A 30 kilómetros al oeste de la capital de Guatemala, comunidades indígenas llegan a votar tras una campaña marcada por intentos de marginar al favorito inesperado, el candidato presidencial por el Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo. En estas comunidades hay abstencionismo e incredulidad, pero muchas personas coinciden en que quien sea que quede, debe abordar con urgencia la situación económica que es precaria en estos pueblos.
Fotografía y texto: Jorge Cabrera
La plaza central del pueblo colorido de San Juan Sacatepéquez, un municipio indígena del país Centroamericano, está marcada por el comercio informal. Hay poca afluencia de votantes el día en que se realiza en Guatemala la segunda vuelta electoral para elegir a quien dirigirá el país los próximos cuatro años. Los pobladores de comunidades cercanas utilizan el centro en donde están ubicados al menos cuatro centros de votación, para la venta de sus productos agrícolas.
El municipio rodeado de montañas y pinos, se encuentra vestido con cientos de rótulos de campaña política, eso no termina de opacar los multicolores de los tejidos indígenas o las flores que son características de este pueblo.
Eustaquio Shinec de 67 años, habitante de la zona, se acerca con temor a pedir ayuda a los miembros de las mesas electorales ya que es su primera vez votando. Eustaquio no sabe leer ni escribir pero hoy fue a votar por el candidato de Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo. «Hoy vine bien vestido, no quería que me negaran poder votar» dijo emocionado.
Y es que la desigualdad y el racismo también son parte de Guatemala, Eustaquio ve ese muro todos los días. «Se que hay que cambiar cada cuatro años y mi difunta esposa murió hace un mes y me pidió que tenía que votar, por eso vine hoy, la señorita me dijo que mi voto es secreto, pero quiero apoyar al señor de las semillas Bernardo Arevalo», dijo.
San Juan Sacatepéquez sobrevive de varias actividades en la que destacan la producción de flores, la fabricación de muebles, la agricultura, la elaboración de productos ambientales, artesanías, textiles, entre otros.
Según el Banco mundial el 80% de los guatemaltecos viven en extrema pobreza y esperan disminuir al 55,2 por ciento en 2023 y al 54,2 por ciento en 2024, mientras que la desigualdad se mantendrá alta.
«Esperamos un cambio para Guatemala, tanto para las familias pobres como para las personas que se encuentran en las comunidades, estamos mal en la economía del país la verdad, la canasta básica está por los cielos», comentó Sergio Fernando Choc, habitante de la zona.
Rossy Moscozo, alguacil de mesa, mencionó que la participación de las votaciones han estado bajas, pero que es normal para una segunda vuelta. «Va poco a poco, tuvimos más movimiento en las primarias, pero el proceso por el momento, va con tranquilidad».
Con 17 millones de habitantes, Guatemala va a elegir a quien presidirá el Poder Ejecutivo y deberá tomar posesión en enero de 2024. Estas elecciones han estado marcadas por denuncias de clientelismo político y compra de votos de parte del Partido UNE que lleva como candidata a la exprimera dama, Sandra Torres y por dificultades para que el Movimiento Semilla tenga representación de fiscales en la mayoría de mesas electorales más la persecución judicial que se ha emprendido el Ministerio Público en contra del partido y su candidato Bernardo Arevalo.