Texto y fotografías: Fernando Destephen.
En la colonia Betania de Comayagüela, Itzá Alvarenga y Heidi Alegría, integrantes del Comité de Emergencia Municipal (Codem), son las encargadas de monitorear los niveles del río Choluteca durante las alertas por lluvia y liderar evacuaciones preventivas. Durante la tormenta tropical Sara, que afectó al territorio hondureño entre el 15 y 18 de noviembre de 2024, colaboraron para llevar a 49 familias hacia la escuela Juan Guifarro López, donde se construyó un albergue temporal.
Sin embargo, actualmente las condiciones para refugiar a estas familias son precarias. Una sola aula es insuficiente para tantas familias, los baños no son adecuados y no hay cocina para poder preparar sus alimentos. La comida llega preparada, gracias a instituciones gubernamentales o donaciones particulares, pero el lunes 18 de noviembre, a la 1:30 de la tarde, Itzá y Heidi aún esperaban que alguien se acordara de ellas.
Las lluvias producto de la tormenta tropical Sara cesaron en Tegucigalpa, pero en esta ciudad profundamente vulnerable a los fenómenos climáticos, queda el recuento de daños y el desafío de que las personas albergadas en escuelas puedan regresar a sus hogares. Allí enfrentarán la incertidumbre: descubrir si sus pertenencias sobrevivieron, cuánto tiempo les llevará limpiar, y prepararse para evacuar nuevamente cuando la naturaleza vuelva a golpear.
En el Distrito Central, 350 personas han sido evacuadas hacia los 17 albergues habilitados, según explicó el ingeniero Julio Quiñónez, encargado del Comité de Emergencia Municipal (Codem). Uno de estos albergues, ubicado en la colonia Monterrey, acoge a 80 personas, y fue visitado el lunes 18 de noviembre por el alcalde Jorge Aldana y la presidenta Xiomara Castro.
Durante su visita, ambos funcionarios evaluaron las condiciones del lugar, pero no ofrecieron una solución definitiva para las personas albergadas ni para evitar el uso improvisado de escuelas como refugios en futuras crisis climáticas. En cambio, se limitaron a prometer apoyo en situaciones similares. «Quiero decirles a todas las personas que se encuentran acá que nosotros estamos apoyándolos y que vamos a seguir haciéndolo», expresó la presidenta Castro.
En otro lugar de la ciudad, igualmente vulnerable, Bessy Mendoza, vecina de la colonia Las Brisas, fue evacuada el domingo 17 de noviembre junto a 26 familias al centro comunal de su colonia. En ese espacio reducido, niños y adultos comparten baños mientras esperan la comida, ya que los albergues, muchas veces escuelas, carecen de instalaciones para cocinar.
Bessy sueña con la reubicación definitiva y que ya no haya asentamientos en estas zonas vulnerables. En colonias como Las Brisas y La Betania, las evacuaciones hacia albergues se repiten al menos una vez al año, un ciclo que, según Bessy, debe terminar para vivir en paz, sin el temor constante de perderlo todo.
Según la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias, la tormenta tropical Sara afectó a más de 200,000 personas en Honduras, con un total de 57,000 familias afectadas, 17,667 damnificadas y alrededor de 2,300 comunidades incomunicadas. Los daños incluyen 31 puentes dañados y 11 destruidos, 12 cajas puente dañadas y 14 destruidas, 58 carreteras dañadas y 5 destruidas, así como 42 pasos vehiculares inhabilitados, según la Policía Nacional. Además, se reportan cultivos arrasados, viviendas destruidas y cinco fallecidos.
Para el jueves 21 de noviembre se espera la llegada de un frente frío al país, lo que inquieta a Bessy, Itzá y Heidi. Si vuelven las lluvias, no saben cuándo podrán regresar a sus casas, pero sí tienen claro que por ahora la única opción es seguir durmiendo en una colchoneta sobre el frío suelo de una escuela, esperando que la lluvia cese y el río deje de ser esa amenaza constante que las pone en riesgo cada temporada de lluvia.