Una ciudad que vulnera a las personas con discapacidad

Las huellas o los pisos podotáctiles en Tegucigalpa son líneas en las aceras que deberían poder sentir las personas ciegas al caminar sobre ellas. Su utilidad es la de guiar y advertir sobre un posible peligro, pero normalmente podemos ver sobre ellas pasar motociclistas o ser usadas como parqueos. En Tegucigalpa, esta es la alternativa «incluyente» que ofrecen las autoridades cuando preguntamos sobre accesibilidad universal.

Fotografias y texto: Fernando Destephen

Caminar por una acera y evitar las señalizaciones, los postes y los vendedores es algo normal para la mayoría de las personas, pero esos elementos resultan ser un obstáculo muy grande para las personas con discapacidades. El Distrito Central es una ciudad poco amigable con estas personas, los pocos proyectos que existen justifican un gasto y un par de empleos, pero esos proyectos no llegan a las personas que necesitan accesibilidad universal, es decir: rampas, pasamanos, semáforos, huellas podotáctiles y pasos de cebra que sean perceptibles para las personas ciegas.

Las aceras están obstruidas y en las calles hay agujeros a veces hechos por el Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa) o por la alcaldía. Mario Bardales, representante de la Asociación Nacional para el Desarrollo de las Personas Ciegas de Honduras (Andepcih) reclama porque esos proyectos se hacen sin protecciones para las personas con discapacidad y, en el caso de los agujeros, no los tapan ni señalan adecuadamente. Readaptaciones en base a la realidad, pide Mario Bardales.

Por ejemplo, el Instituto Franciscano para la Capacitación del No Vidente (Infracnovi) se ubica frente a la colonia Víctor F. Ardón, en el Anillo Periférico del Distrito Central, un lugar que no es amigable para personas con discapacidades. «Esta zona, por ejemplo, es inaccesible para una persona ciega; el hecho de poder cruzar ese Anillo Periférico es una cosa increíble. Una de las cosas que hace inaccesible la zona para la gente con discapacidad es que no hay un puente peatonal donde puedan cruzar», explicó Karely Barahona, representante de Infracnovi. Afuera el mundo es incierto, pero dentro de Infracnovi, la perspectiva cambia con una construcción que sí respeta los parámetros de accesibilidad universal: rampas, pasamanos, espacios seguros para las personas ciegas que se capacitan en el lugar.

«No sirve tener una organización accesible si afuera tenemos una ciudad y un país inaccesible en temas de infraestructura» dijo Karely. La sentencia se oye en la oficina donde hay dos personas más trabajando, uno de ellos, Felipe Cruz, un docente que está perforando una hoja de papel para escribir en Braille una tarea para sus estudiantes; la otra persona escribe en una computadora. El lugar es silencioso y fresco.
La verdadera inclusión la practican las personas con discapacidad que se han formado para educar, como el profesor Felipe Cruz, una persona ciega que, aparte de enseñar ajedrez y nivelar estudiantes, imparte clases como matemática que le da este viernes a Nicolle, una estudiante ciega del sur del país. Felipe usa el ábaco Cranmer para enseñarle a Nicolle a leer decenas, centenas y millares y luego con una máquina de escribir Perkins Brailler, que es una máquina de escribir braille con una tecla correspondiente a cada uno de los seis puntos del código braille. La tarea que Felipe le asignó a Nicolle fue escribir los números.

Según la Ley de Equidad y Desarrollo integral para las Personas con Discapacidad «hasta el 2005, año de la creación de la ley, habían registradas en el país 177,000 personas con discapacidad de acuerdo a estadísticas del INE, y de esas 177 mil personas con discapacidad un total de 54,304 estaban o están en edad económicamente activa sin existir en el país suficientes oportunidades de inserción laboral para estas personas».
Karely Barahona explicó que el tema de las huellas podotáctiles fue «muy poco mencionado» y muy poco socializado con el sector discapacidad de parte de la Alcaldía Municipal. «En los lugares en donde las están aplicando son aquellos a conveniencia de los intereses de la alcaldía», dijo.

Sin embargo, Marco Tulio Carrasco, jefe de señalización vial en la oficina de Movilidad Urbana de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) explicó que «cuando se hace un levantamiento de aceras o una ampliación de la calle, al remover la antigua acera, cuando la volvemos a construir se están instalando esta guías, entonces todo proyecto o todo resane de acera que esté en vía pública y que ocupe reparación se le van a ir implementando estas huellas».

La explicación de la alcaldía es estructural y con una visión de proyectos urbanos. La accesibilidad universal es poco entendida, como las intermitencias en las huellas podotáctiles por la reconstrucción de aceras, la falta de supervisión, la destrucción y la poca socialización de este tipo de proyectos, en este caso, con las personas ciegas.

Carrasco añadió que la ubicación de las huellas podotáctiles responden más al flujo de personas que transitan un lugar, pero ni Karely, ni Mario Bardales coinciden con esta explicación, porque no los tomaron en cuenta como sector discapacidad a la hora de la socialización e implementación de estas alternativas.

Fotografía CC/Fernando Destephen
Fotografía CC/Fernando Destephen

De acuerdo con Carrasco, la responsabilidad de incluir las huellas podotáctiles en los planos es de la persona encargada del proyecto, aunque reconoce que ellos como alcaldía también tienen la corresponsabilidad de incluirlas o sugerir que sean incluidas.

No era obligatorio incluir las huellas podotáctiles en los proyectos, pero en esta administración sí lo será, según explicó Carrasco.

Karely reconoce los pocos avances en accesibilidad universal, pero es consciente de que falta mucho, por ejemplo «no solamente es colocar una huella» dijo. Falta tapar cunetas, despejar aceras y una reubicación de postes y vendedores. «Las aceras están llenas de gente vendiendo, entonces nos toca usar la calle y eso es aumentar el riesgo» agregó.

Karely y Mario reconocen avances; por ejemplo, ya existe la Ley de Equidad y Desarrollo Integral para las Personas con Discapacidad, pero «Estamos haciendo una propuesta a nivel de sector para que se mejore porque todavía hay muchas situaciones que no se están cumpliendo, falta una reglamentación» agregó Mario.

Los apoyos por parte del gobierno no son estructurales sino excepcionales, «más vinculados a la obtención de ayudas técnicas, es decir, bastones, sillas de ruedas, prótesis, todo eso, y que también hay que hablar mucho sobre la calidad de esos productos» agregó Karely.

Hay un mundo junto al nuestro, un mundo de percepción y guiado por los sentidos, muy cercano y muy alejado, ese es el mundo de las personas con discapacidades, los que muchas veces no soportan la contaminación en el ambiente y, aunque pareciera que los gritos de los vendedores, los parlantes en las tiendas con música con volumen excesivo o el claxon de los vehículos es algo normal, esto desorienta a las personas ciegas. «No halla uno para donde agarrar porque aquel de la esquina está vendiendo patastes, tomates y con un micrófono, entonces eso le tapa al ciego» explicó Mario Bardales.

Mario Bardales explicó que «todavía no hay confianza en lo que puede hacer el sector discapacidad. Todavía no se valora que hay mucho profesional en el campo y no son valorados en el hecho de que pueden trabajar, que pueden colaborar con la parte del desarrollo del país». Esa parte poco entendida de la accesibilidad universal se podría solucionar contratando personas con discapacidad y expertas en estos temas para tener un contexto más real de las necesidades del sector. El acceso universal es una garantía que está contemplada en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, pero no es de carácter obligatorio a pesar de que los Estados se comprometen a cumplir con la convención.

Wendy Liz, directora de Discapacidad de Sedesol, dijo que Honduras como Estado ratificó la Convención Internacional de las Personas con Discapacidad en el 2008, y se creó la Dirección General de Desarrollo para Personas con Discapacidad (Digedepdi) pero, con el Golpe de Estado de 2009, el proceso se detuvo lo que impidió la creación del marco normativo de la Ley de Equidad de para el Desarrollo Integral para las personas con discapacidad y durante 17 años se ha trabajado sin una normativa de ejecución. De Acuerdo a Liz «La convención como está ratificada por el Estado de Honduras, la convención misma obliga a los estados a que trabajen todo el tema de accesibilidad para las personas con discapacidad».

Andepcih es una Organización No Gubernamental que se sostiene a través de la ejecución de proyectos, eventos o actividades, contó Mario. Su oficina es el ejemplo de que la accesibilidad universal no es entendida, para llegar al segundo piso del edificio El Centro, en el paseo Liquidámbar, hay que subir dos pisos que no están registrados como tal, las más de 40 gradas confunden a quien no conoce. Mario y otras personas ciegas suben esas gradas varias veces a la semana.

Mario considera que se les margina al no tomarlos en cuenta como sector discapacidad cuando se socializan proyectos orientados al sector. «Que la alcaldía me venga diciendo cuentos de que están cumpliendo con el sector ¡no hombre! si no están contratando el personal idóneo para hacer el trabajo» dijo. Y en el sistema educativo también existe esa marginación porque en las escuelas del país no se cuenta con docentes preparados para trabajar con el sector discapacidad, «no hay una verdadera inclusión» agregó Mario.

Las vulnerabilidades del sector discapacidad son claras en las ciudades, la falta de acceso a salud, educación y trabajo son elementos que se incluyen en la Ley de Equidad y Desarrollo Integral para las Personas con Discapacidad. Pero no se aplica lo que dispone la ley. En el Distrito Central, por ejemplo, se reconoce el sector discapacidad pero el reconocimiento de sus derechos es opaco. En las zonas rurales es el caos, «hay departamentos o municipios donde la persona con discapacidad todavía está sentada en un fogón. Apenas comen y duermen de mala manera» explicó Mario.

Fotografía CC/Fernando Destephen
Fotografía CC/Fernando Destephen

La oficina de discapacidad en Sedesol

La oficina de discapacidad de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) trabajará este año con un presupuesto de 3.5 millones de lempiras dedicado solo para el funcionamiento de la oficina de discapacidad, pero hay otras líneas de trabajo, explicó la Directora General de Discapacidad, Wendy Liz, quien agregó que el año anterior transfirieron alrededor de 72 millones de Lempiras a organizaciones y colectivos de base comunitaria que trabajan con procesos de rehabilitación, habilitación y educación inclusiva para personas con discapacidad.

Wendy Liz explicó que esos fondos se distribuyen de dos maneras, «una partida que va para las transferencias trimestrales que se le entregan a 54 ONGs y otra de las partidas se destinó para la creación del Fondo Solidario para el sector discapacidad».

La primera partida presupuestaria se ha entregado desde el 2002 «y el Fondo Solidario es, como los nuevos fondos que se están dando a las organizaciones que nunca habían recibido fondos por parte del Estado y que ahora están teniendo esa posibilidad de poder desarrollar sus proyectos fortalecer sus instituciones y sus colectivos de base comunitaria».

Al consultar sobre si esos fondos son suficientes, Liz confirmó la complejidad de la pregunta y la subjetividad de la respuesta porque no se cuenta con un Censo Nacional de Personas con Discapacidad lo que complica «hacer una proyección presupuestaria que nos permita dar una respuesta certera a preguntas similares». También agregó que Honduras es el único país de Centroamérica que no tiene un Censo Nacional de Discapacidad. Ha sido con datos generados por los censos nacionales y por la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha proyectado que en Honduras alrededor del 12 al 14 por ciento de la población tendría algún tipo de discapacidad. El resultado de esa proyección es que en Honduras hay alrededor de un millón 200 mil personas con alguna discapacidad, agregó Liz.

Ante la falta de un Censo Nacional de Personas con Discapacidad, Liz aseguró que será desde esa oficina que se creará el primer Censo Nacional de Personas con Discapacidad, ya que «una de las principales tareas que se ha dado esta dirección, es justamente estructurar y gestionar la realización del primer Censo Nacional de Personas con Discapacidad porque, teniendo estos datos estadísticos ordenados, es la forma en la que nosotros y nosotras vamos a poder calcular los presupuestos apropiados para poder atender a todas las personas con discapacidad».

Consultado sobre la iniciativa de Sedesol de realizar un Censo Nacional de Personas con Discapacidad, Eugenio Sosa, director del Instituto Nacional de Estadística (INE) dijo que «Sedesol y otro puede hacer un registro, no un censo» y que el INE hace un censo pero, en el marco del Censo de Población.

La falta de un Censo Nacional de Personas con Discapacidad complica las funciones en la oficina de discapacidad quienes deben trabajar en función de la demanda que tienen «porque hasta que no tengamos certeza de la cantidad de personas, dónde están, qué tipo de discapacidad tienen, nosotros no podemos trabajar política pública de discapacidad. Nosotros no podemos asegurar cuántas personas con discapacidad hay».

Otro avance que destaca Liz es que desde el año anterior se incluyeron dos nuevos tipos de discapacidad que se suman a la lista de discapacidades reconocidas por el Estado y que son: discapacidad psicosocial y discapacidad orgánica. «Para nosotros es un gran avance porque también de eso depende el número de personas que se deben atender, entre menos discapacidades se reconozcan menos discapacidades se atienden» dijo Wendy Liz.

En el tema de accesibilidad universal, Wendy Liz confirmó que existe una alianza con la gerencia de Movilidad Urbana de la Municipalidad del Distrito Central para garantizar que se cumpla con la actual ley de discapacidad, por ejemplo, en el tema de los parqueos. «Debería de haber un parqueo para personas con discapacidad por cada 10; hemos negociado con la Gerencia de Movilidad Urbana que no sea uno por cada 10 sino, que sean tres por cada 20 entonces estamos aumentando el tema de los parqueos accesibles en el espacio público para personas con discapacidad».

Otro de los proyectos de la dirección de discapacidad es con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que se llama Tegucigalpa Accesible. Liz informó que se trata de «un mapa donde todas las personas con discapacidad pueden ir punteando, dando sus opiniones y dando sus recomendaciones sobre la necesidad de generar ajustes razonables o construir rampas, o poner una línea cebra, o poner un asistente vial, o solicitar la ubicación de un ascensor tanto en instituciones públicas como privadas».

La aplicación se llama map4all y la información de los usuarios es descargada y con esa información «tomamos decisiones de cómo hacer más accesibles aquellos lugares que las personas han mapeado más obstáculos en la ciudad. Tegucigalpa Accesible con maps4all y todas las iniciativas de uso de nuevas tecnologías de comunicaciones para dar accesibilidad a todas las personas con discapacidad es el proyecto general» comentó Liz.

También dijo que con la Gerencia de Movilidad Urbana de la Alcaldía del Distrito Central están trabajando el proyecto de instalar semáforos con asistencia parlante para las personas con discapacidad visual. Consultado sobre este proyecto, Marco Tulio Carrasco, jefe de señalización vial en la oficina de Movilidad Urbana de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC), dijo a Contracorriente que «hay un proyecto de semáforos para este que año pueda que sean incluidos, pero no puedo garantizar al cien por ciento ya que se debe hacer el levantamiento y el inventario» pero confirmó que hay semáforos sonoros instalados en el bulevar Morazán.

Hay avances en el sector discapacidad y hay personas con discapacidad que lo confirman, pero aún falta escucharlos para desarrollar el país en el contexto de las necesidades del sector y, como dice Mario Bardales, confiar en ellos.

Fotografía CC/Fernando Destephen
Fotografía CC/Fernando Destephen

La escuela para ciegos Pilar Salinas funciona desde hace 75 años en un edificio ubicado al lado del Hospital San Felipe en el bulevar Próceres. Desde la estatua de Simón Bolívar hasta el portón de la escuela, la calle y ambas aceras son invadidas por ventas de comida, mesas, ventas de ropa, carros y motos estacionados, puntos de taxis y el flujo de pacientes que entran y salen del hospital San Felipe; los estudiantes de la escuela Pilar Salinas deben recorrer estos casi 500 metros evitando golpearse o ser golpeados.

La actual directora de la escuela, María Victoria Rosales, resume los problemas de acceso que tienen tanto padres de familia, estudiantes y maestros ciegos que trabajan en la escuela. «La verdad que tanto los niños ciegos como las madres y los maestros ciegos que tenemos, corren el riesgo en esta calle», dijo y agregó que para solucionar este problema, ella ha propuesto desde hace varios años convertir la calle de acceso de dos carriles a un solo carril que vaya hasta el área de maternidad del hospital San Felipe; otra alternativa sería despejar de vendedores la acera contigua al asilo de ancianos. Pero de la misma manera en que María Victoria Rosales ha insistido con diferentes autoridades para realizar los cambios, de esa misma manera las diferentes autoridades han ignorado sus solicitudes.

La hora de entrada a la escuela es entre 6:30 y 7:00 de la mañana. El momento coincide con la hora de llegada para consulta en el hospital San Felipe y la hora de vender el desayuno y ofrecer ropa. Sin alternativas de accesibilidad universal, los pocos estudiantes que se arriesgan a atravesar las aceras a veces son golpeados por otros peatones, o recorren la calle con el riesgo de ser golpeados por los carros. Otros padres de familia han optado por pagar un transporte para sus hijos.

Esta calle resume los problemas de accesibilidad universal cerca de una escuela para ciegos y es una aproximación a la realidad general del sector discapacidad.

Sobre
Fernando Destephen 1985 Tegucigalpa, Honduras. Fotoperiodista y contador de historias.
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