¿Educar para refundar? Niños reciben clases en escuela cubierta de plásticos y viejas láminas de zinc en El Progreso, Yoro

En condiciones antipedagógicas reciben clases 108 niños y niñas de la Residencial Las Minas, en El Progreso, Yoro. Ante el abandono estatal, la comunidad construyó una galera con palos de madera y zinc. Por gestión de líderes comunitarios, la organización no gubernamental Foundation for Education in Honduras (FEIH) les ha prometido construir cuatro aulas, pero el proyecto aún no arranca por la falta de atención de las autoridades estatales. 

Texto y fotografías: Allan Bu

El sol brilla imponente en la Residencial Las Minas, un asentamiento en El Progreso, Yoro, al norte de Honduras. El viento sacude los pedazos de plástico convertidos en las paredes de una casucha, construida con rollizos trozos de madera y viejas láminas de zinc. En ese lugar, sin ningún requerimiento mínimo para ser una aula, reciben clases unos 108 niños y niñas.

La escuela, donde tres maestras hacen hasta lo imposible para enseñar, se ubica a unos 15 minutos del casco urbano de El Progreso. Ahí, entre plástico y madera, hay pizarras llenas de letras con indicaciones y lecciones para los bulliciosos alumnos. Antes las clases se impartían en una casa deshabitada, pero tuvieron que dejarla cuando aumentó la matrícula. Los niños y niñas no podían soportar el calor. 

Entonces, madres y padres de familia decidieron construir la modesta escuela. Uno de los vecinos consiguió el camión con el que un grupo de personas voluntarias fueron a una montaña cercana a El Progreso para conseguir los postes de madera. Otras personas donaron láminas de zinc que ya no ocupaban, y consiguieron pedazos de plástico. «Fue bonito ver a los padres, la mayoría mujeres, buscando madera para construir esa galera para la escuela», nos dijo Suyapa Valenzuela, que es la presidenta del patronato de la comunidad. 

Dar clases entre tantas carencias es un reto adicional a uno más grande, que es enseñar.  «Doy las gracias a Dios por un nuevo día y luego suspiro porque sabemos que el lugar a donde vamos no es tan agradable ni para los niños ni para mí», dijo Moaly Banegas, directora de la escuela. Para ella es primordial que las tres docentes que trabajan allí vayan con buen ánimo y con toda la actitud, «para que ellos [los y las niñas] no se sientan mal». 

«El ánimo depende de cómo nosotros los docentes nos presentemos ante ellos y ellas; si estamos amargados, pues ellos tomarían esa energía. Así se olvidan de dónde están y conservan su alegría», manifestó la profesora. 

Durante las clases, los mosquitos y zancudos hacen más dura la estancia en la improvisada edificación. Además, hay que acomodarse en un lugar donde no lleguen los rayos del sol, que a veces pasan por las viejas láminas que las familias regalaron. 

Los niños y niñas de la Residencial Las Minas reciben clases en una galera construida por sus familias. El Progreso, Yoro, 9 de septiembre de 2024. Foto CC/ Allan Bu.

El año pasado, cada niño debía llevar una silla para sentarse, y algunos padres y madres consiguieron mesitas para sus hijos; sin embargo, la mayoría tenía que sentarse en el suelo. Por ello hicieron solicitudes de pupitres, y una fue atendida por la municipalidad de El Progreso; ahora ya tienen mobiliario escolar. 

Que en esta comunidad no haya escuela es extraño, porque este proyecto habitacional fue construido con fondos estatales en el segundo período de Juan Orlando Hernández. Se construyeron 200 casas destinadas a pobladores del bordo del Río Blanco en San Pedro Sula, quienes fueron reubicados para construir un puente en el bulevar entre la «Ciudad de los Zorzales» y Puerto Cortés. 

Hace cuatro años entregaron las viviendas, pero ni el gobierno anterior ni el actual han garantizado el derecho a la educación de estos niños y niñas. El proyecto no fue finalizado por la administración pasada, y Suyapa asegura que preguntó a autoridades de la Secretaría de Educación del nuevo gobierno por la construcción de un edificio para la escuela, y le respondieron que «no había presupuesto». 

El monto asignado a la Secretaría de Educación es el mayor en el Presupuesto General de la República, pues según los documentos oficiales sobrepasa los 40 mil millones de lempiras. De acuerdo con los datos publicados por la Secretaría de Educación, al final de 2024 este Gobierno habrá reparado 5,584 centros escolares. Sin embargo, aún quedarían unos 9,000 establecimientos educativos que necesitan reparaciones o remodelaciones, pues en el inicio de esta administración la Secretaría de Educación aseguró que en ese entonces más de 14,000 escuelas necesitaban reparaciones. 

#image_titleLa comunidad no ha encontrado respuestas en las autoridades y ha tenido que buscar la ayuda de organizaciones sin fines de lucro. El Progreso, Yoro, 9 de septiembre de 2024. Foto CC/ Allan Bu.

La burocracia estatal

El abandono no es lo único de lo que pueden quejarse los habitantes de Residencial Las Minas. Gracias a la gestión comunitaria se ha logrado conseguir los fondos para construir un edificio de cuatro aulas en un predio destinado para la escuela; sin embargo, la solicitud chocó de frente con la burocracia estatal.

Desde hace unos cuatro meses, The Foundation for Education in Honduras (FEIH por sus siglas en inglés) tiene fondos preparados para la construcción de la escuela, pero esta organización necesita un documento que acredite la propiedad del terreno ante la Secretaría de Educación. A pesar de que el asentamiento es un proyecto gubernamental, después de cuatro años, los habitantes de la colonia no han recibido los documentos que los acreditan como propietarios. 

La FEIH es una organización fundada en el 2008 por ciudadanos estadounidenses que, después de vacacionar en Honduras, comenzaron a ayudar a familias de escasos recursos con comida, medicinas, juguetes y otros pequeños donativos. Ahora la organización ha construido 23 escuelas en distintos puntos del país. En estos proyectos, la comunidad debe aportar del 25 al 30 % en mano de obra. 

En Las Minas todo esto ya está contemplado, y para empezar a construir la escuela solo falta un documento que una institución del Estado (Secretaría de Finanzas) debe emitir a otra institución estatal (Secretaría de Educación). «No nos han dado el documento de tenencia del terreno. Es la traba que hemos tenido, porque ya todo está listo», sostuvo Suyapa, quien dice que en la «agilización» para obtener el documento están involucradas la Comisión Nacional de Vivienda y Asentamientos Humanos (Convivienda) y la Secretaría de Finanzas, a través de la Dirección Nacional de Bienes del Estado. 

Pese al discurso de austeridad, el Gobierno sigue gastando presupuesto en una agenda menos prioritaria que la educación de las próximas generaciones. El Progreso, Yoro, 9 de septiembre de 2024. Foto CC/ Allan Bu.

«Hace más de dos meses estamos solicitando el documento porque ya tenemos el apoyo de la Secretaría de Educación. Al principio no lo teníamos, ellos me habían dicho que es una escuela Proheco», sostuvo Suyapa. El Programa Hondureño de Educación Comunitaria (Proheco) nació en el año 1999 y ha sido utilizado por los Gobiernos como una estrategia para paliar las necesidades en comunidades y poblaciones postergadas. El objetivo es brindar cobertura donde no la tiene el «sistema regular», dice la descripción del programa en su sitio web, y requiere una participación comunitaria. Estos centros no tienen la misma atención que los denominados oficiales, e incluso el personal docente recibe salarios inferiores a los que tienen plaza en la Secretaría de Educación. Para que una escuela pase a ser oficial debe alcanzar una matrícula arriba de 150 niñas y niños, que en Las Minas todavía no tienen. Los pobladores sostienen que hasta ahora el apoyo que han tenido es de la FEIH y la alcaldía municipal de El Progreso, Yoro. 

Representantes del patronato fueron a las oficinas de catastro en la municipalidad progreseña y confirmaron que el terreno se encuentra a nombre de Finanzas. «Es un plumazo y hacen ese documento, pero no hay voluntad», dijo una madre de familia. 

Al preguntarle a Suyapa si la negligencia de un gobierno que incluso tiene como eslogan «educar para refundar» tiene que ver con celo político, ya que este proyecto habitacional fue construido por una administración nacionalista, respondió: «Es una buena pregunta y se la voy a responder. A mí no me dio casa el Gobierno, me la dio el Estado como ciudadana y hondureña con necesidad», dijo. 

El proyecto habitacional prácticamente ha quedado a la deriva. Algunos de los que recibieron casa no pudieron adaptarse a las nuevas condiciones de vida en la que tenían que pagar por los servicios e impuestos, pero la mayoría se quedó. Ahora tienen empleos y hasta han construido, dentro de sus posibilidades, una escuela. 

Los fondos de China

En marzo de 2024, los gobiernos de Honduras y China firmaron un convenio de cooperación económica y técnica de fondos no reembolsables por 6,800,000,000 lempiras, con el objetivo de intervenir la infraestructura y equipamiento de los centros educativos del país con necesidades, como el de Residencial Las Minas en El Progreso. 

En respuesta a una solicitud de información pública, el Gobierno informó a este medio que se han destinado 2,000 millones de lempiras a la reparación de infraestructura escolar para el año 2024. Explicaron que estos fondos son del Presupuesto General de la República y no corresponden a los mencionados en el acuerdo con China, que serán administrados a través de China International Development Cooperation Agency (Cidca) y son independientes de los que están disponibles para las municipalidades.

Cuando se firmó el convenio, el canciller de Honduras, Enrique Reina, indicó que una de las prioridades más importantes de la presidenta Castro «es la educación» y la inversión en la niñez, por lo que aseguró que el convenio suscrito ese día fortalecería el sistema educativo nacional. Reina detalló que Honduras recibirá, para poner en ejecución la primera fase del proyecto en educación, un primer desembolso de al menos 2,400 millones de lempiras.

«Históricamente, en un año (de elecciones) se está invirtiendo en la gente, se está invirtiendo en las niñas y niños, y en la educación; aquí la inversión más grande es la infraestructura social de Honduras, en este caso, la importancia que le da la presidenta Castro a las niñas, niños y jóvenes de Honduras de reactivar la educación y refundar Honduras», destacó el canciller.

En el Centro de Educación Básica de la colonia Gran Villa en Villanueva, Cortés, aparece radiante el eslogan «educar para refundar»; pero justamente en esa comunidad el filántropo japonés Shin Fugiyama se ha comprometido a construir dos aulas, ya que las que tiene el centro educativo son insuficientes, y algunos alumnos reciben clase debajo de un árbol. El Progreso, Yoro, 9 de septiembre de 2024. Foto CC/Allan Bu.

En contraste con lo expresado ese día por el canciller, el Gobierno de Xiomara Castro ha invertido casi 200 millones de lempiras para remodelar el Estadio Nacional de Honduras y 45 millones para cambiar la cancha del Morazán en San Pedro Sula; además, preparan un proyecto para los recintos de La Ceiba y Juticalpa, pero en tres años no han encontrado fondos para invertir 1.7 millones de lempiras para mejorar las condiciones de los niños en Las Minas. «La educación debería ser una prioridad», reclamó Suyapa.

«Mire, sobran las palabras», dice Suyapa, señalando las láminas sostenidas por madera que sirven de escuela a más de cien niños. La construcción de una escuela para Las Minas podría comenzar pronto, pero no será una obra del Estado.

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