«Cuando ese humor lo están usando entidades financieras y políticas para expresar una falta de respeto, en realidad están usando el humor como coartada», Dario Adanti en XSpace

En redes sociales y chats de mensajería circuló un vídeo que contenía imágenes de una película sobre Adolf Hitler, las imágenes fueron parodiadas para criticar al Gobierno de Xiomara Castro. Esto fue rechazado por embajadores de distintos países, pero defendido por una diputada hondureña de la oposición. El historietista argentino, Darío Adanti, nos habló en un XSpace sobre la sátira política y sus límites en momentos de crisis política.

Texto: María Celeste Maradiaga
Portada: Persy Cabrera

El pasado 2 de septiembre circuló un fragmento de la película alemana «El Hundimiento», estrenada el año 2004, en la que Adolf Hitler —personificado por el actor Bruno Ganz— arremete en contra de todas las personas reunidas en un búnker  ante la derrota de los nazis.

Este video ha sido utilizado para hacer sátira en distintos contextos y en distintos países, en el caso de Honduras, se usó en medio de la coyuntura reciente de la elección del fiscal general y fiscal adjunto, elección que aún no se ha podido llevar a cabo debido a la falta de consensos en las distintas fuerzas partidarias, dando a entender que no surtió efecto el supuesto plan para elegir un fiscal afín al gobierno por parte del asesor presidencial, Manuel Zelaya.

En el video se mencionan funcionarios, políticos, diputados y diputadas y hasta a la presidenta de Honduras. Lo anterior fue considerado un acto «deplorable» y fue rechazado por la embajadora de Estados Unidos en Honduras, Laura Dogu y por la Embajada de Alemania en Honduras a través de su representante Daniela Volg. Además, Eldad Golan, embajador de Israel en Honduras, se solidarizó con ambas embajadas y condenó el hecho en la red social X.

A pesar de la condena de los diplomáticos, el  video fue defendido por diputados opositores y activistas en contra del gobierno, entre estos la diputada nacionalista Merary Díaz quien citó el post de la embajadora Dogu indicando que, durante se hicieron parodias contra el gobierno del expresidente Juan Orlando Hernández, «nadie de su embajada se pronunció».

Dario Adanti, historietista argentino y confundador de la revista Mongolia, conversó en un XSpace de Contracultura sobre la sátira política, memes y memoria histórica en medio de contextos de crisis y sociedades fragmentadas.

Adanti, quien nació en Buenos Aires, Argentina, y actualmente reside en Madrid, España, también ha sido autor de las historietas cómicas «Que disparen al humorista», «La ballena tatuada» y «Nosotros somos el meteorito. Un cómic sobre el cambio climático».

En este espacio, él explicó que la sátira no es algo nuevo, y que de hecho está entrelazada con la democracia en las sociedades. Además, el argentino subrayó que el nacimiento de la sátira —desde 300 o 400 años antes de Cristo— implica el máximo extremo de la libertad de expresión.

Adanti también señaló que si bien la sátira implica transgredir los límites al expresar una opinión con humor, brutalidad y de integrar elementos que pueden ser de mal gusto, en su experiencia, esto no puede ser entendido o tomado con humor por todas las partes.

«En España la ejercemos [la sátira] y tenemos bastantes problemas sobre todo con los sectores más ultras, tanto ultraderecha como ultra religiosos que se le pasan haciendo juicios. Ahora mismo tenemos cuatro demandas, y hace cinco años perdimos un juicio contra un torero», explicó Adanti.

Además, el humorista explicó que, en cuanto a los límites del humor, esto varía según la persona, sea un creador,artista, un político, entidad financiera, o figura con alguna responsabilidad social.

«Yo creo que en el contexto del humor como algo profesional, teatral, dibujado, escrito, es decir, lo que es el contexto de la ficción del humor, tenemos que permitirnos usar la imaginación como queramos y como artistas y creadores no deberíamos tener límites; pero cuando ese humor lo están usando entidades financieras, políticas, etcétera, para expresar una falta de respeto, en realidad están usando el humor como coartada», indicó el cofundador de la revista Mongolia.

En este contexto, Adanti continuó explicando que actualmente el problema no es tanto cómo ejercemos el humor, sino cómo ejercemos la opinión; y que  a veces, para opinar, no se toma en cuenta una responsabilidad básica: la de informarse para poder tener una opinión informada.

«Muchas veces en las redes se hacen casi como linchamientos colectivos hacia alguien o algo que dijo alguien, sobre una cosa o algo que ha pasado, cuando la mayoría de esos que están linchando ni siquiera se han informado en profundidad cuál era el contexto, de dónde salió ese mensaje que ellos mismos están censurando y muchas veces los medios de comunicación, como es trending topic, lo levantan y lo convierten en noticia y todo el mundo opina porque al final la opinión es un espectáculo, pero no se toman el trabajo cívico y adulto de poder informarse antes de opinar», explicó.

Otro debate que Darío coloca sobre la mesa es si la sátira debe ser punible legalmente o no. Él opina que no debe judicializarse ya que, aunque existan sectores en contra de la libertad de expresión, la sátira puede volverse clandestina, «y no hay nada más atractivo para muchos tontos que creen que los mensajes clandestinos, por solo el hecho de estar prohibidos, son interesantes».

El humorista argentino compartió que contrario a la opinión de que los memes acortan la memoria histórica, éstos pueden ser una oportunidad para generar debate, fomentar la democracia y brindar el espacio para el surgimiento de  nuevos humoristas.

«Estoy usando la misma imagen o frase, y eso es capaz de crear un chiste nuevo con un contexto diferente y en una situación diferente —señaló Darío—. Esa creatividad la tenemos todos, la podemos tener los que somos democráticos y la pueden tener los que no son democráticos, pero eso es lo que tiene la democracia, que la libertad de expresión en el fondo es para todos».

Adanti también opinó que entre la línea del debate y la difamación debe prevalecer opinar responsablemente y comprobar de dónde viene la información que circula en redes sociales y en el debate público.

«Es muy interesante ver cómo el humor al final resulta parecido a una maceta de una planta, tú la puedes usar para poner una planta o la puedes usar para tirarla por el balcón y darle la cabeza a alguien», compartió el humorista argentino.

En resumen, el historietista argentino conversó con Contracorriente sobre los límites de la sátira, el humor en los distintos contextos y los memes como una alternativa para no dejar morir la memoria.

  • Publicaciones recientes
Sobre
Reportera de Actualidad en Contracorriente. Cubre temas de género, estructuras de poder, extractivismo y medioambiente, derechos sexuales y reproductivos, violencia y juventud, derechos humanos y migración. Cada día más empática gracias al periodismo que desempeña.
Comparte este artículo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.