Durante 6 meses de la emergencia sanitaria en Honduras, el transporte público estuvo paralizado, pero esta semana se habilitó en un 100 % de su capacidad. El riesgo de contagio en las malas condiciones del sistema de transporte se contrapone a la calamidad a la que miles de transportistas han sido condenados en medio de la pandemia. La reapertura del transporte se ha realizado sin escuchar opiniones científicas en un país que sigue teniendo altos índices de contagio.
«Está totalmente prohibido trasladar pasajeros, la instrucción es clara por parte del gobierno, estamos ante una Emergencia Nacional, no estamos de vacaciones. Exhortamos a los dueños de las unidades que por seguridad eviten utilizarlas y se mantengan en sus casas», dijo el lunes 16 de marzo de 2020, Pyubani Williams, comisionada del Instituto Hondureño del Transporte Terrestre (IHTT), mencionando que se prohibía, durante 7 días, la circulación de las unidades de transporte público a nivel nacional. Esto se extendió por 6 meses.
Con esta decisión se pretendía restringir la circulación de la población y así cumplir con el toque de queda establecido por el Poder Ejecutivo. El toque de queda se mantiene aún, pero la reapertura económica ha ido avanzando gradualmente, llegando este lunes al sector transporte. Durante la cuarentena muchos ciudadanos, por necesidad o desobediencia, siguieron movilizándose, caminando largas distancias a pesar de la inseguridad que se vive en el país, otros utilizaron unidades clandestinas y los que podían pagarlo, se transportaban en taxis no identificados. Esto se tradujo en más de 50 000 detenciones por violar el toque de queda entre marzo y agosto, por parte de la Policía Nacional. Además, solo el día que entró en vigor el toque de queda, se decomisaron 30 unidades de transporte que fueron trasladadas por los agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad del Transporte Urbano al plantel del IHTT.
Durante cerca de 6 meses, los dueños de las unidades de transporte, conductores y ayudantes no han podido trabajar, por lo que tampoco han tenido ingresos para poder sustentar sus hogares, pagar la renta de sus vehículos o darles mantenimiento.
Nelson Fernández, presidente de la Federación de Transporte Especial de Honduras, asegura que para los empresarios del transporte han sido meses bastante difíciles, sin un ingreso fijo, las deudas aumentan y no pueden saldarlas. Fernández menciona, que a pesar de tener conocimiento de la situación del sector transporte, los bancos han estado cobrando las cuotas de préstamos, lamenta que no se hayan implementado las medidas de alivio creadas por la Comisión Nacional de Bancos y Seguros, en las que se indica que las instituciones financieras deben otorgar periodos de gracia sin cobrar intereses o cargos moratorios a sus clientes.
«No ha sido nada fácil para nosotros. Empezamos dándole a nuestros conductores el poquito dinero que teníamos, para sus alimentos», cuenta Fernández, pero no pudieron continuar con esto porque no había manera de obtener más ingresos.
Los motoristas y ayudantes han recibido apoyo del gobierno, pero este no ha sido suficiente para que puedan alimentar a sus familias mientras no trabajan como lo hacían antes de la cuarentena. Fernández asegura que en la zona norte solo se ha repartido la bolsa solidaria en 2 o 3 ocasiones, además de la entrega de un bono de 4000 lempiras (162 dólares).
El gobierno y los transportistas se han reunido para llegar a acuerdos, pero no siempre llegaron a consensos, así que en este tiempo, los transportistas han protagonizado diferentes protestas como medida de presión. La última toma de carreteras fue el 8 de septiembre, un día después de que el IHTT emitiera un comunicado en el que se aseguraba que se había llegado a un acuerdo.
En el documento se autorizaba la segunda transferencia de 4000 lempiras (162 dólares) en el marco del Proyecto de Apoyo Solidario al Sector Transporte Terrestre Público de Personas. Otra de las condiciones indicaba que el IHTT continuaría realizando los pagos pendientes del descuento en combustible, para los cuales ya habrían solicitado 32,5 millones de lempiras para aquellas empresas que están a la espera de los pagos. Adicionalmente, el Estado buscaría el mecanismo para beneficiar a aquellos que no fueron parte del descuento en combustible y así apoyar a todo el sector, incluyendo mototaxis y unidades de transporte interurbano.
En el artículo 25 del decreto legislativo número PCM-050-2020, publicado el 9 de junio de 2020, se autoriza a la Secretaría de Finanzas realizar la asignación presupuestaria al IHTT de hasta 300 millones de lempiras (12,165,450 de dólares) para la ejecución del proyecto destinado a beneficiar este rubro. «Con la asignación presupuestaria el Instituto Hondureño de Transporte Terrestre (IHTT), procederá a distribuir y entregar tal ayuda a los destinatarios de la misma, a través de los mecanismos financieros habilitados por el Banco Hondureño para la Producción y la Vivienda (Banhprovi) o conforme al Contrato de Fideicomiso suscrito entre Banhprovi y el IHTT», indica el artículo.
En el comunicado emitido por las federaciones y asociaciones de transportistas, se dio a conocer que no existía un acuerdo con el Estado y solicitaron que separaran de inmediato a los miembros de la Comisión Directiva del IHTT, alegando que «llevan 4 años y la fecha no han dado respuesta a las renovaciones de los permisos y certificados de operación y el cambio de placas. Además, a la fecha no han podido cancelar el pago pendiente de descuento por galón de combustible, por lo que se solicita nuevamente interponer sus buenos oficios en la gestión necesaria para cargar los pagos correspondientes».
En el mismo comunicado también solicitaron un producto financiero para la consolidación y compra de deudas, subsidios o subvenciones para lograr la sostenibilidad del sistema de transporte y definir las condiciones operativas del servicio a nivel nacional, la condonación total del pago de matrícula vehicular del año en curso, la eliminación del pago de impuesto por combustible, sancionar a los vehículos particulares que han prestado servicios de transporte de manera ilegal y por último, piden que se defina la planificación para el inicio de operaciones, esto de acuerdo con la capacidad de cada unidad de transporte y cumpliendo protocolos de bioseguridad.
Finalmente, el IHTT y el rubro del transporte se reunieron y llegaron a un acuerdo en el que se mantenían las condiciones que se mencionaron en el comunicado anterior y las autoridades se comprometieron a cumplir con las medidas de alivio y apoyo que los transportistas solicitaron al gobierno. También se aprobó el plan de reactivación, en el que se estipula que todos los conductores deben cumplir con la capacitación que imparte el IHTT y obtener el salvoconducto para prestar el servicio de transporte.
Además, se acordó que las unidades podrán operar al 100 % de su capacidad solamente si la unidad cuenta con la rotulación de las medidas de bioseguridad a seguir, tal como el uso de mascarilla y careta o lentes. Agregaron que no se permitirán pasajeros de pie o en asientos improvisados, para evitar que sobrepasen la capacidad máxima de cada unidad.
A partir del lunes 14 de septiembre inició la reactivación de este rubro, día de por medio y por número de finalización par o impar van a circular las unidades de transporte, esto aplica a buses de ruta urbana, taxis y buses ejecutivos. En cuanto a las medidas de bioseguridad, los taxis y los buses ejecutivos, o rapiditos, se está implementando el uso obligatorio de gel de manos, este es proporcionado a los usuarios en la unidad de transporte.
Don Ricardo, un conductor de taxi colectivo comenta que ahora le han subido 5 lempiras al pasaje, que ahora cuesta 20 lempiras, debido a que los meses de inactividad sin un ingreso económico y al distanciamiento social que solo permite 3 pasajeros por unidad, no les permite cumplir con las cuotas diarias. Para poder circular legalmente, este taxista tramitó un permiso que le permite laborar sin problemas los 7 días de la semana, si no contara con el documento, se arriesgaría a que le decomisen su unidad y le cobren una multa de más de 2000 lempiras.
Don Ricardo tiene 4 años trabajando como taxista en esta empresa de colectivos y por suerte, su jefe decidió no establecer una tarifa diaria por el uso del vehículo. «Hace años que nos conocemos con el dueño de la empresa y como el taxi que trabajo no es mío, nos dividimos los gastos de las medidas de bioseguridad que costaron alrededor de 2000 lempiras, pagamos mitad y mitad», mencionó. Adaptar los carros a la pandemia no es un gasto para el que estaban preparados y es algo necesario para poder circular de manera legal y segura, tanto para él como para los pasajeros.
Todos estos meses sin trabajar, para don Ricardo significaron calamidad. Sus hermanos que viven en el exterior lo apoyaron para sostener su hogar y cubrir los gastos mensuales, además, recibió el bono que dio el IHTT. Si no hubiera contado con esta ayuda, comenta que probablemente habría salido a trabajar de manera ilegal, aunque lo multaran.
Por su parte, Nelson Fernández comenta que es una buena noticia saber que los transportistas pueden volver a laborar, siempre y cuando sigan con las medidas de bioseguridad, porque su deber es brindar un servicio de calidad al usuario, «porque tampoco queremos cargar a los médicos, sabemos que han estado trabajando más que antes», explica.
Fernández indica también que la inversión en bioseguridad es solo uno de los gastos que están agobiando a los taxistas, reactivar el sector requiere también revisar y reparar las unidades que han estado paradas desde mediados de marzo. «Tenemos que cambiar mangueras, llantas, filtros, aceites. Es bastante dinero el que tenemos que invertir para volver a trabajar como antes», puntualizó el transportista.
La pandemia sobre ruedas
La preocupación e incertidumbre es generalizada, el gremio médico teme que esta reactivación vaya a incrementar la cantidad de personas infectadas por COVID-19. El médico internista Ramón Maradiaga comenta que los transportistas deben recibir capacitación diaria por parte de autoridades de salud sobre el tema, y esto debe ser consensuado con el Colegio Médico para buscar mejores opciones y soluciones. En cuanto al riesgo que corre la población al hacer uso de las unidades de transporte, Maradiaga hace énfasis en que se ha documentado que los espacios cerrados son sitios de riesgo para el contagio.
«Se debe cumplir con que vaya una persona por asiento, usar siempre mascarilla sin quitársela en ningún momento, evitar tocarse la cara, usar gel de manos antes de tocar su cara o acomodar su mascarilla. No usen mascarillas con válvula de exhalación ya que si está infectado puede enfermar a otros, evite hablar, si habla más de 15 minutos con una persona y ambas no tienen medidas de protección aumenta el riesgo», recomienda el internista a aquellos que deben movilizarse en unidades de transporte público.
Maradiaga hizo énfasis en que no hay certeza en la cantidad de casos que hay en el país, a esto se suma que no hay un descenso. «Si se revisa el porcentaje de pruebas reportadas a diario, 40 % o 50 % salen positivas, por lo tanto una apertura a gran escala representa mayor riesgo para la población, ya que la mayoría no maneja bien medidas de bioseguridad, y los transportistas tampoco». A esto agrega que en ningún momento el gremio médico se opone al reinicio de las labores de los transportistas, sino que aconsejan al gobierno que esto se haga con criterio científico y educando a la población, porque si esta reactivación falla, todo el país se verá afectado.
Eduardo Peña, estudiante universitario que hacía uso del transporte público para ir a clases o hacer sus compras, comenta que «siempre me dio miedo utilizar transporte público pero ahora definitivamente no lo usaría». A lo largo de la cuarentena, Peña ha caminado para hacer mandados en lugares cercanos a su casa, en algunas ocasiones ha utilizado el auto familiar. «La reactivación del transporte al 100 % me parece poco adecuada a estas alturas. Es entendible que los transportistas tienen la necesidad de trabajar pero lo más importante es la vida y considerando los abusos constantes por parte de los operadores de transporte con los usuarios, dudo mucho que se cumplan las medidas de bioseguridad», asegura el joven.
Para Margarita García, quien se movilizaba en rapiditos y taxis colectivos al menos 6 veces a la semana, la reactivación es irracional y peligrosa para la salud pública. Agregó que «la reactivación debió ser planificada, mantener la capacidad al 50 % con mayor número de transporte disponible, y con un precio accesible». A pesar de saber que el IHTT exige todas las medidas de bioseguridad, tanto para los pasajeros como para el conductor y el cobrador, le da temor hacer uso del transporte público en estos momentos en los que no se ha podido contener la pandemia.
A pesar de haber comunicado cuáles serán las medidas de bioseguridad y el esquema de circulación para el reinicio de las actividades económicas del transporte terrestre de personas a nivel nacional, distintos sectores de la sociedad creen que esta decisión fue muy apresurada y se debe planificar una reapertura mejor estructurada, tomando en cuenta la opinión de médicos o expertos en epidemiología, de esta manera se evita un incremento en los casos de COVID-19 y se sienta un precedente para la reactivación de los demás sectores de la economía.
Mientras tanto, don Ricardo ha comenzado a transitar Tegucigalpa en el vehículo que conduce desde 2016, ahora adaptado con una estructura de plástico que divide el interior en cuatro espacios. Las pláticas habituales con los pasajeros ya no son posibles y la confianza se ha vuelto una prioridad, las personas deberán depositarle el pago a través de una pequeña rendija en el plástico que instaló para dividir el asiento, sin tener contacto. Por ahora la amenaza más grande es la pandemia, dice don Ricardo, aunque no deja de lado que la violencia en el país es algo a lo que teme, su rubro ha sido muy golpeado por esto. «No pertenezco a un punto de taxis, busco pasajeros en esta zona y es más tranquilo, no se paga impuesto de guerra», cuenta con un poco de alivio, de esa manera evita pagar extorsión, por ahora.