Ya nada cuadra. Cualquier resultado que emane del Tribunal Supremo Electoral (TSE) tras 17 días de las elecciones generales ya no es confiable. Un apagón informático, denuncias de clonación de actas, un escrutinio especial fuera de tiempo, un conteo sin observadores de todos los sectores, una tendencia que cambia contra toda teoría matemática. Los votos fueron tocados, ya no es la voluntad del pueblo la que dictará quién es el presidente de Honduras.
Imagine que usted escanea 18 mil imágenes, y cada imagen tiene un peso de 10MB, tendría 180 GB de información. Una computadora básica Toshiba tiene la capacidad de 500GB de almacenamiento, las imágenes significarían apenas un poco menos de la mitad. Aún así la Toshiba está lejos de colapsar. El TSE reseteó el sistema aduciendo que necesitaba liberar espacio, ni los discos duros, ni la nube, jamás se llenaron. Un sistema de alrededor de 45 millones de dólares jamás colapsaría por 180 GB en imágenes de actas.
Después del apagón del 27 de noviembre, la tendencia del 5% que favorecía al candidato de la Alianza de Oposición Contra la Dictadura, Salvador Nasralla, comenzó a cambiar: Juan Orlando Hernández comenzó a subir. «Los expertos dicen que eso es imposible», decía el magistrado suplente Marco Ramiro Lobo cuando lo imposible comenzó a suceder. El fraude se consuma. El Tribunal miente. El Tribunal miente desesperadamente.
El TSE contrató para el procesamiento y divulgación de datos provenientes de actas electorales; a la empresa que corresponde a la firma Dale Vucanovich propiedad de Theodore Dale Vucanovich, MBA en administración de empresas e ingeniería de Software. La empresa Mapa Soluciones , que había sido contratada en anteriores elecciones fue denunciada por el Partido Liberal por no ofrecer transparencia en el proceso y de emergencia se contrató a Vucanovich, un contrato que no es público y que ni siquiera todos los miembros del TSE lo conocen.
Para la transmisión de datos, recepción de imágenes y construcción y manejo de red interna; corresponde a ASICA, propiedad de Jorge Pohl y Ricardo Marichal, empresa fundada desde 1994, con clientes como BCIE, Banco Fichosa, G&T de Guatemala, Fedecaes de El Salvador, entre otras.
La Alianza de Oposición y el Partido Liberal lo habían advertido desde septiembre de 2017, el fraude se daría aunque firmas internacionales manejaran el software. Aún así era muy poco tiempo para impedir que se celebraran elecciones. Pero tampoco querían eso. ¿Para qué participan en un proceso que saben que de entrada está viciado? Querían demostrar que era cierto, que el presidente Juan Orlando Hernández, candidato a la reelección, había orquestado el fraude con tiempo, recursos, y con toda la institucionalidad a su favor.
Cuando por presión de la gente gritando en las afueras del centro de divulgación del TSE, y por la presión del magistrado suplente, Lobo, desde adentro, David Matamoros Batson sale en contra de su voluntad y la de Hernández a decir que va ganando Salvador Nasralla, dio un primer corte basado en un total de 57% de actas escrutadas, aunque ya estaba escrutado el 71%. Con 57% era imposible cambiar tendencia, pero habría sido más descarado hacerlo con el 71%, así que negociaron.
Con ese 71% que tenían los partidos la tendencia seguía igual, Nasralla ganaba con 106,815 votos 5.01% y así se mantendría de no ser por lo que vino después. Las actas dejaron de llegar. La orden fue no seguir mandando actas por internet. No solo eran las actas rurales de los sitios donde no hay acceso a internet, eran actas de 16 departamentos. Así las llevaron en camiones custodiados por las Fuerzas Armadas sin protocolos de seguridad hacia las instalaciones del INFOP en Tegucigalpa. Los partidos tenían 13,375 actas que ya eran el 73% y al INFOP llegaron 4,753. Estas últimas fueron clonadas, denunció la Alianza de Oposición contra la Dictadura. Con ese 27% de actas, Juan Orlando Hernández supera a Nasralla con 159,160 votos.
«Hay que cerrar la imprenta que imprimió estas actas dobles, porque si hacen eso también imprimen facturación doble para evadir impuestos. Empresas así no queremos en Honduras», denunció Nasralla en conferencia de prensa mientras mostraba actas clonadas.
Pero ¿qué sucedió primero? El apagón del sistema o el transporte y manipulación de actas. El sistema se apaga y deja de transmitir solo datos presidenciales por 3 días. En ese tiempo se intenta borrar los rastros con un reseteo del servidor local. Sin embargo, el TSE contrató un servidor en Estados Unidos con la empresa Amazon, ese servidor sigue funcionando pero existe un corte en la conexión con el servidor local. Y cuando todo se reconecta comienzan a cambiar los números y los porcentajes pareciera que responden a un algoritmo programado. Primero hicieron la manipulación del sistema informático y luego hacen cuadrar el papel con lo digital.
Miembros de la Alianza y voluntarios informáticos, matemáticos y expertos en diversos ámbitos han tratado de buscar todas las evidencias para mostrar que en Honduras hubo fraude y presentar esto ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE). Pero las pruebas totales no se pueden recabar sin un análisis forense del sistema entero y auditar no solo el servidor sino máquina por máquina y hasta los routers de internet. El diputado de oposición Luis Redondo, ingeniero informático, asegura que también se buscará demandar en Estados Unidos este caso ya que el servidor contratado fue en Amazon y así este delito llega a jurisdicción en ese país también.
El análisis forense no solo debe ser del sistema y las máquinas, también de las actas y hasta los cuadernillos. Según un miembro de la Alianza, las actas del escrutinio especial pueden ser examinadas para determinar si fueron llenadas, selladas y hasta dobladas el 26 de noviembre o posteriormente. Si el papel es el mismo de las impresiones originales. Pero eso no lo acepta el Tribunal. Unas actas cuya metadata fue borrada y cuyos votos eran diferentes, menos para la Alianza y más para el Partido Nacional.
El fraude estaba bien pensado. A pesar que el equipo de la Alianza asegura que el fraude desde la mesa electoral se superó y que eso se vio reflejado en el primer corte de las 57% actas escrutadas, pero sobre todo en el papel de la ciudadanía en las mesas de velar que todo transcurriera bien, los siguientes niveles ya estaban cubiertos.
Cuando Hernández escucha el anuncio de que Nasralla le lleva ventaja, el discurso y el plan da un giro, y se enfoca en decir que faltan los departamentos de índole rural, que es allí donde ganan tan abrumadoramente que podrían revertir la tendencia. Ni aunque estos fueran los departamentos más poblados, la tendencia podría revertirse. Pero detrás no sucedía un cambio de actas o de datos solo en los departamentos rurales, de hecho, es en los que menos cambio se nota ya que en estos departamentos sí gana el Partido Nacional. Donde se ve el cambio es en el padrón electoral, en la supuesta participación de la gente a votar. «En departamentos donde la tendencia de participación era baja, resulta que votaron 80 o 90% de la gente en el padrón basado en un censo que no fue actualizado», explicaba Nasralla en conferencia de prensa.
El medio británico The Economist hizo su propio análisis de este fenómeno comparando los resultados por municipio en la tarde del 28 de noviembre con los de los mismos municipios el 3 de diciembre. Recordaron que los municipios son homogéneos a lo interno, o son predominantemente urbanos o son predominantemente rurales. El conteo cambió de una manera sistemática de una ventaja de Nasralla para una de Hernández. Consultaron a la antropóloga Rosemary Joyce, de la Universidad de Berkeley, para verificar si la ventaja posterior se debía en efecto al voto rural. Ella encontró que en los datos de The Economist se demostraban ejemplos de la falsedad del argumento del TSE y Hernández.
En los departamentos de La Paz y Lempira, en donde JOH obtuvo un excelente resultado, no hay grandes pueblos. Y en los municipios con las 20 ciudades más grandes de Honduras, la remontada fue igual de pronunciada que en los municipios rurales.
De un 45% de Nasralla y un 40% de JOH en la primera mitad del conteo de votos, después del apagón, la segunda mitad llevó a un resultado de 55% para JOH y un 31% para Nasralla. Esto para hacer, en total, que JOH ganara con un 42% sobre el 41% de Nasralla.
«El fraude se da en 16 departamentos, dejaron por fuera Islas de la Bahía y Gracias a Dios porque no significan mucho en votos. Y esto es notable en Cortés, o Francisco Morazán, departamentos con municipios que no son rurales», explica un miembro del equipo antifraude de la Alianza.
Sin embargo, la Alianza sigue en desventaja para demostrar todas las pruebas del fraude. Aseguran que cada vez que descubren algo ya en el TSE lo han perfeccionado. Por ejemplo, se cambian los números en el sistema, pero cuando se pide conteo de las actas ellos ya tenían el plan B, clonarlas. Es la palabra de la oposición –incluyendo a los liberales– contra la del Tribunal Supremo Electoral, que es juez y parte en el fraude.
De eso viene el escrutinio especial, el Partido Liberal no lo acepta porque dice que ha pasado ya mucho tiempo, el tiempo suficiente para dar los giros necesarios sin ser descubiertos.
Las actas adulteradas se cuentan pero no se cotejan con los cuadernillos electorales. Las actas se cuentan pero no los votos. Ya nada cuadra porque el proceso electoral ha sido adulterado en su totalidad. Ningún documento oficial es confiable en este momento. La Alianza de Oposición recibe la filtración de un acta del TSE doblemente impresa. Con esta prueba pide un análisis de un calígrafo forense que determine si esas actas fueron llenadas y firmadas el 26 de noviembre y no después. La petición no ha sido aceptada. El escrutinio especial coloca a Juan Orlando Hernández con 1% arriba de Nasralla, con 5 mil de las 18 mil actas totales. El Tribunal miente, expertos informáticos nacionales e internacionales dicen que la tendencia no podría cambiar ni aunque estemos hablando de las actas de los centros de votación más sobrepoblados.
Denuncia criminal contra Batson
El presidente magistrado del TSE, David Matamoros Batson, fue denunciado ante la Fiscalía de Delitos Comunes por el delito de falsificación de documentos públicos, abuso de autoridad y violación a los deberes de los funcionarios, por presidir un fraude electoral de esta magnitud.
«El denunciado, de forma dolosa y de manera manifiesta, suspendió el sistema de transmisión de resultados para permitir que fueran manipulados los datos de la tendencia que se informó al pueblo hondureño a la 1:45 de la mañana del día 27 de noviembre de 2017 y en donde la Alianza con su candidato presidencial Salvador Nasralla obtiene 855,847 votos que representan el 45.17% y el candidato de gobierno 761,872 votos que representan el 40.21%, con una ventaja de 4.96% en un universo de 57% de total de Mesas Electorales Receptoras y que constituye una tendencia irreversible como lo declaró el Magistrado Suplente Marco Ramiro Lobo», reza la denuncia.
Agrega además que «El señor David Andrés Matamoros Batson, abusando de su autoridad y faltando a sus deberes como funcionario, permitió que empleados de la institución que el rectora y personas militantes de su partido, el Partido Nacional, alteraran documentos electorales consistente en los cuadernos electorales, papeletas de votos y actas electorales».
La calle
El Partido Libre ha llamado a las calles para defender el voto. En Tegucigalpa solo hay conferencias de prensa, reuniones, y comunicados. Todo parece transcurrir en una aparente calma mientras surgen rumores de todo tipo sobre cuándo y cómo se darán los resultados oficiales, apenas el TSE resuelva las impugnaciones interpuestas por los partidos de oposición.
El Partido Liberal pide la nulidad, la repetición de las elecciones, pero eso implica hacerse con otra institucionalidad. El Partido Libre llama a las calles y la Alianza parece no tener una conducción más contundente. Más tarde que todos, Nasralla entregó una carta a la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea con la resignada petición de no aceptar los resultados que darán ganador a Hernández, que la comunidad internacional no acepte su gobierno. A ambas instancias entregó pruebas basadas en 12 mil actas, porque tanto las actas del INFOP como las que se transmitieron después del apagón que sumarían alrededor de 6 mil no se pueden agregar sin la certeza de cuáles son las falsas y cuáles no.
La calle es donde los votos están contando. El tiempo pasa y en algunos lugares se resisten a dejar las calles, pero cada vez es menos gente la que sale. Honduras sigue sin presidente porque Hernández se dedicó a ser candidato y porque Nasralla parece que no logrará tener la banda presidencial –banda presidencial que según Zelaya será él quien se la dará el 27 de enero–. El fraude a pesar de ser evidente ya parece un cadáver sin autopsia del que nadie se quiere hacer cargo.