrocardiógrafo, un aparato que capta, registra y amplía la actividad eléctrica del corazón.
En el centro hospitalario conversamos con su directora Francia Madrid, a quien le consultamos si tenía registrado las donaciones de los aparatos antes mencionados y en primera instancia dijo que no. Afirmó que en el hospital solo había seis electrocardiógrafos y ella no se había enterado de dicha donación, ni la de algún aire acondicionado, a pesar del cargo de subdirectora que ostentaba cuando se reportaron.
Expresó que había recibido aportes de Angélica Smith, Cristian Hernández, Edgardo Casaña y Sergio Castellanos en la realización del Patepluma Running, una carrera que se organiza desde el 2022 para recaudar fondos y cubrir algunas necesidades del hospital; la primera fue para comprar insumos destinados a la sala de trauma y ortopedia, mientras que la edición de este año es para construir un cuarto quirófano.
Dijo que incluso se realizaron «actividades para poder comprar los aires acondicionados, tuvimos que sacar fondos de lo que se había recaudado para la sala de ortopedia para comprar unos aires que se dañaron».
La doctora Madrid no recordaba la donación de un electrocardiógrafo, que tiene un valor aproximado de 150,000 lempiras, aunque en ese entonces ella era la encargada de la parte médica. «Los que tenemos se han obtenido con fondos nuestros, después tenemos dos que fueron donados por la Secretaría de Salud», aseguró. Sin embargo, un par de horas después nos envió un mensaje de texto confirmando que el hospital sí había recibido la donación el 1 de mayo de 2022.

Esta dinámica evidencia una duplicidad de esfuerzos, pues hay un diputado gestionando compras para la Secretaría de Salud, aunque los mecanismos para dichas adquisiciones ya están estipulados en la institución, que en 2024 contó con un presupuesto de 28,300 millones de lempiras.
En la comunidad de Nueva Esperanza, en el municipio de Concepción del Sur, pasa algo similar. El diputado Sergio Castellanos donó los materiales para pintar la escuela Dionisio de Herrera y también hizo lo mismo en la escuela José Trinidad Cabañas, de la aldea La Cuchilla en Petoa, Santa Bárbara. Visitamos ambas escuelas y en las dos confirmaron que habían recibido dicho apoyo.
Aunque el beneficio llegó, la duplicidad de esfuerzos persiste, condicionada por la búsqueda de votos por parte de los diputados. La Secretaría de Educación tiene asignados 43,600 millones de lempiras, que es el presupuesto más robusto de todas las Secretarías. Además, el Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) se ha dedicado a la reparación de escuelas. Según datos oficiales, este gobierno ha reparado más de 5,500 escuelas.

Elvin Hernández, sociólogo e investigador del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (Eric-SJ), considera que esos fondos otorgados a los diputados para hacer obras son la «máxima distorsión de un poder del Estado», ya que el Congreso Nacional tiene como función emitir leyes y revisar aquellas normas que ya no responden a la ciudadanía.
«Digamos que actualizar el marco jurídico que tiene la institucionalidad en Honduras, esa es la función fundamental», dijo el sociólogo, y luego se preguntó: «¿Entonces qué hace un diputado manejando fondos y entregándolos para reparar carreteras, si para eso hay una Secretaría de Infraestructura y Transporte? ¿Qué hace entregando medicamentos, si hay una Secretaría de Salud? ¿Qué hace un diputado traficando con plazas en el magisterio cuando hay una Secretaría de Educación?».
¿Cómo funciona el clientelismo?
Nuestro vehículo avanza por una carretera que conecta la cabecera municipal de San Francisco de Ojuera con la aldea La Vega. La vía se encuentra en buen estado y avanzamos sin contratiempos rumbo al lugar. Días antes del 18 de febrero, el candidato nacionalista Nasry Asfura estuvo en una comunidad cercana, y aún quedan afiches del recibimiento que tuvo.
Olvin Ramos es un activista de Libre en La Vega, y asegura que lo que ellos quieren conseguir con las ayudas de los políticos es «un puente hamaca», en la misma comunidad donde el alcalde José Luis Hernández, «Chechito», construyó dos pequeños puentes para evitar que parte de la comunidad quedara incomunicada cuando arrecian las lluvias.
En esa aldea, cuya población en su mayoría es nacionalista, se han construido cientos de pilas como la que tiene Hilda en su patio, y Olvin dice que van a construir más. Sostiene que está gente ya está anotada y que el alcalde le ha dicho que «le den parejo, que sea a quien lo necesite y me dijo que no preguntara por color».
Y Chechito ya tiene más beneficios listos para entregar. Ha conseguido 150 techos que planea entregar previo a las elecciones primarias del 9 de marzo de 2025: «Yo le digo, es que soy bien drástico en la toma de decisiones, soy delicadísimo. A los diputados les digo que vengan aquí a proponernos, que en este pueblo no existe la corrupción», expresó.
Destacó que en su pueblo se han construido 783 pilas, cientos de techos e incluso casas de habitación, aunque olvidó mencionar que algunas de esas casas fueron gestionadas por Aldea Global, según un afiche pegado en la puerta de dos viviendas que visitamos en la zona.

La presidenta Xiomara Castro, ministros y otros funcionarios, al igual que el alcalde de San Francisco de Ojuera, aseguran que esta administración entrega los beneficios sin preguntar filiación política. Sin embargo, una persona de San Francisco nos aseguró que tenía amigos nacionalistas que estaban en una encrucijada, pues a ellos les han ofrecido un bono, pero deben ir a votar a la urna de Libre en las primarias, y si votan en la «urna nacionalista, no logran el bono».
Chechito mencionó que, aparte de una «barbaridad de techos» que están listos para entregar, pronto recibiría en la bodega municipal 1,300 bolsas de cemento para seguir entregando materiales para pilas y construcción de pisos: «En una aldea llamada San Isidro, colocamos pavimento en una calle de difícil acceso. Ahí hay 73 casas y les entregamos pilas a toda la comunidad, sin distingo de colores».
En todo ese discurso político el objetivo primordial es conseguir votos. En tiempo de procesos electorales, los políticos van por todo el país dando abrazos, y en el caso de los que tienen subvenciones, regalando beneficios pagados con dinero del Estado. «Mi disciplina es con el pueblo, soy Libre a morir, pero el hecho que sea del partido no quiere decir que alguien me va a decir qué hacer. Aquí se le da la marca a quien se la gana», sostuvo Chechito.
Además, aseguró que en varios municipios de Santa Bárbara se ha forjado una alianza para lograr representación en el Congreso Nacional basada en la reciprocidad: «Establecimos una nueva forma de hacer política. Tenemos una alianza con El Naranjito, Protección y San Luis porque ellos tienen intereses. Si Amable quiere que apoyemos a Cristian, entonces debe respaldarnos aquí», manifestó.
El bastión de Amable de Jesús Hernández es San José de Colinas, donde lleva 24 años en el poder. Aunque no se presentará en las próximas elecciones, una fuente anónima aseguró que terminará siendo candidato de Libre y volverá a ganar la alcaldía.
Desde esa alcaldía se construyó la plataforma para que el hijo del cacique, Cristian Hernández, de 32 años, lograra un escaño en el Congreso Nacional. Actualmente, es uno de los legisladores con mayor inversión en campaña, evidenciado, por ejemplo, en los 536,000 lempiras que entregó a inicios de 2025, junto a su suplente Ivin Fonseca a familias en situación de pobreza.
En San Nicolás, la alcaldesa Carmen Alicia Paz también se mostró contenta con el joven congresista, destacando que se ha «proyectado con familias que lo necesitan» y donó ocho computadoras al Instituto Rafael Pineda Ponce para la carrera de Bachillerato en Computación, por lo que le agradeció el respaldo recibido.
Otro apoyo indirecto a la campaña del hijo de Amable de Jesús Hernández es la gran inversión realizada por el Estado en San José de Colinas, donde se remodeló el estadio de fútbol por un valor de 23 millones de lempiras, se construyó una cancha multiusos y también se abrió el Hospital del Ojo, que cuenta con médicos cubanos, al que asisten personas de todo Honduras. Además, según testimonios de los habitantes de la comunidad, el Injupemp se ha convertido en una importante fuente de empleo para los colineños.

Durante los gobiernos de Juan Orlando Hernández, la desaparecida Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social (Sedis) se convirtió en una gran plataforma de clientelismo y para los diputados también estaba disponible el fondo departamental.
Para el sociólogo Elvin Hernández «no hay ninguna diferencia entre cómo lo entendió el Partido Nacional en 12 años y como lo entiende Libre en este período, las mismas prácticas del clientelismo político hoy se están viendo con mayor naturalidad. Son prácticas donde el gobierno deja de ser gobierno y se convierte en una plataforma electoral, especialmente en el año político electoral, y así el partido de gobierno puede aprovechar estos recursos para hacer campaña y asegurar el poder cuatro años más».
«Esa es la lógica que uno vio en el Partido Nacional y actualmente, no se ve alguna diferencia en los que hace Libre y eso tiene que ver con la clase política, en cómo se entiende la administración pública desde los partidos políticos», afirmó Hernández.
San Nicolás y sus subvenciones
Al preguntarle a Sergio Castellanos, diputado de Libre en Santa Bárbara que busca reelegirse como cabeza del movimiento Somos Más, qué hace la diferencia entre las subvenciones ahora y el fondo departamental que ellos desde la oposición tanto criticaron, se defiende diciendo que «la primera es que se liquidan, son transparentes».
Y esto no es cierto, pues si bien Castellanos y otros diputados publican en sus redes sociales algunas de los rubros en los que dirigen esos fondos, lo cierto es que el Congreso Nacional es hermético con los detalles de las subvenciones, no se publican en los portales de transparencia y tampoco responden las solicitudes de acceso a la información.
No dio una segunda razón, aunque nos explicó que los fondos entregados por el Congreso se ejecutan en ayudas personales, medicinas, ataúdes, reparaciones menores para casas y decenas de cosas más: «Para cuestiones educativas, por ejemplo, ahorita yo compré como 70 mil lempiras en útiles escolares para los niños».

Además, dice, hay escuelas que le solicitan ayuda para comprar un ventilador, una computadora u otro tipo de equipo que ayude a los niños. Expresó que él prefiere hacer actividades masivas, por ejemplo, en la época navideña realiza la «caravana del juguete».
Castellanos cuenta que el año pasado compró más de 200,000 lempiras en juguetes: «Yo me visto de San Nicolás (Santa Claus) y en cada municipio escogemos dos comunidades para llevar juguetes. Siempre la gente critica al que hace y al que no hace, algunos dicen: “¿este por qué se viste de San Nicolás?”».
Castellanos cree que para los niños y las niñas es más importante un juguete que un tamal: «El juguete lleva alegría al alma y posiblemente sea el único juguete que reciba, y con ese se va entretener uno o dos meses, el tamal se lo comerá hoy, mañana va a tener hambre de nuevo», sostuvo el diputado.