La Secretaría de Defensa se niega a dar información de los costos del tratamiento que el presidente Juan Orlando Hernández presuntamente recibió después de su ingreso al Hospital Militar el 17 de junio de 2020. Esto se da después de que información oficial obtenida por Contracorriente indica que no había un resultado positivo por COVID-19 al momento de que se anunció su infección.
Texto y fotografía: Fernando Silva
Ante la información oficial que indica que el presidente Juan Orlando Hernández no tenía una prueba positiva de COVID-19 en su fecha de ingreso al Hospital Militar, este medio solicitó información sobre el costo que había requerido el tratamiento que presuntamente recibió. Sin embargo, la Secretaría de Defensa denegó la solicitud y justificó que no podían dar la información en cumplimiento del «acuerdo al art. 3 Literal 7 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, que hace referencia a los datos personales confidenciales como ser los relativos al estado de salud, físicos o mentales, el patrimonio personal o familiar y cualquier otro relativo al honor, la intimidad personal, familiar o la propia imagen».
Dicho argumento fue utilizado por la Secretaría de Salud en la solicitud de información que realizó Contracorriente en junio de 2020 para poder acceder a los resultados de las pruebas del presidente y que cinco meses después resultó en el dictamen USL-356-2020 que provocó la emisión de la resolución del pleno de comisionados del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP), en el que se ordenaba «la entrega de forma inmediata y en el formato que se encuentre disponible la información solicitada», especificando que se determinó como consentimiento las declaraciones públicas realizadas por Hernández.
Los antecedentes de este nuevo caso de ocultamiento de información se remontan al miércoles 17 de junio, cuando el presidente hondureño ingresó al Hospital Militar después de anunciar que, junto con su esposa, Ana García Carías, recibieron el diagnóstico positivo por COVID-19 en pruebas de laboratorio. Según un comunicado de la oficina del despacho presidencial la prueba positiva era una PCR. En ese sentido el doctor Francis Contreras, vocero del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), mencionó que el ingreso se hizo como precaución ante el resultado de los exámenes que supuestamente detectaron «infiltrados leves en sus pulmones».
El presidente pasó 16 días en el Hospital Militar, un centro de atención médico que recibe el 6 % del salario de los afiliados —miembros activos y retirados de las FF. AA., policía civil y empleados del Instituto de Previsión Militar— y fondos públicos a través de la Ley de Presupuesto General de Ingresos y Egresos a la Secretaría de Estado en el Despacho de Defensa Nacional.
Desde la fecha del anuncio de la prueba positiva y la hospitalización hubo escepticismo principalmente expresado por los opositores del Gobierno, entre ellos el expresidente Porfirio Lobo que manifestó en una entrevista radial que todo era parte de un circo y que incluso ese anuncio podría ser un plan del mandatario para fingir su propia muerte. En ese momento el diario estadounidense Los Angeles Times escribió en su página web que «no hay evidencia de que Hernández esté inventando su enfermedad o planeando fingir su propia muerte. Pero el hecho de que tales teorías hayan ganado tanta fuerza subraya cuán profundamente dividida se encuentra esta pequeña nación centroamericana, y cuánta legitimidad ha perdido Hernández».
Mientras se mantuvo en hospitalización, Hernández participó en un conversatorio virtual con productores agrícolas y sancionó una reforma a la Ley de Auxilio al Sector Productivo que declaraba una prórroga en la declaración tributaria de pequeños empresarios. Hernández se ausentó de sus labores de manera presencial al estar hospitalizado, sin embargo, no delegó sus funciones a un designado presidencial, en medio de una emergencia sanitaria.
Finalmente, el 2 de julio Hernández recibió el alta hospitalaria y dijo en conferencia de prensa al salir del Hospital Militar: «hemos superado una prueba más que la vida y Dios nos han dado, estoy feliz por este momento», y cerró afirmando que «de la mano de Dios, ¿quién dijo miedo?». Ese día se reportaron 49 muertes a causa del virus a nivel nacional.
Las contradicciones del gobierno sobre los resultados de la prueba
«Yo por tirármela de médico decidí pensar que mis síntomas eran de dengue y esperé tres días, llegué tarde al hospital y porque Dios es grande estoy hablándoles aquí», dijo Hernández en conferencia de prensa el pasado jueves tras la vacunación de la enfermera Soraya Ortega, primera inmunizada contra la COVID-19 en Honduras.
«Ahorita que los estaban inyectando, recordaba las seis inyecciones diarias que me ponían alrededor del ombligo y salí todo lleno de moretones, pero fue porque llegué tarde y la primera PCR me salió negativa hasta que un médico me dijo que me hiciera una placa de los pulmones y allí estaba la prueba», agregó Hernandez. Esta es la primera vez que el presidente admite haber tenido un resultado negativo en la primera prueba que se realizó. Sin embargo, sigue sin esclarecer el motivo por el que anunció que la prueba era positiva en primera instancia.
Según el documento entregado por la Secretaría de Salud, Hernández se realizó la prueba Reacción en Cadena de Polimerasa-Transcripción Inversa (RT-PCR) para la detección del virus en dos ocasiones, la primera el 15 de junio tomada en el Hospital Militar y resultó negativa. A esta prueba es a la que se habría referido el presidente en sus declaraciones del 16 de junio, donde afirmó que «durante este fin de semana comencé a sentir algunos malestares y hoy se me ha diagnosticado que he sido contagiado de COVID-19».
La segunda prueba realizada por el Hospital Militar y procesada por el Laboratorio Nacional de Virología, según el informe, se hizo el 19 de junio, cuatro días después del resultado que había dado negativo, mientras Hernández permanecía hospitalizado. Esta sí obtuvo un resultado positivo.
Ante la información oficial obtenida por Contracorriente, la directora del Laboratorio Nacional de Virología, Mitzi Castro, manifestó en el noticiero TN5 estelar que no hay incongruencias en los resultados de las pruebas realizadas al presidente porque es normal que una persona salga negativa en una prueba PCR y positiva en la siguiente, pero no explicó por qué el presidente anunció tener el virus el 16 de junio sin una prueba positiva.
«El 15 de junio probablemente su carga viral no estaba detectable según la técnica que tenemos en Honduras, luego se sigue sintiendo mal, no sé qué día ingresó al Hospital Militar y el 19 le toman una muestra donde resultó positivo. Entonces allí su carga viral ya era detectable, yo lo que no entiendo es porque dicen que hay incongruencias en eso», aseguró.
En un caso similar, Yani Rosenthal, precandidato presidencial y exconvicto en Estados Unidos, anunció el pasado 7 de febrero que uno de sus colaboradores había resultado positivo por COVID-19 por lo que haría cuarentena a pesar de tener un resultado negativo en RT-PCR y esperaría los resultados de una segunda prueba.
Para entender las razones por las que el presidente anunció un resultado positivo sin realmente tenerlo, Contracorriente solicitó una respuesta oficial del presidente a través de la Secretaría de Comunicación y Estrategia, sin embargo, Luis Suazo, ministro de dicha institución dijo que enviaría información de conocimiento público en la que el presidente dijo haber resultado negativo en la primera prueba de laboratorio. Dicha información nunca fue remitida a este medio y contradice los comunicados emitidos por diversas instancias de gobierno en el tiempo del anuncio.
En ese caso, el 18 de junio de 2020 el neumólogo Tito Alvarado declaró ante los rumores de que el presidente no tenía un resultado positivo que «fue una prueba rápida que le hicieron antes de ingresar al Hospital Militar, entre sábado y domingo, y cuando solo tenía unos cuatro días de haber iniciado su problema». Sin embargo, esta versión también contradice la información oficial del documento entregado por la Secretaría de Salud que confirma que fue una RT-PCR la que se le realizó al presidente.
Siguiendo las instancias de transparencia en el Gobierno, Contracorriente solicitó en varias ocasiones una entrevista con la recién nombrada ministra de la Secretaría de Transparencia, María Andrea Matamoros, sin embargo, aunque se programó una entrevista para el pasado 19 de enero, fue el encargado de comunicaciones de dicha secretaría, Yerry Carbajal, quien se encargó de cancelar y prometer una nueva fecha que nunca se concretó a pesar de las llamadas insistentes de este medio.
Otra de las dudas que surgían ante el documento brindado por la Secretaría de Salud era que ambas pruebas tenían el mismo código de muestra, ante esto el doctor Gilberto Nodarse del Laboratorio Nacional de Virología aseguró que todo era parte del anterior procedimiento de etiquetado en el que a cada persona le asignaban un mismo código sin importar la cantidad de muestras que ingresara al laboratorio, esto cambió con el tiempo debido a diversas confusiones y ahora se asigna un código diferente a cada muestra procesada sin importar que sea el mismo individuo.
Los privilegios del presidente
Alejandra, de la ciudad de Tegucigalpa cuenta que en el periodo de más de 20 días en los que su esposo ha estado ingresado en el Hospital del Tórax, un centro asistencial público que se especializa en enfermedades cardiopulmonares, ha gastado un aproximado de 30,000 lempiras (1200 dólares) en el tratamiento que incluye medicamentos y otros exámenes que aunque el hospital es público no están incluidos en la atención.
Cuenta que ellos son afortunados porque además su esposo ha trabajado por mucho tiempo en el sector de las organizaciones no gubernamentales que promueven reformas en el sistema sanitario y que en particular él ha luchado por la no privatización de la salud en Honduras por lo que ese trabajo les permitió tener contactos para encontrar un cupo disponible en el hospital.
«Una persona que no tiene contactos, a lo que puede aspirar es a que lo traten de estabilizar en un centro de triaje, que lo regresen a su casa y que luego usted vea si puede aguantar», asegura Alejandra. En ese contexto el tratamiento del presidente sin duda tuvo mayores privilegios que los que reciben a diario los ingresados por COVID-19 en los diversos centros asistenciales del país.
Según una fuente protegida al interior del Hospital Militar, Hernández fue atendido por un médico externo a ese centro asistencial contando solo con el apoyo del personal sanitario interno para tareas de monitoreo y seguimiento del tratamiento indicado. Además, información publicada por Radio Progreso indica que en abril del año pasado el Hospital Militar hizo la compra de cuatro ventiladores mecánicos pulmonares por un costo de 7.2 millones de lempiras a Imlab Farmacetica S. de RL.
Contracorriente seguirá el proceso estipulado por el Instituto de Acceso a la Información Pública ante el ocultamiento de la información por parte de la Secretaría de Defensa que indica el envío de un recurso de revisión para el análisis del caso y la posterior entrega de la información.