Honduras sufrió en menos de quince días la furia de dos ciclones que dejaron a su paso muerte y millonarias pérdidas. Uno de los sectores más afectados fue el sector agroalimentario. El Gobierno asegura que no habrá hambruna.
Texto: Allan Bu
Fotografías: Martín Cálix
Don Esteban Elvir ha cultivado plátano desde 1971. Sus plantaciones fueron destruidas por el huracán Fifí en 1974, el huracán Mitch en 1998 y ahora por el paso de los fenómenos naturales Eta e Iota, que arrasaron en apenas doce días con el Valle de Sula y otras zonas agrícolas del país.
El primer meteoro comenzó a dejar grandes cantidades de lluvia sobre el territorio nacional el 2 de noviembre, pero el miércoles 4 y el jueves 5 se dieron los desastres mayores. Iota, por su parte, entre el lunes 16 y el miércoles 18 derramó sobre el país grandes cantidades de agua.
«Según cifras oficiales, Eta e Iota dejaron 91 muertos, 276 evacuados, 38 viviendas dañadas, 37 puentes colapsados y 57 dañados».
Uno de los sectores más afectados fue el agro. Hay miles de hectáreas perdidas de banano, maíz, frijol y arroz. La ganadería sufrió fuertes daños, especialmente en los pastos que se preparaban para alimentar los animales.
Han sido afectados los grandes productores y los pequeños, como don Esteban que perdió dos manzanas de banano y una de cacao. Había invertido 75 000 lempiras y estaba muy cerca de cosechar, pero la inversión que había hecho fue destruida por la furia de Eta. «Lo he perdido todo», dice.
Don Esteban está cercano a cumplir 88 años. Le tocó levantarse de dos tragedias anteriormente cuando pasaron por Honduras los huracanes Fifí y Mitch, pero no son los únicos eventos que ha tenido que pasar: «La primera llena que pasé fue en 1954, después de la huelga —yo trabajaba en la Tela Rail Road Company— fue el Francelia, el Fifi, la tormenta Hertz, luego el Mitch y ahora estos dos».
El longevo agricultor nació en 1923 y dice que recuerda perfectamente el Gobierno de Tiburcio Carías Andino, el dictador que gobernó a Honduras con el apoyo militar entre 1933 y 1949. Ha vivido muchas vicisitudes, pero tiene energía para volver a comenzar.
«Gracias a Dios fíjese que mi voz, mi pensamiento y mi energía es poco lo que ha bajado. Me alegro porque Dios me ha dado fortaleza en ese sentido», nos dice
Por eso no pierde los ánimos. Espera que la tempestad pase para regresar nuevamente a su tierra a prepararla para producir. «Claro que voy a volver», dice con espíritu juvenil y agrega: «tenemos que seguir adelante, yo les digo que mientras pueda moverme no hay problema».
De acuerdo con la información recolectada por la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) la mayor cantidad de unidades productivas fueron afectadas en los departamentos de Colón, Yoro, Cortés, El Paraíso y Olancho, zona norte y oriente de Honduras respectivamente, pero se han perdido cultivos en todo el país.
Choluteca, ubicada en la zona sur, no había sido afectada de manera pronunciada por Eta, pero las aguas de Iota sí dejaron graves daños en las meloneras, informó la SAG.
Las primeras estimaciones indican que se perdieron: 5500 manzanas de arroz, 6842 de banano, 1620 de plátano, 12 415 de maíz y 21 238 de frijol. También fueron afectados cultivos de cebolla, yuca, tomate, melón, sandía, sorgo, entre otros. «Aquí es parejo, no hay discriminación, la naturaleza no es como los políticos», dice don Esteban con la sabiduría que solo dan los años.
«Las primeras estimaciones indican que se perdieron: 5500 manzanas de arroz, 6842 de banano, 12 415 de maíz y 21 328 de frijol».
Las aguas de estos dos ciclones anegaron 15 000 hectáreas de caña de azúcar y están en peligro de perderse la cosecha en unas 150 000 hectáreas de palma africana. Un golpe a la exportación.
En el primer semestre del 2020, Honduras había reducido el déficit de la balanza comercial a 1.792,8 millones de dólares, de acuerdo con cifras del Banco Central de Honduras (BCH). En ese período las exportaciones fueron de 2.300,4 millones de dólares, mientras que las importaciones disminuyeron 17,3 %, hasta 4.093,2 millones de dólares.
El BCH justifica la disminución de importaciones, primero con la baja en las compras de combustibles, bienes de capital y de consumo en consecuencia del impacto negativo por el COVID-19 y segundo el aumento de las exportaciones en oro, café, banano y azúcar, estos dos últimos cultivos muy afectados por las tormentas.
En una intervención en el Foro de Canal 10, el ministro de la SAG, Mauricio Guevara, manifestó que todo el sector agroalimentario fue duramente golpeado por el paso de estos ciclones, pero que «gracias a Dios se había sacado toda la cosecha de primera de los grandes productores que le entregan su producción a la agroindustria, pero el impacto es a nivel de todos los rubros».
El funcionario, días antes, en una conferencia ante los medios en el departamento de Colón, había estimado que las afectaciones por Eta no eran tan catastróficas como se habían proyectado: «Hemos visto que las pérdidas totales no son tan impactantes como se esperaban», dijo antes de la llegada de Iota.
La SAG aún no tiene una estimación de las cuantiosas pérdidas en el sector agro, pero el economista Alejandro Kafati dijo a la agencia Efe que Honduras podría perder hasta 12 500 millones de dólares por los efectos de la pandemia de COVID-19 y las tormentas.
Para Anabel Gallardo, presidenta de la Federación Nacional de Ganadores y Agricultores de Honduras (Fenagh), la situación es crítica por lo que significa el sector agro para Honduras. «Es preocupante cuando vemos que un sector, que aporta el 14 % del producto interno bruto (PIB) del país y que generamos empleo los 365 días del año en todos los departamentos del país, ha sido tan golpeado».
Gallardo apuntó que en el sector ganadero se han perdido algunos ejemplares de leche, pero que el golpe realmente fuerte viene con la afectación de los pastos que fueron anegados o llevados por las aguas. «Lo que viene a futuro difícilmente lo podemos cuantificar», sostiene.
La directiva ganadera apunta que lo que más duele son las pérdidas de cultivos destinados a la subsistencia de las familias, que tienen, por ejemplo, media manzana de maíz y frijoles. «Sabemos que en la zona de Morocelí (El Paraíso), San Francisco o Cantarranas hay un montón de fincas pequeñas, de subsistencia, que fueron arrasadas por las aguas de los ríos», agrega.
En los años cincuenta y sesenta Honduras era conocida como el «granero de Centroamérica» por su alta producción, lo que le permitía exportar excedentes a sus vecinos. Producía grandes cantidades de arroz, frijoles y maíz. En la actualidad, los climas irregulares, la falta de tecnificación, la reorientación en el uso de las tierras han provocado que el país tenga que importar granos básicos.
Muchas pérdidas
En San Manuel, Cortés, funciona desde hace 58 años la Cooperativa Agrícola San Manuel Ulúa Limitada, Casmul, que de acuerdo con su presidente Marco Merlo, influye en el 80 % de la economía del casco urbano de este municipio.
Está compuesta por 110 socios y emplea a 543 personas de San Manuel y sus alrededores. Casmul estaba preparando exportaciones de banano por un valor de 27 millones de lempiras, pero Eta e Iota arrasaron con sus plantaciones y ahora las pérdidas pueden alcanzar los 100 millones de lempiras. «Es un impacto fuerte», concluye Merlo.
La Casmul proyectaba cosechar en los próximos tres meses unas 189 000 cajas que iban a producir las 409 hectáreas que tienen cultivadas. «Con esto estamos perdiendo 27 millones de lempiras. No vamos a recibir ese dinero que ya lo teníamos asegurado», se lamenta el dirigente cooperativista.
A las pérdidas hay que sumarle que probablemente sean irrecuperables 715 000 plantas, esto le costaría a la cooperativa un poco más de 70 millones de lempiras.
Tras el paso de Eta quizá se pudo rescatar algo de las plantaciones, pero la llegada de Iota les deja pocas posibilidades: «Ahora estamos inundados de nuevo, si una planta estuvo más de 72 horas en el agua, ahorita con esta nueva entrada de agua la termina de matar, lo que toca es sembrar de nuevo», explicó Merlo.
La Casmul es una importante fuente de empleo que tiene colaboradores en El Plan, El Porvenir, Villanueva, Santiago, aldea de Pimienta y otras comunidades más distantes como Santa Rita, en Yoro.
Merlo dice que las inundaciones echaron a perder al menos 2900 hectáreas de banano de productores independientes. Aclara que estos registros no incluyen las pérdidas de las transnacionales Chiquita y Dole, que son millonarias.
El alcalde de La Lima, Santiago Motiño, dijo a Contracorriente que las pérdidas de la Chiquita Brand ascendían a 200 millones de dólares.
Héctor Ferreira, que es el presidente de la Asociación de Ganaderos y Agricultores Sula, refiere que la llegada del COVID-19 —que de acuerdo con cifras oficiales suma 2839 muertos y 103 488 contagios— puso en aprietos a los productores, pero se mantuvieron a flote.
Cuenta que apenas una semana antes de la llegada de la tormenta Eta en el país se estaba hablando de lo «bendecidos que habíamos sido con la distribución del agua a lo largo del año, los índices de producción andaban sumamente bien y aparecen estos fenómenos para postrarnos, pero no lo vamos a permitir», dice.
Ferreira dice que los daños en el sector agro son incuantificables, pero que agricultores y ganadores tienen que procurar levantarse porque «no podemos agarrar las fincas e irnos a otro país, tenemos que estar aquí siempre al pie de la bandera».
En una comparecencia en Canal 11, el representante de la Asociación Nacional de Productores de Granos Básicos de Honduras(Prograno), Dulio Medina, manifestó que el paso de los ciclones constituye «un golpe fuerte a todo el sistema productivo. Todos los cultivos que estaban por cosecharse en la postrera tienen severos daños».
Señaló que en el caso de los productores de granos básicos —si se hacen comparaciones con otros rubros del agro— están «completamente dañados, sin recursos financieros y con una carga de endeudamiento».
Las medidas y rescate de la crisis
La catástrofe provocada por estos dos ciclones en todo el país y el sector alimentario requiere medidas de alivio de parte del Gobierno, dicen los afectados.
Las organizaciones que aglutinan a agricultores y productores del agro ya tienen un pliego de peticiones para el Gobierno en aras de recuperar las unidades productivas que fueron dañadas por las lluvias.
Anabel Gallardo de la Fenagh sostiene que de inmediato el sector agro necesitará la readecuación de deudas y acceso a más financiamiento con intereses más blandos, que los manejados hasta ahora, que están en el 8.7 % mensual.
«Lo primero que los productores vamos a clamar es el acceso al financiamiento, sobre todo para los pequeños y medianos productores, que les cuesta tanto tener acceso a crédito», explicó Gallardo.
Héctor Ferreira de la Agas coincide con las peticiones anteriores y agrega que se debe ayudar a productores que fueron afectados por los ciclones y están en la central de riesgos. También sostiene que en el país se debe fomentar el consumo de lo producido en el territorio nacional: «Es la única forma que pueden apoyarnos», dice.
En respuesta a estas necesidades, el ministro de la SAG, Mauricio Guevara, afirmó en entrevista a Canal 10 que esta secretaría ha venido trabajando en fomentar la agricultura con ejecución de bono de solidaridad productiva y que «se está haciendo el mejor esfuerzo para ayudar a cada uno de los sectores. Hay que impulsar el tema financiero, aumentar el apoyo y adecuar los pasos para que el impacto no sea tan grande».
Estas palabras del funcionario no albergan mucha esperanza en don Esteban, quien no espera apoyo económico, pues analiza que en estas circunstancias de dificultad, son los grandes productores quienes tienen mayores oportunidades de sobreponerse porque tienen acceso a crédito y también porque tienen sus ahorros.
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Marco Merlo, representante de la cooperativa Casmul, expone que ante estas dificultades la primera opción de apoyo debería ser el Gobierno, pero que ellos no lo ven así. «Ya tuvimos una reunión en el Banco Central. Puedo decir que veníamos un poco tristes porque no vimos un plan que el Gobierno tenga para el agro. No está preparado para este impacto que se viene encima», adelantó.
Cuando en noviembre de 1998 el huracán Mitch destruyó Honduras, Merlo ya era directivo de la Casmul y recuerda que tuvieron que acudir a la banca privada y parece que tendrán que hacer lo mismo ahora con los embates de Eta e Iota. En 1998, cuando ellos ya habían obtenido el crédito en la banca privada, el Banco Hondureño de la Producción y Vivienda (Banhprovi) les apoyó con intereses más bajos, pero esta acción fue inmediata.
Recalcó sobre las dificultades que avasallan a los pequeños y medianos agricultores para acceder a financiamiento. «Ningún bananero ha podido acceder a esos créditos con 8.7 % de interés porque hay una serie de requisitos y condiciones», comentó.
El paso devastador de las recientes tormentas hace que nos preguntemos si Honduras tendrá suficientes reservas para evitar una crisis alimentaria luego de la cantidad de cultivos y unidades productivas que se perdieron.
En una comparecencia junto al presidente Juan Orlando Hernández, el ministro de la SAG, Mauricio Guevara, manifestó que hay suficiente producción de granos básicos. «Por maíz, arroz y frijol pierdan el miedo porque no puede presentarse especulación de precios o desabastecimiento».
Encontramos contradicciones en funcionarios de Gobierno, pues Radio América recoge declaraciones de Darwin Cálix, subdirector del Instituto Nacional Agrario (INA) quien asegura que el 95 % de la producción de subsistencia se perdió. «Es lamentable porque al hablar de subsistencia, es lo que consume el pueblo. Esto enciende las alarmas porque hay que crear mecanismos necesarios para enfrentar la situación», sentenció el funcionario del INA.
Guevara había dicho a medios de comunicación, en el departamento de Colón, que en frijol se había perdido un 15 % de la producción, pero que este fue un buen año agrícola en el tema de lluvias, esto ayuda para que se cumpla la demanda nacional que anda en 2.3 millones de quintales y con una exportación a la fecha de 150 000 quintales.
Pese a lo anterior, el ministro afirmó que se orientará el Bono Solidaridad a la producción de frijol de cosecha rápida, que tarda apenas 75 días en brindar frutos.
En abril de 2020, la SAG anunció que este programa tendría a disposición 50 millones para la cosecha de primera (siembra que se hace en abril, mayo o junio, según zona) y 150 millones para la postrera, que se comienza a sembrar en septiembre. Parte de los fondos de esos se enfocarán, según el ministro, en apoyo de la siembra de frijol.
Si hablamos de financiamiento para el agro, no podemos olvidar que en noviembre 2019 en una cuestionada decisión, el Gobierno encargó a las Fuerzas Armadas el desarrollo del Programa de Desarrollo Agrícola de Honduras, con el los uniformados administrarán 4000 millones de lempiras(160 millones de dólares) durante cinco años.
Hasta el momento no hay un pronunciamiento de la Fuerzas Armadas de cómo orientará esos fondos para ayudar a productores y agricultores afectados por los ciclones.
Por otro lado, mediante acuerdo ministerial 224-2020 de la Secretaría de Desarrollo Económico, emitido el 17 de noviembre de los presentes prohibió la exportación de frijol rojo y en el mismo documento pide a la Policía Nacional «ejercer una estricta vigilancia en las fronteras a efecto de evitar la salida ilegal de este producto».
Anabel Gallardo, sostiene al igual que el ministro que no habrá desabastecimiento porque «la producción de primera de maíz fue muy buena, hay reserva estratégica. Yo esperaría que lo que se pierde de postrera no sea tan significativo para que no afecte el abastecimiento de granos».
Héctor Ferreira de la Agas está de acuerdo en que la mayoría de los cultivos de maíz y frijol ya habían sido cosechados: «así que no debería haber problemas de granos básicos», dijo.
No hay un panorama claro, las pérdidas son todavía incuantificables, la SAG no tiene estimaciones de los millones en lempiras que perdieron grandes, medianos y pequeños productores. Eta e Iota arrasaron sin prejuicio de clase.