Fotografías y texto: Fernando Destephen
Tegucigalpa es una ciudad que no es amigable ni para conductores ni para peatones. De acuerdo con el Sistema Estadístico Policial en Línea (SEPOL), entre enero y mayo de 2024 se registraron 2,234 accidentes de tránsito en el Distrito Central, lo que representa un aumento de 100 accidentes en relación con el mismo periodo en 2023. Además, según datos del Sistema Nacional de Emergencia 911, hasta abril de 2024 se reportaron unos 353 atropellamientos de peatones en la capital hondureña, casi tres atropellos diarios.
De acuerdo con las autoridades policiales, la principal causa de estos accidentes viales es la falta de educación vial tanto de conductores como de peatones: no mantener la distancia, no estar atento a las condiciones del tránsito, no respetar las señales viales y los cambios de carril. Además, el estado de embriaguez en conductores y las imprudencias de peatones contribuyen a esta problemática.
A esta situación se le suma que la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) mantiene varias vías cerradas o con el tráfico limitado a un carril debido a las construcciones. En un solo día, el viernes 10 de mayo se anunció la intervención para trabajos de rehabilitación de al menos 25 puntos en toda la ciudad, lo que provoca un caos en una ciudad con un parque vehicular de 757,917 vehículos, de acuerdo con el Instituto de la Propiedad, de los cuales la mitad son motocicletas.
Cada vez es más frecuente ver la ciudad colapsada por el tráfico. A veces, un alivio para los peatones y conductores es el personal de Ordenamiento Vial de la AMDC, que ordena el tráfico, permitiendo el paso de los peatones en las calles, ante la falta de puentes peatonales u otras alternativas para el cruce.
Un miembro de este personal es Alexis Hernández, encargado de supervisar a un grupo de agentes viales en uno de los puntos críticos de tráfico en la ciudad: el centro de Tegucigalpa. Alexis confiesa que ha recibido amenazas a las que solo responde con el silencio, para evitar confrontaciones. Muchas veces, estos agentes son víctimas de la carga emocional de conductores que explotan en medio del congestionamiento vehicular; algunos incluso han sido atropellados en sus jornadas laborales.
Por el momento, el gobierno central ha implementado algunas medidas para reducir el caos vehicular, como enviar a teletrabajo a los empleados públicos o cambiar los horarios del trabajo presencial, además de abrir zonas que se encontraban cerradas con portones. Sin embargo, ninguna de estas medidas ha logrado detener el congestionamiento. Mientras tanto, el Congreso Nacional aprobó el 14 de mayo una ley de educación vial que exige a la Secretaría de Educación implementar clases de educación vial en el nivel de educación media en colegios públicos y privados.
Representantes de la Asociación de Víctimas de Accidentes Viales explicaron que han tenido reuniones de trabajo con la Alcaldía del Distrito Central, la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNVT) y hasta con el Congreso Nacional, para analizar cómo reducir el tráfico y los accidentes viales en la ciudad. Sin embargo, los cambios propuestos en esas reuniones no tienen seguimiento, y con cada cambio de administración en estas instituciones, todo el trabajo desaparece. La situación del tráfico en Tegucigalpa es el resultado de una combinación de factores que incluyen la falta de educación vial, la mala planificación urbana y la inadecuada coordinación entre las autoridades.