Siempre resistir, siempre…

Siempre resistir, siempre… Resistir siempre LGTBIQ+ comunidad garifuna

Fotografía y texto: Fernando Destephen

El campamento – o lo que dejaron de él los policías y militares después del desalojo preventivo – es ahora algunas champas armadas con ramas de árboles, clavos, lazos, plástico y hojas de corozo. Varias tiendas de campaña en fila conducen a la zona núcleo: una cocina, una improvisada bodega donde guardan alimentos y más tiendas de campaña. El campamento se llama «Wagueira Lee» que en garífuna significa «esta es nuestra tierra» en alusión a la recuperación de tierras de La Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh), en Punta Gorda, Islas de la Bahía.

La cocina es un pequeño espacio con un horno artesanal de barro, una estufa que alguna vez fue eléctrica y ahora funciona a base de leña, una mesa alta y larga hecha con ramas, varios trastes de plástico, cubiertos, especias y diferentes tipos de condimentos guardados en recipientes reutilizados. En la cocina las historias y las sonrisas no cesan.

Dariana Guity está en la cocina ayudando mientras habla, sonríe y bromea. De su nariz cuelga una argolla plateada. Ella es una mujer garífuna trans de 20 años que pertenece al colectivo LGTBIQ+ de la Ofraneh. 

Sufrió discriminación durante su proceso de identificación de género, ahora se define como una persona feliz en un 80 por ciento, está cerca del 100 por ciento gracias a Ofraneh y al apoyo que le dieron. Llegó al campamento el ocho de noviembre, un día después de un desalojo preventivo. Llegó a apoyar, a colaborar y a defender la recuperación de la tierra. 

Lea también: Conflicto en Punta Gorda: el pueblo garífuna se resiste a desaparecer

Dariana tardó seis años en aceptarse pero ahora se siente «orgullosa, es algo muy muy difícil, pero cuando uno quiere se puede, siempre lo he dicho porque lo he notado. Estas luchas siempre han sido grandes, siempre han sido constantes, siempre hemos pasado por todo tipo de discriminación del gobierno, las dictaduras y todo eso» dijo Dariana. Ser garífuna y pertenecer a la comunidad LGTBIQ+ es una doble condena en un país conservador. 

En el campamento, los miembros del colectivo LGTBI+ encuentran lo que no tienen en una sociedad culturalmente machista, allí todos respetan la identidad de género de Dariana y otras personas más como Hudson Sánchez y Mario Mejía.

«Yo quería ser yo, y eso de ser yo fue más fuerte que cualquier cosa, y al final hay que decidir siempre en ser quien uno quiere ser», dijo Dariana, sentada, mientras observaba lo que ocurría en el campamento y buscaba cómo colaborar. Ella sabe que tiene una responsabilidad con Ofraneh y por eso se integra a las luchas. «Para mí creció un nuevo yo una nueva Dariana, dejé demasiados miedos», dijo recordando los rechazos de su familia cuando empezó a identificarse como mujer trans.

Varios hombres construyen una champa con ramas y palma de corozo como parte de la reconstrucción del campamento «Wagueira Lee» en Punta Gorda, Islas de la Bahía Foto CC/Fernando Destephen.

Una historia de servicio a la comunidad

En 2016 se organizó el colectivo LGBTIQ+ dentro de la Ofraneh, pero fue hasta la pandemia por Covid-19 en 2020 cuando este dio un giro al crear las casas albergues, para proteger a las personas LGTBI que sufrían discriminación porque durante el confinamiento «mucha gente dio a conocer su orientación sexual y hubo mucho rechazo hasta de la misma familia» explicó Mario Mejía, coordinador del colectivo.

Mario reconoció que la Ofraneh le ha ayudado a través del colectivo LGTBQ+ a él, su pareja y a su hijo. Mario se sumó a la elaboración de gel casero, medicinas naturales y a entregar mascarillas en el año 2020, durante la cuarentena por COVID19, mientras estaba sin trabajo. También se sumó a la elaboración de las ollas comunes de comida que se realizaban cuando la pandemia tenía toda la economía cerrada y muchas personas no podían trabajar para tener el sustento diario. 

Mario, que ahora coordina el colectivo, contó que están presentes en todas las áreas de la organización y también son respetados sus pronombres y preferencias sexuales.

«Somos parte integral y nos sentimos como familia» dijo Mario y afirmó que se siente bien cuando le llaman por el nombre que eligió.

El colectivo también ayuda en los espacios de sanación por medio de las casas de salud ancestrales haciendo té, que reparten casa por casa y haciendo masajes relajantes, caminatas en la playa y llevando a las personas de la tercera edad al mar para fortalecer el sistema inmunológico. Ese acercamiento eliminó en parte el prejuicio hacia el colectivo dentro la comunidad garífuna.

«Ya no hay aquel tabú porque se fijan que estamos sirviendo a la comunidad», dijo Mario y aseguró que la frontera del prejuicio se ha ido difuminando considerablemente.

El colectivo crece

Hudson Sánchez, asesor principal de la comunidad LGTBIQ+ garífuna en la ciudad de La Ceiba, contó que, al principio, no había un eje específico en la Ofraneh para organizar a las personas LGTBI+ de las comunidades; que siempre hubo inclusión pero estaban colaborando en diferentes aspectos de las luchas.
«Es por la iniciativa de María Barrios (Misty) una compañera lesbiana que se lo planteó a la Jefa (Mirian Miranda)», contó Hudson.

Hudson resaltó que la Ofraneh es la única organización que les ha dado ese espacio propio y garífuna. Dijo también que siempre, aún antes de tener ese espacio, han sido respetados, siempre se les tomaba en cuenta dentro de la organización. Aunque reconoció el machismo en la comunidad garífuna.

«El respaldo que nosotros necesitábamos como comunidad LGTBIQ+ garífuna se siente mejor no solo en la parte organizativa, sino en la parte legal también», explicó Hudson.

La comunidad LGTBIQ+ garífuna de Ofraneh no solo se queda en Punta Gorda, ahora están organizados y articulados en diferentes sedes en la Costa Norte desde el departamento de Cortés hasta Colón y tienen una junta directiva a nivel nacional.

Hudson explicó que se organizaron porque la comunidad garífuna como tal ha sido criminalizada, invisibilizada, marginalizada y como comunidad LGTBIQ+ y garífuna todo eso se agudiza. «Por eso se crean estos espacios seguros para nuestra gente dentro de nuestras comunidades» dijo Hudson refiriéndose a las casas refugio en donde no solamente reciben a las personas más vulneradas, sino que también sirve como espacio de formación y organización. 

Sobre la aceptación de la diversidad sexual en la comunidad garífuna, Hudson confirmó que es más fácil para la comunidad lésbica porque la comunidad garífuna como tal es un poco machista, y agregó que es porque no se tienen conocimientos sobre la diversidad, por eso se combinan trabajos dentro de la estructura de la organización que llevan a las casas de salud ancestral, donde se trabaja con personas de la tercera edad, con madres y es a través de esas capacitaciones que llega la transversalidad, la comprensión y aceptación de la existencia de personas LGTBIQ+ dentro de la comunidad garífuna.

Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de ¡Exprésate! en América Latina.

Sobre
Fernando Destephen 1985 Tegucigalpa, Honduras. Fotoperiodista y contador de historias.
Comparte este artículo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.