A 70 años de lograr el voto, las mujeres en Honduras enfrentan un avance de la propaganda antiderechos y violencia política

Setenta años después de conquistar el derecho al voto, las mujeres hondureñas aún enfrentan profundas desigualdades estructurales y violencia política que limita su participación democrática. A pesar de que se han presentado leyes para  frenar todos los tipos de violencia, incluida la del ámbito político, estas continúan sin ser discutidas en el Congreso Nacional. Mientras tanto, los discursos de la extrema derecha y ultraconservadores, así como la propaganda influenciada por el presidente Donald Trump en Estados Unidos, resuenan en la propaganda política  para estas próximas elecciones.

Texto: María Celeste Maradiaga
Fotografías: Fernando Destephen

La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos marcó una influencia directa en la retórica política en Honduras. «Un país democrático y con una economía consolidada, no como las burdas ideologías que pretenden vender quienes nos gobiernan. Felicidades al Presidente, Donald Trump», escribió en sus redes sociales Iroshka Elvir, diputada y precandidata a la reelección ahora por el Partido Liberal. 

El mensaje de la congresista, quien además está lanzando su candidatura para ser reelecta en el Congreso Nacional, esta vez por el Partido Liberal, despertó el rechazo de la población, que está en contra de las políticas antiinmigrantes del mandatario norteamericano, lo que desencadenó una ola de insultos hacia la precandidata.

El presidente Donald Trump se juramentó como presidente de los Estados Unidos el pasado 20 de enero, y desde ese día ha girado una serie de órdenes ejecutivas que atentan en contra de las poblaciones minoritarias y en condición de vulnerabilidad dentro y fuera de los Estados Unidos. En materia de género, Donald Trump también ordenó que en Estados Unidos se establezcan solamente dos géneros, el femenino y masculino, en un intento de borrar la diversidad sexual en el país. 

Aunque en cuanto a los derechos sexuales y reproductivos aún no ha realizado alguna acción, en tiempos de campaña Trump se posicionó en favor de la prohibición del aborto en Florida. Además, en enero del año pasado, un jurado falló a favor de la escritora E. Jean Caroll por haber sido víctima de difamación por parte de Trump desde 2019, cuando lo acusó de haber abusado sexualmente de ella en 1990, un caso por el cual el presidente Trump fue declarado culpable en 2023.

Para la feminista hondureña Jessica Isla, la llegada de Trump a la presidencia no solo influye en la propaganda que utilizan los políticos hondureños que van a elecciones, sino en el comportamiento de funcionarios actuales, quienes parecen replicar «discursos insultantes».

En Honduras, Iroshka Elvir no ha sido la única política que ha demostrado respaldo a Trump. Salvador Nasralla, precandidato presidencial del Partido Liberal, también ha realizado el baile característico de Trump con la canción YMCA, así como precandidatos al Congreso Nacional como Rashid Mejía por el Partido Liberal, y Kilvett Bertrand por el Partido Nacional.

«Mucha gente, contrario a lo que nosotras creemos, sí cree en Trump y cree que es la época dorada de los Estados Unidos y de América y que el hombre va a hacer cambios estratégicos (…) entonces ese es el peligro al que se enfrenta Libre, que tiene mucho en las bases y que ojalá  las bases lo salven (al partido), pero la gente de la ciudad, que es cada vez más, tiene ese malestar de promesas no cumplidas y acordémonos que Libre ganó, sí, por un voto masivo popular, pero también por un voto de castigo para los nacionalistas», apunta Jessica Isla.

Explica, además, que toda esa masa crítica, en especial la de la juventud hondureña, podría verse orientada a ese lado conservador «solo por ver un cambio», lo que ella considera como un peligro real para las próximas elecciones. Como ejemplo de esto coloca a Rashid Mejía, una figura predominante en redes sociales y actual precandidato al Congreso Nacional por la corriente de Salvador Nasralla en el Partido Liberal, quien promueve posturas conservadoras en sus redes sociales.

Un gobierno que tampoco responde a las mujeres

Pero, de acuerdo a analistas y a organizaciones de mujeres, el gobierno de la primera mujer presidenta, Xiomara Castro, tampoco ha mostrado voluntad en la promoción de políticas públicas y avances para garantizar la igualdad de condiciones y la erradicación de violencia hacia las mujeres en Honduras, como lo había prometido en su plan de gobierno y durante la toma de posesión.

Concentración política de Libertad y Refundación (Libre) en los alrededores de la Casa Presidencial. Tegucigalpa, septiembre de 2024. Foto CC/ Fernando Destephen.

Un ejemplo de esto es el veto de la presidenta Castro a la Ley de Educación Integral de Prevención al Embarazo Adolescente en Honduras, la cual ya había sido aprobada en el Congreso Nacional. La presidenta argumentó que el veto era necesario porque el proyecto no había sido debidamente socializado con padres y madres de familia, después de que grupos religiosos y ultraconservadores salieran a protestar en contra del proyecto, argumentando que esta iniciativa trataba de implementar lo que ellos denominan como «ideología de género» en los niños y en las escuelas.

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Ana Cruz, directora de la Asociación Calidad de Vida, recuerda que en la realidad de violencia que viven las mujeres en Honduras lo político es relevante, pues a las mujeres no solo les resulta más difícil llegar a estos espacios, sino que también son más propensas a recibir ataques y violencia política.

Para el caso, la Ley Especial Integral Contra la Violencia a Mujeres, presentada en febrero de 2023, no se ha vuelto a discutir en el Congreso Nacional, mientras que en Honduras en 2024, según datos del Observatorio Nacional de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (ONV-UNAH), se registró una muerte violenta de una mujer por cada 38 horas con 5 minutos.

En esa misma línea, una propuesta de ley impulsada por mujeres políticas y organizaciones para erradicar la violencia política contra las mujeres sigue estancada sin llegar al pleno del Congreso Nacional, a pesar de los reiterados llamados a aprobarla con urgencia antes de las elecciones primarias previstas para marzo. 

Según el estudio «Impacto de la violencia política hacia las mujeres en Honduras», del Consorcio de Mujeres Unidas por Honduras (Comunh), la violencia política en razón de género se exacerba contra las mujeres en lo interno de los partidos durante las elecciones primarias, y es también la principal causa de que las mujeres renuncien o se limiten a participar como candidatas o ejercer un cargo público en el país. 

Además, señala que las mujeres jóvenes, indígenas, campesinas y garífunas no solo enfrentan violencia política, sino también acoso sexual dentro de sus propios partidos. Aunque el CNE cuenta con mecanismos para denunciar estas violencias, el estudio revela que la mayoría de las mujeres, especialmente en áreas rurales, desconocen su existencia. Además, quienes se atreven a denunciar suelen enfrentarse a un sistema que las revictimiza y no les brinda protección, perpetuando así la impunidad.

En otro estudio de este mismo consorcio titulado «Obstaculos y desafios para la participación política de las mujeres en condición de igualdad», se resalta que, en las elecciones del 2021, cuando se eligió a Xiomara Castro como la primera mujer presidenta de Honduras, el 45 % de los puestos en las corporaciones locales fueron ocupados por mujeres, producto del cumplimiento de la alternancia establecida en la Ley Electoral de Honduras, pero que en el caso del Congreso Nacional la representación de las mujeres solo es del 27 %, y que, de 258 municipios, solo existen 4 alcaldesas a nivel nacional.

Sin embargo, para Ana Cruz la representación de las mujeres en la política hondureña va más allá de un número, y está más orientada a la voluntad de cumplir con las demandas reales de las ciudadanas.

«Todo el gobierno está permeado de machistas y de mujeres machistas, donde no hay educación, no hay capacitación, y por más que digan que hay unidades de género en todos lados, de nada sirve. El acoso sexual en este gobierno como que se ha incrementado, y no quieren que hablemos», dice Ana Cruz. A su vez compartió una experiencia en la que una ministra le envió un mensaje de texto rechazando unas declaraciones que había dado sobre los feminicidios y muertes violentas en Honduras. «Me escribió la ministra y me dijo: “de donde menos lo esperaba”; óigame, o sea que nos quieren cerrar la boca también, es terrible, no se puede decir nada en este Gobierno».

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Cruz señala que para estas próximas elecciones primarias las opciones para las mujeres no parecen prometedoras; más bien, opina que no existe una diferencia entre los candidatos y candidatas en cuanto al conservadurismo que todos promocionan.

«Yo no veo un panorama en el que nosotras podamos escoger a una mujer, porque ahora están mujeres conservadoras, mujeres con delitos, mujeres que no respetan la ley, señaladas por corrupción, por todo. Entonces, ahora es horrible lo que nos va a pasar a las mujeres porque no tenemos representación, y si es de los hombres van hombres abusadores, hombres corruptos, ligados al narcotráfico», indicó.

Estructuras cooptadas por los hombres y desacreditación a la presidenta

La designada presidencial Doris Gutiérrez, una abogada que ha incursionado en la política hondureña por décadas, califica como un hecho histórico que por primera vez se tenga a una presidenta al frente de Honduras, pero señala que aún existen muchos desafíos para poder cumplir las deudas que tiene el Estado con las mujeres.

La designada presidencial Doris Gutiérrez en su despacho en el Centro Cívico Gubernamental. Tegucigalpa, enero de 2025. Foto CC/ Fernando Destephen.

«Hay que entender las limitaciones que tenemos las mujeres en espacios de poder, no es fácil, porque hay que enfrentarse a grupos muy poderosos que tienen mucha influencia en la ciudadanía», señaló Gutiérrez. En ese sentido, añadió que la presidenta también ha sido atacada y desacreditada, más que otros gobernantes del pasado.

María Elena Méndez, socia fundadora del Centro de Estudios de la Mujer de Honduras (CEM-H), también señala la narrativa de descalificación a la presidenta como uno de los desafíos que ha enfrentado la administración actual.

«Por ejemplo, yo no he escuchado, a pesar de que tuvimos un presidente vinculado al narcotráfico, todo el desprecio y la descalificación que hacen con la actual presidenta actual», dice la investigadora.

Sin embargo, según Méndez, desde el poder ejecutivo las mujeres deben realizar estrategias y alianzas que vayan más allá de sus partidos, y que no obedezcan al caudillismo de los hombres dentro de los mismos.

En ese sentido, para la investigadora es crucial que la presidenta rompa con estos esquemas y pueda dirigirse a la población con más autonomía, no solo con más mujeres en su gabinete, sino con asesoras que también puedan estar en los círculos de poder donde prevalecen los hombres.

A 70 años de haber conquistado el derecho al voto, las mujeres en Honduras siguen enfrentando el desafío de poder optar y ocupar espacios de poder, de ser incluidas en los planes de gobierno de los candidatos a elección popular y de exigir que esas promesas se traduzcan en acciones concretas.

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