La extraviada marcha de Flavio y Casimiro

Fotografía y Texto: Jorge Cabrera

Flavio Morán, un campesino de San Marcos de la Sierra, Intibucá, una zona que sufre por el desabastecimiento de agua, viajó desde temprano a Tegucigalpa para participar en la marcha convocada por la presidenta Xiomara Castro. A Flavio lo acompañaba su hermano, Casimiro, y ninguno sabía muy bien a qué iban cuando abordaron un bus que los transportó hasta la capital.

Los hermanos Morán participaron en la multitudinaria marcha del martes 29 de agosto, en la que participaron miles de personas, pero en la que también había presencia de empleados de Gobierno y activistas del partido Libertad y Refundación (Libre). En la marcha la consigna era presionar por el nombramiento de un Fiscal General y Fiscal Adjunto a la medida del partido.

El grupo se concentró en Casa Presidencial y se desplazó hacia los bajos del Congreso Nacional, donde se llevaría a cabo una votación que al final fue suspendida.

Morán y su hermano contaron que ellos trabajan la tierra, en un cafetal heredado de sus padres: «Salimos de la finca como a las cuatro de la mañana porque nuestro coordinador nos dijo».

Pero Flavio no sabía exactamente para qué habían llegado a Tegucigalpa: «vinimos porque necesitamos que pongan atención a nuestra comunidad y no vemos otra forma que venir ayudar a la presidenta».
Al mediodía las unidades habían colapsado el tráfico vehicular en los cuatro puntos de ingreso de la ciudad capital. En las inmediaciones de la Casa Presidencial ya no se podía transitar en vehículo.

Pasadas las tres de la tarde, Xiomara Castro explicaría el motivo de la convocatoria desde una tarima montada para el evento. «Agradezco sinceramente su presencia, los he convocado porque en ustedes reside la soberanía del poder popular y a quien me debo para rendir cuentas», dijo la mandataria en su discurso. «Hoy el Congreso Nacional está obligado a elegir en la fecha que manda la Constitución las autoridades del Ministerio Público. No he perdido la esperanza en lograr consensos en el Congreso a sabiendas que ellos tienen mayoría», agregó.

La ola de seguidores del Partido Libre se instaló en los bajos del Congreso Nacional durante la elección fallida de nuevo Fiscal General. Foto CC/Jorge Cabrera
La ola de seguidores del Partido Libre se instaló en los bajos del Congreso Nacional durante la elección fallida de nuevo Fiscal General. Foto CC/Jorge Cabrera

En los bajos del Congreso, la ola roja y negra gritaba consignas exigiendo a los diputados la elección del Fiscal General. Al final, ningún partido logró consensos y la votación fue reprogramada.

Poco a poco, los protestantes se retiraron, pero antes de que acabara la concentración, un incidente ocurrido entre los mismos simpatizantes de libre todavía dejaba secuelas en algunos asistentes.

Marcela Ríos, una madre de 32 años, buscaba reencontrarse con el grupo con el que había llegado a Tegucigalpa desde Choluteca. Estaba extraviada junto a sus tres hijas, una de ellas, una bebé de un año de edad, afectada por el efecto de gases lacrimógenos que se había lanzado un par de horas antes.

«Me alejé del grupo porque me preocupan mis hijas. Sientan ustedes, están tirando gas y no quiero que se me ahoguen”, expuso Marcela luego de un altercado protagonizado por dos grupos de manifestantes.

Los gases llegaron luego de que dos grupos se agarraran a patadas e insultos en medio de la multitud. Uno de los grupos pertenecía a los “calixtos”, como se llama al grupo de seguidores del diputado Jorge Cálix; y los otros dijeron ser fieles a la presidenta Xiomara Castro y a Mel Zelaya.

Terminada la jornada de protesta, ya cuando caía la noche, el olor del gas lacrimógeno aún era perceptible. En la zona fue imposible identificar quién había lanzado gas, si los policías o los mismos manifestantes. La medida, sin embargo, también ayudó a dispersar al grupo de militantes de Libre que bloqueaban la salida de los vehículos del Congreso Nacional.

Horas más tarde, en las afueras de la Villa Olímpica de Tegucigalpa, activistas, personal de la alcaldía que dirige Jorge Aldana y miembros de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), preparaban los lugares donde albergarían a las personas traídas del interior de Honduras.

Francisco Mairena, asistente técnico de Copeco, informó de la atención que le brindaron a las personas que llegaron del interior. “Tenemos 1,200 personas solo en uno de los gimnasios y son tres edificios los que servirán para que aquí descansen”.

Ya entrada la tarde, Flavio y su hermano esperaban información del sitio en donde les habían dicho que iban a cenar. Tenían hambre y el bus que los había llevado a Tegucigalpa no aparecía por ningún lado. “El bus que nos trajo, no lo encontramos; era mucha gente y solo sabíamos el nombre del lugar y caminamos hasta que llegamos. Por ahora solo sabemos que aquí dormiremos”, dijo Flavio.

Sobre
De nacionalidad nicaragüense y hondureña. Fotoperiodista con 20 años de experiencia en coberturas de contenido internacional. “El fotoperiodismo está presente en mi vida desde hace más de dos década y continúa siéndolo día tras día. “
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