Las 749 salidas de pandilleros de Zacatraz (En 33 meses de negociaciones del gobierno de Bukele con la MS-13 y El Barrio 18)

El gobierno de Nayib Bukele autorizó al menos 749 traslados de pandilleros desde el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca hacia diferentes centros de salud entre julio de 2019 y marzo de 2022, mientras negociaba con las pandillas otorgarles una serie de beneficios dentro de los penales a cambio de que las estructuras criminales redujeran los homicidios.

Por Carlos García
Con reportes de Jaime Quintanilla, Andrés Dimas, Ricardo Flores, David Bernal y Daniel Valencia
Ilustraciones: Donají Marcial y Monserrat Benítez

 

Entre el 5 de julio de 2019, durante el segundo mes de mandato de Nayib Bukele, y el 26 de marzo de 2022, un día antes de que la Asamblea Legislativa declarara el Régimen de Excepción, el gobierno de El Salvador autorizó al menos 749 traslados de pandilleros, incluidos líderes de las tres principales pandillas que operan en el país, desde la prisión de máxima seguridad de Zacatecoluca hacia diferentes hospitales públicos y privados bajo el pretexto de que los internos debían recibir tratamientos médicos. Durante este tiempo las pandillas se comprometieron a reducir los homicidios si el gobierno les ofrecía una serie de, al menos, 14 beneficios al interior de los penales. Algunos de ellos, como permitir que los internos recibieran la luz del sol o la apertura de las tiendas penitenciarias, se implementaron en Zacatecoluca desde los primeros meses de la actual administración. Así lo muestran 3,089 documentos de inteligencia policial y militar filtrados por el colectivo Guacamaya, a los que Redacción Regional tuvo acceso y analizó uno por uno.

En total salieron de Zacatecoluca 294 pandilleros en una o más ocasiones. Los reos, según informes de la Policía Nacional Civil (PNC) y mensajes internos de las propias pandillas, aprovecharon varios de esos traslados para reunirse con seres cercanos y con otros pandilleros para comunicar lineamientos en medio de sus negociaciones con el gobierno. La pandilla más beneficiada fue la MS-13 con 487 salidas, le siguieron el Barrio 18 Sureños con 133 y el Barrio 18 Revolucionarios con 122. La Mirada Loca se favoreció con 7 viajes. Después de acudir a estas falsas consultas, algunos de los reos quedaron ingresados durante días e incluso semanas en los centros hospitalarios.

10 de 15 cabecillas de la MS-13 fueron trasladados en una o más ocasiones hacia centros hospitalarios públicos y privados entre 2019 y 2022. Uno más, Élmer Canales Rivera, fue sacado del penal en noviembre de 2021 y hasta ahora su paradero es desconocido.

En los informes consultados hay evidencias de más traslados de pandilleros entre los 630 internos de Zacatecoluca, como retornos al centro penal registrados por los equipos de inteligencia, pero sin que existiera un reporte de registro de salidas en las horas, días o semanas previas que permitiera contabilizarlas para esta investigación. El 15% del total de salidas registradas por los documentos (139 de 888) correspondieron a presos no relacionados con pandillas.

El Gobierno negoció los traslados con los reos de los sectores 5 y 6 de Zacatecoluca, donde están encerrados los líderes más importantes de las tres pandillas. Cuando comenzaron las salidas, en el sector 6 se encontraban recluidos Borromeo Enrique Henríquez Solorzano, “Diablito”; Elmer Canales Rivera, “Crook”; Saúl Antonio Ángel Turcios, “Trece”, Carlos Tiberio Ramírez Valladares, “Snayder”, Ricardo Adalberto Días, “Rata”, Eduardo Erazo Nolasco, “Colocho”, entre otros más de la Ranfla Nacional de la MS-13.

Uno de ellos, Snayder, “clave en las negociaciones entre la MS13 y el gobierno de El Salvador”, según la acusación 22_429 del Distrito Este de Nueva York, fue el pandillero que registró más salidas e ingresos a un hospital. Snayder sumó al menos 24 traslados. En seis de ellos quedó ingresado en periodos que fueron desde un día hasta una semana. En cinco de sus salidas se acompañó de Diablito, el máximo representante de la MS-13. 

Perfil de uno de los pandilleros con salidas clave, según los documentos de inteligencia, en la negociación del Gobierno Bukele con las pandillas para reducir homicidios a cambio de beneficios carcelarios.

Un informante de la emeese molesto con la Ranfla Nacional llegó a detallar a la policía, según consta en uno de los documentos de inteligencia, que “nadie de la ranfla de penales o casa de la MS, ni sectores del 1 al 4 (de Zacatecoluca), tienen la autoridad para hablar con gente del gobierno de temas de este tipo, que acá en Zacate solo son unos cuantos homeboys”.

De los 15 ranfleros de la MS-13 que la inteligencia militar tiene catalogados como Ranfla Nacional, seis tomaron un papel preponderante en las salidas. Diablito, el máximo líder de la pandilla, Snayder y Trece fueron los que realizaron más salidas junto con Carlos Alberto Martínez Melara alias “Shaggy”, un pandillero que no está perfilado en ese organigrama, pero que contaba con un importante influencia en el Centro de San Salvador.

En el caso del Barrio 18, la mayoría de los 19 líderes del ala Sureños y de los 18 del ala Revolucionarios pudieron salir a centros de salud.

11 de 19 cabecillas del Barrio 18 sureños fueron beneficiados con los traslados a supuestas consultas hacia centros hospitalarios públicos y privados.

Por parte de los Sureños, quien se benefició con más traslados fue Rubén Arnoldo Toledo Cea o “Humilde”, un líder de esta pandilla según lo perfilan documentos de inteligencia militar, quien salió al menos en 15 ocasiones a los hospitales Santa Teresa y Rosales. Por parte de los Revolucionarios los líderes que contabilizaron más salidas fueron José Carlos Hernández Mauricio y Melvin Alexander Alegría Solorzano. El primero, apodado “Pelón”, salió 16 veces. El segundo, conocido como “Muerto”, al menos 12.

Durante estos 33 meses de negociaciones entre las pandillas y el gobierno de Bukele, las salidas de algunos de los líderes pandilleriles coincidieron con reducciones en el número de homicidios registrados por el Instituto de Medicina Legal. Por ejemplo, en noviembre de 2019 salieron 19 pandilleros, cuando de acuerdo con investigaciones periodísticas y del Departamento de Justicia de Estados Unidos, el gobierno de Bukele trabó formalmente un pacto con las pandillas y los homicidios se desplomaron a niveles nunca vistos desde los Acuerdos de paz. En 2021, el último año sin Régimen de Excepción —y el menos violento hasta entonces bajo este gobierno— se autorizaron 504 salidas, más del doble que las registradas en 2020 y hasta nueve veces más que en 2019.

Subrayado en rojo, los 10 de 18 cabecillas del Barrio 18 Revolucionarios beneficiados con las salidas a centros públicos y privados de salud.

A través del análisis de los 3,089 documentos de inteligencia, entrevistas con fuentes policiales y pandilleriles, reclusos y comunicaciones internas tanto de la MS-13 como del Barrio-18 Sureños, La Redacción Regional reconstruye en cuatro entregas algunos de los puntos clave de una negociación que se acabaría rompiendo justo antes de que se declarara el Régimen de Excepción, todavía vigente en El Salvador.

 *Redacción Regional buscó explicaciones sobre la autorización de los traslados de pandilleros de Zacatecoluca en la Dirección de Centros Penales, Policía, Fuerza Armada y Presidencia. Al cierre de esta investigación no hubo respuesta.

 

 CAP1.

La primera salida, la primera visita: ´Shaggy’, Osiris y Marroquín

El viernes 5 de julio de 2019 el gobierno de Bukele autorizó la primera salida de un pandillero del penal de máxima seguridad de Zacatecoluca hacia un hospital bajo el pretexto de acudir a una “consulta médica”, según el informe diario de novedades elaborado ese día por el coordinador policial del penal. A las 7:10 am David Serrano Vásquez, también conocido con el alias de Shaggy, acompañado de una enfermera y dos custodios, salió de prisión a bordo de la patrulla N2719 rumbo al Hospital Nacional Santa Teresa. A las 9:30 am, después de ser supuestamente atendido de una dolencia que nunca fue diagnosticada, estaba de vuelta en el penal.

Fachada de la entrada del penal de máxima seguridad de Zacatecoluca. Cortesía LPG

Shaggy, un ranflero de la clica Enfermos Criminales Locos Salvatruchos en San Vicente, que cuenta con una ficha de Interpol, se convertía así, según los informes diarios de novedad la PNC consultados, en el primer pandillero de Zacatecoluca en recibir “atención médica” fuera del penal desde que el 29 de marzo de 2016 el expresidente Salvador Sánchez Cerén (FMLN) impuso las “medidas extraordinarias” que hacinaron a los pandilleros en celdas especiales, les prohibió el derecho a las visitas familiares y les restringió el contacto con sus abogados.

Ante la falta de atención médica y los problemas de insalubridad ligados al hacinamiento como contagios masivos de enfermedades en la piel, informes de inteligencia policial reportaban que las pandillas tenían la disposición de llegar a un entendimiento con quien ganara las elecciones de 2019, a excepción del FMLN.

Vista interna de las celdas en Zacatecoluca.

Cuando en junio Nayib Bukele asumió la presidencia, los cambios llegaron con celeridad. Shaggy salió del penal de máxima seguridad apenas dieciséis días después de que el gobierno lanzara el Plan Control Territorial y tan sólo 72 horas después de la designación de Carlos Marroquín como director de Reconstrucción del Tejido Social. 

Aquel 5 de julio, quien entró a Zacatecoluca fue el viceministro de Seguridad y director de Centros Penales, Osiris Luna. El reporte policial consignó su entrada a la 1.10 pm: “Se hace presente el señor Osiris Luna, director de Centros Penales, con el inspector Elmer Mira, acompañado de 2 personas de seguridad[i]”. Esas personas desconocidas “de seguridad” eran Carlos Marroquín, quien desde noviembre de 2014 se le había acusado de ser el salvoconducto con las pandillas, y Víctor Manuel Martínez Santana, gerente de Cultura Ciudadana de la nueva oficina Tejido Social, según reveló posteriormente El Faro en una investigación.

El 21 de junio el propio Osiris Luna había declarado que la “emergencia máxima” se imponía en el sistema penitenciario mientras los homicidios se precipitaban: ese mes acabaría con 252, un promedio diario de 7.7. Pero en julio salieron al menos cuatro presos más: uno de la MS-13, otro del Barrio 18, el exmilitante del FMLN José Mario Belloso Castillo y una persona que aparece registrada como “Sin Dato”. Todos con dirección al Hospital Santa Teresa, que se convertiría en el destino más común durante los siguientes dos años y medio con al menos 535 visitas.

Parte del gabinete de Seguridad, junto al presidente Bukele, inauguran el Centro de Confinamiento para Terroristas, CECOT, el mega penal creado para los reos del régimen de excepción. De izquierda a derecha: Francis Merino Monroy; ministro de Defensa; Osiris Luna, director de Centros Penales; Nayib Bukele, presidente de El Salvador; Romeo Herrera, ministro de Obras Pública y Mauricio Arriaza Chicas, director de la Policía. Tanto los equipos de inteligencia del Ejército como de la Policía monitorearon desde 2019 hasta 2022 las salidas de cabecillas de pandillas autorizadas por Centros Penales.

En las mismas semanas que comenzaban las salidas del penal, dentro de Zacatecoluca se levantaron las medidas extraordinarias: se habilitó la salida al patio, se brindaron medicamentos para los internos, se pintaron las celdas y se ingresaron Biblias, asegura “Modesto”, un antiguo pandillero preso en ese entonces en el penal y quien hoy habla desde fuera de El Salvador, bajo un seudónimo que no es real.

Los homicidios en julio disminuyeron un 56% respecto al mes anterior, de acuerdo con cifras de Medicina Legal: de 252 a 155, una media de 3.9 diarios.

El 10 de julio, cinco días después de la salida de Shaggy, el presidente, Nayib Bukele, celebró por Twitter que “Por segundo día consecutivo, El Salvador solo tuvo 2 homicidios” y que “gracias a Dios” la tendencia a la baja se mantenía. Doce minutos después redactó otro tweet con en el que puntualizaba: “Y sin tregua…”. Ese día incluso le respondió en la misma red social al usuario Chris Escobar: “Por cierto, llevamos 2 días con 2 homicidios diarios. En el Gobierno del partido por el que votaste, eran 11 al día”. Entre ironía y provocación era la primera vez que Bukele negaba públicamente cualquier negociación con las pandillas.

 

(Mañana: Capítulo 2. “Cerrar el chorro” de los homicidios) 

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